Recuerdos...xxiii ( 2ª parte y final)

: ¡Creo que te follaste a casi todos, pero también te follaron unos cuantos! ¡Tu boca hacía estragos en las pollas, cuando las chupabas, se tenían que apartar para no terminar rápido! Entonces le pregunté: ¿Y tú que hacías, solo mirabas?

RECUERDOS...XXIII (2ª PARTE Y FINAL)

Me encuentro en el andén de la estación de tren, que me devolverá a Barcelona, tengo una resaca del carajo, todo gracias a mis amigos y la fiesta de despedida que me ofrecieron en casa del Sr. Conde y luego todos a disfrutar de las instalaciones de “El Club” y allí fue el desmadre padre, todos follamos con todos, a decir la verdad, no recuerdo con cuantos estuve, pero al despertar me dolía todo el cuerpo. Me había despertado en el local, tumbado en una de las hamacas de la piscina, algunos estaban desperdigados por los bancos, otros se habían marchado, cuando me despejé un poco me tiré a la piscina e hice un poco de natación, para reactivarme, cogí una toalla limpia y fui al bar, allí me tomé un gran zumo de naranja y un café cargado.

Mientras me tomaba el café apareció Chete sonriente, me dio unas palmadas en la espalda, preguntándome como me encontraba, yo le respondí: ¡Estoy hecho mierda! A lo que él replicó: ¡No me extraña! ¡Creo que te corriste por lo menos 8 o 9 veces, por lo menos! ¡Les distes marcha a todos y creo que no se olvidarán fácilmente de ésta fiesta! Me fui al vestuario y él me siguió, me di una rápida ducha y Chete se encontraba sentado en uno de los bancos, me observaba mientras me secaba y comenzaba a vestir, él comentó: ¡Creo que te follaste a casi todos, pero también te follaron unos cuantos! ¡Tu boca hacía estragos en las pollas, cuando las chupabas, se tenían que apartar para no terminar rápido! Entonces le pregunté: ¿Y tú que hacías, solo mirabas? Riéndose comentó: ¡Yo también fui muy activo, pero también muy pasivo, pero me agoté más rápido que tú!

Al terminar me acompañó a la salida, me besó en los labios saboreando mi boca a su antojo, yo estaba flojo y me dejé dominar por su boca, mientras me abrazaba fuertemente, al separarse tenía lágrimas en sus ojos y nos despedimos definitivamente.

Fui a casa a recoger la bolsa y el macuto, que me había regalado el cabo furriel, allí me despedí de la Sra. Elena, pero antes de salir me entregó un sobre alargado que habían llevado, lo abrí y dentro estaba mi billete de tren, junto a una nota del Comandante, se despedía de mí agradecido por todo y había cambiado mi billete sencillo, por una cabina con cama, ya que el recorrido era muy largo, mentalmente se lo agradecí sonriendo y después de besar a la Sra. Elena, me marché.

En el andén un revisor me indicó el vagón cama y me dirigí hacia él, pasé delante del vagón restaurante y subí buscando mi cabina, apareció un revisor que me indicó la cabina abriéndola, me ayudó a colocar las bolsas en la estantería para ellas, entonces me fijé en la espléndida espalda, después mi mirada fue recorriendo todo su cuerpo llegando a las nalgas bien duras y apretadas, al girarse miré su cara, llevaba bigote y barba muy arreglada, recortada, debía tener unos treinta y pocos años ¡No estaba nada mal! Me indicó que detrás de la puerta estaba el horario del servicio de restaurante y del bar, se lo agradecí dándole una buena propina, me sonrió y yo me deshice, ya que se le formaban unos hoyuelos a cada lado de los labios y se fue. Aún faltaba un rato para que saliera el tren, me senté en mi cabina observándolo todo, entonces me di cuenta que habían dos literas, pero no le di importancia y comencé a mirar por la ventanilla a la gente que pasaba por el andén, la resaca no se me iría tan fácilmente, siempre bebo lo mismo, pero anoche mezclé de todo y así estaba hoy, hecho puré.

Decidí probar en el bar restaurante por si tenían una aspirina y allí me dirigía, cuando arrancó el tren, ya estábamos en marcha, abrí la puerta del restaurante y al fondo había una barra con taburetes, detrás se encontraba un joven con la cabeza gacha, parecía que lavaba algo, no me oyó entrar pero al acercarme y decir ¡Buenos días! Levantó rápidamente la cabeza y cogiendo un vaso lo comenzó a secar frenéticamente, parecía nervioso, mientras me acercaba me fije tenía el pelo largo por la parte superior de la cabeza y le descolgaba un largo flequillo, el color era castaño claro y sus ojos azules, la cara delgada, se le marcaban los pómulos, que unidos a sus carnosos labios lo hacían bastante atractivo, debía tener unos 25 o 26 años, sus largos dedos no dejaban de frotar el vaso, me coloqué detrás de uno de los taburetes y le pregunté si tenía una aspirina, entonces me fije en su cara un poco azorada y en ése momento oí un sonido muy característico, me di la vuelta y de espaldas dije: ¡Volveré más tarde, ahora te veo muy ocupado!

Y salí por la otra puerta que daba al resto de vagones, quedándome junto a la puerta, de tanto en tanto miraba hacía el bar, una pareja mayor venía en mi dirección y al llegar a mi altura, les dije que en el bar tenían un problema con una tubería, que podrían volver dentro de un rato y sin poner reparos se fueron a su cabina, yo seguía observando al joven, los gestos de su cabeza indicaban que lo estaba disfrutando mucho, ahora sus manos debían estar sobre la cabeza de la persona agachada, ya que sus brazos forzaban la cabeza de la otra persona para que se tragara más su verga, poco tiempo después debió correrse, ya que su cuerpo se arqueaba convulsivamente, señal inequívoca que se estaba corriendo, cuando dejó de moverse convulsivamente una figura se puso de pie delante de sus piernas, reconocía rápidamente al revisor, que me había abierto mi cabina, se miraron y se besaron en los labios, el beso era suave y muy erótico, hasta yo me empalmé de verlos, se arreglaron la ropa y miraron hacia la puerta donde yo me encontraba, se separaron y el revisor salió después de mirarme, entonces pasado un minuto entré.

