Recompensa a un duro trabajo

Tras mas de una semana de duro trabajo tuve una inesperada recompensa

Lo que voy a contar ocurrió en la primavera del año 2019, de manera que todavía recuerdo bien los detalles de lo que pasó.

Trabajo en una empresa que necesitaba presentar unos informes importantes. Yo era responsable de varios de ellos así que para redactarlos y evitar distracciones acordé con mis jefes enclaustrarme en una casita que tengo en la sierra durante mas o menos una semana. Llegué con todo lo necesario para hacer el trabajo sin olvidarme algo de ropita. Trabajé en el jardín con mi faldita, mi sostén y  mis braguitas negras de encaje. Un par de noches, cuando no estaba cansadita del  trabajar me exhibía delante  del  espejo con mi minifalda de cuero negro, mis medias negras con costura y misa zapatos de tacón aguja muy finos y altos. Se me ve la parte  alta de los muslos entre el final de las medias y la mini junto con las tiritas del liguero. La verdad es que me encuentro asi muy atractiva y  me acaricio y excito mucho y acabo haciendo los honores a mi querido dildo.

Pasé una semana de duro trabajo, llevé a mi jefe el trabajo y acordamos unas  modificaciones, así que me volví a la sierra pensando que en tres o cuatro días lo tendría acabado. Lo termine el primer día pero no dije nada y me tomé los otros dos días de vacaciones. El primer día pasee por el campo que estaba precioso en primavera, comí y luego, siesta que fue corta porque desperté con una calentura de primera, después tantos días de trabajo me había relajado y el cuerpo me pedía darle gusto, las pajitas me habían servido de calmante pero lo que  ahora necesitaba  era la polla de un macho. Pensé en bajar a Madrid y llamar a alguna de mis “proveedores” pero  por varios motivos era poco aconsejable, así que me busque la vida y consulté en internet si había cerca algún sitio de cruising, aunque no me gusta demasiado,  y me parecieron tres direcciones.

Me puse una faldita de  tenis que  incorpora las braguitas, una camiseta sin mangas de color entre naranja y rosa, bastante chillón que junto con un sostén que admite un poco de “trampa”, pero que me deja unas tetitas preciosas  junto con un pañuelo de cabeza de color muy parecido a la camiseta. Salí de casa con lo dicho pero con un chándal por encima, nunco salgo descarada, y subí a mi coche a la dirección más alejada del pueblo.

Después de unos 25 Km llegué al sitio y primera decepción, era un área de descanso de las que han puesto para los magrebíes que atraviesan España en el verano y que, naturalmente, estaba cerrada y no había nadie, me agarre un buen cabreo, y me dirigí al segundo punto aconsejado en internet. Tampoco había nadie, espere un cuarto de hora y no apareció nadie así que una segunda decepción, pensé en volver a casa pero a ver si era cierto aquello de” a la tercera va la vencida”. Llegue al sitio indicado y “Oh maravilla” había un coche aparcado con un tío dentro. Aparqué un poco delante de él, despacio para que me viese y yo verle, unos 45 años, no mal parecido, bastante pelo  y una cara agradable, me miró y yo le lancé una medio sonrisa. Como digo, aparque un poco delante de él, bajé la ventanilla y esperé acontecimientos con bastantes nervios, dada la calentura que llevaba. Pasó un poco tiempo, que me pareció eterno pero el tío, nada de nada, seguía en su coche y yo con mi calentura mirando por el retrovisor. Pensé que, a lo mejor el tío solo estaba descansando un rato y no quería nada así que decidí forzar la situación. Me baje del coche, en camiseta y faldita y me puse a hacer que miraba mi coche por delante como si tuviera alguna avería, dándole a él la cara para que me viera bien. Después de un par de minutos  de inspección,  saqué el pañuelo y me lo anudé en la cabeza de forma muy particular y me volví a meter en el coche a esperar con bastantes nervios, después de haberme visto como iba vestida  y, hay que reconocerlo, mi buen cuerpo si no se lanzaba estaría claro que no había nada que hacer.

