Recuerdos...xxi

Sin sacar su verga de mi culo, pasó mi pierna por delante de él, colocándome boca arriba, ahora sus manos sujetaban mis tobillos mientras seguía entrando y saliendo de mi culo,

RECUERDOS...XXI

Durante el resto de la semana y toda la siguiente, estuve compartiendo sexo con Daniel, el bailarín, su manera de comportarse con sus compañeros de la compañía había cambiado, ahora se relacionaba con casi todos, incluso cenamos  en  mi casa con Miguel Ángel y su pareja, otro bailarín de la compañía Ewan, escocés, pero afincado en España hacía varios años, hablaba muy bien nuestro idioma.

Durante la cena hablamos de temas muy dispares, todos disfrutamos bastante, me di cuenta que Ewan, sabía que yo había estado con su pareja, por alguna razón no paraba de mirarme contantemente a los ojos cuando yo hablaba, no me ponía nervioso en absoluto, si era eso lo que pretendía, pero poco después detecté otro tipo de interés hacia mi persona, de los cuatro él era el más mayor de todos tenía 25 años, pelo castaño bastante claro, ojos azulados, la nariz no era prominente, más bien un poco respingona, llevaba barba muy bien recortada y corta, como si no se hubiera afeitado en varios días y como todos los bailarines muy buen cuerpo, después de cenar pusimos unos vasos con hielo y whisky, ellos tres se sentaron en el sofá, yo en el sillón así los podía observar bien a los tres, dignos de ver, cada uno guapo de forma distinta, puse el radio-cassette, la música que sonaba era bastante marchosa, Ewan preguntó de dónde la había sacado, yo le respondí, que un amigo mío, Karim de Barcelona, había estado en New York y  la había grabado un disc jockey de Studio 54 y me la había enviado, para que estuviera al día.

Seguimos hablando y les conté sobre las clases magistrales de baile que iban a comenzar la próxima semana, a las que yo me había apuntado después de pagar 5000,- pesetas y duraban tres semanas, les mostré el folleto y comenté que tenía que buscar un sitio para comprar, las prendas necesarias para las clases, las mallas, calentadores, zapatillas... Entonces le pregunté a Ewan: ¿Es cierto que debajo del Kilt (falda escocesa) no suelen llevar nada? Entonces sonriendo socarronamente respondió: ¡Llevamos lo mismo que llevo puesto hoy dentro de los pantalones! Y levantándose se desabrochó la prenda dejando deslizar sus amplios pantalones hasta el suelo, dejando ver una gran verga, larga, un poco menos que sus años y además gruesa, no llevaba ropa interior, su amigo Miguel Ángel le dijo que se tapara, pero su mano fue directamente a tan hermosa herramienta.

Miguel Ángel me miró diciendo: ¿Te importa? Sonriéndole, le contesté: ¡No, para nada! Y mientras una mano masajeaba tan grande verga, la otra acariciaba los testículos, ahora el joven se había sentado en la mesa de centro y Ewan de pie delante de él, ofreciendo su verga para el deleite de todos, la herramienta iba creciendo en grosor y largura, Daniel se acercó a mi sillón sentándose encima de mis piernas, desabrochándome la camisa y sacándomela, dejando mi cuerpo al descubierto, mientras buscaba mi boca, entonces oímos ¡Guau! ¡Menudos pectorales que tienes! Era la voz de Ewan, Daniel y yo lo miramos, al tiempo que yo replicaba ¡Se puede decir lo mismo de tu herramienta! Y continuamos besándonos, yo le fui sacando la camiseta y desabroché los botones del pantalón, Daniel hizo lo mismo con los míos, finalmente nos los quitamos quedándonos desnudos, fuimos hacía el sofá grande y yo me senté en él, Daniel se puso sentado en la mesita central y agachando su cuerpo comenzó a lamer mi verga que ya se había endurecido, al ver por vez primera esa gran verga de Ewan, ahora éste también estaba sentado a mi lado y su amigo le proporcionaba placer chupándole la inmensa verga, que no le entraba totalmente en la boca e iba pasando su lengua en su totalidad, dejándola toda mojada, mientras yo acariciaba la cabeza y la espalda de mi amigo Daniel.

