Realmente perro
Es una adaptación femdom del muy buen relato publicado por vasco.
Al finalizar la dura jornada de su trabajo donde tantas personas dependían de sus decisiones Claudio se fue a su casa cansado, Ana ya lo esperaba, ella no tenía ni que salir de la casa porque era informática y apenas salía de su habitación y su ordenador, todo lo podía resolver desde allí y además le pagaban mejor que a él. De hecho era así como Ana había creado un pequeño imperio, y ahora vivían en un palacete señorial con criados y todo. Claudio no tendría que trabajar si no fuese porque necesitaba hacer algo para sentirse bien con él misma. Aunque ello le crease estrés y se sintiese siempre de mal humor a causa de la responsabilidad tan enorme y lo que podría representar un error suyo.
Se tiró en el sofá nada más llegar y apenas dijo hola a su novia, que estaba en el sillón sentada con su portátil; la verdad es que nunca descansaba, sobre todo desde que perdió a Atila, el perro que tan agradables momentos le brindó. Era su única distracción en la casa y durante el trabajo, porque estaba todo el día sola y los criados se ocupaban de otros menesteres. Cuando se cansaba de trabajar salía al patio, y en el jardín sacaba a su perro para lanzarle el palo y que lo recogiese. Todo iba de perlas hasta que un aciago día el perro decidió salir de los límites del palacete y al ir a cruzar la carretera un coche la atropelló. Desde ese día su novia ya nunca más fue la misma y tampoco quiso otro perro como mascota. Ni Claudio ni los criados pudieron convencerle.
La relación de la pareja parecía deteriorase con los días. Claudio agobiado de su trabajo del que no podía librarse y su novia como ausente, ya no era la misma en la cAMA. Solamente follaba para complacer a su estresado novio pero sin pasión. Y ella solamente follaba para liberar tensión, pero sin prestar atención a las necesidades reales de su novio. Aquello era más parecido a un noviazgo de conveniencia que a uno por amor y real. Pero todo eso cambió un día.
Ana estuvo encerrada en su habitación varias semanas, por lo visto su trabajo así lo requería, aunque tampoco Claudio sabía nada, apenas salía para comer o cenar y por la noche dormir junto a él. Si le preguntaba algo acababa enfadándose y volviendo a la habitación, y él se volvía loco, no sabía qué trAMAba su novia. La servidumbre, como previó la separación de la pareja se volvió sumamente complaciente con los caprichos y manías de ella, intentando de esta forma hacerse imprescindibles para su vida futura, ya fuese por separado o tal y como seguían.
Cierto sábado, con Claudio en la sala de estar leyendo una revista, se le acercó su novia para decirle algo importante. Se le veía un rostro dulce, sonriente y con una mirada un tanto complicada de describir, como queriendo ocultar algo esencial.
-Cariño, sabes que he estado unas semanas refugiada en mi habitación de trabajo. No quiero que pienses que te olvido, es más te quiero mucho y por eso he estado buscando una solución a lo nuestro. Sé que estás estresado y harto de responsabilidades, sé que además no puedes estar inactivo y yo hecho de menos a mi perro, como sabes. Resulta que he conocido a gente muy interesante en internet, gente con los mismo problemas que nosotros, personas a las que les faltaba algo en su vida y lo solucionaron. Te hablo de poner en práctica a prueba, eso sí, y siempre con tu consentimiento, una especie de experimento. Algo que podría acabar con nuestros pesares.
-¿Un experimento? ¿de qué estás hablando cariño? -un poco nervioso a la vez que expectante, Claudio.
-Bueno, se trata básicamente de confiar el uno en el otro, de liberarte de tus responsabilidades y a la vez de satisfacerme a mí.
-¿Liberarme de mis responsabilidades? eso estaría bien, pero sabes que no puedo dejar mi trabajo.
-Oh cariño, tranquilo, tendrás tareas que hacer, pero no tendrás responsabilidad alguna, déjame a mí que cargue con todo.
-Pero a ver, ¿esto de qué va? No entiendo qué pretendes.
