Recuerdos...iii

Volví sobre mis pasos, entrando de nuevo al urinario, todavía estaba allí fumándose un cigarro, me hizo un gesto de cabeza y nos metimos dentro

RECUERDOS... III

Desde el aeropuerto, había llamado a mis padres, para decirles, que había llegado bien, ahora solo tenía que entrar en el cuartel, estaban llegando, muchos jóvenes, entré con ellos y nos reunimos todos en un gran patio, nos rodeaban enormes pórticos, sujetados por columnas, se veían un sinfín de puertas, todas de color verde.

Delante de nosotros se detuvieron algunos oficiales y un comandante, se dirigió a nosotros en voz alta, comunicándonos que iban a pasar lista y formaríamos secciones, repitió que teníamos que cumplir todas las órdenes, que nos dieran, nuestros superiores, ya que estaríamos mucho tiempo allí. Pasaron lista y  nos fueron separando en secciones, cuando terminaron con esa lista y ya estaban formados los grupos, con otra lista en las manos, un capitán, comenzó a pedir, personas de diferente tipo de trabajo, albañiles, pintores, carpinteros, cocineros, peluqueros, oficinistas y electricistas.

Yo salí al mencionar por oficinistas, a pesar de que en campo de reclutas, nos avisaron, que seguro nos iban a dar una escoba, pero me arriesgué,  tomaron los nombres y que al día siguiente, nos presentáramos en diferentes zonas, para hacer una selección de personal, ya que muchos de los que cuales, se iban a licenciar, por haber acabado su servicio militar. Y nos dirigieron a nuestras habitaciones. Eran salas inmensas y llenas de literas, teniendo taquillas entre medio de ellas.

Apenas pude dormir, al igual, que el resto de compañeros, tocaron diana, un trompetista, bastante malo, por cierto, pero nos levantamos rápido y después de lavarnos y vestirnos, formamos en el patio y dijeron que los optantes a oficios fuéramos a nuestras dependencias indicadas, el resto se dedicaron a hacer gimnasia y marchas, andando o a paso ligero. Yo me dirigí hacía el piso superior, que es donde hacían las pruebas de oficinistas, estaba lleno de chavales, al igual, que yo. A los que salían les preguntábamos que  habían hecho, ellos respondían, que copiar unos párrafos del boletín oficial del estado.

Me tocó entrar a mí, me dijeron que me sentara delante de una máquina de escribir, más vieja que mi abuela, pero que yo conocía, por usarla en los partes de accidentes de coches, donde yo había trabajado, dijeron que copiara el texto marcado, del boletín, puse una hoja nueva en el carro de la máquina y sin mirar el teclado, comencé a pasar el texto, que iba leyendo, notaba un silencio absoluto, al tiempo que sentía una mirada, detrás mío, pero seguí hasta terminar, al final, tenía que poner mi nombre y sección en la que estaba destinado, al terminar, saqué el papel, levantándome, se lo entregué a un brigada, me dijo que me retirar, cuando iba a salir, me fijé que detrás de donde estaba sentado, estaba el Comandante, me cuadré saludándole, él respondió con un saludo y salí, entonces solté un resoplido.

Al día siguiente, me llamó el brigada, para que fuera a las oficinas, una vez allí me acompañó a otro despacho, más grande, diciéndome que a partir de entonces, después de almorzar, fuera allí, que pasaría a ser el oficinista del Comandante de Cuartel, pero de momento, tenía que aprender todo del ayudante, que estaba a punto de licenciarse, nos presentó, nos saludamos y nos dejó solos. El chico, me puso al día de todos los documentos, oficinas y toda clase de chismes, me dijo, que era una lástima que no tuviera familia o conocidos, para poder dormir fuera del cuartel, ya que al estar, en oficinas estaría de baja de guardias, gimnasia, marchas y otras cosas, que los demás tendrían que hacer, pero de momento, hasta que él se marchara, sí tendría guardias, nocturnas en las garitas y se solían hacer por rotación.

Me avisó, que en mi sección, teníamos a un cabo primero, que lo llamaban toca huevos, y era un cabronazo, continuó diciendo que fuera con cuidado, con ése, también me dijo, el horario de salidas y donde podía llamar por teléfono, me cayó muy bien, lástima que se iría dentro de pocos meses, a lo sumo tres más. Ya llevaba unos 20 días, y vi la hoja de servicios de guardia y me tocaba esa noche.

