Recordando viejos tiempos

Reencuentro con una antigua amante

Hacia bastante tiempo que no veía a Teresa. Desde que la nombraron alta directiva de la compañía, apenas viene a las convenciones de la zona, por lo que hemos perdido el contacto.

Me alegre mucho al verla, enseguida recordé alguno de los momentos más excitantes de mi vida. Tuvimos un romance hace un par de años, lo recuerdo muy intenso y apasionado, tanto, que acordamos alejarnos para no crearnos problemas mutuamente.

Teresa es una mujer casada, con una vida sexual diversa y compleja y en mi encontró su complemento perfecto durante una fase de su vida. Yo la hacía reír, olvidarse del día a día, saltar sobre la rutina para alcanzar un nuevo nivel. Hacíamos el amor hasta que perdíamos el aliento y el sentido.

Casados los dos, supimos encontrar el complemento ideal para la vida del otro, hasta que tuvimos que renunciar por motivos ajenos a nosotros. Añoro esos días llenos de aventuras y emociones.

Durante todo el día, deambulo por el hotel donde está planificado el evento de la compañía para la que trabajamos. No puedo dejar de pensar en ella, por lo que tengo el firme propósito de encontrar la forma de estar con ella, aunque solo sean unos minutos.

Después de la cena multitudinaria de todos los empleados, hay tiempo de esparcimiento en el amplio hall del hotel, mientras suena una música suave. En un rincón discreto localizo a mi Teresa…y como es habitual no está sola.

Me resulta muy molesto verla charlando muy animadamente con otro hombre, no puedo evitar sentir muchos celos. Él es bastante más joven que yo, y seguro que para captar la atención de Teresa hará cualquier cosa.

Teresa es una mujer decidida, enérgica y emprendedora. Tomando decisiones y dirigiendo a sus subordinados esta en su verdadera salsa. En la cama le gusta alternar este roll dominante con el opuesto…algunas veces prefiere mostrarse sumisa, obediente y dejarse dominar por su pareja.

Jugando con esta dualidad, juntos improvisamos muchas historias que siempre nos conducían a encuentros espectaculares llenos de morbo y lujuria. Completamente apartados de lo que era nuestra vida habitual en el entorno familiar y profesional.

La observo charlando con su acompañante de hoy, y termino pensando, quizás sea ella la que lleva la batuta y está llevando a su terreno este incauto para estrujarlo y sacarle hasta la última gota de vida. Conozco sus habilidades y aficiones, por lo que no puedo descartar esta opción.

Me acerco hacia donde ellos están. Es evidente que no espera encontrarme allí, al verme se sorprende un poco, se levanta y viene a saludarme con semblante alegre. Yo no le pido nada, ningún trato especial, solo la quería saludar, y aunque me incomode que lo nuestro terminase y que ella tenga otros amantes, nunca se lo reprochare.

Algo enojado e intranquilo, su actual pareja se acerca dónde nos hayamos, posiblemente cree que va a perder la oportunidad de ligar con una mujer tan interesante como Teresa.

Hoy viste un traje chaqueta azul eléctrico, una blusa color hueso y unos espectaculares zapatos de tacón de aguja. El conjunto le sienta fenomenal y resalta su figura estilizada a pesar de tener una caderas rotundas.

Tras charlar unos minutos entre los tres sobre temas intrascendentes, ella duda y no sabe con quién quedarse y que decidir. Teresa que en décimas de segundo toma decisiones que afectan a toda la Empresa, ahora tiene dificultadas por elegir entre su nueva conquista y un amante antiguo.

A favor mío pesan nuestra experiencias pasadas, ella me conoce y sabe de mi apasionamiento. El otro candidato posee un cuerpo joven y vigoroso, atractivo para cualquier mujer, (difícil decisión!).

Entre nosotros dos nos retamos con la mirada desenado ser el elegido para pasar una noche de ensueño. Teresa duda y rehúye tomar la decisión, ¡qué situación tan embarazosa!.

¿Sería posible compartir la velada entre los tres?. La idea estalla en mi cerebro como un petardo, al principio la descarto casi asustado por haber pensado algo así. Ante la posibilidad de poder perderlo todo, esa idea tan descabellada no me parece tan mala.

