Recién Casados (1.2 La Luna de Miel)

Mi maestro y amo me lleva a su casa para que tengamos nuestra luna de miel.

**1.2.

La Luna de Miel**

Cualquier duda, sugerencia o comentario pueden escribirme a leopoldo_relatos80@yahoo.com.mx y yo con gusto les responderé, además disfruto mucho recibir mails de mis lectores. Este es una versión más larga de una fantasía que escribí como primer relato para esta página.

I

Después de que mi maestro de preparatoria me violara en uno de los salones audiovisuales sentí que todo eso no era real. Yo sabía que había pasado, y el dolor de mi culo era una evidencia que él había estado en mi cuerpo, y el anillo en mi dedo era prueba de que en su loco mundo me lo había dado para simular que nos habíamos casado. Recién casados. No éramos marido y mujer porque nuestra relación profesor-alumno se basaba en algo más como de amo y esclavo. Yo estaba sometido a su voluntad. Tienen que entender que es extraño que una fantasía que se guarda en el alma por mucho tiempo se convierta de repente en un aspecto de la realidad inevitable. Todas esas noches que me masturbaba pensando el mi profesor desnudo se volvieron realidad cuando lo vi frente a mí, marcando esos grandes músculos que escondía bajo su traje y so corbata. Ahora me parecía mucho más sensual esa barba de candado y el pelo rapado. Sus ojos verdes. Aquel día cuando volví a mi casa aún trataba de rescatar el sabor que había dejado en mis labios. La esencia de un macho personificada en la figura de un profesor.

Ese fin se semana mi profesor, perdón, mi amo quería que nos viéramos para tener nuestra pequeña luna de miel. Para que no sospecharan mis papás él les habló a la casa y les dijo que estaríamos trabajando en mi proyecto escolar, que tenía que supervisarlo y para ello tendría que ir a su casa después de la escuela el viernes. El me regresaría el domingo.

Cuando llegué a su coche aquel día, ya me esperaba con una sonrisa pícara dibujada en los labios que me excitaba por completo. Quería besarlo. Tomó mi maleta y la aventó al asiento trasero.

"Créeme, no necesitarás esto. Yo decidiré lo que vas usar, si es que acaso vas a usar algo. Súbete al coche, perra."

Y ante la primera orden de nuestra larga luna de miel me mostré sumiso y obediente. Ya dentro los dos, y manejando él hacia su casa, se mostraba serio y silencioso como si yo hubiera hecho algo malo y él se hubiera enojado conmigo. Empecé a sobarle la entrepierna para esperar una reacción de su parte. Su pene erecto formó una carpa en su pantalón.

"Por lo visto eres una perra golosa y no puedes esperarte a que tu semental te llene ¿verdad? Bueno", dijo dándome un manazo "cuando lleguemos podrás tener ese gran pene en tu boca tal y como quieres."

La casa de mi profesor es bastante grande, porque como también es abogado puede costear esos lujos. El coche quedó en la entrada y bajamos los dos, caminado por varios pasillos hasta llegar a un gran cuarto donde una cama matrimonial yacía empotrada en la pared opuesta a la puerta. Mi amo me ordenó que me desnudara y me vistiera con lo que él había comprado para mí y había colocado sobre la cama. Él entraría al baño para cambiarse. Como me lo había ordenado me desnudé por completo y puse la tanga blanca de encaje que él me había comprado, y un vestido de novia que apretaba todo mi cuerpo. Al esperarlo oí que se bañaba y se preparaba. Salió del baño media hora después cubierto de una nube de vapor de agua. Estaba vestido con un esmoquin entallado que marcaba todos sus músculos. Se acercó a mí para besarme como lo había hecho y mi boca se inundó de todo su sabor mezclado con el tabaco que le gusta fumar.

"Serás mía por siempre, perra", me susurró al oído.

Se bajó el cierre de su pantalón negro perfectamente planchado y la verga que había estado deseando desde hace tiempo. Erecta. Me arrodillé frente a él para metérmela a la boca y mamarla. Primero lamiendo la punta, y después dejando que todo el tubo de carne entrara en mi boca para ahogarme. Sintiendo como temblaba de placer al sentir cuanto le gustaba dominarme por completo. Se puso a gemir, deshaciéndose de su saco, su corbata de mariposa, yo le quité la faja y empecé a desabotonarle la camisa. Estaba ansioso de ver eso grandes músculos de macho que tenía mi profesor.

"Eso perra, chupa, bien que te gusta chupármela, porque soy tu esposo"

En cuanto la camisa cayó llegó el orgasmo que me llenó de leche la boca por primera vez. Su delicioso semen caliente caía por mi garganta lleno de deliciosa esencia de mi macho. Me levanté para besar a mi amo y él intentó quitarme el vestido. Yo le quité el pantalón. Quedamos en bóxers negros y tanga blanca. Yo seguía totalmente excitado por sus músculos, y acariciaba sus pectorales duros y su abdomen marcado. Todo producto de un gimnasio personal que tenía en su casa.

"Alláname la morada", le susurré al oído.

Él me observó con sus ojos llenos de lujuria y me tomó entre brazos como si de verdad fuera la novia llevada directamente a la cama después de la boda. Y así fue. Me colocó boca arriba, me arrancó la tanga para romperla y me introdujo el primer dedo en mi culo. El dolor me desgarró y este se mostraba en mi rostro. Siguió con el segundo dedo y cuando llegó al tercero lo miré con ojos llorosos. Luego lo sacó y sentí como si me hubieran quitado algo del cuerpo. Un vacío que pronto sería llenado por su gran pene. Entrando y saliendo, penetrando cada fibra de mi cuerpo mientras sus gemidos graves. Mis pies se convulsionaban sin control hasta que él los tomó y los usó para masajear sus grandes pectorales.

"A esta puta sólo quiere que se la cojan", exclamó antes de llegar al orgasmo.

Me pidió que me quedara en el cuarto por algunos momentos mientras él desaparecía. Cuando regresó tenía unas esposas que usó para que me quedara en la cama. Ese sería mi destino del fin de semana porque tenía mucho trabajo en su despacho de abogados. Sólo me dejaba libre para comer, ir al baño y cogerme cada vez que quisiera. La llegada del domingo significó la separación entre los dos, pero sabía que el lunes lo volvería a ver en su faceta de profesor escondiendo esos grandes músculos bajo el traje y la lujuria bajo la seriedad.