Reencuentro con mi Ex

Magnífico encuentro erótico con mi Ex

Era la segunda vez que nos veíamos después de tantos años que habíamos dejado de conversar y de disfrutarnos; en esta oportunidad, ese sustico inicial había pasado y esa tarde de sábado auguraba momentos más relajados y fue así como me apuré a bañarme, vestirme y ponerme linda para este encuentro.

Mientras me dirijo a su apartamento, mi cuerpo casi sin proponérmelo adivina sensaciones que tendrá al verlo y sentirlo cerca, debo concentrarme en el camino así que muy a mi pesar me obligo a no pensar en ello y me dedico entonces a acortar kilómetros y por ende distancia para volver a verlo.

Cuando nos saludamos, disfruto enormemente ese beso que nos damos y sentir el calor de su cuerpo en un abrazo apretado, mientras tomamos un café miro detalladamente sus manos que me encantan, sus labios, el tono de su voz y adivino el contacto de su piel.

Después de conversar por algunos minutos, estábamos de pie y sentí como se me acercó lentamente, con esa mirada que despierta en mi tantas ganas y entonces no aguanté el deseo de sentir su lengua dentro de mi boca, me acerqué y mientras mis labios se dejaban atrapar por sus dientes, sentía también como su lengua me recorría, me encendía y sentía como mi corazón se agitaba; en esta oportunidad, disfruté enormemente las mordidas cortas en mis labios, me encendía cada vez que lo hacía.

Al estar así tan cerca, mi cuerpo deseaba enormemente sentir el contacto de su piel, fue así como sin ningún pudor, me quité la blusa y pegué mis senos a su pecho, llevaba un precioso brasier negro, sus manos empezaron a recorrer mi espalda, sentía sus manos suaves y a medida que lo hacía, mi cuquita se mojaba, se calentaba y una arrechera enorme, recorrió mi cuerpo.

Después de unos besos ganosos, con mucha pasión, con su lengua y la mía jugando, sentí como su mirada arrecha, recorrió mis senos que aún no estaban desnudos,  mi cuerpo reacciona a sus miradas y en esta oportunidad mis pezones se pusieron duritos,  luego sus manos empezaron a acariciarlos por encima del encaje y esto hizo que mi cuquita se mojara,  se calentara y una oleada de arrechera me recorrió al punto que me hizo estremecer,  después sentí como jugaba con mis pezones,  los cogía entre sus dedos y les hacía rollitos,  ellos reaccionaban a esas caricias y se ponían más y más duros.

Lentamente,  me llevó a su habitación,  allí la luz cálida de una pequeña lámpara,  sirvió de cómplice y no sé porque mis ganas fueron en aumento,  no aguantando más lentamente desnudé mis senos para él, cuando quedaron libres,  con una de sus manos los acercó a su boca y ese contacto de mis pezones en su boca,  de su lengua acariciándolos,  de su respiración agitada,  hizo que yo deseara sentir su verga, sentir su pecho,  sentirlo con todo lo que me gusta,  entonces,  le quité la camisa mientras nos besamos,  el contacto con su piel,  despierta en mi pensamientos de morbo,  de sexo,  de muchas ganas.

Y seguí desnudándome esta vez no para él, lo hice porque no aguantaba más las ganas de estar completamente desnuda porque ya el calor de la arrechera no permitía tanta ropa en mi cuerpo, lo que quería era que él, sus labios,  su lengua y el calor de su piel,  me vistieran de deseo,  de caricias morbosas y de miradas lascivas.

Fue entonces cuando él mirándome a los ojos y con la agitación que generan los besos y las caricias que se prodigan con ganas, me preguntó: “entonces eres mi puta?” a lo que yo respondí totalmente convencida “sí, soy tu puta” porque me gusta estar caliente para él y porque cuando nos arrechamos, obtengo mi paga, en especie, en ganas, en calentura y en orgasmos que me estremecen hasta la punta de mis dedos.

Mis manos no aguantaron más, sentí su paquete crecido, acaricie su verga por encima de la ropa, la sentí durita y ansiosa de sentirme, entonces la tomé en mis manos y lentamente empecé a acariciarla, mis manos subían y bajaban, disfrutando esa sensación y esos besos con lengua que tanto me encantan, hacían que yo me mojara más cada vez.

