Recuerdos de una gatita incestuosa (3)
Disfrutaba de estar mucho con mis sobrinos, hasta que por fin se dio tan deseado encuentro entre mi hermano qua hace mucho tiempo no lo hacíamos.Y lo mejor de ello es que pude comprobar que mi padre también me deseaba.
Recuerdos de una gatita incestuosa (3)
Los fines de semana me la pasaba bien con mis sobrinos cariñosos, me llenaban de muchos mimos, de muchos halagos y yo los consentía a más no poder, nuestra relación de tres era sexualmente deliciosa. Es así, que en una de estas tardes del sábado, después de una intensa mañana ente mis sobrinos y yo, nos encontrábamos en la sala de mi casa. Vestía un polo oscuro y ancho, una faldita que llegaba hasta la mitad de mis muslos y debajo de todo ello nada, sin ropita interior, mis sobrinos estaban despidiéndose de mí; me dirigía hacia la cocina de mi casa para preparar unos refrescos y animar el momento. Sucedió que en ese momento llaman a mi puerta y como me dirigía hacia la cocina, pude notar que al abrir la figura de mi hermano, el padrastro de mis sobrinos, que al ingresar y luego de los breves saludos se sentó en el mueble de la sala. Al poco tiempo de ello, mi sobrino menor, Martín, fue en mi ayuda por los refrescos. Ya en la cocina, al darle la espalda a mi sobrino, me mete la mano dentro de mi faldita para cogerme las nalgas, en un acto reflejo miro hacia la puerta y veo una figura que mi sobrino no se había percatado, sería su hermano Maxi o su padrastro, mi hermano. Tomo su mano con la mía y la quito de mis nalgas, al tiempo que le digo que se calme porque ya habrán otros muchos momentos, en ese momento mi hermano ingresa a la cocina y se hace como el que no se da cuenta de la escena mirando hacia otro lado, tratando de dar tiempo a mi sobrino de apartarse un poco de mi. Para salir del momento excitante le dije a mi sobrino que llevara a la sala la fuente con los vasos para servir los refrescos, en la cocina quedamos mi hermano y yo, cuando nos quedamos solos, cruzamos miradas y unas sonrisas cómplices se dibujaron en nuestros rostros. Al estar más cerca de mí, me preguntaba sobre las demasiadas muestras de amistad y cariño entre mis sobrinos y yo, tratando de obtener respuestas cargadas de lujuria y desenfreno sexual. Mientras más preguntaba y más cerca estaba de mi lado, metió su mano dentro de mi faldita y pudo comprobar que no llevaba ropa interior, me quedé inmóvil, de pie en ese mismo lugar, mi hermano metió uno de sus dedos dentro de mi coño y me empezó a masturbar, metiendo y sacando su dedo dentro de mi coño, yo cerraba mis ojos y me dejaba hacer, me estaba excitando ahí mismo. Solo duró unos minutos, después salimos y serví las bebidas. Luego de este momento me encaminé hacia mi cuarto, escuché las despedidas de mis sobrinos y la de mi hermano de ellos, alcancé a escuchar que se quedaría unos minutos más para conversar conmigo, mis sobrinos supusieron creo yo, que iba a ponerme más cómoda de ropas, pero no fue así.
