Reeducación sexista 8 (Final)
Elena deberá tomar la decisión final que la llevará a cambiarla para siempre y con ello sellará su destino.
Elena se debatía, provocando que su escueta ropa intenta dejar que sus atributos saliesen a la luz. Parecía muy enfadada desde que la doctora Harrison había dejado de penetrarla, pero Andrea la sostenía con muchísima fuerza de camino a la consulta.
_ Si te estás calladita podrás follar, ¿De acuerdo?_ Le dijo Andrea, provocando que se relajara de inmediato.
_ No me mientes, ¿Verdad?
Elena ya no pensaba en otra cosa. Era como un animal en celo, frotándose contra la pierna de Andrea. Pero tuvo que quedarse quieta cuando entró a la consulta. Se pasó la lengua por los labios ansiosamente. Aquello era como un buffet.
Había tres divanes en la sala. Tumbados sobre ellos estaban Fred, Jack y Alyssa. Los tres estaban desnudos. Ellos con erecciones imponentes y ella chorreaba como si su vida dependiese de ello. Tenían la mirada perdida. Elena se excitó aún más de lo que ya estaba, si es que eso era posible.
_ Vas a tomar una decisión, Elena. La más importante de tu vida._ Andrea Harrison chasqueó los dedos._ Te necesito un poco más centrada.
Elena notó como su calentura bajaba poco a poco. Seguía excitada, pero su cerebro parecía capaz de razonar. No así de impedir que se estuviera lamiendo los labios posesivamente mirando aquellos tres cuerpos a su disposición.
_ ¿Qué decisión, doctora? Sólo soy una zorra… ¿No es lo que tú querías?_ La miró._ De haber sabido que me lo harías cuando me hipnotizaste, te habría odiado… pero ahora…
_ Céntrate, Elena._ La miró._ La persona a la que escojas será gran parte de tu vida a partir de ahora.
_ Dame más detalles…_ Murmuraba, aunque tenía los dedos acariciando su sexo desnudo.
_ Elegiré a la primera persona a la que le des un orgasmo._ Andrea le empezó a acariciar los pechos tras liberarlos de su escueta prisión._ Si eliges a Alyssa… le devolveré su personalidad… volveréis a ser una pareja ideal. Pero no se calmará tu fuego, no te preocupes.
La doctora Harrison empezó a oler su pelo.
_ Si escoges a Jack, serás su criada. Con un sueldo cuantioso. Hipnotizaré a su mujer… y serás la puta de ambos. Te follarán todos los días… con un vestido de criada francesa._ Elena empezó a frotarse con más intensidad.
_ Y si escoges a Fred…_ Hizo una pausa dramática._ Te casarás con él.
_ ¿Me casaré… con él?_ Los dedos de Elena chapoteaban en su húmeda raja con una furia descontrolada que contrastaba con la delicadeza con la que la doctora pellizcaba sus pezones.
_ Y serás la esposa más guarra y cachonda del mundo._ Le dijo, con tranquilidad._ Sé que te haría ilusión.
Le soltó las tetas despacio.
_ También puedes recomponer tu ropa y salir por la puerta._ En ese momento Allison hizo el gesto de enseñarla como si fuera en un programa de televisión._ Si lo haces, volverás a ser la Elena feminista, modosita y reprimida que eras antes.
_ ¡Ni en un millón de años!_ Gritó, como si la mera propuesta la ofendiese profundamente.
Se quedó un segundo pensativa, tocándose con tanta fuerza que a Andrea le daba miedo que se hiriera. Finalmente… se deslizó delante de Alyssa y sus labios encontraron el coño ajeno. En cuando su lengua se acomodó, los ojos de la mujer se centraron, y acarició su pelo. El amor con el que la miraba recordaba de nuevo a aquella primera cita que tuvieron.
_ Elena… siento que he sido muy cruel contigo… he hecho cosas de las que me arrepiento… pero… sé que podrás perdonarme… por eso me has escogido.
Alyssa estaba teniendo unos estertores cercanos al orgasmo, cuando Elena se detuvo de golpe, relamiéndose.
