Recuerdos II
Una Invitación, Un morbo y Un secreto...
El lunes llegue a la oficina y estuve liado toda la mañana. A eso de las 11 salí del despacho, me encaminaba hacia el baño cuando divise a Fran en la máquina de café. Llegue a su altura dándole los buenos días y se puso rojo al mirarme.
.- ¡Buenos días, Fran! - Dije al entrar.
.- Buenos días… - Respondió él, en tono compungido.
.- ¿Qué te pasa tío? Que te noto un pelín raro.
.- Nada tío…hombre estoy un poco avergonzado después de lo que paso el sábado.
.- ¿A qué te refieres? ¿A cuando nos pillaste a Silvia y a mí? Jajaja…no le des mayor importancia hombre.
.- Joder tío perdona…pero la verdad es que lo que menos me espere al abrir la puerta es encontraros a vosotros…y menos en ese plan.
.- Jajaja…Un calentón ya sabes – Evidentemente lo que él no sabía, era que el calentón fue promocionado por su esposa y en parte por ciertos comentarios hacia su persona. – ¡Por cierto! ¿Qué hacías tú por las habitaciones espiando al personal? – dije medio riendo.
.- Jajaja que cabrón. Pues la verdad es que estaba buscando a María. Que me dijeron que la habían visto subir y al escuchar ruidos en la habitación pensé que podía ser ella. Pero, ya vi que no jajaja.
.- Jajá no jodas, y ¿Donde estaba?
.- Pues la verdad tío que no lo sé, porque apareció detrás de mí y me dijo que: ¿Que hacia espiando a la gente? ¿Que si me había vuelto voyeur? Encima me empezó a decir que me estaba buscando ella a mí, que la dolía la cabeza, que estaba sola y aburrida. Y además se la notaba enfadada, por lo que ni me dejo meter baza. Por eso nos fuimos sin despedirnos y el colmo fue en el coche cuando la dije que os había visto.
.- ¿Le contaste lo que viste o qué?
.- La verdad si, y en qué hora porque aun se enfado mas. Empezó a decir que por eso nos habíais dejado solos, que no se esperaba eso de vosotros. Que si en una casa ajena, que si la casa del jefe, que ya os valía. Ósea resumiendo que vaya historia se monto.
.- ¡Joder! Pues lo siento tío, la verdad es que no lo pensamos mucho, pero vamos que pídela disculpas de nuestra parte. No fue algo premeditado.
.- No te preocupes tío estaría mosqueada por cualquier cosa y la excusa fue esa.
.- Ok pues nada, pero vamos que también decirte que no nos quedamos mucho mas. Bajamos no os vimos, nos despedimos del personal y nos fuimos.
No sé en qué momento se me paso por la cabeza fue una idea tan fugaz que mi boca formulo la pregunta a la misma vez que se me ocurrió la idea, sin medir las consecuencias.
.- Bueno, ¿Y qué? ¿Te gusto el espectáculo?
.- ¿Cómo?...- Abrió mucho los ojos como no creyéndose lo que le acababa de preguntar.
.- Jajaja, pues eso ¿Qué si te gusto lo que viste? – El daño ya estaba hecho y decidí obtener una contestación dado que desde su posición tuvo que ver a Silvia en todo su esplendor.
.- Joder, me da un poco de cosa contestarte.
.- ¡Venga coño! En confianza que no pasa nada.
.- Pues la verdad, es que Silvia es una mujer preciosa y ¿A quién no le gustaría verla como yo la vi? Dijo un poco sonrosado.
Me sentí extrañamente halagado y añadí:
.- La verdad es que tengo suerte de tenerla.
Me despedí de él, fui al baño y seguí con el trabajo. Esa semana paso sin pena ni gloria, Silvia estuvo toda la semana liada con su trabajo y yo no anduve mejor. A Fran solo lo vi un par de veces y de soslayo. Pero, como no hay mal que cien años dure el viernes todo mejoro. Me encontraba saliendo de la oficina cuando Fran llamándome a mis espaldas hizo que me detuviera.
.- ¡Adrian! ¡Adrian!.
.- ¡Ah! ¡Hola Fran! ¿Qué ocurre?
