Recuerdos (7)

Solo y suelto en la capital, son muchas las cosas que viví y que recuerdo gratamente.

Rosa Elena fue una experiencia muy singular en mi vida. Andaba caminando por la Avenida Libertador cuando me encontré de frente con una muchacha como de diecinueve años; era preciosa, menuda de estatura pero con un rostro y un cuerpo bellísimos; su cabello era negro como el azabache y le caía liso hasta la cintura, justo donde se pronunciaba un trasero redondito y firme; su dulce voz acariciaba al hablar, tenía unos senos bien desarrollados para su estatura pero no desproporcionados y su cintura era de avispa.

Después de caminar un rato, me confesó que no tenía donde pasar la noche y yo le propuse que la pasáramos juntos; "Si no te parece mal, podríamos dormir juntos esta noche; no es necesario que tengas sexo conmigo, lo que pasa es que no tengo suficiente dinero como para pagarte una habitación separada, pero no te preocupes, no te voy a pedir nada a cambio a menos que tu lo desees...";ella accedió y nos fuimos a un hotel cercano.

Entramos a la habitación y como era lógico, terminamos unidos en un tierno beso que luego pasó a ser apasionado, comenzamos a besarnos y acariciarnos mutuamente; yo me entretuve disfrutando su menuda boca y amasando sus firmes tetas primero y sus hermosas y firmes nalgas después. Le quité la blusa y ella me despojó de mi camisa; pegué mi boca a sus suaves tetas y sus pezones se hincharon excitados, menuditos y bien definidos; la tiré en la cama y restregué mi verga que para entonces estaba bien dura, contra su entrepierna; de pronto me dijo con su cantarina voz...; "Yo no soy lo que tu piensas..."; "No sientas vergüenza, no te considero una prostituta por el hecho que te hayas venido conmigo..."; "No me refiero a eso Armando!, lo que quiero decirte es que no soy una mujer como otras; mejor dicho, soy transformista..."; "Coño!, no puede ser!, no me hagas esto por favor!, te ves tan bella!, tienes un cuerpo tan delicioso y además tu voz..."; me tiré a su lado con un sentimiento de rabia y frustración carcomiendo mi mente. Rosa Elena comenzó a llorar desconsoladamente mientras trataba de explicarme que no me lo había dicho antes por miedo a que la rechazara y tener que pasar la noche en la calle...; "Yo no me prostituyo!, si así fuera, me hubiera sido fácil conseguir dinero con cualquiera de los hombres que se detuvieron a preguntarme la tarifa; en cambio tu me abordaste como si de verdad fuera la mujer que siento que soy; fuiste tan caballero que enseguida me cautivaste, por eso me vine contigo, pero si quieres me voy..."; me sonaron tan sinceras sus palabras que terminé por compadecerla...; "Está bien, puedes pasar la noche conmigo, pero te olvidas que vamos a hacer nada!, yo no he tenido relaciones de ese tipo jamás y no las voy a tener ahora..."; "Pero te excitaste y bastante mientras nos acariciábamos..."; "Eso fue antes de saber lo que eras!!"; Él, o quizá debo decir ella, se echó a llorar boca abajo y yo me di media vuelta y me dispuse a dormir, pero su llanto no me dejaba...; "Oye!, ya está bien!, deja de llorar que por lo menos tienes donde pasar la noche, y si quieres saberlo, yo no te juzgo!, simplemente me molestó tu engaño, ahora duérmete y déjame dormir..."; "Está bien, me callo, pero al menos deja que te pagué el favor que me hiciste..."; "No sé como podrías..., ni siquiera tenías para la habitación..."; Rosa Elena no contestó, tomó mi mano con mucha delicadeza y la acercó a su boca, tomó mi dedo medio y lo introdujo en su boca succionando con fuerza, una y otra vez lo deslizó adentro y afuera como si fuese un falo; debo confesar que aquello me excitó, ella se dio cuenta y acarició mi erección por encima de la tela; soltó mi cinturón y delicadamente fue abriendo el cierre, soltó el botón y haló la tela hacia abajo; yo la dejé que me despojara de la prenda y comencé a acariciar sus cabellos con una mano mientras con la otra amasaba una de sus deliciosas tetas; fue besando mi pecho hacia abajo hasta que llegó a mi erección; entonces lo recorrió con su lengua varias veces azotando la punta con mucha rapidez, yo comenzaba a preguntarme como haría para meterse mi hinchada cabezota en aquella boquita tan diminuta.

