Realmente fiel

Ya en casa, con mi marido, decido que seguiré siendo fiel y se aparece en mi vida un cubano hermoso y caliente.

Hola cómo están

Espero que hayan disfrutado de mis primeros tres relatos, que en realidad eran capítulos de una misma historia.

A solicitud de muchos de mis amiguitos que han seguido fielmente mis relatos, les contaré otra de mis historias que espero no les vaya a molestar.

Al regresar a Bogotá, no pude desprenderme del sentimiento de culpa por lo cometido en Cartagena, pues no había sido una aventura sencilla, había traspasado muchas creencias morales y éticas que se habían ido al carajo y que ahora sólo eran un mero recuerdo.

Dure varias semanas sintiéndome mal, con unos cambios de humor drásticos y fuertes, hasta que llegó la primera noche, luego de mi infidelidad, que tuve relaciones con mi esposo.

Bueno, ya saben bien como son las relaciones sexuales con él.

Al terminar, él, porque yo ni siquiera me había calentado cuando él ya estaba dormido, me di cuenta de una cosa:

Que lo amaba tanto para no dejarlo y seguir con él

Pero como mujer tenía derecho a disfrutar del sexo, pero eso no lo entendería él.

Ahí, en la cama, desnuda, después de haber sido penetrada de manera incipida y sin placer alguno para mí, decidí que mantendría mi matrimonio por amor, pero buscaría el sexo lejos de casa, con el fin de que una cosa no tropezara con la otra.

Sé que muchos pensaran mal de mí, pero imaginen si sigo con mi esposo y no tengo sexo placentero, lo único que lograría sería o la infidelidad en ese aspecto tarde o temprano, o la separación. Pues el diálogo en ese aspecto ya no funcionaba.

En fin, pero pese a mi determinación, eso no significaba que saldría a buscar macho que me bajara el calor. No, esperaría a que todo, como sucedió en Cartagena, que se diera de manera natural.

Fue así como seguí mi vida normal, claro, de vez en cuando, sola en casa o en el baño me encantaba masturbarme recordando a mis amigos negros o viendo material xxx por internet, películas o llamando a algunos amigos quienes conocía por e-mail solamente y con quien teníamos sexo telefónico. Nada más. (Luego les contaré por qué).

Pero a lo que vinimos.

Todo comenzó casi tres meses después de que tome mi determinación se seguir siendo infiel, pero con moderación.

Cuando a la empresa que trabajo llegó un publicista cubano a brindarnos una capacitación de una semana.

Debo reconocer que luego de tomar mi determinación empece a sentirme más libre a la hora de apreciar la belleza masculina, sin mucho descaro, pero con un poco más de libertad. Espero que me entiendan.

Cuando lo vi me gusto, lo admito, era un hombre de unos 32 años de edad, con buen cuerpo, sobretodo buen trasero, rostro impecable, blanco, algo corpulento y sin gordos, que la verdad no me gusta para nada.

En fin, el tipo me encantó, pero yo no daría el primer paso ni me insinuaría como una gata en celo, como lo hacen otras mujeres que demuestran lo necesitadas de sexo que están.

No, mi técnica era seguir como siempre soy, atenta y amable, pero eso sí siempre me fijaba muy bien en como luzco para cuando me vea el hombre que me gusta, le encante.

Incluso tengo en mi closet una parte de prendas destinadas para destacarme, con algunos escotes llamativos, pantalones ceñidos y minifaldas. Claro no puede faltar un buen perfume que embriague con su aroma.

En fin...

Desde el siguiente día (martes) en que lo conocí empece a lucir así, claro que no están diferente como visto habitualmente, pero son ciertos detalles que encantan.

No era la única, varias de mis compañeras si demostraron las ganas que le tenían al tipo. Y Creo que eso me ayudó, porque ustedes saben bien que lo que no tenemos es lo que más nos gusta.

Llegó el día. Sólo eran charlas en la mañana generales y luego el trabajaba un rato con cada uno de nosotros.

No pasó gran cosa en la mañana, pero luego, al hacer su recorrido por nuestros puestos de trabajo, al mio llegó al mediodía, cuando yo tenía que salir para asistir a un almuerzo de un cliente, que le ofrecía a los medios de comunicación, y pues yo tenía que estar allí por ser quien le manejaba la publicidad.

