Recuerdos...x

Le dije: ¡Ya has cenado! Pero el joven comentó: ¡Quiero el postre! Mientras decía esto se echó encima mío buscando mi boca con desesperación, metiendo su tierna lengua dentro

RECUERDOS...X

Estoy terminando unas copias, en el cuartel, para las secciones, se acerca el Comandante, mirando por encima del hombro, como transcribía el escrito, apoyó una mano en el escritorio y la otra sobre mi hombro, diciendo: ¡Muy pulcro! El calor de su mano, en mi hombro me ponía el vello de punta, terminé y le entregué las copias, para su firma, en lugar de ir a su mesa, las firmó allí a mi lado, dejándolas encima de la mesa, las cogí y las llevé al despacho del brigada y al volver, lo encontré apoyando su trasero en mi mesa, mirando mi silla vacía.

Al entrar, me siguió su mirada y preguntó: ¿Eres de Barcelona capital? Yo le respondí: ¡sí! Continuó diciendo: Necesito hablar con alguien, tal vez tú viviendo en una gran capital, lo entenderás y sé que eres muy discreto, yo interrumpí: ¡Me gusta escuchar y si puedo ayudar en algo mucho mejor!

Mi nombre es Esteban, cuando estemos solos me puedes llamar así y continuó: Para hacer carrera en el Ejercito, tenía que estar casado y me casé, con la chica de mis sueños, pero cuando dio a luz a nuestro hijo, todo cambió y desde entonces no podía acercarme a ella, sin ser rechazado y nos fuimos distanciando, ella se ocupaba más de sus actos de beneficencia que de su esposo y nuestro hijo Bruno, entonces conocí a una joven mulata portuguesa, que hacía la calle y la hice mi querida, le compré un piso y tuvimos un hijo, Tomás, pero ahora su madre se está muriendo de cáncer, no saben el tiempo de vida, que le queda, pero no será mucho.

Por chismorreos, mi mujer se enteró de mi doble vida y del niño, entonces puso a Bruno en mi contra, no sé si le contó la verdad u otra mentira, pero con mi hijo, apenas nos hablamos, aunque hace varias semanas está de mejor humor y contento, me gustaría que ambos se hicieran por lo menos amigos. Le pregunté, como era físicamente, cada uno de ellos y continuó: Bruno tiene 17, es bastante alto, muy delgado, tal vez demasiado, tiene acné juvenil. En cuanto a Tomás tiene un año menos, 16, es algo más bajo, delgado pero el cuerpo bien marcado, hace natación en el cole, pero no tiene muchos amigos, por el color de su piel, también lleva mi apellido y quedó callado...

¡Gracias por escucharme! Supongo, que llegado el momento podré solucionarlo y cambiando de tema, tendrías que entrenar un poco, para estar en forma, cuando tengamos el equipo, yo contesté, que ya entrenaba en el nuevo club y enseñaba a unos chavales a nadar mejor, le dije la dirección, por si quería pasar por allí, le dije mi horario de entrenamiento y comenté si Tomás podía ir al club, al día siguiente, una hora antes, para conocerlo y nadar un rato, para ver su estilo, me agradeció, que me involucrara con su hijo menor, entones, me dijo, que podía marcharme, faltaba poco para salir al exterior, le di las gracias y me retiré.

Por la tarde, estábamos en la piscina entrenando, Bruno y yo estábamos haciendo mariposa, al llegar primero le iba animando y rectificando los movimientos, entonces vi al Comandante, sentado en un banco mirando los entrenamientos, se levantó, acercándose al borde de la piscina dijo: ¡Magnifico! En ése momento Bruno soltó: ¡Buenos tardes Señor! Estaba colorado, había acertado, es su padre y él le contestó: ¡Estas en buena forma! ¡Lástima que no tenga un bañador, me metería a nadar un rato!

Me acerqué a recepción y le pregunté a Nando, si tenía un bañador y una toalla, miró en un armario sacó dos bañadores y una toalla, fui a la piscina de nuevo y se lo entregué a Esteban, al rato salió del vestuario y se zambulló en el agua, haciendo varios largos, luego se unió a nosotros, que formando un circulo nos pasábamos la pelota, en la parte honda, haciendo mover las piernas con fuerza, lo colocamos al centro y casi todas las pasadas, iba hacía mí, provocando que el Comandante se agotara y me rozara el cuerpo constantemente, noté una ligera erección en él y seguro que él notaba la mía, paramos de jugar y fuimos al vestuario, nos quitamos los bañadores y nos pusimos las toallas alrededor de la cintura y fuimos a la sauna de vapor.