.- Ufff casi no te cojo.- Tenia síntomas de haber hecho un esfuerzo físico importante por cogerme.
.-Nada importante y lo mismo no podéis venir…pero, he estado hablando con María le transmití tus disculpas sobre lo del otro día ya sabes…Y hemos decidido que si queréis podemos quedar mañana para cenar en nuestra casa.
.- Pues, si me apetece.
.- ¿No lo consultas con Silvia? No vaya a ser que tenga planes.
.- Bueno si surgiera algo te aviso pero, contar con nosotros.- La verdad es que no había pensado que Silvia tuviera otro plan que hacer pero, no iba a desaprovechar la ocasión de volver a ver a María.
.- ¡Ok! Pues toma mi teléfono y mi dirección. Si no me llamas para decirme lo contrario, a las 20:00 nos vemos en mi casa.- dijo tendiéndome una tarjeta.
Llegue a casa y me encontré a Silvia tumbada en el sofá leyendo, la salude con un beso breve en los labios. Le comente la cita del sábado por encima y me fui derecho a la ducha.
El resto de la tarde y la cena transcurrió sin nada relevante. Una vez tumbado en la cama con mi mano metida en mis bóxers y ya más tranquilo, mientras Silvia se preparaba para meterse en la cama, empecé a analizar la conversación que tuve con Fran en la semana y que por razones de tedio, monotonía y agenda no había tenido tiempo de hablarlo con Silvia. La idea que sí que me rondaba la cabeza, era ver las reacciones de Silvia cuando se lo contara. Quería sin duda alguna saber si lo que ocurrió en casa de mi jefe fue algo puntual o estaba redescubriendo a Silvia y su personalidad más morbosa.
Silvia salió del baño rompiendo mi concentración y haciendo desaparecer por un momento mis pensamientos. Llevaba el pelo recogido como en un moño y aun llevaba puestas sus gafas que le daban un aire intelectual a veces usaba lentillas pero, en casa siempre las gafas. Traía puesto una camiseta de tirantes corta, de un color pastel que se ceñía sobre su figura y se podía adivinar la proporción de sus pechos, así como sus pezones que se notaban ligeramente en el interior de la tela. El tejido la cubría por encima del ombligo dejando a la vista su vientre plano. Y para coronar la vestimenta un tanguita negro. Llego a la altura de la cama y se recostó para leer el libro que tenía en su mesilla.
La observe durante unos segundos admirando su belleza durante su lectura, mientras maquinaba mi jugada.
.- ¿Se puede saber que miras con tanta insistencia? – Me dijo sin apartar la vista de su libro.
.- Nada, solo admiro tu belleza y lo voy entendiendo. - Deje que la duda sobre que iba entendiendo madurara en ella y me gire para ver la tele pero pendiente de sus gestos.
.- Bueno, y se puede saber ¿Qué es lo que entiendes? – Dijo ella transcurridos unos segundos.
.- Nada, un comentario que me hizo Fran el otro día con relación a cuando nos pillo.- El tono en el que lo dije intente que fuera lo más anodino posible pero, por dentro estaba expectante.
Ella dejo el libro sobre sus piernas y mirándome me pregunto.
.- ¿Que comentario?
.- Un comentario que hizo sobre ti, el otro día. – Seguía macerando la curiosidad de Silvia. Apague la tele y me gire dándola la espalda como si aquel movimiento fuera fruto del cansancio y no de estar estudiado.
Ella dejo el libro en la mesilla y se giro hacia mí apoyándose en mi hombro como si buscara ver mi cara.
.- Creo que si soy la protagonista del comentario debería de saber de qué se trata, y no creas que te vas a dormir sin decírmelo.
.- Pues básicamente y resumiéndolo mucho dijo que eras una mujer preciosa. – Seguía con los ojos cerrados y el talante somnoliento como restando importancia al comentario.
Silvia se quedo callada no puedo precisar con qué cara ni que gestos hizo al oír el comentario, ya que como mencione antes me encontraba con los ojos cerrados e intentando simular sueño. Pero debió de pasar al menos un minuto largo. Sus pensamientos no se cuales fueron pero sus hechos me confirmaron lo que mi mente ya venía barruntando, que a Silvia la situación le ponía o que era el propio Fran quien lo hacía.