Le pedí la aspirina y un poco de agua, me lo sirvió con rapidez, le comenté que si una pareja mayor le preguntaba, ya que les había impedido la entrada, les dijera que habían tenido un problema con una tubería, el joven asintió mientras sonreía y decía: ¡Gracias! Su voz era muy suave, no afeminada, pero sonaba a dulce, lo hubiera besado sin pensarlo dos veces, pero me contuve de hacer más comentarios, después de tomar la aspirina pedí una cerveza bien fría, él joven no dejaba de observarme, me senté en un taburete al final de la barra, desde allí vislumbraba todo el cuerpo del joven y entonces entraron el matrimonio mayor de antes, se sentaron en una mesa y él se acercó, tomó nota y volvió a la barra, le pedí la cuenta, pagué y al girarme me dijo en voz baja: ¡Me llamo Gregorio! Giré la cabeza y respondí: ¡Yo, Jorge, un placer! Salí sonriendo y volví a mi cabina quedándome en el pasillo fumando, en algunas estaciones estábamos parados bastante tiempo, como ahora y entonces me vino a la cabeza el nombre de la compañía RENFE y encontré su significado: Rogamos Empujen Nuestros Ferrocarriles Españoles, en ése momento comencé sonreír tontamente.

De repente noté que a mi lado había alguien, una de mis manos estaba apoyada en el reborde bajo de la ventana, con la otra fumaba, vi el reflejo en el cristal, era el revisor, que fue acercándose a la ventana y poniendo su entrepierna casi tocando mi mano, entonces un golpe en el tren hizo que él se apoyara más sobre la mano, mientras lo decía, mirándome al reflejo del cristal: ¡Están enganchando algún vagón más! Yo no aparté la mano sino todo lo contrario, la giré hacía dentro, acariciando su paquete, que iba creciendo, embutido en su uniforme, ahora él movía sus caderas de un lado a otro frotándose con mis dedos, giré la cara mirándole y él a mí, entonces entré en mi cabina dejando la puerta abierta, no me giré, pero oí como se cerraba la puerta, me di media vuelta y él estaba en medio de la cabina, estiró su brazo y comenzó a masajearme la verga sobre mi ajustado pantalón y yo hice lo mismo, juntamos más nuestros cuerpos, mientras que su boca besaba mi cuello en la yugular, sus labios fueron subiendo buscando los míos, nos fundimos en un beso más ardiente, que el que yo había visto antes, casi con ansia.

Comenzamos a quitarnos mutuamente la ropa, al quitarme los pantalones, se quedó agachado, comenzó a lamer y chupar mi verga, casi no podía meterla entera, pero no paraba, yo acariciaba su cabeza y espalda, su mano acariciaba mis huevos y la otra, mi plano vientre, su boca se tragaba cada vez más mi verga, cada vez su cabeza iba más rápida, lo paré, para no terminar tan pronto y lo hice ponerse de pie, lo besé en la boca metiendo mi lengua dentro saboreando el interior, fui descendiendo besándole todo el cuerpo chupándole las tetillas, mientras que mi mano lo masturbaba lentamente y me arrodillé, engullendo su verga, no muy larga, pero sí muy gruesa, mis manos le agarraban las caderas y mi boca se estaba acostumbrando al grosor de la polla, deslicé una de mis manos a sus huevos acariciándolos y la otra mojé los dedos con mi saliva mientras seguía chupando, pasé la mano entre sus piernas buscando su ano, comencé a masajearlo con los dedos mojados de saliva, estaba muy prieto, pensé que no lo habían penetrado nunca, pero con mis insistentes masajes de los dedos, se fue relajando lentamente, incluso entró un dedo, moví la mano y el dedo de lado a lado dilatándolo un poco más, él gemía, cada vez que volvía a meter el dedo mi boca se tragaba su tranca y él suspiraba de placer, pasado un buen rato probé con dos dedos, ya estaba preparado y entraron sin dolor, repetí lo mismo que antes, pero una vez con ellos dentro los separaba dilatándolo, abriéndolo más y entonces entró el tercero, se quejó ligeramente, pero mi insistencia con la boca y los dedos entrando y saliendo de su ano, le provocaban espasmos de placer y no pudo aguantar más y mientras decía: ¡Me voy a correr! Yo notaba los trallazos de su semen en el fondo de mi boca, mis dedos se metían más, dentro de su ano, hasta que soltó la última gota, que fui tragando en su totalidad, él jadeaba mientras me acariciaba la cabeza, saqué los dedos y me puse de pie, me rodeó con sus fuertes brazos  al tiempo que me besaba con más pasión, su lengua buscaba los restos de su propio semen.

Entonces se volvió a agachar y se tragó mi verga hasta el fondo, casi ahogándose y agarrando con sus manos mis nalgas fue mamando mi verga con avidez, sus labios apretaban el tronco de la verga produciéndome más placer, notaba sus dedos clavándose en mis nalgas y mis manos en su cabeza forzándole a tragarse más y más mi polla, entonces sin avisarle exploté gimiendo, llenando su boca con una buena cantidad de semen, que él fue tragándose, siguió chupando mi verga hasta el último resto de la corrida, se incorporó y nos dimos un largo beso, después de separarnos nos vestimos de nuevo, cuando iba a salir por la puerta, se giró y me acarició la cara mientras soltaba: ¡Me llamo, Luis! Y salió, cerrando la puerta.

