Reeducando a mi mujer

Continuación de "redescubriendo a mi marido". Narra el marido. Ya eres mi presa...Has caído en mis redes...comienza la diversión.

  • Buenos días cariño

  • Buenos días putita, ¿quieres el desayuno en la cama?

  • Sólo si tú me lo quieres dar...

Liberó mi polla y se la ofrezco. Así, al punto de la mañana, con la mayor dulzura y la mejor de sus sonrisas, mi esposa se dispone a degustar el desayuno que hace una semana se ha acostumbrado a tomar. Ahora es dócil y no me rebate nada de lo que le pido. Al principio, como bien sabréis, no era así.

De lo que ni ella ni tú, querido lector, os habéis percatado es de que está siendo víctima de mi propio plan. Cuando mi esposa se enteró de mis andaduras como escritor de relatos eróticos extremos, quedé como un torpe y un despistado. Nada más lejos de la realidad.

Fui yo quien dejó todo preparado aquella mañana para que mi esposa entrara en la página y sintiera que había descubierto el secreto de su vida. Por supuesto que nunca quise que lo supiera, pero tras una charla con otro autor, todo cambió. Compartiendo gustos por los relatos y el sexo extremo, mi nuevo amigo me aconsejo que estudiara el carácter de mi mujer y diera el paso de hacer realidad mis fantasías con ella. Como ejemplo me puso a su mujer, a la cual ya tenía sometida tras analizarla y ponerla a prueba.

Y esta es una breve explicación de cómo dio comienzo a todo. Por suerte mi mujer está respondiendo bien a mis planes y por supuesto el hecho de que va ser libre después de las vacaciones es otra media verdad. Si todo marcha sobre ruedas tras estas dos semanas se habrá acostumbrado tanto a su nueva vida que no extrañará la antigua.

Ella tiene carácter de sumisa y hasta ahora no me había dado cuenta. En esta semana se ha visto claro que, a pesar de sus quejas, lo que más valora es hacerme feliz y complacerme. En cuanto muestro un poco de enojo o desilusión por mi parte, no duda en arrastrarse para pedir perdón y ofrecerme total sumisión. Me encanta verla así y hacer lo que se me antoje con ella. Por ello estas dos semanas son decisivas para el futuro de nuestra relación Amo-sumisa.

Dejemos de soñar con el futuro y vivamos el momento, por si se nos escapa. Ahora mismo estoy disfrutando de mi mamada y cuando acabe me largaré de casa, con alguna excusa barata, para comprar cinta adhesiva. ¿Para qué? Hoy es otro gran día para mí. Ella ni se lo imagina, pero esta noche le voy a partir el culo. Me lo lleva negando muchos años, hoy no se escapa.

La cinta es por si llora o grita, y creedme, seguramente haga las dos cosas. No me pienso a reprimir, voy a disfrutar de lo lindo de sus dos grandes nalguitas y ese diminuto agujerito en el centro.

  • Ya está cariño.

Acaba de limpiarme la polla tras tomarse toda la leche espesita que he soltado en su boca.

  • Muy bien zorrita, me tienes orgulloso.

La animo con unas leves bofetadas en la cara que recibe con una sonrisa, sintiéndose útil.

  • Zorrita, ahora me voy a ir que he quedado a comer con un amigo y volveré tarde. Tu aprovecha en descansar, haz lo que te apetezca, pero cuando vuelva quiero verte maquillada y preparada para mí, vamos a tener una noche intensa.

Asiente con la cabeza aún con su media sonrisa y se pone a hacer sus cosas.

Al final la excusa ha sido real y aprovechando que salía he llamado a mi colega de relatos para comer juntos y contarle los avances con mi mujer. También me he encargado de unos asuntillos para un plan que llevaré a cabo en la próxima semana para cerrar con broche de oro las primeras vacaciones abusando de mi esposa.

Como había previsto se me ha hecho tarde y vuelvo ansioso a casa con ganas de ver si mi perrita me ha sabido obedecer y, sobre todo, excitado porque voy a estrenar su culito.

  • ¡Puta, ya estoy en casa!

La llamo nada más abrir la puerta para que salga a recibirme. Al parecer estaba en el baño dándose el último retoque cuando sale a mi encuentro apresurada. Enciendo la luz del pasillo de la entrada para hacerle un chequeo.

