Recuerdos de un adolescente precoz (2)

Continuan las vivencias sexuales de David. Su prima comienza a formar parte de su harem.

A seis meses para cumplir los quince años era un adolescente con las hormonas en ebullición y una vida sexual plena y variada.

Mi tata Dolo seguía siendo mi cómplice, amante y confidente, estaba prometida con el farmacéutico, que había quedado viudo y le sacaba mas de veinte años. Para evitar riesgos y sospechas sus visitas a mi habitación prácticamente eran nulas aunque seguíamos con nuestros encuentros en la habitación de mi padre, donde todos los sábados follabamos hasta el amanecer. Le estaré enteramente agradecido a Dolo, ella me enseño a follar, a darle placer a las mujeres, a amarlas y a eliminar los celos de mis emociones.

Eliminando los celos gané mi primera batalla en mi guerra particular contra el machismo.

El farmacéutico, un autentico viejo verde, se desvivía con Dolo y se gastaba una pasta en lencería para ella. Dolo la estrenaba conmigo. Alababa mi vigor, la pronta recuperación de mi verga tras una corrida y las dimensiones de esta pero me animaba a no dormirme en los laureles y a esforzarme en agradar a las mujeres. Me animaba, ofreciéndose para las practicas, a mejorar mi técnica en el cunnilingus, diciéndome que con la polla que gastaba si además comía coño, como lo hacia, las mujeres siempre estarían encantadas conmigo. Viendo, como he visto con posterioridad, lo rápido que algunas mujeres quieren la exclusiva de tus polvos e intentan extraviarte por el callejón sin salida del compromiso, todavía me sorprende la generosidad de Dolo a la hora de compartirme con otras mujeres y animarme a que las satisficiera y las hiciese felices en la cama.

Dolo cuidaba mi manicura.

-No solo es una cuestión estética, me encanta que me metas los dedos en el coño cuando me lames el clítoris pero el coño es un órgano muy sensible, debes cuidar de no arañarlo o irritarlo –y dicho esto, tumbada en el sillón de lectura de la biblioteca de mi padre, con las piernas bien abiertas y un servidor arrodillado sobre un cojín a sus pies, acercaba mi cara a su sexo y me instruía en el noble arte de la comida de coño claro que solo por unos minutos, los que tardaba en calentarse y perder la racionalidad de puro gusto, amparada en su naturaleza caliente.

-Debes aprender a leer los mensajes que una mujer te lanza con su cuerpo a la hora del sexo, cuando chupas mi "aceitunita" y aprieto tu cara contra mi coño es que quiero que mantengas la chupada y su intensidad, cuando deje de hacerlo es porque me estoy corriendo viva y no aguanto que chupes tan fuerte, es mejor que pases a lamérmela rápido, que me corra viva y me abandone al disfrute del mi orgasmo. Cuando estés follando y la tengas bien metida también, no se trata de puro mete y saca, hay que saber interpretar los deseos de una mujer, cuando debes penetrarla suave y rico y cuando follarla en plan salvaje.

A partir de hoy puedes correrte dentro a ver si me preñas viva y le damos un heredero al farmacéutico y que me retire que ya es hora que deje esta vida de sacrificios. Lo hice. Que bueno esta correrse en el coño de una señora.

Mis visitas a la casa del molinero también habían disminuido, ahora la pelirroja Antonia, que se había destapado como una amante sensual y caliente, siempre dispuesta, formaba parte, con el beneplácito de Dolo, del circulo mas intimo de mi prima Rebeca. Dolo veía en ella su mas que probable sucesora al frente de nuestra casa, una vez que ella hubiera levantado el vuelo y casado con el boticario.

Mi segundo polvo con Antonia no fue en su casa y no tuvo por testigos a sus hermanas, fue al día siguiente de su desvirgue, nos encontramos en el colegio y ella me espetó.

-No veas como me dejaste ayer el coño

-Ya veo que tienes dificultades al caminar –le conteste con sorna

-Para colmo mi padre llegó justo cuando me estaba gustando más.

-¿Sospechó algo?

-¡Que va sospechar! El pobre llega deslomado de trabajar y ni tan siquiera nos mira a la cara, se sienta en la mesa, come y se acuesta.

-Menos mal.

-Tengo un escondite cerca del molino donde paso horas y horas a mi aire sin que nadie me moleste. Quiero que terminemos como Dios manda lo que empezamos ayer –me dijo insinuante y preciosa la pelirroja.

