Redención y pecado con Miss. Peggy
Una tarde de repaso en la casa de ella, apreciaba como iba vestida, short corto y una playera holgada de un partido político, un brassier grande como amaca.
Después de mi primer encuentro con Miss. Peggy, empecé ambientarme en el reclusorio, digo la prepa, e incluso comencé a convivir con los compañeros de mi grado, y las veces que se podía nos dábamos nuestro picoretes, lejos de la mirada de la Rana.
Volviéndose mi escondite favorito la biblioteca; conocí a Ariadna, de esas extrañas flores que crecen en el desierto o en la porquería, era de tez clara, cabello trigueño de coleta larga, ojos grandes, labios finos, delgada, manos finas, sin una sola gota de maquillaje, toda una ratita de biblioteca.
Ella llego al penal, por la cercanía a su casa; de ideas extrañas pues mencionaba que la escuela la hacía uno mismo, no importaba si fueran las prestigiadas del centro o esta de barrio popular. Era simplemente maravillosa. Nos hicimos novios, entre juegos de ajedrez y platicas de poesía.
Me volví asistente ocasional a las fiestas a la casa del Babalu, e incluso la Rana dejo de tomarle importancia a mi existencia, o eso pensé yo.
Una tarde la rana, echando la cascara con toda la bola de malvientes de la escuela, buscando pegarme un balonazo en la cara, le dio a Ariadna no solo rompiéndole los lentes, sino la boca y su nariz, solamente escuchaba sus carcajadas, en lo que el pakatelitas intentaba contener una pelea, que en el campo de lo físico la tenía perdida.
Empecé acosar a Miss. Peggy dentro y fuera del penal, cerca de sus casa, fiestas y convivios; hasta busque la forma de estar cerca de ella, todo motivado para que la Rana, no sospechara. Una tarde de repaso en la casa de ella, apreciaba como iba vestida, short corto y una playera holgada de un partido político, un brassier grande como amaca.
GUIDO.- Te arreglas mucho para ir a la prepa, pero en casa andas bien fodonga.
PEGGY.- Una puede estar cómoda en casa, aquí nadie me ve, ni a mi madre le interesa como estoy vestida.
G.- Ósea que te puedo desnudar aquí y hacerte mía, y no va pasar nada.
P.- Queseras, soy demasiado gritona; no como tu noviecita, la ratita de biblioteca Snarf, que solo debe de chillar como ratita cuando te la coges.
G.- Celosa, quisieras estar en su lugar (Blofeando, porque la respetaba mucho; era un noviazgo de manita sudada)
P.- Con ese amigo que te cargas, claro que sí (acariciando sobre mi paquete)
G.- Y tú me vas a terminar de criar, se ve deliciosas a pesar de lo fondonga que estas.
P.- Tú quieres leche, yo quiero lechita (abriéndome la braggeta del pantalón y sacando mi verga con sus manos).
Me volvió a pegar una mamada de ensueño, mientras yo acariciaba esos enormes melones; ella no paraba de saciar su sed, se la comía como si no hubiera mañana, viniéndome intensamente en su boca, con su lengua traviesa limpio hasta la última gota de semen.
P.- Tenia una sed tremenda y tu amiguito Gonzo, está muy delicioso. (solo esas palabras me volvieron a poner a mil.
G.- Es que te la comes delicioso, anda quítate esa blusa para que me pueda terminar de comer esos melones que te cargas.
P.- Aquí no, te digo que soy muy escandalosa.
G.- Pero con La Rana, aquí si coges y rico.
P.- No, nunca; en la casa mi papá hemos fajado, pero aquí en la de mi mamá, ni lo puede ver.
En un descuido, logre meter mi mano por debajo de su short; no estaba depilada más su humedad me ayudo a encontrar rápido su clítoris, el cual comencé a masajear.
P.- Anda para Snarf, que me encanta que hagas eso.
G.- Tu si me puedes dejar caliente.
P.- Ya para, que voy a empezar a gemir.
G.- Entonces te gusta que esto te haga la rana.
P.- Noooooo, a él solo le gusta meterme la verga y que se la mamé.
G.- Y en donde te ha metido la verga.
P.- Para, para (comenzando a gemir) solo en la pepa, no lo he dejado que me la meta por el culo.
G.- Y él lo desea
P.- Si, desea dejarme sin hoyito sin estrenar, para para Guidoooooooo.
Paré, y Miss Peggy; se quitó la blusa y el brassier, pude disfrutar unos senos deliciosos, con unos pezones enormes rosados, quedando pendiente algo que teníamos que terminar, días más adelante. Sabía que la Rana fue el primer hombre en la vida de Miss Peggy y que desearía estrenar su culito.
En la prepa, mi sorpresa fue cuando fui al baño entre clases; entrando Miss Peggy, con uniforme escolar, cerrando la puerta, dirigiéndome a un retrete.
P.- No tenemos mucho tiempo, y quiero terminar lo de ayer, no te preocupes no traigo pantaleta.
G.- Aso mecha te vez bien rica el día de hoy.
Me senté en el retrete, con Gonzo libre; Miss Peggy se lo comió todo de un sentón; montada ella sobre de mí, cabalgaba de tanto gozo, que grata sorpresa no encontrarme obstáculos debajo de su chaleco y blusa; montada gemía tan rico que sus gritos debieron escucharte hasta la biblioteca de junto, gracias a que la bibliotecaria era una señora ya de edad, que le valía todo lo que sucedía a su alrededor; solo que el encanto trono literalmente con la taza.
Seguía con mi noviazgo normal con Ariadna y buscábamos cualquier lugar y momento para coger con Miss Peggy; a sabiendas que me está volviendo compadre de leche con la Rana y mi deseo de ganarle ese culito redondo y blanco de Miss Peggy.