Reencuentro con Ana

Apasionado encuentro con una ex amante.

Reencuentro con Ana

Ocurrió un sábado por la tarde. Por más que retracé la decisión no tuve más remedio que arreglar el closet. Saqué cajas y bolsas de cosas viejas, acomodé otras y cuando estaba por terminar encontré aquella bolsa de plástico, dentro había media docena de calzones viejos y usados, eran de mi antigua amante, Griselda, la mujer que vivió conmigo varios años pero de la que me separé cuando el amor y el sexo se hicieron rutinarios. Ella quedó muy dolida con la separación, no obstante eso de vez en cuando nos enviábamos mensajes al celular para saber cómo estábamos. Quise tirara aquellas pantaletas usadas pero cuando lo intenté no pude, más bien el sólo recordar que esa mujer de 48 años las usaba generó en mí una terrible excitación, no tuve más remedio que hacerme una sabrosa chaqueta pensando en Gris.

Más tarde le mandé un mensaje: "hola, encontré unos calzones tuyos, viejos, bastante usados, ¿qué hago?, ¿los tiró?, ¿te los entregó o qué?"; su respuesta fue lacónica: "haz lo que quieras, no los necesito, mejor guárdalos y cuando te acuerdes de mi, te haces una… a mi salud"; sonreí recordando la "travesura" que recién había hecho y se lo confesé en otro mensaje: "ya me la hice y fue muy rico, podemos hablar?"; en respuesta minutos después sonó mi teléfono:

--¿Hola, eres tú, cómo estás?, dijo Gris con su voz suave.

--"Si, soy yo, estoy bien, pero ahorita me sentí triste, te estaba recordando… ¿ya tienes novio?

--"Yo también te recuerdo y me pongo triste, y no, no tengo novio, sigo esperando a que recapacites y volvamos a juntarnos

--"¿Cuándo nos vemos, digo, para platicar?, propuse con cierta ansia.

--"¿Para platicar?, tú lo que quieres es coger, ya te conozco, nomás te acuerdas de mi para proponerme que nos acostemos, y sabes que yo no quiero eso… quiero eso y algo más, te quiero a ti, todo, vivir contigo como antes ¿te acuerdas?, dijo ella como suspirando.

--"Pues si, pero no creo que sea buena idea, pero te deseo mucho, podríamos vernos para recordar viejos tiempos…, dije esperanzado.

--"Si, y que me calientes y termine con las patas abiertas y tu pinga dentro, ¿o no?, te conozco bien…, si acaso nos vemos será para platicar, sólo eso, quisiera saber cómo estás, cómo te va, si ya tienes novia…, dijo Gris.

--"Estoy bien y novia no tengo, dije tratando de sonar convincente.

--"No te creo, no eres de los hombres que se aguante las ganas, seguro a alguna se la andas metiendo

--"No, de verdad, puros trabajos manuales, o sea, chaquetas y tú?, le pregunté.

--"Ya sabes que no salgo con nadie, recuerda que te dije que cuando dejara de contestar tus mensajes era porque ya tendría novio, y eso no ha sucedido, por lo demás… como tú, puras chaquetitas…, dijo riendo un poco.

--"¿Chaquetas?, ¿cómo te las haces?, anda dime, pregunté con cierta ansiedad.

--"Ufff, son chaquetas rápidas, una a la semana, pero me fastidia eso, es que… tú sabes, te recuerdo y me caliento, pero nomás pongo el dedo en mi clítoris y zas!, me vengo al momento, me da coraje, no lo disfruto bien, luego me dan ganas de llorar y lloro pensando en ti, por eso casi no me hago la pajita, pero cuando ya pasan varios días, ni modo, otra chaquetita ultra rápida y de nuevo a llorar.

--"¿Y antes era diferente?, pregunté.

--"Si, ya te platiqué. ¿Recuerdas?, fue luego del divorcio que aprendí a masturbarme, y pronto adquirí bastante práctica, siempre con los dedos: el dedo medio de la izquierda en la entradita de la cueva y el otro dedo medio sobre mi clit, sobándolo suavemente hasta que mi excitación crecía y movía los dedos más rápidos, me llegaba el orgasmo y continuaba haciéndome rico, me venía tres veces, con eso tenía para aguantar las ganas de… hombre, pero ahora no puedo y lo peor, termino de chillona, ni habla, ¿oye, mañana que vas a hacer como a eso de los 2 de la tarde?, podríamos vernos en donde siempre, me invitas un café y platicamos ¿puedes?