Me armo de valor y se lo propongo a ambos,  estoy seguro que ella no se podrá resistir a vivir una experiencia como la propuesta y nosotros seguro que encontramos la forma de no incomodarnos demasiado entre nosotros.

Rafael esta casi convencido y piensa aceptar la propuesta. Teresa no quiere entrar en nuestra  negociación, y espera impaciente que terminemos por decidir entre nosotros que hacer. Creo que imagina el acuerdo al que hemos llegado.

Nos damos la mano y sellamos el acuerdo de caballeros. A continuación entre sonrisas, Rafael le da un buen beso y cuando acaba, se separa de ella lo suficiente para que yo le de otro.

Teresa se queda muy sorprendida y en principio duda sobre cuál debe ser su reacción halagada por el interés de dos galanes al mismo tiempo.

Nosotros divertidos por la situación que se plantea, bromeamos amigablemente:

—   “Te vas a enterar esta noche lo que hacen dos amantes como nosotros a una mujer ardiente como tu… — dice Rafael

—   Teresa, creo haber elegido la mejor opción para ambos… viviremos juntos una expereriencia que nunca probamos— le digo yo tomándola de la mano

—   Nos vamos a acordar de esta noche durante una buena temporada y quizás tengamos que reunirnos mas frecuentemente— dice Rafael como queriendo hacer un chiste.

Finalmente Teresa toma una decisión, se coloca entre ambos y nos pasa el brazo por detrás de la cintura y nos vamos los tres en dirección a mi habitación llenos de curiosidad y excitación.

Por el camino hacemos varias paradas para intercambiar besos, mientras el otro aprovecha para meterle mano. Algunos transeúntes se vuelven sorprendidos para ver como la mujer se defiende de dos tipos bien plantados como nosotros sin la mas mínima apariencia de preocupación.

Las mujeres con las que nos cruzamos no miran con envidia y los hombres con evidente deseo de unirse a la fiesta.

Al llegar a la habitación apenas la dejamos respirar. Mientras Rafael la besa y la entretiene, yo le voy quitando las prendas una a una, hasta que termino por dejarla completamente desnuda en medio de ambos.

Teresa ya no sabe que de quien es cada mano, ni quien es el que le aprieta las nalgas, ni quien acerca los dedos a su coñito. Simplemente se deja hacer sin importarle de donde viene la caricia. Los dos somos sus sirvientes y nuestro objetivo es llevarla al cielo tantas veces como sea posible durante una noche.

Por nuestra parte, tambien nos hemos desnudado y nos examinamos con disimulo. Vencidas las reticencias ante los primeros contactos, nos lanzamos a darle marcha a nuestra aventura.

Hacemos un sandwich con Teresa en medio. Me aprovecho de mi conocimiento previo y me pongo besarla apasionadamente, Rafael ocupa la retaguardia. Entre beso y beso, tratamos de recobrar el aliento y Teresa me mira con incredulidad, como dudando que esto le esté pasando a ella.

Mi joven e impulsivo compañero no se conforma con tomar la espalda, y me arrebata la posición. Dejo que sea él quien inicie la carrera, me viene a la cabeza la fábula de la liebre y la tortuga.

Me pongo detrás de Teresa, le pongo las manos en la cintura, justo encima de las caderas (sé que es un punto sensible para ella), y me pongo a besar y lamer su cuello, su oreja y su hombro.

Mi compañero va mucho mas acelerado, después de darle un beso casi de refilón, se ha puesto a juguetear con sus pechos y ahora esta clavado de rodillas con la cara hundida entre las piernas de ella. Teresa reparte una mano para cada uno, tratando de corresponder a nuestras caricias lo mejor que puede.

Nos echamos sobre la cama, la primera postura es preparatoria. Ella tumbada boca arriba sobre la cama se afana en corresponder a mis besos, yo le acaricio los senos

Rafael se he colado de forma que tanto sus dedos como su lengua tienen libre acceso a la entrepierna. Pronto, mi querida Teresa, empieza a abrirse como una flor y a destilar un aromático néctar.