A las cinco de la tarde, llegué a las inmediaciones de la casa de Antonia que al verme emprendió camino en dirección al río, a prudente distancia la seguí por la angosta vereda, de pronto la perdí de vista, sin saber muy bien que hacer seguí caminando hasta que un silbido llamó mi atención, era Antonia camuflada entre unos arbustos, me adentré con ella en la espesura hasta llegar a un recogido lugar entre arboles. Un par de cajas de madera, donde almacenaba algunas revistas de chicas, y una vieja manta sobre un lecho de hierba constituían su apartado refugio. Allí sentados sobre la manta nos besamos con pasión, la pelirroja era ardiente y hermosa, torpe pero apasionadamente enlazamos nuestras lenguas en besos tormentosos que iban acompañados de palpaciones diversas por todo nuestro cuerpo, nuestros sexos en especial. A iniciativa de Antonia nos desnudamos, quedando en bolas, su cuerpo esbelto, blanco y pecoso era una maravilla en el esplendor de la adolescencia, comenzó a pajearme.

-¡Mmmmmmmmm! ¡Que pedazo de polla tienes! Con razón mi hermana Lola se dejaba follar. Es más grande que la de su novio.

Al igual que su hermana Lola mi dulce pelirroja tenia habilidades innatas para el sexo, acercó su boca a mi verga y comenzó una mamada como Dios manda, al ver que me dejaba hacer, asumiendo un rol pasivo, tomó mi mano y la llevo a su coño demandando que le retribuyera, masturbándola, el placer que ella me proporcionaba, me acomode, de lado, frente a ella y decidí que era compatible comerle el coño mientras ella me mamaba la polla, así, de forma espontanea, hice mi primer sesenta y nueve y le comí, por primera vez, el coño a Antonia, un coño recién desvirgado, de labios prominentes y un clítoris visible y fácilmente localizable, que trabajé a conciencia con la lengua. Me gustaba el coño de Antonia, su color sonrosado pese a la irritación producida por su desfloración, me gustaba su sabor, poco salado, como a clara de huevo y las contracciones con las que el cuerpo de la pelirroja reaccionaba a mis estímulos. Metí, todo lo que pude, mi lengua en su coño y Antonia comenzó a culear desesperada y a correrse en mi boca, apretando mi cabeza entre sus muslos para que no saliera de ellos, le deje toda la lengua metida, me deje ir y eyaculé una buena ración de leche adolescente en la linda boquita de la hija del molinero que la tragó de buen grado

-¡Que gusto más bueno que me has dado!

Antonia era una chica espontanea y natural, aun con restos de mi semen derramándose por la comisura de sus labios me besó en la boca, su boca con sabor a polla, la mía con sabor a coño, nos fundimos, sentía la tersura de sus tetas apretadas contra mi cuerpo.

Se tumbó, con las piernas abiertas, sobre la manta y me dijo:

-Ahora que te has corrido bien me tienes que follar bonito para compensarme por el mal trago de ayer.

Me situé entre sus piernas, Antonia guió mi verga por el camino correcto, se la fui introduciendo lentamente, suave y rico, ella apretaba los dientes y hacia muecas de dolor, su coño, aun encharcado de flujo por la excitación, oponía resistencia a mi polla invasora, la besé y le mame las tetas mientras se la iba metiendo hasta que se la tuve toda clavada y me abrazó, inmovilizándome, podía sentir las contracciones de su exquisita vagina, apretando, ordeñando mi verga, comencé a culearla sin sacarla, solo para que la sintiera bien profundo, sin prejuicios Antonia comenzó a frotarse el clítoris para complementar el placer de la follada y aumentar su excitación, en pocos minutos bombeaba verga en el coño de la pelirroja en un polvo frenético, ella levantaba su trasero para recibirme y yo arreciaba la potencia de mis embestidas.

-¡Me tienes bien llenita! ¡Me siento el coño to abierto! ¡Que gustito mas bueno!

¡Sigue asi! ¡Ahora! ¡Dame fuerte! ¡Dame fuerte! ¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!

Se estaba corriendo, sentía su abundante mojada en mi polla, me sentí pleno de orgullo dándole placer, teniéndola derretida de gusto bajo mi cuerpo.

-¡Que rico esta correrse con la polla en el coño! Ahora me tienes a punto para metérmela bien metida, como ayer, a lo perrito.

Antonia se puso en cuatro y yo desde atrás la metí toda la verga, a pesar de su coño estrecho esta vez entró toda sin producirle dolor y le pegué una follada a conciencia, la pelirroja bramaba de gusto y levantaba el trasero para recibir toda la verga, hasta las pelotas, en su acogedor coño.