Me reuní al resto de compañeros y mientras unos descansábamos otros hacían la guardia, a mí me tocó de los últimos, cuando llegó la hora me despertaron y fui a sustituir a uno de mis compañeros, debía llevar una media hora, cuando se acercó el cabo primero, me preguntó el santo y seña, yo respondí, la contraseña, entonces se fue acercándose más, poniéndose delante mío.

Acercó su mano, agarrándome la verga y los huevos, por encima del pantalón militar, apretaba, con mala uva, instintivamente bajé mi mano y agarré sus huevos, apretándole igual, que él a mí, me soltó, yo hice lo mismo, entonces, agarrándome por la nuca, acercó mi cara a la suya, metiéndome su lengua dentro de mi boca, moviéndola con intensidad, yo también respondí y mi verga también, se estaba poniendo dura, frotando su cuerpo con el mío, noté que también estaba empalmado.

Se agachó desabrochando los botones del pantalón sacando mi verga a tomar el aire, comenzó a chupar con desespero, mientras acariciaba mis muslos, apretando mi culo, se desabrochó su pantalón, sacándose la verga y masturbándose, lo hice levantarse y agachándome degusté su verga, agarrándola bien fuerte y chupándosela, le acariciaba los huevos, el gemía quedamente, noté que estaba a punto y aceleré la mamada, haciendo que soltara todo el semen dentro de mi boca, me lo fui tragando y seguí limpiándole su verga, dejándola libre de rastros de semen, me levanté y me volvió a besar, volviéndose a agachar, me estuvo masturbando, delante de su boca, con su lengua lamía mi capullo, aceleró el ritmo y le avisé, pero continuó, solté cantidad de semen, que fue destinado a su boca mientras me chupaba, haciendo que tuviera espasmos de placer, siguió limpiándome la verga, cuando terminó, nos arreglamos la ropa, me dio las gracias y me dijo, que su nombre era Marín, me acarició la cara, alejándose.

Por la mañana, en la oficina, muy sutilmente fui sonsacándole información referente al cabo primero, buscó dentro de unos ficheros y me entregó una ficha, con los datos del personaje, me sorprendió que en un solo año, había superado las pruebas de cabo y cabo primero, era nacido de un pueblo cercano de Asturias y en su ficha, ponía de nombre Martiño, al lado entre comillas, ponía Martín, seguramente le gustaba más, se había reenganchado, y estudiaba para sargento.

Durante uno de los paseos, por la tarde, llamé por teléfono a casa de José María (Chema), se puso su hermano Francisco Javier (Javier), estuvo preguntándome, como me iba, le dije, que dormía en el cuartel, porque no conocía a nadie en La Coruña, entonces me dio una dirección, que él llamaría y que yo me presentara pasada una hora y preguntara por la Sra. Elena, me dijo que así podía conseguir dormir fuera del cuartel.

Me dirigí a la dirección, que me dio Javier, esperé una hora y llamé, preguntando por la Sra. Elena, me respondió ella misma, me dijo que había hablado con mi amigo Javier, cogió unas llaves y me llevó, a la entrada de un edificio, me alquilaba la planta baja, que tenía entrada desde la calle, el resto de plantas se alquilaban por habitaciones, llegamos a un acuerdo del alquiler y me comentó que me llenaría el formulario, para tener el pase pernocta y dormir allí, nos despedimos, dándole las gracias, volví a llamar a Javier, dándole las gracias, me preguntó, si me había dado, la planta baja, yo dije que sí, entonces dijo, que era donde él había vivido y tenía el número de teléfono, así podríamos hablar, sin tener que ir a las cabinas telefónicas.

Un par de días después, ya tenía el pase pernocta, podía dormir fuera del cuartel y los fines de semana, los tendría libres, me dediqué a conocer la ciudad, la calle de los vinos, lleno de tascas en su totalidad y a buen precio, los portalones, con restaurantes y bares, que por la noche eran musicales, estaba delante del puerto, varias discotecas y un parque en pleno centro de la ciudad, también había montes cercanos.

El primer fin de semana, fui de exploración, para localizar sitios de ligue, pero estaba todo muy disimulado, no eran totalmente gay, notabas miradas y ligeros gestos, pero no eran muy lanzados. Al fin después de cenar, entré en un bar musical, llamado Saloon, era una réplica de un salón del oeste, en la entrada un indio de madera te recibía, era acogedor, me senté en la barra y pedí un cubata, di un vistazo al público en general, volviendo a mi bebida, como era viernes por la tarde, decidí que al día siguiente iría a otros sitios, pregunté por el lavabo, y me indicaron, que al fondo del local, fui allí, ahora iba vestido normal, no de militar, pero el corte de pelo, me delataba.