Pegando sus pechos a mi espalda y pasando su brazo izquierdo por debajo del mío hasta que llego a mi vientre y mientras con el derecho me acaricio el pelo dijo con voz pausada.
.- ¿Es en serio que Fran dijera eso?... a ver, no es que me importe…pero, tengo curiosidad…
.- ¡Claro que lo dijo! ¿Para qué te voy a mentir? Dijo que eras preciosa y que ¿A qué hombre no le gustaría verte como te vio él? – Había picado el anzuelo y me estaba saliendo la jugada redonda, mientras por fuera seguía haciéndome el tonto por dentro estaba dichoso y confundido. Por un lado me gusto hacerla caer en mi juego y por otro tenía una sensación rara de tener las sospechas confirmadas de que muy presumiblemente a Silvia le ponía Fran.
.- ¿Y no te importa que haga esos comentarios de mi? – Su voz sonaba sensual. Su mano llego hasta el elástico de mis bóxers que ya apenas disimulaban la erección que tenia. Y sus pechos hacían diminutos círculos en mi espalda, como si buscara el placer de la fricción de sus pezones contra la tela de su camiseta.
.- Bueno, eres una mujer preciosa de eso no hay duda y siempre que los comentarios se hagan desde el respeto. – Dije yo abriendo los ojos por primera vez en la conversación, mientras fui volteando mi cuerpo hacia donde estaba ella. Pude observar que se había quitado las gafas lo que dejaba sus ojos llenos de deseo.
.- ¿No te importa que me viera desnudita y gozando? – Su voz sonaba cada vez más cargada de erotismo y sensualidad. Se estaba excitando sin duda. Deslizo su mano hasta encontrar mi poya dura. Y la empezó acariciar despacio.
.- ¿Sabes porque no me importa? – Levante la camiseta de tirantes dejando a la altura de mi cara sus pechos y me lance sobre el derecho para devorarlo.
Notaba como su mano derecha me agarraba del pelo cada vez con más intensidad mientras que la izquierda seguía aferrada a mi miembro bajo los bóxers con un meneo lento pero placentero.
Yo seguía en mi tarea de maltratar sus pezones. Alternaba un pecho con otro dándoles el mismo tratamiento. Mis manos abarcaban sus senos sin dificultad, mientras que mi boca hacia desaparecer su areola y pezón.
Nos separamos un instante momento en que aproveche para bajar mi bóxer y quitarle su camiseta. Nos besamos con pasión y comenzó a descender por mi cuello y mi torso dándome besitos y caricias. Yo mientras con mi mano izquierda acariciaba su muslo y parte de su nalga.
Antes de que su boca tocara mi poya, me incorpore y la obligue a colocar sus piernas entre mi cabeza para hacer un 69. Notaba el calor de su coño y podía ver la humedad en su tanga, pero lo que provoco un respingo en mi poya fue sin duda ver su agujerito del culo apenas tapado por la fina tela de la prenda intima. Mientras recibía el tratamiento correspondiente en mi falo, me dedique a besar y morder su muslos lo más arriba que podía. Con mi mano izquierda tiraba de la tela de su tanga hacia arriba lo que hacía que este, se metiera un poco entre sus labios. Pasando mi brazo derecho por su muslo llegue la parte delantera del tanga, lo cogí y haciendo fuerza con mi mano conseguí que toda la tela se quedara como un jirón. Aprovechando que estaba muy húmedo empecé a jugar con él como si fuese una sierra. Muy despacio empecé a subir y bajar haciendo que la tela húmeda rozase por entre sus labios mayores, mientras mi boca succionaba y mi lengua lamia lo que sobresalía por los lados.
Silvia no perdía el tiempo, entre jadeo y jadeo soltaba algún gemido, pero, no se relajaba en su empeño de darme placer. Notaba como se tragaba mi poya y succionaba teniéndola en la garganta. La sacaba y la mamaba con ansia mientras me acariciaba los huevos. Pasaba la punta de su lengua por mi frenillo, succionaba el glande y se la volvía a meter entera.