Cuando él me escuchó decirle que si soy su puta, me empujó para su cama, los besos y las caricias aumentaron su intensidad, traté de no cerrar mis ojos ya que cuando me arrecho tiendo a cerrarlos pues así disfruto mucho, el no hacerlo me regaló el placer de ver su rostro mientras lentamente me lo metía en la conchita que estaba súper mojada y ansiosa de tener esa verga que tanto me gusta dentro de mí.

Y es que su pene con solo verlo despierta en mi calentura, me encanta tenerlo entre mis manos, ver cómo reacciona a mis caricias y como se pone duro con mi contacto.

El adivino mis ganas y entonces tomándolo en sus manos,  lo metió en mi conchita que estaba muy mojada, yo sentí como se deslizaba dentro de mí, sentía su contacto rico,  la temperatura con la que entró me arrechó ,  me estremecí y entonces su verga empezó a entrar y a salir de mí,  cuando salía me regalaba el placer de saber que iba a volver a entrar luego él me pidió que montara a caballito,  esa posición me  encanta pues me siento con el poder de dirigir nuestras ganas,  porque me muevo despacio para retrasar un poco el placer y rápido cuando siento que ya no damos más.

En esta oportunidad me movía activamente,  empecé a sentir que mi vagina no aguantaría mucho si venirse,  sin derramar todo ese placer,  me movía una y otra vez,  mientras lo hacía,  mi concha,  apretaba un poco la verga de él,  estaba ahí atrapada entre mi concha, mientras me estremecía de ganas,  fue entonces cuando tomé sus brazos fuertes,  mis senos se movían con energía por nuestros movimientos y cuando arquee mi cuerpo hacia atrás sentí un placer enorme porque su verga rozaba mi clítoris,  hacía que se endureciera y cuando iba a estallar de placer, apreté con mis piernas las caderas de él y toda esa arrechera se tradujo en un orgasmo deliciosamente largo y estremecedor,  gemí con ganas y estuve a punto de llorar de placer.

Después, estaba yo recostada de lado disfrutando de sus besos,  mojados,  lentos y con calentura, sentí como su pene rozaba mi pierna y eso me arrechó nuevamente, tuve ganas de meter mis dedos en mi vagina porque el morbo era enorme,  pero él al sentir como sus caricias me estremecían,  metió sus dedos en mi concha,  estaba muy lubricada,  caliente y arrecha,  sus dedos se movían dentro de mí,  yo empujaba lentamente su brazo para que no dejara de hacerlo y él obedientemente me seguía regalando placer y casi sin avisar,  un segundo orgasmo me recorrió,  me estremecí entre sus brazos.

Después de este segundo instante de inmenso placer, él metió su pene entre mis senos, yo le estaba haciendo una paja lenta, disfrutando la sensación de su verga lubricada, caliente y dura, cuando la tenía cerca de mi boca,  la chupaba,  el sabor de su pene me encanta y me arrecha mucho,  lo tomaba entre mis manos y con él me acariciaba los senos,  el disfrutaba mis caricias,  sentí que lo arrecharon mucho y nuevamente me regaló la emoción de sentirlo entre mi vagina,  lo entraba y lo sacaba una y otra vez, luego él coloco mis pies sobre sus hombros y sentir como chupaba mis dedos hizo que yo me estremeciera de ganas, de placer y de mucha arrechera, ese instante fue para mí muy placentero.

No sé si fue esto o ver como él empezó a pajiarse mientras yo lo miraba,  que sentí unas ganas inmensas de meter mis dedos en mi cuquita,  sentí que estaba muy lubricada,  me calentaba el imaginar que estaba mojada doblemente porque era mi arrechera y la él juntas,  nos mirábamos mutuamente a mí me encanta ver como él se hace la paja,    mirar cómo se acaricia y se da placer es motivo para mí de una gran calentura,  veo como sus manos suben y bajan lentamente,  me gusta ver como acaricia la cabeza de su pene,  como estaba tan lubricado,  su mano resbalaba con una facilidad deliciosa,  nos mirábamos a los ojos y volvíamos a mirar el placer de cada uno reflejado en la rapidez sus manos y las mías.

