Recuerdos...
Peer, tenía mala cara, parecía que llevaba días sin dormir, se acercó a mi cara y mirándome, soltó, ¡Cristian ya no está con nosotros!, me costó reaccionar y pregunté ¿dónde está entonces
RECUERDOS...
De los relatos de AMIGOS Y MAS AMIGOS, lo único, que no era cierto, fue que yo no avisé a Rudolf Nurèyev, de la trampa del KGB, ese hecho, me lo contó él a mí y yo lo incluí en el relato, sí estuve con él, pero nos conocimos en los lavabos de una discoteca, ubicada en la Plaza Real, Tobogán.
Cuando cumplí los 18 años, me enfrenté a mis padres, no quería seguir mintiéndoles y les conté mi condición sexual, tuvimos una fuerte discusión, esa noche me fui de casa y pasé la coche, en casa de Mauricio, al día siguiente, llamé a mis padres, disculpándome, por el arrebato, pero no debían querer cambiarme, ni yo lo quería, estaba conforme, como estaba, a partir de entonces, todo eran siempre preguntas y no quería volver a mentir, les decía la verdad (a medias, no contaba, donde me metía, ni con quien).
Desde mi famoso cumpleaños, Cristian y yo, salíamos juntos, nos veíamos cada día, aunque fuera un rato, nos distanciamos un poco de sus hermanos y del resto de amigos, aunque nos encontrábamos con ellos en bastantes lugares y todo era cordial, llevábamos como un año y medio juntos, nos entendíamos de maravilla, casi no teníamos que decirnos algo, porque el otro lo sabía, hacíamos el amor, en el piso, que había alquilado, con otra persona, llamado Ramón.
Hace unos siete u ocho meses, fui a ver a mi madre al trabajo, en una perfumería céntrica, cerca de la Plaza Cataluña, estuve hablando, con ella y de pronto me presentó a un joven de unos 31 años, que era representante de una marca de perfumes y cosméticos, se llama Ramón, nos dimos la mano, noté que me observaba, de arriba abajo, luego me fui, despidiéndome de todos. El viernes de la misma semana, coincidí con Ramón en una discoteca, Cristian, no estaba, en Barcelona, nos pusimos a hablar, y me contó, que estaba casado, tenía una niña y un niño, de corta edad, había descubierto su nueva sexualidad, hacía un año, pero seguía en su casa, con la mujer y los niños, lo que necesitaba era un sitio, donde poder llevar, a los ligues, que le salieran, para tener más intimidad, yo comenté que buscaba un piso, para alquilar, que no fuera caro y hablando, llegamos a un acuerdo, él compartiría el alquiler y yo, pagaba, medio alquiler y los gastos, luz, agua, gas, el teléfono a medias,
Estuvimos buscando, por diferentes sitios, pero lo queríamos bastante céntrico, al fin encontramos uno, el único problema era, la altura, era un edificio antiguo, sin ascensor y el piso era un quinto, con principal y entresuelo, lo que equivalía a siete pisos, andando y en cada dos pisos, en la escalera, había en una esquina un asiento, supongo que para descansar y lo alquilamos, tenía tres dormitorios, grandes, un salón, un comedor, cocina y un baño bastante reducido, pero servía. Lo pintamos, los trillizos, nos ayudaron, junto a Mauricio, Peer, nos regaló algunos muebles, que no usaban y estaban en el trastero, el resto, de segunda mano, en Los Encantes Viejos, lo único nuevo los colchones.
Ramón, como es representante, viaja mucho y a veces no viene en todo el mes, el piso está a mi disposición y allí, nos hacíamos el amor Cristian y yo, nos éramos fieles, salvo, cuando los dos queríamos añadir a alguien, para tener sexo más variado. Al cumplir el primer aniversario de estar juntos, me regaló unos pendientes en forma de aro, me enseñó otro juego, para él y con cubitos de hielo y una aguja de saco, nos hicimos los orificios en los dos lóbulos de las orejas, colocándonos los aros de oro, así cicatrizan mejor y teníamos que moverlos todos los días, para que no se formara costra y se cerraran, ése día follamos a saco, declarándonos nuestro amor mutuo.