Pasado un buen  rato, puse de pie a Daniel y comencé a chupar su hermosa verga, que estaba muy dispuesta, mientras chupaba y  muy lentamente, dejaba resbalar mi saliva sobre sus huevos, mientras se los acariciaba y mis dedos quedaban empapados suavizando más mis caricias, giré su armonioso cuerpo dándome la espalda, agachó su torso apoyándose sobre la mesita, ofreciéndome su adorable agujero, yo enterré mi cara en tan sabroso culo degustándolo, proporcionándole placer a él y a mí, al mismo tiempo, el ano bien mojado respondía con palpitaciones, separé sus nalgas metiendo más mi lengua, miré a mi lado y Ewan hacía lo mismo con Miguel Ángel, Daniel se dio la vuelta y se volvió a poner entre mis piernas chupándome la verga de nuevo, cuando estuvo bien mojada puso una rodilla sobre el sofá al lado de mi muslo, su otra pierna estaba doblada, pero su pie se apoyaba sobre el sofá, agarrando mi lanza se la fue clavando lentamente, había aprendido que con más lentitud le daba más placer, a él y también a mí, juntos habíamos descubierto la forma que le daba más placer, tanto a uno como al otro, pasado un rato, se levantó y se la clavó de un certero golpe mientras soltaba un gemido, ahora dejaba que él cabalgara  sobre mi verga inclinándose un poco hacia delante me ofrecía su boca, que yo ansiaba degustar y mientras su cuerpo subía y bajaba nuestras bocas tenían su propia guerra, sus brazos alrededor de mi nuca, mientras sus manos acariciaban mi corto pelo, una de mis manos acariciaban su bello cuerpo pellizcándole levemente las tetillas, dos dedos de mi otra mano estaban entrando dentro de su ano al mismo tiempo que mi verga, ahora se tragaba, los dedos y mi verga, sus gemidos eran un gozo para mis oídos , me enardecían todavía más, ahora cuando él se clavaba yo empujaba mi pelvis hacía arriba, entrando más dentro de su delicioso culo.

Al separar nuestras bocas, miré a nuestro lado y Miguel Ángel también estaba saltando sobre la gran verga de Ewan, se la clavaba toda entera, menudo culo glotón, se besaban con devoción, entonces para mi sorpresa Daniel estiró su brazo, su mano fue acariciando lentamente la espalda de su compañero Miguel Ángel, éste al notar la caricia separó su boca de Ewan y mirando a Daniel también le fue acariciando la espalda, al tiempo que inclinaban un poco sus cuerpos acercando sus bocas y fundiéndose en un poderoso beso, sus lenguas se buscaban y los gemidos de ambos morían dentro de sus bocas ocupadas en saborearse, entonces Ewan acercó su mano, poniéndola en mi nuca, nos inclinamos un poco ambos y le ofrecí mis labios, me sorprendió la avidez de sus labios chupando los míos como si los quisiera para él, mientras su lengua invadía totalmente mi boca, buscaba con desesperación la mía, al fin comenzaron su pelea dentro de nuestras bocas, parecía que solo quería ser él, el invasor dentro de mi boca, pero yo lo alteraba más, invadiendo su interior, eso lo ponía más frenético y atacaba con más fuerza mi boca, saboreándola y yo la suya, en honor a la verdad, tengo que reconocer que sus besos eran geniales, me ponía más a cien, ahora mis embestidas de pelvis eran más aceleradas, Daniel se quejó ligeramente, pero fue porque con la fuerza que le penetraba hizo que soltara su semen sobre mi cuerpo sin tocarse, como le pasaba estos últimos días, al apretar su ano me produjo escalofríos haciendo que yo soltara mi semen dentro de su adorable culo, mientras seguía besándome con Ewan, éste notó por mis gemidos en su boca, que estaba corriéndome y apoyando sus manos en los hombros de Miguel Ángel, lo clavó al fondo de su verga y comenzó a soltar su semen dentro de su querido amigo, éste se masturbaba como un loco y al poco se corrió mojando todo el cuerpo del joven escocés

Daniel sacó mi verga de su culo y fue al baño, volviendo con una toalla, nos limpiamos todos, les ofrecí el otro cuarto, pero dijeron que tenían que ir temprano al teatro, para un ensayo de última hora, comenzaron a vestirse los tres, yo me tapé ligeramente con la toalla enrollándola en mi cintura y se marcharon los tres, todos se despidieron dándome un beso en la boca y me quedé solo en casa. Me acosté temprano satisfecho, por cómo había ido todo.

Al día siguiente, estaba en el sofá leyendo, miré la hora era las 13, estaba pensando que iba a comer, cuando sonó el timbre de la puerta, me extrañó por la hora, miré lo que llevaba puesto, sólo un pantaloncillo minúsculo de nylon de atletismo muy ajustados y de color verde botella, yo sabía que me quedaban muy bien, fui hacia la puerta y abrí, era Ewan, lo dejé entrar, llevaba una bolsa colgada de su hombro, con pantalón de hilo blanco ancho y una camiseta de tirantes azul celeste, me tendió la bolsa, mientras se quedaba de pie a mi lado, abrí la misma y fui sacando diferentes prendas, mallas, zapatillas, calentadores y un maillot de bailarín de color violeta suave con rayas verticales negras, también calcetines adecuados, por si no usaba las zapatillas, lo miré a la cara y soltó: ¡Ha sido una recolecta entre nosotros, creo que todo te sentará bien! ¿Por qué no te lo pruebas?