Retire su tanga hacia un lado y pude ver su botoncito bien abultado, recogí con la lengua parte de sus jugos y mezclándolos con la saliva, lleve mi lengua bien húmeda hasta su clítoris y comencé a lamerlo. Entre lamida y lamida lo succionaba y mordía de vez en cuando. Ella gemía con mayor intensidad. Juntando los dedos índice y corazón de mi mano izquierda, se los introduje en su ya encharcado coño, provocando en ella un gemido más prolongado.
Aumente el ritmo de mi mano añadiendo un tercer sin dejar de jugar con su clítoris. Ella no dejaba de gemir y ya apenas seguía mamando, lo que aproveche para reincorporarme y dejarla a ella boca abajo con las piernas abiertas. Cambie mi mano izquierda por mi mano derecha ya que se me había cargado el brazo por el esfuerzo y la postura anterior, y comencé a follarla con tres dedos haciendo presión hacia su pubis, mientras que con mi mano izquierda masajeaba su clítoris con firmeza.
Ella gemía y se retorcía de placer. Yo sabía que con esa cadencia no tardaría en llegar al orgasmo y no decelere el ritmo hasta que llego el premio.
Quedo tumbada boca abajo jadeando y disfrutando de los últimos espasmos de placer. Por mi parte me tumbe a su lado con su culito perfecto a la altura de mi cara, mientras acariciaba sus piernas. Empezaba en el tobillo y subía por sus gemelos hasta llegar a los muslos para fugazmente pasar por sus nalgas y volvía a bajar.
Pasado un tiempo acerque mi boca a la cara interna de sus rodillas y la fui besando, pase por sus muslos y llegue a sus nalgas. Alternaba los besos y las caricias con pequeños muerdos muy sensuales. Silvia miraba hacia atrás con cara de lujuria y se dejaba hacer.
Puse ambas manos sobre sus nalgas, y comencé un movimiento circular en ellas. Mi poya que había decaído un poco en intensidad volvía a regenerarse con espasmos de sangre cada vez que el círculo que hacía con sus nalgas me dejaba ver su agujerito y su coño abierto. Abrí sus nalgas y deje caer un poco de saliva sobre su ano y cuando esta empezó a resbalar desde su agujero hasta su rajita la recogí con mi lengua y la lleve directamente hasta el hoyito. Una vez allí ya me dispuse a meter la lengua y a jugar con los pliegues de ese anito que me encantaba. Silvia se dejaba hacer incluso con su mano derecha ayudaba a que sus nalgas quedaran abiertas y expuestas.
Cuando ya supuse que podía aguantarlo me chupe bien el dedo índice de mi mano derecha y lo fui introduciendo.
.- Despacito Cariño…mmm…con cuidado por favor…- Era todo lo que decía ella.
Yo seguí en mi tarea de dilatar el culito de Silvia, alternaba lengua con más saliva y seguía follándola despacito el culo con dos dedos. Ella suspiraba y jadeaba con algún que otro quejido de dolor, pero aguantaba.
Una vez que entendí que ya estaba listo para albergar mi poya me incorpore y me situé haciendo la cucharita con ella, la bese en la espalda y la susurre:
.- ¿Estas preparada preciosa?
.- Siii…pero con cuidado por favor…
Situé el glande sobre su ano y ayudado por mi mano fui haciendo presión. Entro muy poco y Silvia soltó un grito. Yo pare para que se acomodara, y seguidamente volví a empujar. Había metido el glande acompañado por un par de gritos más de Silvia.
.- ¿Estas bien? Ya casi esta dentro…
.- Ufff….escuece….pero no pares…
Lleve mi mano derecha a mi boca y escupí la mayor cantidad de saliva que pude, saque mi poya de su culito y la embadurne bien de saliva para inmediatamente después volverla a meter. Esta vez entro con mayor facilidad y había conseguido meter hasta la mitad. Silvia daba pequeños gritos que alternaba con gemidos y jadeos, algunos de ellos de dolor. Pero no hay mal que 100 años dure y con paciencia conseguí que mis huevos tocaran sus nalgas.
