Recuerdos de mi primera vez (2)

De a poco iba aflojando a mi mamita para que me desvirgue... que sorpresa al espiarla masturbándose.

Recuerdos de mi primera vez... (II)

Deambulé por el barrio confundido, entre avergonzado y excitado. No podía dejar de imaginarme el rostro de mi madre, sentada ahí al borde de su cama, a escasos centímetros de mi bragueta descocida, de mi bulto endurecido por su tibia mano y sus uñas rojo bermellón. No podía sacarme de la cabeza esa boca roja y abierta por la sorpresa de ver la pija tiesa de su hijo de 18 años entre sus propias manos. No podía dejar de recordar su perturbación cuando mi leche le saltó con fuerza entre sus tetas. No podía dejar de pensar en mi madre, como una mujer. No podía, no podía...

De repente me detuve. Volví sobre mi marcha pensando en disculparme con mamá, en rogarle arrepentido que no le contase nada a papá. No podía perder tiempo. Miré el reloj, habían pasado quince o veinte minutos de mi huída. Aun tenía como 45 minutos antes de que él regresase del trabajo. Corrí, me apuré en volver a casa. Traspuse la puerta de calle, la cocina, el comedor. Me detuve frente a la puerta de su dormitorio. No sabía como encarar la situación. Entré sigilosamente pero mi madre no estaba allí, ni en la siguiente habitación. Seguía encerrada en el baño. Me acerqué levemente a la puerta. Se oía caer el agua de la ducha. Mi mano se posó apenas sobre el picaporte de la puerta. Dudé. Lo solté. Me movía inquieto, nervioso, agitado. No sabía si entrar mientras se duchaba o esperar a que saliese para disculparme. No, era mejor esperarla… No, era mejor entrar... No podía perder tiempo. Sudaba, sudaba mucho. La puerta estaba sin llave. Abrí apenas. Una nube de vapor buscó la salida. El agua de la ducha seguía cayendo. Sonidos extraños. Mamá parecía llorar. Sollozaba. Era mejor que me fuese. Dudé. Abrí un poco más. No, no parecía un llanto. Era otra cosa. Empuje despacio la puerta, intentando que no me descubriese y me introduje en el baño. Cerré la puerta lenta y silenciosamente. No pareció percibirme. Seguían esos sonidos entrecortados. - Mmrrmhhh…mmrrrhhh…-eran un lamento acongojado…No, era más bien como un ronroneo. Si, era un ronroneo. Me excitaba. Me acerqué curioso al espejo del botiquín. Estaba empañado. Pasé mi mano para que reflejase algo del interior de la bañera. La cortina me permitía ver solo una parte el cuerpo de mi madre, apoyado en los azulejos. Tenía el cabello mojado cayendo sobre ella. Su boca abierta, muy abierta dejaba ver sus dientes. Su rosada lengua saboreando sus labios rojos. - Mmmhhh…Sssiii... Quería ver más pero no podía. - Sssi…Asi… aaahhh…- ¡jadeaba! Me subí despacio sobre el bidet intentando espiar por arriba de la cortina. Me toqué el bulto, ardía. Ahí la vi completa. Estaba totalmente sola y desnuda, apoyada sobre los azulejos (aunque era obvio ya que se estaba duchando). El agua de la ducha caía potente sobre su cuerpo desnudo que se meneaba hacia atrás y adelante, rítmicamente. Sus caderas, sus anchas caderas chocaban ruidosas sobre el azulejo mojado. ¡La visión era impresionante! Ver ahí a una mujer desnuda masturbándose impunemente me perturbaba. Era la primera vez que veía una mujer haciéndolo. Aunque lo que me perturbaba era que la que se pajeaba era mi mamá… Mi pija ardía…El rostro de mamá contagiaba placer. Con una mano amasaba sus tetas. Primero una, luego la otra. Las dos. Sus pezones querían salirse de su envase. Se los masajeaba, los pellizcaba. - Mmmhhh... Con la otra mano, con dos, tres dedos, se penetraba su peluda vagina. Se acariciaba el clítoris gimiendo de un placer cada vez más intenso. - Soy tu mamá… ¡Bebé! Al escucharla nombrarme mientras se metía los dedos en su concha me enloqueció… No lo podía creer. ¡Se masturbaba pensando en mí! Me agarré el bulto. Estaba excitadísimo… como nunca antes estuve. No podía más. - Mmm…¡bebé!… ¡soy tu mami! - seguía contorneándose mientras llevaba sus dedos húmedos de jugos vaginales a su roja boca. Los chupó golosa mojándolos con su lengua rosada como si sus dedos, su mano fuese una pija… mi pija y volvió a meterlos en su concha más profundamente. - Si…as텡aaahhhh! - gimió caliente, muy caliente. Mamá seguía contorneándose al compás de sus dedos que, cual pija, entraban y salían provocándole un placer tan intenso que no podía contenerse. Su otra mano apretaba sus tetas, sus uñas rojas las rasguñaban…El agua caliente que caía de la ducha parecía enardecerla aún más. - ¡Así…así…soy toda tuyaaa…aaahhhh! Saberme objeto de deseo de ella, de mi propia madre me llenaba de deseos incestuosos. Mi verga endurecida a más no poder pugnaba por romper el slip. Me agarré la pija por debajo del calzoncillo. Tenía que controlarme… O me abalanzaba sobre mi madre y me la volteaba ahí o salía del baño disparado a masturbarme… Dudé un instante. Mi padre podía llegar en cualquier momento. Pensé que este no era ni el lugar ni el tiempo propicio para cogerme a mamá, por más que quisiera gustosísimo. Bajé del bidet, con la verga en mi mano, sin hacer el menor ruido. Me encaminé a la puerta y cuando estaba agarrando el picaporte, mamá lanzó un último gemido intenso, intensísimo. - ¡Aaaaahhhh…bebe! - mamá estaba acabando de tal modo, con tantas fuerzas que imaginé su leche brotándole de ahí a mares... mares volcánicos. Aproveché a salir cerrando la puerta tras de mi. Corrí hasta mi pieza, la cerré con llave y ahí, tirado en mí cama no tardé mucho en acabar. Un chorro largo y potente salto de la cabeza de mi pija. Y otro, y otro más… Me seguí masturbando frenético hasta que la leche hirviente dejó de salir. Mi remera, el cubrecama estaban empapados de leche. Exhausto, caí rendido. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido, en lo que había presenciado. No podía dejar de pensar en mi madre desnuda, bajo la ducha caliente, masturbándose…teniendo un orgasmo de aquellos pensando en mí. De golpe recordé que mi padre podía estar al llegar y que mi madre le iba a contar lo asqueroso que me puse cuando ella me cosía la bragueta de mi pantalón. Eso me dio una gran idea... Pero no se pongan ansiosos, a los buenos polvos hay que darles su tiempo... Lo bueno estaba por venir.