La noche nos sorprendió follando, con todo el dolor del alma abandonamos nuestros juegos lúbricos y abrazados enfilamos el camino en dirección a nuestras casas. Lola y Adela, sus hermanas, nos esperaban sonrientes junto al cercado de su casa.

-¡Vaya con los tortolitos! ¡Seguro que la guarra esta viene con el coño "condolio" –bromeó la más pequeña, aceptando de buen grado mi elección por la pelirroja.

Antonia se integró en la vida de mi casa como si siempre hubiera vivido en ella, asumiendo cada vez mas responsabilidades en la misma ya que Dolo cada día pasaba mas tiempo con su farmacéutico, Dolo habilitó para ella uno de los cuartos cerrados de la planta baja, el mas discreto y apartado, así que la pelirroja prácticamente era ya una inquilina mas. Mi hermosa prima Rebeca y ella eran inseparables y yo tenia a mis dos mujeres, Antonia y Dolo, bajo el mismo techo, lo que, con la debida precaución me facilitaba las folladas. A Dolo la follaba en el cuarto de mi padre todos los sábados, con Antonia era más frecuente, follabamos como conejos en cuanto teníamos ocasión, en su habitación, en la mía o en el palomar y en cuanto podíamos despistarnos pasábamos, hasta que caía la noche, dale que te pego en su refugio del río que ahora teníamos bastante bien acondicionado incluyendo cubos llenos de agua para lavarnos la polla y el coño después de la follada.

Los domingos por la tarde bajaba a la plaza del pueblo con mi prima Rebeca, rubia y guapisima, la pelirroja Antonia, a la que mi prima le dejaba alguno de sus vestidos que realzaban su belleza y mi primo que nos seguía a regañadientes pero rápidamente se perdía con algún chico a menearle la polla. Me sentía un rey, el tío más envidiado del pueblo. Franco seguía vivo pero su régimen estaba en plena descomposición, el viejo hijo de puta del alcalde fascista murió y fue substituido por el director del colegio, un tipo bastante mas razonable. Solo el cabron del cura mantenía en alza la bandera de la represión pero casi nadie le hacia caso, cada vez iba menos gente a la puta iglesia.

Uno de los primeros síntomas de que corrían tiempos nuevos fue que ese verano mi prima Rebeca fue la reina de las fiestas y Antonia una de sus damas de honor. Se acabaron los tiempos en los que la reina de las fiestas era la rancia y estreñida hija del falangista de turno. Ese año, por primera vez, el ayuntamiento eligió a las chicas más guapas del pueblo. Mi padre aparcó el viejo Mercedes en la puerta de la casa, en la baca de su techo tres flamantes bicicletas. Regalo para mis primos y para mí. Dolo iluminó la fachada de la casa, el viento de la libertad soplaba en nuestro pueblo. Mi tía, hermana de mi madre, pareció rejuvenecer con la visita de mi padre. Todas las mujeres de la casa se afanaron en preparar la alcoba del jefe del clan familiar confiando en que mi padre tomara la decisión de quedarse, panda de ingenuos, el pueblo le venia pequeño (como también me vino a mi años mas tarde), sus asuntos económicos marchaban viento en popa y en la capital mi progenitor se pegaba la vida padre.

-Mira tu tía parece otra mujer –me dijo Dolo guiñándome el ojo y haciéndome sospechar que allí se cocía algo.

Aquella noche, cuando me dirigía, a escondidas, a mi habitación después de haberme follado a Antonia en el palomar casi me tropiezo con mi tía que furtivamente entraba en la habitación de mi padre. Pegué el oído a la puerta.

-Te estaba esperando querida –le dijo mi padre

-Haces conmigo lo que quieres –le contesto mi tía, su cuñada.

-No sabes lo que te hecho de menos, a ti, a tus mamadas y a ese culito apretado que tanto gusto me da. Anda desnúdate y ven a la cama.

Confundido por la situación me fui a mi habitación, mi tía, una hermosa mujer a la que el mal humor estaba ajando se mostraba plena con la visita de mi papa. Jugándome el tipo salté de la terraza de mi cuarto a la del cuarto de mi padre, como era verano la ventana estaba abierta, ya llevaba el cuerpo hecho para lo que me iba a encontrar pero lo que vi me dejó de piedra. Mi tía, desarbolada por el placer, recibía en cuatro la polla de mi padre con toda la melena cubriéndole la cara y gimiendo como loca sin importarle el escándalo. Lo que realmente me sorprendió no fue ver a mi padre y a mi tía follando como descosidos, lo que me sorprendió fue ver que no era el coño de mi tía el que recibía la gruesa verga de mi progenitor. ¡Se la estaba follando por el culo! Y a mi tía parecía encantarle. Abrumado salte a mi balcón, me acosté y me hice una buena paja inspirado por la visión.

