Reencuentro con Francisco (2)
Francisco me volteo en la cama y me dijo que quería conocer otra parte de mi cuerpo, abrió mis nalgas y su lengua empezó a mojar mi huequito. Sentí como su lengua iba entrando de a pocos, se sentía tan rico y como adivine sus intenciones, me puse boca arriba y le dije: aun no Francisco. La estábamo
Desde aquel domingo estuve esperando con ansias a que llegara el Jueves, creo que fue tanta mis ansias y el secreto que me guardaba que trataba con más cariño y hasta era más fogosa con Alejandro, quien a pesar de ser buen amante, yo necesitaba de más cosas ya que Alejandro se la pasa trabajando todo el día.
Hasta ahora recuerdo como si fuese ayer aquel Jueves 12 de Noviembre, mi primer reencuentro con Francisco.
Me desperté más temprano de lo habitual (quizás por estar esperando con ansias ese día), me di un baño largo de agua tibia y solo trataba de concentrarme en otra cosa a fin que Alejandro no se percatara que ese día estaba actuando “diferente”.
Bajé a la cocina y preparé el desayuno para que Alejandro se fuera al trabajo y le dije que iría a un supermercado, que había visto una promoción por televisión y quería comprar cosas para la casa – por si a Alejandro se le ocurría regresar a casa y no encontrarme – indicándome Alejandro que saliera nomas como que me distraía y no me la pasaba encerrada. Al despedirme de Alejandro le di un beso con lengua y me dijo que no lo tiente porque si no se quedaría – oh no, me malograría el plan !! – y se fue.
Luego que se fue Alejandro subí al cuarto a ducharme y me aliste lo mejor que pude. Me puse la minifalda que le prometí a Francisco, un polo apegado que hacía ver mis grandes pechos y mi preferida: una trusa de hilo dental (de esas que le sobresale un triángulo) para encantarle a Francisco.
El punto de encuentro fue la zona contraria al trabajo de Alejandro.
Cuando llegue al parque pactado (frente al hotel) me quede esperando a Francisco y pasaban los minutos y él no llegaba. Todos los hombres que pasaban por el parque me quedaban mirando como si yo fuese una presa, sean obreros o personas con terno. La situación no me agradaba mucho ya que podía pasar cualquier conocido de Alejandro y contarle que me vio en el parque.
Ya me estaba decidiendo por regresarme a casa, cuando de pronto siento una mano que sujeta la parte derecha de mi cintura y me dice al oído: Hola Camila, estas tal y como te soñé todos estos días.! Voltee y era Francisco. El corazón se me quería salir. Me saludo con un beso muy cerca de mi boca y me pidió disculpas por la demora, me dijo que se tuvo que meterse a un baño público para cambiarse porque salió con su ropa de trabajo para que su esposa no sospeche que se iba a otro lado y que por eso es que tenía esa mochila consigo.
Me dijo para ingresar al sitio pactado (el hotel) ya que podrían pasar conocidos y reconocernos a lo que accedí rápidamente. Una vez dentro del hotel yo estaba palteadaza y él dominaba la situación como si fuese una rutina común en él. Al darnos las llaves, Francisco me agarro de la mano como si fuésemos pareja y subimos hacia la habitación. En el camino me dijo que hacia eso para que el cuartelero pensara que éramos una pareja común y no llamáramos su atención y dejara de mirarnos.
Me dijo que habían pasado muchos años sin vernos y se le hacía increíble volvernos a encontrar en una ciudad que no era la nuestra. Al entrar a la habitación, de su mochila saco una botella de vino y me dijo: lo prometido, para que no digas que son un falla. Y empezamos a reír.
Dentro de la habitación había una mesa pequeña y una cama enorme (2 plazas) ya que Francisco adquirió el cuarto matrimonial.
