Reencuentro

Una pareja liberal se reencuentra con un conocido.

Aquella noche Tony y Ana no tenían previsto nada especial pero siempre estaban dispuestos a cualquier situación casual que les surgiera. En su cuarentena llevan varios años siendo una pareja liberal. Solían acudir acudir a clubes liberales donde dejaban volar su imaginación. Tony disfruta viendo a Ana en plena acción. Y es que ella era una mujer espectacular. Una morenaza de ojos grandes, generoso pecho y una sonrisa de atracción magnética. Su mentalidad liberal era el otro gran atractivo. Pasional en el sexo no tenía problemas para llevar a cabo cuquier práctica o fantasía.

Por su parte, él supo desde muy pronto que estaba ante una mujer sexualmente excepcional. Tony nunca había tenido problemas para encontrar sexo pero su mentalidad liberal no solía ser correspondida por sus primeras parejas que veían en sus fantasías un punto de depravación. Por eso, cuando sodmizó a Ana por primera vez supo que estaba ante una mujer con la que disfrutar de todas sus fantasías.

Hacia un mes que habían disfrutado de su última experiencia liberal en un conocido club swinger de su ciudad. En aquella ocasión estuvieron hablando con algunos clientes en la barra pero ninguno les atrajo especialmente. Decidieron entonces irse a una de las jaulas donde poder exhibirse mientras follaban. En una habitación en penumbra y sobre una cama de tamaño King Size, los cuerpos desnudos de Tony y Ana retozaban ante la mirada de algunos curiosos que pollas en mano disfrutaban de la escena. De vez en cuando ella observaba al voyeur de turno buscando un punto de mayor morbo.

En un momento, Tony se colocó detrás de Ana que, a cuatro patas, jadeaba mirando los barrotes de la jaula sintiendo como la polla de su pareja la hacía disfrutar. De repente, ante ella apareció un tipo tremendamente morboso. Alto, tonificado y blandiendo una polla gruesa en la que se marcaban las venas de manera excitante. La mujer miró a los ojos del voyeur con cara de lascivia. El tipo comenzó a acariciarse el miembro lentamente, ha iendo que su capullo asomarse de manera provocadora. Tony se inclinó para susurrar al oído de su mujer:

-¿Te gusta la polla de ese tío?

-Sí.... -Contestó Ana con un suspiro de excitación.

-¿Quieres agarrarsela?

-Mmmmm.... -Ana se encontraba en éxtasis.

Estiró su mano hasta lograr tocar la polla de aquel desconocido. El tipo se arrimó un poco más a los barrotes y dejó que aquella tía lo pajease. La mujer abarcó con sus preciosas manos la gruesa polla del desconocido. Su marido, ante la excitante visión, aceleró la follada a su mujer. El movimiento de él contra su coño servía para mover la mano sobre la polla del tipo. Con un grito Tony descargó su semen en la vagina de Ana

Al mismo tiempo, el desconocido alcanzó el orgasmo con la paja de aquella mujer hasta correrse entre sus dedos. Ana no tardó en correrse también ante su marido y el voyeur.... Desde entonces no habían vuelto a tener una de esas relaciones liberales. Y esta noche tampoco se presta a para ello dada la situación menstrual de Ana. Esta era una noche tranquila en la que la pareja salía a cenar simplemente.

Era un restaurante de reciente apertura, decorado con gusto exquisito y una carta muy sofisticada. El ambiente del lugar invitaba a una charla en voz baja, todo muy íntimo y discreto. Una chica les llevó a una mesa redonda en una de las esquinas del fondo del local. Tony había reservado previamente ante la demanda que tenía el local. A su alrededor hombres trajeados de negocios acompañados por mujeres despampanantes. En otra mesa, el hombre identificó a un jugador de fútbol acompañado por su última pareja, una conocida modelo de lencería. Sin duda el local era el punto de encuentro de la alta sociedad local.

Tony y Ana brindaron con una copa de Castillo Ygay Gran Reserva con la que degustaron una excelente cena. Desde que llegaron al local a Tony le pareció que conocía al camarero jefe:

-¿Qué miras tanto al camarero?

-No sé, diría que conozco al tipo ese.

Ana miró antes de beber:

-No sé, se me da un aire a alguien pero no sabría decir a quién.

La pareja siguió cenando y conversando pero de vez en cuando el hombre volvía a echar una mirada al camarero:

-Ana, ya sé de qué conozco al tipo. Este fue al que le hiciste la paja en el local liberal.

La mujer se quedó fija mirando al camarero. Éste se dio cuenta y le sonrió. Tony se levantó y se marchó al servicio, previamente le había dicho a su pareja que intentase hablar con él. El camarero se acercó por la mesa treinta segundos después de levantarse Tony. La mujer le miró con su media sonrisa arrebatadora:

-¿Necesitaba algo? - Preguntó el camarero entendiendo que la mirada de ella era llamando su atención.

-Todo perfecto peroe gustaría hacerle una pregunta.

-Dispare. -Dijo el camarero mirándola a los ojos.

-¿Es posible que nos conozcamos de algún lugar?

-Bueno, a este restaurante viene mucha gente. He coincidido con mucha gente.

-No. Creo que hemos coincidido en otro lugar.... Más lúdico.... -la mujer hacía pasar su dedo corazón por el filo de su copa deanera sensual.