Al mediodía comí un plato combinado, le dije a Gregorio, que estaba delicioso, me lo agradeció con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza, después de tomar café, tomé un whisky con hielo, pagué y me fui a mi cabina, bajé la cama y me tumbé, me quedé dormido como un bebé. Al despertar miré el reloj, había dormido casi 2 horas, me levanté cogí un cigarrillo, lo encendí y al abrir la puerta, para salir al pasillo, me encontré a Gregorio delante de mi puerta, al verme miró a ambos lados del pasillo, que estaba vacío, parecía algo nervioso, me miró a la cara y entró en mi cabina, cerrando la puerta, diciendo: ¡Perdona mi intromisión, no quería molestarte! Pero antes que continuase hablando lo abracé, mientras que mi boca besaba la suya, sus brazos estaban laxos, sin tocarme, pero ante mi insistencia con mis besos y mi lengua recorriendo todo el interior de su boca, los fue subiendo, acariciando mi espalda, también su lengua cobró vida, entrando también dentro de mi boca y saboreándola, una de mis manos fue descendiendo por su espalda por encima de la chaquetilla, posándola sobre su pequeño y duro trasero, que fui empujando hacía mí, de manera que nuestras vergas abultadas se frotaban.

Separé mis labios de su bonita boca y comencé a lamer su cuello por la yugular acercando mi lengua a su oreja, mordisqueé el lóbulo y metí la lengua dentro de su oreja, se estaba derritiendo, gemía, le gustaba, yo notaba un bulto muy pronunciado en su entrepierna, que ahora nos frotábamos con frenesí y mis manos comenzaron a sacarle la ropa, él pareció dudar al principio, pero me fue desnudando, dejamos la ropa en el asiento y miró la totalidad de mi cuerpo desnudo, soltando ¡Guau, menudo cuerpo! Yo miraba el suyo, mientras contestaba ¡No te miras en el espejo, estás esplendido y una buena verga! En verdad mediría unos 20 o 21 centímetros, bien formada, el capullo medio tapado, un grosor normal, no muy exagerado, mi mano agarró su polla, acariciándola, arriba y abajo, masturbándole con suma lentitud, él inclinó la cabeza hacia atrás gimiendo, mi boca fue deslizándose sobre su cuerpo lamiéndolo, chupando las tetillas, continué bajando, quedándome delante de ésa maravillosa verga, mi lengua volteó el capullo, ya que mi mano había retirado la piel, volvió a gemir, ahora mis labios apretaban la cabeza de su polla y poco a poco mi boca se fue tragando tal hermosura, primero la mitad, me agaché un poco más, quedando de rodillas y sentado sobre mis talones, incliné un poco la cabeza hacia atrás y  fui subiendo mi boca, ahora entraba la totalidad, llegando bien tocándome la campanilla, él soltó un suspiro de gozo, ahora mi boca subía y bajaba.

Entonces me mojé los dedos de la mano y busqué su ano, como sospechaba, también estaba muy cerrado, pero con paciencia fue abriéndose, al igual, que su amigo, al principio se quejó, pero mis chupadas iban en aumento cada vez, que iba a quejarse y el placer que recibía, lo acallaba y comenzó a relajarse, ya entraban dos dedos, faltaba un tercero, sería doloroso, pero necesario, cuando menos lo esperaba me tragué de un fuerte golpe su verga, al tiempo que metía los tres dedos dentro de su virginal ano, mi nariz y labios rozaban su vello púbico, fui retirando los dedos lentamente y también mi boca fue sacando su verga llegando al rosado capullo y de repente repetí lo mismo tragándome toda la verga y empujando los tres dedos dentro de su ano, ya dilatado, se le escapó un bufido, entonces los dedos daban vueltas dentro del ano, entraban y salían sin dolor y mi boca ahora le chupaba la verga con frenesí, noté el sabor del líquido pre seminal y al poco notaba el fuerte palpitar de su verga a punto de terminar, aproveché el momento, sacando los tres dedos y los metí de golpe, entonces su cabeza comenzó a moverse al tiempo que soltaba todo su semen dentro de mi boca, gemía de placer, continué chupando esa maravilla, dejándola bien limpia, con cuidado fui sacando los dedos de su ano desflorado.

Me incorporé mirándole a los ojos, entonces bajé la vista hacia mi verga que estaba endurecida, me miró diciendo: ¡Yo no...! Pero le puse mis manos sobre los hombros obligándole a agacharse, agarré mi polla con una mano y le dije: ¡Imagínate que estas chupando un polo o un helado! ¡Abre bien la boca y esconde los dientes!  Él volvió a repetir ¡Yo nunca....! Acerqué mi verga a sus labios, metí mi capullo dentro de su boca abierta, acallando sus palabras, él tenía los ojos cerrados, fui entrando con suavidad en su húmeda boca y saliendo al poco, lo fui repitiendo una y otra vez, cada vez entraba un poco más, sin forzarlo, su lengua volteaba alrededor del tronco de mi verga, con suavidad le dije: ¡Abre los ojos, mírame! Levantó la mirada y vio la mitad de mi verga dentro de su boca, miró mi cara y solté: ¡Hazlo a tu ritmo, no quiero que te atragantes!

Su mano comenzó acariciando mi verga, al mismo tiempo que se la llevaba a la boca, su mano se deslizó sobre mis huevos, que fue acariciando, la lengua paseaba alrededor de mi tronco, yo notaba que cada vez abría más la boca y se tragaba más mi verga e incluso comenzaba a chupar con más fuerza, sus labios apretaban la polla tanto al entrar como al salir, su mano se deslizó entre mis piernas buscando mi agujero y comenzó a meterme el dedo, yo gemí, para darle más ánimos, metió otro dedo y fue acelerando la mamada, ahora ya sin reparo alguno, yo acariciaba su largo cabello, comencé a mover mis careras hacia delante dándole opción a tragarse más mi verga, sus dedos no paraba de entrar y salir de mi ano, entonces lo avisé: ¡Voy a correrme! Lo que hizo fue acelerar más su mamada y la penetración de sus dedos y estallé, por segunda vez en ése día, llenándole la boca con mi semen, cuando terminé de correrme, me arrodillé delante de él uniendo mi boca a la suya, le ayudé a saborear mi propio semen, mientras nos besábamos nuestras manos acariciaban el cuerpo del otro, nos levantamos y nos vestimos de nuevo, Gregorio, antes de marcharse me besó en la boca, con más pasión.

