Recordar es volver a vivir

Mil y una peripecias que se hacen para lograr cumplir una fantasía.

Esta historia arranca después que mi esposa Chayo y yo decidimos variar nuestra vida íntima que dicho sea de paso, ya se había vuelto aburrida. Pienso que era porque mi mujer estaba tomando la píldora. Ya teníamos dos  niños y no queríamos otro tan pronto. Yo siempre he pensado que encajo dentro de los voyeuristas o fisgones. En este tiempo ella tendría unos 27 años, un cuerpazo tremendo, sobre todo sus nalgas, bien paraditas, sin celulitis, piel tersa, chula ella. Tenía muy buen trabajo en una cadena de Centros comerciales en el depto de contabilidad. Yo trabajaba para una compañía de construcción. Era supervisor, a veces en el campo y la mayoría del tiempo en las oficinas.

En la intimidad, que es cuando abordabamos estos asuntos, le empiezo a proponer que me gustaría verla coger con otro. No se escandaliza ni nada, pues ya antes lo habíamos hecho, pero me dice; otra vez con éso? No tiene caso, aquella vez ni se te paró. No, le digo, yo nomas quiero mirar, sólo tu vas a estar con el otro.  Después de varias veces platicarlo, como que mas o menos la convencí. El siguiente paso era ahora seleccionar el candidato. Alguien que tuviera que gustarle a ella primero y que ademas fuera discreto. De mis amigos y compañeros de trabajo, ninguno le gustó. Del trabajo de ella, sí había uno que otro que le echaba el ojo pero también los descartó. No podiamos permitirnos que se supiera que ella, siendo casada, tuviera un romance con alguno de ellos.

Tardamos como un medio año en este proceso, hasta que lo encontramos. Todo este tiempo le fui metiendo la idea, hasta fantaseábamos que íbamos a hacer y cómo, de modo que únicamente ella y yo lo supiéramos. Tengo un primo mucho menor que yo, que tenía un amigo compañero de la escuela y que muy seguido iba a la casa a ayudarme a hacer unos trabajitos menores y a veces lo llevaba. El amigo tenía en ese tiempo diecisiete años, casi los dieciocho, me acuerdo porque luego empezó a hacer el servicio militar. Para no comprometerme, le llamaré Paco. Era un muchacho flaco, alto, blanco, ágil; lo digo porque oí que iba a clases de karate y conocía bien a mi primo Pablo porque estuvieron en la rondalla de la escuela. Pensando que él podia ser el incauto, se lo digo a mi esposa y lo encuentra aceptable, sólo que le parecía que estaba muy chiquillo para ella, diez años de diferencia. Ni le pongas peros, le digo, a lo mejor hasta es novato y te va a tocar estrenarlo. Una ventaja de esto es que lo harías como tu quisieras. Bueno, pues vamos a darle. Empezamos un plan para primero estrechar mas acercamiento con él. Al primo lo fuimos alejando.

Con el pretexto de que yo quería aprender a tocar la guitarra, le digo que quiero que me dé unas clases. Claro que acepta. Paco se sentía muy agusto en mi casa y yo empecé a notar que si se fijaba mucho en mi mujer. A ella yo le digo que empiece a tratarlo bién, a coquetearle si es posible, teniendo cuidado que no lo notaran los niños ni la muchacha que nos los cuidaba.  Compré la guitarra y las dichosas clases las empezamos luego luego. Iba dos o tres veces por semana en las tardes. Se me hicieron callos en los dedos de tanto practicar.

Se logró crear mucha confianza entre el y yo y el resto de la familia. La práctica la suspendíamos como a las ocho de la noche para ir a recoger a Chayo a su trabajo y casi siempre lo invitaba, de regreso pasaba a dejarlo en su casa. A veces mi mujer se tardaba en salir y para compensarlo lo llevábamos a cenar.  Hay ciertos lugares por las avenidas, puestos de venta de tacos , o taquerías, donde si quieres alli mismo te los comes o, te los llevas al carro. Me estacionaba un poco retirado, y me bajaba yo para ordenar, dejandolos a ellos solos y en lo oscurito. Ellos empezaban a platicar y se daban alguna que otra caricia. Le decía que quería estar con ella a solas, mi esposa le daba esperanzas y a la vez le daba a entender que si yo me daba cuenta, no sabía cómo iba yo a reaccionar. Así que delante de mí tenían que disimular.  Le facilité las cosas cuando una de esas veces, mi esposa salió tarde del trabajo. Les propongo ir al cine, era viernes en la noche. La función empezaba a las once, nos quedaba un tiempo para ir a cenar. En un momento a solas con mi esposa le digo, ahora va a haber chance de que estes a solas con Paco, quiero que aproveches lo mas que puedas.

