Recuerdos de juventud

He encontrado el primer relato que escribí, en 1995. No he modificado el texto original. Trata de un chico que en una misma noche hace un hat-trick con tres mujeres de una misma familia. Sencillito pero entrañable

RECUERDOS DE JUVENTUD

NOTA PREVIA: Este relato fue el primero que escribí, allá por 1995, y lo he encontrado mientras estaba haciendo limpeza de diskettes antiguos. Para algunos puede parecer tonto, soso e incluso típico, pero para mí tiene la carga emocional de haber sido el que dio origen a mis pinitos como escritor. Por eso no he modificado el texto original.


El recuerdo de aquel día me perseguirá siempre, no en vano me follé a tres mujeres diferentes en la misma noche...

Empezaré como debe ser, presentándome: Luis, casado con la primera mujer de este relato, que pasó hace ya bastante tiempo...demasiado...éramos novios por aquel entonces, de los típicos sin un Euro, buscando siempre la oportunidad para cruzar fugaces mensajes cargados de amor y sexo, sobre todo mucho sexo.

El día de autos logré quedarme a dormir en casa de los padres de mi novia, después de mucho tiempo sin conseguirlo. Y claro, la alegría era muy grande para ambos...una noche con una ración suprema de sexo, y con el hambre que pasaba de ella por aquel entonces, iba con la idea fija de aprovechar para follármela muy bien.

Tras una buena cena (cuando ven a una hija ya encarrilada, las madres no escatiman comida para convencer a los futuros yernos), esperamos pacientemente que sus padres se fueran a dormir. Sólo quedamos en el salón nosotros y su hermana, Lidia, dos años menor que mi novia, o sea 20 años. Con una sonrisa que indicaba que nos íbamos a la cama, pero no a dormir, la dejamos sola viendo la tele a los diez minutos de habernos quedado sin la vigilancia paterna.

Mi novia me guardaba una sorpresa: por fin empezó a tomar la píldora, con lo que podíamos dejar de lado el incómodo preservativo. Y me pidió encarecidamente que acabara dentro suyo, ya que quería experimentar esa sensación.

Estuvimos más de dos horas follando sin parar, estábamos ambos contentos y felices, y me maravilló ver el coño de mi novia tan abierto y lleno de mi semen. Hasta se puso un tampón porque quería retener mi líquido dentro suyo toda la noche; así que la dejé bien tapadita, y me dirigí sigiloso hacia mi habitación, cuando ví un resplandor en el comedor. La sombra de su hermana Lidia, estirada sobre el sofá. Pensé que se había dormido viendo la tv, así que me acerqué para apagarla y despertarla para que se fuera a dormir, cuando ví que estaba con los ojos abiertos, viendo una peli porno, y se estaba masturbando!!. Cuando me vió, apenas se sorprendió. Me dijo: ¿Que, ya habéis acabado? Asentí. -Pues yo no, así que déjame en paz. Lo dijo en un tono falso. Lo noté, y rodeé el sofá para ponerme ante ella. Tenía el camisón levantado, mostrándome su sexo brillante. No se tapó ni nada por el estilo. Me arrodillé y rocé mis dedos con su clítoris, mientras le decía: me parece que te hace falta ayuda. Ella suspiró y movió invitante sus caderas. Abrió bien las piernas, y me lancé a lamerla. Su coño era dulce, sabía a piña, y aunque no era virgen, era bastante estrechito. Entre suspiro y suspiro me preguntaba qué pasaría si Marta, su hermana y mi novia , nos viera así. Me incorporé, y tras besarla profundamente, le susurré que seguro que se haría una pajita mirándonos. Eso la excitó más, y mientras ya mi polla empezaba a perforar su gruta, seguí diciéndole qué haría ella, se pondría debajo nuestro, nos lamería, usaría sus dedos para hacerla correr, probaría nuestros jugos... y así se corrió dos veces antes de que yo le lanzara mi lefa sobre su vientre, pues no quería dejarla embarazada. Ella, cachonda, lo recogió con las manos, lo chupó y luego lamió mi rabo hasta que no quedó ni rastro.

-Ahora sí que estoy bien, dijo. Desconectó la tele, sacó la cinta de vídeo, y tras un beso largo, se fue a dormir.

Pensando en ello, entré en mi habitación, y cual fue mi sorpresa al encontrar a la madre de Lidia y Marta sentada sobre la cama, con cara de pocos amigos. Cuando cerré la puerta, me espetó: No me gusta que hagas eso con Marta en el sofá, y quiero que dejes de verla antes de que la perviertas más. ¡Ella pensaba que yo me había tirado a Marta en el comedor!. pero antes de que ella siguiera con su discurso, le espeté, lacerante:

¿Y por qué no nos interrumpió? y ella se quedó cortada. Como no tenía nada que perder, le dije: seguro que se excitó, ¿no?

-Eso es mentira!! pero cuando se levantó airada, la cogí por los brazos y acaricié sus bragas. Estaban mojadas. Aquí cambió el tono: No, por favor, no sigas, pero esa cantinela ya era típica de la sección femenina de esa familia. Quería decir sí. Ella tenía 44 años, y estaba de muy buen ver. Cuando le incrusté tres dedos en el coño, gimió de gusto, y se reclinó sobre la cama. Le sorbí el clítoris mientras me puse sobre ella, dejando que mi rabo le alcanzase la boca. me lo puso tieso y a punto con su lengua, pero yo quería darle algo especial, y como la habitación daba a la galería, y allí tenían la verdura, cogí un pepino enorme y empecé a untarlo con sus jugos. Cuando se dio cuenta, ya estaba dilatándola al máximo. Su vientre

danzaba vertiginoso. Estaba disfrutando como parecía que nunca lo había hecho, mientras el largo vegetal ensanchaba su peludo coño. Entraba y salía velozmente, mientras ella se corría una y otra vez. Sólo aminoré el mete y saca cuando decidí, a la vez, meterle mi pene por el culo. Ella ya estaba fuera de control, y no supe cuantas veces se corrió antes de hacerlo yo. Cuando paré y le saqué el pepino, su coño se quedó abierto a tope, sin pudor alguno dejó sus piernas abiertas mientras emanaba el flujo de sus corridas.

Aún respirando fuerte, ella me besó en la boca, y me dijo que la perdonara por lo que me dijo, y que me compensaría ofreciéndose para disfrutarla de esa forma otras noches así.

Y así lo hice...."

FIN