  • ¡Hola cariño!

Me contesta nerviosa una vez delante de mí. Yo tampoco le hago mucho caso. No puedo parar de mirar lo sexy que va vestida, incluso más que cuando salía de fiesta con sus amigas en los primeros años de nuestra relación.

En un chequeo de arriba a abajo descubro que va perfectamente maquillada, reparo especialmente en su pintalabios rojo pasión. La parte de arriba la cubre con un top blanco de hombros descubiertos que realza sus tetas y da paso a un pequeño canalillo. La parte de abajo la tapa con una falda negra lisa de vuelo que debido a su gran cintura realza sus caderas. Finalmente, unos tacones grises de aguja la hacen parecer un poco más alta y junto con la falda dibujan una perfecta silueta de su culo.

No tardo en excitarme aún más y tomando una mano suya la hago girar sobre sí misma para admirarla una vez más. Satisfecho con lo que veo decido ir más allá. Sin miramientos levanto su faldita para descubrir un pequeño tanguita rojo de hilo, a juego con el pintalabios, que tapa su sexo.

Aparto su tanguita y me acerco a olerla tanto por delante y como por detrás. Es algo que siempre me ha gustado y ahora no tengo que molestarme en ser pulcro, como un perro olfateo su sexo recién depilado y limpito. Satisfecho la abrazo y me deleito con el olor de su perfume mientras mis manos se pierden bajo su falda.

  • Que afortunado soy de tenerte perrita...

Aunque es un halago grosero de seguro la he hecho sentirse orgullosa. En muy poco tiempo ha aprendido a sentirse completamente mía y complacerme sin rechistar. Sé que cuando le abra el culo volverá a sacar la rebelde que lleva dentro, pero será también parte de su aprendizaje. Intento contenerme en no follarla allí mismo y cenando algo, para coger fuerzas, le ordeno darme un masaje.

Una vez recompuesto, me levanto, la cojo en brazos para llevarla a la cama. Durante el trayecto le pego un buen morreo al que ella responde con ganas. Al llegar a nuestra cama la tiro sobre ella. Cae boca arriba pero no tardo en darle la vuelta.

Antes de subirme encima de ella cojo la cinta que he comprado. Echo sus brazos hacia atrás y juntándolos, los ato a la altura de su espalada. Ella, sin saber, se deja hacer creyendo que se trata de un simple juego.

Levanto su faldita dejando sus nalgas al aire y tiro de su tanga hasta romperlo. Le doy buenas cachetadas y la abro para una vez más acercarme a oler sus agujeritos, en especial el de su culo. Aunque limpio, huele como cualquier ano y eso me excita más. Le doy una leve lamida y meto un poco el dedito para tantear.

  • ¡Nooo por favor cariño...no me hagas eso!

Ahora ya se ha dado cuenta de mis intenciones y se revela. Rápidamente cojo el tanga roto y haciéndolo una bola la fuerzo a metérselo en la boca. Seguidamente le doy unas vueltas de cinta alrededor de su cabeza para que no se salga. Ya la tengo enmudecida.

  • Así será más fácil para los dos.

Aunque sería excitante oír sus alaridos; más excitante es verla amordazada totalmente indefensa y sin escapatoria.

  • ¡mmm..mmm...!

Sigue protestando, pero yo sigo con lo mío. Aprovecho para quitarme los pantalones y comprobar que ya la tengo morcillona. No pierdo el tiempo y con una mano abro sus cachetes, escupo directo en su ano, y con la otra dirijo mi polla medio erecta a su entrada. Ella gruñe más y empieza a forcejear con su torso y con las piernas, pero atada, boca abajo y conmigo encima, no le sirve de nada.

Decidido, restriego la saliva que he soltado con la punta de mi polla y empiezo a hundir mi espada. Ni siquiera le he puesto lubricante pues quiero follarla lo más al natural posible. Que sienta todo mi tamaño y yo sentir toda su estrechez. Total...sólo la voy a poder desvirgar una vez.

Ya he conseguido meter la punta a base de mucha fuerza y la presión es tremenda. También sus alaridos serían tremendos de no tener la boca tapada. Como ya sabéis tengo un buen tamaño de polla y creo me va llevar rato enterrársela toda.

