Recuerdos imperfectos

Hoy quiero que vengas conmigo...

Hoy quiero que vengas conmigo a esa casita. ¿Recuerdas cuando te la ofrecí para que fuera tu refugio, para que en ella pudieras olvidarte del mundo?

Ven conmigo a esa casita junto al mar, en medio de ese esplendido pinar, donde lo único que se oye es el sonido del mar, las olas lamiendo a lo lejos la orilla, mientras tú descansas, mientras recompones tus pedazos.

Llegaste anoche con las indicaciones que te envié, recogiste la llave que enterré para ti en un macetero junto a una de las ventanitas y seguiste las indicaciones que dejé para ti en los post-it que había organizado para tu primer tour por la casita de nuestros sueños.

1º Te encuentras el primer post.it pegado en la puerta y lees “entra, espero que te guste la casita.” Entras en una estancia única que es un salón y al final en un rincón una barra tras la que hay una pequeña cocina, en la que ves otro papelito brillante

2º “Vas bien veo que has llegado a la nevera, la he llenado para ti, deja tu ordenador en el salón, el resto súbelo arriba, en la buhardilla está la habitación.

3º Al final de la escalera encuentras este “espero que te guste, he dejado algunas cosas mías en el armario, pero hay espacio suficiente para lo que hayas traído”

Y al girarte ves el cuatro pegado al cabecero de la cama

4º “Me encantó la cama, espero que descanses hasta que venga, pero también espero que me eches de menos. Me muero por sentirte, por estar ahí contigo, por abrazarte, por disfrutarte...”

Dejas tus cosas, estas como en una nube, te sientes etéreo mientras regresas al salón y enchufes tu portátil, tras colocarlo sobre la mesa donde has encontrado el quinto

5º Mira por esa ventana tras abrirla, enciende tu ordenador, siente un segundo y escucha el sonido del mar cariño... ¿crees que hay un sitio mejor para escribir? Sé que vas sacar lo mejor de ti, confió en ti, sé que eres el mejor y solo eso te mereces. Pero hora no, ahora quiero que salgas y te empapes de los alrededores, que vivas mi tierra, que respires la sal...

Mientras yo te imagino, me vuelve loca el tiempo que parece no correr, deseo estar ahí contigo y te imagino por fin tan cerca y necesito tanto tocarte amor...

Tras tu paseo vuelves y te preparas algo rápido para cenar, lo haces frente a tu portátil, junto a la ventana abierta, por donde entra la brisa húmeda, que ya has empezado a disfrutar, esa noche tus dedos vuelan libres sobre el teclado, son más de las tres cuando subes la escalera, cuando dejas que la única prenda que cubre tu piel caiga a tu pies y te estiras en la cama, viendo como las finas cortinas blancas oscilan dejando pasar la brisa que enfría tu piel caliente mientras el sueño poco a poco vence a tu mente cargada de promesas.

Llego temprano, nerviosa y sonrió al ver un post-it pegado a la puerta.

1º suelta todo ahí mismo y ven corriendo a la playa, no puedo esperar más, recuerda que me debes algo y espero impaciente que cumplas tu parte

Mientras dejo mis cosas y recorro el caminito hasta la playa recuerdo como entre bromas hablamos un dia y me dijiste que nunca habías follado en el mar y sé que te refieres a eso.

Recorro descalza el camino del pinar hasta la orilla y te veo salir del agua cuando me ves, lo primero que pienso es que las fotos no te hacen justicia, en ellas no se capta el brillo de tus ojos color miel, cuando como hora recorren mi cuerpo mientras te acercas.

—Hola cielo, has tardado mucho, llevo mucho tiempo esperándote –dices acercándote, mientras mi cuerpo tiembla al sentir tu cercanía

— ¿Llevas mucho esperándome? –repito como una idiota, casi tartamudeando

—sí, llevo esperándote toda mi vida cariño. ¿No merezco un besito al menos por la espera?

Y sin darme tiempo a reaccionar bajas la cabeza, eres mucho más alto de lo que pareces en las fotos, tu boca busca la mía y tus labios rozan los míos por primera vez, mientras tu lengua los entreabre y se cuela en mi boca, para dejar atrás lo que tenía ese beso de simple reconocimiento para convertir eso en un festín para los sentidos. Nuestras lenguas se buscan, nuestras bocas se devoran, ensalivándonos, mientras tu barba roza la piel de mi cara, convirtiendo ese beso en el morreo de mi vida.

— ¿Vienes conmigo al agua? –me dices interrumpiendo ese beso y tu voz se me antoja aún más sexi que al teléfono

—Aun no me he puesto el bañador –vuelvo a parecer tonta pero los nervios de tenerte por fin cerca me pueden

—No lo necesitas para cumplir tu promesa... ¿Va a rajarse ahora mi putita? –me dices incitante

Y como respuesta a tu provocación, subo los brazos, tú sin pensártelo dos veces agarras mi camiseta y la subes, devorándome con la mirada. Te acercas y me abrazas para quitarme el sujetador, deshaciéndote de la prenda la tiras al suelo, me pegas tu pecho aun húmedo y me abrazas con fuerza.

Hemos tenido mil orgasmos juntos, me has oído correrme, te he oído hacerlo a ti, hemos compartido secretos, mil historias, sabes más de mí que nadie y es la primera vez que nuestras pieles se rozan, que siento tu calor, que oigo el latir acelerado de tu corazón al galope.

