Recuerdos...xi

Llegando a meter los tres dedos, una vez bien abierto, cogí con suavidad la gran y gruesa verga del joven, la fui metiendo en mi culo, pasé mi pierna derecha por encima del joven

RECUERDOS...XI

Siento el retraso de éste capítulo.

Habían pasado unas tres horas, que llevábamos durmiendo, me despertó la suavidad de una mano, encima de mi sexo y entre mis piernas el palpitar de su verga endurecida, pero la suave respiración me indicaba que el joven Tomás estaba dormido profundamente, pero el contacto de su mano hizo que mi verga, también se endureciera, abrí la luz suave de la mesita y de la misma saqué un tubo de vaselina, mojándome los dedos me los introduje dentro de mi ano, dilatándolo.

Llegando a meter los tres dedos, una vez bien abierto, cogí con suavidad la gran y gruesa verga del joven, la fui metiendo en mi culo, pasé mi pierna derecha por encima del joven y apoyándome sobre el pie, fui deslizando mi culo sobre la verga, que seguía palpitando, dolía, pero por fin entro totalmente, levantaba mi culo y lo dejaba caer metiendo más la verga dentro mío, noté la joven mano acariciar mi verga cogiéndola con su mano y masturbándola suavemente, giré la cara y Tomás estaba despierto, su otra mano acariciaba mi pezón, alargué mi lengua que introdujo en su boca saboreándola, gemía quedamente, mis movimientos pélvicos lo hacían gozar, igual que a mí su dura verga clavada en mi culo.

Sacó su verga de mi culo y poniéndose entre mis piernas, me las levantó, poniéndoselas en los hombros me penetró profundamente, solté un largo gemido, acercó su boca a la mía y degustamos nuestras lenguas a placer, con mis manos separé mis nalgas entrando hasta en fondo, le dije que mirara nuestro reflejo en el espejo de la cabecera de la cama, mientras me penetraba, viendo nuestra imagen reflejada lo excitó enormemente, porque su embestidas iban aceleradas, su movimiento de pelvis había mejorado mucho de la primera vez, yo gozaba de lo lindo, pero él estaba en éxtasis, mirando nuestro reflejo de la profunda follada, resoplaba, miraba mi cara y su reflejo, clavando su verga en mi culo y soltando gemidos, comenzó a soltar tremendos chorros de semen dentro de mi culo, al tiempo que al notar su semen dentro solté el mío encima de mi cuerpo, salpicándome hasta la barbilla.

Estuvo un buen rato entrando y saliendo de mi ano, después la sacó y agachándose comenzó a lamer mi agujero, metiendo su lengua dentro del mismo, saboreando su propio semen, luego acercó su boca a mi verga metiéndosela dentro chupándola, siguió subiendo chupando cualquier resto de mi semen que encontraba sobre mi cuerpo, llegando hasta la barbilla, lamiéndola y subiendo nos fundimos en un enorme beso saboreé el semen recogido, tanto mío como el suyo, se tumbó a mi lado, seguíamos besándonos, al cabo de un rato apagué la luz y nos volvimos a poner de lado, él cogió su verga y la fue metiendo de nuevo dentro de mi ano, quedándonos totalmente pegados y nos quedamos dormidos.

Al despertar me dolía el ano, todavía tenía clavada la verga del joven, me fui separando y fui al baño, me lave los dientes y me afeité, mientras lo hacía entró Tomás, mirándome a través del espejo, le sonreí deseándole Buenos días, él sonrió  y se metió dentro de la bañera, abrió los grifos y cuando terminé entré con él, me puse frente a él bajo el chorro de la alcachofa de la ducha, sentí ganas de orinar y agarrando mi polla, la dirigí sobre el joven cuerpo del chaval, mientras el agua se deslizaba sobre nuestros cuerpos, mi orina cálida  mojaba al joven, él agarro su gran mango y dirigiéndolo hacia mí empezó a soltar también su orina sobre mi cuerpo, deslizando mis manos por sus costados, fui bajando agachándome, quedando delante de su verga, él dirigió la misma sobre mi cara, mientras terminaba de orinar, cuando no salía más me la puse dentro de la boca dándole una buena mamada, dejándosela bien limpia, terminamos de ducharnos y salimos al salón con una toalla alrededor de la cintura.