Abrió sus delicados labios tanto como pudo y abarcó mi glande con dificultad, pero no obstante, fue succionando suavemente hasta que logró meterse mis diecinueve centímetros en la boca y yo sentí como mi glande chocaba con el fondo de su garganta; aquello me puso a millón; enredé mis dedos en su cabellera y literalmente comencé a cogerla por la boca; primero muy suavemente y luego con mayor ímpetu; tenía una cavidad tan húmeda, tan tibia y sobre todo tan estrecha, que en pocos minutos la inundé con un interminable caudal de semen que salía disparado en fuertes chorros que iban a dar al fondo de su exquisita boca y que ella tragó con avidez como si se tratara de un delicioso néctar; todavía sostuvo mi miembro entre su boca hasta que se tornó fláccido...; "Gracias, tienes una boca deliciosa!!..."; "No fue nada!, disculpa si te engañé..."; "No te preocupes!, ahora duérmete..."; "Me dejas darte un beso...?"; "Mira!, mejor olvídalo si?, quisiste hacerme algo y reconozco que resultó muy placentero, pero hasta ahí..., ahora duérmete por favor..."

Debo ser honesto, sentía que debía rechazarla, pero mi mente no hacía otra cosa que pensar en el inmenso placer que me había dado con su boca; sentir como se esforzaba en recibir mi erección en aquella diminuta boca; ¿cómo sería si pudiera disfrutar de todo su cuerpo y sobre todo de su "feminidad"?; me quedé dormido con esos pensamientos en mi mente.

En la mañana como es natural, me desperté con una tremenda erección, me di media vuelta sin recordar que "ella" estaba a mi lado; entonces la vi en toda su belleza, se había desnudado y estaba de espaldas a mí, su cabello suelto y aquel hermoso par de nalgas cubiertas apenas por una diminuta tanga, toda su piel se veía suave al tacto y dormía plácidamente; definitivamente, aquella "mujercita", estaba deliciosa, su cuerpo invitaba a poseerla, entonces no lo pensé más, y haciendo como que dormía, pasé mi brazo por su costado y la abracé pegando mi cuerpo al suyo y dejándole sentir mi erección contra sus nalgas; ella tardó unos segundos en despertarse y pensó que yo dormía, tomó mi mano y la besó delicadamente para luego apoyarla en una de sus tetas y movió su trasero contra mi virilidad de una forma bastante erótica.

Yo, todavía "dormido", la aferré por la cintura y me moví contra ella, volví a abarcar una de sus tetas y seguí moviéndome, ella me correspondió y pude oír sus gemidos de excitación, aquello terminó de convencerme..., busqué sus labios y la besé apasionadamente, busqué su lengua y se la chupe hasta casi arrancársela; me subí sobre su diminuto cuerpo y volví a besarla, esta vez ella me recibió ansiosa y succionó mi lengua haciendo que experimentara una sensación maravillosa; después de saciarme con su boca y sus tetas, le quité la tanga y ella cubrió su minúsculo pene con una toalla y trató de volverse boca abajo, yo se lo impedí...; "Si te voy a hacer el amor, quiero que sea de frente, acepto lo que eres, pero quiero gozar tu boca!, tus tetas, todo de ti!!!"; "Como tu quieras mi vida!, pero antes debo confesarte algo más..."; "Oye!, no me salgas con otra sorpresa!!!"; "Pues espero que esta si te agrade..., mira Armando, toda mi vida me he sentido mujer, desde muy niña me di cuenta que la naturaleza me había dotado con algo que no me pertenecía, por eso aprendí a comportarme como una mujer, cuidé mi cuerpo hasta hacerlo como lo ves, tomé un tratamiento con hormonas, cuidé mi voz, mis modales, mis ademanes, todo!, de hecho me considero una mujer completa salvo por esto...; pero hasta hoy no he sido de ningún hombre..., solo he hecho sexo oral, lo que quiere decir que tu me vas a quitar la virginidad, y espero que sepas ser delicado, me da terror lo que me pueda doler pero definitivamente tu eres ese hombre especial; otros me han pretendido pero solo por el gusto de hacer sexo con alguien "raro" como yo, en cambio tú me rechazaste al principio y sin embargo me has hecho sentir mas mujer que nunca, así que tómame mi vida!, iníciame como mujer!!"

