Recuerdos de mi primera vez (3)

Al fin se me dio. Mamita de hizo debutar como nunca...

Recuerdos de mi primera vez. (III) ¿última?

No podía sacarme de la cabeza la imagen de mi madre, de mi dulce madre, desnuda bajo la ducha masturbándose pensando en mí, en su tierno hijito de 18 años. ¡Cómo se metía mano la muy puta!!! Y pensar que se había ofendido conmigo

¡Recordé de pronto a mi padre!!! Di vueltas en mi habitación nervioso unos minutos, hasta que –como les dije antes- se me ocurrió una gran idea. Para evitar que mamá le contase lo "asqueroso" que me había puesto con ella cuando intentó coserme el cierre de mi pantalón, pensé primero en hacerme el "arrepentido"con mi madre y rogarle -si fuera necesario de rodillas- que me perdonase, que no volvería a ocurrir y no sé cuantas mentiras más, con el fin de que ella se ablandase y me diese tiempo para urdir un plan para cogérmela...

Si eso no lograba ablandarla, si a pesar de mi "actuación" seguía decidida a denunciar mi acto impúdico... me vería obligado a recurrir en segunda instancia a la extorsión más ruin: la amenazaría con contarle a mi padre lo que ella había hecho bajo la ducha... ¡Era una gran idea! Tenía que actuar pronto.

Pero, para mi sorpresa, la que actuó rápido fue ella. No podía salir de mi asombro cuando mi madre golpeó la puerta de mi habitación.

-¡Ya va!

Como pude, hice un bollo con mi remera y el cubrecamas manchados con semen. Rápidamente los arrojé detrás de mi cama. Me puse una camisa arrugada que había por ahí y me arreglé el pantalón que aún tenía el cierre a medio coser. Le abrí la puerta. Mamá entró como apurada, casi empujándome. Cerró la puerta tras de si.

Una fragancia intensa invadió mi habitación. Llevaba otro de sus vestidos floreados, con breteles -algo entallado y mucho más escotado- que hacía más evidente su voluptuosa silueta. Otra vez lucía un rojo espléndido en sus labios que le enmarcaban unos dientes blanquísimos y una lengua rosada. Se había retocado el cabello. Si su intención era no calentarme, no entendía porqué vestía así.

-Quiero hablar seriamente con vos. Tu padre está al llegar –dijo, para descerrajarme luego- Se que me espiaste en la ducha

-Yo…- enrojecí de pronto.

Puso su dedo índice sellando mis labios

-Sshh… Te escuché cuando saliste del baño.

-Pero

-Estaba enfurecida con vos. Lloré mucho…Quería matarte por la chanchada que me hiciste. Pero me di cuenta que yo fui la culpable de que se te parara así... No debí coserte el cierre con el pantalón puesto... ya sos todo un hombre, bebé...

-Mamá...

-La culpa fue mía... – dijo y respiré aliviado.

-Te voy a confesar algo... prometeme que va quedar acá -asentí con la cabeza- Con tu padre no tenemos relaciones sexuales desde hace un año y medio, cuando lo operaron de la próstata... no tiene más erecciones...

Eso me perturbó. No solo porque no sabía eso de papá sino porque no entendía porque mi madre me contaba a mí, su propio hijo, algo tan íntimo de su sexualidad.

-Lo peor es que ni siquiera me toca. Nada. Nada de nada. ¿Por qué te cuento esto? Para que entiendas que una mujer como yo, con 46 años, aún tiene deseos de ser amada.

Parecía una invitación personal para que me la cogiese, pero no. Me siguió hablando:

-A pesar de eso le fui, le soy y le seré fiel a tu padre... Me educaron así, quiero que lo sepas...- chau debut sexual pensé.

Intenté hablar pero otra vez su índice selló mis labios.

-Lo que pasó en el baño, fue una locura. No te voy a mentir... Me he masturbado a escondidas o de noche, cuando tu padre dormía. Incluso lo hice cuando el estaba bien sexualmente... muchas veces, cuando quedaba insatisfecha...