Los chavales se sentaron en los bancos cerca de la fuente de agua, Juanjo y Bruno en el superior, en el de abajo Toño y Francis, yo enfrente de ellos, en el superior y a mi izquierda el Comandante, como siempre mi toalla era pequeña, dejando al descubierto mi pierna izquierda, Esteban apoyó con suavidad su mano encima de mi muslo y susurrándome: ¡Has hecho un excelente trabajo con Bruno, está muy musculado y el cuerpo está perfecto, gracias! Yo respondí: ¡Solo les he ayudado a todos, a cada uno le fallaba algo y yo les enseñé a mejorar, nada más! Acercó su boca a mi cara y yo me giré al mismo tiempo, juntando nuestras bocas, nos miramos a los ojos.

En ése momento se apoderaron de nosotros todos los demonios, pasó su mano por mi nuca, mientras devoraba mi boca con fuerza, la mano del muslo, iba subiendo, acariciándome y llegando hasta mi verga endurecida, agarrándola con dureza, con su mano, mientras mi mano izquierda acariciaba su corta y recortada barba, la derecha acariciaba el vello de sus pectorales, introduje mi lengua dentro de su boca saboreando la suya, igual que él la mía, mi mano fue descendiendo después de endurecerle los pezones con caricias, fui siguiendo el poco vello llegando al ombligo, metiendo mi dedo dentro, haciéndole sonreír, continué bajándola destapando la toalla y dejando su verga al descubierto, de unos 18 cm. pero su grosor era espectacular, mi mano no podía abarcarla, venosa, caliente, dura, dentro de la piel asomaba el capullo rosado, la agarré con fuerza descapullándola, él gimió dentro de mi boca.

Me separé de sus labios, inclinándome sobre su verga lamiéndola forzando mi boca a engullir la hermosa presa, que apretaba con mi mano, mientras él me masturbaba, le subí las pierna y haciendo que estirara el cuerpo en el banco, dejando sus piernas dobladas y seguí chupando su verga dejando resbalar mi saliva por sus gordos huevos, fui pasando mi lengua sobre ellos degustando su sabor, seguía salivando más dejando caer el líquido, sobre la raja del culo, seguí desplazando mi lengua hacia su orificio, levanté ligeramente su culo, metiendo mi lengua dentro, soltando más saliva, palpitaba al tiempo que acariciaba su verga con mi mano, mojé mis dedos y primero uno, después el otro fui metiéndolos en el ano, moviéndolos para dilatarlo más, sus gemidos sonaban de placer, entonces tiró de mí forzándome a quedar encima de su cuerpo, tan bien formado, me besó los ojos y toda la cara, bajando hasta encontrar mis labios, fundiéndonos en un largo y prolongado beso, mientras nuestras vergas se frotaban una contra la otra.

Entonces susurró: ¡Deja que pruebe tu hermosa verga!, cambiando de posición poniendo mis rodillas al lado de su cabeza, nos fundimos en un glorioso 69, su boca al principio, con timidez, pero luego, con más soltura, se metía toda dentro de su boca, hasta casi atragantarse, pero seguía chupando con ímpetu, acariciando mis huevos, por mi parte seguía chupándole la verga pero mis dedos entraban dentro de su culo, buscando la próstata, él se mojó los dedos metiéndolos en mi culo, abriéndome bien el ano, ahora nos íbamos follando el culo con los dedos, mientras nos chupábamos las vergas, cada vez más rápido, llegado el momento, dijo que se iba a correr, pero no aparté mi boca, haciendo que soltara todo su semen dentro de mi boca, llenándola a rebosar, fui tragándome toda su leche, entonces yo solté mi semen dentro de su boca, que él también se tragó degustándola, mientras seguía chupando mi verga, lo mismo que yo, saqué los dedos de su culo, con cuidado, él también y nos sentamos muy juntos.

Después de besarnos me susurró: ¡Nunca había estado con un hombre, desde los 7 años, que con un amigo, nos masturbábamos uno al otro, para ver quien se corría antes! ¡Ha sido genial! Cuando estabas haciendo la prueba, en el cuartel, estando detrás de ti me gustó tu largo cuello, tus bonitas orejas y el aroma que desprendías, calidez, me gustaba tenerte cerca, te observaba, te rozaba cuando estabas cerca, me atraías, pero nunca imaginé esto ¡Gracias!

Miramos al frente, las dos parejas estaban haciendo lo mismo que habíamos hecho nosotros estaban haciéndose un hermoso 69, mientras clavaban sus dedos dentro del culo de su pareja, soltando su semen dentro de las bocas, mientras gemían de gusto, siguieron un rato más y besándose se sentaron de nuevo. Bruno se acercó a nosotros y preguntó: ¿Señor está bien? Y antes, que Esteban dijera algo, yo respondí: ¿Bruno, no puedes llamarle padre o papá? ¡Qué lo llame yo Señor, porque es mi Comandante, vale, pero tú eres su hijo!

