Recuerdos...xix

, su slip que yo había bajado muy poco dejaba ver todo el contorno de su gran verga, sacando mi lengua fui resiguiendo toda su largura, dejándole la prenda totalmente mojada, sus manos acariciaban mi

RECUERDOS...XIX

Han pasados varios días y el joven Tomás ha vuelto a casa de su padre, mi Comandante Esteban y su hermanastro Bruno, se lo ha tomado con calma, tal como yo le sugerí, que diera tiempo al tiempo, que su madre le estaría observando en todo momento y no le gustaría si se apartaba de su única familia, así que volvió con ellos.

He ido al Teatro Colón, se representaba Equus, con Juan Ribó como protagonista, el joven actor tiene un cuerpo increíble y desnudo para comerle hasta el correaje, la fui a ver dos veces, pero a pesar de estar muy bien la obra de teatro, la gente de La Coruña, bastante encorsetada y clásica no fueron en masa, pasadas dos semanas, la sustituyeron por otra producción, una revista musical con Lina Morgan y Florinda Chico, pero yo tenía otros planes para éste fin de semana, quería conocer la cuidad de Vigo (Pontevedra), me habían dicho que tenía más marcha que las otras ciudades importantes. Averigüé la manera más eficaz para llegar allí y salí el viernes por la mañana. Buscaría un hostal o motel y pasaría el fin de semana.

Mi amigo Javier, el P.M., me había dado algunas direcciones, para encontrar alojamiento económico y de sitios para frecuentar, algún bar, alguna discoteca y otros sitios frecuentados por gente dispar, llegué en tren y buscando encontré un motel, cerca del puerto, dejé mis cosas allí y salí a conocer la ciudad, en un Kiosco compré un plano de la ciudad, deambulé casi toda la mañana, comí en una terraza al aire libre, observando pasar a la gente, había una cantidad enorme de marineros que hacían el Servicio Militar, todos tan pulcros de blanco, parecían pastelitos de merengue.

Por la tarde seguí paseando y entré en un bar taberna tomé unas cervezas viendo como la gente entraba y salía del local, en un rincón de la barra había tres marineros que degustaban sendas cervezas, mientras reían de alguna cosa que uno había dicho, eran bastante atractivos cada uno a su manera y los tres diferentes entre ellos, pero parecían disfrutar juntos, en un momento  mientras los observaba, uno de ellos levantó su mirada hacía mí, pero al instante secundó en risas a sus amigos. Pasadas unas horas fui a un restaurante cerca del motel, cené un poco, descansé y volví a la habitación, me di una ducha y me cambié de ropa.

Poniéndome algo más informal, un vaquero ajustado, sin slip debajo, una camiseta blanca de tirantes, dejando al descubierto los omoplatos, encima una camisa negra muy fina abrochada menos el botón del cuello, una corbata de piel colorada, al igual que el cinturón del mismo tono, en los pies los clásicos mocasines negros, me observé en el espejo, dando por terminada la transformación, me puse un poco de perfume, que me habían enviado desde Marsella unos amigos franceses, que había conocido un fin de semana en Sitges (Barcelona) y  que seguíamos carteándonos.

Me paré en una cafetería tomándome un café y un whisky con hielo, al terminar me dirigí hacía la discoteca, siendo viernes comenzaba a llegar gente a la misma, era bastante grande comparada con la de La Coruña, la música estaba bastante bien, la de moda,  fui desplazándome por el local para conocerlo mejor, fui al servicio, nada del otro jueves y me acomodé en un rincón de una de las barras, mientras miraba bailar a los jóvenes, algunos bien otros de pena, pasada una hora el local estaba lleno a tope, estuve bailando y descansaba en la barra, casi siempre en el mismo rincón, ya que el resto de gente deambulaba de un lado a otro.

Casi sin darme cuenta, se pusieron a mi lado tres muchachos vestidos de marineros, al mirarlos bien, los reconocí, era el mismo grupo del bar donde tomaban cervezas y ahora seguían bebiendo lo mismo, debían haber estado bailando, se les veía acalorados y se colocaron a mi lado, tenían la risa fácil o tal vez eran las cervezas, no se mofaban de nadie, simplemente se metían entre ellos bromeando, entonces el que era un poco más alto que los otros dos, me miró y sonriendo, levantó su cerveza hacía mí, en plan de saludo, yo correspondí de igual forma, en ése momento sus compañeros, me miraron y hablaron entre ellos en voz baja y volvieron a mirarme, ésta vez más detenidamente, dándome un repaso de arriba a abajo.

Después de bailar me había sacado la camisa del interior del pantalón, dejándola suelta, desabrochados los botones y la corbata roja, alrededor de mi cuello por encima de la camiseta de tirantes blanca, realmente estaba seductor, eso me dije al mirar mi reflejo en uno de los espejos cercanos donde estaba ubicado yo, entonces mirando a los tres jóvenes soslayadamente, fui inspeccionándolos, los tres bastante delgados, bonitos traseros, resaltados por la blancura de sus pantalones de marino blancos, la parte superior llevaban como una corta camisola también blanca con un corbatín azul marino, la gorra, la llevaban colocada la mitad metida dentro del pantalón, para no perderla y la otra mitad colgando por fuera, esa prenda no les hacía justicia, ya que parecían de alguna talla mayor que las suyas, por la parte delantera del pantalón se notaban sus respectivos bultos en la entrepierna, el más alto abultaba un poco más, pero los tres eran deliciosos, se notaba muy buena armonía entre ellos.

