Reemplazada. Un relato de Cuckquean.

Cuidado con lo que deseas que puede convertirse en realidad.

Mi nombre es Yolanda. Hasta ahora era una mujer de 40 años de clase media-alta. Y digo hasta ahora, porque mi vida cambió drásticamente por mis fantasías sexuales, como relataré a continuación.

Como decía; yo era la mujer de un conocido abogado de la ciudad y vivíamos en una zona residencial de casas de lujo. Yo no me preocupaba por trabajar, simplemente vivía para ir a tiendas de moda, peluquería, gimnasio etc. La verdad es que todo esto junto a muchas operaciones estéticas costeadas por mi marido hace que me vea muy bien, incluso joven para mi edad.

Junto con mi vecina Stefania éramos miembros (o miembras) del club social de la comunidad, en donde mujeres adineradas como nosotras pasábamos la mayor parte del tiempo en cosas banales. Casi todas estábamos casadas con hombres ricos y empresarios, por lo que el miedo de ellas era perderlos, y con ello su tren de vida. En fin una vida un tanto aburrida.

Realmente ese club no casaba mucho con mi personalidad, porque yo era bastante liberal y nada clasista.

Mi amiga del alma, y con la única que tenía trato cercano, era Stefania…. básicamente porque estaba tan loca como yo. Yo siempre le decía "mi rubia loky" en plan cariñoso. Éramos inseparables, así que a menudo, mientras las señoronas debatían temas insustanciales, mi  "loky" y yo nos escapabamos a tomar el aperitivo y a echarnos unas risas. Ella estaba casada con Andrés, que a su vez era el amigo íntimo de mi marido Jorge.

En mi casa, que no era la más lujosa del barrio, teníamos a nuestro servicio un jardinero que trabajaba exclusivamente algunos días a la semana (manteniendo los exteriores y la piscina), y una mujer de servicio interna que se llamaba Ana. Ana era nuestra empleada desde hace ya unos cuantos años, después de que la anterior se cambiase de ciudad. Es una persona muy servicial.

En el dormitorio a mi me encantaba ser sumisa con mi marido. Ambos éramos de mente abierta, y dábamos rienda suelta a nuestras fantasías. Ambos habíamos asistido a algún club de dominación y también swinger. Creo que las recatadas señoras del club social se escandalizarían si lo supieran.

Los fines de semana aprovechábamos que Ana libraba para dar rienda suelta a nuestros “juegos”.

Un día después de cenar fuera, no se si fue el marisco, o el vino que habíamos bebido, pero el caso es que me encontraba bastante cachonda. Empezamos a repasar nuestras fantasías más íntimas. Al final le termine confesando que mi fantasía prohibida era la de llevar a cabo el papel servicial de Ana, mientras me ponía los cuernos con otra mujer más joven y guapa.

Aunque mi marido conocía mis tendencias sumisas, eso le dejó con la boca abierta, porque pese a todo, siempre me había tenido en un altar.

En un momento de máxima tensión se echó a reír. ¿Tú siendo la sirvienta de otra mujer?. Pues deberías conocer a la nueva abogada del bufete. Es joven, guapa y muy dominante, trae locas a todas las secretarías, esa si que te pondría en tu sitio jejejeje.

Pues invitala un día a comer, le respondí.

¿pero estas hablando en serio Yolanda?. Si Jorge, me da mucho morbo, y ya me conoces lo caprichosa que soy, no voy a descansar hasta que lo consiga.

Ya sabes Yolanda que te quiero mucho y no podría negarte nada. Me preocupa mucho tu felicidad, si eso te complace haré que se cumpla, pero yo guiaré todo el proceso para que resulte bien, confía en mí.

Mientras tanto, ¿porque no vas a la habitación de Ana y te pruebas alguno de sus uniformes a ver si te quedan bien?. Es más, a partir de ahora y en adelante serás mi criada, y me llamarás señor o amo. Cuando te lo hayas puesto sube a la habitación a recibir instrucciones.

Baje por las escaleras al cuarto de servicio que estaba al lado del cuarto de la lavadora, debajo de nuestro dormitorio principal. Era una habitación muy sencilla con una cama, un escritorio y un pequeño armario. Era una habitación del sótano por lo que carecía de luz natural, salvo una pequeña ventana de esas que quedan a la altura de los pies de quién pasa por la calle. Estaba decorada de forma sobria, sin ningún tipo de lujo.

Abrí el armario de Ana y pude ver los uniformes colgados. No eran nada sexys, eran los tipicos uniformes negros de servicio, con delantal blanco, y falda por debajo de la rodilla. Eran elegantes pero sobrios.