Sin hacer ningún movimiento pregunté: ¿Donde los has dejado? A lo que él respondió: ¡Después del ensayo se han ido de tiendas y van a comer por ahí, con otros de la compañía! ¡Pruébate las prendas! Entonces de un bolsillo lateral sacó otra pieza, diciendo: ¡Mejor que lleves un suspensorio, sino pondrás a todos cachondos! ¡Este es mío! Me tendió la prenda, la cogí y sin darme cuenta la acerqué a mi nariz, oliendo la prenda diciendo: ¡Lástima esta lavado! ¡Y no tengo tu herramienta! Mientras decía esto le sonreía, miré hacia abajo notando el palpitar de su verga contra el liviano tejido de su pantalón, levanté mi mano y tirando de uno de los tirantes de la camiseta lo acerqué a mí, junté mis labios a los suyos, vimos estrellas, fuego y pasión contenidas en un solo momento, mientras nos besábamos le saqué la camiseta de tirantes, tiré del cordón que sujetaba su pantalón cayéndose al

suelo, mientras sus manos deslizaban mi pequeño pantalón hacía abajo, seguíamos besándonos y agarrando su verga fuimos a mi dormitorio.

Al llegar allí me dio un leve empujón tumbándome en la cama, él subió a la misma y se colocó de rodillas entre mi  cara ofreciéndome su bonita y lujuriosa verga, la cogí con la mano y fui lamiéndola lentamente, poco después entraba dentro de mi boca, noté sus ganas ya que notaba el sabor de algunas gotas pre-seminales, ahora empujaba su pelvis forzándome a tragarme más su polla, doblé la almohada debajo de mi nuca e inclinando la cabeza hacia atrás fue entrando en su totalidad, ahora gemía del placer, que le producía mis apretados labios sobre su verga al tiempo que mi lengua daba vueltas alrededor de la misma como si fuera un enorme caramelo-palote, pero más grande y grueso, yo miraba nuestro reflejo en el espejo y allí se encontraron nuestras miradas, sus manos acariciaban mi cabeza, él continuaba gimiendo pero no dejaba de mirar su penetración en mi boca, pasado largo rato la sacó de la misma se agachó, nos besamos frenéticamente y fue deslizando su cuerpo sobre el mío frotándonos mutuamente al igual que nuestras vergas.

Continuó bajando besando todos los rincones de mi cuerpo, mordisqueando mis pezones, notaba que eso lo encendía, mis manos acariciaban su cuerpo y le pellizcaba suavemente sus tetillas, cuando llegó al ombligo introdujo su lengua dentro del orificio produciéndome un cosquilleo, que provocó que moviera mi cuerpo, cuando llegó a mi verga la fue lamiendo mientras la sujetaba con la mano, la otra acariciaba mis huevos, al poco rato me levanto las piernas y buscó mi agujero clavando su lengua dentro, soltando saliva, fue chupando y lamiendo, cuando estuvo bien mojado me dio la vuelta poniéndome de rodillas y el cuerpo inclinado ofreciéndole mi trasero, entonces volvió a enterrar su cara en mi culo y continuó chupando frenéticamente, su lengua entraba y salía de mi ano, entonces agarrándose la enorme verga la fue metiendo dentro de mi culo, sus lamidas me habían abierto bastante bien y apenas noté dolor, solo cuando empujó hasta el fondo, solté un gemido, pero no se detuvo, continuó separando mis nalgas y clavándose bien adentro, volví a gemir, ahora sus embestidas eran más suaves, pero continuadas, ahora gemíamos los dos, sus manos agarraban mis caderas con fuerza, al tiempo que me penetraba cada vez con más contundencia.

Sin sacar su verga de mi culo, pasó mi pierna por delante de él, colocándome boca arriba, ahora sus manos sujetaban mis tobillos mientras seguía entrando y saliendo de mi culo, mi verga palpitaba sobre mi vientre plano y soltaba líquido de placer, le metí los dedos de mi mano en la boca, que fue chupando con glotonería, la otra le acariciaba sus tetillas pellizcándolas, las embestidas fueron en aumento, cada vez más y más fuertes, entonces arqueando su cuerpo soltó su semen dentro de mi culo, al notar el primer trallazo no pude aguantarme y fui corriéndome sobre mi cuerpo salpicándome hasta la cara, al correrme yo apreté mi esfínter, provocándole más placer y terminando de correrse dentro mío, al terminar, fue retirando su verga, pero casi antes de salir la clavó de nuevo provocando gemidos a ambos, eso produjo, que de mi verga saliera alguna gotas más de semen, entonces inclinó su cuerpo hacia mí y nos fundimos en un prolongado beso.

Salió de mi culo y se tumbó a mi lado, entonces mi mano entró dentro de mi culo abierto, sacando el semen depositado allí y lo fui lamiendo, después recogí el mío que estaba sobre mi cuerpo y también lo fui lamiendo, entonces Ewan un poco sorprendido acercó de nuevo su boca a la mía y volvimos a besarnos, degustando también él, el sabor de nuestras corridas, pasado un buen rato me incorporé, fui chupándole sus pezones, soltó un leve gemido, seguí bajando mientras lo besaba y al llegar a su lánguida verga, ahora en reposo pero de muy buen tamaño, la tomé entre mis labios y fui chupándola lentamente, dejándola bien limpia, pero estaba recuperando todo su esplendor de nuevo, después continué con sus testículos poniendo uno y luego los dos dentro de mi golosa boca, al mismo tiempo le iba separando las piernas y se las levanté dejando su agujero a mi alcance, enterré mi cara entre sus nalgas chupándolo con fuerza, mi lengua subía y bajaba por toda la entrada de su ano.