--"Si, pero luego me la mamas dentro del carro, sino quieres ir al Marti… ¿sale?, propuse.

--"Si, cómo no… ¡claro que no!, nomás platicamos un rato y tomamos café, sólo eso.

Volver a ver a Griselda fue algo nostálgico para ambos, pero procuramos no salirnos de lo propuesto, y durante dos horas nos pusimos al tanto de nuestras vidas luego de un año de no vivir juntos, al terminar, ya fuera del Sanborn´s ella se disponía a ir por su coche cuando la sorprendí tomándola de la mano, me miró como preguntando qué pretendía pero se dejó llevar hasta donde estaba mi carro estacionado, ya dentro reiteró: "si estas pensando que te voy a hacer una mamada estás loco ¿eh?". No le contesté, más bien miré hacía la calle y sólo encontré árboles solitarios, algunos autos estacionados y ni alma, y ante los exorbitados ojos de Gris me empecé a desabrochar el pantalón, claro que protestó: "no, eso no, mira si sigues me bajo del coche… que no hagas eso…, mira que alguien puede pasar y te va a ver con el pito de fuera y a mi aquí contigo…, no, mira que no" y cuando ella seguía negándose ya la tenía dura y bien erecta fuera del pantalón, Griselda guardó silencio y miró hacía afuera del auto, yo sabía que iba a aceptar, sabía que le encantaba mamar verga y no me defraudó: con lentitud tomó el pito con su mano derecha y su rostro fue bajando hasta besar la cabeza de la verga, luego sus dedos pelaron el glande para acto seguido meterse todo el pito mientras suspiraba, me la estuvo mamando varios minutos hasta que se detuvo, se la sacó lentamente para decir en voz entrecortada: "ya la extrañaba, hummm, qué rica verga tienes condenado…", y siguió mamando mientras con su mano libre me acariciaba los huevos, yo sentía que no tardaría en venirme disfrutando del enorme placer de esa mujer que mamaba con una técnica tan depurada, tan exquisita, hasta que momentos después inundé su boca de mocos, Gris mamó con mayor fuerza sacándome todo el semen sin quitarse, cuando todo terminó no quedaba huella de semen, se lo había tragado todo. Mientras me guardaba el pito un tanto flojo dentro del pantalón ella se miraba en el espejo, como para confirmar que no había huellas en su rostro de la mamada, y cuando sus ojos se cruzaron con los míos sonrió enrojeciendo del rostro, trató de justificarse: "por eso no quería verte, sabía que iba a terminar cediendo a tus perversiones, bueno ya está, te hice la mamada y listo, no vuelvas a mandar mensajes o hablarme por teléfono, no quiero volver a terminar como hoy" y luego de besar mi mejilla se bajó, ni siquiera me dejó despedirme de ella o tratar de quedar de vernos en otra ocasión.

En los siguientes días seguí pensando en Griselda, y aunque tenía posibilidades de tener amante o novia, recordar a mi ex vieja me excitaba sobre manera. Le hablé por celular:

--"Hola mamacita, ¿qué vas a hacer el sábado?

--"Hola, ¿cómo estás?, ¿el sábado?, hummm, nada, voy a estar en casa, haciendo el quehacer, lavando mi ropa, con eso de que entre semana no puedo, ¿por qué?

--"Quería invitarte a comer

--"¿A comer?, ¿sólo eso?, hummm, no puedo el sábado, tengo que estar en casa de mi mami como niña buena, además quedamos que ya no me hablarías ni nada, no estés sonsacándome niñito

--"¿Y cómo a qué horas terminas?, insistí.

--"Mejor no, no se a qué hora, pero mejor no… ya sabes… la carne es débil, ayyyy, no se… hummm, mejor me llamas ese día como a las 12, más o menos, a ver si puedo salir un ratito aquí afuera, nos vemos tantito, platicamos y ya, sólo eso ¿eh?.

El día acordado decidí darle una sorpresa a mi ex amante, fui directo a su casa, toqué el timbre y salió ella vestida con un viejo pants gris, que creí reconocer, y un mandil blanco, o sea andaba en plena faena; se sorprendió al verme y cuando pudo hablar dijo: "ay, quedamos en que llamarías, no he terminado todavía…".