Yo ya estaba cachonda perdida. Deslicé la cremallera de mi vestido de Versace que cayó a mis pies. También me descalcé de mis carísimos zapatos de tacón de Luis Vuiton y los aparte a un lado.

Comencé a probarme uno de los uniformes de Ana, como éramos de la misma altura, me quedaba bien. Cerré la cremallera y a continuación me anudé por detrás el delantal blanco que remataba el conjunto. Para mi suerte esa noche Ana y yo no sólo teníamos la misma talla, sino que también calzamos el mismo número de zapatos. Cogí unas bailarinas negras bastante usadas, y vestida de esa guisa fui a ver a mi marido.

De forma traviesa antes de entrar llame a la puerta.

Mi marido contestó: ¿si?.

Señor, soy Yolanda la nueva criada.

Pasa Yoli contestó él.

¿Quieres que te haga el amor, como se le hace a las chachas?.

Si mi amo.

Pues empieza por quitarte el anillo de casada, y lo dejas en la mesilla. Después te pones a cuatro patas encima de la cama sin quitarte el vestido ni los zapatos.

Para mi quitarme el anillo era como quedarme desnuda, era un pedazo diamante que Jorge me había regalado cuando nos comprometimos. Lo guardé en un pequeño joyero de mi mesita de noche. Justo en la misma mesita había una foto de Jorge y yo recién casados.

Sin pensarlo mucho me subí a la cama y me puse a cuatro patas.

Jorge se me acercó por detrás, me subió un poco el vestido y me bajó las bragas. De inmediato supe de sus intenciones.

Pese a todos los años de casada, y que como dije antes éramos bastante liberales, nunca le había dejado a mi marido usar la "puerta trasera". Me daba miedo porque mi marido calza bastante bien, y además porque pudiera perderme el respeto. Estaba un poco tensa.

Relájate Yoli porque si no será peor para ti. Además te tendrás que ir acostumbrando porque las esposas follan por el coño, pero las criadas sumisas lo hacen por el culo, y así va a ser la única forma en la que se te permitirá hacerlo de ahora en adelante, pero no te preocupes, porque quizás te entregue al jardinero para entrene ese culito tan bonito que tienes. Por ser esta noche la primera vez usaré un poco de lubricante, pero a partir de hoy será siempre "a pelo".

Dicho esto y de una estacada hundió su pene en lo más profundo de mi, sacándome un sonido casi gutural. Estaba claro que esa noche no iba a ser nada gentil conmigo. Empezó un mete saca brutal que literalmente me estaba desgarrando por dentro, finalmente convulsionó y me llenó de esperma mis entrañas. Se había corrido en mi culo en el lecho conyugal, con un fuerte orgasmo. Creo que a Jorge le gustó tanto que fue el yunque que remachó mi destino como criada a su servicio. Sin duda él había disfrutado, y quería ser partícipe de mi fantasía.

El semen de mi marido salía de mi culo y empezaba a resbalar por mis muslos. Iba a limpiarme cuando recibí la orden de mi marido de limpiarle la polla hasta dejarla completamente limpia.

Sabes Yolanda que esta vez me has sorprendido, me ha encantado esta nueva fantasía tuya.

¿Quieres seguir?.

Sí mi Señor.

¿En tu vida cotidiana también?.

Si, me gustaría hacerlo.

¿Pero y tu vida social, tus amigas del club?. Como criada no podrías disfrutar de esa vida, ni de todos los lujos a los que estás acostumbrada.

Jorge es una vida rutinaria, la mayoría son muy superficiales, necesito probar algo distinto. Creo que además del morbo de la situación, también me gustaría experimentar la sensación de estar al servicio de unos señores, y de concentrarme en esa tarea.

¿Harás lo que te diga sin límites y acatarás mis reglas?.

Lo prometo.

Pues bien, mis reglas son las siguientes:  mañana cuando llegue Ana le comunicaremos tu decisión, y te entregaré a sus ordenes. Ella va a ser tu primera Ama en esta casa y tu instructora. También llamaré a mis abogados para que preparen los papeles del divorcio, y tu nuevo contrato de criada interna. Hoy vete a dormir al dormitorio de invitados, a partir de mañana ya podrás dormir en el del servicio, como es tu condición.

Gracias señor dije sonriendo.. y le hice una pequeña genuflexión a modo de reverencia que le resultó graciosa.