Bruno bajó la cara y dijo: ¡Mi madre me dijo de pequeño, que nunca, nunca lo llamara papá o padre, porque a él no le gustaba! ¡Lo siento padre! Esteban asintió, tiré de Bruno acercando mi boca a la suya, besándole, mientras ponía su mano sobre la verga de su padre, que fue acariciándola, provocando que se endureciera de nuevo, acercó su mano cogiendo mi verga y acariciándola al mismo tiempo que a su padre, lo hice subir al banco haciendo que se tumbara estirado, quedaron en la posición del 69 y comenzaron a degustarse las vergas uno al otro, levanté el culo de Bruno y fui metiendo mi lengua, estaba un poco abierto, pero tenía que dilatarlo más si se tragaba la verga de su padre, fui metiendo hasta tres dedos, dilatándolo bien.

Tiré del brazo de Esteban y se acercó donde yo estaba, entre las piernas de su hijo, le puse las mismas encima de sus hombros y agarrándole la verga la fui metiendo en el culo de Bruno, que se quejaba suavemente, pero fue aguantando, hasta que llegó al fondo, Esteban acercó su boca al chaval, besándolo, yo por mi lado, comencé a chupar el agujero de Esteban metiendo mis dedos dentro, los sacaba y metía de nuevo, mientras él estaba clavado a su hijo, agarré mi verga y se la clavé de golpe, se quejó, pero los besos de Bruno lo acallaron, fui besando toda la espalda y uniendo mis manos a las suyas en las caderas de su hijo, comenzamos a movernos, mis embestidas les hacían gemir a los dos, la cabeza de Bruno se movía de lado a lado mientras gemía, su padre sacaba la verga y se clavaba de nuevo dentro siguiendo mi ritmo, sus manos acariciaban el cuerpo musculado de su hijo, fuimos acelerando cada vez más y más.

Bruno no pudo aguantar más y soltó su leche encima de su cuerpo sin tocarse, diciendo: ¡Papá, papá, te quiero! Casi al mismo tiempo Esteban derramó sus trallazos de semen en el culo de su hijo, susurrándole: ¡Bruno te quiero, con toda mi alma! Y le beso, mientras apretaba su esfínter solté mi leche dentro de su culo, gimiendo de placer, seguí entrando y saliendo de su culo, ahora bien abierto, al fin me separé y ellos también, quedándose estirados uno encima del otro besándose.

Toño, que me momentos antes besaba mi costado, con sus brazos apoyados en el banco y de pie en el suelo, era penetrado por Juanjo y éste por Francis, estos últimos agarrados a la cintura del que tenía delante, gimiendo Toño, por la masturbación que le hacía Juanjo, soltó su semen sobre las baldosas del suelo, Juanjo dentro del culo de éste y lo mismo Francis dentro de Juanjo, gemían con mucha fuerza, al soltar su semen, padre e hijo, giraron la cara, viendo el hermoso espectáculo, de la gran follada, de sus amigos, cuando sacaron sus vergas, se sentaron en el banco, nosotros hicimos lo mismo, todos sudábamos como si hubiéramos salido de la piscina, cogimos las toallas y fuimos a las duchas.

Los chicos salieron los primeros riendo, Esteban y yo después, éste me dijo: ¡Cuando metiste los dedos dentro de mi culo, pensé, que me habías partido en dos! ¡Pero sabes follar y dar placer al otro, ha sido estupendo! ¡Y además mi hijo, me quiere!

Nos metimos en las duchas y Toño con Francis, terminaron rápido, tenían que pasar a recoger las nuevas gafas, se vistieron, marchándose al poco rato. Nosotros, nos íbamos enjabonándonos unos a otros, nos metíamos los dedos con jabón dentro de los culos, esto provocó, que la verga de esteban comenzara a subir de nuevo, acerqué mi espalda a su verga y cogiéndola la fui metiendo dentro de mi culo, dolía, pero aguanté, se agarró a mi cintura, yo me apoyé en las baldosas, en ése momento noté las manos de Bruno juntas a las de su padre agarrándome, se había clavado dentro del culo de Esteban y Juanjo, agachado de cuclillas delante mío, chupaba mi verga, con sus manos, una acariciaba los huevos de los tres, la otra estirada entre nuestras piernas metía sus dedos dentro del culo de Bruno, su querido amigo, su boca apretaba bien mi verga chupándola, mientras las embestidas del hijo a su padre y éste a mí nos hacía soltar gemidos, volviendo a corrernos todos de nuevo, yo en la boca de Juanjo, Esteban en mi culo y Bruno en el de su padre, jadeábamos de nuevo, luego esteban masturbó a Juanjo, mientras Bruno metía sus dedos en su culo, follándole, provocando que se corriera, sobre el suelo de la ducha.

Giré mi cara y vi a Nando, el recepcionista, masturbándose en el vestuario, mirándonos, estaba soltando su semen encima de una toalla, mientras se acariciaba las tetillas, mirándome y guiñándome el ojo, se limpió con la toalla, se acercó a nosotros soltando: ¡Menos mal, que no había nadie más, menudo espectáculo! ¡Esto es una follada y lo demás son hostias! Mientras decía esto salió dejándonos solos de nuevo, terminamos de ducharnos, nos vestimos y salimos al exterior, me acompañaron a casa, que les quedaba de paso y después de despedirnos, se marcharon.

