Reencontrando a Elena (5)
Vuelvo de mi breve estancia con un buen recuerdo. Ahora a ver que tal me reciben a la vuelta
Para poder seguir el hilo de este capítulo, como siempre, recomiendo leer los anteriores.
Capítulo 1:
http://www.todorelatos.com/relato/71798/
Capítulo 2:
http://www.todorelatos.com/relato/72181/
Capítulo 3:
http://www.todorelatos.com/relato/72243/
Capítulo 4:
http://www.todorelatos.com/relato/72613/
CAPÍTULO 5
Desperté siendo bastante temprano aún. A las 12 salía el tren de vuelta, así que no podía remolonear en la cama. Laura seguía dormida a mi lado. Estaba preciosa ahí echada desnuda. Tras estar un rato mirándola decidí levantarme y hacer algo de provecho, eran casi las 10 y tenía que ponerme las pilas. Vi una libreta de post-it y escribí una nota: Recordaré esta noche con mucho cariño, Javier y se la dejé en el cajón de los calcetines. Fui a la cocina para ver si podía desayunar algo. Tras estar rebuscando en los muebles di con todas lo necesario, cafetera, tostador, pan, jarras para el café y a funcionar. Entre el ruido inevitable y los aromas de café caliente y tostadas, los menos madrugadores se fueron levantando. Por supuesto estaba haciendo desayuno para todos.
Se fueron levantando y se acercaron por la cocina a recriminarme el levantarse tan temprano en domingo. Menos mal que al ver el desayuno se aplacaron y mejoraron las caras largas. Una lástima que solo hubiera pan de molde para las tostadas. Nos sentamos a desayunar y empezaron las conversaciones alegres de nuevo. Todos estábamos de muy buen humor. Se pusieron a hacer planes para hacer juntos ese día, hasta que repararon que no participaba en las propuestas. Les recordé que tenía que volver al piso de Miguel a por el macuto y marcharme a la estación. Fue un poco palo.
Me fui al cuarto a vestirme, ya me ducharía deprisa al llegar al piso de Miguel. Laura entró al cuarto cuando ya estaba casi listo. Sabía que no me podía quedar, mi casa estaba en Sevilla y tan bien mi trabajo, aunque estaba deseando dejarlo. Me abrazó y me dijo que volviera a Madrid pronto, que me buscara algo allí. Nos conocíamos de menos de 24 horas, pero nos sentíamos muy bien el uno con el otro. Y no me disgustaba en absoluto la idea. Bueno, vivir en Madrid no mucho, hay muchas cosas que ver y mucha oferta de cosas que hacer, pero la gente parece muy estresada por la calle. Pero también podría haber más ofertas de empleo interesantes y dejar mi actual, estaba harto de ser explotado por un sueldo que lo mismo te daba la risa tonta que ganas de llorar. Le dije de todo corazón que lo iba a intentar.
Fuimos todos juntos al piso y me acompañaron a la estación. Sonia y Miguel tenían cara de circunstancia, pero entre ellos se veían muy bien, ojalá se llevaran bien entre ellos porque a Miguel le estaba haciendo ya falta una relación. Laura estaba más tristona, yo también la verdad. Llegó la hora de subir al tren. Primero le di un abrazo a Sonia y dos besos. Después un buen abrazo a Miguel y le advertí de que se cuidara, el ya sabe por qué. Y por último Laura, le dije que volvería en cuanto pudiera y que iba a intentar en serio mudarme allí, pero eso no sería pronto. Hablaríamos por teléfono y por correo. Nos dimos un beso con gran cariño. Al subir me di la vuelta y me dedicó una de esas miradas de las que no puedes apartar la vista, me pedía que volviera. Lo haría en cuanto pudiera.
De vuelta tuve mucho tiempo para pensar, por supuesto en chicas. Laura y yo habíamos encajado bastante bien, nos quedaba mucho por conocer el uno del otro y cualquiera sabe a dónde podría llegar la cosa. Quizás a ningún lado. Por otro lado también pensaba en Elena, ella también era una buena chica, con la que me llevaba muy bien y que valía un montón. Pero no me veía con ella a medio/largo plazo, sentía que no encajaríamos a la larga y creo que ella también lo sabía. Pero de momento nos dábamos compañía y cariño.