No salía de mi asombro. Se estaba confesando conmigo y no sabía por qué. Me decía que quería serle fiel a mi padre pero por otro lado me estaba incitado a que me la voltease directamente ahí. Lo que vino fue mucho peor...

-Pensé en muchos hombres... pero nunca se me ocurrió pensar en el incesto. ¡Jamás! Encerrada llorando, en el baño, de repente se me apareció tu imagen ahí con el pene al aire y me mojé... Mis pezones se endurecieron de golpe. No sabía que hacer. Me desnudé pensando en apagar esa calentura irracional en la ducha... Ni el agua fría podía apagar el fuego que sentía en mi entrepierna... A pesar de eso mi cuerpo estaba helado. Prendí luego el agua caliente, el vapor me empezó a sofocar... Estaba excitada, ardiendo de deseo por vos... No se cuánto viste, pero estaba fuera de mí... No me pude controlar...

-Yo también te deseo…-logré decirle mientras mi pene se endurecía.

Sonrió, apenas mostrando un poco su lengua. Luego humedeció con ella sus hermosos labios rojos.

-Ssshhh…- ahora no fue su índice el que silenció mis labios, sino sus labios que me besaron tierna y largamente -Lo sé, bebé, lo sé…Pero soy tu mamá... Una mamá no hace el amor con su hijo de 18 añitos. Una cosa es la fantasía y otra muy distinta es la realidad. Quiero que nos olvidemos de todo, ¿sí?

Asentí, volvió a besarme con sus labios humedecidos y me agradeció la comprensión. Me limpió el labial rojo que dejo su beso en mis labios y salió contorneando sus caderas, cerrando la puerta tras de sí. Mamá podía ser dulce, muy dulce cuando quería. Y en ese momento quiso. … Me dejó muy perturbado y con el pene en alza. Confesarme que me deseaba y dejarme así… ¡Qué hija de puta!!! Cerré con llave, me bajé el short, el slip y volví a masturbarme con todas mis fuerzas hasta que un chorro grueso y viscoso saltó por los aires cayendo sobre la sábana. Ahora más que nunca tenía que urdir un plan si quería debutar

Fue así que después de la cena, mientras mamá lavaba los platos, puse manos a la obra. Me ofrecí presto a secar la loza para que mi padre pudiese ir a descansar. Al otro día, había dicho, debía madrugar por un tema de la oficina. Se despidió con un beso y un hasta mañana. Esperé un rato, hasta escucharlo encender la TV de su dormitorio y entorné la puerta de la cocina. Mamá no se dio cuenta. Seguía lavando la loza. Me acerqué sigilosamente por detrás y apoyándole mi bulto creciente, la tomé de la cintura.

-Bebé… ¿qué haces?

-Te deseo

-Ya

hablamos de esto,

¿

no?

-Quiero debutar con vos…-le dije frotándole el culo.

-Soy tu madre… salííí.

Trató de desembarazarse de mí, pero oprimiéndola con más fuerza le agarré los pechos por detrás. Se le pararon los pezones. Le besé el cuello perfumado. Mi short comenzó a agrandarse.

-Soltaaa… ¡está tu papá!!!- a la distancia se oía el rumor de la TV.

La giré sobre su eje y cuando la tuve frente a mí, arrancándole el delantal de un tirón, la besé fuertemente en la boca. Ella oprimió sus labios. Con sus brazos intentó separarse de mí, pero la tenía inmovilizada contra la mesada. Le mordí los labios y tuvo que abrir la boca. Cerró sus ojos. Forcejeamos. Su respiración se agitaba. La mía ni que hablar. Le metí la lengua y aunque resistió unos segundos, cedió. Nos besamos profundamente. Su boca era tibia y más dulce de lo que podía llegar a imaginar. Me separó nuevamente.

-Nooo, bebé, noooo…Soy tu madre

No le hice caso y volví besarla. Ya no opuso tanta resistencia. Nuestras bocas eran una. Llevé mi mano por debajo de su vestido hasta su entrepierna, por encima de la bombacha. Estaba húmeda y caliente. Sus pezones estaban por salirse del vestido.