No cené nada, simplemente bebí un café muy fuerte y un par de whisky con hielo, me entretuve bastante mirando a la gente cenar y viendo el lindo cuerpo de Gregorio deslizare entre las mesas atendiendo a la gente, el salón se iba vaciando, ya no tenía tanto trabajo, le pagué lo mío y entonces él me susurró: ¡A las 11 de la noche, terminamos y el tren estará parado unas tres horas dejando pasar varios trenes de mercancías! Miré la hora, ya eran las 10 d la noche, asentí y me fui a mi cabina, en el pequeño lavabo me lavé bien todo el cuerpo, sin olvidarme ningún rincón, incluido el ano, me enrollé una pequeña toalla alrededor de mi cintura y me tumbé encima de la cama, pensando en las palabras del joven ¿Que había dicho? ¡Termino o terminamos! Y dormité un poco, poco después noté que el tren cambiaba de vía y aminoraba la marcha, continué mirando el lento paisaje, que íbamos pasando en la oscuridad, encendí un cigarrillo, fumando muy lentamente, abrí un poco la ventanilla para que el humo se escapara del interior, pocos minutos después llamaron con suavidad a la puerta, apagué el cigarrillo y abrí la puerta.

Allí se encontraba Gregorio, con tres vasos con hielo y bebida, a su lado Luis, les hice pasar, cerrando la puerta tras ellos, Gregorio me dio uno de los vasos, Luis cogió otro y levantándolos brindamos, les dije que se sentaran encima de la cama, yo me puse enfrente de ellos en el largo asiento, levanté la madera que hacía de mesita y dejamos los vasos apoyados allí, les miré a los ojos y les pregunté: ¿Cuánto tiempo lleváis juntos? Luis respondió: ¡Pronto hará un mes, que tenemos encuentros, yo estoy casado y Gregorio tiene novia! Gregorio añadió: ¡Cuando estamos juntos, nos encontramos muy bien los dos! ¡Pero desconocemos muchas cosas y tú nos has abierto una puerta! Entonces respondí: ¿Pues a que esperáis, una invitación? ¡Olvidaros de mí, como si no estuviera presente! Me acomodé en el asiento.

Comenzaron tímidamente, se estaban besando y se quitaban lentamente la ropa, al tiempo que se acariciaban, quedaron desnudos del todo, se levantaron uniendo sus cuerpos frotando sus vergas entre sí, que estaban muy animadas, entonces Gregorio fue bajando mientras besaba el cuerpo de su amigo, quedándose agachado, para la sorpresa de Luis, su joven amante agarró su gruesa verga y comenzó a lamerla, Luis gimió, cuando el joven se tragó su verga de un solo golpe y su cabeza comenzó a moverse hacia delante y atrás chupando con fuerza, Luis acariciaba la cabeza del joven, mientras gemía, en ése momento me puse de pie y me coloqué detrás de Luis frotando mi verga, cubierta con la toalla, en el apetitoso trasero del mayor de los dos, con mi mano giré su cara y lo fui besando, su lengua buscaba la mía con ansia, mis manos acariciaban sus tetillas, que se endurecían por momentos, Luis jadeaba, parecía a punto de correrse, entonces, mis manos desde detrás de Luis hicieron levantar a Gregorio, que se unió a nuestros besos, pasado un buen rato, coloqué mis manos en los hombros de Luis, haciendo que se agachara delante de Gregorio, la boca de Luis cazó al vuelo la larga verga de su amado y comenzó a chuparla frenéticamente.

Cambié de sitio, colocándome detrás del joven Gregorio y repetí lo mismo que con Luis, mientras nos besábamos, le acariciaba y pellizcaba las tetillas, él gemía dentro de mi boca, movía su trasero, que yo frotaba con mi verga, la cabeza de Luis iba acelerándose, notaba la agitación de Gregorio e hice que Luis dejara de chupar y le obligué a levantarse, entonces les ordené con suavidad: ¡Poneros de rodillas en la cama, con el trasero hacia fuera! Sin rechistar lo hicieron, me coloque detrás de ellos, olisqueé, por si estaban sin lavar, pero estaban bien limpios, me agaché detrás de Luis y mi lengua comenzó a lamer su ano, volvía a estar cerrado, pero poco después comenzó a palpitar, mientras mi mano izquierda acariciaba el culo de Gregorio, dándole suaves masajes, me mojé los dedos de la mano derecha y fui metiendo los dedos en el ano dilatado de Luis, abriéndolo bien, me coloqué detrás de Gregorio e hice lo mismo, agachado comencé a lamerle el ano, que ya palpitaba de placer, mi lengua hacía estragos en su orificio, ambos gemían, mientras se besaban, la parte superior de sus cuerpos inclinados sobre la cama, apoyándose sobre los codos, ahora mis dedos los penetraba a los dos amantes, gemían de placer, yo estaba de pie entre ellos y mis dedos entraban y salían de sus maravillosos culos, ya estaba muy dilatados.

Hice que Gregorio se tumbara sobre la cama boca arriba y Luis encima suyo en posición inversa, con mis manos agarré ambas vergas, ofreciéndolas a sus bocas, que comenzaron a chupar de nuevo con ansia, me saqué la toalla y colocándome de rodillas detrás de Luis, clavé mi verga en su culo, él se quejó ante mi violación, pero continuó chupando la gran verga de su amado, pasado unos segundos comencé a moverme saliendo y clavándome de nuevo en él, ya no se quejaba, incluso movía sus caderas mientras Gregorio chupaba su gruesa verga, mis empujones obligaba a Gregorio a tragarse más la verga de Luis, entonces saqué mi verga del culo de éste y cambiándome de posición me coloqué entre las piernas de Gregorio, las levanté, colocándolas sobre mis hombros y  le clavé mi verga de una sola estocada, gimió de dolor, pero le di tiempo a que se le pasara, al poco entraba y salía de su exquisito culo, quería correrme, pero no era eso lo que pretendía y a mi pesar, saqué mi verga de su culo. Entonces Luis, a mi señal ocupó mi sitio, penetrando por vez primera a Gregorio, ambos estaban disfrutando, se besaban mientras gemían, Luis fue acelerando el ritmo y al poco soltó su semen dentro de su querido amigo, gimiendo de placer, su pelvis empujaba, la verga se clavaba una y otra vez con fuerza, hasta que derramó la última gota, al terminar se desplomó encima del cuerpo del joven amante, fundiéndose en un gran y apasionado beso.