Un momento después la urgencia te hace apartarte ligeramente, para meter las manos entre ambos y desabrochar mis vaqueros cortos, que caen a mis pies, mientras te arqueas y tu boca busca mis pezones, tus labios los succionan, tu lengua los repasa mil veces, poniéndolos tan duros que duelen. Mientras tus manos agarran la cinturilla de mis braguitas y las bajas lentamente por mis muslos, bajando tú con ellas, terminando de rodillas ante mí en la arena, abrazado a mi cuerpo, besando mi pubis, mis muslos...mientras yo apoyada en tus muslos suspiro sintiendo tus labios, tu lengua, la humedad de tu saliva ahora en mis muslos, vuelves subir e intentas repasar mi rajita, llegar donde puedes, subes un pie a tus muslos, abriéndome así un poco más, para recorrer mejor mi coño y en dos minutos, allí en esa playa regalarme el primer de nuestros orgasmos juntos.

—He fantaseado tanto con el sabor de tu coño...y nada remotamente parecido a la realidad –dices poniéndote en pie de nuevo

Me quedo mirando embobaba el bulto que deja tirante tu bañador y te ríes antes de decirme.

—Si te muerdes así la boca y me miras de esa manera el paquete, esto no va a ser lo lento que me gustaría, o sea que no seas tan mala puta y contrólate

—No quiero controlarme, quiero ver tu polla, quiero tocarla, quiero sentirla... –te digo garrando el elástico y bajándote el bañador liberándola.

Volvemos a besarnos, me aferro a tu nuca, froto mi cuerpo con el tuyo como intentando trepar por el, tus manos aferran mi culo, pegándome más como si quisieras ayudarme a hacerlo.

—Mira como me tienes...como me pones... –balbuceas

—Vamos al agua, veras como tenía razón –te digo cogiéndote de la mano

El agua esta helada, pero tu pegas tu cuerpo al mío por detrás y el calor mitiga un poco el frio, tus dedos juegan con mis pezones duros, tu boca muerde mi hombro, tu lengua lame mi cuello, apoyo más la cabeza en tu pecho, la subo y bajas de nuevo a besarme, a chuparme... nos devorarnos... y termino girándome, el agua nos llega más de dos palmos por encima de la cintura, me aferro a tu cuello y subo las piernas enredándolas a tus caderas, tus manos me agarran del culo, no peso nada en el agua, que esta quieta, nos miramos, seguimos besándonos...meto una mano entre ambos y empujo tu polla entre los labios de mi sexo, muevo las caderas y noto tu balano, muerdes mis labios...otro movimiento y el capullo entra, los dos gemimos, chupo tu lengua, aprietas mi culo y clavas la mitad de tu ariete, gemimos, me aferro fuerte y un golpe más de tus caderas mandan tu polla al fondo de mi vagina.

—Joder mala puta qué coño más caliente tienes...

Subo y bajo aferrada a tu cuello, con la ayuda de tus manos, de mis piernas en torno tus caderas. Tu polla me penetra, me llena, entra y sale, una y otra vez, mientras los dos nos retorcemos, gemimos, nos mordemos, nos chupamos, nos miramos, nos disfrutamos como si no hubiera mañana...rozo mis pezones con los suyos...

—Despacio, llevo toda la semana empalmado, duro, pensándote, recordando momentos, deseando esto y todo de ti...he soñado escuchando tus corridas con vivirlas, tanto tiempo que apenas puedo contenerlo amor

—No lo hagas, no te contengas, quiero tu leche, quiero que llenes mi coño de semen, como he soñado tantas veces amor

Y resbalé por su piel, mordí sus labios, apreté su polla y sus manos apretaron mi carne, me movió me pego más, se hundió hasta el fondo y bramó que se corría, el primer chorro calentó mi vagina y abrió la caja de los truenos y me corrí entre espasmos, ordeñando esa polla, vaciándola mientras nos corríamos como locos.

Cuando salió picaba por el agua salada y él se rio reconociendo lo que habíamos hablado entre risas, le escocia también la polla

—Pero hasta eso me da morbillo, me da placer

Y tras unas brazadas salimos a la orilla, nos tumbamos desnudos y dejamos que el agua lamiera nuestros cuerpos, mientras nos acariciábamos de nuevo. Minutos después estaba entre sus piernas, alternando mis lamidas a sus huevos, con lamidas a su polla, para terminar clavada en ese mástil de nuevo duro, cabalgando a orillas del mar, mientras este no dejaba de ir y venir arrullándonos, hasta que él me hizo rodar por la arena, para follarme como un poseso hasta correrse una vez más en mi coñito.

Acabamos exhaustos y tendidos en esa orilla desierta mientras los rayos del sol nos calentaban y secaban antes de volver a la casa, desnudos, de la mano.

Recuerdas cielo esos días en los que te aficionaste a follar en el mar, en la arena, en el pinar, en cada rincón de esa casita...donde por fin nuestros pedazos parecían encajar a la perfección a pesar de nuestros mundos imperfectos

Recuérdalo tu amor, porque no recuerdo si en verdad sucedió, aunque eso es lo de menos, porque contigo puedo soñar que paso y sin ti no quiero vivir otra realidad.