Una vez más salí a la pista a bailar, como sudaba un montón, en parte por la bebida y por la aglomeración, me saqué la camisa y me la até a la cintura por las mangas, aflojé la corbata roja y bailé como un descosido, notaba diversas miradas sobre mi persona, al dar un movimiento me fije, que los tres jóvenes con los codos apoyados en la barra y mirando la pista me observaban, sin perder detalle de mi baile, al rato hablaban entre ellos. Agotado me fui a la barra de nuevo y al pasar por delante de ellos, el más alto dijo: ¡Bailas muy bien, pareces  profesional! ¡Perdona, me llamo Lucas y estos amigos son Genaro y Gabriel! Yo respondí: ¡Me llamo Jorge y estoy destinado en La Coruña, pero me queda mes y medio para incorporarme de nuevo! ¡Se puede decir que estoy de vacaciones! Pedí un whisky con hielo para mí y les pagué unas cervezas para ellos, cosa que me agradecieron de inmediato, me preguntaron donde me hospedaba, les respondí y Lucas el alto, poniéndose más cerca dijo: ¡Estamos en el mismo sitio! Añadió: ¡Cuando terminemos esta ronda nos volvemos a la habitación a jugar un rato a las cartas, así hoy no gastamos más! ¿Te apetece unirte con nosotros a jugar a cartas? ¡Pero sin dinero! Mientras me hablaba noté que una de sus manos como disimuladamente rozaba mi pierna, seguía hablando diciendo: ¡Tenemos vino y Coca Cola, para hacernos unos calimochos! Le miré a la cara y asentí, al terminar las bebidas salimos y fuimos hacía el motel.

Estábamos en la misma planta, separados por dos habitaciones, entramos en la suya, había una cama grande de matrimonio y otra sencilla auxiliar, acercaron una silla a cada lado de la cama y las usaron de mesitas para los vasos, nos sacamos los zapatos y nos ubicamos encima de la cama sentados y con las piernas cruzadas, como los indios, me senté cerca de la cabecera, en el mismo lado Lucas, en el otro Gerardo y Gabriel, llenaron los vasos con la mezcla y brindamos, sobre la colcha estaba el mazo de cartas, Gerardo las barajó y las fue repartiendo, ahora ganaba uno, después otro, entre risas, por las malas jugadas que a veces nos tocaban, Lucas siempre que reía apoyaba su mano sobre mi muslo, cerca de la entrepierna apretando la mano, en un momento le dije: ¡Si sigues tocando ahí igual tenemos un problema! Él con cara de inocente respondió: ¿Qué problema si solo llevas el pañuelo? Yo repliqué: ¡El pañuelo no suele crecer de tamaño, no suelo llevar ropa interior, salvo en el cuartel por obligación!

Lucas soltó: ¡No me lo creo! Gerardo y Gabriel soltaron sendas risotadas, mis manos desabrocharon los botones del pantalón vaquero y Lucas dijo: ¡Ves llevas ropa interior! Yo respondí mientras apoyaba mis codos hacía atrás encima de la cama, quedando medio tumbado: ¡Es la parte baja de la camiseta, levántala! Estiró su mano, con incredulidad, fue subiéndome la camiseta ayudándose de sus dos manos, la subió por encima de mis pezones, mientras su mirada recorría toda la parte visible de mi cuerpo, una de sus manos separó la abertura del pantalón, dejando a la vista mi vello púbico, su mano seguía agarrando el vaquero, pero algunos de sus dedos acariciaban mis rizos  púbicos, mi verga empezó a crecer, miré a la cara de Lucas y  Gerardo soltó: ¡El pañuelo está creciendo! Y nos echamos a reír todos.

Los dedos dieron paso a la totalidad de la mano, que Lucas fue metiendo dentro de mi pantalón hasta encontrarse con mi verga, que ya estaba morcillona, cerró su palma sobre la misma y la fue masajeando arriba, abajo masturbándola con lentitud, me incorporé un poco y alargando mis brazos fui sacándole la parte superior del cuerpo, dejando la prenda a un lado, mi mano siguió desde su barbilla, bajando sobre su pecho acariciando la tetilla, Gerardo me fue sacando la camiseta de tirantes y después sacó la parte superior de su colega Gabriel y éste a Gerardo, mi mano continuó bajando deteniéndose al borde del pantalón blanco, en la entrepierna se notaba un generoso bulto de lo más apetecible, Lucas abrió los botones de la prenda dejando ver unos blancos calzoncillos, se levantó y se quitó la prenda, sus amigos estaban haciendo lo mismo, me recosté en la cama y Lucas fue deslizando mis vaqueros hacía abajo sacándolos y dejándolos con el resto de la ropa, ellos en calzoncillos blancos y yo totalmente desnudo.

Gerardo que estaba sentado cerca, a mi altura, me iba acariciando la espalda, deslizando su mano por todo mi brazo, Gabriel posaba la palma de su mano sobre mis pectorales, deteniéndose sobre las tetillas y resiguiendo el contorno de los pechos bien torneados, miré sus caras, observándoles, estaban disfrutando del espectáculo que yo les ofrecía, sus verga estaban endurecidas dentro de su ropa interior, marcándose buenas vergas.

Aparté la silla, que estaba entre Lucas y yo, lo hice ponerse de pie, puse mis manos en su cintura y fui deslizando lentamente sus calzoncillos hacía abajo, al tiempo que  mi cara se acercaba a su parte inferior soplando sobre el vello rizado del pubis, mientras lo olía, entonces la verga salió disparada hacía arriba, desplazándose hacia el frente totalmente rígida, acerqué mi cabello debajo de la verga y con suavidad, le fui dando masajes con mi corto pelo, Lucas puso sus manos en mi cara acariciándola, me separé ligeramente quedando mi boca a escasos centímetros de su grueso pene, saqué la lengua y acercándome de nuevo fui lamiendo la totalidad de su capullo, la verga trotaba de placer, subía y bajaba, deposité mi mano en sus genitales acariciándolos y de golpe enterré mi cabeza, tragándome toda su verga en su totalidad.