Entonces, hice tumbarse a Luis en la cama boca abajo, sobre su espalda se colocó Gregorio, a éste le susurré: ¡Ves con cuidado, tu polla es muy larga, le va a doler! Y comenzó a penetrarlo con insistencia, yo me coloqué delante de la cabeza de Luis, éste se quejaba quedamente, pero Gregorio de un buen empujón, le clavó el resto de su verga, mi mano le indicó que no se moviera todavía, le puse la mano en su plano vientre, indicándole que fuera saliendo, entonces mis manos separaron las nalgas de Luis y Gregorio la clavó de nuevo más profundamente, Luis dio un respingo, pero aguantó, mis manos en las caderas de éste lo hicieron levantar el culo, quedando de rodillas apoyando su cuerpo por los codos, ahora Gregorio, lo follaba con ganas, aproveché el momento y coloqué mi verga en la boca de Luis, que fue mamando con lujuria, con cada enviste de su joven amante, se tragaba más mi verga en su boca, el cuerpo de Gregorio inclinado hacia delante y el mío también, fuimos besándonos mientras él seguía empujando, entonces comenzó a correrse dentro del culo de Luis, éste al notar el espeso líquido dentro de su culo, aceleró su boca provocando que yo también soltara mis trallazos dentro de la misma, casi ahogándolo, pero se fue tragando mi semen y continuó chupando, poco después nos separamos, ellos se tendieron en la cama y yo en el asiento.

El hielo de los vasos se había derretido, pero les pasé los suyos y yo cogí el mío, bebimos en silencio, me devolvieron los vasos vacíos y los puse en la madera-mesita, me senté de nuevo y observé a la pareja, entonces el joven Gregorio preguntó: ¿Cómo tenías tanta resaca? Entonces comencé a relatarles la fiesta de despedida, que mis amigos me habían hecho, a medida que iba hablando, me iba acordando de más detalles y caí en la cuenta que la primera copa me la ofreció Javier (el de la Policía Militar) el sabor de la bebida, era diferente a otras veces, pero no le di importancia, creo que fue su venganza, por lo que le hice delante de su amigo y amante, entonces todo encajaba, seguro que me puso algún estimulante y estuve salido toda la noche, les iba relatando la fiesta y lo de El Club, al estar contándolo mi verga se estaba poniendo en forma de nuevo y lo mismo les ocurría a ellos, como la cama era estrecha estaban de lado, Gregorio delante mío y a su espalda Luis, vi las manos de éste deslizándose por la parte lateral del cuerpo de su joven amigo y la verga de Gregorio saltaba alegremente, me acerqué y la acaricié con la mano, mi otra mano pasó por encima del cuerpo del joven y acaricié la verga de Luis, que también estaba muy dura, les hice sentarse en el borde de la cama mientras masajeaba ambas vergas.

Me coloqué delante de Luis, levanté sus piernas, al tiempo que tiraba de su cuerpo más abajo quedando tumbado, agarré mi verga y sin mojar su ano se la clavé de un solo golpe y comencé a penetrarlo frenéticamente, mi mano tiró de Gregorio y lo hice ponerse de pie detrás mío, sujeté su verga indicándole lo que quería y él sin pensarlo dos veces me penetró de un certero empujón, sus manos acariciaban mis pectorales, fuimos acoplando el movimiento, todos jadeábamos de placer, las embestidas eran geniales, mi cara se acercó a la de Luis besándolo durante un buen rato, luego me incorporé y girando mi cara besé a Gregorio, ahora sus manos estaban sobre mis hombros y estaba acelerando el ritmo y yo también, mi mano masturbaba a Luis al mismo ritmo, éste no pudo aguantar y se corrió salpicando su pecho, mientras se corría apretó el ano provocándome un inmenso placer y solté mi semen dentro de su prieto culo y en ése momento los gemidos de Gregorio anunciaban su pronta corrida y noté los trallazos del semen dentro de mi propio culo, continuó un rato más penetrándome, luego se apartó.

Yo salí del culo de Luis y tirando de nuevo del joven le hice agacharse a mi lado y comencé a lamer el ano perforado por mí, de su amante, su boca se unió a la mía y succionamos mi semen que le resbalaba del ano, mientras Luis gemía de nuevo, cuando estuvo limpio nos levantamos los tres nos abrazamos y comenzamos a saborear nuestros labios, Luis se agachó detrás mío y comenzó a chupar mi ano, entonces se le unió Gregorio y yo incliné mi cuerpo facilitándoles la labor, me sorprendió que el joven cambiara y se colocara delante mío chupando mi verga, que parecía recuperarse de nuevo, levantando la cabeza, cogiendo a Gregorio por los sobacos lo deposité en la cama, su espalda estiraba y levanté sus piernas y clavé mi verga en su culo de un buen empujón, Luis no se lo pensó dos veces y colocándose detrás mío fue frotando su verga sobre mi trasero y cuando estuvo la verga bien dura, me la clavó de golpe y volvimos a unir nuestros movimientos, los empujones de Luis eran más bruscos, lo que provocaba que mi verga penetrara con más fuerza dentro de Gregorio, su verga palpitaba sobre su plano vientre, al poco sin tocarse comenzó a soltar semen encima de su cuerpo, pero en menor cantidad, yo lo derramé en su culo y Luis en el mío, estábamos los tres agotados y nos dejamos caer en la cama, alcancé la toalla y nos limpiamos.