No le doy tregua y sigo empujando. Ella hace presión para que salga, pero mi fuerza es mayor.  La veo gruñir y sollozar, pero la escena me llena de excitación. Por primera vez la tengo en la cama indefensa; maquillada y vestida sexy para mí, y encima estoy haciendo lo que quiero con ella.

Ella misma ha despertado el sádico que soy y por fin estoy viviendo nuestro matrimonio de una manera diferente. A mi manera.

La escena es extrema y a la vez excitante, incluso más extrema que cualquiera de mis relatos. Yo violando por el culo a mi propia mujer.

Entre empuje y resistencia por fin he podido hundírsela hasta la raíz, ella hunde su cabeza en la almohada tratando de soportar el dolor. Ahora mi cuerpo este paralelo al de ella y me quedo buen rato disfrutando de semejante presión. Siento hasta un leve dolor en mi polla por la resistencia que ofrece su ano a ser invadido.

Con tanto placer sé que no tardaré en correrme así que hago leves movimientos para follarla. Voy muy lento, pero el gusto es infinito.

De repente cuando estoy en el éxtasis y a punto de inundar sus intestinos de semen, suena un ruido molesto. Veo que es su móvil, el cual acostumbra a dejarlo en la mesilla de noche, al lado de la cama.

Me da el bajón y con desgana lo cojo, ya que ella sigue inmóvil, para ver quien molesta.

Se me pone peor gana al saber que es mi maldita suegra la que me acaba de cortar el rollo.

  • Dime suegra.

  • Que raro que lo cojas tú, ¿dónde está mi hija?

  • Ahora no puede ponerse, está muy ocupada.

Mi suegra no es la típica suegra molesta, es peor. Mi mujer viene de una familia de clase alta que, además,

es estirada y arrogante. Su madre, siempre que puede, intenta menospreciarme, así que el desprecio es mutuo.

  • ¿Qué es eso tan importante, que no puede hablar con su madre?

  • Creo que tiene algo entre el anos.

Lo que tiene de arrogante lo tiene de sorda y estúpida con que no pierdo oportunidad en burlarme de ella y más en esta ocasión.

  • Pues que suelte lo que tiene entre las manos y se ponga.

  • Dice que no, que le quema por dentro. Coménteme lo que sea y se lo hago saber

  • Solo quería saber que tal vuestras vacaciones. ¿No os vais a ningún lado?

  • No, esta vez no, prefiere que se la meta en casa.

  • Que raro que prefiera meterse en casa, con lo que le gusta viajar.

  • Si, en esta ocasión se siente perrita.

  • Bueno si siente perecita... ¿Oye no será que vais mal de dinero?

Siempre saca ese comentario para sentirse superior y aunque de nuevo vuelve a cabrearme, esta vez soy yo quien quiere alargar la conversación. La escena es excitante y mi polla está volviendo a recobrar su dureza en el interior de mi mujer.

  • No, no es cuestión de dinero. Simplemente que quiere probar nuevas experiencias.

  • Mmmm..mmmmm

Mi esposa se queja al sentir que se le ensancha de nuevo el ano por mi erección.

  • ¿Qué ha sido eso?

  • Nada, tu hija, que le quema por dentro.

  • Dile que abra con cuidado el horno.

  • Cariño, dice tu madre que abras bien el ano.

Alejando el móvil suelto ese comentario burlesco del que sólo es consciente mi mujer. Mi suegra con su sordera a saber lo que ha interpretado...

No aguanto más y me dispongo a follarla de nuevo. Pongo el altavoz del móvil, pero lo alejo para que no oiga los quejidos de su hija.

  • Y mi hija, ¿cómo lleva sus vacaciones? ¿La estas cuidando?

  • Por supuesto que la estoy enculando. Está teniendo unas vacaciones muy divertidas.

Si realmente viera en qué situación está su niña mimada, ahora mismo, creo que le daría infarto. Son una familia muy fina y puritana; quizá eso explique lo sosa que ha sido siempre mi mujer en la cama.

  • Bueno, si todo está bien llamo otro día que esté libre ella.

  • Claro, ¿cómo está usted?