Pasado muy poco tiempo, que me pareció eterno, veo por el retrovisor que sale del coche y se acerca al mio, poco a poco y se pone a la altura de la ventanilla, yo temblando de nervios y de calentura me dice:

  • “¿Tienes algún problema con el coche?”
  • Pues es que al adelantar a un camión ha saltado una piedra y pensaba que me había roto un faro
  • Es que estas carreteras secundarias están imposibles

…y así durante un rato de conversación tonta sobre coches y carreteras, hasta que saca un paquete de cigarrillos y me ofrece uno

  • No gracias no fumo y tú tampoco deberías fumar que es fatal  para la salud
  • Bueno de algo se tiene uno que morir

Y así un rato hablando de lo malo que es el tabaco para la salud, yo ya me había tranquilizado bastante porque parecia que al final  iba a habar asunto  pero el tío  seguía sin entrar en tema y yo ya estaba un poquito harta, el hombre era mas bien rústico, me dijo que era agricultor de la zona, parecia muy masculino y me parecia que era algo tímido así que pensé que era el momento de ponérselo fácil  y le dije poniendo una sonrisa picara

“Realmente lo que no fumo son cigarrillos, pero los puros me encantan, me encanta fumar puros,  de hecho ahora me encantaría fumarme uno, ¿no tendrás tu uno guardado para que yo me lo fume?”

Pareció entender lo que decía porque me contestó de inmediato.

“Tengo uno, ¿te lo fumas en mi coche  o en el tuyo?”

“Mejor en el tuyo porque fumo mejor en el asiento del acompañante, cojo mi bolso y vamos”.

Cogí una bolsa que llevaba con pañuelos de papel, toallitas húmedas y, por supuesto, condones, me bajé del coche, me puse su  lado, le tomé de la mano y le dije

“Vamos, creí que no me ibas a pedir nunca”

Me tomó por la cintura y me dijo

“¡Sí que estas buena!”

“Pues no sabes lo suavecita que tengo la piel de las piernas” (que, naturalmente llevaba al aire con mi faldita de tenista)

“Ahora veremos”

Llegamos al coche, entramos cada uno por su puerta, nos sentamos y me giré para dejar el bolso en el asiento de atrás<, lo que él aprovecho para meterme la mano entre los muslos y acariciarme, tenia las manos bastante toscas pero eso era lo que yo queria, un macho de campo.

“Sí que es verdad, que estas muy suave y depiladita”

“Pues ya verás que tetitas más ricas tengo para ti”

“No me lo creo, dijo riendo, enséñamelas”

Me levante la camiseta, le enseñé el sostén y le pedí que me ayudara a quitármelo, así lo hizo

“Que tetitas más ricas tienes, me encantaría chupártelas”

“No sé a qué esperas, bobo, ¿no ves  como tengo de tiesos los pezones?

Dicho y hecho, parece que perdió la timidez y me empezó a acariciar los pechos, luego me chupaba los pezones y me acariciaba los muslos y me metió la mano por detrás, por debajo de la falda para acariciarme el culo. Yo, bastante pasiva, dejándome hacer pero disfrutando  mientras cada vez estaba más sensible y le animaba y le pedía  que me acariciase muy suave las rodillas, cosa  que me da unas sensaciones maravillosas y me pone a cien.

“Así, así sigue mi vida que me vuelves loca, sigue sobándome, no me des paz”

Él estaba poniéndose como un burro y casi solo me decía: “Que rica estas chochete te comería entera”.

Yo estaba nerviosa pensando que se me iba a notar el bulto de la erección que tenía.

En un momento  le paré y le dije, “Recuerda que hemos venido a fumarme un puro y yo todavía no lo he visto ni tocado.”

“Eso se arregla enseguida”, se bajó la cremallera y me presentó eso que yo tenía tantas ganas de tener en la mano. Era de tamaño normal, no muy gruesa, muy venosa y con una buena fimosis que le dejaba al descubierto toda la bellotita, cosa que a mi encanta chupar, dura como el hierro y con las venas a punto de estallar. Para poder maniobrar mejor le pedí que se bajase el pantalón y dejarme así toda la polla y los huevos a mi disposición. Lo primero le di un besito en la bellota, lea acaricie los huevos y empecé a hacerle cosquillas en la zona entre los huevos y el ano; dio un respingo  “No me metas el dedo en el culo” “No, solo te voy a hacer unas cosquillas” y parece que le gusto a juzgar por la respiración entrecortada, se notaba que deseaba pasar a mayores y como yo tenía unas ganas locas de fumarme ese puro, después de una poquitas cosquillas más y unos besitos en la punta le puse un condón y empecé la chupada trabajando con los labios todo el capullo que estaba a mi disposición.