Al otro día comenté con Dolo todo lo que había visto y mi sorpresa al ver como mi tía recibía toda la tranca de mi padre por el culo.

-Claro. Ahora querrás probarlo tu –me dijo carcajeandose –cuando me preñes y le dé un heredero al boticario te dejare estrenar mi culito –

La proclamación de mi prima como reina de las fiestas y de Antonia como dama de honor fue todo un acontecimiento, Dolo, que era una buena costurera, cosió los vestidos de gala, estaban lindisimas. Mi hermosa prima, generosa y buena gente, busco en su armario vestidos para las hermanas de Antonia. Después de los actos oficiales, de pasear por las casetas de feria y de montarnos en los cacharritos hubo una gran fiesta en mi casa que duró hasta la madrugada.

Cuando acabó el trasiego de visitantes y todo el mundo se fue a dormir subí discretamente al palomar donde, vestida con el camisón de dormir, me esperaba Antonia, en la clandestinidad, amparados por la noche nos desnudamos, me comió la polla, sorprendiéndome por su empeño, maestría y entrega, le comí el coño, la follé yo arriba, me folló ella arriba y lo hicimos a "lo perrito". Bombeando polla en su estrecho coño andaba empeñado cuando una sombra hizo que se me erizara hasta el vello del cogote, al darme la vuelta, la silueta de mi prima Rebeca, en camisón de dormir, era delimitada por la luz de la Luna. No supe como reaccionar, me quedé cortadisimo, pero a Antonia la presencia de mi prima no pareció importarle mucho, le hizo señas para que se acercara, me quede de piedra, una de las manos de mi prima levantaba su camisón y se perdía en su entrepierna.

Desmontándome y dejándome con la verga apuntando al infinito Antonia le pregunto a mi prima

-¿Qué? ¿Qué te ha parecido?

-¡Ufffffffffffffffff! –a mi prima no le salían las palabras. No mostraba ningún enfado, tampoco estaba escandalizada, comencé a sospechar que ellas habían urdido el encuentro.

-Anda ven y túmbate con nosotros. No seas tonta –ordenó la pelirroja a mi prima, ella obedeció como un autómata y se tendió entre Antonia y yo.

La pelirroja ayudo a liberarse a mi prima del camisón dejándola en bragas, debido a la oscuridad apenas podía ver la turgencia de sus pechos adolescentes, su respiración profunda e intuir su nerviosismo. Antonia tomó la mano de mi prima y la llevó a mi polla.

-¡Venga tonta tócala que no te va a morder!

Cuando sentí la mano de mi primita aferrada al tallo de mi verga casi me desmayo de emoción, era uno de mis deseos mas anhelados, cuando vi a Antonia mamándole las tetas y sus dedos desaparecer bajo las bragas de mi prima ni os cuento.

Rebeca gemía de placer mientras meneaba torpemente mi polla, Antonia le chupaba sus pezones y la masturbaba, fueron momentos interminablemente hermosos.

-Ahora Rebequita ya es hora de que sepas a que sabe una buena polla y para eso nada mejor que una de las mejores del pueblo, la de tu primito David –y dicho esto me acomodó sentado contra la pared. Mi prima, arrodillada ante mi, se la metió tímidamente en la boca mientras seguía las instrucciones de la pelirroja que la masturbaba.

-¡Así! ¡Así! ¡Muy bien! Primero le lames la puntita y toda la cabeza de la polla –susurraba en voz baja – ahora metete la cabeza en la boca y chúpala como si fuera una piruleta ¡Muy bien! Eso es métetela en la boca todo lo que puedas y ensalívala, eso es, lo estas haciendo muy bien, mira la cara de gusto que pone el cabron de tu primo.

Cerré los ojos y disfrute de la mamada que mi prima me obsequiaba, pronto deje de oír las instrucciones de Antonia y los gemidos de mi prima comenzaron a arreciar, abrí los ojos y aluciné, Antonia, con la cabeza metida entre las piernas de mi prima Rebeca le estaba comiendo el coño, mi prima se estaba corriendo, la visión me afectó, lógicamente, y propició mi copiosa eyaculación en la boca de mi querida prima Rebeca.

-¡Venga! ¡¡Trágate toda la leche que puedas! No me vengas con remilgos ahora que buenas corridas te has pegado pensando en mamarle la verga a tu primo mientras yo te comía "to" el coño –le espetó la pelirroja.