Ahora Ewan sujetaba sus piernas por detrás de las rodillas, mojando los dedos fueron entrando lentamente, primero uno, luego dos, tenía el ano bastante cerrado, fui compaginando los dedos con mi lengua, unido a mi saliva, poco a poco se fue abriendo, entonces, mojando dos dedos de la otra mano, fui metiendo cuatro dedos, dos de cada mano, mientras le forzaba el agujero a abrirse todavía más, los dedos tiraban hacia cada lado de la nalga, dejando un hueco abierto en medio y yo metía mi lengua soltando saliva, el joven escocés gemía, su cabeza iba de un lado al otro, su lengua pasaba sobre sus labios mojándoselos, mi verga se había recuperado del todo de nuevo y babeaba de nuevo, me acerqué a ése culo tan abierto y entré en él de un solo golpe, ésta vez soltó un gemido más profundo, moví mis caderas acoplando mi verga dentro de la estrecha vaina, apoyé mis manos en la parte trasera de sus muslos y comencé con la follada, me retiraba y la clavaba de nuevo con fuerza, lo fui repitiendo varias veces, cuando estaba bien abierto la saqué del todo y volví a clavarla de nuevo, cada vez que lo hacía, su gemido era de intenso placer, quería prolongar al máximo el disfrute, pero durante una de estas embestidas Ewan soltó un ligero grito y soltó el resto de semen que le quedaba, sobre su cuerpo mientras apretaba su ano, provocó que yo notara más placer y me corriera dentro de él, dejé mi verga en su interior, mientras lo iba acariciando, él seguía gimiendo quedamente, salí de su interior y agachándome fui chupando mi semen, a continuación chupé su verga dejándola limpia, continué buscando el semen derramado por él sobre su cuerpo y lo recogí con mi lengua, al final llegué hasta su boca y estirando mi cuerpo sobre el suyo degustamos de nuevo nuestras corridas.

Pasado un buen rato miramos la hora y fuimos a ducharnos, allí cuando estábamos debajo del agua, Ewan comenzó a orinar, giré su cuerpo hacía mí y arrodillándome coloqué su verga hacia mi boca abierta, continuó meando y yo dejaba resbalar el líquido por la comisura de mis labios, cuando terminó le chupé bien la verga y me incorporé, entonces comencé yo a soltar mi orina, sin decir nada el joven escocés se agachó delante mío haciendo lo mismo que yo le había hecho, chupándome la verga al terminar de mear, ahora sí terminamos de ducharnos y nos vestimos, le dije que iríamos a comer fuera, él asintió, pero antes de salir me miró a la cara y soltó: ¡Eres grandioso! ¡Te entregas al cien por cien, das y recibes todo con mucha pasión, provocando más placer todavía! Continuó comentando: Estos días oía hablar constantemente de ti, Miguel Ángel y Daniel, no paraban de comentarse cosas, tu nombre salía constantemente y yo tenía un poco de celos, pero cuando te conocí, me quedé impresionado, por tu manera de ser tan sincera, sin dobleces, aparte de verte con esos vaqueros tan ajustados, que me moría de ganas de arrancarlos a mordiscos, él otro día al verte follar a Daniel, quería estar dentro de ti, haciéndote lo mismo, para serte sincero, creo que eres la cuarta persona que me penetra, casi siempre soy yo el activo y no me has defraudado para nada, no lo esperaba, pero no siento lo que ha ocurrido, ya que lo he pasado en grande y creo que tú también.

Me puse ligeramente ruboroso, me dio un beso profundo en la boca soltando: ¡Me gustas mucho! Y fuimos a comer, cuando terminamos nos despedimos y fui a pasear un poco, él fue al teatro.

Pocos días después nos despedimos, cenando juntos en un restaurante, ya que la Compañía seguía con la gira por diferentes Provincias, años después los volvería a encontrar en Barcelona, excepto Miguel Ángel, que había fallecido a causa de una nueva enfermedad que afectaba, en parte a los homosexuales mayormente, esa vez solamente estuvimos hablando, Ewan hacía tiempo que lo había dejado con Miguel Ángel y ahora estaba con Daniel, los felicité y ya no volvimos a vernos más.