-Bueno ante todo calma y no me tomes por loca, el experimento es complicado de explicar y algo más de entender, pero intentaré que lo comprendas. Ante todo déjame hablar y no interrumpas, por favor.
Ana le explicó a su novio que el objetivo era convertirlo por unos días en una mascota, como un perrito, de hecho como sustitut de perro. El debería comportarse como un perrito, hacer lo que hacen los perritos y liberarse de toda responsabilidad, pasaría a ser meramente la mascota de su novia y sin más preocupaciones que las de ser AMAestrado por ellal. Claudio no salía de su asombro con lo que le iba diciendo tranquila y razonablemente su novia, Dios mío, quería convertirla en un verdadero perro.
-¿Estás loca Ana? ¿pero cómo es posible que quieras eso? ¿de verdad eso es lo que te gustaría? ¿lo dices en serio?
-Mira, cariño, sé que es raro, muy extraño, pero date cuenta que es a prueba por dos días de nada, a ver cómo cambia tu forma de ver las cosas y las mías. Si no te gusta siempre puedes dejarlo, no hay barreras, solamente depende de ti, es tu elección. Te prometo que nunca he estado tan convencida y excitada como ahora. Si aceptas por sólo experimentar, te darás cuenta que tengo razón y que es lo mejor. Pero como ya te he dicho, es tu elección y dejaré que lo pienses lo que necesites.
Claudio se fue alterado al jardín, no quería ni recordar lo que le había propuesto su novia. Era demasiado raro, muy raro, y le parecía como un sueño. Quizás todavía dormía y era eso...pero no. Claudio se puso a pensar en ese momento en todo lo que acababa de oír. La idea le parecía demasiado peligrosa para su integridad, además ¿qué pensarían los criados? Qué complicado era todo. También sopesó lo que le dijo su novia de acabar con sus preocupaciones, sus responsabilidades. Podía mandar perfectamente todo el trabajo a la mierda y convertirse en el protegido de su novia, en su mascota...eso le asustaba pero lo excitaba al mismo tiempo. Era demasiado arriesgado, pensaba constantemente, demasiado extraño...Claudio acabó durmiendo extasiado de tanto pensamiento contradictorio.
II - Dos días de prueba
Claudio lo decidió en la cAMA. Entre jadeos y entre sudores. Aquella noche su novia estaba realmente excitada, y eso que él no había accedido aún.
-¿Oye? ¿y si tengo que ser tu perro? jejeje ¿no podré hacerte el amor cariñito? le decía mientras cabalgaba sobre él.
-Ahhh, pues, no sé aún como está eso, en teoría no. Date cuenta que el experimento tiene que ser serio, y que yo sepa los perritos no follan con humanos normalmente.
-Mmmmm, pues vaya...qué rabia, lo que voy a ganar en despreocupaciones lo perderé en sexo.
-Tranquilo cariño, si aceptas, dejaré que te masturbes, eso no voy a prohibirlo. Serías libre como perrito para hacer lo que suelen hacer las perritos, jajajaja.
Y así, entre risas, despreocupaciones y orgasmos, la pareja se quedó dormida. Al día siguiente tendrían una mañana que nunca olvidarían.
Ana lo tenía ya todo preparado desde que en internet contactó con gente experta en el tema del adiestramiento. Condujo a su novio a la habitación y le enseñó un collar plateado, muy fino, un collar exclusivo para él y esos dos días de prueba.
-Este será tu collar si aceptas cariño. Lo deberás llevar puesto en todo momento, será tu collar de perro. Todos los perros llevan uno, ya lo sabes.
El estuvo observándolo de rodillas, acarició el collar con las manos dejándose seducir por el brillo que desprendía y el calor que transmitía. No pudo contenerse y le dijo que sí aceptaba. Pero antes tenía que decirle qué iba a pasar con los criados, que el se moriría de vergüenza. Ella le dijo que esos dos días no habría criados, que ella se ocupaba de todo y la casa entera estaría para los dos. El así se quedó mucho más tranquilo. Mientras devolvía el collar a su novia para que se lo pusiese, ellla le iba comentando los pequeños detalles del experimento.