Un domingo, habíamos quedado, con sus hermanos, por la mañana, salimos a dar una vuelta, paseábamos por el paseo central de la Ramblas de Cataluña, íbamos charlando y bromeando, cuando de pronto, oímos el chirrido de un coche, salí despedido, mientras estaba en el suelo, lo último, que vi, era a Cristian volar por los aires, como un muñeco roto, perdiendo luego la consciencia.
Cuando desperté, lo primero, que hice fue preguntar, por Cristian, apenas podía hablar y respirar, mi madre, dijo, que tenía que descansar y reponerme, tenía una pierna rota, también algunas costillas y como me tiraron boca abajo, tenía toda la cara hinchada, el labio partido y los ojos también hinchados, pero, no me dijeron nada de Cristian, yo volvía a preguntar, pero nadie me decía nada, solo que me calmara y volvían a sedarme.
No recordaba, cuantos días, llevaba allí, pero una vez que me desperté, me encontré cara a cara, con Peer, tenía mala cara, parecía que llevaba días sin dormir, se acercó a mi cara y mirándome, soltó, ¡Cristian ya no está con nosotros!, me costó reaccionar y pregunté ¿dónde está entonces?, murió en el acto, al estrellarse, contra el suelo, continuó ¿recuerdas el accidente? Yo asentí y rodaron muchas lágrimas por mis mejillas, al igual que a Peer, entonces me dijo, que me repusiera y cuando estuviera mejor, podríamos hablar, dije: ¡lo siento, lo quería con toda mi alma! Él contestó: ¡lo sé y él también a ti!, pero ya hablaremos, besó mi frente y salió, yo seguí llorando, por Cristian y por mi vida partida.
Vinieron a verme todos mis amigos, incluidos, Adam, con Christopher y Cristóbal, al verlos lloré desconsoladamente, me abrazaron y me contaron, que el coche, para no atropellar a una moto, se había subido al paseo, arrollándonos a nosotros, ellos se libraron, por estar un poco más adelantados que nosotros y vieron a Cristian, volar por los aires, cayéndose desparramado en el suelo, al igual que yo, pero él ya no respiraba, no se pudo hacer nada.
Una semana después, salí del hospital, mis padres, me tuvieron en su casa, durante mi convalecencia y cuando retiraron la escayola, me dediqué a recuperar la fortaleza de mi pierna, las costillas, se habían unido solas, cuando ya estuve bien, llamé a Peer, para saber dónde estaba enterrado Cristian, pasó con su coche y fuimos al Cementerio de Montjuich, a visitar el panteón comprado por la familia, delante de su tumba, recé, pidiendo, que los ángeles, lo acogieran con amor y que disfrutara allí arriba, que se acordara de nosotros, me trajo de nuevo a casa de mis padres, diciendo, que sería conveniente, que durante algún tiempo, no nos viéramos, debido a los mellizos, que cada vez, que me veían, se trastornaban, acordándose de su hermano idéntico, fallecido, yo asentí, él dijo, que lo llamara de vez en cuando, para estar en contacto y se marchó.
Cuando me recuperé, del todo, me despedí de mis padres, les dije que estaría en contacto con ellos, volví al piso que teníamos alquilado Ramón y yo, éste mes le tocaba, la provincia de Barcelona, entonces nos veríamos más a menudo, me dio el pésame, por Cristian, preguntando como me encontraba de ánimos, le contesté que estaba como perdido, me tendió una carta, la abrí y comencé a leerla, era de Christopher y Cristóbal, me comunicaban, que en honor a su hermano, se habían hecho un agujero en la oreja y se habían colocado cada uno, uno de los aros, que pertenecían a Cristian, me hacían saber que Peer, su padre los mandaba a una universidad de Londres, internos, por lo menos, durante un año, me decían que me escribirían y estarían en contacto conmigo, se despedían dándome ánimos y muchos besos, luego sus firmas. Mientras leía la carta, por mis mejillas, resbalaban lágrimas, me sequé la cara y guardé la carta.
