Recuerdos de mi segundo matrimonio 14

Regresando a la cotidianidad

RECUERDOS DE MI SEGUNDO MATRIMONIO 14

El lunes regresé al trabajo y Alfonso me recibió con un ramo de flores bellísimo, le agradecí y le di un beso en la mejilla él me toco mi trasero y lo apretó atrayéndome hacia el, diciéndome que me había extrañado mucho y que tenía ganas de estar conmigo, le dije al sentir su pene apoyado en mi pierna y que empezaba a adquirir un considerable tamaño, sobándolo cómo se había portado ese cachito mío.

Me apretó más hacia él diciéndome que con ganas de estar dentro de mi, no se que me pasaba pero la pasión que despertaba en mí Alfonso no la podía controlar lo sentía cerca de mi e inmediatamente palpitaba mi vagina empezándose a humedecer era algo que no podía controlar, quería serle fiel a mi esposo pero Alfonso ejercía un atractivo especial para mi estaba enloquecida por su gran pene y la forma tan galante en que me trataba.

Espérame aquí, entró al despacho de Felipe y al rato salió con las llaves del auto en la mano y diciéndome Rocio vemos a entregar unos extintores con una leve sonrisa picara,.

En el estacionamiento al subirnos al auto se me acerca me besa acariciando mis piernas me dice te deseo mucho, quiero estar contigo a solas preciosa, mis hormonas estaban a todo lo que daban ya que con estas simples caricias y palabras me moje furtivamente.

Le dije que yo también lo deseaba y nos fuimos a su departamento, él acariciaba mis piernas de tal manera que mi falda ya estaba a la altura de mi pantaleta, y tuvo acceso libre a acariciar mi vulva, puse mi mano en su pierna acariciándola vi su gran protuberancia y abri su bragueta saliendo disparado su pene, con razón lo sentía tanto cuando se me repegaba, no traía ropa interior, le sonríe y le dije eres un mañoso eh.

Nos fuimos estimulando hasta llegar al condominio, ahí nos reacomodamos la ropa y subimos a su departamento, ya en el elevador seguimos con nuestras caricias se agacho y me quito las pantaletas, guardándolas en su pantalón, saco su miembro y cargándome lo introdujo en mi vagina, recargándome en la pared del elevador, llegamos al piso y así como me tenia ensartada, salimos hacia su departamento cada paso que daba estimulaba mi clítoris sintiendo una agradables cosquillas en mi vagina, lo tenía metido hasta el fondo a cada paso golpeaba la entrada de mi útero, me abrace a su cuello y disfrute del trayecto hasta la entrada del departamento, sin dejar meterla me recargo a un lado de la puerta abrió y me llevo hasta su habitación, recostándome sobre la cama y con mis piernas en sus hombros continuó dándome duro hasta que termino en mi vagina.

Nos desnudamos completamente y a pesar de haberse venido seguía su pene firme y duro apuntando al techo, me puso en cuatro y volvió a meterme su pene desde atrás, sólo sentirlo nuevamente dentro de mi me hizo tener un orgasmo, recargando mi cabeza sobre la almohada y gimiendo de placer, el continuo copulándome sin parar durante mucho tiempo, que hizo que encadenara, dos orgasmos mas.

Después de un rato, sin dejar de penetrarme me abraza por la cintura y gira de tal manera que quedé arriba de el, apoyando mis talones en la cama subía y bajaba metiéndome totalmente su miembro sintiendo rozar mis nalgas su vientre, aceleré mis movimientos, marcándome el ritmo con sus manos en mis caderas, hasta que atrayéndome hacia abajo lo metió hasta el fondo de mi vagina, terminando copiosamente en mi interior, yo apretaba mi vulva alrededor de su potente miembro hasta exprimirle la última gota apoyándome en sus piernas sintiendo sus caricias en mis senos, que se agitaban alegremente con mis espasmos debido al orgasmos que tenia al sentir sus disparos directos a mi útero.

Nos bañamos juntos y me lo hizo analmente, pero por el tiempo ya no alcanzo a venirse, nos vestimos y me llevó a mi casa, una calle antes de llegar vimos a mi esposo que cruzaba regresando de la panadería, con mi hija Brenda, al vernos se acercó le presenté a Alfonso y lo invitó a cenar, estuvieron platicando animadamente sobre deportes de su interés, hasta entrada la noche.

Cuando Alfonso se fue me dijo Juan que le había caído muy bien.

En varias ocasiones en que salía temprano mi marido pasaba por mi y en lo que terminaba mis labores se quedaba platicando con Felipe o con Alfonso.

A partir de ahí, se hicieron amigos los tres y en varias ocasiones los invitó a comer a la casa.

Seguimos tratando de quedar embarazados, hasta que un par de meses después le di la noticia a Juan de que tenía un atraso importante, se puso feliz e inmediatamente hizo la cita con el doctor quien confirmó mis sospechas estaba nuevamente embarazada.