-¿Que pasa madrileño? ¿Vienes de vuelta o te has perdido en la gran ciudad?- Era Elena.
-Vaya vaya, mira quien me echa de menos y no puede esperar más mi vuelta.- A todos nos gusta que se acuerden de nosotros y nos echen en falta.
-Menos lobos caperucito. ¿A qué hora llegas? Y vente directamente a mi casa.
-Espera, ¿era una pregunta, dos o qué?- Me parecía que sabía por donde iba pero
-Que me digas a qué hora llegas y te vienes a mi casa.- No lo decía en un tono exigente pero sí.
-Pues a las dos y media en Sevilla y en tu casa sobre las tres. ¿Es suficiente?- Vamos a seguirle un poco el juego, hay quien me llamará calzonazos.- Pero debiera aparecer por casa, dejar el macuto, salu
-Ya saludarás después. Te vienes a mi casa primero a darme sexo y después ya harás lo demás.- Las cosas claras y el chocolate espeso. Y además, una necesidad es una necesidad.
-Ya claro. Creo que me has tomado por un chico fácil, yo no soy de esos.- Me hacía el ofendido, claro.- Iré para allá nada más llegar, a ver si te dejo más tranquilita.
-Hasta ahora chico, un beso.
-Hasta ahora Ele.
Bueno, pues por lo visto ya tenía plan al llegar. Fui directamente a casa de Elena. Al abrir le dije un hola pero ella no medió palabra, me cogió de un brazo y me arrastró dentro. Me puso contra la pared y empezó a besarme con ansia. Cogió totalmente desprevenido, unos segundos más tarde reaccioné, solté el macuto y la cogí por la cintura. Llevaba una camiseta larga de manga corta, en la piernas parecía no llevar nada. Fui bajando con mis manos para comprobarlo y planté mis manos en su trasero, por no llevar no llevaba ni tanga. Empezó a desnudarme, camiseta y pantalón corto.
-¿Qué hay nena? Parece que estamos un poco necesitadas, eh.- Casi susurrando a su oído.- ¿No te han dado lo tuyo como es debido?
-Pues no.- Me dijo un momento dejando de lamer mi pecho.- Me traje a uno el otro día, pero ná de ná; gatillazo. Y aquí estoy necesitada de uno al que se levante y dure, coño!
Las mujeres piensan que ellas lo tienen difícil. Estoy de acuerdo en que las mujeres no lo tienen fácil, tienen que tener confianza y dejarse llevar para que lubriquen y más aún para pasárselo bien. Pero a nosotros nos pasa algo parecido, si no estamos seguros aquello no colabora y se queda arrugado. Y más si es para algo así con una desconocida.
La cogí por las muñecas y la puse de cara a la pared y yo detrás. Aproveché que ya estaba desnudo y ella sin nada debajo para acerca bien mi herramienta a su culo. También había que mostrar que puedo tener la iniciativa.
-Pues con esta puedes contar ahora mismo.- Apretando mi miembro contra ella, le susurré al oído. Tras eso besé su cuello avanzando a su hombro.
Le dije que nos fuéramos a su cuarto. Se quitó la camiseta sentada en la cama. Yo avanzaba de rodillas por la cama hacia ella mientras la miraba con deseo. Entonces se agachó y acercó a mi sexo. Empezó a hacerme una mamada con decisión, ayudándose de su mano derecha. Aparté su pelo de la cara y dejé mi mano en su nuca. Ella seguía con su trabajo deleitándose y deleitándome. La sacó de su boca para mirarme y ver si tenía el efecto esperado en mí mientras seguía masturbándome con la mano. La abrí los ojos para fijarme y tenía una mirada de lo más lasciva que pudierais imaginar. No se conformaba con mis mugidos, así que siguió masturbándome mientras se aplicaba ahora a lamer y chuparme los huevos. No podía aguantar tal castigo en esa postura, me iba a caer.