Ana le dijo que inclinara la cabeza para la puesta del collar, y el lentamente y con el rostro serio a la vez que tembloroso fue bajando la cabeza, como si de un perrito AMAestrado se tratara. Sonó un "clic" por detrás de su cuello y el collar quedó perfectamente fijado. Después de eso, Ana se aproximó a un cajón de la cómoda y sacó un pequeño objeto a modo de mando de televisión, pero más pequeño y con un sólo botón.
-Bien cariño, antes de nada, y ya que aceptaste este experimento por dos días, tienes que saber que los perros no hablan, por ello debes de mantenerte callado, en todo caso podrás "ladrar" o sea, dirás "guau, guau", y para asentir moverás tu cabeza hacia arriba y hacia abajo, para negar de derecha a izquierda ¿entendiste?
Claudio, levantó lentamente la mirada y asintió con la cabeza perfectamente como le explicó su novia.
-Y otra cosa, la más importante, como perrito que serás a partir de ahora, vete olvidando de la ropa, deberás ir en todo momento desnudo. Así que quítate ya esa ropa, que no la vas a usar.
Claudio algo sorprendido, dejó que sus impulsos del momento lo guiaran y poco a poco fue despojándose de la ropa, dejando ver su cuerpo. No tenía vergüenza porque allí no había nadie más que el y su novia, así que actuó con toda normalidad.
-¿Ves este mando? es para aplicar una descarga eléctrica por control remoto al collar que te acabo de poner. Servirá para tu entrenamiento.
Ana lo probó, apretó el botón y Claudio notó al instante una sacudida en su cuello, lo que le hizo pegar un sonoro grito.
-Claudio!, los perros no gritan, ya te dije, si no aprendes rápido, tendré que aplicarte más descargas como esta.
Claudio comprendió enseguida y como no quería contradecir a su novia, se puso a gemir: mmm..mmmm.mmmm, como cuando lastiman a un perrito de verdad.
-Así me gusta, veo que aprenderás rápido.
Después de que se desnudase totalmente, y de rodillas como estaba, Ana decidió bautizarlo, darle un nombre, y qué mejor nombre que el destino que pesaba que iba a tener su mascota: Lameculo. Así se llAMAría, Lameculo. Esta vez no era algo más que una simple mascota, aunque de momento y por dos días, su perrito antes que otra cosa. Sacó una correa de metal y la enganchó a una arandela que prendía del collar de Lameculo.
-Vamos Lameculo! al jardín, hoy empieza tu entrenamiento.
Con Ana tirando de la correa y Lameculo a cuatro patas siguiéndole, salieron ambos al jardín. Al principio Lameculo se sintió raro, a cuatro patas por la hierba que antes solamente pisaba con los zapatos, ahora sentía el frescor de la misma con todos los receptores sensitivos de los pies y las manos, a la vez que sentía los tirones de su novia en el cuello, en adelante AMA.
En el jardín Ana comenzó a jugar con Lameculo, hizo como con su anterior perro, le lanzó un palo a cierta distancia y Lameculo corrió al trote y siempre a cuatro patas a por el palo, que se lo trajo en la boca. Lameculo sabía perfectamente lo que hacían los perros en esos juegos. Después de un buen rato de correrías por el jardín, Ana pensó que sería buena idea leer un libro. De esta forma se metieron dentro de casa otra vez y se sentó en el sillón azul favorito que tenía, por supuesto Lameculo a sus pies tumbado y siempre agarrando ella la cadena. Decidió ponerle una venda en los ojos, para que experimentara con todas las sensaciones y olores, como hacen los verdaderos perros. Lameculo estaba espléndido allí tumbado y totalmente expuesta a disposición sobre la multicolor alfombra.
Lameculo a ciegas y tumbado solamente podía percibir por su tacto y oído, además comenzaba a afinar su olfato, las botas de su AMA estaban cerca, podía sentirlo. Su cuerpo comenzaba a describir la forma de la alfombra, cada vez se sentía más seguro al lado de su AMAy más tranquilo, estaba relajado, sobre todo después de las carreras tras el palo en el exterior de la casa.