Volví a la rutina, ahora trabajaba en la compañía de seguros, había subido de categoría y estaba bien considerado, a pesar de las bromas de los pendientes, me trataban todos muy bien, algunos días hacía horas extras, para ganar más dinero y seguía dando clases de natación a personas con algún tipo de minusvalía, había formado un grupo de estos, algo mayores y los entrenaba, para que participaran en torneos, con otros colegios y de diferentes regiones, esto me calmaba bastante el ansia de autodestrucción, que me pasaban por la cabeza. Ahora no salía, los fines de semana, ni iba a los sitios que antes frecuentaba.
Teníamos un desplazamiento, con los nadadores en Madrid, fuimos en autocar, con dos médicos, dos enfermeras, dos profesores, eran un grupo de 12 nadadores entre chicos y chicas, de diferentes edades, también venían algunos padres y otro nadador, que era mi ayudante. Dentro del grupo había un joven, que al verlo, nunca hubieras dicho que tenía alguna dificultad, pero lo notabas en su comportamiento y en su habla, muy infantil, su nombre es Nicolás, aunque ya tenía unos 18 años, era muy atractivo, pero nunca lo miré con deseo, pero era muy cariñoso, siempre quería estar a mi lado. Llegamos a un colegio, donde se celebraría la competición, nos ubicaron en unos dormitorios, con tres camas en cada habitación, me ofrecieron una individual, pero dije, que la reservaran para otra persona, quería controlar un poco al grupo, me dieron otra con tres camas y detrás mío entró Nicolás y su padre, que intentaba llevarlo a otra habitación, pero el joven no quería irse y el padre se disculpó, le dije que no pasaba nada, que habían tres camas y allí se instalaron.
Avisé a todos, que se pusieran el bañador, que bajaríamos a entrenar un poco, para el día siguiente, nos cambiamos todos, excepto los padres y nos fuimos a la piscina cubierta y estuvimos entrenando, todo iba de fábula, luego cenamos y volvimos a las habitaciones, en un aparte, el padre de Nicolás, me comentó que su hijo, tenía fijación por mí, que siempre estaba hablando de mí y comentaba, la perfecta forma de mi físico y la manera de tratarlo. Le dije, que lo trataba como a los otros nadadores, sin importarme nada más, él dijo, que ya lo sabía y lo había visto, también me comentó que lo había llevado, para que se desahogara, con una chica, pero no funcionó bien y se lo echó en cara, ahora temía que al estar en la misma habitación, hiciera algo inapropiado, lo calmé, diciendo, que ya veríamos llegado el momento, pero, que no lo recriminara, él asintió.
El padre ocupó la cama del medio, yo en la derecha y su hijo, en el otro lado, me acosté y me saqué el bañador, quedándome desnudo, debajo de las sabanas, ellos se acostaron, el padre, con pijama y Nicolás con calzoncillos blancos, apagamos la luz, pero a través de la persiana de lamas, entraba una suave luz, que provenía del patio del colegio. Estaba medio dormido, cuando noté, que abrían mis sabanas y supe, que Nicolás se había deslizado, dentro de mi cama, se puso de lado, pasando su mano, por encima de mis pechos, desplazando su mano, hacía abajo, acariciando mi vello púbico, lo oía respirar con dificultad, como nervioso, seguí haciéndome el dormido,
Ahora su respiración estaba rozando mi mejilla, mientras su mano acariciaba mi verga, que se estaba poniendo muy dura, hice un pequeño movimiento de cabeza, girando mi cara hacía él, mientras separaba un poco las piernas, aprovechó y sacando su lengua, me fue dibujando mis labios, abrí un poco mi boca y sacando mi lengua se la ofrecí, abrí los ojos para mirarlo, en la semi penumbra, se introdujo, mi lengua en su boca, chupándola y moviendo su lengua, su mano, agarraba mi verga bien dura y me masturbaba, con suavidad.
Miré por encima de él y vi los ojos abiertos de su padre, que no se perdía detalle de lo que ocurría, acerqué más mi boca besándole, lo coloqué encima mío, deslicé mis manos hacía abajo, quitándole los calzoncillos, que quedaron el fondo de las sabanas, acaricié su espalda y sus nalgas, ya lo había visto desnudo, pero su verga estaba muy crecida y con un grosor bastante grande, ya la tenía erguida y palpitante, la cogí y la puse entre mis piernas, cerrándolas, entonces, comenzó como si me penetrara, levantaba su culo y hundía su verga entre mis piernas, rozando mis huevos, incluido mi agujero, que también estaba palpitando, mi verga rozando nuestros cuerpos, mientras nos comíamos las bocas y le acariciaba su bonito cabello.