Con media sonrisa cómplice, el camarero le contestó:

-¿Otro lugar lúdico...? Reconozco que me gusta divertirme y suelo ir a lugares donde me h divertido mucho conociendo gente por primera vez... Pero no sé, refrescame la memoria...

Ana, sin dejar de sonreírle dio un sorbo a su copa antes de dejar caer sutiente una de las tirantas de su vestido. Esto permitió que la prenda cayese dejando a la vista una magnífica teta con la aureola grande de color marrón:

-¿Qué tal tu memoria ahora?

El camarero sonrió abiertamente:

-Ahora sí caigo. Hace un mes estuve en un local pero la luz era ténie y no recordaba bien a quién conocí.

En ese momento llegó Tony:

-Mira cariño, ya sé de qué conocemos a este hombre. Y sí, tenías razón.Estuvimos muy cerca de él ha e un mes.

-Sí, -contestó el camarero -tu mujer me ha recordado que coincidimos en el mismo lugar. La verdad es que hay cosas que son difíciles de olvidar....

Poco a poco se fue quedando el local vacío mientras la pareja seguía disfrutando de la velada. El camarero les propuso un chupito para celebrar su reencuentro. Trajo una botella de Jack Faniel's helado y tres vasos chatos. Sin ningún otro cliente en el restaurante su último empleado anunció que se iba. El camarero jefe le despidió pidiéndole que cerrase que él atendería a estos clientes.

El camarero sirvió tres dosis del líquido cobrizo en los pequeños vasos antes de proponer un brindis:

-Por nuestro reencuentro.

Los tres bebieron de un tirón el whisky. A Ana el líquido se le salió por la comisura de los labios. Los dos hombres miraron como el hilillo de whisky descendía por su barbilla y su cuello hasta perderse entre sus maravillosas tetas. Sus pezones reaccionaron al frío del líquido marcándose bajo el vestido:

-Uy, se ha derramado, ¿algún voluntario para limpiarmelo?

Tony miró al camarero, con un leve movimiento de cabeza autorizó a que atendiese a su mujer. El tipo se acercó a la mujer. La cálida y ténue luz le daba un ambiente muy sensual a toda aquella situación. Inspiró el aroma del perfume de ella antes de lamer con su lengua desde el canalillo hasta sus labios recogiendo los restos de whisky que se había derramado sobre ella para terminar en un magnífico morreo. Sus labios se sellaron y sus lenguas se entrelazaron con el sabor a Jack Faniel's. Tony comenzó a excitarse al presenciar como su pareja se besaba sin pudor con un completo desconocido. Ana llevó su mano al paquete de su pareja y encontró una trenda erección. El camarero recorrió el cuerpo de Ana con una de sus manos. Desde su muslo hasta su teta. Con habilidad retiró la prenda liberando sus maravillosas tetas. Acarició, amasó y pellizcó los pezones haciendo que se retorcieran sobre sí mismo.

La mujer, en total excitacion, liberó la polla de Tony y comenzó a pajearlo. Con la otra hizo lo mismo con la del camarero. No era la primera vez que pajea a a este tipo. Pero la situación le provocó un morbo especial. Se encontraba morreandose con el camarero de un bar en su local y ante la mirada de su pareja:

-Ufff, vaya calentón -anunció Ana-, quiero mamaria las pollas.

No tuvo que pedir más. El camarero y su pareja se cocaron de pie con los pantalones por los tobillos. Ana se arrodilló ante ellos con la parte de arriba de su vestido en la cintura y sus tetas al aire. Agarró ambos rabos y calibró sus grosores antes de introducirselas alternativamente en su boca. La mujer movía la cabeza de una a otra al tiempo que no dejaba de panearlos:

-Sigue, zorrita, que hoy te vas a hartar de leche. -Tony la animaba a seguir con las felaciones.

-Joder, menuda guarra tienes por mujer...

Estos insultos, lejos de ofenderla elevaban la excitación de Ana. En ese momento lamentó estar con la regla porque lo que le apetecía era que aquellos dos tíos se la follaran al mismo tiempo por el coño y por el culo. Pero ante la imposibilidad (odiaba hacerlo en esos días) lo que quería era que se corrieran sobre ella.

Fue Tony el primero que tensó su cuerpo. Sus piernas se pusieron rígidas y con un grito descargó varios chorros de lefa contra la cara de su mujer:

-Abre la boca, traga leche. - Ana dejó que el primer chorro diese en sus labios el resto los dirigió hacia su cara.

El camarero no pudo aguantar más y comenzó a eyacular una abundante corrida contra Ana. A diferencia que en el club, el tipo vertió una gran cantidad de semen sobre su cuello y sus tetas hasta cubrir por completo uno de sus pezones. Su aureola quedó totalmente inundado bajo el líquido blanco. El sentirse manchada por lefa caliente de dos hombres distintos le producía a la mujer una excitación especial. El camarero le ofreció el capullo, aún babeante de leche, para que se lo limpiases. Ana sacó la lengua y lamió la gorda cabeza de la polla del desconocido...

Quince minutos después, se despidieron y abandonaron el restaurante. Ana no veía la hora de llegar a casa y ducharse. El penetrante olor a semen impregnaba su vestido bajo el cual, sus tetas seguien manchadas...