RECUERDOS XXIII (1ª Parte)
Javián me besó con pasión, mientras se aflojaba la camisa y bajaba sus pantalones, entonces noté la dura verga de éste contra mi culo, Javián se mojó los dedos de la mano pasándome su saliva por la raja de mi culo y agarrándose la endurecida verga apuntó,
RECUERDOS...XXIII (1ª Parte)
He tenido una semana muy ajetreada, embalando cantidad de cosas y enviarlas a Barcelona, llegué tan solo con una pequeña bolsa y me vuelvo cargado de cosas, libros, cuadros y regalos de mis amigos, también mucha más ropa, que he ido comprando durante todo éste tiempo, una vez acabado, había avisado a mi compañero de piso Ramón, que llegarían las cajas embaladas antes que yo, llamé a una compañía de transportes y lo recogieron todo, ahora la casa me parecía desierta, pero era solo la imaginación.
Ya había hablado con la propietaria de la casa, para notificarle que pronto la dejaría vacía, después de las maniobras en Zaragoza, se apenó, pero me comentó que tenía una persona interesada en ella, parecía muy satisfecha, me dijo que no querían alquilarla, sino comprarla, la felicité y le mostré la ropa que tenía que llevarme para las maniobras y notó que no estaban usadas, ya que en el cuartel no había hecho ni una guardia con ellas, me dijo que me las pusiera y haría los retoques como había hecho con el resto de mis ropas militares. Fui al cuarto y me cambié, realmente me hacían bolsas por todos lados, parecía una bolsa de patatas fritas, de lo grandes que me venían y los malditos calzoncillos, que me llegaban a la mitad de los muslos y me incomodaban, salí al comedor y cuando la Sra. Elena me vio, soltó una gran risotada mientras se acercaba a mí con su cajita de costura y alfileres entre sus labios, no dejaba de sonreír mirándome. Puso alfileres en los pantalones y en la camisa, me pidió que me los quitara, le comenté sobre los calzoncillos, que eran muy largos, me bajé los pantalones y ella volvió a sonreír, con sus manos muy agiles puso unos cuantos alfileres en ellos, pidiéndome que me cambiara de nuevo, le diera la ropa para retocarla y eso hice, se lo agradecí.
Mis amigos ya estaban avisados de mi marcha para las Maniobras Nacionales y el lunes me presenté en mi cuartel vestido militarmente como me había dicho el comandante, fui a mi compañía y de mi taquilla recogí todo el equipo de campaña necesario, incluido el casco, el subfusil y cargadores que me entregaron en la armería, me uní al resto de mi compañía que estaban formados, montamos en unos camiones y nos llevaron al aeropuerto, allí nos esperaba un avión Hércules de nuestra Brigada y subimos a él sin rechistar, las caras de algunos era un poema, parecía que subían a un avión por vez primera, pasadas una horas ya estábamos en el lugar de las maniobras, allí me avisaron de trasladarme con el Alto Mando, y me presenté a mi Comandante, me enseñó una gran tienda que sería el lugar donde estaría para hacer mis tareas, al fondo había dos literas, para cuatro personas y en la parte delantera una enorme mesa plegable, cerca unas mesitas con máquinas de escribir y en otra una radio de comunicación.
En ése momento
entraron diferentes oficiales de varias armas diferentes acompañados de varios soldados, después de dar un vistazo los oficiales se retiraron quedando los soldados conmigo, entonces uno se acercó a mí sacándose el casco y nos fundimos en un fuerte abrazo, era Javián, venía con los de Caballería y también sería un enlace, los otros dos se nos acercaron y dándonos la mano se presentaron, uno era de Infantería de Marina y se llama Pedro Juan (P.J.) era de Salamanca, el otro era de Tarragona y venía con el Grupo de Paracaidistas, su nombre Isaac, ambos tenían muy buena planta, no eran excesivamente guapos, pero el conjunto era atractivo, escogimos la cama donde dormiríamos, dejamos las armas y los correajes en unas taquillas, junto al resto de las cosas, al terminar salimos a la explanada preparada para reunir a toda la tropa para las Maniobras, allí hablaron varios oficiales.