Nos sentamos y el brindis no la hicimos en la tradicional copa, sino en unos vasos que Francisco pidió en recepción, créanme que eso era lo de menos. Empezamos a brindar por el reencuentro y nos reíamos de las cosas que pasamos años atrás. Ya habíamos bebido más de la mitad de la botella cuando de pronto Francisco cambio de tema rotundamente y me dijo: sabes, no he dejado de pensar en ti todos estos días, el verte con la ropa que me prometiste me hace sentir un hombre especial para ti. A lo que yo le respondí: yo también he pensado mucho en ti Francisco, esa conversación me excito demasiado. Cuando de pronto Francisco se acercó a mí y me beso, fue el mismo beso del 2008, ese que me dejo con las ganas todas esas noches. Yo me levante de mi silla y el agarro mi cintura con sus dos manos, apretándolas con fuerza y los besos se volvían más candela cada vez más. Luego de besa mi boca empezó a besar mi cuello, algo que me iba volviendo más loca y sus manos abandonaron mi cintura para dirigirse suavemente hacia mis senos. Una vez en ellos los apretaba como si fueses unas pelotas anti estress, jaja, se sentía bien rico. Yo empecé a bajar mis manos hacia su entrepierna y sentía un bulto por encima de su jean, un bulto con vida. En eso las manos de Francisco decidieron cambiar de dirección por completo, ahora se fueron hacia mi faldita, empezó a agarrar mis nalgas, las cuales eran suyas, después de varios años.
Francisco cogió nuevamente mi cintura y me sentó sobre la mesa, abriendo mis piernas con fuerzas y empezó a lamer mi chucha tal y como me lo había prometido. Le pasaba su rica lengua, -vaya que tenía mucha experiencia con eso- lamia tanto dentro como fuera de su ahora conchita. A mí se me escapaban mis gemidos por ratos, después de Rafael no había tenido otra aventura y vaya que mi cuerpo ya lo estaba pidiendo. Francisco estuvo “conociendo” a mi chucha por más de 3 minutos y en eso yo me pare y le dije: te voy a devolver el favor. Me baje de la mesa, le quite su polo y le desabroche su pantalón; Francisco no tenía trusa y de frente salió su pingaza sobre mi cara, era tal y como me la había mandado por la foto, así que no dude ni in minuto y empecé a “conocerla” mas. Le bese sus testículos y subí lentamente pero con mi lengua muy fuerte sobre todo su pene, no hubo rincón de esa pinga que no le haya pasado mi lengua y a ese glande le daba mordiscos suavecitos. Se la chupe desquitándome por todos esos días que me hizo pensar en él.
Francisco me quito la blusa, me levanto y me empezó a lamer mis tetas, mientras yo no dejaba de acariciar esa pinga que por fin era mía (aunque sea compartida). Me quito la falda y el hilito y nos quedamos completamente desnudos. De pronto veo que coge la botella de vino y me echa un poco sobre mis tetas y me dice: Salud Camila !! y las empezó a lamer como loquito, me dijo que le encantaban estas tetazas, mordía mis pezones, las juntaba y las lamia a la vez, mientras que yo también me levantaba los senos hacia mi boca y le pasaba la lengua en la punta de los pezones, esos pezones que estaban lamidos por el. Jugamos a lamerlos juntos y aprovechábamos para enredar nuestras lenguas. Luego de eso lo eche a Francisco sobre la cama, cogí la botella y le dije: Salud Francisco, por el reencuentro!! Le eche el vino sobre su pinga y empecé a chuparme todo el vino sin dejar ninguna gota (el vino más rico que he probado, jaja). Francisco agarro mis piernas y puso mi chucha sobre su boca e hicimos una rica 69, compartíamos el vino y la echábamos a nuestras partes íntimas para darle mas sabor al rico sexo que ya teníamos.
Luego Francisco me puso delante de él y me hizo un rico perrito, sentía su pinga como entraba y salía y cada vez me daba con más fuerzas y me daba lapos en las nalgas (toda su mano quedo retratada en mi culo). Estuvimos en la del perrito por más de 5 minutos y yo movía mi culito para hacerle la competencia.
Cuando sentí que Francisco empezó a bajar el ritmo de sus arremetidas le dije: ahora es mi turno. Me subí sobre el dándole la espalda, metí su pinga en mi chucha y empecé a moverme sobre su pinga. El no paraba de decirme que tenía un rico culazo en frente de él y me cogía de la cintura y agarraba mis senos, ahora yo quería complacerlo.