Durante toda la mañana, el Comandante no apareció,  supe por el Brigada, que tenía asuntos personales que atender, eso me inquietó un poco, pero terminada mi jornada en el cuartel y después de pasar por casa a cambiarme, fui al club, a nadar un rato, no había comido, se me había quitado el hambre.

En el club, estuve hablando con el joven de recepción, Nando, él se quejaba de la poca gente que iba allí y que le gustaría que vinieran más como nosotros, por lo menos uno se divierte de vez en cuando y si vinieran más tal vez habría alguna buena orgía, por muy machos que fueran, siempre se apuntaban a una juerga sexual, me dijo que era medio socio del club, le dije, que tenían que promocionarse, bien en el periódico o publicidad, en discotecas, bares, colegios, con algún tipo de descuento al inscribirse, la idea pareció gustarle y dijo que lo hablaría con su socio. Luego hablamos del juego en las duchas del día anterior y lo impresionante, que había sido, en ése momento entró un joven.

El joven era muy hermoso, pelo negro ensortijado, nariz respingona, ojos verdes grandes, labios carnosos, unos dientes blanquísimos, su altura más o menos sería de 1,65, llevaba unos pantalones azul celeste, bastante ajustados, su camiseta con botones debajo del cuello, dirigiéndose a Nando, le preguntó por mí y éste me señaló, entonces el joven estiró su mano, saludándome y dijo: ¡Soy Tomás, mi padre dijo, que viniera! Estreché su mano y disculpándonos de Nando fuimos a los vestuarios.

Le pregunté por su padre y me comentó, que había ido con su madre al hospital, para unas pruebas, comenzamos a cambiarnos y nos pusimos el bañador, me hablaba del colegio y del equipo de natación, yo observaba, su cuerpo, delgado, fibrado, con bonitas formas, el color de su piel tostado, parecía muy suave, sin vello, pero su cetro entre sus bonitas piernas era magnifico, grueso, de unos 20 cm. dormido y negro como el azabache, se puso el bañador, cubriendo esa hermosura, salimos a la piscina. Mientras andábamos le pregunté por la familia y aparte de su madre, enferma, tenía un padre, que lo visitaba a menudo, ya que era ilegitimo, también sabía que tenía un hermanastro, llamado Bruno, por parte de padre, había visto una foto suya de pequeño, en la cartera de su padre.

Sin decirle nada, nos tiramos a la piscina, él nadaba muy bien, seguía mi ritmo, estuvimos nadando bastante rato, cuando nos detuvimos, le dije, que vendrían un grupo de jóvenes amigos míos, a nadar y que se los presentaría, pero él no tenía que decir su apellido, solo su nombre, él asintió bajando la cabeza, continué: ¡Más adelante lo sabrás, pero tienes que hacer lo que yo te diga y no te sorprendas por nada! ¿De acuerdo? Él respondió: ¡De acuerdo! Y acercándome a él lo abracé, juntando nuestros cuerpos, notando su abultada verga dentro del bañador ¡Eres un buen chico y muy guapo! Me separé de él, estaba ruborizado y mirándome a la cara, soltó: ¡Eres la única persona, aparte de mis padres, que me dice eso, gracias!

En el momento de separarnos, oímos unas voces y la de Juanjo por encima de las otras, soltando: ¡En cuanto no estamos, te das el lote, con otro joven! Guiñándome el ojo, entonces los presenté a todos dejando a Bruno, para el final, la reacción de Tomás, fue la misma que con los otros, les dije, que hicieran la gimnasia de siempre, que estaría mirándolos y luego al agua.

Se pusieron manos a la obra y nosotros seguimos nadando, una vez que paramos en el otro extremo de la piscina, Tomás me preguntó: ¿Bruno, es mi Bruno, mi hermanastro? Yo contesté: ¡Si, pero él no sabe nada de tu existencia, de ahí mi precaución a la hora de presentaros! Al rato los chicos se tiraron al agua, salpicándose entre ellos, le dije a Bruno, que nadara junto a Tomás, que era muy bueno nadando, eso lo picó y se esforzó mucho más que otras veces, al terminar, le felicitó por su rapidez, Tomás comentó, que él estaba en el equipo de natación del colegio, diciéndole, que estaban empatados, y se abrazaron, felicitándose, seguimos entrenando y después con la pelota formando el rondo, pasándonos el balón, ésta vez no lo pusieron en el medio, como a Esteban, pero a cada pasada mía, les hacía una pregunta a cada uno, siempre la misma:¿Si tuvieras un hermano, qué harías por él? Toño, contestó, ¡que lo querría y jugaría con él!  Bruno: ¡Qué le enseñaría a nadar y lo tendría consigo! Juanjo: ¡Lo mimaría demasiado! Francis: ¡Que lo tendría siempre a su lado! Tomás: ¡Mis padres no están casados, soy hijo ilegitimo pero me gustaría aprender de él y quererlo con locura! Yo, contesté: ¡Tengo bastante, con los que tengo y siempre han pasado de mí! Y al terminar fuimos al vestuario, luego a la sauna de vapor, envueltos en las toallas.

