Recién Casadas (7)

Capítulo 7

Capítulo 7

Andrea salió de bañarse y se recostó a mi lado, su cabello olía increíble y su perfume tuvo un efecto hipnotizante sobre mí. No me quería ir de ahí, me sentía tan cómoda con ella, pero me mandó a la ducha y no tuve opción, me levanté y me fui más da fuerza que de ganas.

Saliendo Andy tenía fruta en la mesita que estaba enfrente de la cama, cenamos viendo Netflix en su computadora, luego de un rato me despedí, estaba más que dormida, me recosté en la cama y enseguida ella se fue a mi lado. Antes de dormir le pidió a Alexa que nos pusiera una canción; Puedo verte de Diego Ojeda y me dijo lo siguiente:

—El día que me dejes te voy a dedicar esa canción—

Antes de quedarme dormida le susurré:

—No te vas a librar de mí— y me atreví a dar ese paso que desde el día que la vi en el avión deseaba, me acerqué lentamente a sus labios y le di un suave beso, luego me acomodé para dormir.

El miércoles me levanté más temprano que ella, le preparé un omelet y se lo dejé en la mesita al lado de la cama, junto con una botella de jugo y una nota que decía: Ten un lindo día. Pau.

Me fui a trabajar y cuando estaba estacionándome llegó un mensaje de ella, me agradecía por el desayuno y me recordó la comida con su amigo, quedamos en vernos poco antes de las cinco afuera de mi oficina para irnos al restaurant que aún no había elegido pues se me había pasado buscarlo la noche anterior.

El día en el trabajo se me fue muy rápido pues teníamos muchos pendientes, apenas y tuve oportunidad de comer mi lunch.

Antes de salir de la oficina me llegó un mensaje de Andy, me decía que estaba afuera esperándome. Salí y por instinto me acerqué y la abracé, ella me correspondió y luego de unos instantes nos separamos. Esta vez ella conducía, puse el GPS para llegar al restaurant, previamente ya le había mandado la ubicación para que se la diera a su amigo.

Llegamos y ellos se saludaron de beso mientras que Leanne sólo me saludó de mano, era un poco raro porque no nos conocíamos, de hecho Andrea y yo apenas nos estábamos conociendo.

Nos sentamos y ordenamos nuestra comida, ahí me pude enterar que Leanne era arquitecto también, que se conocieron en la escuela mientras él hacía su transición, por un momento quise preguntar si tuvieron algo entre ellos, pero no quería verme como la típica novia celosa, o bueno, esposa.

Andrea se encargó de ponerlo al tanto de cómo nos habíamos casado y él estaba hecho un mar de risas, cada tanto volteaba a verme con los ojos más y más abiertos, le aclaré que de eso yo tenía lagunas mentales gracias al nivel de alcohol en vena.

—¿entonces te vas de largo con las copas?— preguntó divertido.

—Nada de eso— dije agitando mi copa de clericot —Era mi despedida, mi mejor amigo y yo quisimos emborracharnos por eso, pero se me salió de control, aunque— me giré hacia Andrea —De no ser por eso, me estaría perdiendo de ésta increíble mujer—.

Al terminar la cena manejó Andy pues yo estaba terriblemente cansada y relajada gracias a mis dos copas, pusimos el GPS para llevar a Leanne a su hotel y de ahí nos fuimos al departamento; al llegar nos dimos una ducha, por separado evidentemente, y nos recostamos un rato hablando de todo y de nada.

—¿te parece si me traigo más cosas de mi cuarto?— le dije sin pensarlo mucho.

—Ajá— se quitó los tenis —de hecho ¿qué te parece si mudas todas tus cosas para acá y así dejamos la otra habitación para cuando nos visiten tus amigos o los míos—

—Me encanta— me levanté de la cama y fui por algunas cosas— obviamente no voy a cambiar todo hoy— hice un ademán de cansancio—.

—Jajaja claro, yo te ayudo mañana—

Me fui a la cama y rápido entré en un sueño profundo, estaba muy cansada, desperté a eso de las cuatro de la mañana, Andrea me abrazaba por la cintura, dormía tranquilamente, me enterneció su suave tacto y me hizo pensar en muchas cosas, en lo afortunada que había sido de coincidir con ella; estaba decidida a algo, me la iba a jugar, no tenía mucho que perder y ganaría una esposa que además de atractiva, inteligente y buena onda, había dejado todo por mí, eso era lo más mágico de todo.

Por la mañana sólo alcancé a preparar dos cafés y ambas íbamos un poco tarde a nuestros trabajos, era el primer día que Andy iba a la constructora.

—Te prometo que mañana el desayuno estará más elaborado— le dije entregándole un termo con café.

—Eres tan dulce— se acercó y me plantó un beso en los labios—Necesitamos otro auto— dijo muy natural, mientras yo sopesaba su cálido y fugaz beso.

Conduje lo más rápido que pude hacia la agencia, Andrea se llevó el coche a la constructora pues su tiempo ahí sería menor que mi jornada laboral.

En otras circunstancias hubiera hecho amigos de parranda muy rápido en la oficina, pero el estar casada me tenía la vida vuelta de cabeza, me sentía flotando en una nube, aún no me creía que estaba casada con una chica adorable, que por fin estaba en Los Ángeles en el trabajo que más amaba, nada podía salir mal, el pronóstico de éxito era muy alto.

Por la tarde pasó por mi y fuimos del compras al súper; más ropa, accesorios, alguna que otra cosa para decorar nuestro departamento y comida. Aprovechamos la salida para comer en un puestecito de hot dogs; descubrí que con ella la cosa más simple era divertida y memorable, luego de la cena nos fuimos a casa, llegamos acomodando todo nos fuimos a la cama, me dormí algunos minutos y cuando desperté ella estaba bañada a mi lado, entonces fue mi turno de entrar en la ducha, seguíamos con esa rutina de bañarnos separadas, vestirnos a solas y no me incomodaba, de hecho me hacía muy feliz cómo se iban dando las cosas.

Por la mañana no sonó mi despertador, ella fue quien me despertó con unos waffles, huevos, tocino y café, no pude más que sonreír.

—Hoy probaré los waffles por primera vez— me confesó cuando estuvimos sentadas a la mesa.

—Entonces que sea memorable— tomé mi teléfono y vi la hora, aún teníamos media hora —ponte para la foto—

—Mejor toma una selfie de las dos—

Levanté el teléfono y ella se acercó a mi hombro, descansó ahí su barbilla y tomé la foto de ambas sonriendo.