El gemido que salió de su garganta era indescriptible, me fui retirando lentamente apretando mis labios sobre el contorno de la verga, mi lengua no paraba de lamer, al llegar a extremo del capullo, apreté más los labios y tragué media verga haciendo que soltara otro generoso gemido, seguí haciéndole una muy buena mamada, mi otra mano apretaba su duro culito, y mis dedos acariciaban el ano, haciéndole gemir de nuevo mientras movía sus caderas y mientras acariciaba mi cabeza, intentó sacar su verga de mi boca, pero no lo dejé, apretándome más a él y soltó gran cantidad de semen, llenando mi boca con sus trallazos, me costó tragármela toda, pero no cejé y seguí chupándole la verga dejándosela totalmente limpia para pasar revista, sus espasmos al correrse fueron espectaculares.

Miré a Gerardo y Gabriel que se habían sacado los calzoncillos y se estaban masturbando mutuamente, pasé mis piernas por encima de la cama colocándome entre ellos, los hice ponerse de pie, uno al lado del otro, agarré con una mano cada verga masturbándoles lentamente, al tiempo que mi boca les iba chupando la verga respectiva, me iba alternando, ahora se iban acariciando los cuerpos, pero no se daban ningún beso, simplemente deseaban correrse, sus gemidos iban en aumento, fui acelerando el ritmo de mi boca y la mano y cuando noté que estaban a punto acerqué las dos vergas a mis labios y abriendo bien la boca, recibí sendos trallazos de semen de los dos amigos, ésta vez parte del semen salió de mi boca cayendo por mi barbilla, cuando no soltaron más fui limpiándoles las verga a los dos, al terminar, pasé mi mano por mi barbilla y recogiendo los restos me los puse en la boca, relamiéndome los dedos.

Entonces Lucas se colocó de rodillas detrás de mi espalda, pasando sus brazos por debajo de mis axilas, me fue acariciando las tetillas, Gerardo medio tumbado en la cama acariciaba mi vientre plano, notando su respiración sobre mi vello rizado por encima de la verga y Gabriel sentado sobre sus talones entre mis piernas me iba masturbando al tiempo que acariciaba mis huevos, al principio comenzó suave pero ahora iba acelerando el ritmo de su mano, yo gemía de gozo y exploté soltando todo mi semen acumulado llenándole la mano y salpicando incluso la cara del joven Gerardo, Gabriel siguió masturbándome sacándome hasta la última gota, miró su mano mojada con mi semen, lo olió y sacando su lengua comenzó a lamerlo dejando su mano limpia, después acercándose a Gerardo le fue lamiendo los restos que habían salpicado parte de su cara, pero tampoco se dieron ningún beso.

Me levanté fui al baño y me limpié la verga con papel del WC, al volver al cuarto, los encontré sentados en la gran cama hablando, como si no hubiera pasado nada, me acerqué donde estaba la ropa y al cogerla, Gerardo dijo: ¿Por qué no pasas la noche aquí con nosotros? Yo contesté: ¡Así podréis dormir mejor, más tranquilos y cómodos! ¡Nos vemos para desayunar! Lucas y Gabriel, dijeron que me quedara, pero señalando las camas, les pregunté: ¿Alguno de vosotros quiere dormir en mi cuarto, la cama es grande también? Por lo menos no saldrán los pies por abajo de la cama, añadí y para mi sorpresa fue Gerardo, que soltó que hoy le tocaba a él dormir en la cama pequeña y se venía conmigo. Nos despedimos hasta la mañana siguiente, después de vestirnos decorosamente.

Al llegar a mi cuarto nos quitamos la ropa y le pregunté: ¿Te importa que duerma desnudo, es mi costumbre? Él contestó: ¡No pasa nada yo dormiré de igual forma! Y nos metimos dentro de la cama como Dios nos trajo al mundo, nos pusimos boca arriba y Gerardo dijo: ¡Lo hemos pasado muy bien, no recuerdo haber soltado tanto semen en mi vida! Y yo repliqué: ¡Pero no sabéis disfrutar de vuestros cuerpos, siendo tan amigos sería lo más normal! Entonces girando su cara hacía mí preguntó: ¿A qué te refieres? Tranquilamente me incorporé un poco apoyando mi brazo doblado sobre la almohada le comenté: ¡Besos en la boca, mamadas y otras cosas, para poder disfrutar del sexo sin tapujos! Gerardo replicó: ¡Solo he besado algunas chicas, pero el resto sólo en la imaginación! Volví a decir: ¡Si probáis cosas entre vosotros, sabréis que cosas os gustan más para recibir y dar placer! ¡Hacer sexo con una chica, es igual, salvando las diferencias anatómicas, pero entre amigos se aprende mucho más! ¿No os habéis masturbado entre vosotros y también sabéis como os gusta más? Quedó callado y pensativo, entonces deslicé mi mano sobre su joven cuerpo acariciándolo, ¿Estas molesto o enfadado? Él replicó: ¡No, estaba recordando las mamadas que nos distes, fueron geniales, nunca lo hicimos entre nosotros!