Como siempre mojé mis manos con el agua fresca de la fuente, dejándola resbalar sobre mi cuerpo, Bruno, se colocó detrás de mí acercándome su verga al culo, separado por las toallas, mientras sus brazos me acariciaban el pecho, diciéndome: ¡Tomás es muy guapo, no pierdes el tiempo, un buen cuerpo! Y yo contesté: ¡Por qué no lo has visto todo, pero además es el hijo de un amigo! Llamé a Tomás poniéndolo frente a mí, le abracé, notando el calor de su cuerpo, con una mano cogí agua y lo refresqué, mirándome a los ojos, sonrió, luego miró por encima de mi hombro a Bruno, mientras le sonreía, le fui acariciando la espalda, su verga debajo de la toalla, comenzaba a animarse, se frotaba contra la mía, las manos de Bruno también lo acariciaban, Juanjo se colocó detrás de Tomás, Toño y Francis a cada lado uniéndonos todos en un gran abrazo, rozando nuestros cuerpos, frotando las vergas cubiertas por las toallas.

Bruno giró mi cara ofreciendo su lengua, que yo fui saboreando, besándonos al tiempo que los demás se unían a nuestras bocas, Tomás dubitativo primero, viendo lo que hacíamos también se unió al grupo, con cierta timidez, pero al poco degustaba nuestras lenguas, gimiendo y frotando su verga con la mía, cogiendo su brazo lo hice sentar en el banco de arriba, a mi lado, a su otro lado se puso Bruno, Juanjo al lado de éste, Francis y Toño, siempre inseparables, en el banco inferior, delante nuestro, besándose de nuevo, Juanjo y Bruno unieron sus bocas  y mirando la cara de Tomás, que observaba la escena, lo fui acariciando, girando su cara lo besé con suavidad, mientras él abría sus labios, introduje, mi lengua, buscando la suya lentamente, que fue saboreando la mía fundiéndonos en un caluroso beso, nuestras lenguas entraban de una a otra boca.

Mi mano apoyada sobre su pecho, notaba la gran aceleración de su corazón, al tiempo que parecía temblar, acerqué mi mejilla a la suya y le susurré al oído: ¿Estás bien, o tienes miedo? ¡No haré nada que no quieras, sólo dímelo, sé sincero conmigo! Entonces, pegándose a mi oído, dijo: ¡Me da vergüenza, lo que hacemos, es la primera vez, que me acarician y besan, tengo nervios, de no corresponder igual! Me reí sobre su oído, respondiéndole: ¡Puedes hacer lo que quieras, no dejaré que te pase algo! ¡Eres un sol! Y besando su oreja, metí mi lengua dentro de la misma, mientras él gemía, moviendo la cabeza, fui deslizando mi mano, sobre su lindo cuerpo, llegando a la toalla, la aflojé, abriéndola, dejando su gran y gruesa verga oscura a la vista, cogiéndola con mi mano, en ése momento Juanjo y Bruno miraron la herramienta del joven Tomás, mientras yo metía esa verga dentro de mi boca, acariciándola primero con mi lengua, Bruno se acercó a Tomás y se fundió con un beso muy tierno, mientras acariciaba su cuerpo, le fue diciendo: ¡No te haremos daño, solo darte placer, tienes un cuerpo maravilloso, disfruta con nosotros y tienes una gran negrita, para dar placer y recibirlo también!

Se fundieron en un furioso beso, mientras Juanjo, apoyado sobre las piernas de Bruno, se unió a mi lamiendo la negra y gran verga, ellos gemían dentro de sus bocas y nosotros chupábamos alternándonos la verga del joven, mientras acariciábamos sus gordos huevos, la mano de Bruno, separó suavemente la cabeza de Juanjo de la verga, agachándose él a chuparla, Juanjo se dedicó a chupar la verga de Bruno, con el cuerpo ladeado, y sin decir nada, el joven Tomás se agachó sobre mi verga, la olió, pasó su lengua por mi capullo, momentos después se la metía dentro de su boca, como si fuera un caramelo grueso, subía y bajaba su cabeza, chupándola con placer, tocándome los huevos, una mano acariciaba su pelo corto y ensortijado, siguiendo sus movimientos la otra acariciaba su espalda, lo estaba disfrutando mucho, tuve que pararlo, para no correrme tan pronto.