Y fue en esos momentos cuando una tercer convulsión de placer, ganas y arrechera juntas, me estremecieron y gemí con ganas, mientras miraba su rostro,  reflejaba un placer que anunciaba que  me iba a regalar su deliciosa leche, me preguntó dónde la quería y yo le dije que  en mi pelvis y fue ahí cuando la sentí,  tibiecita,  de una consistencia rica y lleve mis dedos mojados a mi boca y la disfrute,  lamiendo mis dedos uno a uno; sentir esa lechita en mi pelvis y en mis manos es como la extensión de su piel y de su cuerpo en mí, su leche tiene la temperatura perfecta, la consistencia y el sabor que de sólo recordarlo me arrechan nuevamente.

Y mientras siento calentura,  pienso en el disfrute que nos daría sentarnos uno frente al otro,  yo estaría en ropa interior,  tendría mis hermosas sandalias rojas,  elegantes,  adornando mis bellos pies,  lentamente me quitaría el brasier,  dejaría a su vista,  mis hermosos senos,  empezaría a acariciarlos todos,  lentamente,  los tomaría entre mis manos y los recorrería mientras lo estoy mirando a los ojos,  tomaría mis pezones entre los dedos y los pondría duros con el contacto entre mis dedos.

El mientras tanto,  se está acariciando su paquete por encima de la ropa,  esto me arrecha mucho y hace que lleve mis manos a mi vagina y por encima del panty, empiece a acariciarme,  los movimientos de sus manos y ver su cara de deseo,  hacen que yo me caliente y me moje,  aprieto un poco mis piernas para sentir el placer de mis caricias,  él se ha quitado la ropa y sólo se ha dejado el bóxer,  cuando miro su entrepierna,  veo que su verga está creciendo,  esto me arrecha mucho pues estoy deseando mirarlo,  pero él retrasa un poco este placer.

Yo no aguanto más y me bajo el panty,  coloco una de mis sandalias en una mesita que hay en su habitación,  abro mi vagina para que él la vea y entonces se adivina como está de mojada,  mi arrechera es mucha,  meto mis dedos los cuales se resbalan fácilmente dentro de mi conchita y empiezo a moverlos despacio una y otra vez,  saco uno de mis dedos y me lo llevo a la boca para conocer el sabor de mi placer,  esto lo arrecha aún  más y entonces veo como su pene se presenta ante mí,  duro,  calientico y nos empezamos a masturbar,  en las manos de cada uno está el placer para el otro,  él mueve su mano despacio,  la cabeza de su verga está roja y se adivina caliente,  mientras tanto con mis dedos acaricio mi clítoris,  retraso la arrechera y entonces abro más mis piernas,  él recorre mi cuerpo desde el lugar donde está,  empieza por mis pies adornados en esas hermosas sandalias rojas,  mis piernas abiertas,  mi conchita lubricada,  mi pelvis que se mueve lentamente con el placer de mis caricias,  mis senos que orgullosos se balancean lentamente y yo lo miro,  su rostro de arrecho me calienta cada vez más,  sus manos que se mueven arriba y abajo,  lentamente,  retrasando también las delicias.

Entonces no aguanto más,  me voy hacia donde él está,  me arrodillo y tomo su pene entre mis manos y mirándolo a los ojos,  empiezo a masturbarlo despacio pero firmemente,   con mi lengua recorro la puntica de su pene y saboreo ese líquido que lo lubrica,  con mis labios lo atrapo y lo meto a mi boca para chuparlo,  disfrutarlo y sentirlo,  es una sensación muy rica  y sé que a él también le está gustando porque siento que su pene se estremece entre mis manos y sigo haciéndole una paja con mis ganas más que con mis manos,  después de arrecharnos mucho más de lo que estabamos,  abro mis piernas y me siento lentamente sobre él,  meto su verga en mi concha,  ésta entra despacio y empiezo a moverme,  para acariciar su pene con mi vagina,  él chupa mis senos y mis movimientos se aceleran cada vez más y nuestros gemidos anuncian la corrida que nos estamos regalando,  yo me arqueo un poco para sentir su pene más profundamente dentro de mí y siento como una oleada caliente y placentera me moja y hace que no aguante más,  me estremezco y quedamos los dos,  deliciosamente cansados y con nuestros cuerpos agitados de arrechera satisfecha.