Teresa no es capaz de mantener la atención en los dos frentes, y por lo tanto Rafa se toma el permiso para juguetear a sus anchas con su rico coñito.

Pronto nuestra sumisa prisionera está a punto de caramelo, y así lo expresa con sus múltiples gemidos. Impetuoso, Rafael se coloca en posición para poder clavarla de un empujón. Por señas, antes de que lo haga le advierto que procure contenerse para que así el festín se prolongue mucho mas tiempo.

El asiente con la cabeza, al tiempo que se la mete hasta las bolas entre los hondos suspiros de Teresa. Empieza bombeando pausado y con cuidado para dar tiempo a ella se acomode. Luego el ritmo se acelera y Rafa empuja con muchas ganas.

Por un instante siento muchos celos… los domino y los transformo en nuevos deseos de darle más amor cuando tenga mi oportunidad.

Envidio su vigor juvenil, pero también me siento muy orgulloso de la experiencia atesorada por mi. Recostado junto a ella, hago que Teresa me acaricie el capullo que luece esplendido y parece que está a punto de reventar.

Con cuidado la saca, bien dura y brillante, al tiempo que me dice:

—   Es tu turno… ya la puedes tener… ten cuidado de no correrte… tiene el coño muy prieto, pero creo que se lo dejaremos bien servido entre los dos esta noche—

Me pongo encima de ella y empiezo a bombear decididamente. Me abraza enloquecida, levanta las caderas para poder recibirme más profundamente, esto le permite moverse un poco para acomodarse a mi presencia dentro de su húmeda y cálida vagina.

Pasan los minutos y me siento próximo al orgasmo, recuerdo la advertencia de Rafael y justo antes de correrme me retiro a un lado.

Teresa no sabe hacia donde mirar, ni como ponerse:

—   Chicos, me encanta …quiero más, haced conmigo lo que os plazca…mi coño esta noche esta con muchas ganas—

Se inicia la segunda ronda, Rafa toma el relevo y vuelve a la carga tratando de dominar sus ganas de correrse pronto. Nuestra reina no lo puede resistir más y empieza a gemir y gritar de forma incontrolada.

La combinación de nuestros esfuerzos ha hecho rendir todas tus defensas y estas totalmente entregada a nuestras travesuras, que no son pocas.

Rafa se detiene unos instantes hasta que se tranquiliza, y luego continua donde lo dejo. Se retuerce y da brincos de placer sobre la cama. Antes de correrse, Rafael me deja su lugar y yo la vuelvo a meter por segunda vez. Follando alternativamente estoy disfrutando tanto como aquellas inolvidables tardes de hace unos años.

Siento que su sexo esta encharcado, blando y ardiente. Mi pene entra y sale con extrema suavidad y disfruto clavándola hasta sentir como el capullo se aplasta contra el fondo, y como mi pubis chasquea al impactar con tu piel mojada por los flujos.

Mientras, Teresa agita la cabeza a un lado y a otro, se muerde los labios. Se retuercede gusto cuando  llega su segundo orgasmo.

—   “Dale… dale fuerte…mira como esta disfrutando … no creo que se olvide nunca de esta noche….— me anima Rafael mientras se manosea su polla totalmente erecta.

Muevo las caderas en circulo e invento mil formas de meterla. Una veces un poco inclinada a un lado, otras apretando fuerte solo al llegar al final; otras jugando solo con la puntita y otras veces alternando el ritmo, como si fuese el repertorio de la lista de canciones de éxito.

Yo no quiero ser el primero en correrme y quedar fuera de combate, así que la saco y me doy varios golpecitos, bastante dolorosos, para tratar de alejarme del borde del orgasmo donde me encuentro.

Ambos muy satisfechos por nuestra obra, contemplamos tu cuerpo completamente deshecho que yace sobre la cama. La follada ha sido enorme y sus orgasmos inolvidables.

Mientras nos manoseamos con cuidado para no corrernos accidentalmente, comentamos lo buena que esta y cual podría ser nuestra próxima diablura con ella.

Teresa no nos escucha ya que esta en un paraíso lejano. Instantes después, vuelve de su obligado letargo con ganas de disfrutar más con nosotros dos.