Mi mano continuó deslizándose hacia abajo, sobre el cuerpo de Gerardo alcanzando el vello púbico, noté que su verga danzaba dando palpitaciones, agarré su miembro apretando mi mano sobre el tronco endurecido, acerqué mi cuerpo más al suyo poniéndome de lado, mientras acariciaba su verga mi otra mano giré su cara hacía mí con suavidad y le dije: ¡Si quieres cerrar los ojos, puedes, pero es mucho mejor ver y sentir lo que ocurre! Acerqué mi boca a la suya y paseé mi lengua por encima de sus resecos labios, seguramente debido a los nervios, continué lamiéndoselos, entonces entreabrió ligeramente su boca y junté mis labios con los suyos, introduciendo mi lengua dentro de su boca, él con los ojos totalmente abiertos miraba mi rostro, al principio parecía desistir, pero poco a poco fue siguiendo mi lengua con la suya y ahora comenzaba a soltar leves gemidos, estaba disfrutando con ellos, también metió su lengua dentro de mi boca explorando mi interior, sus manos me iban acariciando un poco indeciso.

Fue su primer paso, pasé mis brazos por debajo de su cuerpo colocándolo encima del mío y le fui susurrando: ¿Que te apetece hacer o probar? Levantó un poco el cuerpo mirándome, entendí su mirada, quería probar, pero no sabía por dónde empezar, le di la vuelta , quedando él debajo de mi cuerpo, bajé las sábanas hasta el final de la cama, quedando nuestros cuerpos a la vista totalmente, le di un largo y profundo beso, fui deslizándome hacía abajo besando sus tetillas, sus manos estaban sobre mis hombros, al llegar a la altura de su verga la agarré con fuerza y la fui metiendo dentro de mi boca apretando mis labios sobre el contorno de la misma, fui tragándomela toda, llegando a tocar con mi nariz sus rizos, fui subiendo con lentitud y mi lengua daba rodeos al tronco, no la saqué de la boca y volví a descender entrando hasta el fondo, logrando que el joven soltara un gemido, continué chupando su bonita verga, bastante normalita pero bonita, mi mano ocupó el lugar de mi boca.

Entonces deslicé mi lengua por sus genitales empapándolos de saliva, le separé las piernas y poniendo una almohada debajo de la zona lumbar, quedando su culo más alto, enterré mi cara entre sus nalgas y mi lengua fue lamiendo su agujero, al principio estaba muy prieto, pero al poco con la insistentes lamidas fue relajándose y ya palpitaba de gozo, de vez en cuando el chaval soltaba algún gemido, yo miraba su cara, se mordía los labios, estiré una de mis manos poniendo tres dedos dentro de su boca, que fue chupando con glotonería, ya estaba a punto, volví a ponerme encima suyo y degusté sus besos ardientes, ahora si dimos la vuelta de nuevo, quedando debajo de su cuerpo, me miró y fue bajando hasta llegar a mis pezones los fue chupando, gemí en agradecimiento, siguió bajando y agarrando mi verga la fue rodeando con su lengua y al principio, casi con reparo chupó mi glande, fue bajando más su boca tragándose más de la mitad de mi verga, volvió a subir e intentó de nuevo, pero no podía tragársela entera, volví a gemir para darle ánimos y me separó las piernas comenzando a comerme el culo, esto parecía ponerle a cien, enterraba su cara entre mis nalgas y su lengua me abría bien, yo me notaba dilatado.

Lo hice incorporarse y mojando mi mano con saliva la pasé por su verga, apunté a mi agujero y empujándolo hacía él me fui clavando, el chaval se decidió y empujando entró totalmente dentro mío, solté un respingo, pero sujetándome las piernas fue entrando y saliendo de mi culo, cada vez con más fuerza, iba acelerando sus embestidas y a punto de correrse, me avisó y yo empujé mi culo más sobre la verga que me embestía y gimiendo soltó todo su semen dentro mío, su cuerpo daba espasmos mientras soltaba su líquido, cuando sacó su verga de mi culo descansó encima de mi cuerpo, buscándome la boca, al poco levantó su cara y mirándome preguntó: ¿Y tú? Yo respondí: ¡Ya tendré ocasión! Y mientras decía eso, le di la vuelta colocándolo debajo de mi cuerpo pero boca abajo, me puse a horcajadas sobre la cama a la altura de su cintura.

Fui acariciando su espalda y deslizándome hacia abajo volví a degustar tan suave  y lindo culo, mientras lo chupaba mojaba mi mano con mi propia saliva, pasándola sobre mi verga que pedía guerra, deslicé mi cuerpo sobre la joven espalda de Gerardo, agarrando mi verga apunté  y fui entrando lentamente, se quejó de dolor, pero lo calmé diciéndole que pasaría rápido, se relajó y apretando sus puños en la almohada no volvió a quejarse, su cara crispada, denotaban el dolor que sentía, pero no cejé y enterré la totalidad de mi verga dentro de su culo virginal, quedé quieto, por un rato, moví un poco las caderas y esta vez no se quejó, me fui retirando de su interior, sin sacarla del todo y volví a clavarme dentro, ahora movió él las caderas, le separé las nalgas y volví a clavarme bien hasta el fondo, puse mis manos en sus caderas e hice que se pusiera de rodillas, mientras sus manos y cara quedaban sobre la almohada, comencé a follarlo a conciencia, cada vez salía más y entraba con fuerza, ya estaba bien dilatado, llegado ése momento saqué mi verga en su totalidad y me clavé de nuevo en su culo, gimió de placer, fui repitiendo mis movimientos, pero no tenía prisa en terminar, ahora sus gemidos eran auténticos de placer, llegado este momento quería verle la cara y besarle, sin sacar mi verga de su culo le di la vuelta, pasando su pierna por delante de mi cuerpo y quedándose boca arriba mirándome, sus piernas descansaban sobre mis brazos, mientras seguía penetrándole con dureza, acerqué mis labios a los suyos mientras seguía con mis embestidas que ahora si iban en aumento, mientras nos besábamos seguía gimiendo, cada vez que profundizaba dentro de su culo, fui acelerando el ritmo más y más rápido, entonces fui soltando mi semen dentro del joven culo, mientras notaba las salpicaduras del semen que Gerardo estaba soltando entre nuestros cuerpos sin tocarse, estuve un rato más en su interior y después me deslicé sobre su cuerpo, no habíamos dejado de besarnos en ningún momento, aparté mi cuerpo y fui lamiendo el semen derramado por él, al terminar de limpiarlo agarró mi nuca acercándome su boca a la mía y degustó su propio semen por primera vez, nos seguimos besando y pasado un buen rato nos separamos, me giré para apagar la luz y le dije: ¡Buenas noches, que descanses! Y nos pusimos a dormir, al poco noté su brazo encima de mi pecho, pero su respiración indicaba que estaba dormido.