Continué relatando la espléndida despedida de mis amigos, en alguna ocasión se reían, pero escuchaban atentamente y pasado bastante, el tren se puso en marcha lentamente, a regañadientes Luis y Gregorio empezaron a vestirse y antes de marcharse nos besamos los tres de nuevo, salieron dejándome en mi cabina solo, me tumbé en la cama, miré el reloj, eran las 3 de la madrugada, estábamos de nuevo en marcha y poco a poco me quedé dormido.

Al despertar, me lavé en el pequeño lavabo, me vestí y fui al bar restaurante, allí detrás de la barra estaba Gregorio y apoyado en la barra el revisor Luis, hablando animadamente, saludé a los dos: ¡Buenos días caballeros! Entonces Gregorio respondió: ¡Que formal! Y ambos soltaron una leve carcajada a la que yo me uní, el salón estaba vacío, excepto una mesa, que estaba cerca de la barra y un joven con gorra, dormitaba con la cara tapada por su brazo, encima de la mesa, tenía delante un vaso vacío de café con leche y un plato con restos de una pasta, Gregorio me preparó un café con leche cargado, acompañado de una copa de brandy, entonces les entregué un pequeño papel, con mi teléfono y dirección, por si algún día pasaban por Barcelona, les comenté, que si seguían con su aventura, tendrían que idear alguna forma de verse, sin despertar sospechas, como ir a un mismo gimnasio, o ir de pesca,  a correr, o alguna cosa parecida... Se miraron sonriéndose, me daba la impresión, que ya tenían algo en mente. Me apoyé sobre la barra después de dar un vistazo, de que no había nadie, aparte del durmiente y besé en los labios a Gregorio, lo mismo hice con Luis, despidiéndome de ellos y me fui hacia mi cabina.

Dejé la puerta abierta y me apoyé en la ventanilla del pasillo, la mano izquierda se apoyaba en la parte media de la ventanilla, ya que la parte superior se podía deslizar hacia abajo, para dejar correr el aire, mi otra mano, sujetaba un cigarrillo, pensé que estaba fumando mucho en éste viaje, tal vez los nervios del regreso a casa, de vez en cuando pasaba gente por el pasillo, en una u otra dirección, pero no demasiada, me encontraba ensimismado y ya había apagado el cigarrillo, pero seguía en la misma posición, pensaba en mi familia, mis amigos, el trabajo, tendría que comenzar de nuevo....

Alguien pasó por detrás de mí y de repente unas manos me agarraron fuertemente las muñecas y su cuerpo empujó el mío contra el cristal de la ventanilla, al tiempo que yo quedaba inutilizado una voz suave me susurraba al oído: ¡Lo has vuelto a hacer! ¿Con que eres el príncipe encantador? ¡Más bien yo diría, el príncipe perverso! Notaba su abultada verga frotándose contra mi vaquero ceñido, su voz me recordaba a alguien al principio, pero al poco reconocí la voz ¿Isaac, que haces tú aquí? Él, en lugar de responder, mordisqueó mi lóbulo de la oreja izquierda y metió su lengua dentro produciéndome un leve cosquilleó de placer, aflojó sus manos sobre mis muñecas y me giré poniéndome de cara a él, iba vestido de paisano, llevaba una gorra puesta, entonces reconocí la gorra, era el joven que dormía en la mesa del bar, le sonreí y cogiéndole de la mano entramos en mi cabina, cerrando la puerta de un solo golpe, se abalanzó sobre mí devorando mi boca con mucha lujuria, mientras sus manos me quitaban la ropa y acariciaba todo mi cuerpo, parecía que tenía cuatro manos.

Dejó caer mis pantalones hasta el suelo y yo lo fui desnudando a él, nuestras bocas se succionaban, las lenguas luchaban una contra la otra por penetrar en la boca opuesta, sacamos los pies de los pantalones, entonces me dio la vuelta colocándome apretado contra el cristal de la ventanilla, notaba su verga muy dura, la tenía agarrada con la mano y sin dar tiempo a nada me la clavó de un certero golpe, me quejé, pero su boca hambrienta me acalló, besándome con ganas, ahora mi verga se frotaba contra el cálido cristal mientras él me penetraba con bastante fuerza, incliné un poco el trasero hacia atrás, separándome del cristal, ahora sus manos apretaban fuertemente mis pectorales, gemía de ansia y placer, su verga entraba y salía de mi ano en toda su envergadura produciéndome un enorme placer, estaba siendo violado con consentimiento, iba acelerando el ritmo de su follada y comenzó a soltar su semen dentro de mi culo, gimiendo de gozo, continuó un buen rato más perforándome, poco después sacó su verga y dándome la vuelta me rodeo con sus brazos besándome de nuevo buscando mi lengua, mientras susurraba: ¡Te he echado de menos!

Entonces lo levanté del suelo, seguía abrazado a mí y puse su espalda sobre la cama, sus piernas sobre mis hombros, agarré mi verga después de mojarla con mi saliva y lo penetré de un golpe fuerte mientras los besaba, su mueca indicaba el dolor que sintió, pero continuó besándome como si fuera el último día de su vida, sacaba toda la verga y la clavaba de nuevo de un solo golpe, con cada embiste, él gemía, ahora mis manos sujetaban sus tobillos con las piernas totalmente abiertas, los movimientos de las caderas y mi pelvis empujando la verga dentro de su culo, me provocaban ganas de hacerle daño de alguna manera, de verlo sufrir y entonces separé mis labios de los suyos, levantando mi cabeza, le coloqué la almohada detrás de su cabeza, obligándole a mirar como lo penetraba, entonces desde la distancia de mi boca  fui soltando saliva sobre su cara, que él movía capturándola con frenesí, continuaba gimiendo con mis embestidas.