Miré la hora y en la cocina comencé a preparar el desayuno y sonó el timbre de la puerta, Tomás fue a abrir y oí la voz de su padre, Esteban y de su hermanastro Bruno, que charlaban amistosamente incluso bromeaban, añadí más leche en la ollita, y en ése momento detrás mío estaba Bruno que me besó la nuca, diciendo: ¡Buenos días! Mientras me enseñaba una bolsa llena de churros, le contesté: ¡Buenos días, te veo muy feliz! Él sonriendo hizo un gesto de hombros, le acerqué un plato para poner los churros, fui sacando tazones y sus platos, cucharillas y azúcar, se lo fue llevando al comedor salón y yo fui terminando con el chocolate desecho y me uní a ellos en el comedor, nos servimos y disfrutamos de un buen desayuno, otra vez sonó el timbre, ésta vez fui yo a abrir, era Suso, me dio un beso en los labios y me entregó un manojo de cartas bastante abultado y entró en el comedor mientras soltaba: ¡Joder de donde los sacas, es más guapo que un adonis! ¡Perra te odio, a mí no me pasa nunca esto! Yo le contesté: ¡Contén tu mala lengua y compórtate bien, no seas mal hablado, sabes que no me gusta! Ruborizándose, se disculpó delante de todos y los presenté a todos incluso a Bruno que ya se conocían.

Fue a la cocina y trajo un tazón para él, llenándolo de chocolate y sentándose degustó algún churro que aún quedaba, yo fui ojeando las cartas que tenía en mis manos y abrí la más abultada, era de Francisco Javier y saqué la carta bastante extensa y un folleto del gimnasio que había abierto, no hacía mucho, coloqué la carta dentro del sobre y dediqué a mirar el folleto del gimnasio, éste me dio una idea para el gimnasio de Nando y su socio, lo dejé aparte, ya leería las cartas más tarde, les enseñé el folleto a todos, diciéndoles que se podría hacer lo mismo en el club donde íbamos a nadar y a la sauna, todos parecían satisfechos con mi idea.

Suso se levantó acercándose al teléfono y marcó un número, habló un rato y me dijo que me pusiera al teléfono, eso hice y oí la voz de Nando hablando muy deprisa y colgué el auricular, aún no me había sentado y sonó de nuevo, lo descolgué, una voz que me parecía conocida, preguntó por mí, respondí afirmativamente, me dijo que era José Ignacio, socio de Nando del gimnasio, le pregunté se nos conocíamos, ya que su voz me era muy familiar, él respondió que la mía también era familiar, le dije que si podía venir a mi casa, para comentar lo del gimnasio y al darle la dirección, se echó a reír, soltando: ¡Jorge soy Chete! Me reuniré contigo, cuando llegue Nando, y nos vemos dentro de un rato.

Cuando ambos llegaron, se unieron al grupo y miraron el folleto, les conté la menor inversión y como se podría llevar a cabo. Chete preguntó: ¿Y tendríamos que contratar modelos para las fotos? Yo le contesté: ¡No hace falta, podemos ser nosotros mismos! Entonces aclaré: ¡Todos los presentes de diferentes años no estamos mal físicamente y en las fotos no tienen por qué aparecer las caras! Llamamos a Ricardo, Pablo, Martín, Toño, Francis, Juanjo y nosotros, en diferentes partes del club, en el gimnasio, en las saunas, en la piscina y también en las máquinas de ejercicio, de momento como vienen pocas mujeres se cierra ese vestuario y será exclusivamente masculino, si tiene éxito se tira la pared que separa los vestuarios y se ponen más taquillas, pero eso sería más adelante, los folletos se reparten en sitios, que sepamos que hay un poco de ambiente y creo que podría funcionar bien, aunque se puede tardar un poco en ponerse en marcha.