El cubano se llamaba Armando, y pues le dije que si le gustaría ir, pues era parte del trabajo.

Así que aceptó.

Debo contarles, si no recuerdo mal, que ese día yo vestía con un traje rojo suave, con una minifalda algo corta una camisa escotada y un saco en V, que permitía ver algo de mis senos. Sensual pero no vulgar.

En 10 minutos en mi auto estábamos en el almuerzo, donde no pasó gran cosa, sólo hice acto de presencia, lo presenté con todos los conocidos y ya. Fueron dos horas allí, pues era con una conferencia y bueno todo un rollo algo aburridor.

Lo que paso fue regresando a la oficina, pues mientras de ida al restoran sólo demoramos 10 minutos, de regreso fue casi 40.

La razón, un trancon de automóviles que no nos dejaba dar marcha

para ningún lado.

Ahí aprovechamos para charlar más y más, pero como nos movíamos y nos deteníamos constantemente, pude ver como él no le quitaba la mirada a mi escote y al movimiento de mis piernas al manejar (mi auto es mecánico).

Imagino yo que desde que salimos desde la oficina él tenía la mirada allí, pero como yo me concentro bien al manejar, pues no me había percatado de ello.

Eso me empezó a calentar, lo que ayudó mucho, porque mis senos se endurecen cuando estoy caliente y se ven más firmes y bellos en un escote.

Como todo hombre que ve a una mujer sensual, desvió la conversación del plano laboral al plano personal. Eso sí, jamás le oculté que era una mujer casada, le di mi edad, que me encantaba divertirme y que me gustaba el cine.

El me contó que era un hombre soltero viviendo en México y que le encantaba el baile.

Sonia: Podemos organizar en la oficina una salida el viernes para bailar como culminación de tu visita.

Armando: Sería riquisimo

Sonia: Los cubanos tienen fama de ser buenos bailadores

Armando: Pues eso dicen

Sonia: Y tu que tal te mueves en la pista de baile

Armando: Tan bien como en la cama

Sonia: jajajajajajajajaja

Armando: Es en serio

Sonia: Me lo imagino

Armando: Y tu??

Sonia: Pues no sé donde me muevo mejor

Armando: Yo creo que lo harás muy bien en cualquiera de los dos lados

Sonia: jajajajaja

La conversación se empezó a calentar, pero en esas llegamos a la oficina y me dijo: seguimos conversando luego.

Desde ahí en adelante las conversaciones y las miradas fueron siempre diferentes, más directas y más calientes.

Cuando salí a mi casa ese día se despidió de beso y me miró de manera morbosa de pies a cabeza, cosa, que por parte de él, no me disgustó para nada.

Al siguiente día (miércoles), me fui de azul, pantalón pegadito, un buzo cuello tortuga, pero por debajo una camisa negra que se pegaba bien a mi cuerpo, mostrando la redondez de mis pechos.

Cuando me vio solo atinó a saludarme de beso y a decirme al oído: ¿y crees que así me concentraré en la charla?

Yo sólo le di una sonrisa picara aprobando lo que me decía.

Cuando ese día llegó a mi oficina a trabajar conmigo, sólo se dedicó, como decimos las colombianas, calentarme el oído, de formas más directas.

Qué hermosa eres. Las colombianas son bellas pero tu te pasas.

Que pena que seas casada.

Sonia: Por qué pena

Armando: Porque no me atrevo a invitarte a salir

Sonia: Pero salir no tiene nada de malo, además te puedo enseñar cositas preciosas...... de la ciudad por supuesto.

Pero en ese momento llegaron y nos interrumpieron.

Se lo llevaron de la oficina y ese día no lo volví a ver.

Debo decir que esa noche llegué, y como mi esposo se encontraba en casa, me metí al baño, coloqué un poquito de música, preparé la tina, me desnude, me metí en la tina y cerré los ojos, para con mis manos embriagarme de placer. Claro con la puerta bien ajustada. La música opacaba mis gemidos, así mi marido no se enteraba que mientras él miraba las noticias de la noche, su mujercita tenía una mano masajeándose las tetas y otra con dos deditos en el coño, pensando en otro macho que no era el suyo.

Cuando salí, me di cuenta que estuve en el baño hora y media. Quede bien limpia, pero sobretodo satisfecha, por ahora... porque no me sacaba de la cabeza al cubanito ese.