Entré y me puse en el urinario, casi detrás mío entró un joven de cabellos rubios y pelo rizado, se puso a mi lado, entonces le miré, respondiendo a mi mirada, pasó su mano hacia mi urinario, agarrándome la verga, masturbándola con suavidad, seguía mirándole la cara y pasando mi mano hacia él, agarré su verga, que estaba dura, oímos que la puerta se abría y separamos nuestras manos, entonces salí al bar, sentándome en la barra, momentos después se sentaba el chaval a mi lado, me tendió la mano, diciendo que se llamaba Jesús, pero que los amigos, le llaman Suso, le di mi nombre, me preguntó de donde era y si estaba haciendo la mili, le contesté a todo, incluso, que ya tenía un sitio para quedarme a dormir, él contestó que no tenía mucho tiempo hoy, que debía  coger un autobús, para llevarle a Sada, que es donde vive con sus padres, entonces, me sugirió que nos saliéramos, una vez afuera nos dirigimos al parque.

Suso, no era excesivamente guapo, pero su sonrisa unida a su manera de hablar, era un encanto, entramos en los urinarios públicos, allí cerca de la entrada habían algunos hombres, alguno mayor y otros de unos 30 años, fumando apoyados,  nos colocamos delante de los urinarios, que no tenían separación, sacamos las vergas y mientras nos besábamos, nos masturbábamos, de reojo, vi que entraba uno de los treintañeros, se colocó cerca nuestro, se tocaba la verga por encima del pantalón, se le notaba un gran bulto, se acercó a nosotros, poniéndose detrás nuestro y entre los dos, no estaba nada mal, acercó su cara a las nuestras, me giré dándole mi boca, el joven, hizo lo mismo, nos fundimos los tres en un largo beso, sus manos se metieron dentro de nuestros pantalones por la parte trasera, buscando con sus dedos nuestros agujeros.

Como los pantalones eran ceñidos, le costaba, entonces, desabroché el botón delantero de Suso y él, el mío, dejando que sus manos entraran sin problemas, pero las sacó metiéndose unos dedos de cada mano en la boca y chupándoselos, volvió a meternos la mano esta vez, el calor del lugar el calentón que llevábamos y sus manos, que ya introducía sus dedos dentro de nuestros anos, nos hacían gemir,  seguíamos besándonos de nuevo, sus dedos nos dilataba y cada vez metía algún dedo más, Suso, no podía aguantar más yo aceleré la mano y entonces soltó cantidad de semen que derramó encima del urinario, entonces aceleró su mano, haciendo que yo también me corriera encima del urinario, nos pusimos bien la ropa y salimos, le acompañé a la parada del autobús, quedando para el sábado después de comer delante del indio de madera y se marchó.

Volví sobre mis pasos, entrando de nuevo al urinario, todavía estaba allí fumándose un cigarro, me hizo un gesto de cabeza y nos metimos dentro de un reservado, así llamaban al wáter, entonces me abrió la camisa, me bajó los pantalones, estaba deleitándose mirando mi cuerpo, acercó su boca a mi tetilla y comenzó a chuparla, poniéndola dura, casi al instante, deslizó su lengua hacía abajo, agarrándome la verga por el tronco y chupando el capullo, con la otra mano, acariciaba mis huevos y pasándola por debajo, acariciando mi ano, metiendo dos dedos dentro y moviéndolos.

Fui abriendo su camisa, acariciando su pecho un poco velludo, estaba bastante bien formado, alcancé el botón del pantalón abriéndole la bragueta del mismo, tocando su verga por encima de los calzoncillos, como había notado era grande, estaba muy dura, le puse las manos debajo de sus axilas, indicándole que se levantara, así lo hizo, entonces me agaché yo, chupando su capullo, pasando mi lengua alrededor del tronco grueso de su verga, gemía, mi otra mano, pellizcaba una de sus tetillas, levanté sus huevos chupando uno primero y después el otro, pasé mi lengua entre sus huevos y la entrada de su culo, él separó un poco sus piernas, dejándome espacio para lamer más.