Ana decidió que ya era hora de analizar en un primer plano las sensaciones de su Lameculo, su amor, su perro, su mascota. Le quitó el antifaz y le dijo:
-Bien Lameculo. Ahora quiero que hables, que me digas qué sientes -Lameculo sobresaltado se levantó de rodillas y extrañado y como con temor le dijo bajito:
-¿Hablar? ¿puedo? ¿me dejas?
-Claro Lameculo, esto es de prueba, y necesito saber cómo te sientes.
-Am, pues, jejeje, no sé, tengo ganar de ir al servicio, no he orinado en todo el día.
-Bueno Lameculo, eso depende de mí, tú debes ir cuando yo lo considere, eres mi perrito, ¿recuerdas?
-Aja, asintió convencida.
Por un lado no se me antoja que puedas ir al baño ahora. Cuando yo quiera te voy a arrimar a un árbol para que lo hagas en cuatro patas y poder divertirme mientras te lo veo hacer.
-Por otro lado te preguntaba sobre qué sentiste en estas pocas horas como perrito.
-Bien, pues, no sé, es algo raro, despreocupación, tranquilidad y algo de nerviosismo y excitación a la vez. Estoy experimentando sensaciones que nunca antes había podido ni imaginar. No sé, igual es que me lo estoy tomando muy en serio esto.
-De eso se trata exactamente amor. Me encanta. Ha sido de momento el mejor día de mi vida, y quiero que te pase lo mismo. Si me dejas, podemos continuar con el adiestramiento, ven, te tengo reservada una sorpresa, y recuerda, ya no hables más, hasta que te lo ordene.
Lo condujo al recibidor. Para su asombro allí en medio del pasillo había una especie de jaula piramidal. Estaba confeccionada en acero y parecía una estructura muy sólida. Por lo visto tenía un cierre en la cúspide de la pirámide, con un grueso candado.
-Esta será tu habitación para dormir Lameculo, una jaula especial para alojar a un perro tan grande como tú, jejeje. Como ves, tiene un candado en lo alto, se abre por un lado y solamente yo puedo abrirlo, esta noche la pasarás aquí y me aseguraré de que quedas bien alojado.
Ana abrió el candado con una llave que tenía en el bolsillo y uno de los lados de la pirámide metálica se abrió hacia abajo, momento en el cual un estupefacto Lameculo, muy nervioso y a cuatro patas fue introduciendo su cuerpo en la pirámide. Dentro apenas podría ponerse en pié, debería permanecer tumbado constantemente y por supuesto desnudito y a la intemperie, sin mantas. Una vez dentro, Ana cerró la pirámide y puso el candado, asegurándose perfectamente de que era imposible salir de allí. Acto seguido le puso a Lameculo el antifaz.
-Quiero que sigas con el antifaz, Lameculo, así experimentarás en profundidad tu nueva personalidad.
Allí lo dejó tumbado, desnudo, con el antifaz y el collar puesto y encerrado en la jaula. Lameculo apenas podía ponerse cómodo sacando uno de sus pies por entre los barrotes...las luces del recibidor se apagaron, el no notó la diferencia.
A la mañana siguiente, ya en Domingo, último día del experimento, Ana fue a despertar a Lameculo, todavía dormido en aquella jaula. Apretó el botón del control remoto y una sacudida hizo estremecer a Lameculo, despertándolo del sueño instantáneamente. Esta vez no grito. Apenas gimió: Mmmmmmm.
-Vaya! qué bien has aprendido ¿eh?. Espera, te quitaré el antifaz, hoy quiero que veas todo el día. ¿pero qué es esto? -Ana dirigió la mirada a un charco AMArillento al otro lado de la jaula. Lameculo se había orinado.-Perro malo, no podías esperar a salir al jardín no..tenías que hacerlo aquí...
Lameculo se sintió mal por su comportamiento, no pudo evitarlo, durante la noche le entraron unas ganas terribles y como no podía salir de la jaula, tuvo que hacerlo como pudo allí mismo. Ana la reprendió con sendas sacudidas eléctricas y Lameculo se estremeció gimiendo esta vez más fuerte: MMMMMMMMM...MMMMMMM.