Mi casa no es muy grande, por lo que desde mi habitación del dormitorio pude escuchar el ruido al cerrar la puerta y correrse los cerrojos para que nadie pudiera entrar sin ser invitado. Minutos después salí de mi cuarto con dirección a la sala, me senté en el mueble grande de dicha sala, junto a mi hermano, me metió la mano para seguir masturbándome con sus dedos y yo le sacaba la verga para frotársela por el tronco desde arriba hacia abajo en repetidas veces masturbándolo para que se le ponga dura como a mí me gusta. Luego de esta sesión masturbadora nos quitamos la ropa ahí mismo, en la sala, me puse al filo del mueble, en la parte alta, en el lugar donde descansan los brazos quedando mi cara apoyada en la mitad del mueble, con mis manos trataba de abrirme un poco más las nalgas para que mi ano quedara expuesto, mi hermano se sostenía la verga con una mano y empezaba a introducirme la punta de su verga en mi culo; cuando me entró la cabecita de su verga, sentí un sobresalto y una excitación de saber que mi hermano me estaba cogiendo un vez más como antes. Mientras me penetraba, mi hermano me acariciaba las nalgas con suavidad y delicadeza, hasta que sentí que su piel golpeaba mis nalgas y una sensación de mucho placer al sentir toda la verga de mi hermano dentro de mí, quería que me tuviera así el resto del día, pero vino lo mejor, con sus dos manos me tomó de las caderas, se hizo un poco hacia atrás me la sacaba hasta la mitad y luego empujaba hacia adelante golpeándome las nalgas con sus muslos y sus bolas haciéndome gemir de placer. Estuvimos así durante muchos minutos, sintiendo su verga dentro de culo, hasta que me la sacó, me puse de rodillas cerca de su verga esperando mientras él con su mano derecha se masturbaba los últimos segundos para recibir en mi boca su rica leche y bañarme con ella hasta mis pechos y esparcirla como una deliciosa crema.
Después de esta intensa sesión de mucho sexo, agitados por el gran deseo sexual que se despertó en nosotros y por la culminación del mismo, llevamos nuestras ropas hasta mi cuarto para darnos luego un baño relajante los dos juntos. Desnudos los dos, sintiendo el agua caer sobre nuestros cuerpos, nos enjugábamos con ella, nos acariciábamos como dos grandes amantes, nos abrazábamos fuerte para que el agua nos bañara a los dos juntos, de rato en rato bajábamos las manos y nos tocábamos las nalgas, apretándolas con mucha firmeza como queriéndonos pegar más, sintiendo como mi coño besaba su verga mientras nuestras bocas trataban de darse más placer uniendo nuestros labios, nuestras lenguas para volver a encender este deseo prohibido entre nosotros. Con la piel húmeda nos dirigimos a mi habitación, allí al filo de la cama en la parte inferior al medio, donde descansan los pies, me arrodillé cerca de su verga, se la cogí con mi mano derecha, con mi mano izquierda le apretaba sus nalgas y me lo metí en la boca desde la cabecita de su verga, mamando golosamente. Luego de esto puse mis nalgas al filo de la cama en el mismo lugar, dejando caer el resto de mi cuerpo mientras los pies descansaban en el piso de la habitación con las piernas ligeramente abiertas, mi hermano ahora estaba debajo de mi, posando su lengua en la entrada de mi coño y sus dedos jugueteaban en mi clítoris, esta deliciosa comida de coño me hacía delirar de gusto, moviendo mi cabeza en la cama de lado a lado queriendo que esto no terminara nunca, tomando su cabeza con mis manos acariciando sus cabellos enredándolos entre mis dedos suplicándole más y más. Se apartó de mi, levantó mis piernas hasta la altura de sus hombros apuntó su verga hasta la entrada de mi lubricado coño y en menos de un segundo tenía el coño lleno de verga, con una mano me apretaba los pechos y con la otra sujetaba mis piernas, se hacía un poco hacia atrás para sacarla un poco y luego empujaba hacia adelante penetrándome toda, sintiendo como sus muslos mojados por la humedad del agua y de la sudoración golpeaban mis nalgas haciendo ruidos extraños entre la penetración y el golpeteo de nuestros cuerpos. Minutos interminables de placer, al poco tiempo me la sacó, bajé mis piernas de sus hombros y las puse en el piso, él se pegó a mí, golpeó su verga en mi vientre y me lo inundó de deliciosa y calientita leche. Sin importar el resto se echó en mí, me tomó por el cuello y nos dimos un gran beso como agradeciéndonos por la tarde espléndida que nos estábamos dando, respondiendo su beso con las caricias en su espalda. Al salir de mi se dirigió al baño para limpiarse su olor a sexo y su esposa no vaya a descubrir lo que había pasado en ese momento entre nosotros. Me quedé en la cama pensando en todas las situaciones que me acontecieron siendo una nenita, cuando despertaba sobresaltada en las noches y encontraba a mi padre cerca vigilándome el sueño, cuando en las mañanas venía a despertarme con demasiado cariño y amor. Y como cuando una tarde me dormí cansada mientras mi papi se encontraba trabajando, y, en la noche supuestamente dormida, pero no podía dormir porque no tenía sueño, pues lo había hecho por la tarde, entró mi padre a mi cuarto y me hice la dormida para que no me regañe poniéndome boca abajo, para que no me pille. Me quita el cubrecama que cubría mi cuerpo, me baja mi pijama hasta las rodillas, me baja el calzoncito dejando todas mis nalguitas expuestas, me las acaricia con suavidad y luego con uno de sus dedos me recorre la raja del culo, después siento unos ruidos extraños al pie de mi cama y unos quejidos casi silenciosos, ¿cuántas veces mi padre se habrá masturbado tocándome y mirándome las nalgas y el coño, imaginando que me penetra y me hace suya mientras frota su verga con sus manos, la cual no pude ver por estar inmóvil y hacerme la dormida?.