Aquella confesión me puso a subirme por las paredes, volví a gozar de su boca y sus tetas mientras colocaba sus piernas bien alzadas alrededor de mi cintura, Rosa Elena no tenía ni siquiera lubricante con ella por lo que tuve que usar saliva; me apliqué suficiente en el pene y ella usó la suya para frotarse bastante en la entrada de su agujerito, coloqué mi cabezota justo a la entrada e hice presión suave pero firmemente hasta que logré traspasar su culito virgen, ella abrió sus ojos al máximo y se le salieron las lágrimas… "Ayyyyyyyyyy mi vidaaaaaaaaaa!!, me desvirgaste Armando!, esto duele horrores mi amor, pero ya me hiciste mujer…"

Yo que sabía lo que era penetrar a una mujer por detrás, me mantuve inmóvil esperando que sus músculos se aflojaran y se acoplaran a aquel inmenso invasor, me incliné y amasé sus tetas al mismo tiempo que le daba un beso muy tierno en los labios, me moví muy despacio hasta que estuve todo en su interior, ella pujaba de dolor pero me correspondía al beso lo cual me indicaba que lo estaba soportando, comencé a moverme lentamente yendo y viniendo muy corto hasta que sentí que ella comenzaba a moverse, la dejé hasta que ella misma encontró su ritmo y me acoplé a sus movimientos; cuando logró su primer orgasmo se deshizo en llanto diciéndome lo rico que sentía mi mástil dentro de su estrenado culito, de su pequeña erección brotó una pequeña porción de líquido. Todavía la dejé acabar varias veces y entonces le advertí que cuando yo acababa solía ser muy violento...; "No importa mi cielo, hazme sentir lo que es un hombre destrozando mis entrañas, pero dame toda tu leche, quiero que me goces como te dé la gana, darte todo el placer que pueda, no importa cuanto me duela!!"; me moví un poco más rápido y cuando me percaté que lo estaba disfrutando sin dolor, se lo saqué de pronto y después de dos segundos volví a penetrarla hasta el fondo...; "Eso fue delicioso mi vida!, es una mezcla de dolor y placer increíble, hazlo de nuevo!, quiero sentirte entrando y saliendo de mi culito una y otra vez!!, quiero sentir como me llegas hasta lo más profundo de mi ser con esa ricura papito rico!!"; lo hice repetidas veces, cada vez más rápido y más fuerte...; "Ssssssss!, aaayyyyy mi viiidaaaaaa!, que cosa tan deliciosa mi amor!!, dame mas duro Armando!, quiero que me hagas llorar!, quiero que me duelas bien rico mi hombre!; Sssssssssssssss!, Assíiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!, cooooñoooooooooooooo que dolor tan divino mi machooteeeeee!!, cógete mi culito con furia que voy a acabar mi cieeelooooooooooooooooooo!!, Ay!, Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!"; al sentir que estaba acabando me afinqué con todas mis fuerzas y le inundé los intestinos con un torrente interminable de leche que salía disparada en potentes y largos chorros que iban a parar al fondo de su caliente intestino; Rosa Elena soportó mis embates gozando su orgasmo a plenitud y yo le entregué mi venida larga e intensa como pocas veces había logrado en mi vida; todavía estuve un buen rato dentro de ella hasta que mi fláccido miembro salió con mucha suavidad de su recién estrenado agujerito.