Conseguí retirarla entre protestas suyas e hice que se tumbara. Me tocaba ahora a mí corresponderla, además estaba más necesitada. Así que me dediqué a lamer la cara interna de sus muslos, hasta llegar a sus rodillas. Esa zona de detrás de la rodilla la tenía especialmente sensible también. Y volví a su entrepierna, estaba ya muy húmeda, quizás lo estaba ya antes de llegar, no lo sé. Si más necesidad tenía más lento se lo haría yo. Así que lamí muy despacio sus labios externos, reteniéndolos de cuando en cuando entre los míos. Cuando me pareció oportuno pasé mi lengua de abajo a arriba de su sexo que estaba abierto y deseando de recibirme. Éste último lengüetazo fue bien recibido, o eso me pareció entender del gemido y que arquease su espalda exponiendo aún más su sexo a mí.
Me apliqué, ahora sí, a lamer su clítoris mientras con mis manos amasaba ambos pechos. Elena solo acertaba a gemir, arquear su espalda y llevar sus manos de mi cabeza a mis manos para estrujar más aún sus senos. El volumen de sus gemidos estaba creciendo así que bajé una de mis manos para introducir dos dedos en su sexo para aumentar su estimulación, esto fue bien recibido también. Pero no la dejé disfrutar de la acción de mis dedos en su sexo. Ahora que estaban lubricados, saqué uno de ellos para introducirlo en su culo. Entonces sí que se convulsionó de verdad. Paré de lamer un momento para mirarla gemir y moverse, me encanta ver como hago disfrutar a una mujer, a veces es mejor incluso que el disfrute propio. Pronto me reclamó a lamer su sexo cogiendo mi cabeza en sus manos y guiándome allí donde me quería. Redoblé esfuerzos hasta que conseguí arrancarle unos gritos que sin duda eran de su orgasmo. Retiré mi lengua y dedos de sus orificios y me quedé allí con la cabeza en su vientre, notando sus latidos, respiración y pequeños espasmos.
Un ronroneo suyo me indicó que estaba de vuelta a este mundo. Subí entonces para besarla, aún con el sabor de su propia esencia en mi boca. El beso empezó con cariño y fue convirtiéndose en algo más lascivo. Fue entonces cuando aproveché para meterle mi miembro en aquella cálida y húmeda estrechez. Empecé a bombear mientras nos besábamos con ansia. Cogí sus muñecas y estiré sus brazos por encima de su cabeza. Dejamos de besarnos porque ya nos faltaba el aire. En ese momento paré de embestir. Le di la vuelta con firmeza, ella sabía bien lo que tenía que hacer, separar las rodillas para dejarme volver a entrar. Así no se llega muy profundo, pero sí es bastante intenso. Los gemidos de ambos fueron creciendo, los AAAHHH!!! que salían de ambos inundaba la habitación, la casa y puede que buena parte del bloque. Una explosión de sensaciones me sobrecogió, naciendo en mi sexo, recorriendo mi espalda y extendiéndose a cada parte de mi ser.
Me eché al lado para recobrar el aliento y reubicarme en mi mismo. Ele parecía que también estaba de viaje entre el más allá y el más acá. Poco a poco fuimos recobrando la movilidad y Ele se giró hacia mí. Tenía una sonrisa de satisfacción, ya estaba algo más aplacada y tranquilita. Objetivo cumplido.
-¿Qué tal por Madrid?- Con voz despreocupada y tranquila.
-Pues bien. Tenía muchas ganas de ver a éste, no se me fuera a volver loco allí. La gente va un poco estresada por la calle.
-¿Y las nenas que tal?- Me dijo con una sonrisilla picarona.
-Pues aunque no te lo creas ligamos y todo!- Es absurdo mentirle, así que se lo pensaba contar todo.
-¡No me lo puedo creer!!! ¡Tú ligando!!! Con lo cortito que eres.- Estaba sorprendida de verdad y yo también porque no le faltaba razón.