Chete y Nando se miraron, diciendo: ¡Se puede intentar, de perdidos al rio! Seguimos hablando del tema, se hicieron llamadas a Ricardo y Martin, también a Pablo, Chete llamó a un amigo que era fotógrafo y después de llamar a los amigos de Bruno quedamos en hacer las fotos al día siguiente, no querían esperar más y nos fuimos despidiendo, quedando en el club para el día siguiente. Bruno, Suso  y Tomás se fueron juntos, Chete y Nando, por su lado, el Comandante y yo fuimos al Club de Hípica, para enseñarme la piscina donde entrenaría nuestro equipo militar.

Al llegar al recinto, me fue mostrando todo el lugar, aunque nosotros solo íbamos a usar la piscina, nos paramos delante de un recinto donde vimos a varios jinetes sobre sus caballos, yo me fije inmediatamente en uno de ellos, era alto, delgado, con sus pantalones de montar muy ajustados, montaba con mucha soltura su cuerpo parecía fibrado al igual que sus piernas, llevaba el pelo muy corto, se fue acercando y saludó a Esteban: ¡Buenos días Comandante! Éste respondió: ¡Buenos días Javian! ¡Te presento a un próximo rival tuyo, de nuestro equipo, se llama Jorge! Me miró de arriba hacia abajo, con aire de suficiencia, contestando: ¡Eso ya lo veremos! Y se alejó, le dije a Esteban: ¡Parece muy estirado! Y él contestó: ¡Si, es muy engreído, pero es muy bueno en natación, entrena cada día y encima es guapo el muy cabrón!

El Comandante me dijo que empezaríamos a entrenar el lunes, con los elegidos y al final de semana ya venían los nuevos reclutas, que se añadirían al equipo, me mostró la piscina y vestuarios, al portero le dio orden de dejarme entrar en cualquier momento, para entrenar, al salir nos despedimos, el resto del día pasó lentamente, no tenía mucho que hacer, me quedé en casa. Por la noche volvió Tomás, ya que se quedaría unos días hasta que su madre saliera del hospital. Cenamos y nos acostamos, pero no tuvimos sexo.

La sesión de fotos fue increíble, nos lo pasamos todos muy bien, nos cambiábamos de ropa, para las diferentes salas: en la de aparatos con camisetas de tirantes, pantalón muy corto y sensual, en la de gimnasia nos cambiábamos de camiseta, alguno con el torso al aire, en la sauna de vapor y finlandesa con toallas alrededor de la cintura, algunos con pequeñas y otros con grandes, incluso alguna foto tumbados encima de la toalla totalmente desnudos, en la piscina con los diferentes bañadores, nadando, jugando y con el balón pasándolo uno a otro, al terminar Chete habló con Ricardo, Martín y Pablo, llegaron a un acuerdo, que si todo iba bien irían a dar clases de gimnasia, de natación y de aparatos, tendrían dinero extra. El fotógrafo se fue y nos quedamos todos en el club, Chete y el Comandante desaparecieron de nuestra vista, al poco también Tomás, los cuatro amigos jugaban dentro de la piscina y Ricardo, con Pablo, Martín, Nando, fueron a la sala de los aparatos.

Me acerqué a la sauna finlandesa y al entrar me encontré con un digno espectáculo, Esteban, mi Comandante penetrando a Chete y el joven Tomás follando a su padre, los tres gemían de placer, viendo el cuadro me empalmé rápido, estuve un rato mirándoles y al rato salí, me dirigí a la sala de aparatos, allí me encontré con otro espectáculo, Ricardo tumbado en el banco de las pesas, con sus piernas encima de los hombros de Martín, mientras lo penetraba, detrás de éste Pablo que también lo estaba penetrando y Nando, apoyando sus manos en la barra de pesas empujaba su verga dentro de la boca de Ricardo, sudaban y gemían de placer, mirar sus movimientos me calentaron más, pero los dejé disfrutar, volví a la piscina y encontré a los cuatro jóvenes dentro del agua, sin bañador y follándose unos a otros, mientras se acariciaban y besaban con fruición, los dejé disfrutando y totalmente empalmado fui al vestuario y me vestí, saliendo a la calle, me dirigí a la Hípica.