.- Ya está toda dentro preciosa…
.- Despacio por favor….
Comencé a moverme despacio como ella indicaba mientras que con mi mano derecha masajeaba su coñito.
Iba cada vez aumentando el ritmo, no era la primera vez que se la metía por el culito pero lo tenía tan estrechito que me proporcionaba mucho placer y mi subconsciente me traicionaba a veces aumentando la cadencia. Cosa que ella me corregía con algún grito más alto de lo normal.
Ya iba notando tanto en su respiración, así como en sus sonidos que la masturbación de coño que la estaba haciendo estaba ayudando a que se dejara llevar por el placer, por lo que instintivamente aumente la cadencia. Cuando estaba a punto de correrme había aumentado tanto las embestidas y el compas que Silvia ya gritaba gemía y jadeaba cada vez mas alto. A los pocos segundos me corrí irremediablemente dentro de su culo, seguí maltratándola el coñito hasta que conseguí que llegara a su segundo orgasmo.
Me quede detrás abrazado a ella y note como mi poya se salía de su culo, hasta que poco a poco ella se dio la vuelta para quedar frente a frente mí. Tenía el pelo enmarañado y los ojos aun vidriosos con alguna lágrima en sus mejillas. Bese sus lágrimas su frente y sus labios. Quedamos abrazados y dándonos besos un rato, y finalmente fue Silvia la que lo rompió para ir al baño. No supe lo que tardo en llegar porque cuando me dejo solo, me acomode y me dormí.
A la mañana siguiente poco hay que resaltar duchita juegos cómplices entre ambos, desayuno, más juegos. A eso de las 12:00 salimos porque Silvia quería ir de compras ya que por la tarde habíamos quedado y el domingo cerraban. La invite a comer, y al llegar a casa eran más de las 17:00. Habíamos quedado a las 20:00 yo sabía que no necesitaba mucho mas de una media hora para prepararme por lo que me tumbe a ver la tele y deje a Silvia preparándose para la cena.
Desperté a eso de 19:00, me había quedado dormido. Oí a Silvia aun trasteando en el baño de nuestra habitación, y no quise molestarla por lo que cogí la ropa de mi armario y me fui a preparar al baño grande. Como bien había previsto en 25 min ya estaba duchado, afeitado, peinado, vestido y perfumado. Como conocía a Silvia no quería meterla prisa, sabía que lo empeoraría y más si soltaba algún comentario del tipo: ¡Pero si llevas dos horas! Por lo que opte por quedarme mirando por la ventana y abstrayéndome de la realidad, comencé a imaginar ¿Como seria la cena? ¿Como iría vestida María? ¿Cuál sería nuestra reacción después de la última vez? Y en esos pensamientos me encontraba cuando Silvia a mi espalda me dijo:
.- Cariño, ¿voy bien así?
Decir que parecía una modelo de alta costura, o una actriz de Hollywood en la alfombra roja de la ceremonia de los Oscar’s es quedarse corto. Llevaba el pelo recogido como con varias trenzas que dejaba su nuca despejada. Se había maquillado de forma liviana y el vestido que había elegido era un vestido largo azul marino con flores de un azul más tenue estampadas. El escote era en v y le llegaba a la mitad de sus pechos. La falda portaba una apertura a uno de los costados por la que asomaba una pierna. Todo a juego con unas sandalias de tacón negras. Empecé a dudar de si lo que pretendía era ir guapa, agradarme para que vacilara de mujer, o lo que sin duda tenía más posibilidades por aquello del piensa mal y acertaras. Agradar a Fran.
.- ¡Estas espectacular cariño! – Atine a decir mientras la admiraba.
Se noto a la legua la sonrisa interna que tenía al ver mi reacción, pero se quiso cerciorar.
.- ¿No te parece excesivo? no sé, lo mismo me he pasado.
.- No, no, que va, estas preciosa cariño. – Mentí como un bellaco. No precisamente en que no estuviera preciosa que lo estaba y mucho. Es más verla así vestida y al lado de mi me hacía a veces pensar en la puta suerte que tenia. Eso sí, había mentido y bien en el tema de la indumentaria. ¡Joder! Que se suponía que íbamos a una cena informal no a ver al rey. Pero, sabia o al menos intuía el porqué lo había hecho y como yo esperaba lo mismo de María hacia mí, deje de reprochárselo internamente y solo me dedique a disfrutar de la tarde lo mejor que pudiera.
