Recordando a Rocco

Guiada por un "amigo" de internet inicié mi primera incursión sexual con Rocco, hasta que me descubrió el novio de mamá

Sentada en una tumbona del balcón de mi habitación en un 5to piso de un edificio, con la luz del sol en mi cara, abro mi blusa para sentir el calor en mi piel… expongo mis grandes tetas, que si bien nunca han amamantado a un hijo, han sido mamadas por una buena cantidad de hombres… El sol es una delicia, después de varios días de lluvia. Separo mis piernas y hago a un lado el elástico de mi panty, mi conchita también desea un rayo de sol… nadie me mira (al menos eso creo) asi que decido retirar por completo el panty y abrir mis piernas al sol, Mientras siento como la temperatura abraza mi cuerpo, miro a Yanko, el perro viejo que dormita en un tapete en la sala de la casa. Cierro mis ojos ocultos por mis gafas y recuerdo…

Era muy joven cuando recién incursionaba en el mundo del internet y los chats para comunicarte con gente de todo el mundo… el ser una nena siempre llamaba la atención de hombres adultos, aparentemente mayores, que querían saber de mi, de si estaba mi mamá en casa y de porque no tenía papá; de la ropa que tenía puesta, y si ya había cogido o si alguien ya me había manoseado. Muchas veces ofrecían objetos diversos, ropa, teléfonos lo que fuera con tal de mostrar mi conchita, mis nalguitas o mis tetas juveniles en fotos de mi perfil. Una vez puse la cámara y mi mamá me vió platicando con un señor que no conocía, se enojó al 100% que me dejó sin compu un mes después de la cagada que me dio y le quitó la cámara, que en ese entonces no venía integrada en la computadora.

Una noche mientras jugaba un juego en línea y platicaba con un fulano aparentemente mayor de edad, me dijo que le gustaría tener una nena como yo, para consertirme mucho, que sería su princesita, me daría muchos besitos y chuparía mi conchita. Que me mamaría mucho mis tetitas pues si un hombre me las chupaba me crecerían mas rápido, jajaja y yo lo creía. Me dijo que me metería su verga poco a poquito para que no me doliera mucho. Yo me mojaba cada que hablaba con ese señor.

En ese entonces, yo tenía un perro labrador joven muy vigoroso, que ya en varias ocasiones lo tenía que mover de encima de mi, pues pegaba su cosa a mis nalgas cada que me encontraba en cuatro ya sea buscando algo o jugando en el piso. Husmeaba en mi cosita y metia su trompa en el hueco de mis piernas ya fuera por delante o por atrás empujando con fuerza, era un fastidio ese perro!

Platicaba una noche con este señor y Rocco que así se llamaba mi perro estaba inquieto, no dejaba de husmear en mi conchita y gemia como si llorara, tuve que sacarlo al jardín, cerré la puerta de cristal y desde afuera se mostraba inquieto, quería entrar. Pero yo lo que quería era platicar con Mi Amigo. Mi amigo me preguntó que pasaba, porque tardaba en contestar, me preguntaba si mi mamá estaba cerca, le dije que no. Él sabía que no tenía papá y que nunca lo conocí, le dije que Rocco, mi perro, no me dejaba en paz. Él me escribía que tal vez mi perro solo quería probar mi conchita, que porque no lo dejaba hacer, y me seguro me iba a gustar. Yo no estaba segura de eso, pero confiaba en mi Amigo y me dijo era muy fácil, solo debía dejar que entrara, que me sentara en la silla mientras yo le escribía, que abriera mis piernas y que Rocco buscaría mi cosita el solo. Hice lo que mi amigo me dijo. Tenía un short de algodón esa noche, y una camiseta, aún no usaba sostén y como ya me había preparado para dormir no llevaba panty, y la nana que me cuidaba ya se había dormido en la sala (mamá había salido con su novio). Le abrí la puerta a Rocco y lo dejé pasar. Me siguió muy agitado y yo solo me senté en la silla. Mi amigo me guiaba escribiendo en la computadora, diciendo que no le hiciera caso, que solo abriera las piernas y así lo hice. Rocco enseguida se metió bajo la mesa y empezó a husmear en mi cosita, empujaba con su fría y húmeda nariz hasta que logró colarse por un lado del borde del short y empezó a pasar su lengua rasposa por mi conchita. La sensación era extraña pero muuuuy placentera pero me cohibía, nunca había sentido una lengua húmeda en mi conchita, nadie antes me había tocado. Rocco fue mi primer mamaconcha, y me gustó. Le dije a mi amigo que me iba a hacer pipí, que sentía que orinaría en la silla, él me dijo que no, que era muy probable que se tratará de mi primer orgasmo y así fue… Después de esa primera vez, acostada o sentada procuraba no tener ropa interior y usaba faldas para que Rocco metiera su cabeza bajo mi falda y chupara a su antojo mi conchita. Claro sin que mamá se diera cuenta. Después la lengua de Rocco ya no era suficiente, y decidí con la sabia orientación de "mi amigo" dejar que me montara como a una perra, siempre con mi short puesto pues aun tenia miedo de mi primera vez con un perro, y si me quedaba embarazada? Jajaja ni la regla tenía todavía. Me gustaban los empujones que me daba en las nalgas con sus cuartos traseros, como con sus patas delanteras me jalaba hacia él haciendo fuerza para meterme su verga roja y delgada. Como mojaba mis piernas y como se frustraba al no poder traspasar la barrera de la ropa que usaba cuando me dejaba montar para que no me penetrara. Pero su lengua siempre fue mi delicia.