_ ¿De verdad creíais que te había escogido a ti? Sólo quería darle un último gusto antes de que me olvides._ Le dio un golpe en la nariz._ Hasta otra… Alyssa.
Alyssa no opuso resistencia. En cuando la soltó, sus ojos se pusieron vidriosos de nuevo, perdió la mirada y sus dedos comenzaron a buscar furiosamente alcanzar un orgasmo, pero si no se lo daba Elena… no contaba… ella era consciente mientras se acercaba a Jack.
_ Que durita…_ Dijo mientras engullía uno de sus sables favoritos.
Jack inmediatamente despertó y con la misma parsimonia, le empezó a sobar las tetas. Jack sonreía con seguridad, maltratando aquellos pezones.
_ Ya verás… te pondremos un vestidito corto… y haremos unos tríos de los que hacen historia._ Le dio un azote._ Tomas la decisión correcta.
Pero una vez más… cuando Jack parecía a punto de correrse, Elena separó la boca de su polla y negó con la cabeza.
_ Estoy seguro de que sería una vida de ensueño…_ Sonrió, apartándose._ Pero no te he elegido.
Jack gruñó, pero su mirada no tardó en volver a nublase mientras se aferraba el miembro y empezaba a toquetearse. Elena no se lo pensó y se subió sobre Fred... Acarició su pecho con delicadeza, dejando que sus dedos se ensortijaran con el vello del hombre. Y le besó. Le besó como se besa a un amante mientras empezaba lentamente a penetrarse a sí misma.
_ Lo sabía… desde el día en que te conocí, sabía que terminarías siendo mi puta._ Fred empezó a bombearla con rudeza y Elena gimió de genuino gusto.
Fred gruñía y gritaba de placer, aferrando aquellas nalgas. Elena se le acercó al oído y le susurró, notando el éxtasis de la penetración, disfrutando de cómo le aferraba las nalgas, de sentir sus uñas sucias clavadas clavadas en su anatomía.
_ ¿Disfrutas del polvo, Fred?_ Le preguntó, melosa.
_ Sí… claro que lo disfruto. ¡La idea de que vayas a casarte conmigo me la pone dura como una roca!
_ Lo siento Fredito… Pero no voy a casarme contigo._ Se sacó la polla del coño y le dio un beso en los labios, uno profundo e intenso._ Pero no es por no quererte.
_ ¡Mierda!_ Gritó Fred, mientras se llevaba la mano al rabo y se tocaba como un mono._ Tenías que ser mía.
_ ¿Te cuesta decidir?_ Andrea sacó a Elena de su ensimismamiento._ Puedes tomarte más tiempo, si lo necesitas.
_ En realidad, ya me he decidido._ Elena se arrancó, su escasa ropa, manchada e indecente, y se desnudó._ Sé perfectamente cuál es la persona con la que quiero unir mi destino. Sólo tengo que hacer que se corra, ¿No es cierto?
_ Sí, Elena. Eso ha dicho Andy._ Dijo Allison, con una risita.
Elena tenía de nuevo la mirada hambrienta, los pezones erizados y su raja brillante de flujo. Parecía tener un objetivo claro, le dio un empujón a la doctora Harrison, y le bajó los pantalones aprovechando el factor sorpresa. Para cuando Andrea pudo reaccionar, ya se estaba penetrando.
_ Te escojo a ti._ Gruñó, mientras apretaba la cara contra sus tetas._ Espero que estés contenta, doctora, porque voy a ser tuya.
Elena se reía como una posesa mientras botaba sobre la polla de la doctora, aferrando sus enormes tetas. Andrea estaba demasiado excitada para detenerla. Como le había pasado otras veces, se olvidó de sus planes, y empezó a pensar con su miembro.
_ ¿Vas a ser mi putita, Elena?_ Le dio un sonoro azote. Elena ya gritaba con más intensidad que como lo había hecho con Fred.
_ Sí… la clase de putita que tú quieras que sea… _ Ronroneaba Elena._ Deforma mi mente, destroza mi vida… haz lo que quieras, pero dame más de esa polla.
_ Como desees, Elena._ Lanzó una risa de poder._ Hacía tiempo que no encontraba a nadie tan zorra como tú.