Entre las muchas cosas que dijeron hicieron hincapié en que teníamos que dormir vestidos y en cuanto sonara la alarma teníamos que estar preparados y en nuestros puestos destinados, nos dieron el resto de la tarde libre, pero sin salir de allí, estuvimos los cuatro juntos toda la tarde y durante la cena, después volvimos a nuestra tienda para acostarnos, ya que seguramente nos despertarían muy temprano. Las literas estaban en paralelo solo las distanciaban las taquillas, yo me tumbé en la mía de abajo, Javián en la de arriba, en la otra Isaac arriba y Pedro Juan en la de abajo, me tiré una mantita sobre la ropa y lo mismo hicieron ellos, ya que por la noche refrescaba bastante.
Pasado un buen rato noté que Javián bajaba de su cama y se colaba en la mía, yo estaba de lado dándole la espalda y él se colocó también de lado, comenzó a frotar su verga contra mi trasero mientras me susurraba: ¡Quiero follarte! ¿Me dejas? Y sin esperar contestación, su mano izquierda comenzó a soltar los botones de mi camisa, dejándola abierta, después continuó con el pantalón, los fue deslizando junto con los calzoncillos hasta la mitad de mis muslos, mi verga salió disparada de la última prenda, yo estaba mirando por si nuestros vecinos estaban dormidos, entonces giré un poco la cara hacía detrás y Javián me besó con pasión, mientras se aflojaba la camisa y bajaba sus pantalones, entonces noté la dura verga de éste contra mi culo, Javián se mojó los dedos de la mano pasándome su saliva por la raja de mi culo y agarrándose la endurecida verga apuntó, fue entrando con fuerza, ya que no estaba muy dilatado, pero me gustó, recordé la primera vez con él, dentro de la piscina con los bañadores puestos, cuando penetró hasta el fondo se detuvo, yo moví un poco el culo para acoplarnos mejor y su mano comenzó a masturbarme lentamente, ahora salía y entraba dentro mío con contundencia, lento pero insistente, cada vez empujaba con más fuerza, su mano acariciaba mi plano vientre y mis tetillas, después volvía a tocarme la verga giré mi cara y vi los ojos abiertos de Isaac observándonos, su mano debajo de la manta acariciaba su verga.
Isaac levantó ligeramente su colchón mirando a Pedro Juan, que parecía dormido, pero su mano también estaba en su entrepierna, los muelles de mi cama crujían con cada embestida, cada vez con más vigor, la lengua y los dientes de Javián mordían el lóbulo de mi oreja y mi cuello era lamido, su respiración cada vez más agitada avisaba de un temprano final y unos empujones más y soltó su semen dentro de mi culo, gemía quedamente con sus labios pegados a mi cuello, volví a girar la cara y nos besamos, sin importarnos si nos miraban, pasado un buen rato su verga se fue aflojando y la sacó de mi culo, quedándose totalmente pegado a mi espalda.
A pesar de haberme masturbado, yo no me había corrido, giré mi cuerpo hacia él y con suavidad, lo coloqué boca abajo, y me puse estirado sobre su espalda, aparté la manta, le bajé más el pantalón y el calzoncillo y agarrando mi verga la mojé de un salivazo, frotándola con la mano y agarrándola me fui introduciendo dentro del preciado culo de Javián, éste gemía con su boca sobre la almohada, su culo estaba muy prieto, fui penetrándolo lentamente y al llegar al final separé sus nalgas y empujé hasta el fondo, él soltó un gemido, miré hacia el otro lado y los dos nos miraban abiertamente, Isaac había bajado su manta y se masturbaba sin tapujos, bonita verga- pensé- por su lado Pedro Juan lo hacía cubierto con la manta, fui retirando mi verga del culo de Javián para clavarme de nuevo en su interior, mis empujes fueron cada vez más potentes, haciendo que soltara gemidos, mis manos acariciaban sus brazos cubiertos pos la camisa y mi boca buscaba la suya, nuestras lenguas se saboreaban, yo seguía follándolo a conciencia, fui acelerando cada vez más, mis caderas subían y bajaban con intensidad clavándome de nuevo, y por fin llegó el gran desahogo, solté todo mi semen dentro del ansiado culo de Javián, mientras gemía quedamente, entonces oímos los gemidos de nuestros compañeros, que iban soltando su semen sobre sus propios cuerpos, mientras yo sacaba mi verga del apetitoso culo, Isaac bajó de su litera y cogiendo una toalla se limpió, luego se la ofreció a Pedro Juan, que cogiéndola también se limpió su semen, se arreglaron la ropa y volvieron a sus camas, lo mismo hizo Javián después de darme un fuerte beso en la boca.
