Reencuentro

Es maravilloso volver a estar juntas después de las vacaciones escolares.

REENCUENTRO.

Más que besarnos , nos mordimos la boca con pasión. Pegadas la una a la otra en un abrazo que enredaba nuestros cuerpos. Nos separamos para mirarnos ansiosas de hacer el amor.

Llevamos juntas desde las 9.30 , pero era ahora, a las tres de la tarde, cuando por fin estábamos solas.

Al encontrarnos nos habíamos besado, solo un piquito, tenemos que disimular, pero fue suficiente para ponernos a mil. Era la reunión de profesores antes de empezar el curso. Se había teñido de rubia, todos la felicitaron, dijeron que le sentaba muy bien. Yo sólo fui una aprobación más, la verdad es que está preciosa. Se ha ido dejando el pelo más largo, y el nuevo color, le hace más atractiva, le da un punto de elegancia grosera que me excita. Se había vestido para mí, lo sabía: un enterito gris oscuro, sin mangas, sujeto por dos tirantes anchos, las sandalias negras de taco alto. Delgada, bronceada, con sus inmensos ojos negros, su nariz recta, romana, los labios grandes, jugosos y teñida de rubia. Así me encontré a mi amante después de las vacaciones.

Yo también me había arreglado para la ocasión. Un vestido rosa con flores azules, sin mangas, por encima de la rodilla, camisero, con algunos botones desabrochados, que me permitían un buen escote y parte de las piernas al aire. Y fácil de quitar.

Ella es la directora de estudios, así que se hablaba de trabajo, se preparaba el curso. Nosotras no dejábamos de mirarnos, de desearnos, el disimular nos ponía mas y más calientes, ansiosas una de la otra. Y luego el almuerzo de confraternización con los demás profesores, el poco de vino que ayuda a liberarte si acaso lo necesitas, el darte cuenta que más de uno nos tiene ganas, que nos echaría un buen polvo, como dice mi marido, pero saber que ese deseo de los otros enciende los nuestros, de una hacia la otra y por fin poder marcharnos a mi casa ….y amarnos.

  • Por favor... deja que te vea desnuda...me vuelves loca.

Soy yo la que le ruego que se quite la ropa, mientras parada me empiezo a abrir el vestido.

  • Y vos a mi.-

Se aparta los tirantes a los lados de los hombros y hace que el mono deslice camino del suelo, yo me saco el vestido, nos quedamos mirándonos hambrientas, en corpiño y tanga, las dos hemos sido cuidadosas para la reunión del colegio.

  • Llevamos lo mismo- decimos a la vez , al darnos cuenta que corpiños y tangas son iguales: blancos y calados los sujetadores y del mismo color las braguitas. Y nos soltamos el cierre de los tops para quedar con las lolas al aire.

Me gustan sus senos, manzanas en las que los pezones duros , erguidos por el deseo son pequeños cilindros. Delgada, con el sexo apenas cubierto, con la mirada entregada, cargada de promesas, hambrienta, así estaba Alejandra frente a mí. Nos estudiábamos como dos gatas dispuestas a devorar a su presa, una era el ratoncito de la otra. Fui yo la que empezó a quitarse la bombachita. Quería verla desnuda del todo antes de lanzarme a hacer el amor con ella, se dio cuenta del juego y me imitó. Paradas una frente a la otra, deleitándonos de lujuria, sabiendo que el fuego iba empezar a arder.

  • No te has teñido el pelito de la concha.-

Ale se deja un pequeño camino de hormigas sobre el triángulo de Venus, y allí seguía, negro, en contraste con su cabellera rubia , teñida.

  • ¡Boba! Sé que te gusta así.

No dijimos más, nos abalanzamos una contra la otra, nos besamos sintiendo nuestros cuerpos ardientes, sus tetas restregando las mías, empujándonos hasta caer en la cama. Nuestros labios fueron recorriendo los caminos sobre nuestra carne que llevaban a las conchas. Lamí su sexo empapado, al tiempo que ella me surcaba el coño con su lengua, como reja del arado en la tierra mojada. Nos devoramos, ¡teníamos tantas ganas que aquel encuentro fue una explosión salvaje de lujuria que nos llevó a la estratosfera!

No supe cuando se vino, me imagino ahora que lo estoy recordando que debió ser al tiempo que yo o antes porque lo que tengo claro es que cuando me llegó la ola salvaje que me reventó de placer y recuperé el sentido y fui a buscar su abrazo, el estar arrumacadas , mimosas, besuconas, reencontrado nuestro amor, Alejandra estaba como yo, deliciosamente moribunda de consumación del orgasmo múltiple.

  • ¿Sabes que te quiero?- me dice con ternura.

  • Y yo a vos.

  • Pero también...

  • Quieres a tu marido , como yo al mío. Pero también podemos querernos nosotras. Nos damos lo que ellos no pueden darnos.

La volví a besar en los labios metiendo mi lengua a jugar con la suya, al tiempo que poniendo mi pierna entre las suyas buscaba el contacto de las conchas mojadas y comenzaba a frotar nuestras vulvas.

  • ¿ Qué te pasa mi niña? - le pregunté mimosa.

  • Que me he sacado el DIU.

  • Cielo mío. No creo que te vaya a dejar embarazada. Sería un milagro.

  • No me entiendes.- me contestó preocupada.

La volví a besar haciendo que sintiera mi deseo de ella y con la mano apreté sus nalgas para que el contacto íntimo fuera más fuerte.

Sí te entiendo. Que quieres tener un niño... porque sé que va a ser un niño … y vas a estar preciosa embarazada. Los primeros meses te voy a comer las tetitas que se convertirán en tetazas... y te voy a cuidar y amar y mimarte … ¿ no sabes que te quiero? … y eres mi novia … o novio depende de los días

  • ¿ De verdad que no te importa que mi marido me deje embarazada?

La volví a besar mimosa, la sonreí cuando la miré fijo a los ojos y le dije con voz de fingido enfado:

  • Lo que me importaría es que fuera con otro. Eso lo consideraría una infidelidad. Y ¿ sabes lo que quiero?

  • No, cariño mío, mi compañera de vida.

  • Comerte bien comido el coñito como diría mi marido y rechupetear ese clítoris que está duro duro.

Empezó a acelerar la fricción de nuestros sexos y me abrazó muy fuerte y me susurró:

  • Mi amor, primero quiero acabar así y luego volvemos a comernos.

Me besó y cabalgamos juntas hacia el orgasmo.