Al salir mi hermano del baño y estar en mi cuarto para vestirse e ir a su casa con su esposa, le conté a estos sucesos con nuestros padre cuando niña, a lo que él sonrió prometiéndome traerlo con engaños al día siguiente como planear una fiesta sorpresa para la esposa de mi hermano. El resto de la tarde y la noche me la pasé imaginando muchas cosas para comprobar que tanto deseaba mi padre el cuerpo de su nena, ahora una mujer con deseos prohibidos.
Al día siguiente no muy temprano, llegó mi hermano y mi padre a casa, vestía un polo largo y muy ancho que me cubría hasta debajo de la mitad de mis muslos, hasta ahí siempre me gustaba, debajo de él nada de ropa interior, con el cabello suelo y largo, negro muy lacio. Trajeron muchas botellas de licor para amenizar la fiesta según mi hermano. Se sentaron en el mueble grande de la sala y yo me senté al frente cruzada de piernas en actitud algo provocadora sin que se me note mucho, estuvimos conversando tratando de darle forma a esta débil mentira de la fiesta; luego de un rato mi hermano se excusa por tener que salir y comprar unas cosas faltantes, que regresaría en algo más que una hora. Cuando nos quedamos solos me acariciaba las piernas muy despacio por la parte de mis muslos mientras de reojo miraba como mi padre no perdía vista, al tiempo que me decía que por respeto a mi hermano me cubriera con algo más de ropa, todavía traía consigo la hipocresía de la sociedad. Poco después me puse de costado dándole la espalda desde el otro mueble, echada en el mismo. Levanté los brazos hasta cubrirme la cabeza mientras se me levantaba el polo dejando gran parte de mis nalgas al descubierto, fingiendo que me dormía. Mi padre para disimular tomó el control del televisor pero no se movió de su lugar, quizás admirando mis nalgas. Como no podía ver nada de lo que hacía mi padre tuve que cambiar de postura y darme vuelta, por lo que me di vuelta, pasé mis piernas por encima del filo del mueble, quedando mis piernas levantadas y mi cuerpo descansando en el resto del mueble, esto hizo que el polo se subiera un poco y se me notara una pequeñísima parte de mi coño, pude notar como a mi padre se le encendió la mirada, conversando ambos de cosas de los programas de televisión sin sentido, el deseo sexual se percibía en el aire. En un momento bajé una pierna del mueble dejando al descubierto gran parte de mi coño, luego bajé la otra y me encaminé hacia la cocina a beberme una copa de los tragos que habían traído, me llevé la botella hasta la sala para beber con mi padre, sentada en el mueble de rato en rato entreabría las piernas para mostrar mi coño mientras levantaba la copa para beber. En este estado de provocación me estaba excitando más de lo normal, era como tentar a un nene. Me senté junto a mi padre y juntos terminamos de beber la botella de licor que se me estaba subiendo a la cabeza muy rápido, no hice más que levantarme el polo tomando una esquina en cada mano y agitarla en mi cara como echándome un poco de aire por el calor del ambiente, mi padre sólo se limitaba a observarme pudiendo notar su excitación por el bulto entre sus piernas. En ese momento me levanté con la intención de traer otra botella y seguir con mi padre bebiendo otra botella. Mientras que con una mano levantaba mi copa para beber con la otra me acariciaba el coño subiéndome el polo hasta que seme pudiera ver cuando me tocaba. Al beber mi padre, tomar su copa