Realmente, la experiencia con Rosa Elena me causó un placer inmenso, tal vez por ser la primera vez que tenía relaciones con una persona como ella; lo cierto es que ese día lo hicimos cuatro veces más y cada vez el placer era mayor para ambos; después nos volvimos a ver cuatro o cinco veces más y ella se esmeraba en llenarme de placer, me trataba como si fuera su novio e igual me recibía en su boca o en su trasero, lo único que deseaba era verme acabando de cualquier forma.

Años mas tarde tuve una experiencia con Nidia, otra transformista; esta, al contrario de Rosa Elena, tenía un aspecto muy femenino, pero más exótico; su aspecto era realmente impactante y tenía el aspecto de vampiresa.

La recogí en mi taxi más que por haberme pedido servicio, porque me llamó la atención desde que la vi, tanto que sentí el deseo de abordarla sin saber que se trataba de una persona especial; se veía tan provocativa tanto de lejos como de cerca y su voz no delataba su intimidad. Apenas se subió en el carro, le dije que me gustaba muchísimo y ella me fue franca...; "Soy transformista mi vida, así es que si quieres algo conmigo, ya sabes a que atenerte..."; era tan deseable que no lo pensé mucho y me la llevé al taller que tenía y le di la cogida de su vida; después de hacer que me mamara un rato, me gocé sus grandes tetas mientras le decía que deseaba verla gozando conmigo; la fui besando de tal forma y hablándole de tal forma al oído, que de pronto me di cuenta que sus gemidos no eran fingidos, bajé la mirada y me percaté que tenía una erección descomunal, casi sentí envidia pues lo tenía más grande que el mío, pero no me importó, al contrario, me causó placer saber que había logrado excitarla hasta ese punto; la coloqué boca arriba con las piernas sobre mis hombros y se lo dejé ir despacio hasta lo último, ella suspiró largo y hondo y comenzó a disfrutarme. Nidia sabía como darle placer a un hombre, se movía con un ritmo delicioso y apretaba el culo de una manera extraordinaria y a voluntad, pero yo me contuve, la hice acabar tres veces, la primera, disparó largos chorros de leche que bañaron su pecho hasta el cuello; aquello me impresionó de tal forma que quise verla otra vez acabando así, le fui dando despacio hasta que se le volvió a parar, lo estaba gozando de verdad porque pronto volvió a bañarse con su semen aunque en menor cantidad; la sentí acabando por el culo pues según me dijo, podía lograr un orgasmo sin erección si el hombre que estaba con ella le daba duro y sabroso, así lo hice y enseguida noté como se estremecía apretando el culo de una forma deliciosa; de pronto sentí el deseo de acabarle en su bello rostro, le pregunté si me permitiría hacerlo y ella sonriente me dijo que su cuerpo era mío para lo que yo quisiera y de inmediato le descargué largos chorros de leche en sus bellas facciones; ella abría la boca para sorber un poco, pero la mayor cantidad quedó regada en aquellas exóticas facciones, luego ella fue recogiendo con su mano todo lo que pudo y se lo llevó a la boca tragándose cuanto pudo recoger. Volvimos a hacerlo tres veces esa noche y luego me vi con ella en varias oportunidades; siempre estaba dispuesta a brindarme su cara, sus tetas o su trasero para provocarme un buen orgasmo; la mayoría de las veces lo hacíamos de frente porque me encantaban sus tetas y su boca, pero a diferencia de Rosa Elena, Nidia gustaba ponerse con el culo bien empinado para que me la clavara en esa posición porque le causaba más placer cuando estando así, yo halaba sus cabellos hasta elevar su cabeza bastante hacia atrás, según ella, eso le provocaba un placer mucho mayor.

Eran dos personalidades diferentes, pero ambas se sentían mujeres y las dos eran capaces de brindarle placer al hombre más exigente y quizá, no sé, a cualquier mujer; no tanto Rosa Elena que solo se excitaba cuando yo la penetraba, pero Nidia se notaba más dispuesta a tener relaciones heterosexuales, lamentablemente nunca pude comprobarlo pues no se me dio la oportunidad de tener una mujer dispuesta a estar con una persona de esas características.

Lo cierto es que desde ese día, veo a los transformistas de una forma distinta, ya no como seres raros, sino como personas que sienten y padecen igual que nosotros.