Ahora yo estaba más integrado en las clases magistrales de baile, habían muchas chicas y niñas, de chicos bastantes menos y de diferentes edades, algunos hacían ballet clásico, otros bailaban jazz o moderno, también habían bailarines de flamenco, la mayoría estudiaban en algún escuela especializada, también nos daban clases de bailes folclóricos y no todos iban a todas las clases, en flamenco nos daba clases María Rosa y una de sus bailaoras, en jazz o moderno, un bailarín de la compañía de Maurice Bejart, se llama Edgar, en folclórico de la compañía Príncipe de Viana, un joven bailarín llamado Santos, en ballet clásico Anna Maleras, que era de Barcelona y a la que yo conocía, los primeros días mi cuerpo parecía que no quería responder, pero poco a poco se fue acostumbrando a los movimientos y realmente lo pasaba muy bien.

En clásico había un joven de 18 años, Juan Manuel, bastante atractivo, un poco amanerado, pero bailaba muy bien, asistía a todas las diversas clases, al igual que yo, pero me fui percatando que en moderno, Edgar el profe, siempre le rectificaba mientras lo acariciaba poniéndolo en la posición correcta, una vez en los ejercicios de la barra, tenía una pierna estirada sobre la misma y la otra sobre el suelo, su cuerpo y brazos estirados debían tocar el largo de la pierna hasta el pie, Edgar se colocó detrás del joven y cogiendo sus manos forzó su cuerpo sobre la espalda del joven, para hacer la postura, mientras su abultada entrepierna se frotaba en el trasero del joven, al separarse de él, notaba más el abultamiento, debido a una creciente erección, al terminar la clase, le dijo que se quedara un momento, yo me hacía el remolón en un rincón, entonces lo hizo ponerse delante de la pared de espejos, con las piernas muy separadas, le inclinó el cuerpo hacía delante y Edgar se colocó detrás de él, muy pegado al cuerpo del joven, le hizo levantar el cuerpo y cogiendo suavemente sus manos por detrás lo fue inclinando de nuevo hacia abajo, sus cuerpos muy unidos, a través del reflejo del espejo, noté el agrandamiento de la entrepierna del joven alumno, luego se incorporaron los dos juntos, Edgar cruzó los brazos de ambos todavía unidos sobre el cuerpo del chaval, como si se abrazaran, entonces Juan Manuel giró un poco la cara y Edgar lo besó en la boca ligeramente, entonces me vieron y se fueron separando lentamente.

Las duchas eran individuales, yo estaba debajo de un potente chorro en una de ellas, entonces llegaron ellos dos, entraron en duchas separadas, yo asomé la cabeza y le dije a Edgar: ¡Por mí no os cortéis! Entonces vi, que Edgar se colaba en la ducha con Juan Manuel, supongo que se besaban a gusto y algo más, al terminar de ducharme, salí y miré en su dirección, Juan Manuel su cuerpo pegado a las baldosas laterales de la ducha y a su espalda Edgar penetrándolo y una de sus manos delante de la boca del joven para acallar sus gemidos con las constantes embestidas que le propinaba, la verdad sus cuerpos tan esculturales eran dignos de mirar, comencé a secarme muy lentamente, entonces Edgar me llamó, diciendo:¡ únete a nosotros si te apetece! Mientras su mano indicaba que fuera con ellos, me acerqué entrando dentro y colocándome detrás de Edgar me arrodillé y comencé a lamer su culo mientras él continuaba traspasando con su verga al joven alumno, mis manos le separaron las nalgas y enterré mi cara entre ellas saboreando un culo pequeño, duro y apetitoso, ahora gemían los dos, le había quitado la mano de la boca y se besaban ardientemente, el ano de Edgar estaba abriéndose lentamente, pasé mi cuerpo entre las piernas de ambos y me coloqué delante de la verga de Juan Manuel, la cogí al vuelo mientras ésta se bamboleaba, con las embestidas y chupé con fuerza, fue creciendo cada vez más, entonces Edgar le hizo levantar una pierna y apoyando la rodilla en las baldosas, al igual que sus manos, me dejaba libre acceso a su verga y veía la buena penetración, fui deslizando mi cabeza entre sus piernas lamiendo también la verga de Edgar cada vez que se retiraba del culo y se volvía a clavar, les lamía los huevos a ambos, entonces mi mano mojada con mi saliva fueron entrando dentro del culo de Edgar, ahora mis dedos seguían el mismo ritmo que la penetración a Juan Manuel y mi boca ahora ocupada mamando la joven verga del chico, mientras mi otra mano me iba masturbando lentamente, entonces Juan Manuel soltó: ¡Que me corro, que me corro! Y comenzó a soltar su semen dentro de mi boca, que yo seguía chupando con fruición, mis dedos iban parejos, con las embestidas y noté que Edgar se corría dentro del culo del joven, apretando su ano sobre mis dedos, pasado un rato los retiré del culo y me puse erguido al lado de ellos, Edgar sacó su verga del interior del chaval, seguían besándose.