A las 5 de la mañana sonó la señal de alarma y todos salimos disparados, nos colocamos en nuestros puestos y comenzaron las maniobras, tuvimos un día muy ajetreado, pero los soldados de los diferentes batallones lo pasaron mucho peor, sobre las 15 horas se dio por concluido el primer día de maniobras, pero nos dijeron que los siguientes serían más duros, fuimos a comer y por la tarde nos dedicamos a jugar a las cartas y charlar un poco, a media tarde dos de mis compañeros de tienda fueron a beber algo a la cantina, Isaac se tumbó arriba en su litera, yo me encontraba sentado a la mesa haciendo un crucigrama cuando entró el cabo furriel de mi compañía, me levanté sonriéndole, entonces él muy chulesco-como siempre-se acercó a mí y su mano rápidamente me agarró mi entrepierna, al tiempo que me iba empujando hacia el fondo donde estaban las taquillas, mientras decía: ¿Me ha echado de menos o la has tenido ocupada? Yo asentí respondiéndole: ¡Ha tenido una noche movida! Seguía tirando de mí y me encontré arrinconado entre las taquillas y mi litera, desde allí nadie nos podía ver, si no estaba dentro de la tienda, sin mirar a ninguna parte abrió mis pantalones y los deslizó hacia abajo junto con los arreglados calzoncillos, se agachó y su boca comenzó a chupar mi verga que comenzaba a tener vida propia, fue creciendo en toda su majestuosidad, los gemidos guturales del furriel, eran de placer, mis manos acariciaban su rizada cabeza, una de sus manos se agarraba a mi glúteo y la otra acariciaba mis huevos, sus labios apretaban con fuerza alrededor de mi verga, ahora iba repitiendo la mamada cada vez con más intensidad, su cabeza subía y bajaba con celeridad, la mano del trasero buscó mi agujero y metió sus dedos dentro abriéndome y dándome más placer si cabe, la mano que acariciaba mis huevos fue recorriendo mi plano vientre, le avisé de la pronta corrida, lo que hizo que acelerara más con su boca sobre mi verga, ahora su mano llegaba a mi tetilla y al pellizcarla solté todo mi semen dentro de su boca, mientras gemía de gusto, se fue tragando mi semen y siguió chupándola dejándola bien lustrosa, yo levanté la vista y descubrí a Isaac tumbado y mirándonos, yo no me había acordado de él, pero me daba lo mismo.
Cuando el furriel se puso en pie, me besó en la boca, mientras yo acariciaba su verga por encima del traje militar, fui desabrochando su pantalón y lo deslicé hacia abajo junto a sus calzoncillos, después de besarnos me agaché y directamente me tragué su polla, no muy larga pero sí gruesa, muy venosa, el capullo era como un gran champiñón muy terso, al enterrarla dentro de mi boca soltó un ligero gemido, ahora sus manos agarraban mi cabeza empujándola sobre su verga, que yo tragaba con glotonería, mi mano derecha hurgaba dentro de su culo metiéndole hasta tres dedos, ahora gemía lujuriosamente diciéndome ¡Eres un puto, lo haces mejor que mis chicas! Aceleré mi boca y al poco se corrió dentro de la misma gimiendo, continué un poco más lamiendo su verga, entonces sus manos se colocaron debajo de mis axilas y me obligó a levantarme, nos fundimos en un prolongado beso, nuestras bocas apretadas una contra la otra y las lenguas luchando entre ellas por dominar a la otra y como siempre con él salía yo vencedor y se dejaba penetrar por mi lengua saboreándola apretando sus labios, poco después nos separamos, nos arreglamos la ropa y me dijo: ¡Te he echado de menos! Yo me encogí de hombros, sin saber que decirle, pero él lo comprendió, sabía que estaba en las Oficinas del Comandante y por eso no habíamos coincidido más, se separó ligeramente de mí y saludándome de nuevo con un beso rápido se marchó, miré a Isaac y con un movimiento de hombros, me di la vuelta echándome en mi camastro.