Salimos hacia casa de María y Fran que residían en una casita a las afueras de un municipio de Madrid. Llegamos y aparque en la misma puerta, por lo que aunque ya íbamos un poco tarde con respecto a la hora en la que habíamos quedado sirvió para no retrasar más la llegada.
Fran como si no estuviera esperándonos salió a recibirnos al jardín después de que la puerta de la calle se abriera sola.
.- Bienvenidos a nuestra humilde morada. – dijo jovial mientras se acercaba.
Pase yo primero y estreche su mano.
.- Buenas tardes y bien hallados. – dije mientras nos dábamos la mano y nos apretábamos los hombros con la otra mano.
Después de eso vino el momento cumbre. Me gusta y me siento orgulloso de que mis parejas gusten y sobretodo de que ellas se sientan atractivas y bellas. Creo que es fundamental para el ser humano gustar al prójimo, aunque solo sea para levantarse el ánimo y el ego. Por eso me aparte y me quede observando.
.- ¡Madre del amor hermoso! ¡Estas increíble Silvia! – Le salió del alma, y aunque cuando se dio cuenta me miro y se sonrojo ya lo había dicho.
.- Muchas gracias, eres muy amable Fran. – Dijo con la mejor de sus sonrisas.
Se dieron dos besos y pude notar cierta turbación en Fran no cabe duda de que Silvia le gustaba.
.- Pero, ¡Pasad! ¡Pasad! ¡Estáis en vuestra casa! María ahora bajara estaba vistiendo a la niña.
Pasamos al salón de la casa, que estaba decorado de forma exquisita pero con un toque clásico, eso si ya se notaba la presencia de una pequeña en casa por el gran parque y juguetes que había. Silvia y Fran conversaban del barrio, la casa, etc etc…Yo solo los observaba a veces para ver reacciones o gestos. Y otras veces pensaba en María y en las ganas que tenia de verla.
Fran nos sirvió unas bebidas y pasados unos minutos apareció María junto con la bebe en sus brazos. Llevaba puesto un vestido negro con falda larga de vuelo y escote palabra de honor. El escote tenía como unos ribetes de tela que le quedaban en los costados, resulto ser que era un vestido elegante preparado para dar el pecho. Silvia se acerco la primera a saludar a María.
.- Hola María ¿Que tal todo? - dijo mientras la daba dos besos.
.- Muy bien, aquí, con mi pequeña gran revolución.- Hizo ademan de levantar a la peque para que nos diéramos cuenta que se refería a la niña.- Pero Silvia, estas radiante.
.- ¡Gracias! Lo mismo me he pasado… Pero, ¡tu tampoco estas mal eh!
.- Nada de eso estas perfecta.- Dijo María.
.- La verdad es que estáis muy guapas.- Dijo el cabrón de Fran sin quitarle ojo a Silvia, y me pregunte si había reparado tan siquiera en su mujer. Pero como yo si me había fijado por razones obvias no me corte.
.- Tenemos suerte de estar acompañados de estas tres bellezas.
Todos rieron y sonrieron.
Silvia con voz infantil comenzó hacerle carantoñas a Natalia, que así es como se llamaba la pequeña, y no paró hasta que María se la cedió. Momento en que aproveche para saludar a María con dos besos, aunque la podía haber morreado allí mismo, ya que Silvia estaba entretenida con la peque y Fran no le quitaba ojo a Silvia mientras hacía como que estaba pendiente de la niña.
No hubo palabras solo mi mano apoyada en su cadera y dos besos me miro de forma seria y retiro enseguida la mirada. Ya estaba habituado a que reaccionara así y lo achaque a que estaba su marido y Silvia delante. Luego empecé a pensar que cabria la posibilidad de que estuviera molesta por haberme follado a Silvia el día de la fiesta de mi jefe.