Para mi sorpresa la mano de Edgar hizo un gesto en la cabeza de Juan Manuel y ambos se agacharon, ahora se turnaban chupándome la verga, mientras una mano de Edgar buscaba mi ano, metiendo dos dedos y la otra me masturbaba entre sus bocas, ya no podía resistir más y les avisé, pero continuaron chupándome la verga y entonces exploté, soltando todo mis semen entre ambas bocas ansiosas, que seguían alternándose chupando la verga sacándome hasta la última gota, después se incorporaron y nos terminamos de duchar, nos vestimos y después nos despedimos hasta el día siguiente.

Pasados dos días, al terminar la clase, cuando me estaba vistiendo, Edgar se acercó y me dijo si me apetecía ir a tomar algo, yo acepté, lo esperé en la salida y al poco apareció, nos fuimos a una cafetería y nos sentamos en una mesa, pedimos unas copas y comenzamos a hablar sobre todo de ballet, él me declaró: ¡El primer día que te vi, supuse que no terminarías demasiado bien, tu físico, no va con el de un bailarín, pero al pasar un buen rato, lo hacías mejor que algún otro! ¡Y ahora aún me sorprendes cada día más, como si no te costara esfuerzo, incluso los movimientos más complicados! Yo le sonreí y le comenté: ¡Hace muchos años estudié ballet, después me dediqué a la natación y mi cuerpo cambió, pero cuando puedo sigo haciendo clases o en casa solo! Entonces le pregunté, como era que hablaba tan bien el castellano, él respondió: Mi padre es venezolano y mi madre belga, pero vivimos en Bélgica, por eso se hablar tu idioma y antes que me lo preguntes te diré que tengo 29 años y llevo 3 como bailarín en la Compañía del Sr. Bejart.

Al terminar las copas nos levantamos y fuimos andando, cuando de pronto, Edgar se paró preguntándome: ¿Te apetece subir un rato a mi habitación? Asentí y entonces me di cuenta que estábamos delante del hotel, entramos, pidió su llave y subimos a su habitación, una vez dentro se acercó al teléfono y pidió unas bebidas para los dos, nos sentamos en el sofá y al poco llamaron a la puerta, él fue a abrir, entró un joven camarero con un carrito y diferentes botellas, vasos de cristal tallado y una cubitera llena de hielo, le dio una propina y se fue, llenó dos vasos con hielo y sacando la botella de whisky los llenó, me entregó uno y él tomó el otro, brindamos y bebimos lentamente, saboreando el buen sabor de la bebida, entonces tomó mi vaso y junto al suyo los depositó encima de la mesita central.

Con su cuerpo medio girado hacia mí, comenzó a desabrocharme la camisa en su totalidad, la sacó del interior del pantalón, al mismo tiempo que la abría, dejando mis pectorales al descubierto, agachó su cara y comenzó a chuparme los pezones, mientras que sus manos iban repasando toda mi parte superior del cuerpo, poco después fue subiendo con sus besos hasta alcanzar mis labios y nos besamos profundamente, sin prisa, nuestras lenguas entraban dentro de la boca del otro, saboreando un profundo beso, mientras le fui sacando la camiseta, acariciándole todo el cuerpo, después fui desabrochando los botones del pantalón, abriendo la bragueta del mismo y metí mi mano dentro de la prenda  agarrando su verga que estaba aumentando de tamaño, la saqué al exterior junto a sus huevos, me incliné sobre tan rico manjar degustando su aroma y sabor, comencé lamiéndola y poco después la fui chupando, mientras él me sacaba la camisa y besaba mi espalda al tiempo me iba acariciando, sus manos suaves eran electrizantes.

Me levantó y fue deslizando mis pantalones hasta el suelo, acercó su cara a mi entrepierna, la boca se ajustó a mi verga totalmente erguida y comenzó a chupar con mucha parsimonia, poco a poco mi verga fue entrando en su cálida boca, al punto de entrar toda entera, yo acariciaba su largo pelo y deslizaba mis manos por su espalda, si continuaba chupando así, me correría pronto y lo hice levantar, deslicé sus pantalones hacia abajo, nos sacamos las zapatillas deportivas, nos fuimos acercando a la gran cama y nos tumbamos en ella, volviéndonos a fundir en un ardoroso beso, se colocó encima mío y levantándome los brazos hacia arriba, fue besándome el cuello, fue deslizando su lengua primero a una axila oliéndola, al tiempo que pasaba su lengua repetidamente, después fue a la otra e hizo lo mismo, el placer que me daba, me hacía retorcer el cuerpo, no me dejaba que lo acariciara, ahora su lengua seguía su ruta, deteniéndose en mis pezones, los chupaba con avidez, continuó bajando y al llegar al vello púbico sus labios tiraban del rizado vello, su nariz olía la zona, mientras mi verga palpitaba saltando sobre mi plano vientre, la alcanzó con sus labios glotones y fue chupándola con religiosidad, ahora sus manos separaban mis piernas y acariciaba mis testículos,.