Fue un poco decepcionante porque a las muy pocas chupadas y sin haberle podido demostrar todas las cochinadas que podía hacerle con la boca, se me corrió como un ternerito,

“No puedo más, me voy, me voy” me cogió la cabeza me empujo la polla hasta la garganta mientras rugía como un torete y llenó de leche el depósito de la punta del condón hasta casi salirse por detrás yo seguí chupándosela suavecito hasta que aquello se encogió. Mi niño se quedó como un angelito, tumbado hacia atrás en tanto que le quité el condón, le limpié bien la polla con toallitas húmedas pañuelos de papel y le dejé descansar un ratito.

Pasados unos minutos empezaron las confidencias

“Cariño, sí que estabas apuradito, te me has corrido en un  pis pas”

“Perdona que haya aguantado tan poco pero es que estaba sorprendido de lo rica que estás y de lo suave y cariñosa que eres”

“Muchas gracias, mi vida, pero me he quedado muy frustrada por no haberte podido hacer todas las cochinaditas que se hacer  y que me encantaría que las disfrutases”

Se echó a reír y me dijo

“¿Qué es eso de las cochinaditas?”

“Eso se hace pero no se dice”

y empezamos a juguetear a hacernos cosquillas y pellizquitos y mi chico se puso “en forma” enseguida así que pude empezar a hacerle todo mi repertorio de cochinaditas:  la mariposa china con la lengua alrededor de la bellotita, la chupada al cono de helado pero lo que no pude hacerle fue algo que me encanta que es lamer la parte de atrás de los huevos y la zona entre huevos y ano, sentados en coche solo podía hacerle cosquillas con los dedos, pero con la lengua, imposible. etc. Mientras él me daba un buen masaje por todo el cuerpo, con besos y mordisquitos en los pezones y caricias en los muslos y las rodillas incluso me metió un poco el dedo tres o cuatro veces. De vez en cuando hacíamos un alto, nos dábamos un buen morreo y vuelta a empezar. Después de un buen rato, en recompensa de lo corto del primer acto y viendo que los dos estábamos bien calentitos, le puse el condón y empecé a chupársela con glotonería, no podía aguantarme de hacer ruido como si estuviese degustando algo delicioso, me cogió fuerte la cabeza y me hizo acelerar el ritmo de la chupada, mientras yo apretaba los labios contra su bellotita para aumentar sus sensaciones y sin palabras pero con gemidos tuvo un orgasmo y una corrida bien larga.

Le limpié y después de decirme lo que había gozado:

“Me has hecho una mamada que creo que ha sido la mejor de mi  vida”

“Muchas gracias pero no creo que haya sido para tanto”

“Si, si q           ue lo ha sido, por cierto, ¿tu como estás?”

No le contesté pero puse una cara como de penita

“Esto hay que arreglarlo, no te puedo dejar que te vayas así”

“¿De verdad que harías algo por mí?”

No me contestó, alargó la mano y me la metió por delante debajo de la falda y me cogió la polla, después de tocarme un poco me pidió que me bajara la falda,  Me la bajé y empezó a pajearme, le dije que parara que me tenia que poner una goma o nos íbamos a poner perdidos. No me contestó ni paró y me pegué un corridon y como había dicho nos pusimos perdidos de leche.

Nos limpiamos y empezamos a confesarnos el que y el porqué de nuestro encuentro y como habíamos gozado. La verdad que yo lo había pasado muy bien, pero me faltaba algo así que:

“Quiero hacerte una pregunta”

“Lo que tú digas”

“Me has gustado y querría pedirte algo. Quisiera que nos viésemos otra vez.

“Cuando tú quieras”

“Pero algo más, quiero que me hagas el amor, que me hagas tuya, que me penetres.