--"Pues te espero en la sala mientras terminas

--"¿Aquí?, ¿en casa de mi madre?, no, eso no, capaz que llegan y te encuentran aquí…, pero bueno… pasa", dijo como resignada.

Ya instalado en la sala de la casa ella se dedicó a sus quehaceres no obstante la notaba nerviosa, bastante intranquila. Andaba por la cocina por el ruido que llegaba a mis oídos, fui a buscarla y la encontré en el lavabo, sigiloso la abracé por atrás y la hice soltar el plato que estaba lavando, quiso zafarse, pero no la solté, luego todo fue disimulo, más cuando le bajé por atrás el pantalón junto con su pantaleta negra, seguía tratando de quitarse pero cuando notó entre sus nalgas mi verga erecta se rindió: "ponlo ahí, ahí" y con su mano dirigió mi garrote hasta colocarlo entre sus gloriosas nalgas, bajándolo un poco hasta que el duro glande quedó sobre su culo, suspiró profundo cuando empecé a empujar gritó un lastimero "aaayyy" cuando mi verga traspasó su apretado culito, seguí metiéndole todo el pito, lentamente, sacándole más quejidos de dolor hasta que lo tuvo completamente dentro, así me la empecé a coger; a Gris le encantaba el sexo anal, lo disfrutaba al máximo pese al dolor de la penetración, ambos nos movíamos a contra punto, ella reculando cuando yo arremetía, hasta que tal vez muy pronto la leche se me salió llenándole el culo de mocos que ella agradeció con suspiros de placer, al final cuando empecé a sacarle la verga me besó en la boca, y al notar el feo olor de su excremento dijo: "me gusta tanto culear…, pero huele muy feo, anda ya sácalo, déjame ir a lavarme el culo, luego vas tú a lavarte el pito, bien lavado, no quiero que te vayas a infectar de alguna cosa mala", y corrió a meterse al sanitario, yo preferí lavarme el pito en el lavabo de la cocina.

Cuando regresó volvimos a besarnos con pasión y en un intervalo me dijo: "¿ya te lavaste el pito?..., ven, vamos arriba, tengo una fantasía erótica"; "¿si, cuál?", pregunté extrañado, "tú ven", y la seguí escaleras arriba, caminamos por un pasillo hasta llegar a una recámara que luego supe era la de su mamá: "siempre quise volver hacerlo aquí, en este cuarto, en esta cama, en la cama de mi mamá" y se abrazó de mi que pese al deseo pude preguntar: "¿y con quién fue?"; "luego te platico" añadió impaciente. Total que entre besos y la ansiedad que anticipa a una buena cogida terminamos ensartados sobre la cama, ella sobre mi con la verga bien clavada en su panocha, se empezó a mover de forma deliciosa, moviendo en forma circular su culo, culebreando el cuerpo, de forma que su cintura parecía elástica; para hacer más intenso el placer, la agarré de las nalgas para llevar el ritmo de la cogida y como no queriendo le dejé ir un dedo en el culo, eso le fascinaba, seguimos cogiendo, cada vez con mayor furia, hasta que gritó: "me veeeeengo, ay, me vengo" y entre bufidos y gemidos cabalgó con mayor furia viniéndose en un rico orgasmo, cuando terminó y suspiraba sobre mí volvió a moverse, pero ahora de manera suave, delicada, así alcanzó otro orgasmo y cuando sintió que yo estaba por terminar se detuvo: "espera papacito, quiero que te vengas en mi boca", traté de aguantar un poco más, hasta que Griselda tuvo otro orgasmo y logré sacarle la verga que ella mantenía bien apretada con su pucha, como impidiendo que saliera, y rauda se metió el pitote en la boca para succionarlo con ansia hasta que los chorros de mocos le llenaron la boca, pero no se tragó el semen, cuando me sacó la última gota y mi verga había dejado de palpitar se acostó a mi lado y escupiendo los mocos en su mano los esparció en su cara, como si se tratara de una "mascarilla rejuvenecedora", al final luego de otra sesión de besos y caricias miró de reojo mi reloj para exclamar "madre santa!, ya es muy tarde, no tarda en llegar mi mamá" y apurados nos vestimos para bajar a la sala, donde luego de un beso me despidió, ya en la calle alcancé a preguntarle: "¿con quién lo hacías en la cama de tu mamá?"; "hummm, con uno de mis novios, pero luego te platico", quedamos de vernos a media semana, luego de que terminara sus clases en el kinder donde era la miss de inglés.

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