Elena lo sintió… cuando aquella polla la llenó por completo. La leche caliente escapándose de su sexo una vez más. Y una sonrisa de plena felicidad adornó su rostro. En su mente cochambrosa… había ganado a Andrea Harrison. La doctora la dejó en el suelo con delicadeza, mientras salía de ella lentamente.
_ ¿Entonces?_ Allison sonreía._ ¿Nos la quedamos?
_ Supongo que sí, cariño. Supongo que sí._ Comentó ella, mientras se subía los pantalones._ Hace tiempo que no me sorprendía de esa manera.
_ ¿Desde cuando?_ Allison lanzó una risita.
_ Desde ti.
Elena estaba en una nebulosa, su mente estaba cambiando más de lo que lo había hecho en mucho tiempo, y muy rápidamente. Pero no había resistencia en ella. Cuando abrió los ojos, se encontró en una gran habitación, del tamaño de su salón. Estaba en una gran cama, y la habitación parecía decorada por ella. Iba vestida con un pijama provocativo y si no se levantó para curiosear fue porque había alguien trabajando bajo las sábanas.
Una lengua mucho más experta que ninguna de las de sus amantes previos estaba hurgando en interior. Ella se dejó hacer, gimiendo como la fulana en la que todo aquel tiempo la había convertido. Había sido una larga lucha, pero la lujuria había triunfado. Se corrió ruidosamente, con ciertos temblores.
_ Buenos días, cariño._ Dijo Allison, emergiendo de entre las sábanas.
_ Buenos días, mamá._ Elena se llevó los dedos a los labios.
La había llamado así de forma… natural, sin pensarlo dos veces. Pero al mismo no le extrañó nada aquella comida de coño mañanera, o ese morreo que le dio justo después.
_ ¿Cómo te encuentras?_ Le preguntó la rubia, amorosamente.
_ Un poco mareada… pero… bien._ Sonrió lentamente._ ¿Dónde está madre?
_ En su estudio, repasando unos archivos._ Dijo la rubia._ Voy a preparar el desayuno. Buena charla.
Se ajustó su pijama provocativo y se dirigió al estudio. De algún modo todas las piezas iban encajando en su cabeza. Ella era la hija adoptiva de Andrea y Allison Harrison, y al mismo tiempo, mantenía un trío depravado con las dos en la intimidad. Se estaba preparando para entrar en la universidad de derecho y convertirse en una abogada… sin dejar de ser una zorra en sus ratos libres. Ese siempre había sido su sueño real, en realidad. Se había conformado con el trabajo en la empresa por problemas económicos.
_ Madre…_ Saludó, alargando mucho la e mientras se acercaba y se sentaba en su regazo._ Quiero salir esta tarde.
Elena se aseguraba de frotar sus nalgas contra el rabo de su madrastra. Conocía bien su punto débil. Efectivamente, se puso duro enseguida.
_ Supongo que…_ La voz de Andrea se ponía ronca, dominada por la testosterona._ No tienes por qué no hacerlo. Pronto irás a la universidad, me parece bien que aproveches tus ratos libres.
Elena sonrió, confiada.
_ Pero… no irás a irte sin hacerle una buena mamada a tu madre, ¿No?_ Andrea le agarró las nalgas.
_ ¿Me seguirás contando la historia de cómo seduciste a mamá?_ Preguntó, mientras le iba bajando los pantalones.
_ Pronto, Elena._ La polla dio un respingo y Elena empezó a darle besitos.
_ Me pone mucho cómo se va convirtiendo en la que ahora es mi madre…_ Elena se la metió finalmente en la boca.
_ Elenita… eres una ansiosa._ La tomó del pelo, y empezó a perforar tu boca._ Sé muy bien que vas a zorrear. Pero recuerda… pronto serás una zorrita universitaria. Nunca olvides tomar precauciones.
Elena gemía afirmativamente mientras su boca era follada salvajemente. Su “madre” se corrió con tanta fuerza que su semilla salió de sus labios y manchó su rostro, su cuello, su pecho, y por supuesto, aquel inapropiado pijama.
_ Yo siempre tomo precauciones…_ Sonrió con la cara llena de semen._ No tendrás nietos antes de que me gradúe y tenga un trabajo estable.