Lo hice subirse y que se pusiera delante de mi cara, cogí la gruesa verga, la masturbé y fui lamiéndola, mientras gemía, luego la fui introduciendo dentro de mi boca y con mis manos, le empujaba el culo hacia adelante y hacia atrás, comprendió y él solo, fue follándome la boca, mientras acariciaba mi cabeza, de reojo, el padre, había apartado sus sabanas y vi que se estaba acariciando su verga, dentro del pantalón del pijama.
Sacó su verga de mi boca y deslizándose hacia abajo, apartó las sabanas y sentándose sobre sus talones, cogió mi verga y comenzó a chuparla, lo estaba haciendo muy bien, para que fuera su primera vez, bajó y se introdujo, primero uno y luego el otro, mis huevos en su boca, me separó las piernas, levantándolas y chupó mi agujero, forzando su lengua dentro, mi ano palpitaba, se incorporó y dirigiendo con su mano la verga, me fue penetrando, me dolía un montón, pero no quería quejarme, me relajé y entonces, separé mis nalgas y apretando su culo hacía mí, entró de lleno, agarrando mis tobillos, comenzaron sus embestidas, al principio poco a poco, pero después aceleraba y salía de mi interior, volviendo a clavarse dentro de nuevo.
Su padre, se había bajado el pantalón del pijama y vi su verga totalmente erguida y seguía masturbándose, le hice una señal, para que se acercara, se levantó y se puso a mi lado, miró a su hijo y éste a él, no se dijeron nada, abrí la chaqueta del pijama, acaricié el pecho con vello, deslizando mi mano, hasta encontrar su verga, que era igual a la de su hijo, retiré la piel y comencé a chupársela, moviendo mi cabeza al mismo tiempo, que yo era empujado por su hijo, ahora los gemidos eran de los tres, Nicolás acachó su cuerpo, acercando su boca a la verga de su padre y se unió a mí chupándosela, éste no pudo aguantar más y soltó una gran cantidad de semen encima de nuestras bocas, que nosotros chupábamos , tragándonos su leche, al tiempo el joven se irguió y clavándose de nuevo, soltó una buena cantidad de semen dentro de mi culo, yo al notar los trallazos del semen dentro, iba a masturbarme, pero el chaval, ocupó mi verga con su mano y masturbándome, me hizo terminar, soltando mi semen encima de mi cuerpo.
Nicolás recogió con sus dedos largos mi semen y se lo llevó a la boca, recogió más, acercando su mano a la boca de su padre, éste se apartó, pero su hijo, insistió y aceptó mi semen de la mano de su hijo, éste ya había salido de mi culo y pasó sus dedos, por mi agujero, limpiándoselos en la boca, saboreando su propio semen, el padre acercó su boca y limpió los dedos de su hijo, después éste le abrazó y metió su lengua dentro de la boca de su padre. Me levanté, para ir al baño, pero el padre, estiró su brazo, para que me uniera a ellos, saboreándonos las bocas. Cuando dejamos de besarnos, fui al baño y me di una ducha rápida, al volver, a la habitación, estaban cada uno en su cama, me metí en la mía y los dos dijeron, al mismo tiempo: ¡Gracias! Yo respondí: ¡Igualmente y ahora a dormir, que mañana y pasado, tenemos competición! Nos quedamos dormidos.
Los resultados, de la competición, fueron muy buenos, entre los compañeros del equipo, había buen ambiente, pero les avisé que todavía quedaba, el domingo, para estar tan eufóricos, se calmaron un poco, habíamos tenido carreras por la mañana y por la tarde, cenamos y vimos un rato la televisión, luego fuimos a los cuartos. Esta vez, se acostaron los dos desnudos, imitándome a mí.