Entonces pasando mis brazos por debajo de su espalda lo levanté en vilo, llevándole hacia la ventanilla, apoyando su espalda en ella, sus piernas rodeaban mis caderas y mi verga continuaba clavada en su ano, sus manos se agarraban en mi nuca con fuerza y continué penetrándolo, al tiempo que besaba sus carnosos labios, de reojo vi deslizarse unas lágrimas de sus ojos, iban resbalando lentamente hacia abajo, las capturé con mi lengua besándole los ojos y volviendo a su apetitosa boca ¡Me quedaría siempre así! Me susurró, eso me encendió más y aceleré follándole con bastante rudeza, él gimió y sin esperarlo comenzó a correrse de nuevo, salpicándonos a los dos y yo estallé de placer, soltando mi semen dentro de su culito desflorado, lo volví a colocar encima de la cama y al sacar mi verga me agaché y comencé a lamer mi semen de su ano, al dejarlo limpio fui degustando su corrida de su cuerpo, al terminar, él hizo lo mismo con los restos de semen del mío y buscó de nuevo mi boca, ambos saboreamos nuestras corridas, pasado un buen rato nos tumbamos sobre la cama abrazados.

Me comenzó a contar, que como su mujer iba a dar a luz, le habían dado un permiso de un mes y el primer tren que salía era éste, pero no iba a Tarragona, sino a Barcelona, ya que su mujer estaba con sus padres allí.

Haciendo un aparte, me fue comentando que estaba en el bar desayunando y algo cansado, cuando llegó el revisor y comenzó a parlotear con el camarero, al principio hablaban bajito, entonces me hice el dormido y hablaron sin tapujos, comentaban lo ocurrido a cada uno de ellos por separado y después los dos, con uno de los pasajeros, llamado Jorge, ambos se referían sobre ésa persona como si se tratara de un príncipe, de un bailarín o de un gurú encantador, entonces el más joven soltó: ¡Es un príncipe encantador! Continuaron hablando de todos los detalles del escarceo amoroso con ellos y yo me iba calentando, entonces apareciste tú, saludándolos, se notaba que ellos estaban más relajados en tu presencia, eran ellos mismos, esperé un poco después de salir tú y como ya sabía el número de la cabina, iba a llamar, pero estabas en el pasillo, pensativo y te abordé.

Entonces puso su cuerpo encima del mío y volvió a besarme con ardor, su verga volvía a tener vida propia, la mía ya reaccionaba a sus besos y caricias, colocó su verga entre mis piernas en actitud de penetrarme, pero movía la pelvis adelante y atrás, masturbándose entre mis piernas, entonces colocando mis manos debajo de mi trasero levanté mis piernas, agarrándome los pies con mis manos dejándole libre la entrada y me penetró muy despacio, quería notar todas las sensaciones, su gran verga llegó al final, entonces mis manos dejaron mis pies y separé más las nalgas y se clavó de golpe, ambos gemíamos, ahora su follada era más lenta pero consistente, yo notaba conque cariño me traspasaba, quería que durara eternamente,, puse mis manos agarrando sus nalgas y forzándole a penetrarme más profundamente, fue acelerando el ritmo cada vez más y más produciéndome un placer indescriptible, Isaac agachó un poco su cuerpo agarró mi verga y sacando su lengua comenzó a chupármela, ahora yo empujaba mi culo contra su verga y exploté llenándole la cara con mi semen, continuó chupando sin parar, se irguió de nuevo y agarró mis tobillos separando mis piernas y aceleró más la follada, casi con brutalidad y dio un pequeño alarido mientras derramaba todo el semen dentro de mi culo, su cuerpo se movía con espasmos de placer, al calmarse se dejó caer sobre mí, exhausto, se había estado aguantando para no correrse muy rápido, por eso estaba agotado, se quedó dormido casi al instante, lo abracé y cerré los ojos.

Al despertar, pasado un buen rato nos refrescamos y nos vestimos, nos dirigimos al bar, saludé a Gregorio y le presenté al colega de la mili, bebimos algo y nos dijo que estábamos a punto de llegar a Barcelona, Isaac, fue a recoger su petate y  al poco volvía a estar allí cargado, mientras yo había recogido todo lo mío, al poco apareció Luis, el revisor, le presenté a mi colega y me despedí de ellos con un abrazo, Isaac les dio la mano y nos fuimos hacia una de las puertas y al detenerse el tren en la estación bajamos y nos dirigimos hacia la salida de la misma, Isaac iba muy callado, le pregunté:¿Te encuentras bien, estas muy callado? A lo que él respondió: ¡No quiero volver con mi mujer, estoy mejor contigo! Entonces le dije: ¿Saben que vuelves hoy? Él con un movimiento de cabeza me indicó que no, apenas le salían las palabras, le pasé el brazo por encima de los hombros y con el otro paré un taxi, le dije la dirección de mi casa. Isaac se sorprendió y al poco sonreía de nuevo, estaba más animado.

Llegamos a mi piso, que compartía con un amigo llamado Ramón y era representante de productos de belleza, encima de la mesa había una nota suya, disculpándose por no recibirme, ya que estaba visitando a clientes fuera de la provincia, la nota añadía, que la nevera estaba llena, por si quería comer algo y que mi regalo estaba en mi habitación, dejamos las bolsas en mi cuarto y no vi regalo alguno en él, entonces mirando la hora, le dije a Isaac que comeríamos algo fuera y salimos de nuevo más ligeros de equipaje, nos dirigimos a una bar de comidas que solíamos frecuentar bastante, al entrar tanto el dueño como su mujer, salieron de la barra y me abrazaron, preguntándome un montón de cosas, que yo fui respondiendo, les presenté a mi compañero y lo saludaron correctamente, poco después estábamos degustando una comida casera, muy buena, yo seguía contestando a sus preguntas, después de tomar, postre, café y una copa, fui a pagar, pero no quisieron cobrarme nada, diciendo que estábamos invitados, se lo agradecimos y después de despedirnos volvimos al piso.

Le mostré todo el piso y terminamos en mi habitación, a Isaac le encantó, en una de las paredes a lo largo un hermoso mural de un paisaje tropical, con un sol deslumbrante y el mar azul verdoso, con sus palmeras y la arena de la playa, en el lado opuesto empapelado con posters de películas y algún poster de algún tío bueno casi desnudo y en la cabecera un gran espejo enmarcado en dorado, muy rococó, alrededor fotos enmarcadas muy ligeramente mías, sólo, o con amigos, en el extremo opuesto una puerta que daba a un pequeño balcón, con sus persianas de madera, el techo cubierto con un paracaídas, que había conseguido en un rastrillo y por debajo de la tela estaban las luces, en las esquinas, dando una suave y cálida luz.