Al día siguiente Gerardo bastante contento se fue a duchar al cuarto de sus amigos, momentos después desayunamos todos juntos y durante toda la mañana me mostraron diferentes partes de la ciudad, al mediodía comimos de tapeo y después les comuniqué me iba a la habitación, a descansar un rato, ellos estuvieron de acuerdo y volvimos al motel, entonces después de abrir mi puerta entró detrás mío Gabriel alegando que le tocaba hoy la cama pequeña, cerramos la puerta quedando en vernos más tarde, me quité la ropa tendiéndome sobre la cama, Gabriel hizo lo mismo dejándose los calzoncillos puestos, estábamos boca arriba yo con los ojos medio cerrados descubrí que el joven se sobaba la verga metida dentro de su calzoncillo, la iba manoseando hasta conseguir que se le pusiera algo más rotunda, se movió poniéndose de lado hacia mí, una de sus piernas medio doblada sobre la mía, unos de los brazos apoyado sobre mi pecho y rozando mi cadera totalmente el bulto de su entrepierna, que cada vez se endurecía más, su cabeza reposaba sobre un brazo doblado sobre la almohada, me estaba observando mi cara y deslizaba también su mirada por todo mi cuerpo, al poco acercó su boca sobre la mía depositando un casto beso y abrí los ojos.

Separé mis labios uniéndome a su beso, mis manos estaban inertes, con cautela fue introduciendo su lengua dentro de mi boca, con bastante inseguridad, llegado ese momento lo abracé, atrapando su lengua con la mía y comenzamos a fundirnos en un prolongado beso, nuestras lenguas tímidas al principio se tornaron voraces, inspeccionando todo el interior de nuestras bocas, al tiempo que lo saboreábamos, ahora su verga estaba totalmente dura apretándola contra m cadera y la mía también estaba bien dispuesta, tiré del joven y lo hice ponerse de rodillas entre mis axilas y agarrando su verga comencé primero a lamerla y acto seguido chuparla en su totalidad, Gabriel empezaba a gemir sus manos acariciaban mi ralo cabello, corto a causa del Servicio Militar, ahora su pelvis empujaba su verga dentro de mi boca follándola, lo volví a cambiar de postura, quedando su verga y su culo cerca de mi cara y la mía cerca de su boca.

Agarré la verga del joven y continué chupándola con ganas, para mi sorpresa él hizo lo mismo con mi verga, primero despacio, pero se fue envalentonando y cada vez se metía más dentro de su boca, entonces se paré mis piernas doblándolas un poco y pasando mi cara hacía su trasero comencé a lamerle su orificio anal, mientras le separaba las nalgas para acceder mejor a su gran tesoro, mientras él seguía chupando mi verga, parecía encantado con ella, pasado un rato metió su cabeza entre mis piernas y sacando su lengua fue lamiéndome el ano, para no haberlo hecho nunca lo hacía de fábula y yo estaba dilatado, mojé mis dedos y los fui metiendo con cuidado dentro del culo de Gabriel, él se quejaba, pero no lo impedía, poco a poco se fue relajando al tiempo que se abría.

Le hice cambiar de posición de nuevo, se puso entre mis piernas sentado sobre sus talones, agarré su verga y la acerqué a mi ano, él entendió y comenzó a penetrarme, quedándose quieto una vez estaba toda dentro, moví mis caderas y él apoyando su cuerpo sobre sus manos fue saliendo y entrando dentro de mí, yo acariciaba mi verga sin llegar a masturbarme, no quería terminar tan pronto, el chaval lo hacía realmente bien, pasado un buen rato fue acelerando sus movimientos y soltando un ligero gemido soltó sus trallazos de semen dentro de mi culo, notaba el calor del viscoso líquido, se quedó clavado dentro un rato más, pero al final se retiró descansando su cuerpo encima del mío.

Se puso de nuevo a mi lado y comenzó a besarme, giré su cuerpo un poco quedando de lado, dándome la espalda, puse una de sus piernas un poco más arriba doblada, acercándome a él agarré mi pene y comencé a metérselo, uno de mis brazos por debajo de su cuerpo acariciándolo, el otro agarrando su cadera, ahora se quejaba de dolor, seguí entrando dentro de su culo hasta el final, sin prisas, paré y notando la dilatación comencé a salir y entrar de manera continuada, ahora los gemidos no eran de dolor, pasó una de sus manos entre sus piernas acariciando mi huevos, notando los embistes que le proporcionaba, sus dedos tiraban de la piel de mis genitales, entonces girando mi cuerpo y quedándome boca arriba, con medio cuerpo de él encima mío, ahora nos podíamos besar y más manos debajo de la parte trasera de sus rodillas, levantaba sus piernas al aire dejándome más facilidad de movimiento, continuaba follándole moviendo sus piernas y mi pelvis a la contra clavándome de lleno en su culo, mientras nos besábamos notaba su agitada respiración, momentos después soltaba semen sobre su cuerpo, mientras lo hacía apretó el esfínter, provocando que yo soltara todo mi semen dentro de su culo, estuve un rato balanceando sus piernas arriba y abajo mientras yo seguía empujando mi verga dentro, sacando hasta la última gota.