Salimos al jardín y María tenia colocada la mesa en un cenador la mar de bien decorado, nos sentamos en los sillones de mimbre del porche y comenzamos a charlar de cosas banales mientras bebíamos un buen vino y degustábamos unos canapés. Al cabo de una hora la niña cada vez estaba más pesada, tan pronto lloraba como se callaba y volvía a empezar.
.- Va a ser que Natalia ya tiene hambre. – Dijo María mirando a Fran.
.- Normal ya son horas de cenar a que si preciosa. – Silvia seguía poniendo voces infantiles cada vez que hablaba con la niña y la hacía carantoñas.
.- Subo un momento a darle el pecho y con un poco de suerte intento dormirla y cenamos ¿Que os parece?
.- ¡Perfecto! – Dijimos Silvia y yo al unísono.
María se llevo a Natalia y quedamos los tres sentados en el porche. Fran no paraba de contar historias de sus viajes e intercambiaba opiniones con Silvia, yo metía baza de vez en cuando. La verdad es que estuvimos un rato muy distendido hablando.
Dicen que la paciencia tiene su recompensa y llego el tema Egipto. Al parecer, Fran como Silvia eran dos enamorados de la cultura egipcia. Silvia le conto su viaje a Egipto al termino de la universidad y las ganas que tenia de volver, de los recuerdos que se trajo etc. Y Fran por supuesto le conto el suyo pero, lo mejor es que tenia papiros el sarcófago de un pequeño gato que a saber cómo cojones lo paso por la frontera, escarabajos disecados y no sé cuantas cosas más. El caso es que Silvia dijo que la encantaría verlo y como no ahí estaba Fran para apuntarse el tanto. Con un ¡por supuesto! ¡Venir que os lo enseñe! me vi caminando hacia lo que parecía el despacho de Fran. Decir que no me apetecía comerme una clase de historia egipcia aunque el profesor de la clase se quisiera follar a mi novia es decir poco. Por eso cuando estaba a punto de entrar me lance al agua.
.- ¡Oye Fran! Disculpa tío, el baño ¿Dónde está? Que con tanto vino. – Dije indicándome la vejiga.
.- Pues, tienes que subir al de arriba porque el de abajo tiene rota la cisterna. A ver si la cambio el Lunes. – Bendita providencia. – Según subes las escaleras la primera puerta de frente.
.- Ook, gracias.
Antes de darme la vuelta los observe a ambos y la verdad es que estaban tan inmersos en el tema Egipto que les importo un huevo que me excusara, es mas es que si no hubiera dicho nada no se habrían dado ni cuenta.
Espere unos segundos detrás de la pared escuchando, y la cosa estaba tranquila habían entrado ya en el mundo de los faraones.
Me encamine hacia las escaleras y las subí de dos en dos, cuando llegue a la planta de arriba me fije y había cuatro puertas y las escaleras que subían hacia la planta superior. Por suerte todas las puertas estaban abiertas con una rendija. Me asome una tras otra hasta que di con mi objetivo. María estaba sentada sobre la cama dando la espalda a la puerta. Metí mi cabeza por la rendija y susurre.
.- ¿Se puede?
María giro la cabeza hasta la puerta con cara de asustada.
.- ¿Se puede saber que haces? ¿Estas loco o qué?
.- Loco me tienes ya lo sabes. – Dije en un susurro y me encamine hacia ella .- No te preocupes estos dos están a lo suyo y se supone que yo estoy en el baño que el de abajo tiene la cisterna rota. – La guiñe un ojo cuando lo decía para tranquilizarla.
.- Aun así es muy peligroso si te pillan aquí.
Cuando llegue a su altura la bebe estaba mamando del pecho derecho de María. Como ya he explicado antes el vestido daba la facilidad de hacer unas aberturas para poder sacar el pecho entero y poder dar de mamar. Puse mi mano en su hombro y nos quedamos mirando.
.- Es preciosa como su mama. – La susurre mientras acariciaba su hombro y parte de su omóplato.
.- Si verdad. - Me dijo ella llena de orgullo y ternura.
Justo la niña dejo de mamar, y María me miro con cara de decirme el descaro que tenia y soltó:
.- Y encima vienes justo para ver el espectáculo gilipollas.