“Por supuesto que sí, me encantaría cuando quieras”

“Si te parece mañana por la tarde. Me pondré más sexy que hoy, Seguro que te gusto más”

“De acuerdo, mañana aquí a las seis”

Nos dimos un besito y cada uno a su casa

Camino a casa pensé lo que me iba a poner y me imaginé el escenario. Follar en el coche sería muy incómodo y salirnos fuera podíamos estar a la vista de extraños, así que tenía que  buscar un sitio adecuado con la necesaria privacidad

Me levanté temprano, tenía en la cabeza hacer varias cosas. La primera fue ir al lugar que habíamos quedado y comprobar que, efectivamente no era el adecuado para tener suficiente intimidad ya que podía parar cualquier coche y estropearnos la fiesta. Recorrí los alrededores y encontré  un par de sitios que cumplían con mis deseos, un bonito entorno y oculto a la vista...

Volví a casa, tomé un baño caliente lavándome bien por fuera  y por dentro,  me depilé con todo cuidado, me recorté el vello púbico y preparé mi bolso  con todo lo necesario para la limpieza, lubricante y condones.

Tal y como era mi intención me iba a poner como le había prometido: como una golfa. Mini tanga negro, liguero y medias negras, mini falda negra y sostén sexy también negro junto con una blusita blanca con abotonadura para dar facilidades. Solo me pinté el fondo de ojos de color negro, que podía ocultar al salir de c asa con gafas de sol; el  resto de maquillaje, los abalorios y los zapatos de tacón me los pondría cuando estuviese cerca del lugar de la cita. Me puse un chándal, las gafas de sol y ¡al coche!

Ya cerca del lugar de la cita me anudé el pañuelo a la cabeza para que me reconociese bien y llegué. Él ya estaba allí, me bajé del coche y le expliqué mi idea de irnos a un sitio más discreto lo que le pareció estupendo, me siguió en su coche. Cuando llegamos le dije que fuera a un lugar un poco más alejado que yo iba a terminar de ponerme guapa y que ya le avisaría. Una vez que se alejó, me quité el chándal, me use polvos de maquillaje, me pinté los labios de rojo intenso y me puse mis pendientes de haro, collar de perlas, pulseras y  zapatos negros con tacón que me hacen unas piernas preciosas.

Recogí todo en mi coche, me apoyé en plan sexy en una puerta y con un brazo levantado como Marylin Monroe

“¡Ya puedes venir!”

Se me quedó mirando parado

“¿Que, no te gusta lo que ves?”

“Todo esto ¿es para mí solo? Que pedazo de tía” (mido 1,85 y, con tacones supero el 1,90)

“Si, para ti solo, a ver si haces buen uso”

Vino hacia mí y se le notaba ya un buen bulto en la bragueta. Me tomó de  la mano, me hizo dar una vuelta  y me dio un azote.

“Sí que estas buena”

Me besó en los labios y me metió la lengua hasta la campanilla. Nos estuvimos besando un rato, me dio un buen masaje de nalgas dándome azotes y pellizcos

“Eres una guarrona y te voy a dar tu merecido”

“Si, si, soy muy guarrona  y me debes castigar, hazme lo que quieras, quiero que me des mi merecido

hasta que me puso el culete todo colorado y muy sensible, me subió la minifalda y estuvo jugando con la tirita del tanga apretándome el chochito de vez en cuando y metiéndome la puntita del dedo, me daba mucho gusto y era un anticipo de lo que me haría luego. Me decía lo suave que tenía mi culito mientras  yo le dejaba hacer y disfrutaba; se sacó la polla y se puso a restregármela por mis sensibilizadas nalgas. La calentura me iba subiendo así que empecé a animarle y bajé mi mano acariciándole la polla que estaba como una barra de hierro, y los huevos. Se dio la vuelta, me desabrochó la blusa y me mordisqueo y beso los pezones apretándose contra mi los bajos hasta que dijo

“Basta ya de juegos, te voy a echar un buen polvo”

Se arqueó hacia atrás y me puso la polla entre los muslos, como llevaba el tanga tenia los huevos levantados así que me rozaba toda la zona hasta el ano; nunca me habían hecho eso, se movía muy suave en una zona que para mí es muy sensible.  Me puse como loca, apreté los muslos y me empecé a mover como si ya la tuviese dentro

“Ahhhhhhhhh que rico ahhhhh que rico”.

