Recién Casados (3: Divorcio)
Lo que pareció tan bello al principio dsapareció inmediatamente.
Parte 3
Recién Casados (Divorcio)
Esto es sólo una simple fantasía, nada de lo que esta escrito aquí es verdad, espero que les guste.
Montiel me sacó de clase un par de días después, pude sentir un cambio de actitud, pero lo que más me extrañó fue que también sacó de clase a Santiago. A ambos nos llevó al ya tan conocido salón audiovisual. Los tres nos desnudamos y vi por primera vez el pecho adolescente y peludo de Santiago. Montiel me ordenó que lamiera el pecho de Santiago para quitarle todo el sudor y así lo hice. Santiago no decía nada, ni siquiera se movía. Yo continué lamiendo hasta bajar la boca y meterme su pene a la boca. Montiel se acercó a mí y me quitó el anillo y se lo puso a Santiago.
-"¿Me aceptarías de regreso? De verdad no quise hacerlo", le dijo Montiel a Santiago
Él sonrió y le dijo: "claro que sí, pero ¿que vamos a hacer con esta perra?"
"Aprovecharla lo más que podamos ahorita y luego nos conseguiremos otra."
Todo esto pasaba mientras yo seguía mamando el delicioso pedazo de carne de Santiago.
De pronto sentí que Montiel me metía los tres usuales dedos en mi culo y antes de que pudiera detenerme para decir algo, él me metió su pene. Me habían usado, me estaban usando y no decía nada. Santiago de corrió en mi boca y se alejó de mi vista, pero oí como se paró atrás de Montiel y empezó a nalguearlo, mientras este gemía acelerando su metisaca y correrse en mí. La feliz pareja me tomó de los brazos, me levantaron y me aventaron lejos.
Me quedé ahí tirado viendo como Montiel lamía el pecho de Santiago y él lo obligaba a colocarse en cuatro patas. ¡Que excitación! Un alumno sometiendo a un profesor, ambos machos, ambos musculoso, ambos sudorosos, ambos deliciosos. Santiago penetró a Montiel y ambos gemían, mientras Santiago hacía un movimiento vaivén en el culo de Montiel. Mi pene se llenó de sangre y viendo esa escena, decidí cerrar los ojos y masturbarme. Cuando me corrí y los abrí, los dos machos me metieron sus penes y se mearon en mi boca. Me obligaron a vestirlos y luego me tuve que vestir yo sólo mientras lamí el sudor de esos deliciosos cuerpos. Regresamos al salón.
Yo esperé que hiciéramos ese trío una vez más, pero al día siguiente me enteré por uno de los amigos de Santiago