Al día siguiente también fuimos de cabeza, pero nos estábamos habituando al trasiego, íbamos de un lado al otro entregando órdenes del Alto Mando, para mejorar las maniobras del combate, por la tarde después de jugar un rato a las cartas mis compañeros se fueron a la cantina, yo me tumbé en mi litera apoyando la espalda en el barrote de la litera de arriba y me puse a leer un rato, un libro de bolsillo, no había pasado mucho rato cuando irrumpió de nuevo el cabo furriel, se acercó a mi camastro y de un tirón me hizo levantar, abrazándome con mucha furia mientras forzaba mi boca con un beso muy apasionado, su lengua se metía furiosa dentro de mi boca saboreándome a placer, yo acepté ése beso furioso, una de sus manos fue deslizándose sobre mi ropa, bajando hasta la entrepierna, allí comenzó a frotar con mucha intensidad, mi verga ya estaba respondiendo y se encontraba bien dura, la otra mano la pasó por mi cintura y me fue llevando hacía el rincón cercano de las taquillas, como el día anterior, por el rabillo del ojo noté que alguien había entrado en la tienda y se quedaba en un rincón.
Entonces las manos del “Rubio”, así lo llamábamos en el cuartel, aunque su nombre era Clemente, pero él prefería el apodo, sus manos fueron abriendo mi pantalón casi con desesperación, agachándose delante mío y engullendo rápidamente mi polla, mientras sujetaba y acariciaba mis huevos con una de sus manos, su cabeza se movía con suma contundencia, tuve que frenarlo para no correrme tan deprisa, bajó la intensidad de la mamada, mis manos fueron acariciándole la cabeza, el cuello y una de ellas la metí dentro de su camisa acariciando su espalda, al cabo de un buen, pero muy buen rato, lo hice levantar y desabroche su camisa besé sus tetillas, gimió, seguí bajando y mientras le abría los pantalones su verga bien dura salió disparada, la cogí al vuelo con la boca, comenzando a darle placer, mis chupadas le hacían gemir de nuevo, mojé mis dedos al tiempo que deslizaba sus pantalones hacia abajo, los coloqué en la entrada de su ano frotándolo con intensidad, los volví a mojar y fui metiéndole dos y luego otro más dentro del apetitoso culo, lo tenía muy cerrado pero el gusto sobre su verga lo iba abriendo lentamente, seguía gimiendo, me puse de pie y dándole la vuelta con un poco de brusquedad, lo coloqué de cara al lateral de la taquilla, agarré mi verga y frotándola contra su ano ligeramente abierto, fui penetrándolo, yo era consciente de sus quejidos, le dolía, lo estaba desvirgando con mi polla, subí la parte trasera de su camisa y la pasé por encima de su cabeza colocándola por delante de su cuello, mis manos acariciaban su espalda, y todo el cuerpo mis labios mordisqueaban su nuca, mis labios buscaron su oreja y chupé su lóbulo con mucha intensidad, metiéndole mi lengua dentro de su oreja, mi verga no cejó en ir entrando de tan apetitoso culo, ahora se quejaba y gemía al mismo tiempo, mis caricias lo alteraban y mi lengua lo ponía a mil, giró su cara y sacando su lengua se unió a la mía, fundiéndonos en un caluroso y apasionado beso, mi verga estaba fuertemente clavada en su culo, moví mis caderas, él resopló, pero una vez penetrado no podía hacer nada más, movió ligeramente su trasero y yo fui retirando mi verga suavemente, pero volví a clavarme dentro de nuevo, así fui jugando con él, cada vez sacaba más la verga, clavándome de nuevo hasta el fondo, ahora ya no se quejaba, solo gemía y comenzó mi cabalgada, mis manos hacían estrago sobre sus tetillas y sobre su amplio pecho, con sus gemidos mis empujes fueron acelerándose y al final no pude aguantar más y comencé a correrme dentro del apetitoso culo, dándole unos buenos empujones sacando hasta la última gota de mi semen, él se estaba masturbando, pero le aparté las manos.