En la piscina no había nadie y me puse a entrenar un poco, mientras nadaba pensaba en las cartas que aún no había leído, pensando en ello noté que alguien se había tirado a la piscina, ya no estaba solo, pero cuando un cuerpo pasó por mi lado, deslizó su mano por debajo de mi cuerpo acariciándome la verga por encima del bañador, eso  provocó que parara un momento y al instante noté una boca mordiendo mi verga, al levantar la cabeza del agua, me encontré cara a cara con Javian que sonreía, acercó su cuerpo al mío apretándolo al suyo, noté su erección. Me separé de él y nadé hacia el borde de la piscina, puse mis manos en el borde para salir, pero sus manos apoyadas en mis hombros me lo impidieron.

Giré la cabeza para increparle, pero a cambio sufrí el acoso de su boca sobre la mía, apretándola y metiendo su lengua dentro con avidez, poco a poco fui respondiendo, al mismo tiempo sus manos iba recorriendo mi pecho, pellizcándome los pezones, en mi trasero notaba una gran erección frotando su verga contra mi culo, deslizó una de sus manos bajando mi bañador por detrás dejando mi culo al aire, pero por delante mi verga tapada por la prenda. Al momento noté la punta de su verga buscando mi agujero, forzándolo con fuerza, por fin fue entrando, me hacía daño y se lo dije, pero ni se inmutó, siguió a lo suyo, relajé mi ano y comenzó a follarme con mucha intensidad, el cabrón tenía la verga grande y apenas me había dilatado.

Estábamos dentro del agua, sus brazos por debajo de mis axilas y sus manos agarrándome los hombros por delante, yo apenas podía moverme, me comía la nuca con fiereza, lo mismo con la oreja, mordisqueaba mi cuello y hombros, él seguía con sus embestidas, gemía sonoramente, yo también disfrutaba, pero hubiera preferido de otra forma, no tan brusco, sus envites fueron acelerándose cada vez más, mi verga comenzó a soltar semen dentro del bañador sin tocarme, apreté mi esfínter con mi corrida, provocando que él también soltara todo su semen dentro de mi culo, al tiempo que soltaba:¡Puta más que puta! Oyendo esto le di un empujón separándome de él y subí a la parte de la piscina, le miré a la cara, soltando: ¡Cabrón más que cabrón! Y me fui, me vestí rápido y volví a casa.

Me di una ducha para relajarme, al salir, me ate la toalla alrededor de la cintura y me preparé un whisky con hielo, puse el televisor y entonces sonó el timbre de la puerta, abrí y me quedé de piedra, era Javián. Iba a cerrar la puerta pero puso su pie, para que no la cerrara, al tiempo decía:¡Vengo a disculparme! ¡He sido un estúpido egoísta! Lo dejé entrar.

Le puse una bebida como la mía sin preguntárselo, me comentó que se había encontrado con mi Comandante y le había pedido mi dirección, alegando que me había olvidado el bañador, en el Club de la Hípica, le tendí el vaso preguntándole:¿Porque me has tratado como una puta mierda? Y perdona por los tacos, pero me sentó muy mal. Se sonrojó, pidiéndome disculpas de nuevo, me senté en el sofá grande y él a mi lado, carraspeó diciéndome: Todas mis experiencias han sido con hombres mayores que yo, la mayoría casados y les gustaban estas frases, mientras me los follaba, siempre los encontraba en el monte o en el parque, nunca había tenido tanto deseo por alguien, hasta el otro día que te vi, te hubiera arrancado la ropa a mordiscos allí mismo, pero al mismo tiempo tenía miedo al rechazo y eso me pone muy alterado.