Se sienta en la esquina de la cama y nos pide que nos acerquemos. Cuando ya estamos a su alcance empieza a darnos besos, chupadas y lamidas alternativamente a uno y a otro. Mientras se la chupas a él, me la meneas a mí y así alternativamente.

Los dos nos resistimos a ser el primero en explotar pero nuestra caída es inminente. Nos maneja con soltura y se prodiga en la caricias con la lengua. La pasa por los bordes más sensibles de nuestros miembros deseosos de estallar de una vez.

A mi me da unos meneos fuertes con la mano, golpeando hacia atrás los huevos, pasa la lengua por el reborde inferior del capullo, luego se lo metes todo en la boca, lo lame, lo succiona hasta que un torrente de leche sale disparado.

Rafael se ha puesto detrás de ella y se la clava en la postura del perrito. Enseguida se viene también y caemos los tres exhaustos sobre la cama…ahora nos tomamos un merecido reposo. El primer asalto podemos decir que ha terminado en tablas.

En cuanto Rafael recupera el aliento, se levanta, se muestra satisfecho, y se viste en silencio. A continuación desaparece sin despedirse, no sin antes dedicarnos una mirada de incredulidad. No entiende que permanezcamos abrazados, (todavía no debe haber descubierto que después del orgasmo vienen las sensaciones más dulces y delicadas).

Teresa me premia con mil besos llenos de furia, de pasión, de reproche, de ternura. Entre unos y los y otros, me explicas tu malestar por mi tardanza en ponerme en contacto con ella y por la forzada aventura que hemos vivido. Al mismo tiempo que se siente contenta por cómo se ha desarrollado.

Se pega a mi costado, juega con el vello de mi pecho y enrosca una de tus piernas sobre la mía. Le paso un brazo por detrás de tu espalda y le hago caricias por la cadera como tocando una guitarra.

—   Te he echado mucho de menos, y me he alegrado mucho al reencontrarte tan hermosa y tan apasionada—

Me gusta sentir su cuerpo pegado al mío, como sus senos se aplastan contra mi pecho y como junta su pubis a mi muslo. Me gusta sentir su conchita aplastada contra mi piel, percibiendo su calor y su suavidad.

Mi mano se desliza sobre tus nalgas y acaricia tu entrepierna, la encuentro mojada y muy sensible. le cojo por un cachete y le muevo suavemente hacia mí, haciendo que tu conchita se estampe. Luego cedo en la presión, para repetir más adelante. Estos apretones se traducen en un ligero movimiento de vaivén con el que masajeamos tu perlita.

Al principio es un movimiento inocente, pero cada vez se va haciendo más intenso. Yo ya solo le acompaño con la mano, pues Teresa poco a poco va culeando cada vez con más intensidad para restregarte conmigo.

Le acaricio los glúteos y los muslos, y me enamora sentir como se acopla y como se aprietas con mi pierna para conseguir nuevos estímulos para tu clítoris.

Aunque seguimos hablando, soy yo el que lleva el peso de la conversación, su respiración se ha vuelto a acelerar, está mas pendiente de apretarse y restregarse conmigo que de otra cosa.

Le acaricio los pechos y me entretengo con sus duros pezones.

Se pone a horcajadas sobre mi pierna, culea de delante a detrás, y luego de atrás hacia delante, cabalgando sobre mi muslo. Su conchita está ardiendo, la noto como sube y baja sobre mi piel. Su melena, ahora muy revuelta, le tapa la cara mientras continuas con su vaivén.

Esta forma de caricia es nueva para ambos. La siento muy excitada, y el verla así me ha hecho recobrar el vigor y puedo presumir de una nueva erección. No hago nada por complacerme, simplemente  contemplo como se mueves sobre mi, como se restriega con mi piel y como se lee escapan gemidos y suspiros bien hondos.

Sus movimientos cada vez son acentuados y amplios. Se aprieta con fuerza o suave…nunca se lo que viene a continuación… pero estoy seguro que ella si lo sabe.

Me gusta verte así… y cuando le llega el orgasmo, siento deseos de correrme contigo. Eso requerirá que sigamos jugando para lo que tenemos toda la noche por delante.

Deverano