“Si sigues así no me voy a poder aguantar, estate quieta”  me dijo un par de veces pero yo no atendía a razones y seguía y seguía moviéndome como una perra salida. Como era de esperar, se me corrió  entre los muslos. Me riñó un poco

“Ya te lo decía que me iba acorrer y no me has hecho caso,  eres muy  guarrra y muy mala y te voy a castigar”

, pero enseguida me dijo que nunca había estado con una golfa tan ardiente

No sentamos en el asiento trasero del coche y allí manifesté toda la calentura que llevaba, le besé, le lamí, se la chupé, ya sin condón, hasta que se le puso dura otra vez.

“Haz lo que quieras conmigo que ya estoy lista”

Se puso una goma y se la embadurno bien de vaselina. El problema vino ahora, porque era la primera vez en el campo y no sabía en qué postura ponerme. Me puse a cuatro patas pero era incómodo para ambos, hicimos varios intentos diferentes pero no hubo manera; yo me estaba preocupando que con tantos intentos se fuera a correr, porque bien calientes estábamos los  dos.

Al final encontramos la posición, apoyando el pecho en el capó del coche, yo  quedaba bien apoyada. Me quitó la blusa y me quedé arriba solo con el sostén y por debajo minifalda liguera medias y el tanga que era de hilo y molestaba poco.  Con las dos manos separé mis dos cachetes y deje mi chochito bien al descubierto. Le dije que no fuera bruto y mee tratara como a una damita, pero la verdad es que estaba loca por Tenerla dentro. Me la metió muy despacito,  suave sin dolor y con mucho gusto.

Pude constatar aquello de que el tamaño no es importante porque tenía una polla de tamaño normal tirando a pequeña pero tengo que reconocer que follaba como los ángeles. Me agarró las caderas con las dos manos y me la metió entera y luego la sacaba casi toda dejando dentro solo la puntita y a veces sacándola toda y metiéndola de nuevo bien despacito dándome mordiscos en la espalda como los sementales cuando cubren a la yegua. Cuando su capullo entraba me daba un gusto enorme, parecían olas de placer que me subían desde el chocho por todo el cuerpo.

“Aahhhh que gustito, que bien me lo haces, que gustazo me das”

Mi polla estaba bien tiesa. A las pocas emboladas me ahueque un poco y empecé a pajearme al mismo ritmo que él me la metía, ¡que gustazo!, no quería que acabase. Solo podía decir de vez en cuando entre suspiros y gemidos

“Ayyyy y así, cariño asi, suavecito, follame suavecito, no te pares. Que gusto me das bribón

Se dio cuenta del trabajo manual que me estaba haciendo yo, paró y me preguntó que que hacia

“Me estoy haciendo una paja al mismo ritmo que me la metes, pero por favor no pares”

“Te lo voy a solucionar”

Lo que me hizo no me lo esperaba, me pasó un brazo por delante de la cintura y con la otra mano me empezó a hacer lo mismo que me estaba haciendo yo una paja al mismo ritmo que me folllaba. ¡Que gusto, que sensaciones!

Nos corrimos en seguida los dos casi a la vez, la primera fui yo, gruñendo y yo creo que al notarlo, él se corrió también, apretando sus huevos contra mi culo. Nos quedamos inmóviles, él sobre mi y yo apoyada en el coche; que puse perdido con mi leche.

Nos separamos, se quitó la goma y yo le limpié bien con agua y las toallitas húmedas que traía. Nos sentamos en el coche y hablamos de los bien que lo habíamos pasado y me dijo que habría que repetirlo  otro día.

“¿Otro día? pero, si todavía no nos vamos”

Y empezamos de nuevo el magreo mutuo. Cuando estuvimos calientes volvimos a repetir el polvo. Esta vez con una variante nueva, que ya era de noche. El polvo fue muy bueno pero como el primero ninguno.

A partir de ese día nos vimos con cierta frecuencia y siempre en el campo, aunque mejoramos la logística, llevamos una manta para follar en el suelo,  bebidas frías, etc.,

La cosa duró hasta el otoño.

Me encantaria intercambiar con vosotros