Afortunadamente no tuvimos problemas para pasarlo al cine, ya que era para mayores de 21 años  y como que no se fijó bien el boletero a la entrada. La pelicula era erótica, de esas que empezaron a salir en ese tiempo, no eran triple equis pero si, muy calientes. Fuimos varias veces a ver esa clase de peliculas de la tal Emanuelle y Silvia Kristel. Total que entramos, y como no había mucho publico, nos acomodamos donde a mi me pareció apropiado. Ultimas filas, en la orilla. Paco, mi mujer y yo para el lado del pasillo. Sobra decir que la pelicula estaba muy caliente, y yo los observaba a los dos. Me acerco al oído de mi mujer y le digo, haz algo, yo no voy a mirar para allá. Ella se quita su saco y lo atraviesa en el descansabrazos de su lado, entonces alarga su mano y la pone encima de la pierna de Paco, asi que ya no se mira nada porque el saco los cubre. Le empieza a sobar su verga y, segun me cuenta después es que el muchacho estaba bien dotado. Mas grande que la mía y mas gorda. Todo el rato se la estuvo sobando por encima del pantalón. Cuando encienden la luz para el intermedio, yo aprovecho para ir al baño. Debo decirles que estaba muy excitado por la película y por lo que estaba haciendo mi mujer. Les pregunto que si quieren un refresco y palomitas de maiz y me dicen que no. Entonces los dejo solos y me voy al baño, hago tiempo y empieza la función y yo me tardo mas en regresar a mi asiento.

Regreso a la sala, pero me quedo mas atrás mirandolos a ellos. A la pantalla no le hacían caso, estaban fajándose bien y bonito. No puedo describir como me sentía yo. Se siente como un calor en todo el cuerpo, pero calor de cachondez y mi pija bien dura, babeando. Veía como le metía la mano entre la blusa y la sacaba para meterla abajo de la falda y no paraban. Veo yo que había unos señores atras de ellos y me pregunto si ellos se percataron de que mientras yo no estaba alli, mi mujercita se entretenía con el chavo éste. Esta sensación de cornudez tambien me excitaba mucho más que lo que alcanzaba a ver en la semioscuridad.  Según me contó mi esposa al llegar a la casa, que ella le sacó la verga del pantalón y se la estuvo jalando, no se la mamó porque no se atrevió pero me dijo que la tenía mucho muy rica.  Me dijo, ahora soy yo la que quiero cogérmelo. Como le vamos a hacer. Espero a que se calmen un poco y entonces llego a mi asiento y les digo que ando un poco malo del estómago. Mi amigo me dice, pues si quieres que nos vayamos, tu sabes. Mi esposa me dice, no, espérate a que se acabe, si te sientes mal otra vez, pues vas al baño de nuevo.  Bueno, entonces abrazo yo a mi esposa y me la recargo a mi hombro y lanoto supercachonda, nos damos besos y noto su calentura y estaba a punto. Le digo, bajito, estas que ardes, me dice; sí, si pudiera aqui mismo me dejo que me cojan. Compórtate y disimula. Mi mujer, no es que sea caliente por naturaleza, pero eso si, ya empezando a cachondear, no se detiene. Bueno, pues salimos del cine, pasamos a dejar al chico a su casa y lo bueno fué al llegar a la nuestra. Esa vez cogimos como locos. Muy buenos palos echamos y acordamos que ya ella estaba lista para darle las nalgas a Paco.  Pero acuérdate que yo quiero mirar. Tienes mi permiso, pero esa es la condición. Ahora quiero yo ponerte una, dime le digo.Déjame a mi primero estar a solas con él y ya después vemos la manera de que tu veas como me coge. Está bien, acepto.