Yo pregunté: ¿Cuál fue tu primera experiencia? Javián contestó: Fue con mi profesor de Física y Química, me dijo que me ayudaría a mejorar mis notas, dándome clases particulares gratis, al terminar las clases me subí a su coche y hablábamos de los exámenes, entonces me di cuenta que estábamos en la montaña, él simuló que el coche se había parado y mirándome a la cara, comenzó a desabrocharme el pantalón, me los bajó hasta las rodillas y comenzó a chuparme la verga y los huevos, consiguiendo que se me pusiera muy dura, yo no sabía que iba a pasar, pero lo dejé hacer, él se quitó los pantalones y el slip, se arrodilló en su asiento, con la cabeza hacia la ventanilla y diciéndome que le metiera mi gran verga dentro de su culo, me puse detrás de él y él agarró con fuerza mi falo y se lo fue clavando dentro del culo, él mismo sacaba y metía mi verga dentro, cada vez aceleraba sus movimientos del trasero, yo notaba una sensación muy placentera, sudaba mucho y tenía ganas de terminar, le dije, que tenía ganas de mear y fue acelerando, mientras se masturbaba su verga, entonces comencé a soltar mi semen dentro de su culo, aunque yo pensaba que me estaba orinando, él se corrió en su mano.

Me explicó, que había soltado mi semen y no orina, a partir de ese día dos veces por semana, teníamos encuentros del mismo tipo, me enseñó a besar y a chuparle la verga, también que le palmease el culo, mientras lo penetraba y le dijera todo tipo de guarradas, estuvimos todo el año, al siguiente se fue a otro colegio, de vez en cuando me aventuraba en la montaña solo, para ver si encontraba a alguien, casi todos eran mayores y cuando veían mi verga solo pedían que les follara, mientras los insultaba y así aprendí, lo poco que me enseñaron, se calló, mientras le resbalaba una lágrima por los ojos.

Me acerqué y cogiendo su bella cara entre mis manos, besé la lágrima de su mejilla, deslicé mi boca hacía abajo buscando la suavidad de sus labios, con mi lengua fui resiguiendo el contorno de su boca, introduje mi lengua dentro, buscando la suya, al tiempo, que le sacaba la chaqueta y le abría los botones de la camisa, dejando su bello pecho a la vista, mientras acariciaba su pecho fui deslizando mi lengua por su cuello, parándome sobre su yugular, que palpitaba aceleradamente, la fui lamiendo de arriba a abajo, notando sus palpitaciones, mi mano fue bajando apretando su plano vientre, llegando al pantalón, lo fui abriendo, mientras mi boca succionaba uno de sus pezones, poniéndose totalmente duro, deslicé su pantalón junto con el slip hacia el suelo y agachándome le saqué los zapatos, los calcetines y el resto de la ropa, quedándose totalmente desnudo delante mío y lo tumbé en el sofá, me senté a su lado.

Lo besé con ardor y esta vez él respondió de igual modo, fue deslizando una mano por mi espalda y la otra soltó la toalla de mi cintura, dejándola en el suelo, me tumbé encima de su cuerpo, puse mi verga endurecida entre sus muslos, mientras nos abrazábamos, yo movía mi pelvis arriba y abajo, como si lo penetrara, rozándole los huevos, al tiempo que nuestros cuerpos apretados, provocaban, que su verga palpitara en medio, mientras los dos soltábamos gemidos de placer, yo fui acelerando y solté todo mi semen entre sus muslos, mientras él soltaba los suyos entre nuestros cuerpos, quedándonos totalmente extenuados. Nos limpiamos con la toalla y le di un beso ligero.

Me levanté y fui a la cocina, preparé unos sándwich fríos con mayonesa y cogí la botella de refresco, volví al salón, él seguía tumbado como lo había dejado, estaba muy pensativo, le acaricie la cara y le tendí el sándwich, llené los vasos con el refresco y comencé a comer, él hizo lo mismo, se había sentado y estábamos desnudos, comiendo en silencio, no sabía lo que le pasaba por la cabeza, pero parecía más relajado, eso apaciguó mis pensamientos. Giré la cara y miré como comía, le pasé una servilleta por el lado del labio, ya que tenía mayonesa en la comisura del mismo, Javián me miró y sonrió.