_ Eso era justo lo que quería oír._ Le acarició la mejilla y se lo acercó a los labios. Ella lamió los restos diligentemente.
El resto de la mañana transcurrió con “normalidad”. Allison y Andrea fueron a consulta, y ella pasó la mañana sola, mayormente masturbándose con pornografía en su nuevo portátil. Cuando llegó la tarde se vistió… como lo había hecho la penúltima semana de su antigua vida. Un top sugerente y una falda corta, pero no tanto como para que su sexo estuviera al aire y sus pechos saltaran a la mínima.
Fred no había tenía un buen día. La nueva inquilina era una siesa lesbiana. Volver a cobrar estaba bien, pero no era nada comparado con poder clavar su polla en el coño de Elena. Su Elena. Incluso había llegado a sentir algo emocional por ella mientras la follaba día tras día. Por eso, cuando atravesó la puerta de su casa y la vio tumbada en el sofá, le brillaron los ojos.
_ Hola, Fredito… ¿Me echabas de menos?
_ Elena. ¿Dónde coño estabas? Desapareciste sin más.
_ Tengo familia ahora… ya no vivo por la zona… pero hay una cosa que quiero dejarte clara._ Le puso la mano en el paquete, y Fred se estremeció._ Esté lo lejos que esté, siempre seré tu putita… y he venido a demostrártelo, dándote a ti y sólo a ti algo que nadie más tendrá nunca.
_ ¿Y qué sería eso?_ Fred le sobaba ya las tetas sobre el top.
_ La virginidad de mi culo._ Le susurró, directamente al oído._ Es tuya, Fred. Te la mereces… por enseñarme quién soy en realidad. Vivo para servirte, vivo para que me folles, y eso es lo que voy a seguir haciendo hasta que tú dejes de desearlo.
Fred la empujó sobre la cama, hizo a un lado su pequeño tanga y escupió sobre su ano.
_ Espera, brutito… que es la primera vez._ Se rio._ No querrás hacerme una grieta… tengo lubricante en el bolso.
Fred se movía como un elefante en una cacharrería. Consiguió coger el lubricante y untó dos dedos generosamente. Empezó a introducirlos sin demasiada delicadeza, pero Elena pareció satisfecha, por empezó a gemir. Sabía que le iba a doler… no importaba. Era Fred. Se lo merecía. Ya no había dudas en su corazón, y menos con él. Entregarse, someterse, ser usada. Eso era todo.
Cuando aquel miembro empezó a entrar en ella, sintió dolor, pero no se quejó, sonrió, mientras Fred iba, centímetro a centímetro, marcándola como suya para siempre.
_ Eso es… úsame… fóllame, Fred. Seré tuya siempre._ La azotó con fuerza.
_ ¿Sin más excusas baratas?_ Le preguntó, con socarronería.
_ Ah, cállate, sabes que soy tu zorra._ Le repitió.
La penetración pasó de casual a intensa, y el dolor a pleno placer. Los gritos de Elena no eran contenidos, mientras se centraba en disfrutar de lo guarra que era. Fred se aferró a aquellos pechos que tanto le gustaban, apretándolos con furia, mientras su polla alcanzaba lo más profundo de los esfínteres de Elena.
_ Ah, Fred… no sabía que el sexo anal fuese tan… joder._ Ronroneó Elena._ De haberlo sabido te habría dejado desvirgar mi culo antes.
_ Aún te quedan cosas que aprender aún siento tan zorra._ Lanzó una carcajada._ Pero para mí será un placer seguir perfilándote. ¡Me corro, guarra, prepárate!
_ No te contengas… hazlo… llena mi culo de leche, necesito sentirlo._ Le gritó.
Y Fred cumplió. Se corrió violentamente terminando de corromper aquel ano virgen. Elena se dejó caer sobre aquel sucio sofá, respirando con dificultad.
_ Eres increíble, Fred… me encanta lo bruto que eres…_ Se acurrucó con él en el sofá, dándole besos a su inerte miembro._ Amo esta polla.
La vida de Elena empezó a transcurrir de esa manera. Una vida feliz. Una vida plena. Esa vida de zorra que tanto le había repugnado tiempo atrás.