Comenzó a levantar mi trasero y enterró su cara entre mis nalgas, su lengua ya había encontrado el botón de la felicidad y lo lamía con mucha intensidad, yo gemía de gozo, mis manos se aferraban a la sábana, entonces Edgar se incorporó y agarrando su verga me la clavó de una certera estocada, mi prieto culo, aceptó tan buena herramienta de buen grado, moví un poco las caderas y al poco comenzaron sus fuertes embestidas, cuando estaba bien dilatado, sus manos me pusieron de lado, mi pierna ligeramente encogida y continuó con sus penetraciones, ahora nuestros gemidos eran intensos, sacaba su buena verga y la clavaba de nuevo hasta el fondo, ahora deslizó su cuerpo junto al mío, detrás de mi espalda sin sacar su verga de mi culo, depositó su manos sobre mi muslo y colocó mi pierna sobre su cuerpo, giré mi cara y nos fundimos en un beso muy intenso, ahora parte de mi cuerpo estaba sobre el suyo, su pelvis subía y bajaba penetrándome profundamente, mi mano iba a masturbar mi verga, pero me lo impidió agarrándola mientras me acariciaba la palma de la mano y la parte interior de la muñeca, produciéndome escalofríos de placer y entonces me corrí sin tocarme, tan agradable final provocó que él soltara todo su semen dentro de mi abierto culo, siguió con su verga clavada dentro mío, sacando hasta su última gota de semen.

Cuando se retiró de mi culo, inclinó su cara sobre mi cuerpo y su lengua fue lamiendo todo el semen que yo había derramado sobre mí, al terminar se tumbó y volvimos a besarnos, nos tumbamos boca arriba y nos adormilamos un rato mientras nuestras manos acariciaban el cuerpo del otro, miré la cara de Edgar y tenía una ligera sonrisa de satisfacción, entonces se dio la vuelta, quedándose boca abajo poniendo sus manos dobladas bajo la almohada, parecía un gran gato satisfecho y ronroneando, fui deslizando mi mano sobre toda su espalda, acariciándole lentamente, mi mano se entretuvo entre sus nalgas, que él movió ligeramente, mi cuerpo de lado y pegado al suyo, notando su calor, mi verga volvía a la vida de nuevo, entonces coloqué mi cuerpo encima de su espalda, me desplacé un poco hacia abajo y volví a subir, dejando mi verga entre sus nalgas, apoyé mis manos sobre sus hombros mientras los besaba, entonces aparté ligeramente su largo cabello y fui besando su nuca, entonces lo vi, una pequeña marca de nacimiento, comencé a besarla, mientras mi mente volvía años atrás, Edgar gemía sobre la almohada.

Yo movía mis caderas forzando mi verga contra sus nalgas, cogí mi verga y apuntando lo fui penetrando, firme como un machete, duro como una roca, su cara de lado gemía, lo empalé clavándola hasta el fondo, mis palpitaciones dentro de él le producían espasmos de lujuria, ahora movía sus caderas al mismo tiempo que yo arremetía con mi verga dentro de su culo, le separé sus nalgas y seguí clavándome dentro, giró un poco más su cara y lo fui besando, mis brazos por debajo de sus axilas y las manos sobre sus hombros lo apretaba más a mí, nuestras lenguas se buscaban constantemente, el placer que sentía, me hizo arremeter con más ardor y solté mi semen dentro de tan exquisito culo, mientras respiraba aceleradamente dentro de su boca y Edgar gemía notando mis convulsiones de semen en su interior, saqué mi rabo y agachándome en su culo comencé a lamerlo con voracidad, mi lengua traspasaba su agujero limpiándole de mi semen, que yo seguía degustando, ahora movía el trasero con ganas, notaba el placer que sentía cuando metía mi lengua dentro de su ano, lo dejé bien limpio y entonces le di la vuelta, quedándose boca arriba.

Me senté sobre mis rodilla y agarrando su verga, la dirigí dentro de mi ano, mi cuerpo fue bajando, clavándome su verga dentro mío, subí y bajé de nuevo varias veces, entonces bajé mi cuerpo buscando su boca y dejándole libertad de movimiento, pero después de besarnos cambió mi posición, colocándome boca abajo y él encima mío, pero a la inversa, cerca de mi cara sus pies y los míos cerca de la suya, agarrando su verga la clavó de nuevo, ahora el placer era inaudito, su pelvis subía y bajaba empujando su verga dentro mío, su boca besaba, lamía mis tobillos y chupaba los dedos de mis pies, por mi mente pasó un momento parecido a éste, mientras chupaba fuertemente el dedo gordo del pie noté que soltaba su semen dentro mío, con los últimos empujes de pelvis, continuó devorando mis dedos, le producían un placer enorme, pasado un buen rato, salió de mi culo y comenzó a lamer su semen depositado en el mismo, posteriormente, me dio la vuelta y nos degustamos la boca de nuevo, estábamos bastante exhaustos y nos tumbamos uno al lado del otro.

-¿Te acuerdas de mí? Le pregunté.

-¡Sí! Al principio apenas te reconocí, tu cuerpo ha cambiado bastante desde entonces.