Al terminar cogí su mano y fuimos al baño, lo hice sentarse en el bidet y le enseñé a lavarse bien el interior del ano y después nos fuimos al dormitorio, me tumbé encima de la cama boca arriba, él se puso encima de mí y acercándome a su oído, le susurré: ¡Me tienes a tu disposición! ¡Soy todo tuyo! Sin pensárselo dos veces, me levantó las piernas y mojándose la mano con saliva, se la pasó por la verga, masturbándose un poco e intentaba penetrarme, bajé mis piernas y le dije: ¡Antes que nada se tiene que jugar un poco, para dilatar y no sirve forzar nada! ¿Quieres saber la mejor manera? Él todo abochornado me dijo, que le enseñara la mejor manera para disfrutar, lo estiré encima mío y junto a su oído le pregunté ¿Antes disfrutaste? A lo que contestó afirmativamente, abracé su delgado cuerpo besándole con suavidad, bajé mi mano colocando su verga entre mis muslos, que yo apreté, luego mis manos fueron deslizándose por toda su larga espalda, provocándole escalofríos y nuevas sensaciones.

Comenzó a moverse como yo había hecho en el sofá, suspiraba mientras degustábamos nuestras bocas, sus manos acariciaban mis costados, tiré de su cuerpo haciendo que se sentara de rodillas entre mi cara y con mi boca cogí su verga degustándola moviendo mi cabeza arriba y abajo, dándole una buena mamada, mientras le tocaba todo el cuerpo, estuvimos un buen rato jugando en esa postura, al poco me separé de él y me di la vuelta, poniéndome hacia la parte de los pies de la cama y el al contrario mío, estiré sus piernas dejando su verga a la altura de mi boca y la mía a la de él, pasando mis manos por sus huevos acariciándolos con dulzura, metí su verga dentro de mi boca, chupándola con deleite, deslicé mi lengua debajo de sus testículos lamiéndolos con fruición, él dudo un momento y fue haciendo lo mismo que yo, le faltaba práctica, pero estaba mejorando y los dos disfrutábamos.

Pasé mis brazos por debajo de sus piernas, deslizando mi cuerpo más abajo, deposité mis manos en sus hermosas y duras nalgas, las fui masajeando y acerqué mi boca a su ano, fui metiendo mi lengua en su orificio, moviéndola y dilatando su ano, él seguía chupando mi verga con ganas  mientras gemía de placer y sus dedos hurgaban la entrada de mi ano, fue metiendo primero uno y luego dos, fue dilatándome muy bien y lo disfrutaba, sin esperarlo noté su lengua entrando dentro de mi agujero, moviéndola continuamente mojándome con su saliva.

Sus dedos abrieron muy bien mi ano y cambiando de posición, se ubicó entre mis piernas levantándolas, se clavó de golpe dentro mío, solté un respingo, pero fue placentero, moviendo sus caderas y la pelvis, fue saliendo y entrando dentro de mi culo, cada vez con más y más fuerza, nuestras bocas se saboreaban a placer, cambiamos de postura y me puse de rodillas, a la altura de sus caderas, él estirado boca arriba y me fui clavando su verga dentro de mi culo, levantaba y bajaba mi cuerpo, clavándome la verga hasta el fondo, entonces él aceleró la follada y soltó su semen dentro de mi culo, al tiempo me comenzaba a masturbar, pero lo detuve, apartando su mano suavemente, separó su boca de la mía y me miró, le dije que tenía algo diferente en mente, se agachó delante mío y comenzó a chupar con mucha fuerza, no quería dejarme a medias, la cabeza me daba vueltas y lo consiguió, me corrí, soltando dentro de su boca todo mi semen, cuando no quedo nada por salir, miraba por si veía la toalla, para soltar mi semen, no se lo había tragado, entonces lo acerqué a mis labios y con mi lengua fui retirándole mi semen de su boca tragándomelo yo, después repasé con mi lengua el interior de su boca, luego me miró perplejo.