Definitivamente la intimidad entre mi prima y Antonia era mas intima de lo que yo había supuesto jamas. Se entendían sexualmente. Me encantó saberlo.

Y me excitó tremendamente. Antonia manejaba magníficamente la situación, haciendo de maestra de ceremonias, se puso en cuatro y me invito a follarla de nuevo, Rebeca encendió una vela y observaba detalladamente nuestra follada, con cara de sorpresa, y una sonrisa de vicio total, miraba como mi polla se hundía en toda su dimensión en el coño de la pelirroja. Besé en la boca a mi prima que correspondió con ganas y substituyo su boca por una de sus tetas, mamarlas era una delicia, me iba a correr, la saque y solté en torrente de leche en las nalgas de Antonia, mi prima Rebeca lo lamió y chupo todo. El día comenzaba a clarear y la hija de la cocinera trasteaba en el patio limpiando los restos de la fiesta del día anterior.

-Este no es momento ni lugar para seguir –nos conminó la pelirroja –mañana es fiesta, yo preparare una buena merienda y diremos que nos vamos al campo. Pasaremos la tarde en mi refugio. Ahora, uno a uno y con mucha calma cada uno a su habitación. Nos abrazamos los tres, nos besamos a tres bocas y nos despedimos, Rebeca fue la primera en salir, después lo hizo Antonia y por ultimo llegó mi turno. Dormí como un bendito.

Al día siguiente, con tablones de la despensa, prepararon una mesa larguisima y mi padre invitó a comer al alcalde, a los concejales y a las familias de toda la servidumbre y de la gente que trabajaba en la casa. Cuando le pedimos permiso a mi tía para pasar la tarde en el campo no puso ningún reparo. Estaba radiante y, apuesto, deseosa de que los invitados se largaran para que mi padre le rompiera el culo otra vez. La gente bromeaba, entre platos de jamón y gambas, sobre el antaño temido cura del pueblo.

-Me consta que le chirrían los dientes de envidia por no poder estar aquí –aseveró el alcalde.

Con una canasta llena de comida y una botella de vino blanco enfilamos hacia el refugio de Antonia, mi prima me fue contando por el camino que hacia dos meses que sabia todo mi trajín con Antonia, justo desde que ellas se "ayudaban" con las manos y la lengua a correrse, como buenas amigas que eran y que si no había intervenido antes era porque era tímida y porque quería estar seguro de que a su amiga Antonia no le molestaría.

-Sera tonta –le dijo Antonia –tu primo tiene polla "pa" las dos y "pa" otras dos más-

Un encanto de mujer la pelirroja.

Una manta nueva substituyó a la vieja manta de Antonia en su escondite, desnudos jugamos, nos acariciamos y besamos.

-Primero me follas a mí y que tu prima se caliente y después le rezamos un par de padrenuestros al virgo de Rebeca que le quedan pocos minutos de vida –dijo Antonia.

Verlas besarse, tocarse, con morbo, vicio y sensualidad era una maravilla, la pelirroja se tumbo en la manta y abriendo sus piernas se ofreció a ser follada de esa forma tan natural y, ya, tan familiar. Rebeca acariciaba mi espalda y mis pelotas observando con gran interés como penetraba a su amiga, con la otra mano se frotaba el clítoris. Antonia le indicó que se situara su entrepierna en su cara, mirándome a mí mientras la follaba. La estampa era un escándalo de morbo, Antonia tumbada en la manta, yo sobre ella follandola y mi prima le frotaba el clítoris sentada en su boca que le trabajaba el coño, mi prima y yo cara a cara, besándonos, la urgencia de una corrida inminente me obligo a sacarla, me corrí sobre el pubis pelirrojo de Antonia, sin perder un segundo, mi prima lamió y bebió mi corrida y continuo haciendo un sesenta y nueve con su amiga, cuando le ofrecí mi verga recién corrida no puso objeción a dejarla limpia y brillante con la lengua, mi querida prima era digna miembro de la familia, una zorrita golosa. Ambas se corrieron al unísono comiendo sus coños y se dejaron caer en la manta desmadejadas.

Yo les ofrecí un vaso de vino, unas lonchas de jamón y un poco de pan cuando las vi debidamente recuperadas.

-¡Tachi tachin! ¡Ha llegado la hora del sacrificio del santo virgo! –bromeó Antonia.