Le di la vuelta, separándole los cachetes del culo, metí mi lengua hasta el fondo, movía el culo, por el placer que le daba, mojé dos dedos y los fui metiendo dentro de ese jugoso culo, seguía moviéndolo, dilatándose, me levanté y apuntando mi verga, se la clavé, soltó un bufido, pero volvió a mover el culo, acomodando mi verga, que ya entraba y salía del mismo, cada vez gemía más, su verga estaba  apretado contra  las baldosas de la pared, ya que estaba con los brazos levantados, sin poder tocarse y mi cuerpo lo apretaba contra la pared, mientras empujaba mi verga en su culo, le iba lamiendo el cuello y la oreja, esto lo hacía revolverse, cosa que aún le daba más placer, a él y a mí.

Pasé mis brazos por su cintura hacía delante, agarrando una mano sus huevos y la otra su verga, la cual masajeaba y apretaba, avisó que estaba a punto, seguí embistiéndole el culo, saliendo y entrando de golpe, entonces noté que soltaba su semen encima de mis manos y las baldosas, mientras se corría apretaba su culo, provocando que yo soltara el semen que me quedaba, dentro de su culo.

Con mi verga todavía dentro de su culo, lo separé un poco de la pared, giró su cara y nos dimos un beso, subí mi mano, manchada de su semen, acercándolo a nuestros labios, él iba a apartar su boca, pero viendo que yo lamía su semen, acercó sus labios, mojándose la lengua con su propio semen, luego fue chupando mi mano, encontrándose nuestras bocas y besándonos, después le hice apoyarse en la pared y agachándome, fui lamiendo el semen que le iba saliendo de su culo, abriéndole el agujero, metiendo el dedo, para limpiarle por dentro, me chupé los dedos y al levantarme se metió mis dedos en su boca, volviéndonos a besar, nos vestimos y salimos afuera.

Entonces. Se presentó, me dijo, que se llamaba José Ignacio, pero los amigos le llamaban Chete, porque su hermano mayor, se llama Ignacio y le llaman Nacho, al ser el pequeño, era Nachete, quedándose en Chete, le dije mi nombre y me invitó a tomar algo a un bar, le dije que era un poco tarde, pero si quería nos podíamos encontrar, al día siguiente, después de comer delante de la estatua del indio en los portalones, asintió y nos separamos.

Pensé, que alguno de los dos, vendría, pero  al día siguiente, me encontré con los dos, esperando frente al famoso indio de madera, no se habían dirigido la palabra, solo se miraban, de vez en cuando, al llegar junto a ellos, les presenté formalmente, se dieron la mano, sonriéndose, estuvimos paseando un rato, entonces Chete, nos propuso ir a su casa, nosotros nos miramos y Suso, asintió, contestamos que de acuerdo, fuimos andando.

Llegamos a una casa, con entrada, para un coche, consta de planta baja y dos pisos superiores, la fachada, cubierta de enredaderas, llenas de flores, yo diría que son buganvillas de todos los colores, posibles entremezclados, blancas, amarillas, rosadas, purpuras, magenta, era una fachada de portada de revista, el resto del jardín, que no era muy grande, estaba muy cuidado, era un primor, luego entramos al interior, el ambiente de la planta baja, era de lujo, los muebles parecían sacados de un anticuario, nos mostró toda la casa, en su totalidad, los muebles, eran antiguos, pero no era una casa recargada, era acogedora y elegante, bajamos de nuevo abajo, sentándonos en unos grandes sofás, llenos de cojines multicolor, nos trajo bebidas para los tres, sentándose entre Suso y yo, encendió tres cigarrillos, al mismo tiempo, pasándonos uno a cada uno de nosotros, quedándose uno para él.

Le dije, que tenía una casa maravillosa, el joven rubito, asintió, esto pareció agradarle, entonces, nos dijo, que viajaba bastante, ya que era anticuario, de ahí, los maravillosos muebles, alfombras, cuadros y lámparas, también los dormitorios eran espectaculares. Al fondo, cerca de la cocina había unas grandes puertas acristaladas, que daban a un pequeño jardín, con una tienda de tela, bastante grande, parecía sacada del siglo XVII, era una tienda de campaña, con la parte frontal abierta, sujetándolas con cordones dorados con borlas, dentro unas chaise longue a rayas blancas y azules, con cojines de diferentes colores, mesita en el centro, asientos estilo árabes y una inmensa alfombra, que cubría todo el suelo de la tienda, había algún mueble más y varios candelabros.