Ahora había que encontrar la manera de que estuvieran solos . No podía ser en un hotel, porque sí se notaba que Paco era casi un menor de edad. Tenía un bigotillo, pero muy ralo y no aparentaba más de lo que tenía. Entonces planeamos que fuera alli mismo en la casa. Esperamos un fin de semana apropiado. Le dimos descanso a la muchacha, al niño grande lo dejamos con los abuelos y nomas se quedó en casa el mas chiquito. Ella se pone de acuerdo con Paco para que fuera a la casa el viernes en la noche, le dijo que yo iba a llegatarde del trabajo, pues me tocaba salir al campo y que ella iba a pedir su salida temprano. Asi las cosas, llegó él a la casa, mi esposa está sola con el niño, se ponen a platicar, le dá de cenar y juega un rato con el niño, mi esposa lo lleva a bañar y luego lo duerme. Ya sin nada que les estorbe es cuando empiezan a agasajarse y me dice mi esposa, que como paco venía de su trabajo, lo mandó a que se diera un regaderazo. Fué muy excitante porque me dijo ella que entró al baño, corrió la cortina y empezaron un jueguito ahi mismo.La jaló para la regadera, la mojó y hasta tuvo que quitarse la ropa. Ella lo enjabonó y lo enjuagó, lo secó , en fin salieron de alli envueltos cada quien en una toalla, casi en cueros. Se fueron a la sala y empezaron a manosearse . Corrieron las cortinas para que no se mirara desde la calle lo que pasaba ahi dentro. Las luces no las apagaron, ella quería que la mirara bién a ella y ella quería verlo a él. Ahi si, en la sala me dijo que le dió una buena mamada a la pija, y a su vez, él le amasaba las tetas. Entonces se meten a la recámara de los niños para seguirle. No quiso ella usar la cama nuestra, porque no quería que el niño fuera a despertarse de repente y fuera a ir a buscarla. Así que imagínenese, mi abnegada esposa cogiendo con un chavalillo en la cama de enseguida donde duerme mi hijo. Y tal como suponíamos, éste muchacho jamás había probado mujer , y eso dificultó la cosa porque me dice mi vieja que no podía venirse. Estuvieron limando mucho, mucho rato. Cambiaron de posiciones y nada. Ya mi mujer había perdido la cuenta de sus orgasmos. Hasta que tuvo que decirle que necesitaba concentrarse si no, no iba a poder acabar.Le dice, mi esposo no tarda en llegar, así que vamos a hacer otro intento. Apagaron la luz, y mi mujer le dijo, tu estáte quieto boca arriba, déjame a mi hacer todo.  De esa manera, con una cabalgada que le hizo ella, al final, eyaculó. Abundante, chorros y chorros . Mi vieja estaba feliz, llena. Pronto, le dice; vístete para que ya te vayas, no debe tardar en llegar mi esposo.

Un rato después llego yo y la encuentro tal y como se las describí. Feliz y eufórica. Qué bárbaro, me dice, está tremendo el chico éste, ni para que compararlo contigo, mírame, ando bien rosada. Se levanta la falda y no traía calzones, le toco su panochita , bien dilatada y luego luego me dá el olor a puro sexo. No me he bañado, quería que me encontraras así. Pues no te bañes, vas a seguirle conmigo. Nos fuimos a nuestra cama y ahi me termina de contar como estuvo todo el encuentro y me dice; a éste chavo ya no lo suelto. Quedó como luego dicen, enculada de él. Mi pija ya erecta mide como dieciséis centimetros y según los cálculos de ella, me llevaba como  tres cms más y además, mas gruesa y cabezona para acabarla de describir.

Yo estaba  encantado también porque la veía a ella mas radiante y contenta. La seducción había sido exitosa. Bueno, para no hacer tan larga la historia, les diré que estos encuentros entre ellos dos a solas se prolongaron  mucho tiempo y siempre tomando todas las precauciones, para que nadie se enterara.  Había veces por ejemplo que el sábado en la tarde íbamos a visitar a mis padres y, como siempre mis niños querían quedarse a dormir allá. Pues los dejabamos y ya el domingo en la tarde pasaba por ellos. Entonces, estando solos mi esposa y yo, llegaba Paco dizque a repasarme las lecciones , y si lo hacíamos, mientras mi esposa se dedicaba a  hacer sus quehaceres y preparar la comida. Entonces yo veía la oportunidad  y le hacía una seña a mi esposa para que la aprovechara.  les decía, voy a ir a la tienda a comprar las sodas, ahora vengo. Me iba a pié para tardarme mas y ya cuando estaba de regreso como a los veinte minutos, con miradas discretas le preguntaba a mi esposa y me respondía que si habían cogido. Se echaban uno rápido.

Así de esa manera estuvieron las cosas por casi un año, facilitando esos encuentros cada fin de semana por lo menos dos veces y cada vez que se acostaban, echaban mínimo dos palos. Haciendo cuentas, da un total como de cuatrocientas cogidas. No, si el muchacho estaba lechudo, joven e incansable y mi mujer, que les puedo decir, muy contenta.