Tumbó a Rebeca en la manta y le hizo levantar las nalgas poniéndole la vieja manta enrollada bajo los riñones, me situó entre las piernas de mi prima y me pajeo con la mano y rozando mi polla por toda la raja de Rebeca hasta que consiguió la dureza que ella estimó pertinente, encauzó la verga en el coño de mi prima que esperaba, expectante, para recibirla, empece un suave bombeo que interrumpía cuando topaba con el himen de mi prima, ella ya me seguía el movimiento, Antonia que le frotaba el clítoris me dio la señal.

-¡Follala!

Embestí con brío sin encontrar apenas resistencia, con dos buenas metidas se la ingrese hasta las pelotas mi prima gritó

-¡Aaaaaaarrrggggggggggggg!

-¡Ya esta zorrita! Ya te la ha metido toda ¡Ya eres una mujer! Ahora relájate y disfruta de una buena polla en tu coño –le tranquilizó Antonia sin dejar de frotarle el clítoris. Sentir el calor del coño de mi prima, mancillarla, penetrarla, un momento mágico que no se borrará jamas de mi memoria y que todavía, a mi medio siglo, me inspira furiosas pajas, memorable.

Tenia razón Antonia, mi prima era una zorra de cuidado, nunca una virgen (y he probado mas de una docena) me dio tanto juego en el primer polvo. Me quedé quieto con toda la verga clavada en su coño y fue ella, después del inicial azoramiento, la que comenzó a demandar brega y movimiento, alentada por las groserías que le soltaba Antonia y que deduje habituales en su intimidad.

-¡Asi me gusta! Eres una putita valiente, te acaba de desvirgar y ya quieres que te folle duro –y dirigiéndose a mí – Venga cabroncete mueve esa polla gorda que tienes como tu sabes que es mucha puta a la que estas follando y hay que dejarla contenta y calmadita.

Los luminosos ojos azules de Rebeca parecían dos brasas encendidas, sonreía con los labios ladeados invadida por el placer, fue una follada larga y mi prima una mujer privilegiada, de las pocas que se corren vivas en su primera penetración, cuando los espasmos, que su orgasmo le provocó, acabaron, saque mi verga de su coño, Antonia que se mantenía alerta la tomó entre sus labios y la mamó con avidez, sin importarle las dos gotitas de sangre vestal que lucían en su punta, hasta que obtuvo la recompensa buscada, una buena ración de leche adolescente que la alimentara, se trago parte de la corrida como solía hacer habitualmente, el resto, lo retuvo en la boca y besando a Rebeca lo compartió con ella.

Charlaban de lo acaecido como quien habla de comprarse un vestido, con naturalidad y lenguaje procaz, Antonia, una chica curiosa, tumbó a mi prima en la manta, le ordenó abrir las piernas y comenzó a examinar los efectos de la desfloración, yo con la boca abierta no salía de mi asombro.

-Te lo ha "dejao" irritado pero es normal, a mi me lo dejo peor todavía. ¡Mira David! ¡Mira que coño tan lindo tiene Rebeca! –me decía mientras le abría sus labios y me lo mostraba, abierto, desvirgado – Se te esta poniendo tiesa otra vez. ¡Mira que es cabron este tío! ¡Venga follatela otra vez que esta tiene hambre atrasada!

Antonia puso a Rebeca en cuatro, yo me puse detrás de mi prima y la pelirroja tomando mi polla la condujo adecuadamente.

-¡Métesela con cuidado que todavía tiene el coño "irritao!

Atendí sus consejos y la penetré suavemente, los gemidos de mi prima nada tenían que ver con el dolor y su coño sonrosado abierto por mi polla era una visión que me enardecía y calentaba, Antonia tomó una piedra, que utilizabamos como asiento, y la puso a la altura de la cabeza de mi prima, sentándose en ella, acto seguido la tomo del pelo y le dijo.

-¡Venga zorrona come coño que una cosa es que te deje la polla de tu primo "pa" ti sola hoy y otra que me dejes a dos velas!

La cara de la pelirroja era un poema, menudo vicio, recibía las caricias de la lengua de mi prima en su coño y me miraba fijamente, sin perder atención, la cara de gusto que me proporcionaba llenar de verga el recién estrenado coño de Rebeca.

Arrecié el ritmo de la follada, bombeando verga en el coño de mi prima, atendiendo a su demanda, cada vez que se la encajaba hasta los huevos su boca se pegaba como una lapa al coño de la pelirroja que mojada viva se lo restregaba por toda la cara, mi prima se abandonaba al placer y se dejaba hacer.

-¡Ahora se esta enterando tu primito del "cacho" puta que eres! ¡Otra vez te estas corriendo!