Habíamos llevado las copas, él encendió las velas, que daban una calidez al sitio, el aroma de las velas, parecía jazmín, entonces dejando la copa en la mesita se recostó en la chaise longue, como un gato juguetón, me senté cerca de su brazo y Suso, igual que yo, en el otro lado. Fui desabrochando su camisa, sacándola del pantalón, dejando su pecho al descubierto, el joven rubio acercó su boca a la de él, mientras yo me dedique a sus tetillas, chupándolas y ya estaba gimiendo, con su boca ocupada con Suso, le pellizque las tetillas, mientras me unía a ellos en los besos, les fui soltando saliva dentro de sus bocas, al principio, parecían extrañados, pero siguieron chupándonos las lenguas, luego fueron ellos que soltaron saliva, dentro de las bocas de los otros, nos mordisqueábamos los labios, deslicé mi boca hacía su oreja, mordiéndole el lóbulo, con suavidad, movía su cuerpo, como una anguila, metí mi lengua dentro de su oreja dándole masaje con ella

Mi otra mano, se deslizó hacía su pantalón, frotando su verga, con encima de la ropa, luego abrí su cinturón, desabrochando el botón del mismo y bajando la cremallera, sacando su verga al exterior, por encima del calzoncillo y agarrándola con fuerza, apretándola, sin masturbarla, aflojaba y volvía a apretarla, seguía gimiendo, Suso, dejó libre su boca, separándose de él, al notar el tirón, que yo le di, se acercó a la verga, poniendo su mano en el tronco acercó su boca y chupó el glande como si fuera un caramelo, le dije, que apretara el pene, fuerte, eso hizo, entonces, me saqué mi ropa, quedándome desnudo delante de su cara, acerqué mi mano a su barbilla y le obligué a cerrar la boca, diciéndole : ¡Se te cae la baba! Él soltó una carcajada, estiró su brazo agarrando mi verga, haciendo que me acercara a él, levantando la cabeza, comenzó a chupármela con deleite, es un gran mamador, lo hace de maravilla.

Su otra mano acariciaba y apretaba mis huevos, pasando los dedos, por debajo de ellos buscando mi agujero, frotándolo, metiendo un dedo dentro, Suso dejó de chupar la verga y se desnudó, al igual, que yo. Mientras me chupaba la verga le saqué la camisa, dejándola encima de una silla, el joven rubio, le sacó los zapatos y los pantalones, con la ropa interior, al mismo tiempo, quedándonos los tres desnudos.

Entonces Suso se puso encima de la verga de Chete y fue deslizándola dentro de su culo pequeño, ya que su cuerpo era bastante delgado, gemía mientras entraba esa gran verga, luego comenzó a subir y bajar, cabalgando sobre la verga del anticuario, ahora gemían los dos, mientras éste seguía chupando la mía, cada vez con más fuerza, me separé de su boca, para no terminar tan rápido, me puse detrás del joven, obligando a que acercara su cara a Chete, éste aprovechando la postura, podía empujar su pelvis hacía arriba, penetrando al rubito, a su placer, mientras yo me deslicé cerca del culo del joven llenándole de saliva, al tiempo que deslizaba mi lengua hacia el culo del que estaba tumbado, abriéndole las nalgas, buscando su agujero y lamiéndolo, los gemidos iban en aumento, entonces acerqué mi verga al culo de Suso, que estaba ocupado con la otra verga y me fui introduciendo, en su agujero, se quejaba, pero seguía besándose con Chete, seguí empujando mi verga, al fin entró toda, esperé un poco y entonces, comencé a follarlo, cada vez, que yo embestía, notaba los gemidos de los dos, una de mis manos se ubicó entre las piernas de Chete, metiendo dos dedos dentro de su culo, abriéndoselo, al ir dilatándose, fui sacando y metiendo mis dedos, como si fuera una verga, al tiempo seguíamos follando a saco, Chete, no pudo aguantarse más y soltó su semen, dentro del culo de Suso, éste, soltó fuertes trallazos de semen encima del cuerpo de Chete y yo solté el mío también dentro de ése culo tragón, que había acaparado dos vergas, una de ellas inmensa, la mía en comparación, más normal, aunque no dejaba de ser 20 centímetros,

Me salí del culo de Suso y éste se levantó, tirándose encima mío dándome besos por todos sitios, Chete, se incorporó, cogiendo una toalla de un mueble, secándose el semen del pecho, nos la tendió y nos limpiamos los restos de semen, el joven se la pasó por entre sus nalgas, que salían restos de nuestro semen, nos sentamos y continuamos bebiendo de nuestras copas.