Ante su mirada, le dije, que la primera vez me supo raro el sabor, pero que más adelante disfrutaba con los diferentes sabores, todos tan distintos. Sacó su pene del culo y me pasé los dedos por dentro, sacando su semen, me los acerqué a la boca chupándomelos, al momento unió su boca a la mía saboreando por primera vez el sabor de su semen, después se tumbó a mi lado, mirándome soltó: ¡Ha sido genial, antes y ahora, estupendo! Solté una carcajada, que lo sorprendió, al tiempo que le decía: ¡Es solo una parte de disfrutar, igual que yo te sentí dentro, tú también lo tienes que sentir! ¡Sino conmigo, con alguien que te guste!

Él respondió: ¡No lo hice nunca y no sé si quiero probar, pero en todo caso, querría que tú fueras mí primero, porque sabes lo que haces y confío en ti! Le fui comentando, que la vez que lo vi sobre el caballo, cabalgando, nunca imaginé, que fuera tan tímido, sobre el corcel parecía superior a todos, como autosuficiente, para descubrir después que solo era una pose, para que no lo hirieran, le pasé el brazo por debajo de la nuca y lo atraje hacía mí, mientras acariciaba su hombro y con la otra mano acariciaba su pecho, bajándola hasta el vello rizado del pubis, con el que jugaba con mis dedos, notando la creciente erección que esto le producía, con mucha suavidad, le di la vuelta, quedándose tumbado boca abajo y puse mi cuerpo encima del suyo.

Notaba el temblor de su cuerpo bajo el mío, le besé la nuca y los hombros, continué bajando por el centro de su espalda, dándole besos de vez en cuando y resiguiéndolo con mi lengua, al llegar a las nalgas, las acaricié con mucha ternura, fui deslizando mi lengua dentro de su hermoso culo, separándole los mofletes del mismo, buscaba su lugar feliz, querría que aprendiera a disfrutar de una buena comida de culo, mi lengua subía y bajaba mientras acariciaba su espalda, noté que se estaba relajando, ya que la perla de su corona, comenzaba a ceder y abrirse poco a poco, como si fuera un capullo de un rosal, palpitaba y se contraía, continué chupándolo cada vez con más ferocidad, él comenzó a mover sus caderas, como pidiendo guerra, pero seguí y seguí degustando el virginal culo, sus manos bajaron hacía atrás y separaron sus nalgas, para dejarme seguir comiéndole bien el culo, mientras susurraba ¡Como sigas así me correré de gusto y sin tocarme!

Empecé a meter un dedo mojado con mi saliva, lo sacaba y metía de nuevo con suavidad, se abría para mí, luego fueron dos dedos y pasó lo mismo, dilataba y yo iba con sumo cuidado, gemía de gozo, me puse encima de él y lo penetré de golpe, quedándome quieto, mientras lo besaba y susurraba ¡Ya no dolerá más, te lo juro! ¡Mira nuestro reflejo en el espejo! Así lo hizo, cuando miraba se mordisqueaba el labio. Mientras mi verga brincaba en su interior, sin yo quererlo, hizo un leve movimiento del culo, de manera que se acomodaba mi verga dentro, comenzó la auténtica follada, le separé las nalgas y me clavé bien dentro suyo, gimió y lo cabalgué durante bastante rato, pero querría ver su cara y besarlo, cambiamos de posición.