Nos separamos de nuevo y agachándome sobre su cuerpo lamí su semen, después nos besamos largamente. Dormimos durante un rato, luego yo me duché y él en su habitación me arreglé, estaba en ello cuando llegó él y sus amigos, salimos a cenar ligero antes de ir a otra discoteca, en éste local había más ambiente, que el del día anterior, la música muy buena, bailamos estábamos todos bastante contentos, aunque Lucas parecía algo más distante que el día anterior, tomamos varias rondas de bebidas, bailamos, hablamos, me disculpé para ir al lavabo y me separé de ellos, me señalaron donde se encontraban y me dirigí hacía allí, me puse en un urinario colgado de la pared, al poco alguien entró y se situó a mi lado para orinar, lo miré de reojo, era un chaval joven de unos18 años, con pelo bastante largo y rizado, estaba bastante bien, muy delgado, la verga gruesa pero de tamaño considerable, se guardó la verga dentro de su tejano, pensé que iba a lavarse las manos, pero se colocó detrás mío frotando su verga sobre mi trasero, mientras sus manos acariciaban mi cuerpo, entonces se abrió la puerta y el joven se apartó saliendo al instante, Lucas había hecho su aparición y nos había visto.

Se colocó a mi lado para orinar, momento que yo aproveché para lavarme las manos, no dijo nada pero su cara era un poema, parecía como dolido, salimos al mismo tiempo, nos juntamos de nuevo con sus compañeros, después de bailar un rato volví a la barra y Gabriel se unió conmigo, le pregunté: ¿Tienes que dormir tú en la cama pequeña? Él contestó: ¡Sí! Entonces le comenté: ¡Cuando lleguéis a la habitación, meteros Gerardo y tú en la cama grande, le dejáis a Lucas la pequeña, si viene a mi habitación tengo que hablar con él, porque algo le pasa! ¿De acuerdo? Sonriendo Gabriel dijo: ¡Si de acuerdo, he notado que lleva toda la noche como de morros, a ver si lo solucionas, así Gerardo y yo podremos hablar, seguramente de ti! Añadí: ¡Espero que no me silben mucho los oídos, hablando mal de mí! Soltó una sonora carcajada.

Lucas bebió bastante, seguía de mal talante, pero no soltaba prenda, la verdad que estábamos un poco achispados todos, al llegar a las habitaciones nos despedimos, me desnudé y después de refrescarme un poco me enrollé una toalla pequeña alrededor de la cintura y me tumbé sobre la cama, esperando que viniera Lucas, pero tardaba bastante, me estaba adormilando cuando sonó una llamada en la puerta, me levanté y al abrirla me encontré cara a cara con Lucas, lo dejé pasar, en silencio se desnudó quedándose en un slip blanco, se tumbó en la cama tapándose con la sábana, entré en la cama pero antes me saqué la toalla, él estaba muy callado y pensativo, casi al mismo tiempo nos giramos en la cama quedando de frente y comenzando ambos a hablar, nos interrumpimos y mirándonos nos reímos, entonces acercándose me abrazó, metiendo su cara entre mi hombro y el cuello susurrando:¡Perdóname he estado celoso todo el día! ¡Yo te vi primero! Yo repliqué: ¡No tienes que tener celos de nada ni de nadie! ¡Lo bueno se hace esperar y me refiero a ti, me dediqué contigo la primera vez! Él continuó: ¿Y el chaval del lavabo? Añadí: ¡Era uno que iba salido!

Deslicé mis manos por su espalda y agarrando sus glúteos lo apreté acercándolo hacía mí, quedando mi verga endurecida acariciando la suya embutida en el slip, que iba cogiendo fuerza, le cogí de la barbilla y deposité un suave beso en sus labios, entreabrió ligeramente su boca y fui metiendo mi lengua, primero mojándole sus labios y después pasándola por dentro hurgando por su paladar, sobre sus blancos dientes, él cerró la boca apretando mi lengua con sus dientes ligeramente, su lengua se enroscaba con la mía y gimió, soltando mi lengua que seguía indagando el interior de su boca, fui deslizando mi lengua hasta su cuello, buscando su yugular, que fui chupando al tiempo que mi lengua lo acariciaba, su verga estaba bien dura a punto de reventar el minúsculo slip blanco, notaba la humedad de su liquido pre seminal, que empapaba la prenda, yo seguía lamiendo su cuello, subiendo a la oreja , entrando de lleno dentro de la misma, él volvió a soltar un prolongado gemido.

Mis manos se colaron dentro del slip, apretándole las nalgas, mientras nuestras vergas palpitantes seguían frotándose, llegado éste momento lo tumbé suavemente boca arriba, deslicé la sábana hacía los pies de la cama, fui lamiendo su cuerpo desde el cuello, pasando por sus pectorales deteniéndome en sus tetillas, que primero chupé y luego mordisqueé, continué bajando, introduje mi lengua dentro de su ombligo, cosa que le causó cosquillas, continué bajando y al llegar al vello rizado, lo atrapé con mis labios, mientras que mi nariz aspiraba su aroma, su slip que yo había bajado muy poco dejaba ver todo el contorno de su gran verga, sacando mi lengua fui resiguiendo toda su largura, dejándole la prenda totalmente mojada, sus manos acariciaban mi cabeza, yo seguía mojando el slip ahora con mis labios abarcando su grosor, mis manos fueron deslizando la prenda hacía abajo, dejando libre su verga que salió disparada de su cárcel, saqué el slip por sus pies, dejándolo en un rincón.