Después de sacar mi verga de su culo, me agaché y comencé a lamer mi propia corrida, volvía a gemir, cuando estuvo el culo limpio le di la vuelta y agarrando su verga con mis labios comencé a chupar de nuevo, con tanta intensidad, que apenas pudo aguantar corriéndose dentro de mi boca, yo notaba los trallazos de su semen llenándome totalmente, me tragué su corrida, seguí chupándole la verga dejándola bien limpia, él me hizo levantar y agarrando mi cara con ambas manos me besó de nuevo con mucha fuerza, su lengua buscaba los restos de nuestro semen, continuamos un buen rato besándonos y después nos fuimos arreglando la ropa, entonces ” elRubio” soltó: ¡Si estuvieras conmigo, les ibas a quitar los clientes a mis chicas! ¡Nos haríamos de oro! ¡Sabes eres fantástico! ¡Quería follarte, pero no me arrepiento, ha sido genial! ¡Gracias! Me dio un rápido beso y ya se iba entonces respondí: ¡Si quisiera venderme, ya lo habría hecho y solo! Se fue con una sonrisa en la boca, yo dije en voz alta: ¡Ya puedes salir! Y de un rincón salió Isaac, estaba totalmente colorado y balbuceaba disculpas por haber estado presente, yo me encogí de hombros y dije: ¡No tiene importancia! ¡Pero quien juega con fuego, se quema...!
En ése momento entraron Pedro Juan y Javián, éste último vio el azoramiento de Isaac y acercándose a mí me preguntó, si había pasado algo, yo le expliqué en voz baja, lo ocurrido, entonces me comentó: ¡Ésta noche los ponemos a prueba!, mientras soltaba la frase me guiñó el ojo pícaramente y después de cenar en la cantina con el resto, volvimos a nuestra tienda bajando las lonas de la entrada, Javián y yo nos quitamos las botas y los pantalones, quedándonos en calzoncillos (El mío muy sexy) y la camisa caqui de campaña, mi amigo se acercó a mí y agarrando mi cara con sus manos me fue besando devorando mi boca con avidez, yo miraba sobre su hombro a los otros dos, que se habían tumbado en su litera, Isaac, arriba y Pedro Juan en la de abajo, no nos quitaban la vista de encima, mis manos levantaron ligeramente la camisa después de desabrocharla y mis manos fueron colándose por dentro del calzoncillo de Javián, depositando mis manos sobre sus glúteos, aprisionándolos fuertemente y empujando su culo hacía mí y frotando nuestras vergas endurecidas dentro de las prendas , movíamos nuestros cuerpos frotándolas a placer, mientras seguíamos besándonos, volví a mirar a los otros dos, se habían bajado un poco el pantalón y tapado con la manta, pero sus manos decían lo que ocurría debajo de cada manta.
Entonces arrastré a Javián conmigo hacía la litera ocupada por nuestros compañeros, me coloqué de pie frente al cuerpo tumbado de Isaac, de un tirón bajé la manta dejando ver su erguida verga sujeta por su mano masturbándola, cogí sus piernas y de un fuerte tirón lo coloqué sentado en su cama con las piernas colgando, agarré su pantalón y lo bajé bruscamente hasta los tobillos junto a los calzoncillos, mi boca fue en busca del preciado botín engullendo con rapidez la magnífica verga del joven Isaac, que comenzaba a gemir de gusto, después de la brusquedad venía el placer, por su lado Javián, había hecho lo mismo con Pedro Juan y estaba chupando profundamente la verga de éste, que gemía con regularidad, su cabeza subía y bajaba sobre la verga metiéndosela toda dentro de su boca, al tiempo que desabrochaba la camisa de P.J.
Ahora yo acariciaba el cuerpo de Isaac, después de desabrocharle la camisa, su pelvis subía hacía mi boca metiendo más y más su verga dentro de la misma, sus gemidos eran respondidos por los de P.J., que también disfrutaba con la mamada que recibía, las manos de Javián me bajaron el calzoncillo y mi verga saltó al aire totalmente erguida, una de sus manos la agarró comenzando a masturbarme con suavidad, entonces hizo que P.J. se sentara más cerca de donde yo me encontraba de pie, Javián fue alternando su boca con mi verga y la de P.J., que tenía la cabeza hacia atrás y sus brazos se apoyaban en la cama casi detrás de su trasero, pero Javián puso una mano detrás de la nuca de P.J., obligándole a poner su cara frente a mi verga, mientras él la chupaba, con un ligero empujón en la nuca, al tiempo que él apartaba su boca, metió mi verga en la boca de P.J., éste se iba a retirar, pero Javián le comía tan bien la polla, que no dudó en probar y comenzó a chuparme la mía, cada vez con más fuerza, incluso fue acariciando mis huevos.