  • El tuyo también ha cambiado bastante-añadí

-¿Que me ha descubierto? No quería, perder la ocasión de estar de nuevo contigo, te lo hubiera dicho después.

  • Respondí: Han sido dos cosas, una la pequeña marca de nacimiento en tu nuca en forma de corazón y la otra, esta última postura comiéndome los dedos de  los pies, nunca nadie lo había hecho igual que tú.

-Él añadió: No es un corazón, es una fresa, pero se parecen y respecto a la postura no la había practicado desde entonces, lo creas o no, contigo me apetece hacerlo ¡Te comería todo entero de nuevo!

-¿Después de tenerme casi secuestrado 6 días en tu habitación del hotel y de eso ya hace casi 5 años, aún quieres repetir conmigo? Continué: En aquella ocasión me dijiste que nunca, nunca repetías con el mismo hombre.

-Sonriendo soltó: ¡Por eso no te dejaba marchar, eras muy joven, pero en tu corta edad muy ardiente y cariñoso! ¡Además, como Dios, el séptimo día descansó! ¡Realmente quedé absolutamente agotado y solo el tacto de tus manos o tus labios me encendían de nuevo!

-¿Recuerdas que tuve que llamar y mentir a mis padres, con una excusa bastante complicada, para quedarme contigo?

-¡Sí y lo lamento, pero no por lo que disfrutamos ambos, esos días!

Entonces con voz ligeramente más baja fue soltando, como si hablara consigo mismo: ¡La verdad cuando quiero ponerme a tono, me viene a la memoria esos deliciosos días!

Fue, como bien has dicho, casi 5 años atrás, yo estaba embarcado en un crucero, donde actuaba con varios bailarines más, llegados a Barcelona teníamos 7 días de descanso, el tiempo que estaría atracado el crucero, tomé una habitación de hotel y salí a pasear, para conocer la Ciudad, pero comenzó a lloviznar y compré una revista gay, donde salían sitios de ambiente, al ver la sauna, me dirigí hacia allí, como era bastante temprano casi no había gente, me dediqué a relajarme, estaba en la sauna de vapor, cuando a través de la neblina de vapor vislumbre un cuerpo joven que entraba y se dirigía al surtidos de la fuente de agua fresca, metía su cabeza mojándose su larga cabellera, acto seguido con sus manos juntas cogió agua fresca dejándola resbalar sobre todo su cuerpo, el joven no se había percatado de mi presencia, entonces levantándome me acerqué a la fuente e hice lo mismo que él había hacho, el frescor del agua era muy relajante, entonces miré hacia el joven-

Estaba sentado en uno de los bancos embaldosados, con las piernas dobladas y delante de su cuerpo sus talones reposaban en el mismo banco, sus brazos medio doblados reposaban sobre sus rodillas, parecía ensimismado, su cabeza junto a su larga cabellera apoyadas sobre sus brazos, una imagen magnifica, me senté a su lado y deslicé mi mano sobre su espalda, ni se inmutó al principio, pero casi al momento levantó la cabeza, la cara medio cubierta por la melena mojada, me miró, sonrió mostrando una blanca dentadura, se levantó y salió, dejándome confundido. Un poco más tarde lo encontré mirando una película porno, que se proyectaba en una gran habitación, volví a salir de la sala y entré en una de las cabinas cercanas, dejé la puerta abierta y me tumbé boca abajo, cubriendo mi cuerpo la pequeña toalla anudada a mi cintura, cerré los ojos durante un breve tiempo, entonces una voz bastante juvenil me preguntó ¿Te apetece? Abrí los ojos y allí estabas con tu lozanía intacta, asentí y cerraste la puerta.

Tuvimos sexo durante todo el día, excepto cuando fuimos a comernos un bocadillo y volvimos de nuevo al cubículo, hasta pasadas las 21 horas, que tenías que marcharte, mientras nos vestíamos te ofrecí un papel con el número de mi habitación y el nombre del hotel, junto a una tarjeta mía, al despedirnos, pensé que no volveríamos a vernos, pero al día siguiente allí estabas a las 9 de la mañana y disfruté contigo, como nunca había gozado con nadie y cuando te dije que te quedaras conmigo toda la semana, no te lo pensaste y llamaste a tus padres, contándoles un rollo, para quedarte junto a mí, no se me había pasado por la cabeza, que aceptarías, pero lo hiciste y creo que ambos disfrutamos  todo el tiempo que estuvimos allí, te penetré, me penetraste, comimos juntos, hablamos y nos reímos.

¿Y ahora qué? Han pasado casi cinco años y tú estás todavía más bueno de lo que recordaba, al verte y reconocerte, me quedé sin respiración ¿Querrás repetir conmigo de nuevo, mientras este aquí, aunque ahora soy más mayor?

Incliné mi cara sobre la suya y lo besé, deslicé la mano hacia abajo y agarrando su bella verga, noté que se iba endureciendo, entonces comenté ¡Si esta aguanta, yo también! Y nos fundimos en un cálido beso y deseando volver a la acción...