-Pues sí pequeña. Aquí el menda llegó, vio y triunfó.- Joder, si no se valora uno ¿quién?
-Espera espera!!! Te liaste con una tía.- Seguía sin creérselo, me preguntaba incrédula total.
-Que sí chica. Miguel y yo nos acercamos a un par de chavalas y nos llevaron a su casa y hasta aquí puedo contar.- Mientras decía esto último hice el gesto de Duffman.
-Ostia que fuerte!!!- Estaba realmente sorprendida pero parecía que se alegraba.- Pues me alegro que te vayas soltando, que ya es hora.- Acompañado esto último de un par de toquecitos en el hombro. La pullita que no falte.
-¿Y tu noche de locura y desenfreno?- No quería hacer leña del árbol caído, pero quería saber que había pasado.
-Pues bien y mal. Celebrando que pude terminar la puta entrega a tiempo y me fui con la panda. Estuvimos bailando por ahí y eso. Y luego estuve tonteando con uno, me lo traje aquí pero luego nada. Vaya desilusión, otro gatillazo. No tengo suerte.
-Chica, es que después del chaval estar bebiéndose seguramente hasta el agua de los floreros para reunir valor para acercarse a ti, te lo traes a tu terreno y es normal que - Intentando quitarle hierro al asunto, aunque ni sé quién era el tipo ni quería.
-Ya, pero hijo, no doy con uno bueno.- Suspirando.
-Ejem! Ejem! Alguno funcionará.- Chica, que yo si te funciono.
-Bueno claro, contigo cuento.- Dijo esto cogiéndome el manubrio, que fue la excusa para empezar a acariciarlo y no soltarlo.
A mí, que con semejante hembra, no me hacía mucha falta para recuperarme, pues aquello empezó a coger la forma que nos gusta. Mientras continuaba estimulándome, me empezó a preguntar por la chica que conocí. Se la describí y lo bien que habíamos congeniado. No estaba enamorado de ella ni nada parecido, ni siquiera encaprichado, pero sí que podía ser alguien a destacar de alguna manera si seguía el contacto. O al menos esa sensación me había dado.
-¿Y qué tal en la cama?- Me preguntó socarrona. Me masturbaba descaradamente desde hacía ya un par de minutos.
-Sabes que eso no te lo voy a contar.- La miré sonriendo, el espíritu competitivo siempre aflora.
-¿Y te hacía esto?- Empezó una mamada lenta y apasionada de mi miembro aún cubierto por los fluidos de ambos.
-Mmmm, bueno eso no es tan fuera de lo común.
-Claro.- Me replicó algo después.- ¿Y esto también sabe hacerlo?-
Aquí ya empezaron las palabras mayores, puso la mano que me estaba pajeando en mi pubis y se metió todo el miembro en la boca. Si puedo decir que eso no me lo ha hecho nadie más aún. Y la sensación es indescriptible, es como si todo el sistema nervioso se concentrara a todo lo largo y cada poro pudiera sentir un placer brutal. Ahogué un Host . Siguió con esas mamadas tan profundas acompañando con la mano arriba y abajo y retirándola para poder meterse todo mi falo en la boca. Yo ya no hablé nada más que fuera inteligible. Me agarré a las sábanas y a la almohada y de mi boca nada más que salían gritos guturales. Me arqueaba y mugía, eso no se puede resistir por mucho tiempo. Acerté a decir que no tan adentro y algo de caso me hizo. Pero eso sí, aumentó el ritmo y también su excitación. Esta vez no me libraría, me iba a exprimir todo lo que pudiera. Lo acepté. Continuó y yo ya no era consciente de nada. Imagino que me convulsionaría y mugiría a rabiar porque después me notaba muy tensos los abdominales. Así que por fin inicié la descarga, avisé algo antes como pude, pero como ya sabía no se iba a retirar. Engulló todo lo que fui capaz de soltar y quedé casi inconsciente en la cama. Así se marca el territorio Ele.