Agarré su verga y fui directamente a chuparla, era digna de eso y más, mis manos no estaban quietas, una acariciaba sus huevos y la otra acariciaba su rizado vello púbico, mi cabeza subía y bajaba con un ritmo continuado, entonces su mano hizo que me parara, dejé caer saliva sobre la verga frotándola con cuidado y de rodillas fui subiendo hacia él al legar a la altura de sus caderas agarré la verga y poniéndola cerca de mi ano, fui descendiendo forzando la penetración de ésa magnífica verga, ahora gemía de nuevo, cada vez que yo  me deslizaba hacia abajo, él miraba mi cara, separé mis nalgas y me clavé su verga hasta el final, soltando un bufido, ahora estaba bien encajada dentro de mi culo, me quedé quieto, al poco fui subiendo y bajando, él volvía a gemir, fui repitiéndolo varias veces, entonces agaché mi cuerpo sobre el suyo y busqué su boca, en esta postura le dejaba espacio para que él cogiera su propio ritmo, eso hizo subiendo y bajando su pelvis, cuando subía sus manos separaban mis nalgas clavándose hasta el fondo, mi boca buscó su cuello comenzando a chuparlo de nuevo, sabía que era su zona sensible y eso provocó que fuera acelerando el ritmo de su follada, su lengua hurgaba mi oreja, provocándome placer, pasado bastante rato su agitada respiración vaticinaba la pronta erupción y así ocurrió, soltó tal cantidad de trallazos de semen, que inundó todo el interior de mi culo, incluso salió algo del viscoso líquido del interior, Lucas gemía y resoplaba, puso sus manos en mi cara acercándome a la suya y nos fundimos en un prolongado beso.

Levanté mi cuerpo sacando la verga de su alojamiento, pasé mi mano hacía atrás recogiendo el semen que había salido y lamiéndolo de mi mano, después bajé sobre su verga lamiéndola hasta dejarla bien limpia de restos de semen, me tumbé a su lado y nos besamos de nuevo, ahora él degustaba el sabor de su propio semen, fui bajando y chupé sus genitales llegando hasta el preciado agujero de su culo, que fui lamiéndolo mientras le separaba las piernas para dejarme mejor el acceso, con cada lamida, Lucas movía sus caderas y su rico botón empezaba a palpitar en espera de algo más. Le di la vuelta y lo puse de rodillas mientras su cuerpo inclinado se apoyaba sobre la almohada, le dije que se relajara, que tal vez le doliera, pero sería solo un instante. Volví a enterrar mi cara en tan apetitoso culo chupándolo bien dejándolo lleno de saliva, mi lengua se abría dentro del ano, mojé mis dedos y fui entrándolos con cuidado, cuando entraron los dos dedos acerqué mi lengua soltando más saliva, mojé los dedos de la otra mano y fui metiendo uno, después dos, él se quejaba, ahora tenía dentro cuatro dedos, yo los movía dentro separándole las paredes de su culo, volví a poner mi lengua entre mis dedos soltando más saliva, ahora movía las cadera y apenas se quejaba, gemía.

Me puse derecho detrás de él y apuntando mi verga, la clavé de un solo golpe certero, gimió de nuevo, me quedé parado, pero pronto fui retirándome y volvía a clavarme dentro de él, cada vez que me retiraba, sacaba más la verga fuera, volvía a clavarme con fuerza, ahora la saqué totalmente y sin dirigirla la volví a clavar, ahora gemía de placer, me agarré a sus caderas y aceleré la penetración, una de mis manos se acercaron a la verga del joven Lucas, que estaba dura de nuevo, lo fui masturbando, pero una de sus manos me lo impidió, puse de nuevo la mano esta vez sobre su espalda acariciándolo, aceleré y aceleré, cada vez con más fuerza, él apretó el esfínter debido a su propia corrida y yo solté todo mi semen dentro del ansiado culo, dejándome totalmente exhausto, al salir de su culo me agaché y lo fui lamiendo sacándole todo mi semen.

Le di la vuelta a su cuerpo dejándolo boca arriba, su mano contenía el fruto de su corrida, se la abrí mientras iba lamiendo el exquisito manjar, dejando su mano húmeda pero limpia, entonces nos besamos de nuevo, me puse a su lado y se acurrucó a mí, alargué la mano, apagué la luz y nos quedamos dormidos. Estaba soñando o era realidad, me estaban chupando la verga, fui abriendo lentamente los parpados y Lucas estaba tragándose mi rabo sentado sobre sus talones, mientras sus manos acariciaban mis huevos y frotaba mi ano, con su verga totalmente dura, por las persianas entraban tenues rayos de luminosidad, mi brazo descendió acariciando la cabeza de Lucas, al tiempo que separaba más mis piernas dejándole libre acceso, seguía chupándome la verga, pero su mirada fue a mi cara, levanté ligeramente el pubis, dándole paso a su verga que necesitaba cobijo, comenzó a meterse dentro de mi culo, noté su flexibilidad, ya que me embestía y seguía lamiendo mi verga ¡Que gozada! Entraba dentro de mí con suma tranquilidad, no tenía prisa, cuando estuvo bien dentro apreté mi ano y soltó un leve gemido, entonces fue acelerando los empujes y sentí en mi interior como soltaba su semen, ahora mientras se corría chupaba con ímpetu mi verga ¡Quiero que te corras en mi boca! Me iba diciendo y contesté: ¡Y lo harás tragándote todo mi semen! Sacó su verga de mi culo e iba a acercarse, pero se lo impedí.