Mi madre no se dio cuenta de mis juegos con Rocco, lo hizo el novio de mi mamá en turno, quien me vio mientras yo tocaba la verga de Rocco y me tendía en el borde de la cama sin calzones con las piernas bien abiertas, dejando mi concha rosada expuesta a la lengua de Rocco para que me chupara como ya era costumbre. Yo gemía por lo bajo y me mojaba, Rocco no dejaba de chuparme con su larga y rasposa lengua, babeaba y mojaba mi concha de forma abundante, confundiendo su saliva con mis jugos que para ese entonces Rocco era un experto en hacerlos salir de mi concha caliente; estaba yo en pleno agasajo con mi perro… hasta que ví a Alfonso, el novio de mamá tras la puerta de cristal agarrando su verga por encima del pantalón y masajeándola dejando ver el grosor y largo de su paquete, sus ojos brillaban con lujuria y su boca sonreía salivando. Me quedé de piedra y él solo se llevo una mano a los labios en señal de silencio y me dijo en un susurro: “no te muevas, quedate como estás”. Obvio me quedé en silencio y no me atrevía a moverme pues sabía que estaba en un buen lío. Alfonso sacó a Rocco del cuarto al jardín y se quedó en la habitación conmigo. Mi mamá? No sé ni donde estaba… Pero en ese momento Alfonso me miraba con las piernas abiertas y la panocha que me babeaba entre la saliva de Rocco y mis propios jugos: “así que ya quieres verga? Vas a ser tan puta como tu madre”, se acercó y me empezó a tocar la concha con una mano, la otra la usó para meterla bajo mi blusa y pellizcar mis pezones que apenas despuntaban provocando pequeñas descargas que se reflejaban en mi conchita. Alfonso dijo: “yo te voy a dar la verga que quieres, la verga de un hombre para que la pruebes, me la vas a mamar y te la voy a meter en tu panocha” tomo mi mano y se la llevó a su paquete diciendo “toca, esta si es una verga, y te haré jadear como la perrita que quieres ser, pero no le vas a decir nada a tu madre, putita, o tu madre sabrá lo que haces con Rocco y seguro lo llevará a dormir a una veterinaria”, al escuchar que podían llevarse a Rocco a “dormir” entendía que se lo llevarían de mi lado y mis ojos se llenaron de lágrimas, “ve a bañarte, hoy me quedaré con tu mamá y vendré a verte en la noche y ya sabes pinche chamaquita, te quedas calladita si quieres que tu madre no se entere y el perro se quede”.

Yo no sabía que hacer, me quedé en silencio. Hice lo que Alfonso me decía. Al poco rato mi madre me habló para cenar en un tono tranquilo y condesendiente, yo tenía un miedo atroz. Pero Alfonso sin que mi madre lo viera solo me hizo señas de guardar silencio.

Casi no quise comer esa noche, me fui a dormir temprano. No quise ni prender la computadora. Solo estaba en espera de lo que ocurriría. En eso escuché ruidos, mamá discutía con Alfonso, un “lárgate de mi casa, cabrón, no vuelvas nunca más!”, la puerta de la entrada se cerraba de golpe y después mamá se encerraba en su habitación a llorar como otras veces. Sin saber bien porque, y con ese miedo por la amenaza de Alfonso, fui a verla quería comprobar que estaba bien, pues ya otro novio alguna ocasión la había golpeado. Entré sigilosa a su habitación y le pregunté si estaba bien, ella me abrazó y me dijo que si, que había descubierto mensajes en el localizador de Alfonso de alguien que parecía ser su mujer y que habían terminado.

Deduje que no sabía lo que había pasado con Rocco pues no hizo mención alguna de ese hecho y nos siguió tratando tanto a Rocco como a mí de la forma habitual; así que yo estaba a salvo y mi amado perro se quedaba en casa por ahora…

Los juegos con Rocco continuaron por varios meses mas, nunca me penetró en las montadas, pero su lengua era suficiente para mis primeras incursiones sexuales, me dio mis primeros y muy intensos orgasmos, a cambio yo lo recompensaba acariciando su panza y su verga roja hasta que mojaba mis manos con su leche blanca. Los hombres con los que platicaba por internet les encantaba leer cuando les platicaba de Rocco y nuestros juegos.

Nos cambiamos a un departamento y por el tamaño de Rocco ya no era posible tenerlo en un espacio tan pequeño, mamá lo regaló al jardinero que decía vivía a las afueras de la ciudad en una granja. Lloré su ausencia, pero entendí que era lo mejor para mi amante perro.

Vaya que tiempos aquellos, aún te extraño Rocco…