Chete, se levantó, diciendo, que iba hacer algo, para comer, miramos la hora, aún era temprano, pero lo seguimos a la cocina, entre los tres preparamos unos emparedados fríos, llenos de mayonesa, bebimos un poco de vino, sin salir de la cocina, al tiempo, que íbamos hablando entre los tres, de cosas de nuestras vidas, luego preparó para los tres un wisky con hielo y  dirigiéndose a un mueble escritorio, con unas puertas grandes en la parte superior, abriéndolas nos mostró una serie de figuras de diferentes tamaños y formas, de diversos materiales, todo eran falos con sus huevos en la base, algunos de cerámica, otros de maderas diferentes, algunos metálicos, otros de plástico duro, a cual más original, era una buena colección, así se lo dijimos, quedó encantado, volvimos a la tienda, donde habíamos estado antes.

Chete se sentó, mientras yo me quedaba de pie, admirando el interior de la tienda, estiró su mano, tirando de mi verga, poniéndosela en la boca y comenzando a chupar, provocando, que me empalmara de nuevo, Suso se colocó detrás mío, frotando su verga en mis nalgas, notando que se estaba empalmando de nuevo, entonces una vez dura, la dirigió a mi agujero, penetrándome, sin mojarme, a palo seco, entró de lleno, empujándome sobre la cara del anticuario, éste casi se ahoga, al meter mi verga tan adentro, pero luego, ya pudo respirar bien, las embestidas del joven rubio, eran fogosas, como su edad, le susurré que no se corriera dentro de mí, que lo hiciera en la boca de Chete, dijo, que eso pensaba hacer, siguió empujando, gemía, él y yo también, entonces salió de mi culo, Chete ocupó su lugar, clavándome su gran verga, haciéndome un poco de daño, pero, siguió empujando, dentro de mi culo, al tiempo, que Suso chupaba mi verga y me soltaba palmadas en las nalgas, después de un buen rato, salió de mi culo, sentándose.

Entonces, empujé a Chete hacía atrás, quedándole la cabeza colgando, de la parte estrecha de la chaise longue, acercándose a su cara Suso y poniéndole su verga dentro de la boca, que al tenerla colgando, se tragaba toda la verga del joven, mientras, levanté sus piernas, poniéndolas, encima de mis hombros, apunté mi verga, penetrándole hasta el fondo, paré, se movió, acomodando mi verga dentro de su culo, separé sus nalgas, entrando más, le cogí su verga, que volvía a estar dura de nuevo, como las nuestras, la iba apretando, le pellizcaba las tetas, le soltaba alguna palmada, en los pectorales y también en las nalgas, seguía moviendo su culo, como si fuera una batidora, incliné mi cabeza, no sabía si podría llegar a su verga, mientras lo penetraba, pero sí, saqué la lengua lamiéndole el capullo rosado y terso, metiendo la punta de mi lengua dentro del agujero del mismo, gemía, mientras se tragaba la verga del rubio, mis embestidas, cada vez más fuertes, al tiempo que apretaba su verga, haciendo que soltara, todo el semen, encima de mi lengua tragándomelo, mientras yo me descargaba dentro de su culo, gimiendo, como un toro, Suso, estaba descargándose dentro de su boca, no dándole opción, más que a tragarse el semen del joven, los tres habíamos descargado nuestro semen de nuevo. Cuando dejó la polla del joven limpia, éste se acercó, al culo de Chete y agachándose fue lamiendo todo el semen que éste derramaba de su ano, dejándolo bien limpio.

Estábamos empapados de sudor, nos cogió de la mano, llevándonos a un gran baño, metiéndonos dentro de una gran ducha, con tres alcachofas de ducha del techo, que nos mojaban a los tres, nos enjabonamos y después de limpiarnos bien, del todo, incluidos nuestros culos, salimos y nos secamos, nos vestimos, mirando la hora Suso, comentó que tenía que irse o perdería el último autobús, nos despedimos de Chete, éste me dio su número de teléfono, le dije, que acompañaría al chaval hasta la parada y volvería a mi casa, nos  fuimos. Por el camino, Suso, me dijo, que nunca se lo había pasado tan bien con alguien y menso con dos personas al mismo tiempo, diciéndome, que allí, parecían todos puritanos, aunque fueran luego putones, pero nunca había sabido, de alguien que hubiera hecho, lo que habíamos hecho nosotros, le dije, que todavía era muy joven.

Antes de subir al autobús, me dijo, que no volvería hasta el próximo viernes tarde, ya que el domingo, apenas salía, era un acuerdo con sus padres, así cuidaba de sus hermanos pequeños, mientras sus padres, salían, le había apuntado mi teléfono, el horario, para llamarme y se fue...