Y diciendo eso, cogió a la niña, la puso de forma vertical sobre su hombro derecho, se abrió la parte del pecho izquierdo dejándolo salir en su esplendor y puso a la niña a mamar de él. Yo por mi parte era la primera vez que veía las preciosas tetas de María y estaba pasmado contemplándolas. Tenía unos pechos grandes talla 95 copa c mas o menos. Se le apreciaba a simple vista una piel tersa y suave. Al ser blanquita de piel las areolas grandes e hinchadas abultaban y resaltaban mas, eran de un color marrón clarito. El pezón también a proporción de un marrón mas oscuro dejaba caer un gotita de leche.
.- Podías dejar de mirarme los pechos como si nunca hubieras visto unos y acercarme el trapo de la mesilla. – Dijo entre seria y divertida.
.- Claro que he visto muchos pero, los tuyos son especiales y es la primera vez que te los veo. – Dije yo excusándome mientras recogía el trapo.
Ella solo me sonrió al comentario y vi que ya no estaba tan enfadada. Cuando llegue a su altura la primera intención fue darle el trapo pero, la segunda me gusto más. Me arrodille delante de ella, acaricie la cabecita de Natalia con mi mano derecha, que yo creo que ni se percato ya que seguía a lo suyo, y con el trapo en mi mano izquierda lo pase por su pecho derecho recogiendo los restos del néctar que degustaba Natalia con tanto placer. Todo ello lo hice mirándonos a los ojos.
.- ¡Pero qué cara tienes tío! – Dijo María con una cara entre picarona divertida e incrédula.
.- ¿Qué? Solo te ayudo nada más. – Dije yo divertido mientras tapaba el pecho con el pliegue del vestido y lo abrochaba. Dios sabe que me hubiera lanzado a devorar ese pecho en cualquier otra circunstancia pero también sabía que en ese momento pertenecían a Natalia y bastante suerte tenia con poder presenciarlo.
.- ¡Ya! me ayudas…Que generoso eres…jajá. – Reía divertida ella ante mis ocurrencias.
Me incorpore y cuando fui a depositar el trapo en la cama mire a los ojos de María y acerque mis labios a los suyos. Fue un beso fugaz, la acaricie la cara y volví a acariciar a Natalia y me encamine hacia el baño.
Cuando baje los dos frikis egiptólogos aun seguían con lo suyo solo que estaban pegados el uno al otro. Irrumpí en la habitación como haciéndome notar e instintivamente se separaron. La verdad es que tenía la típica sensación de macho alpha al que le están intentando quitar una de sus hembras pero, serenándome y mirando las cosas con objetividad no podía reprochar nada a nadie.
Siguieron con la charla en la que yo poco tenía que opinar, y cuando nos encaminábamos hacia el jardín, María que portaba en la mano un vigila-bebes bajaba las escaleras anunciando que Natalia se había quedado dormidita.
Entre los cuatro nos dispusimos a llevar los platos de la cena y la bebida hacia el cenador aunque en un principio María se oponía, al final cedió. Todo estaba saliendo bien, había disfrutado de mi ratito a solas con María los cuatro parecía que congeniábamos bien o demasiado bien dirán algunos mal pensados. Y en el trajín de llevar las cosas a la mesa me volví a quedar a solas con María en la cocina.
.- Que sepas que aun no se me ha olvidado lo del otro día. Ya hablaremos tú y yo.
Yo sabía que se refería a que Fran le había contado cómo me acosté con Silvia y lo que vio. Y opte por mirarla sin decir nada. Ella se encamino hacia la puerta con unas copas limpias, y al pasar por mi lado se cercioro de que nadie nos viera, me miro con esa mirada suya de picara que me volvía loco.
.- Pero, bueno ya hablaremos. Disfrutemos de la cena. – Me susurro antes de acercar sus labios a los míos y fundirnos en un beso.
Cuando nos separamos aun con el regusto de nuestro sabor en los labios ella sonrió y dijo en voz muy baja desde la puerta de la cocina.
.- Por cierto me ha encantado como has tratado a la mama y a tu hija antes en la habitación.
Continuara……
Se agradecerán los análisis y las críticas constructivas.