Fué una de esas veces que por fin pude ver cumplida mi fantasía de ver a mi esposa montándose con otro. Mi esposa cita al chaval en casa un sábado por la noche. El niño grande en casa de los abuelos, sólo el pequeño estaba en casa. Paco sale de su trabajo como a las once de la noche. Traía turno de tarde. Llega como cerca de las doce. Mi mujer lo espera, el niño está dormido y le dice que yo ya estoy dormido también. Pero yo me encuentro en mi recámara del segundo piso despierto. Oigo que se abre la puerta de la calle y es cuando me salgo por la terraza y bajo por una escalera que coloqué en el pasillo. Ya estando alli, me acerco a la ventana que dá a la recámara de los niños que es donde estaba todo preparado para la ocasión. La luz de una lamparita de noche y la cortina medio abierta para que yo mirara todo. Como a los diez minutos se abre la puerta y entran los dos. No hagas ruido, le dice mi mujer. El niño está dormido y mi esposo también, aunque no creo que despierte, tiene el sueño pesado.  Mi mujer estaba tal y como andaba desde que llegamos de la casa de mis padres. Elegante, con medias, liguero y pantis chiquitos transparentes (en ese entonces no había tangas todavía), empezaron a abrazarse y besarse estando de pié, se veía algo disparejo porque mi mujer sin tacones es bajita, entonces va y se los pone. La cosa era que yo mirara todo desde el principio. Para entonces yo estaba pendiente de todo, con la pija bien rígida, me la tuve que sacar. Ellos continúan con el faje, se empiezan a desvestir y se acuestan en la cama.

Mi posición en la ventana era a lo largo. Tenía la vista desde los pies. Asi que lo primero que hace mi mujer es darle una mamada, estando paco boca arriba. Como ella sabía que yo estaba mirando, hagan de cuenta de que le agarraba la verga desde la base y la balanceaba. Era cierto, sí la tenía mas grande que la mía. Con razón estaba empelotada de él. Aunque ella no me lo decía, yo si notaba que estaba enamorada de ese cabrón. Una vez que deja de mamársela, ella mira hacia la ventana como diciéndome, mira lo que me voy a ensartar. Y se dá la vuelta y lo monta. Ay, ay, que momento tan más cachondo. Se sienta en ella despacito como para que yo no me perdiera el detalle. Hasta el tronco. Una y otra vez y luego mas de prisa, inclinada ella hacia delante mientras él la besaba y le mamaba las chiches.  Yo acá afuera, ni parpadeaba y con mi pito a reventar, sobándomela. Duran un buen rato así, luego se cambian de posición. Ella se acuesta de espaldas y paco enmedio de sus piernas. De esta manera no veo yo el mete y saca porque nomas le estoy viendo a él el trasero. Le levanta las  piernas y las pone en sus hombros y se la deja ir toda. Veo a mi indefensa esposa sufrir y gozar en ésta posición porque el carajo la arrejuntaba tanto que casi la doblaba y le daba duro y rápido al mete y saca. Yo creo que en esta posición es como acaban los dos, porque se quedan quietos los dos un buen rato. Luego se acuestan uno al lado del otro, como reponiéndose. Y al rato, quería otra vez, pero mi esposa le dice que no, que ya se vaya para su casa, que en otra ocasión.

Todo este rollo con este muchacho duró como dos años, y como yo ya me estaba preocupando por eso, convenzo a mi mujer que teníamos que pararlo, ella no quiere, pero le digo que más vale que ya porque yo creo que Paco anda diciendo por ahi que se está cogiendo a una mujer casada. Como lo sabes? me pregunta. Mira, la otra vez vino aqui a la casa, tu no estabas, y trajo a un amigo de él, yo pienso que la finalidad era que el otro te viera para presumirle y despues preguntarle que le parecías tú. Que tal si lo dejamos, al rato te dice que le des las nalgas a su amigo. No lo creo, me dice ella.El me quiere, no lo creería de él.Bueno, pues yo creo que es mejor empezar a retirarlo. Lo que hizo mi esposa fué decirle que yo empezaba a sospechar que había algo raro entre ella y él. Eso si le asustó. Le dijo ella; mira, es mejor que te consigas una novia para que me olvides. De lo contrario, si mi esposo nos cacha, no sé que pasará, ni me lo quiero imaginar.

Así de ésta manera, ya poco a poco se empezó a retirar. A mi esposa le prometí que le iba a buscar otro para que llenara el hueco. Y, no lo busqué porque ella lo halló primero. La próxima vez se los contaré.