Sentía la presión del coño de mi prima en mi verga, sus jugos derramados lubricándola y facilitando la, cada vez mas, enérgica penetración, contrayéndose de placer cuando recibía toda mi polla, hasta la raíz, en su precioso y acogedor coño.

La urgencia de la corrida acompañó a la urgencia para sacarle la verga y evitar preñarla, los chorros de leche bañaron su pubis castaño claro y llegaron hasta sus tetas. Antonia, con movimientos de gata, sorbió el semen sobre la piel de mi prima y, como en el polvo anterior, culminaron la faena haciendo un sesenta y nueve, que me constató, la intensidad de su complicidad sexual y lo caliente que eran los dos. Verlas correrse al ritmo de sus lenguas y los sobeteos que me daba a la polla me dejaron de nuevo al palo, con la verga apuntando al languidesciente astro rey. Antonia rompió el encanto.

-¡No te entusiasmes tigre que nos tenemos que volver a casa!

Abrazados los tres caminábamos por el sendero, Rebeca liberó mi verga y me la iba meneando por el camino. Hasta que al llegar al descampado desde el que se oteaban las primeras construcciones del pueblo Antonia rompió de nuevo el encanto.

-¡Guardate la polla que la tuya es de las que se ven de lejos!

Al siguiente sábado Dolo me dio varias sorpresas, estabamos en la habitación de mi papa, le había comido el coño y la había follado a cuatro patas, acariciaba mi verga que comenzaba a reponerse y a erguirse de nuevo cuando me dijo:

-Me caso el mes que viene. El boticario tiene un heredero en camino.

-¿Estas preñada?

-Preñadisima cariño y recuerda que te hice una promesa si lo conseguía.

-Que me dejarais estrenar tu culito

-¡Bingo cariño! ¡Que buena memoria tenéis los tíos para lo que os interesa!

Dolo saco de un neceser un cilindro cromado, como un cohete, de unos quince centímetros (yo nunca había visto un consolador) y un tarro de crema (vaselina).

-¡Cómeme el coño como tu sabes mi rey! Mientras yo me preparo un poco el ojete porque como te deje que me metas esa polla que Dios te ha dado en frío no me puedo sentar en tres semanas.

Con el socorrido cojín amortiguando mis rodillas sobre el suelo y con Dolo abierta de piernas en el sillón de la habitación comencé la familiar tarea de comerle el coño a mi yaya Dolo con la novedad añadida de ver como suave y lentamente, pero sin pausa, se iba introduciendo el consolador cromado, lubricado con vaselina por el ojo del culo, cuando lo tuvo todo dentro apretó mi cabeza contra su sexo en el familiar gesto de su venida, la corrida fue abundante, diría la mas abundante que le había observado, el olor intenso de su coño recién corrido es el mas venerado aroma de mi existencia.

-¡Ahora estoy a punto para que me folles el culo pero ten cuidado cariño!

Dolo sacó el consolador de su culo y nos tumbamos de lado en la cama, encremó la cabeza y el tallo de mi verga, ella levanto una de sus piernas y condujo mi polla en la dirección correcta al agujero de su trasero, tras varios intentos infructuosos, la polla perdía el norte y recorría el surco de sus nalgas, y preso de la calentura, empujé con decisión y sentí como su ojete se abría ante el empuje de mi verga e ingresaba su cabeza en su interior

-¡Ay! ¡Ay! ¡Para! ¡Para! ¡Que me destrozas!

Me quedé quieto mientras Dolo se metía el consolador en el coño, cada vez mas excitada, y dando leves culeadas hacia atrás se iba clavando toda mi polla en el culo, cuando la tuvo toda dentro me pidió que me quedara quieto.

-Siento como te palpita toda la polla en mi culito. Que gusto que me esta viniendo. Ahora comprendo a tu tía –me dijo mientras con sus movimientos comenzaba a demandar que reanudara la follada con normalidad. Con bastante dificultad, al principio, mi verga horadó el esfínter de Dolo que metía y sacaba desesperada, presa del gusto, el consolador de su coño, sin sacársela, Dolo se incorporó y se puso en cuatro, ahora disponía de mas libertad de movimiento para serrucharle la verga en su ojete.

-¡Sácala toda y vuélvela a meter! -Lo hice y cuando se la volví a meter, hasta las pelotas, apenas tuve dificultad para ingresársela. Dolo bufó de gusto

-¡Mmmmmmmmmmmmm! ¡Ahora me tienes bien abierta! ¡Ahora ya me puedes follar con ganas mi niño!

