Reencuentro casual

Me crucé por la calle con un antiguo amigo y después de hablar un rato me invitó a ir a su piso.

Siempre he sido bastante tímida y vergonzosa, y la verdad es que hasta hace poco una niña de 13 años seguro que habría tenido más experiencias sexuales que yo.

Me considero una chica físicamente normal, guapa pero por desgracia poco resultona y esa era mi perdición, otras chicas más feas que yo y no más simpáticas ligaban, pero ese no era mi caso. Ahora tengo 20 y aunque sigo siendo igual de tímida ahora por fin se como llamar la atención de los chicos.

Pese a esa gran timidez también he de decir que a la hora de la verdad soy todo lo contrario, desde bien pequeñita me masturbaba, y ahora no hay día que no lo haga, disfruto metiendo por mi vagina humedecida toda clase de objetos alargados, apretándome los pechos como si follase con alguien. Me excita pensar que mis propias amigas se creen que soy como ellas, pura y casta, cuando en verdad lo que más deseo es comerle la polla a un chico.

Mi primera masturbación con alguien fue por teléfono, todavía me excito cuando recuerdo como mi, por aquel entonces, novio me hacia imaginar que me comía el coño y me lo reventaba con su polla mientras yo me penetraba con los dedos y acariciaba mi clítoris entre gemidos y jadeos que el mismo me pedía que hiciese. Yo para su satisfacción le hacia creer que mi lengua recorría toda su polla dura y enorme, que me sentaba encima suyo y follábamos salvajemente mientras él se hundía entre mis pechos pellizcándome con los dientes mis pezones erectos.

Él estuvo en otra ciudad varios meses, así que nos teníamos que conformar con oír nuestras corridas. Esta relación terminó y estuve algún tiempo sin pareja por lo que cuando quería sexo, lo buscaba con chicos que apenas conocía y que querían disfrutar sin compromisos al igual que yo. Una de estas ocasiones es la que os quiero contar, pues es la que más me ha marcado.

Yo siempre he vivido en la misma ciudad, pero hace un año aproximadamente decidí irme de allí a conocer otro lugar y gente nueva; gente desde luego que conocí, pues no por ser una extraña en aquella ciudad, me iba a conformar con masturbarme yo solita en casa... pero no acabé de habituarme y algunos meses después volví a mi ciudad natal.

A los pocos días de mi regreso, iba yo caminando por la calle cerca de mi casa y me cruce para mi suerte con un antiguo amigo que hacia cerca de año y medio que no sabia nada de él. Como no tenía nada más importante que hacer, decidí aceptar su invitación de tomar un café y así lo hicimos; fuimos a la cafetería más cercana y estuvimos hablando sobre como le iba desde que no hablábamos y yo le conté sobre mi viaje y que hacía poquito que había vuelto.

La verdad que ya no me acordaba de que era un chico muy agradable y bastante guapo.... y pude notar que él había sentido algo parecido por qué se le veía muy contento por ese encuentro casual entre nosotros.

Pasaron varias horas en las que ya casi parecíamos los mismos amigos que hacía año y medio y no sé ni como fue pero acabamos hablando de nuestros ex novios y de nuestros últimos rollos sin importancia. Me di cuenta de que él tampoco había perdido el tiempo y que éramos de la misma opinión de disfrutar del sexo al máximo y sin compromisos. También me di cuenta de que él estaba un poco sorprendido por mi manera de ser en referencia al sexo, pues me recordaba más tímida, pero supongo que le pareció bien, porque en un momento de la conversación se decidió a proponerme ir a su piso. Me contó que vivía solo desde hacía algunos meses y que su casa no quedaba lejos.

Yo me hice la tímida y entre sonrisa y sonrisa le dije que de acuerdo, q fuésemos.

Llegamos pronto y era obvio que no íbamos a seguir con la conversación, pues una vez cerrada la puerta de su casa se dirigió a mí muy seguro de sí mismo y me besó con dulzura y pasión al mismo tiempo. A mí eso me encanto y provocó que en segundos mi coño se humedeciese. Sus besos eran seguidos y también me besaba el cuello y las mejillas, así poco a poco me fue llevando hasta su habitación.