Me tumbé boca arriba y Javián, puso sus rodillas cerca de mis caderas y fue bajando su culo, mientras me agarraba la verga y la iba metiendo dentro de su culo, por su expresión, le dolía, pero no cejaba de clavarse más mi verga, llegando al fondo, le separé las nalgas y presionó, quedándome totalmente encajado dentro de él, mis manos acariciaron todo su cuerpo, tiré de él acercando mi boca a la suya y nos fundimos en un gran beso, nuestras lenguas guerreaban una con la otra, ahora en su boca y luego dentro de la mía, mientras mi pelvis subía y bajaba, penetrándole, los suspiros quedaban muertos en nuestras bocas, en ese momento apoyó sus manos sobre mis muslos y apoyándose sobre sus rodillas, comenzó a cabalgar sobre mi verga cada vez más con furia y frenesí, mis manos agarraban sus caderas siguiendo su gran ritmo, yo era su caballo y él el jinete, trotando encima mío, en ese momento vi a Tomás en la puerta del cuarto mirándonos, se fue desnudando, dejando la ropa en el suelo, al tiempo que se acercaba susurraba:¡Que buen jinete al galope! Javián abrió los ojos y vio el reflejo del joven Tomás, en el espejo y respondió: ¡Estoy en el cielo y un querubín viene a buscarme!

Tomás se subió a la cama y puso sus rodillas al lado de mi cabeza, ofreciéndome su enorme rabo, que aprisionó con mi boca, él inclinó su cuerpo por encima del mío y degustó la verga cabalgante de Javián, la cogió con suavidad y la fue chupando siguiendo el galopar del jinete, éste al sentir la presión de su verga en la boca del joven, no pudo aguantarse más y gritando soltó chorros de semen dentro de la misma, apretó su esfínter y gimiendo solté mi corrida dentro de su culo, apretándole las caderas hacía abajo, mientras soltaba mis trallazos, Tomás oyendo nuestras corridas no se contuvo y descargó en mi boca su semen, que fui tragándome hasta la última gota, al igual que él hizo con el jinete, dejándole la verga limpia.

Tomás se colocó detrás de Javián y sacando mi verga de su culo, comenzó a lamerlo, con mucha fruición, sacándole todo el semen mío depositado dentro, siguió chupando y de pronto su gorda y gran verga se fue irguiendo de nuevo y la clavó, dentro del culo del joven jinete, éste se quejó de dolor, que yo acallé con mis besos, separé mis piernas y acercándome a su verga la coloqué en la entrada de mi ano y presioné hacía él clavándome su gran estaca y fuimos acoplando los envites entre los tres, que cada vez eran más fuertes nuestros gemidos sonoros y Tomás besaba la nuca del jinete y yo le iba pellizcando los pezones, al tiempo que lo enardecía, apretando sus caderas contra mi culo, seguimos un buen rato penetrándonos y al poco cambiamos la posición, me puse de rodillas delante y el joven Tomás me penetró y Javián lo penetró a él, estábamos formando un tren y nos veíamos reflejados en el espejo, mi cara medio girada besando a Tomás, Javián se unió a nuestro beso, mientras iban acelerando el ritmo de la penetración, mi mano masturbaba mi verga automáticamente, los resoplidos eran muy placenteros y nos provocaban más el lívido, yo estaba a punto de correrme y dirigí mi verga hacia arriba, soltando el resto de semen que me quedaba sobre mi cuerpo, mientras gemía de placer, las manos de Tomás empujando mi culo con su verga dentro, hizo que soltaran unos grandes trallazos de semen dentro mío, debió apretar el ano porque los gemidos de placer que salieron de la boca de Javián, eran la señal que se estaba corriendo dentro del joven culo mulato, mientras soltaba:¡Joder, joder ya me puedo morir! ¡Increíble, fabuloso, dos ángeles para mí, maldito pecador!

Separamos nuestros cuerpos y por una vez, los dos se agacharon detrás mío chupando mi culo, limpiándolo de todo el semen que tenía dentro, después Javián y yo chupamos el del joven Tomás, al poco nos tumbamos los tres apretados y el jinete fue deslizando su lengua sobre mi cuerpo pringoso de mi propio semen, fue degustándolo, ya no le parecía nada fuera de lo común, entonces los presenté:¡Javián, Tomás! ¡Tomás, Javián! Y añadí Tomás es uno de los hijos de mi Comandante, Javián casi se atraganta, de la sorpresa. Nos metimos los tres en la ducha y cenamos un poco, nos vestimos, Javián se despidió y nosotros nos quedamos en casa viendo la tele y tal vez, surgiera algo más...