Le dije, que chupara la verga de Bruno y eso hizo, Bruno se lanzó sobre la verga de Juanjo y yo chupando la negrita de Tomás, el sonido de las chupadas eran sonoras, mientras Francis era penetrado por Toño, en el banco inferior, ambos gemían de gusto, mientras miraban nuestras intensas mamadas, Bruno Hizo que Juanjo se tumbara sobre el banco y levantándole las piernas comenzó a chuparle el culo, metiéndole la lengua en el orificio, soltando saliva, mientras lo iba dilatando, al poco clavó su verga dentro del culo de su querido amigo, follándole con ganas, Tomás miraba como encantado, lo puse de pie en el banco inferior y acercándolo a la cabeza de la pareja, les puse la verga de éste delante de ellos, que fueron compartiendo chupándola, mientras me coloqué detrás de Bruno chupándole el culo, metiéndole hasta tres dedos, palpitaba, los sacaba y metía de nuevo, ambos gemían, entonces tiré del brazo de Tomás acercándole al culo de Bruno, lo puse de rodillas detrás de éste y dirigí la verga metiéndola con cuidado dentro del culo de Bruno, que había parado y se quejaba de dolor, besaba a Juanjo, mientras soportaba la gran verga en su culo, una vez estuvo dentro le dije, que no se moviera, pero al poco Bruno movió el trasero y fue la señal para Tomás, agarrándose a las caderas de Bruno comenzó a cabalgarlo, los embistes cada vez eran más y más rápidos y fuertes, esto producía gemidos a Juanjo, atravesado por Bruno y éste por Tomás, que empujaba no pudo aguantarse más y soltando un bufido, dijo: ¡Me corro, no puedo más, me corro! Soltando su semen dentro del culo de Bruno, mientras acariciaba la espalda de éste, sintió que Bruno se tensaba, mientras soltaba su semen dentro de Juanjo, éste se había corrido al mismo tiempo que Tomás, sobre su pecho sin tocarse apenas, el cuerpo de Tomás estaba sobre la espalda de Bruno y lo besaba.

Se fueron sentando, mientras los chicos de debajo se iban corriendo, soltando su semen encima uno del otro, los mirábamos, se refrescaron limpiándose en la fuente, en ése momento entró Nando, llamándome, me dijo, que el Comandante se encontraría con nosotros en mi casa, dentro de una hora, recalcando que estuvieran Bruno y el joven Tomás, salió de la sauna, Francis y Toño, se despidieron, diciendo que tenían cosas que hacer y también se fueron, quedando para el día siguiente.

En ese momento estiré mi cuerpo en el banco, poniendo las manos debajo de mi cabeza, Tomás por iniciativa propia, se deslizó encima de mí buscando mi lengua, preguntándome: ¿Por qué has dejado que yo le penetrara primero? ¡Tampoco te has corrido! Saqué mis manos de debajo de mi cabeza, acaricié su espalda, diciéndole: ¡Quiero que tus primeras sensaciones sean con él, nunca se olvidan! ¡Pero aún no se ha terminado! Mojé mis dedos buscando su agujero dando pequeños masajes, separando sus nalgas, metí con suavidad un dedo, sacándolo después, metiéndolo de nuevo y volviéndolo a sacar, volví a mojarlos y esta vez fueron dos dedos, repitiéndolo varias veces, se quejaba de dolor, yo le instaba a relajarse y dejarse llevar por las sensaciones, mientras nos besábamos.

Vi, que Bruno se encontraba arrodillado entre las piernas de Tomás, agachándose, puso sus manos sobre las nalgas y metió su lengua en su agujero, que yo había dilatado un poco, las chupadas del culo resonaban en la sauna, Bruno agarrándose la verga la acercó al joven culo, metiéndola poco a poco, siguiendo las instrucciones de mi mano, parando cuando yo lo indicaba, penetrando hasta el final, mientras yo susurraba a Tomás: ¡Aguanta un poquito más, relájate, no aprietes, porque te dolerá más, ya está toda dentro! Le caían lágrimas, las besé y cuando se movió un poco, Bruno comenzó a salir y entrar dentro del chaval, suave al principio, pero cada vez más fuerte, ahora Tomás no se quejaba, me comía la boca con devoción, mientras su verga endurecida rozándose con la mía, nos dábamos placer, llamé a Juanjo, que poniéndose de rodillas al lado de mi cabeza, nos acercaba su verga a nuestras bocas, que fuimos lamiéndola, tanto Tomás como yo, chupábamos sus huevos.

