Recuperando la pasión perdida (2)
Segunda parte de la entrega.
Me estaba gustando esto de ser una perra. La pasión estaba volviendo entre mi novio y yo y él estaba encantado con mi nueva faceta. Le gustaba que ahora fuera capaz de hacer cualquier cosa en cuestión de sexo. Me pasaba el día pensando fantasías y en cuanto tenía la oportunidad de realizar alguna, no desaprovechaba la oportunidad. Y a cada fantasía cumplida, nuestra relación iba mejorando exponencialmente.
Como por ejemplo lo que hicimos el otro día en el cine del centro comercial.
Nosotros somos muy amantes del cine. Ya no solemos ir con mucha frecuencia, por el tema de los precios, pero no solemos desaprovechar la oportunidad. Pero, por desgracia, no todas las películas que vemos son de nuestro agrado. Eso nos pasó el fin de semana pasado. La película era malísima, una pérdida de dinero al que nos obligaba a estar allí sentados hora y media. Como no valía la pena verla, empecé a fantasear con mi novio y conmigo.
Empecé a pensar que me lo montaba con mi novio en el cine, que me arrodillaba delante de él y que le comía la polla. Y la fantasía empezó a ponerme cachonda y comencé a tocarle el paquete a mi novio por encima del pantalón. Me miró y luego sonrió. Él parece que tampoco estaba muy atento a la película porque enseguida se abrió las piernas para que pudiera tocarle mejor la polla. Así que comencé a frotársela con ganas.
Tengo que aclarar que todo esto lo estábamos haciendo en la penúltima fila del cine. Nos gusta sentarnos detrás. Y cómo la película era tan mala no había mucha gente en la sala y mucho menos a nuestro alrededor.
Su paquete empezó a crecer poco a poco hasta que noté como le apretaba el pantalón su delicada polla.
Al ver que nadie podía descubrirnos, le saqué la polla del pantalón y comencé a hacerle una buena paja. Mi novio ya se olvidó completamente de la película, cerró los ojos y se dejó llevar por el placer. Yo no podía más y, aunque sabía que estábamos en un cine, estaba muy cachonda y tenía ganas de meterme esa gran polla en mi boca y jugar con ella con mi lengua, pero tenía que aguantar. Me gustaba hacerle sufrir en la espera.
Acerqué levemente mi cabeza hasta la punta de su mástil y, en vez de lamerlo o besarlo, escupí y me reincorporé. Gracias a la abundante saliva que dejé por la polla de mi amado, ahora la piel resbalaba con mucha más facilidad, y le daba mucho más placer que antes.
Pero yo también sufría esperando a mamar aquel manjar, así que me arrodillé ante él y comencé a comérsela. Empecé suavecito pues no quería que mi novio lanzara gemidos muy fuertes y nos descubrieran. Le lamía los huevos, le chupaba con dulzura el capullo, Le recorría toda la polla desde la base de los huevos con mi lengua,… Pero poco a poco mis bragas chorreaban más y más, estaba cada vez más perra y no podía parar.
Empecé a chupársela con rapidez, cada vez con más fuerza. Cuando paraba para ver la cara de placer de mi novio mis manos le frotaban la polla con gran rapidez. Y tras ver cómo él se tenía que morder la mano para no gritar de gusto yo volvía a mi faena. Y me la metía enterita en la boca. Los dos estábamos pasándolo en grande.
En uno de los descansos para poder ver la cara de placer de mi novio, pude notar la mirada de un señor de unos cincuenta años, acompañado por su mujer. O eso suponía. Estaba mirando de reojo, pero no me importó, eso me excitaba todavía más.
Estaba tan cachonda que tenía ganas de subirme encime de él y meterme la polla por el coño. Estaba tan mojadita que estaba segura que entraría toda entera sin ningún tipo de problemas.
Estaba tan lubricada que temí por unos segundos que se me empaparan los pantalones. Por desgracia, el hecho de follarme a mi novio en plena sesión cinematográfica sería demasiado escandaloso, así que me tenía que conformar con sentir su semen en mi boca.
Yo también tuve que toquetearme por encima del pantalón mi húmedo y caliento coño, que empezaba a palpitar pidiendo a gritos algo en su interior que le llenase. Al ver mi desesperación por meterme mano a mí misma, mi novio alargó su brazo y metió su mano por debajo del pantalón, llegando hasta mi zona sagrada.
Pronto me daría el gusto de tragar el semen de aquella polla porque comenzaba a notar cómo mi novio poco a poco iba perdiendo el control y comenzaba a emitir gemidos. Pensar que podíamos ser descubiertos me estaba poniendo aún más perra así que mis lametones eran bestiales. ¡Menuda mamada le estaba haciendo!
Cómo adivinaba estaba a punto de venirse. Y eso hizo lanzando un sonoro gemido que estoy seguro que oyeron todas las personas del cine. Pero no penséis que eso me importó. Para nada. Yo estaba disfrutando de su leche y seguía saboreando su polla, recorriendo mi lengua por su rabo y saboreando sus últimos chorros de semen.
Finalmente, me limpié un poco la boca con la manga del jersey que llevaba puesto y seguimos viendo la película como si nada.