y levantarla, le acaricié su verga por encima de su pantalón, esto provocó que derramara su copa en su camisa y se ahogara un tanto con la copa de licor. La situación era muy evidente, ya no había falsas hipocresías. En un momento más me levanté para acercar más las copas y mi padre no desaprovechó la oportunidad para acariciarme las nalgas por encima del polo, yo regresé la mirada a él y le sonreí y me volví a sentar junto a él. Después de esta insinuación de mi padre seguíamos bebiendo pero ahora le acariciaba su verga por encima del pantalón descaradamente, entonces tímidamente metió su mano debajo de mi polo y me tocó el coño mirándome a los ojos; bajé la cremallera de su pantalón para ver por primera vez esa verga que se masturbaba a mi lado cuando era una nena, se la saqué y se la acaricié suave y torpemente, él aprovechó para meterme el dedo y yo di un sobresalto, sorprendida por la osadía de mi padre, sonreí, se puso de mil colores, me levanté y me dirigí hacia el baño, mientras lo hacía el se guardaba su verga dentro de su pantalón a mi vista y paciencia. Camino al baño llamé por el hilo del teléfono a mi hermano para que regrese a casa pues la escena se estaba poniendo muy caliente y excitante y todo prometía un buen sexo. Al regresar de nuevo donde mi padre esta vez no perdió tiempo y su mano fue directo a mi coño para acariciarlo y penetrarlo con sus dedos mientras bebíamos pero ahora con menos frecuencia. Minutos después llaman a la puerta, mi padre apartó la mano de mí, pero su bulto en el pantalón era evidente. Al levantarme y abrir la puerta, era mi hermano, quien no perdió tiempo, me levantó el polo dejando al descubierto mis nalgas y dándome un azote de aquellos que marcó su mano en mis nalgas ante la atenta mirada de nuestro padre. Luego de un rato de estar ahora los tres juntos, mi padre se dirigió al baño, tiempo que aprovechamos para que mi hermano me de unas buenas acariciadas a mi coño y yo a su verga. Me puso al filo del mueble como el día anterior pero esta vez boca arriba para penetrarme el coño. Me levantó el polo hasta mis pechos quedando desnuda desde mis pechos hasta a bajo, se bajó los pantalones hasta la altura de sus tobillos, los pies, me cogió las piernas con sus dos manos, me penetró rápidamente, la sacaba y la volvía a meter, que delicioso era hacerlo. En esta situación nos encontró mi padre cuando regresó del baño, con un rostro d admiración absoluta, el coño que había estado tocando estaba siendo cogido por su hijo, sin duda que la escena lo excitó, lejos de alejarse, se fue acercando. Al tenerlo cerca de mí, le aflojé su pantalón, se la saqué y empecé a masturbarlo mientras mi hermano me seguía penetrando duro. Luego de un rato, mi hermano se salió de mí, pude admirar la verga de mi padre más detenidamente, así que me arrodillé ante él y le di unos buenos lametones a su verga y para no quedarme con las ganas, le quité su pantalón, puse los cojines de los muebles en el piso, me eché en ellos y pude probar esa rica verga que sólo veía en sueños. Creo, sin temor a equivocarme que ambos hicimos realidad nuestras fantasías, tanto mi padre como yo. Sin duda un fin de semana cargado de sexo y sensaciones prohibidas pero era nuestro deseo y lo queríamos así. Ahora estoy considerando la posibilidad de vivir con mis padres pero me agrada mi independencia, creo que seguiré un poco más viviendo sola, después de todo no la paso tan mal.