Tiré la almohada al suelo en la parte inferior de la cama, deslicé mis manos sobre su cuerpo tumbándolo y fui deslizando su cuerpo cama abajo dejando su cabeza sobre la almohada doblada, sus hombros sobre el suelo, su espalda y la zona lumbar apoyada al borde de la cama, separé sus piernas y colocándome entre ellas agarré mi verga y fui penetrándolo, primero estaba sentado, pero me puse en pie agarrando sus tobillos, la visión de Lucas en ésa posición era deliciosa, mi verga iba bajando y subiendo al ritmo de mis movimientos del cuerpo, se quejaba, pero no de dolor, agitaba su cabeza de un lado al otro gimiendo, yo seguía clavando mi verga dentro de su culo, subía, bajaba, fui acelerando el ritmo, pero no quería terminar de esa manera, lo había prometido, agarré su verga masturbándolo y volvió a soltar el poco semen que le quedaba, dirigí la verga hacía su boca, que allí fue a parar su corrida.

Pasé mis piernas por detrás de las suyas y me coloqué de rodillas detrás de su cabeza, mientras le metía mi verga dentro de su ansiosa boca, incliné mi cuerpo un poco hacía delante y con mi lengua cogí su verga, metiéndomela dentro de mi boca, mientras los dedos de mi mano derecha, ocupaban el lugar donde antes había estado mi verga, los sacaba y entraba al mismo ritmo de sus chupadas, mis dedos rozaban su próstata, haciendo que su verga se pusiera dura de nuevo y entonces Lucas apretó sus labios forzándome a correrme dentro de su boca, mis dedos seguían trabajando, tenía el culo bastante dilatado, gemí al soltar mi semen, que él fue tragándose, al poco su verga se aflojó, saqué mis dedos de su culo y le ayudé a levantarse, nos tumbamos encima de la cama, nos besamos y volvimos a dormir, eran solo las 5,30 de la mañana.

A las 9 de la mañana nos despertamos, nos metimos en la ducha, nos mojamos y me coloqué detrás de Lucas y cogiendo mi verga la empujé dentro de su culo goloso, entonces fui soltando la orina que llevaba dentro mío, el caliente líquido le resbalaba entre las piernas, cuando terminé lo giré y poniéndome de cuclillas, acaricié sus genitales provocando que fuera soltando toda su orina, sobre mi cara, descendiendo por todo mi cuerpo, cuando hubo terminado, no dijo nada, nos enjabonamos mutuamente y al terminar nos secamos, vistiéndonos después, ya que teníamos que dejar libres las habitaciones, entonces antes de salir Lucas soltó: ¡Has estado soberbio, cuando quiera masturbarme pensaré en el día de hoy! Me besó apasionadamente y fuimos a recepción, allí estaban sus compañeros esperándonos.

Desayunamos juntos, cogieron sus cosas y yo las mías, nos separamos yo fui a coger el tren y supongo que ellos a su destino de la Marina, cuando llegó el tren subí, dejé la bolsa en un compartimento y me coloqué en el pasillo para fumar mientras miraba el paisaje que dejaba atrás, estaba pensando en la noche pasada, realmente estaba agotado, entonces pasaron por detrás de mi varias personas, pero la última posó un brazo apoyándose entre las dos ventanillas, mientras notaba sobre mi trasero frotarse una verga que iba creciendo, al tiempo que la otra mano por debajo de mi axila acariciaba mi cuerpo, miré el reflejo de la ventanilla y lo vi, el joven de la discoteca, tirando de mí entramos en mi compartimento, cerró con pestillo y echó las cortinillas.

Se puso delante mío y con ansia me desabrochó los pantalones, bajándolos hasta el suelo, me colocó de rodillas sobre el asiento de cara al respaldo, se agachó y comenzó a chuparme el culo de una manera desenfrenada, se fue desabrochando su pantalón, sacando su verga fue masturbándose lentamente, se incorporó y la clavó dentro de mi culo, sus manos sobre mis hombros, mientras gemía de placer con la follada, mientras decía: ¡Quería esto ayer, pero hoy no te escaparas tan fácilmente! Empujaba su verga con bastante fuerza, la sacaba toda y se clavaba de nuevo hasta el fondo, yo gemía, estaba absorto y disfrutando, entonces soltando un prolongado gemido el joven se corrió, dejando su semen en mi interior. Se iba a subir el pantalón, pero poniendo el pie encima de la prenda, se lo impedí.

Lo arrinconé en la ventanilla, conseguí que una de las perneras del pantalón saliera por su zapato, estaba frente a mí, pasé mis brazos por detrás de sus rodillas y lo levanté en vilo, su espalda apoyada contra el cristal, él para no perder el equilibrio se agarró con ambas manos a los laterales de la ventanilla, mojé mi mano, froté mi verga y sin más se la clavé, para evitar cualquier grito metí mi lengua dentro de su boca, entonces sus brazos rodearon mi cuello y fui subiendo y bajando su cuerpo al tiempo que era profundamente penetrado, sus gemidos morían dentro de nuestras bocas, que ahora se unían con besos frenéticos, notaba el bambolear de su verga sobre mi plano vientre y estaba creciendo de nuevo, cada vez acelerábamos más, como si fuéramos el maldito tren y estallé dentro del pequeño culo, soltando mi corrida en su interior, mientras él soltaba restos de semen entre ambos cuerpos, al terminar de mi bolsa saqué una toalla y nos limpiamos, apenas habíamos hablado, en todo el rato, nos arreglamos la ropa y entonces dijo: ¡Ha sido como yo esperaba y no me has defraudado! Me besó y abriendo la puerta dijo de nuevo: ¡Mi nombre es Valentín y ya sé el tuyo, Ángel, aunque no sea tu nombre eso eres para mí, un Ángel! Y salió del compartimento, al llegar a La Coruña fui directo a mi casa y me metí en la cama, estaba muerto...