A la mañana siguiente me desperté temprano, me puse el uniforme por iniciativa propia, y aseé un poco la casa antes de que llegase Ana para congraciarme con ella, y que aceptase colaborar. También le preparé el desayuno a Jorge, que se lo tomó leyendo el periódico sin decirme gracias y prácticamente sin mirarme. Yo desayune en la cocina.

Sonó el timbre y sin duda debía tratarse de  Ana. Se me aceleró el pulso y me dio flojera de piernas. Esto ya no tiene vuelta atrás.

¿Acaso no has oído el timbre criada?. ¿A qué esperas?. Dijo mi marido.

Trague saliva antes de abrir la puerta, y allí estaba Ana vestida de calle, mientras yo la recibía con su uniforme puesto.

¿Señora?.

Bienvenida doña Ana, le dije con una vergüenza terrible y agachando la mirada.

Pase Ana, le dijo mi marido, tengo que comentarle algunos cambios que han habido en esta casa este fin de semana.

Yoli:  lleva la maleta de Ana a la habitación de invitados, coloca cuidadosamente sus cosas en la cómoda y armario. Luego bajas y muestras los respetos.

Procedí a hacer la tarea tal cual se me había ordenado. Cuando baje Ana ya se había cambiado con un uniforme similar al mío, y estaba hablando con mi marido

¿Puedo pasar?.

Jorge: Pasa criada. ¿Ves lo que te estaba diciendo Ana?. Normalmente las personas quieren lo que no tienen, y yo dándole todo los lujos a Yolanda y resulta que ella quería ser una criada sumisa.

El trato es el siguiente, tu Ana te encargarás de la educación de mi mujer en tareas de servicio. Además te encargarás de disciplinarla físicamente. Serás su Ama. Anotarás todas las faltas que cometa y diariamente la disciplinarás con vara..

Pasarás a ser Ama de llaves, con aumento del sueldo. Ocuparas las habitación de invitados, y ya no eres interna. Podrás tomarte las tardes libres que quieras, y no se te exige dormir aquí. Compraré a Yoli uniformes de servicio, pero si le parece adecuado, a cambio del que cogimos prestado ayer, usted se puede quedar con el vestido y los zapatos, que la que era mi mujer se dejó en su cuarto.

¿Hay trato?

Sí señor, contestó ella.

Tú en cambio Yoli pasarás a ser la criada interna. Ana será tu Ama y tendrás que ser sumisa con ella sin límite. Eso quiere decir que si te dice que le beses el culo vas y se lo besas.

¿Está clara la situación?

Si señor.

Dormirás en la habitación de servicio, y tendrás que estar disponible 24 horas al día por si yo, o mi nueva mujer, requerimos tu presencia. No podrás llevar otro atuendo que no sea tu uniforme: incluso para salir a la calle. Tu lo has deseado y lo deberás lucir con orgullo. Hoy mismo me van a traer del despacho los documentos para que los firmes. Uno es el divorcio que te va dejar con una mano delante y otra detrás, y otro es tu nuevo contrato de criada interna.

¿Hay trato?

Sí señor le respondí.

Está bien póstrate de rodillas ante Ana.

Lo hice mientras ella esgrimía una sonrisilla cómplice.

Bésale la mano como símbolo de que la respetas.

Doña Ana la respeto mucho y estoy muy agradecida por la oportunidad, dije besándole la mano.

Ahora le vas a besar el bajo del delantal como símbolo de agradecimiento por las enseñanzas que vas a recibir.

Gracias doña Ana por el tiempo que se tomará en hacerme buena sirvienta, dije besándole el bajo de la falda.

Para terminar bésale el pie para demostrar lo sumisa que vas a ser con ella de ahora en adelante.

Ella adelantó uno de los pies, y yo le estampe un beso en el zapato. A continuación ella rompió el silencio, y creo que fue la primera vez en que me tuteaba.

Está bien Yoli, no entiendo muy bien cómo puede gustarte ser sumisa, pero después de escuchar al señor te voy a complacer.

Y dicho esto y para mi sorpresa se descalzó y puso su pie sobre mi cabeza, empujando mi cara al interior de su zapato de servicio.

Esa es tu posición ahora en esta casa, que no se te olvide. Dijo con notable superioridad.

Y ese fue el punto de no retorno (continuará).

Nota del autor: Está es un historia de 3 capítulos, los que me seguís ya sabéis que no me gustan las series largas. Me cuesta mucho buscar tiempo para escribir, por lo que si te ha gustado pierde 5 minutos en escribir tu comentario. Si no tiene buena acogida no pondré las otras partes. Espero que os guste, un saludo.