-¿Ves lo que pasa si no haces lo que se te dice? si no te comportas como una verdadero perro, esto no saldrá bien Lameculo. Esto no es broma, entiendes?
Durante ese día, hicieron prácticas de adiestramiento. A cada orden su AMA lo hacia sentar, echarse , caminar pegado a ella, frenar y se divertía haciéndole levantar las dos patitas delanteras mientras le jalaba de la correa para obligarlo a jadear con la lengua afuera. Lameculo siempre desnudo, a cuatro patas y siendo impulsado por la cadena que sostenía su novia en la mano y lo ataba a ella mediante el collar eléctrico. Todo ese día, Lameculo comenzó a comportarse más como una perrito de verdad que como persona adulta y humana. Ya había aprendido a correr a cuatro patas de forma rápida y precisa, a olfatear todas las prendas y toda la superficie de la piel de su dueña. Y por primera vez en muchos años, se sentía liberado, su estrés se había disipado al completo, ya no era responsable de nada ni de nadie, ni el misma era responsable de el misma, siempre que su AMA, su novia la llevase por todas partes como a un perrito. Se sentía francamente arropado, sin pudor por su desnudez, eso ya no le importaba, aunque claro, en esos dos días tampoco había nadie más en casa. Pero llegó el momento de finalizar el día y con él el experimento.
-Está bien Claudio, ahora es hora de que vuelvas a la realidad.-Ana le quitó el collar y lo vistió con sus ropas, lo puso en pie y dejó que hablase.
-Cariño, ha sido una experiencia increíble, me lo he pasado bien, en serio, creo que tenías razón -los ojos de Ana adquirieron un brillo especial de satisfacción.- me he sentido muy liberado, sin ataduras, aunque igual no hice bien de perrito como te lo mereces, pero creo que podría aprender a tu lado, me gusta sentirme así.
-¿En serio? ¿te gustaría seguir practicando? ¿de verdad lo harías por mí?
Claudio se excitó sólo de pensarlo, sí quería, lo deseaba. Esos dos días habían sido potencialmente descubridores para el. Parecía increíble que pudiese estar pasando de verdad, él una hombre respetable, poderoso en su trabajo, y siendo convertido en mera mascota de su novia para él y para todos. Se imaginaba ya luciendo su plateado collar y siendo paseado armoniosamente por su jardín aún a la vista de cualquiera, eso ya no le importaba. Había aprendido a ser libre, siendo mascota.
-Sí por favor, cariño, ¿cómo lo haríamos?
Ana no necesitaba pensarlo demasiado, sabía perfectamente que su experimento iba a funcionar, estaba perfectamente gestado y planificado para tranformar su hombre en una mascota a su servicio y placer.
-Bueno, esto tendrás que pensarlo bien cariño, lo que te propondré ahora no va a ser como estos dos días. Estoy hablando de que te convertirás en mi perro, serás de mi propiedad de verdad, y dejarás de ser un hombre para convertirte en mi mascota, en la mascota de mi casa. ¿entiendes cariño? Es una cosa muy seria.
-Pero, espera. Eso es imposible, las leyes prohíben tales cosas cariño. Y yo entiendo mucho de eso.
No importa lo legal. Lo único que importa es lo que se me antoje a mí. Como dejará de ser un humano y pasarás a ser mi perro, hasta tu vida pasa a ser parte de mi propiedad y de mi antojo. Yo soy tu Ley
Claudio quedó estupefacto. Por lo visto su novia ya lo tenía todo muy bien atado. Eso la asustó un poco, pero su lucha interior se enfocaba ahora al hecho de que solamente bastaba un sí de el para hacer realidad esa fantasía, que tantas sensaciones le brindó esos días, y además de hacerlo real y permanente. No pudo negarse...
III - Un contrato especial para una mascota especial
-Lo haré, haré todo lo que me pidas, seré tu mascota, quierooo ser tu mascota. Quiero ser tratado como a un perrito, por favor.-Claudio se puso de rodillas delante de su novia.