Bruno estaba desatado, lo follaba con furia, apoyando sus manos en las nalgas separándolas, mientras salí y entraba del culo, los gemidos de placer eran sonoros, hizo que Tomás subiera su culo y poniéndolo de rodillas, mientras seguía penetrándolo, le agarró la gran verga masturbándole, yo me puse de rodillas delante de la verga de Tomás, ofreciendo mi culo a Juanjo, que apenas tardó en clavarme su bonita verga, al tiempo que yo lamía el capullo del chaval, mientras Bruno lo seguía masturbando, ahora Juanjo y Bruno nos taladraban al mismo tiempo, siguiendo el mismo compás, la otra mano de Bruno apretaba la tetilla del joven, que gemía de placer, no aguantó más y soltó sus trallazos de semen dentro de mi boca, que fui chupándole su glande, Bruno gimió, soltando su semen dentro del virginal culo, ése sonido hizo que yo soltara mi corrida encima del banco de baldosas, al tiempo que Juanjo soltaba su corrida dentro de mi culo, siguieron entrando en nuestros culos, hasta que se fueron aflojando las vergas, Juanjo, girándome la cara me besó con dulzura y lo mismo hizo Bruno con Tomás.

Nos volvimos a sentar, cuando estuvimos un poco repuestos, les dije, que teníamos que irnos, nos refrescamos con el agua de la fuente y salimos a las duchas, nos vestimos y salimos al exterior, le dije a Tomás, que su padre pasaría por mi casa, lo mismo dije a Bruno, éste preguntó si podía venir Juanjo, no puse ningún impedimento y nos fuimos los cuatro.

Ya estábamos en mi casa, puse refrescos para todos y nos sentamos en el sofá, bebimos con ganas debido a la perdida de líquido en la sauna, sonó el timbre y fui a abrir, era Esteban, mi Comandante, tenía cara de preocupación, me saludó y entró al salón, miró a todos, pidiendo hablar con Bruno, pero que nos pusiéramos un poco alejados, Juanjo, Tomás y yo nos sentamos a la mesa del comedor mientras Esteban se sentaba en el sillón cerca de su hijo Bruno. Y mirándole a la cara comenzó:

Bruno, te quiero con locura, aunque no lo demostrara en demasiadas ocasiones, quiero que escuches con atención, Tu madre y yo, nos casamos jóvenes y enamorados, o eso creía yo, pasado año y medio naciste tú, entonces todo cambió, no fue culpa tuya, que quede claro, pero cuando me acercaba a tu madre para tener sexo, me rechazaba, primero con excusas y al poco se fue a dormir a otro dormitorio, lo que impedía que tuviéramos contacto, siempre estaba atareada con sus obras de caridad, pero yo no contaba para nada, en esa época era joven y decidí ir a desahogarme en otro sitio y fui de putas. En una de mis incursiones, me topé con una joven, muy bonita, joven y mulata, era portuguesa, hacía la calle porque no encontraba trabajo, por el color de su piel, fuimos a la habitación de la pensión, donde dormía e hicimos el amor, disfruté tanto, que la visitaba con regularidad, le alquilé un piso y conseguí que trabajara en una centralita atendiendo el teléfono, al poco quedó encinta y pasado el tiempo, nació un niño, al que le di mi apellido, creí que era lo correcto, tu madre se enteró por los chismorreos de la buena gente y tuvimos una gran bronca, ella me amenazó con separarme de ti y llevarte lejos, quería que dejara de verlos, pero no podía, yo era feliz, los veía unas tres veces por semana, el resto del tiempo, estaba en casa contigo y tu madre, que apenas me hablaba y al poco tiempo, me fuiste retirando la palabra, empezando a llamarme Señor, estaba en mi propia casa, con mujer e hijo, pero era un extraño en aquel sitio, por eso cuando estaba con Natalia y el niño, estaba en paz conmigo mismo, echándote de menos y pensando en el tiempo que perdíamos de estar juntos.

Esteban respiró hondo y continuó, siempre mirando al suelo: Hace un año a Natalia le diagnosticaron un cáncer en el páncreas ¡Se está muriendo lentamente! Y yo no puedo hacer nada más que seguir queriéndola, ahora vengo del hospital donde está ingresada. ¡Tenía que contarte mi versión, antes que lo supieras por los chismes de la gente! ¡Vengo a recoger a mi hijo y llevarlo con su madre a verla, por si hay un fatal desenlace!

Esteban levantó su cara, con los ojos anegados en lágrimas, mirando a su hijo mayor Bruno a la cara, de la cual caían grandes lágrimas, se las enjugó con las manos, mientras decía: ¡Papá lo siento, siempre creí a mamá, te quiero e iré contigo al hospital! Bruno, miró a Juanjo ¿Quieres venir conmigo? Éste asintió y luego depositó la mirada sobre Tomás, que seguía llorando, apoyado sobre mi pecho, mientras lo acariciaba, calmándolo, entonces respondí: ¡Vamos todos, ya es hora de salir! En la calle, Bruno se acercó a Tomás, abrazándole y susurrando: ¡No querrás, que tu madre te vea así de lloroso, hermanito! Éste levantó su cara, sonriendo y a cambio recibió un beso leve en los labios.