Fui desnudando a mi joven compañero, después me desnudé yo, él se dejaba hacer, parecía como en trance, seguía mirando las fotos de la pared, aparté la colcha junto con la sabana y entonces me reí, Isaac me miró y le mostré las sabanas, eran de satén y de color escarlata, como la famosa foto de Marilyn Monroe, que yo tenía en la pared, me tumbé agarrando la mano de mi amigo arrastrándole conmigo sobre la cama, abrazándole y besándole el cuello, su verga ya estaba erguida, igual que la mía, frotábamos nuestros cuerpos, ahora nuestras lenguas se buscaban peleándose entre ellas, pasado un rato le obligué a ponerse de rodillas entre mis axilas y ofreciéndome una gran versión de su poderosa erección, mi boca fue directa a esa esplendida verga comenzando a lamerla suavemente y engulléndola poco después, Isaac gemía, sus manos acariciaban mi cabeza, empujándola sobre su verga, la cabeza la tenía apoyada sobre el espejo y estaba mirando mi mamada, eso lo ponía más cachondo, mis manos le sujetaban fuertemente las nalgas, sin apenas darse cuenta iba acelerando el ritmo mientras miraba nuestro reflejo y en ése momento soltó: ¡Lo siento! Mientras soltaba unos grandes trallazos de semen dentro de mi boca, su cuerpo volvía a convulsionarse, hasta que dejó de soltar su semen, continué chupando con más intensidad, después fue deslizando su cuerpo sobre el mío y buscó mi boca, lamiendo el sabor de su corrida, mientras continuaba diciendo: ¡Lo siento, lo siento!

Le abracé acunándole, como un niño pequeño, sollozaba quedamente, lo acariciaba y lo calmaba hablándole con suavidad, diciéndole: ¡Todo va a ir muy bien, cálmate, todo se arreglará! ¡Vas a tener un niño precioso, será igualito a ti y tendrá una buena verga, como la tuya! Entonces dejó de lloriquear y sonrió diciendo: ¿Tú crees? Yo respondí: ¡Claro, que será niño y muy guapo, como su padre, y serás un padre fabuloso!

Se deshizo de mi abrazo y se colocó boca abajo, tiré la colcha y la sabana hacia los pies de la enorme cama y puse mi cuerpo sobre su espalda, fui besándole la nuca, los hombros y el cuello, él giró su cara ofreciéndome su boca, que yo fui saboreando, mis manos acariciaban los laterales del cuerpo, mi verga se frotaba sobre su apetitoso culo, fui deslizando mi cuerpo hacia abajo, colocando mi cara sobre su culo, mi lengua fue lamiéndole el ano, mientras que mis manos separaban las nalgas, volvía a gemir, miré hacia arriba y  el reflejo de su mirada, desde el espejo, me produjo ganas de follármelo inmediatamente, me calentó, pero dicen que la paciencia es una gran virtud y continué chupándole el ano cada vez con más intensidad, entonces oí su voz pidiéndome: ¡Fóllame, tengo ganas de tenerte dentro! ¡Por favor fóllame! Su tono lastimero, hicieron que volviera a subir mi cuerpo encima del suyo.

Agarrando mi verga fui clavándola dentro de su culo, él lo movía al mismo tiempo que lo penetraba y con sus manos separó sus nalgas para que yo me clavará bien adentro y gimió, pasé mis brazos por debajo de sus axilas poniendo las manos sobre los hombros y di un buen empujón, repitió el gemido, entonces le incorporé, quedando con las rodillas a la altura de sus caderas y mis manos acariciaban su espalda, ahora iba sacando mi verga en su totalidad y volvía a clavarla de nuevo, cada vez él gemía, veía su mirada en el espejo, levantó un poco el culo y fui acelerando el ritmo de la follada, entonces sin decirle nada pasé una de sus piernas por delante mío, dejando su cuerpo boca arriba, sus piernas descansaban sobre mis hombros y fui cada vez más rápido, nuestras bocas silenciaban los gemidos de ambos, estallé dentro de él, llenándole de semen, mi verga seguía palpitando a pesar de haberme corrido, lo que provocó que él soltara su semen sobre nuestros cuerpos, nuestras bocas no se detuvieron en ningún momento.

Descansamos un rato abrazados, entonces le di un tirón diciéndole: ¡Vamos a la ducha, que apestamos a sexo! Nos metimos debajo de la gran ducha y entonces, Isaac, se agachó tragándose mi verga, intenté apartarlo, pero no lo conseguí, seguía chupando con fuerza, sus manos agarraban mis nalgas y le dije: ¡Vas a conseguir que te llene la boca con mi meada! Pero él no hizo caso y fui soltando mi cálido líquido, inundándole totalmente la boca, le caía por los lados, al terminar se puso de pie y yo me agaché a chuparle la polla, no tardó mucho en soltar su cálida meada, después nos besamos, nos duchamos de nuevo y salimos afuera, le di mi batín y yo me enrollé una toalla, fuimos a la cocina y preparé unos bocadillos, comimos con ganas y al terminar, le solté: ¡Tienes que llamar a tu mujer y decirle, que llegas mañana! Asintió, hizo la llamada y después de colgar fuimos de nuevo a la cama, no teníamos tiempo que perder.... Volvimos a tener sexo, pero más calmado, me penetró y yo a él, hicimos el amor, de todas las maneras posibles y agotados nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, lo acompañé a casa de los suegros, en taxi, nos despedimos y le recordé, que tenía mi número de teléfono y dirección, nos separamos definitivamente. Volví a mi casa y pensé que ahora todo era diferente, pero era yo, que había madurado más rápidamente, nada volvería a ser igual......

FINAL

Agradezco todos los comentarios recibidos, besos a todos....

Hasta más ver.