-Está bien, eso me halaga cariño. Vas a ser la perfecta mascota y te aseguro que aprenderás a comportarte de verdad como hacen los perritos.
Ana llamó por el móvil a alguien:
-¿Marta?, estás ahí! bien, está todo preparado, trae las cosas, nos vamos!
-¿Quién es Marta? -le preguntó extrañada Claudio.
-Tranquilo cariño, es el relaciones públicas del club de "Mujeres con perros",
Claudio estaba nerviosa y asintió con la cabeza como pudo, ya no le salían las palabras.
A las pocas horas llegó Hugo, un señor de mediana edad algo calvo y con el semblante serio.
-Cariño, ha llegado la hora, si de verdad quieres ser mi perrito, desnúdate aquí mismo delante de Marta, bésame a mí los zapatos y dime que quieres ser mi mascota, y que vas a ser un perrito buena.
-¿Pero? ¿delante de esta desconocido? qué vergüenza...
-Es lo que hay!, si no te interesa, podemos olvidar todo y zanjar el asunto, tu vida y la mía volverán al lugar de siempre.
Claudio no podía creer lo que estaba a punto de hacer, iba a desnudarse delante de su novia y delante de una desconocida al mismo tiempo, aquello era humillante, y para colmo besarle los zapatos a su novia. Muy humillante, pero no tenía elección si quería volver a sentirse de su propiedad. Era contradictorio y excitante al mismo tiempo que humillante, todo un juego de sensaciones a cual más extraña y lujuriosa.
-Está bien, lo haré.
Poco a poco comenzó a quitarse ropa bajo la atenta mirada de Marta que seguía todos sus movimientos con mucha sangre fría. Se ruborizó sobremanera al verse desnudito al completo delante de aquella extraña, pero poco a poco se dejó llevar e inclinándose comenzó a besar los zapatos de su novia, su AMA.
- Quiero ser tu mascota, voy a ser un perrito obediente.-dijo alto y claro, totalmente entregado.
Después de eso Ana le colocó el collar, lo ajustó y le engarzó una cadena. Le dijo que de ahora en adelante se llAMAría ya para siempre Lameculo, y que aunque faltaban por resolver asuntos legales, ella ya se dirigiría a él siempre como Lameculo.
Lameculo a cuatro patas observó como su novia le cedía la cadena a Marta, que tiró fuertemente de ella.
-Bien Lameculo -dijo Ana- ahora deberás leer y firmar el contrato que trajo la señora Marta. Como ves, esto va en serio. Y recuerda. una vez firmes todo y Marta de la aprobación, me pertenecerás, y deberás comportarte como una perro de verdad, al fin y al cabo es lo que deseas.
-Bien Lameculo, ahora te dejo hablar, y además quiero que preste mucha atención, te voy a dar 3 hojas, son el contrato que deberás firmar, anota bien los puntos que no te queden claros y los comentamos.
Marta sacó de un cajón 3 folios escritos a ordenador y se los entregó a Lameculo, junto a un bolígrafo negro. Lameculo se dispuso a leer el susodicho, sabiendo que lo que leería iban a ser las normas de su futura vida, una vida que Ana quería más que otra cosa en este mundo. Temerosa leyó:
El Contrato
Por la presente las partes que suscriben a saber: yo, Claudio, en adelante Lameculo, mascota humana en pleno uso de mis derechos y capacidades mentales y como adulto que soy y Ana, en adelante mi dueña, AMA y señora, suscriben este contrato de relación AMA-mascota con los siguientes artículos que ahora se detallan:
1- La relación estipulada en el contrato será de AMA-mascota humana; lo cual otorga todo el derecho al AMA así como la custodia legal de su mascota a todos los efectos.
2- La mascota humana tiene el deber de obedecer en todo cuanto la AMA la enseñe. De esta forma pasa a convertirse en mero animal de compañía de la AMA a todos los efectos y debe respeto, sumisión y obediencia total.
3- La mascota humana deja de comportarse como una persona normal y pasará a comportarse como un animal de compañía como marca el artículo 2. Para ello su AMA se servirá de los entrenamientos pertinentes y registrados en el anexo al efecto de este contrato.