Mi boca fue acelerando el ritmo sobre la verga de Isaac, que me acariciaba el cabello y gemía con fuerza, yo notaba que se acercaba al clímax y clavé mi boca hasta el fondo tragándome su verga muy adentro entonces se corrió dentro de mi boca soltando juramentos, el sabor de su semen provocó que yo me corriera dentro de la boca del inexperto P.J., mi semen le llenaba la boca y no sabía qué hacer, apenas podía respirar y se lo fue tragando poco a poco, al hacerlo comenzó a soltar su propia corrida en la boca de Javián, que fue saboreando con intensidad, mientras seguía chupando la verga de P.J., éste seguía chupando mi verga y yo la de Isaac.
Pasado un buen rato fuimos separándonos, ayudé a Isaac a bajar y se sentó al lado de P.J., entonces bajé el calzoncillo a Javián y lo puse entre ambos jóvenes, Isaac no acertaba a saber lo que querían de él, pero la mano de Javián y de P.J. en su nuca lo acercaron a la verga de mi amigo, P.J. fue el primero en chupar la verga de Javián, luego retirándose un poco fue acercando la cabeza de Isaac sobre la verga, que comenzó a lamer lentamente para continuar metiéndola dentro de su boca, ahora se alternaban, primero uno, luego el otro, mientras yo agachado detrás de mi amigo le chupaba el ano con mucha fuerza, mi lengua hacía estragos en su ano que palpitaba constantemente, ahora la mano de Javián agarrando su verga iba metiéndola en las dos bocas de nuestros compañeros mientras gemía de placer, sus gemidos eran tan intensos, que pronto soltaría su semen y así ocurrió, cuando iba a correrse, puso su verga en la boca de Isaac y P.J. le empujó la cabeza más adelante, haciendo que se tragara más la verga mientras Javián, soltaba sus trallazos de semen dentro de la boca de éste, que tuvo que tragárselo para poder respirar bien, cuando terminó de soltar la última gota de semen, se volvierona turnar chupando la espléndida verga de Javián.
Poco a poco nos fuimos separando y cada uno se metió en su cama, P.J. e Isaac, se pusieron de costado mirándonos, casi al mismo tiempo soltaron: ¡Gracias! Y nosotros a ellos: ¡Gracias a vosotros, chicos! ¿Lo habéis pasado bien? Contestaron a la vez: ¡Muy bien, una pasada! Entonces les deseamos buenas noches y nos quedamos dormidos.
Me enteré por el Comandante, que habían pillado al Rubio intentando colarse en nuestra tienda y le habían amonestado, al no dar una respuesta concreta, yo le expliqué a mi superior lo que venía a buscar a nuestra tienda, asintió mientras sonreía soltaba: ¡Siempre tienes moscones alrededor! ¿Cómo lo haces? ¡Además el Rubio esta de muerte! Y salió de la tienda riendo.
Durante los días siguientes disfrutamos los cuatro juntos, pero no hubo penetraciones con ellos, pero comenzaron a disfrutar de las mamadas, tanto si las daban ellos o las recibían, mejoraron mucho en darnos placer, practicamos el 69 cambiando de parejas, disfrutaron con las comidas de culo, también sus besos fueron cada vez más apasionados, pero a pesar de su interés por disfrutar del sexo, no quisieron follar, ni a nosotros, ni entre ellos, tenían prejuicios, además Isaac estaba casado, su mujer embarazada, pronto tendrían un bebé, pero cada vez que estaba con él mejoraban sus mamadas, le lamía el culo e incluso le metía dos dedos en su ano abriéndolo con suavidad, pero su boca causaba estragos sobre mi verga, sus labios apretaban con fuerza mi dura polla, con tanta intensidad que me corrían escalofríos por la espalda y provocaba que soltara todo mi semen dentro de su boca, mientras seguía chupando con fuerza.
Y sin darnos apenas cuenta terminaron las maniobras y nos separamos de nuestros nuevos amigos, esa noche lo celebramos con unas esplendidas mamadas, con unas corridas majestuosas......