Me importa una mierda como está. Simplemente he cogido ritmo en la follada y quiero alargar la situación de humillación a la que estoy sometiendo a las dos, hasta correrme.

A la par que aumentan mis embestidas, también los hacen los quejidos de mi mujer.

  • Aguanta zorra, ¿no querrás que te oiga tu mami? Todo esto es culpa de ella que nos ha interrumpido. Ves lo que tengo que aguantar en el día a día contigo.

Susurro al oído de mi mujer mientras mi suegra sigue al teléfono. Sin planearlo estoy cumpliendo una nueva fantasía. Denigrando a madre e hija a la vez.

  • Estoy bien, aunque sorprendida por lo que me...

  • Ogghhh ogghhh...

  • ¿Qué sucede?

No puedo evitar gemir al sentir tanto placer y ciertas contracciones en mi polla que anuncian una corrida inminente.

  • Nada, su hija, que tiene muy buena pinta.

  • Vale os dejo disfrutar de lo que sea que habéis cocinado. Llamo otro día.

  • Vale. Y salgoculos de su hija.

  • Saludos para ella también. Chao

De mi ni se despide, no le importo. Pero mi venganza ya está servida. Nada más colgar comienzo a soltar chorros sin medida. Ha sido la mejor corrida en tiempos, aunque últimamente se está convirtiendo en costumbre. He tenido varias así en lo que llevamos de vacaciones.

Cuando creo conveniente abandono lentamente el trasero de mi mujer para sacar una polla aun medio erecta llena de semen, un poco de sangre y leves manchas que posiblemente sean heces. Pienso en ir al baño a limpiarme cuando mi lado sádico decide rematar la faena.

  • Ahora te voy a destapar la boca para que me limpies la polla.

Al acercarme a ella ve el estado de mi miembro y retrocede con cara de asco.

  • O me limpias la polla...o vuelvo a llamar a tu mami y pasamos otro ratito divertido. Tú decides.

Consciente de que mi locura no tiene límites con resignación asiente con la cabeza, acepta mi orden.

Indecisa se mete el capullo en la boca y empieza a mamarlo con repulsión. Se centra sólo en la punta y vuelvo a increparla.

  • Límpiala toda. Desde la punta hasta la raíz y asegúrate de tragártelo todo.

Contrariada poco a poco la va engullendo hasta llegar hasta la raíz, al rato la saca y puedo verla que esta como nueva excepto por el brillo de su saliva.

  • Ahora los huevos. Lámelos bien.

La dejo otro rato limpiando mis cojones. Me relajo dejando que su boca trabaje en mis genitales, pero la

media erección no me baja por el placer que me da, al revés, se me pone más dura.

  • Parece que tengo más leche que soltar y tú necesitas tomar el biberón antes de ir a dormir...

Con ese comentario-reflexión me siento con las piernas abiertas y ella en medio. Ya sabe lo que viene. Agarro su cabeza con las dos manos y empiezo a moverla frenéticamente sobre mi falo, para una mamada express.

  • Se que te encanta comerme el rabo, pues toma rabo.

Lo hago con fuerza y enseguida empieza a babear y ponerse perdida. Esta vez va ser rápido.

  • Aguanta perrita, un último esfuerzo y descansas.

Mis movimientos enérgicos y la presión de su boca sobre mi miembro me hacen contraerme para una explosión próxima. Verla atada, sin quejarse, con el culo recién abierto y todo su cuerpo a mi merced; me lleva al climax.

  • ¡¡Ahhhh...Toma otra ración de mi sabrosa leche. Bébetela toda guarra!!

De golpe la clavo al fondo de su garganta y me quedo disfrutando de la escena. Ella con cara de angustia recibe toda mi polla, intentando no asfixiarse, mientras los movimientos de su garganta me delatan que intenta tragar, a duras penas, todo lo que mis cojones están soltando dentro de ella.

Al rato y sin mucha prisa, salgo de su garganta, me limpio la polla con su pelo y con cuidado la desato para liberarla.

  • Lo has hecho muy bien, buena perrita. Ya puedes descansar. Mañana será otro día.

Con esas palabras de "ánimo" y golpecitos en las nalgas la mando a dormir. Feliz y exhausto, yo hago lo mismo.