Después de ser yo la que me tocaba premiarlo, Francisco me echo sobre la cama, puso mis piernas sobre mis hombros y dejando mi chucha al aire me metió nuevamente su trozo, de arriba abajo, de arriba abajo, que rico la pase. Yo gemía cada vez más y Francisco al escucharme se excitaba más porque lo metía con más fuerzas y eso me volvía mas loca.
Decidimos descansar un rato porque al menos yo ya me sentía cansada, sin embargo aprovechaba para mirar el pene de Francisco en el entretiempo y vaya que no me había desilusionado, fue tal y como lo soñé esos 4 días. Francisco me tocó el tema que yo había pensado por mucho tiempo atrás. Me conto que esa noche que me dejo en mi casa, en nuestra ciudad natal, él también se quedó muy excitado y que el beso con mi lengua hizo que la pinga le esté a punto de reventar y que no pudo llevarme a un hotel porque no tenía casi nada de dinero porque vivía de la propina de sus padres por ese entonces y yo le dije: me hubieras dicho y yo te prestaba !!. El me miro, sonrió y nos besamos apasionadamente, luego empecé a sentir sus manos cerca de mi vagina - aquella que estaba llena de sus jugos de Francisco- y en eso un dedo travieso entrando en ella, a lo que yo abrí mis piernas para que pueda tener mayor libertad. Ambos seguíamos besándonos con harta lengua, el con su dedo dentro de mi chucha -el cual sentía claramente cómo se movía dentro mío- así que yo decidí no quedarme atrás y cogí su pinga (que también estaba lubricada) y lo empecé a masturbar. Nuestros gemidos eran más notorios cada vez. Luego Francisco me dice: Camila, tienes unas ricas tetas, déjame medírtelas con mi pinga. Se levantó y puso su pinga entre mis tetas, yo veía como salía la punta de su pinga entre ellas y lo esperaba con la punta de la lengua para tratar de lamerla cuando saliera de entre mis tetas. Luego que Francisco dejara de “medir” mis tetas me dio su pinga en mi boca para que pudiera probarla nuevamente, yo lo ordeñaba como si él fuese una vaca y mordisqueaba su glande que le salían los juguitos y se formaba un hilillo de semen entre su pinga y mi boca.
Francisco me volteo en la cama y me dijo que quería conocer otra parte de mi cuerpo, abrió mis nalgas y su lengua empezó a mojar mi huequito. Sentí como su lengua iba entrando de a pocos, se sentía tan rico y como adivine sus intenciones, me puse boca arriba y le dije: aun no Francisco.
La estábamos pasando de lo más rico cuando de pronto sonó el celular de Francisco, era su esposa. Solo escuche que él decía que tampoco sabía que le habían dado el día libre y había ido a un supermercado a comprar cosas para la casa.
Se puso su uniforme, me dio un rico beso y me dio las gracias, aunque las gracias se las debería de dar yo a él. Vaya pisado.
Yo regrese a mi casa con algunas cosas que había comprado por el camino para que Alejandro no sospechara nada y me fui a la cama a masturbarme por culpa de Francisco – y su mujer – porque me quede con las ganas que siguiera esa sesión tan rica.
Cuando llego Alejandro de noche le hice el amor como le había echo a Francisco, claro, yo seguía pensando en Francisco.
Las conversación con Francisco continuaron por internet, sin embargo me dijo que su esposa estaba sospechando porque sin querer le había arañado la espalda, así que no podríamos volver a vernos hasta que las aguas de normalicen, pero me enviaba fotos de su pinga todos los días, diciéndome que “su amigo” y el “nos” extrañaban, a lo que yo también le mandaba fotos con lencería y desnuda.
Un par de semanas después Alejandro me enseño una tarjeta de matrimonio que le había llegado, era el matrimonio de uno de sus mejores amigos (ex amigo de Rafael también) el cual se seria en la zona donde trabaja Francisco. Tampoco olvidare el día de esa fiesta: sábado 28 de Noviembre.