En la habitación del hospital, entraron los tres, quedando Juanjo y yo en la puerta entreabierta, vimos que Bruno le besaba la frente a Natalia, la madre de Tomás, les pedía que cuidasen unos de otros, cuando ella faltase y le aseguró a Bruno, que había sido dichosa con Esteban y ella siempre rezó para que se aclarasen las cosas entre ellos dos,  Esteban nos hizo entrar y la saludamos, nos presentó como los artífices del encuentro de los dos hermanos luego, la besamos y salimos todos del cuarto.

Cuando estábamos en la calle, Bruno dijo: ¡Eres tan guapo como tu madre, pero “la negrita” es como la de papá, pero más larga! Y Tomás sonriendo soltó: ¡Tú tienes el cuerpo perfecto de papá, la verga igual de larga, pero más delgada, pero la sabes usar muy bien! Esteban me miró diciendo: ¿Habéis estado jugando de nuevo? Yo me encogí de hombros y él se echó a reír. Luego me preguntó: ¿Se puede quedar a dormir en tu casa? Continuó diciendo: ¡Como mañana es sábado y no tienes que ir al cuartel! ¿Te puedes encargar de él hasta que yo venga? Asentí y luego nos separamos, Bruno se fue con Esteban y acompañaron a Juanjo, yo me quedé con Tomás.

Estando en casa, preparé un poco de pan con tomate, aliñado con sal y aceite, poniendo unas lonchas de jamón, cenamos un poco y después de ir al lavabo, le dejé un pantalón de deporte y una camiseta, para dormir, le enseñé la otra habitación y dijo, que no quería dormir solo, por lo menos esa noche y accedí a que durmiera en mi cama, estando acostados me soltó, que estaba contento de conocer a Bruno y que había disfrutado de cada momento de la tarde y que solo le había faltado disfrutar de una cosa, mientras decía esto agarró mi verga y frotándola con la palma de la mano abierta.

Le dije: ¡Ya has cenado! Pero el joven comentó: ¡Quiero el postre! Mientras decía esto se echó encima mío buscando mi boca con desesperación, metiendo su tierna lengua dentro y yo le dejaba hacer, notando su dura verga apretada en el pantalón corto de deporte, le fui sacando la camiseta y poniendo mis manos encima del pantaloncito, apretaba su culo, contra mi cuerpo, él se frotaba con mi verga también endurecida, mis manos juntaron la parte del pantalón dentro de la raja de su culo metiendo mis dedos dentro, buscando su agujero frotándoselo.

Le fui deslizando el corto pantalón, sacándoselo, él fue descendiendo y agarrando mi verga la comenzó a chupar, iba muy deprisa y lo tuve que contener, le fui indicando la manera de prolongar el placer, me acariciaba los genitales dejando caer saliva encima de ellos, mientras se tragaba mi verga en su totalidad, atragantándose, pero seguía chupando y yo acariciaba su cabello rizado, guiándole en las chupadas, él frotaba su verga con las sábanas, con las piernas separadas, levantó la cabeza diciendo:¡Quiero que entres dentro, quiero sentirte! Yo le respondí: ¡Todo a su tiempo! Lo hice levantarse y ponerse con las rodillas debajo de mis axilas, cogiendo su gruesa verga fui chupándola, mientras iba soltando gemidos de gusto, le acaricié los huevos, mientras acariciaba su lindo cuerpo, pellizcándole las pequeñas tetillas, con mis dedos mojados los metí en su ano dilatándolo.

Lo tumbé en la cama boca arriba y levantándole las piernas, me agaché comiéndole el culo en su totalidad, abriéndole el ano con mi lengua, al poco enderezándome enterré mi verga en su culo, gimió un poco de dolor, pero empujó su culo hacía mí, agarré sus tobillos y le ordené que me mirase, mientras lo penetraba, comencé a sacar y entrar dentro de su culo, él miraba, mi cara, mi cuerpo que lo sujetaba, deslizó sus manos acariciando mis pezones, apretándolos y pellizcándolos, seguía penetrándolo lentamente, él movía sus caderas, fui sacando mi verga del culo y entrando de nuevo, cada vez con más fuerza, los dos gemíamos, cada vez yo iba más rápido, gozada de lo lindo, mirando su cara de pequeño viciosillo, aceleré forzando más y más mis embestidas, acerqué mi boca a la suya, comiéndole los labios y la lengua, é sin tocarse fue corriéndose encima de su pecho y yo comencé a soltar tremendos chorros de semen dentro de su culo, mientras continuamos besándonos.

Aún entraba y salía de su culo, cuando se aflojó mi verga y salí le chupé el agujero taladrado, degustando mi propio semen, acerque mis labios a su boca y lamió parte del semen, después fui lamiendo el semen del joven Tomás de su cuerpo, al tiempo que lo besaba, tiró de mí y degustó su propio semen metiendo su lengua dentro de mi boca, le estiré las piernas y me tumbé a su lado, él se puso de lado apoyando su brazo sobre mi cuerpo y también su pierna, antes de quedarse dormido susurró: ¡Gracias por esto y todo lo demás! Apagué la luz y nos quedamos dormidos