Esta vez Nicolás, se acercó a la cama de su padre, retirando las sabanas, hasta el pie de la cama, se agachó, entre sus piernas poniendo dentro de su boca, la verga paternal, que estaba flácida, pero al contacto de la mano del hijo, comenzó a cobrar vida, mientras sus manos acariciaban el cabello del joven, me acerqué a ellos de pie, al lado de la cabeza del padre, subí encima de la cama y poniéndome a horcajadas, delante de su cara. Le ofrecí mi verga, que empezaba a despertar, succionó con fuerza, mientras acariciaba mis huevos, acercándole mi ano, para que pasara su lengua, dándome placer, me di la vuelta y pasamos a hacer un 69, él me chupaba y yo lo chupaba a él, mientras su hijo, le había levantado las piernas, chupándole el culo a él y metiéndole los dedos, dilatándole, éste gemía.
Entonces el joven, penetró a su progenitor, haciendo que este se quejara, al principio, pero luego, solo se oían gemidos, fue embistiéndole bastante fuerte, al cabo de un rato, salió del culo, tirando de mí, para que ocupara su lugar, eso hice, me clavé dentro de ese culo, sabroso, agarrándole por las caderas, entraba y salía de su interior, él soltaba leves gemidos, por tener la boca ocupada con la verga de su hijo, salí del culo del padre y entonces Nicolás se tumbó boca arriba, igual que la postura de su padre anteriormente, entonces, acerqué mi verga y se la clavé de una sola estocada y comencé a entrar y salir de su maravilloso culo, tan apretado, era una delicia, doblé la almohada y la puse debajo de sus nalgas, para elevarlo y entonces noté la verga del padre entrando dentro mío, agarrado a mis caderas, me embestía con fuerza, al tiempo, que yo penetraba a su hijo, entonces Nicolás, gimió, corriéndose, sobre su pecho, mientras soltaba su semen apretaba el esfínter, dándome más placer, provocando, que yo soltara, mi semen dentro de su culo y lo mismo hizo su padre, en el mío, me desplomé encima del cuerpo del joven y su padre, encima de mi espalda, abrazando mi cuerpo.
Nos metimos los tres en la bañera y nos limpiamos del semen derramado, dentro y fuera, nos acostamos. Por la mañana, nos metimos en la bañera, y Nicolás ofreció su espalda a su padre, enjaboné el culo, del joven y la verga del padre, éste apuntó y penetró dentro del culo de su hijo, con varias sacudidas y empujones, soltó su semen dentro del culo, al tiempo yo le chupaba la verga al joven, obligándole a correrse encima de mi cara, mientras yo me masturbaba y soltaba mi semen en el fondo de la bañera, nos lavamos y nos vestimos, para ir a la competición.
Antes de separarnos, el padre de Nicolás, me dio las gracias, que ahora sí estaba unido a su hijo, ya que debido a su trabajo, lo cuidaba su madre, pero ésta falleció hace cinco años y hasta ahora no se habían unido.
Esta jornada, también fue espectacular y nos volvimos en autocar, todos muy eufóricos y contentos. Cuando llegué a mi piso, me encontré con una carta, que me citaban, para presentarme en las oficinas de Reclutamiento, para hacer el Servicio Militar Obligatorio. Dejé la carta encima de un mueble del comedor, estuve paseando por el piso, mirándolo todo, y todo me recordaba a Cristian, incluso, haciendo sexo, con Nicolás y su padre, me lo recordó, salían algunas lágrimas de mis ojos, me tumbé encima de mi cama, quedándome dormido.
Me despertó unos golpes, en la entrada del piso, me levanté y fui a mirar, era Ramón, que venía bastante bebido, se había quedado apoyado en la pared y se deslizaba hacía el suelo, llegando a sentarse en él, lo ayudé a levantarse y lo conduje al baño, le refresqué la cara y el cuello, le vinieron arcadas, abrí la tapa de Wáter y vomitó, todo líquido, le di agua con un vaso y siguió sacando más, por fin dejó de sacar, lo que llevaba dentro, le volví a mojar la cara y el pelo y lo acompañé a su cuarto, se tiró encima de la cama, yo le di la vuelta y lo fui desnudando, él apenas colaboraba, casi me impedía que lo desnudara, al fin conseguí que se quedara con un minúsculo slip y le tiré las sabanas por encima.