4- Una mascota humana no podrá nunca emitir vocablo alguno, se le desautoriza para hablar, nunca debe dirigir palabra alguno, solamente se permite gemir como un perro o en su defecto ladrar.
5- Una mascota humana siempre debe ir desnuda y con su correspondiente collar en el cuello, antiparasitario si es preciso. También debe llevar una marca de su AMA en el trasero, la misma será puesta con un brasero al rojo que llevará la marca asignada a su AMA en el momento de la inscripción en el registro de mascotas humanas.
6- Una mascota humana podrá ser vendida, cedida o castigada por su AMA cuando lo considere y siempre que la misma infrinja algunas de sus obligaciones. Ver castigos en el anexo.
7- La AMA de la mascota no tendrá obligación de procurar en todo momento el alimento a su animal de compañía, ni de su integridad, pudiendo castigarla sin ningún tipo de reparo, desprenderse de ella en cualquier momento, venderla, alquilarla o cederla y hasta decidir acabar con la vida de su mascota cuando le plazca.
Anexo:
Entrenamientos
Altamente rigurosos y exigentes
Castigos
Los castigos serán constantes y aplicados exclusivamente por su dueña.
Marcas y extras
Toda mascota humana debe ser marcada conforme al artículo 5º del presente documento, no obstante y si el dueño lo considera podrá ser tatuada, o marcada en cualquier otro lugar de su cuerpo, además se posibilita que el dueño de la mascota la perfore tanto en nariz como en pezones o labios, testículos o pene. De esta forma podrá ser anillada al antojo del ama, quien será la única dueña legítima de la mascota. También podrá encerrar su sexo si lo cree conveniente con cinturones de castidad, muy indicado para la época de celo.
Punto Final
Yo, Claudio, dejo constancia de que deseo convertirme en mascota humana al servicio de mi ama, la cual me usará conforme a este contrato; a partir de la firma abajo expuesta yo dejo de ser su hombre para convertirme es su mascota doméstica a todos los efectos, llamadme Lameculo desde este momento.
Firma:
_._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._
Claudio se quedó un momento pensando, era un contrato firme y tenía que tomar una tremenda decisión. Estuvo a punto de dejarlo todo cuando leyó los puntos del Anexo. Con el bolígrafo en su diestra todavía no se atrevía a firmar aquello. Eran momentos de incertidumbre, de angustia, pero también de excitación. Claudio solamente quería ser y vivir como una perrito, pero aquello rozaba lo absurdo, era toda una forma, un estilo de vida, y muy alejado de lo que su sociedad le proporcionaba.
-Marta, ejemm.
-¿Sí Claudio?
-Hay algo que no tengo muy claro de todo esto.
-Dígame, para eso estoy aquí.
-Si firmo el contrato ahora, ¿cuándo puedo anularlo?.
-Nunca. Pasas a ser totalmente de Ana para siempre, aunque ella te eche de su lado.
En silencio y con profundo temor, aunque terriblemente excitado, Caludio firmó el contrato transformándose en la "mascota humana" de ANA.
Solo necesitó ver a su AMA ANA para sentirse seguro y comenzar a pensar que a partir de ese momento su único objetivo era el placer y la felicidad de su Dueña
Su ama lo miró desbordada de alegría de de lujuria. Sabía que a partir de ahora tenía un verdadero perro a su merced y solo para ella.
-Desde ese momento comenzó a salirse su la do sádico y cruel para tratar a su mascota: Bien Lameculo, a partir de este momento ya no hablarás, tan sólo ladraras o gemirás, ahora eres solo un perrito al servicio de tu ama y señora Ana. Recuerda que me perteneces en tu totalidad
Lameculo humillado bajó una vez más la cabeza y se aproximó a las piernas de Ana siguiendo su instinto olfativo adquirido, la cual con una sonrisa de oreja a oreja ya adelantaba una de sus botas, la más sucia que calzaba. Lameculo, sacó la lengua y comenzó a dar suaves lametazos por el borde exterior de la bota mientras Ana con soberbia de propietaria le acariciaba el pelo complaciente.
-F I N