Lentamente al principio, le sacaba media verga para volver a clavársela, la sensación era grandiosa, como su esfínter ahogaba mi polla en la base, el calor que recibía mi verga de su interior, la morbosa impresión de follar un trasero por primera vez, que buena cosa es disfrutar de lo prohibido, romper tabúes.

Nunca había visto a mi yaya así, recordé a mi modosa tía alentando a mi padre para que le rompiera el culo.

-¡Ay mi niño! ¡Dame fuerte! ¡Rompe el culo de esta puta pecadora!

¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Mi verga, nunca la he recordado tan dura como en ese momento, era un embolo que penetraba salvajemente el trasero de mi yaya. Me temblaron hasta los pelos de la coronilla cuando le llene el intestino de leche.

Quedamos los dos tumbados, yo sobre ella, el corazón parecía que se me iba a salir por la boca, sentía el esfínter de Dolo vibrando en mi verga, hasta que esta recuperada de su espectacular corrida hizo fuerza, como para hacer caca, y mi polla salió de su acogedor alojamiento. Los restos de semen, mierda y sangre adornaban la corona de mi polla tras la batalla. Torpe y condolida Dolo se levantó y con el paño de lino limpió mi verga. Se dio la vuelta y levantando su trasero me dijo:

-¡Mira a ver como me lo has dejado! ¿Sangra mucho?

Su esfínter estaba abierto, un negro agujero del diámetro de mi polla del que salía un fino hilillo de sangre.

-Solo tienes un hilo de sangre –le tranquilice mientras le pasaba el pañuelo y le limpiaba la sangre.

-¡Uffffffffffffffff! ¡Esto es demasiado! ¡En mi vida me había corrido de esta forma!

Me voy a lavar. Espérame aquí que todavía tenemos que hablar de un par de cosas.

Renqueando patiabierta Dolo se fue al baño. Mi verga palpitaba como si tuviera vida propia, la imagen del culo abierto de Dolo tragándose toda mi polla estaba grabada, a fuego, en mi cerebro.

Relajada y con una sonrisa de felicidad que solo enturbiaba la mueca de dolor cuando cambiaba de posición, y su culo roto le enviaba el mensaje recordándole que había recibido una gruesa verga en su interior, Dolo me preguntó a bocajarro:

-¿Te estas follando a tu prima?

Estuve a punto de mentirle, no por mi sino por proteger a Rebeca pero era incapaz de hacerlo, Dolo era mi amante, mi cómplice, mi amiga, la persona que mejor me había tratado nunca y no fui capaz de hacerlo.

-Si Dolo, me la estoy follando, a ella y a Antonia.

-¿A las dos juntas? –pregunto haciendo un mohín sarcástico e incrédulo

-Si Dolo, a las dos juntas y ellas también se tocan y se besan

-¡Vaya con la pelirroja! ¡Menuda revolución hemos metido en la casa!

-Yo las quiero a las dos igual y a ti también te quiero

-¡Ya! Tu con tal de meterles la polla quieres a todo el pueblo, a este paso no se que vamos a hacer contigo, el otro día oí a la panadera decir que con quince años no tenias nada que envidiarle a tu padre y como comprenderás se refería al monstruito que gastas entre tus piernas, yo creo que ya hay un par de lobas que te tiene echado el ojo, a este paso a tu tía te la cargas de un disgusto así que tienes que aumentar tus precauciones.

¿Te corres dentro de ellas?

-A principio dentro de Antonia pero ya no, tiene horror a quedar preñada y dentro de la prima no me he corrido nunca aunque siempre me queda la duda de si algo ha caído dentro cuando se la saco

-Esto hay que solucionarlo, mañana hablaré con ellas, de algo servirá que entre un boticario en la familia.

Al otro dia pregunté a Dolo, que aun caminaba patiabierta, después de verla encerrarse en su habitación que tal había ido todo, ella me contestó.

-¡Esa pelirroja es un diablo! En mi vida me han comido el coño como lo hace ella, Dios mío, jamas podría imaginar que pudiera hablar con tanta naturalidad de haber hecho el amor con dos chicas, las cosas se están yendo de madre. ¨

Para colmo estuvieron muy interesadas en saber porque andaba con dificultad y atendieron con mucha atención mi explicación. Así que ya tienes dos culos mas que follar, eso si, las hice prometer que yo estaría presente por el bien de sus culitos.

Por cierto, ya no tienes que tomar precauciones, te podrás correr dentro de las dos, hay un nuevo invento, una píldora que le llaman anticonceptiva que evita los embarazos no deseados y lo mejor de todo, como tenemos influencia con el boticario no necesitamos receta.