Entonces, su mano, me cogió tirando de mí, susurrando que me quedara con él, que no quería estar solo, me desnudé y me acosté a su lado, apoyó su brazo encima de mi pecho, mientras su cuerpo estaba boca abajo, miré su cara, parecía indefenso, algo le había pasado, bastante grave, él no suele beber alcohol. Yo estaba despierto, pensando en todas las cosas, que me habían ocurrido, hasta este momento, entonces noté que su brazo bajaba, hasta acariciar mi verga, cogiéndola con toda su mano.
Levantó su cara, mirándome y continuó acariciándome la verga, arriba y abajo, diciéndome: ¡Déjame estar contigo, te deseo!, le abracé y acercando mi boca a la suya, lo besé, él respondió del mismo modo y juntamos nuestras bocas, sorbiendo nuestras lenguas, bajó su boca sobre mis pechos, mordiéndome las tetillas, siguió bajando y se metió mi verga bien dura en su boca, yo aparté las sabanas, tirando de él, le di la vuelta y comenzamos a practicarnos unas mamadas mutuas, la verga no era muy gruesa, pero sí larga, me entraba en la boca, como si fuera un helado, sabía muy bien y estaba muy a punto.
Separé mis piernas y él pasó sus manos por debajo de mi culo, levantándomelo, así podía chupar mi agujero a su placer, introduciendo sus dedos, para que dilatara bien, cambió de posición, colocándose entre mis piernas y levantándomelas, apuntó su verga y la clavó, quedándose quieto, a continuación, comenzó a moverse, entrando y saliendo, me estaba dando mucho placer, mientras los dos gemíamos, agachó su cara, acercándose a mis labios, mordiéndolos y lamiéndolos después, apoyó su cabeza a mi lado y con un gran gemido, soltó su semen en mi culo, se desplomó encima mío y al poco rato, estaba dormido. Salí de debajo de él, quedándose boca abajo y yo con una gran erección, me arrodillé entre sus piernas, acercando mi lengua a su culo, comenzando a lamérselo, separé sus nalgas buscando su agujero, éste con mi lengua, se contraía, pero estaba muy cerrado, solté saliva y fui metiendo un dedo, con suavidad, una vez dentro, lo movía en círculos, dilatando su ano.
Metí la mano, por debajo de sus piernas, bajando su verga hacía abajo, donde podía lamerla al igual que a sus hermosos y peludos huevos, movió una pierna, poniéndola en forma de cuatro, dejándome más espacio, para comerle el culo y la verga, mientras introducía un segundo dedo, haciendo lo mismo que antes, abriéndole bien el ano, estaba muy relajado, entonces apunté mi verga a su agujero y fui introduciéndome dentro de él, se quejaba en sueños, diciendo : ¡No, no!, pero su agujero, me decía lo contrario, se agarraba muy bien a mi polla, seguí metiéndosela, el gemía, separé las nalgas y apreté hasta el fondo, me paré, al rato moví mis caderas, haciendo que el movimiento, abriera su ano.
Y entonces, comencé a salir y empujar de nuevo, cada vez que entraba gemía, movía su culo, fue como una señal, y aceleré mis embestidas, mientras que mis manos le separaban las nalgas, acerqué mi boca a su oreja, diciéndole que me iba a correr dentro de él y movió su culo, levantándolo un poco, estaba sudando y descargué tremendos trallazos de semen dentro de ese culo tragón, es un culo divino, respingón, cuando salí fuera, noté que él se había vuelto a correr, encima de las sabanas, solamente, por el roce con las mismas y mis embestidas, me agaché y chupé mi semen, añadiendo el suyo, derramado en las sabanas, lo tapé con ellas y me fui a mi habitación.
Al día siguiente, nos vimos, un momento, antes de salir, cada uno a su trabajo, no dijo nada, pero sugirió que si podíamos cenar juntos, ése día, acepté. La rutina del trabajo, me distrajo bastante de todos mis problemas, por la noche, al llegar al piso, noté un olor de comida, me acerqué a la cocina y Ramón, estaba cocinando, para los dos, estaba la mesa puesta, no en plan romántico, sino normal, me pidió que abriera una botella de vino y eso hice, llenando los dos vasos, llevándole el suyo a la cocina y yo con el mío, en la mano, entonces chocó el suyo, con el mío, diciéndome: ¡Gracias, por lo de anoche! No sabía si se acordaba de todo, pero seguro, que pronto lo sabría.