Nos quitamos toda la ropa entre beso y beso y sin esperar más se dirigió a mi coño que le esperaba desesperado. Se notaba que tenía experiencia pues lo chupaba como nadie, su lengua jugaba con mi clítoris y sus labios le ayudaban con una compenetración que me volvía loca, también uso la ayuda de sus dedos que me los iba introduciendo poco a poco al son que mis movimientos marcaban. Estaba tan excitada que lo único que quería ya, era que me follase allí mismo y que se saltase tanto preámbulo, pero también estaba disfrutando como nunca así que aguanté por mi propio beneficio.

Tanta excitación no pudo acabar de otra manera y me corrí en su boca, provocándome gritos y gemidos incontrolables.

Sin relajarme demasiado porque aún deseaba más, me incorporé un poco y le hice ponerse tumbado en la cama para que ahora fuese él, el que disfrutase de las maravillas del sexo oral. Su polla estaba ya grande y dura pues mientras me comía el coño él se fue acariciando para facilitarme ahora la tarea.

Cogí su polla con mi mano y directamente me la llevé a la boca, era enorme y jugosa y como una niña jugué con ella todo lo que quise y más, su mano se deslizaba por mi pelo haciendo más fuerza, provocando que me la tragase toda y eso me excitaba. El gemía y hacía pequeños movimientos como si me follase la boca. Estaba fuera de sí pero me fue apartando porque aún no quería correrse.

Nos salimos de la cama y de pie nos abrazamos fuertemente y me cogió en brazos; de esa manera me introdujo de un golpe su polla, ahora más tranquila, y así follamos varios minutos, era estupendo, jamás me lo habían hecho así y lo estaba disfrutando al máximo. Luego se tumbó en la cama y yo quedé encima suya cabalgando sobre él sin medida. Estaba apunto de correrme pero antes nos colocamos el ahora encima mía y yo debajo y de esta manera siguió follándome con mucha más fuerza puesto que se estaba corriendo; esa intensidad provocó que yo también me corriese haciéndolo a la vez y disfrutando el doble. Nuestro orgasmo duró bastante más de lo normal y cuando acabamos no sacó la polla de mi coño, nos quedamos allí tumbados, unidos, descansando un poco, porque aún quedaba lo mejor.

Permanecimos así un tiempo prudencial para que él se recuperase, besándonos y haciendo pequeños movimientos, introduciendo su polla y sacándola con suavidad para no perder del todo la erección. En un momento que la sacó, yo con mi mano se la estuve masajeando hasta que ya estaba grande un dura otra vez, le hice una pequeña mamada para ir cogiendo fuerzas y cuando estuvo apunto me hizo ponerme a cuatro patas.

Dios mío, lo estaba deseando, lubricó mi culito con restos de su leche y flujo que había por mi coñito e introdujo la cabeza de su polla muy despacio. La verdad es que no me dolía y así que le dije que me la metiese entera, cosa que hizo enseguida. Se nos escapo a la vez un gemido de placer y eso nos animo para movernos con más ritmo.

Sus embestidas eran cada vez mas rápidas y yo gritaba de placer pues que me diesen por el culo me encantaba. Con una mano yo me estimulaba el clítoris para sentir aún mas placer y él de vez en cuando me agarraba los pechos y los apretaba fuertemente. Me iba a correr otra vez y comencé a moverme más rápido gimiendo más y más alto. Él también estaba a punto de correrse, entonces saco su polla de mi culito y me la volvió a meter en el coño. Entro con una facilidad enorme pues mi coñito estaba empapado de su leche y allí a cuatro patas y follándome el coño nos corrimos otra vez al mismo tiempo.

Caímos en la cama abrazados besándonos y ésta vez tampoco saco su polla de mi coño, eso me excitaba y me dejo con ganas de más, pero aún así nos quedamos allí quietos adormilados acariciándonos. Rato después volvimos a follar, esta vez mientras nos duchábamos.

Después de ese día quedamos bastante a menudo y al final acabamos juntos, ahora es mi novio.