-Nooo...Soy tu ma- no la dejé terminar la frase que mi boca le selló la suya con otro beso largo y apasionado. Metí dos, tres dedos en su concha húmeda, por debajo de la bombacha. Pegó un respingo y abrió desmesuradamente los ojos. A partir de ahí todo sucedió rápidamente.

-Mmmhh… no, por favor… bebéeee

-Te amooo- suspire en su boca entreabierta. Su lengua mojaba sus labios rojos que se humedecían de deseo.

--Mmmnoooo…soy…tuuuu…maamaaaa…-Hervía. Temblaba. La TV seguía sonando a lo lejos.

-No, no- suplicaba en mis oídos.- Tu padre se puede despertar

Yo seguía. Estaba como loco, alzadísimo. Penetré con toda mi mano su ardiente intimidad.

-Aaaahhh… aaahhh…- Su boca se abrió de un intenso gemido.

Le introduje de nuevo la lengua. Abrió más su boca y me dejó hacer. Nos empezamos a lamer enloquecidamente. Nuestras lenguas se fusionaron, se entremezclaron en un beso ardiente. Una de sus manos se metió bajo mi short, bajo mi slip. Me agarró la pija con fuerza y gimió. Tenía la verga que reventaba.

-Quiero…que seas mi primera mujer

-Bebeeeeee

Jadeando con su otra mano presionó la mía, la que estaba en su concha empapada y anhelante.

-Así

Así

¡

Ahhh!!!- gimió su primer orgasmo.

Traté de bajarme como pude el short y el slip. No podía. Ella me ayudó a sacar a flote toda mi verga.

-Mmaaaa….te desssseeeeoooo

Gemíamos. Nos besábamos locamente. Con mi otra mano, como pude, desabroché su vestido. No llevaba corpiño. Bajé mi rostro hasta sus pechos, hasta sus pezones en punta. Se los chupé desaforadamente. Se los mordía. Los quería tragar. Era como si nuestras manos no nos alcanzaran para acariciarnos, tocarnos, arañarnos. Quería penetrarla con todas mis fuerzas. Mi pija estaba por estallar. Nuestras bocas bien abiertas jadeaban la una con la otra. Nuestros alientos eran uno solo. Se sacó a los tirones su bombacha empapada. Se subió su vestido con una mano. Y con la otra cerró la puerta con llave.

-Haceme tuya ahoraaaa

La apoyé sobre la pared de azulejos. Acerqué un banquito y levantándole una pierna sobre el, la penetré con fuerza y de un tirón. Estaba enloquecido. Su concha hervía.

-Aaahhh…bebé, así, así

Tomé su culo con mis manos y acomodé su cuerpo sobre mí. Me abrazaba, besándome apasionadamente. Jadeante subía y bajaba amasando mi pija con su cálida concha maternal. Sus pechos se bamboleaban por fuera del vestido.

-Así, así, dame másss

Seguía bombeándola. Era una sensación increíble. Me arañaba, gemíamos. Sus caderas se ensancharon.

-Metémela más, másss…mmmhhh-su segundo orgasmo me empapó la pija que estaba  punto de estallar. Tiraba de mi pelo acabando, fuerte y vibrante. Como pude me senté en el banquito sin que se soltase. Me montó como un potrillo. Mis bolas pegaban en su culo, ahora empapado.

No podía más. Estaba por estallar. Le chupaba desaforadamente los pezones enrojecidos. Mamá me sostenía con fuerzas, cabalgándome. Abrió su boca sedienta para que la besara. No pude más. Un chorro de leche hirviente la llenó de golpe. Se sorprendió. Pareció quemarla. Seguí sacudiéndola sin soltarla.

-Así, dame…daaammeee… ¡aaahhh!!!- un chorro de leche más potente la invadió provocándole su tercer orgasmo. Un tercer y cuarto espasmo me hizo vaciarle toda mi simiente en su concha de madre. Abrazados fuertemente, pegados el uno al otro, temblamos de placer.

-Mamiiii

-Bebeeee