Cenamos muy bien, había hecho pollo en pepitoria, estaba riquísimo, al terminar, después de lavar los platos, cogimos los vasos de vino y nos sentamos en el salón, se puso serio y mirándome, soltó: ¡Cabrón, ayer me penetraste! Yo le contesté que sí, que se había quedado dormido, dejándome en la mitad de mi erección, mientras él se había saciado en mi culo. Se echó a reír, soltando: ¡Tienes huevos, a mí que nadie me ha follado y tú vas y lo haces! ¡Gracias por hacerme sentir el placer, que me traspasaba hasta la cabeza! No quería moverme, para que no parases, de lo bien, que me follabas, sabía que lo hacías bien, porque os había visto en más de una ocasión, a ti y Cristian, tenía celos, por no poder estar en medio de los dos, la verdad, que me hubiera gustado, pero erais pareja y ahí no quería meterme, dejó de hablar.
Le besé, diciéndole, que hubiera sido, bien recibido, pero ahora ya era muy tarde, estábamos nosotros dos solos, me levanté y le mostré la carta del Ejercito, me tenía que presentar en quince días, entonces él comentó que seguramente sería para comprobar los datos y la revisión médica, que se hace antes de ir destinado, en algún punto de España, dijo, que lo más cerca de irme para hacer el Servicio Militar, tendría que pasar unos 6 meses todavía, pero que lo preguntara, cuando estuviera allí.
Esta vez nos fuimos a mi habitación, nos besamos y sin preámbulos levantó sus piernas, ofreciéndome su agujero, que chupé con fuerza, éste palpitaba de deseo, sin pensarlo dos veces, lo penetré de nuevo, esta vez sin miramiento, él miraba constantemente mi cara y mientras me clavaba dentro suyo, acerqué mi boca a la suya, dándonos besos ardientes, mordiéndonos los labios, soltando saliva de una boca a otra, no quería correrme en su culo, salí del mismo y acercándome a su cara, le obligué a chuparme la verga, mientras yo soltaba mi semen dentro de su boca,, le salía por el lado de los labios, acerqué mi boca y chupé la suya, obligándole a tragarse mi semen, volví a poner mi verga en su boca y siguió chupando, dejándola bien limpia. Mientras lo follaba, le apartaba sus manos de su propia verga, no quería que se masturbara.
Levanté mi cuerpo, quedándome sentado encima de su verga, mojé dos dedos metiéndoselos en la boca y los chupó y me los pasé por mi ano, abriéndome un poco, cogí su verga y me fui sentando encima de ella, tragándomela toda, me quedé quieto un rato y fui subiendo y bajando, con suavidad, él agarró mis caderas y me obligaba a meterme su verga hasta el fondo, una de sus manos, me pellizcaban las tetillas, y yo notando el palpitar de su verga dentro de mi culo, fui acelerando, agachándome y dejándole caer mi saliva a distancia, él movió su boca para cogerla y saborearla, al fin me agaché encima de su cuerpo, dejando que él fuera, quien forzaba su verga en mi culo y al poco soltó un largo gemido, notando la salida del semen de su verga, chocando con mi interior, nos besamos, luego limpié su verga con mi boca, volviéndonos a besar.
Fui a la cita, con el Ejército, pasé la revisión y me dijeron que en cinco meses, se sorteaban los quintos, que entonces sabría dónde estaba destinado.
Nosotros, no éramos pareja, como con Cristian, salíamos cada uno por su lado, teníamos sexo, con diferentes personas, pero de vez en cuando, nos apetecía estar juntos, entonces, si disfrutábamos del sexo mutuo.
Y llegó el día del sorteo, rezaba, para quedarme cerca de casa, pero no se cumplió, me tocó Galicia, en concreto, el campamento en un pueblo de Pontevedra, se llama Figueirido y tenía que coger un tren al mes siguiente, quedamos en que el pagaría el alquiler, en su totalidad y ya lo encontraríamos cuando terminara el servicio militar, que según decían duraba unos 15 o 18 meses.
Llamé a los amigos, para despedirme y que ya les escribiría...