El problema era que el tiempo, con el cubano se estaba acabando, porque él saldría rumbo a México el sábado en horas de la tarde. Menos de 48 horas para que pasara algo con él. Malo porque era poco tiempo y mucho trabajo para que pasara algo entre nosotros. Bueno, si pasaba, era porque lo haríamos y él se iría, no habría tiempo para problemas sentimentales y esas cosas. Puro sexo.

Ese día (jueves), me volví a vestirme super sexy. Cuando llegué a la oficina el cubano no estaba, pero de alguna forma se consiguió mi e-mail y desde la noche anterior me había enviado un mensaje diciéndome que todo el día estaría trabajando fuera de la ciudad, pero que me esperaba a las 6 de la tarde en "Harry Sazón", que queda en una de las mejores zonas de la ciudad.

De inmediato llame a mi esposo y le dije que tendría una serie de reuniones y que llegaría un poco tarde. El me dijo que estaría en casa desde las 4 de la tarde trabajando. Yo para asegurarme lo llamaría a las 5:30 para saber bien que estaría allí y no sospechaba nada.

Fueron horas interminables de nervioso y calentura. Cada hora y media iba al baño, me quitaba la minifalda y la tanguita para masajearme el coño unos cinco minuticos.

Además, de vez en cuando abría páginas pornográficas, para ver parejas y tríos en plena acción, lo que hacía que se me iba a calentar más y más el cuerpo.

Por fin llegó las 5:30, llame a mi marido, le dije que la reunión sería a puerta cerrada y que cero llamadas. Cuando saliera lo llamaría. Me arregle un poco y salí a mi cita.

Cuando llegué al lugar de encuentro Armando ya estaba allí y me saludó de una forma muy íntima con un beso en la mejilla y un abrazo, además me devoraba con la mirada.

Pegó su silla a la mía, para decirme que en la noche anterior no pudo dormir pensando en mi, en mis senos, en mis piernas, que no sabe que hacer, por qué lo único que deseaba era follarme.

Yo no decía nada, todo eso me calentaba, pero me sentía incomoda porque estaba en un lugar público con un hombre que no era mi marido. Era un riesgo que no quería correr, entonces le dije que fueramos a otro lugar, más solitario y no tan popular y él solo atinó a decir: a mi hotel.

Me pareció demasiado atrevido, pero también me gustó, y pues que mejor lugar para que nadie nos viera que su habitación.

Así que le dije despidete de mi, toma un taxi y nos vemos en 20 minutos en tu habitación. Uno nunca sabe cuando se encontrará con alguien conocido, así que mejor salir como desconocidos y encontrarnos en aquel lugar privado.

Por otro lado, el entrar a un hotel como el Dann Carlton en Bogotá era normal para mí, porque allí se realizan muchos congresos y seminarios, entonces no era problema, si alguien me veía allí podría justificar mi presencia.

Me subí al carro y las piernas me temblaban, me tocó tomar un respiro y salir del parqueadero, y en sólo diez minutos ya estaba frente al hotel. Respire profundo y entre y golpee la puerta de la habitación. Armando abrió la puerta y de inmediato me hizo pasar. Era una de esas habitaciones que no tienen sala, sólo el baño y la alcoba. De inmediato me beso y me colocó las manos en mis nalgas. Ahí empece a temblar y tuve mi primer orgasmo. Me di cuenta luego, me decía que me deseaba, que quería que fuera suya.

El iba muy lento, yo quería las cosas más rápido, así que le dije al oído: "recuerda que tengo que volver a casa pronto. Mi maridito me espera".

Creo que eso lo encendió porque de inmediato me desnudó entera y me votó a la cama, donde me empezó a lamer desde los pies a la cabeza. Que delicia es sentir por todo el cuerpo la lengua de un hombre y como dejaba su saliva en toda mi piel.

Cuando llegó a mi coño me dijo: vaya, si que lo tienes húmedo, y le dije: está así desde que te conocí.

De inmediato se subió encima de mí y colocó la cabeza de su pene en mi coño y empezó a empujar, poco a poco empece a sentir el pene cubanito, delicioso, claro que no era de la talla de mis amiguitos dominicanos.

Después de sentir lentamente el poder de su verga, mientras me chupaba las tetas, Armando colocó cada una de sus manos en mis pechos y empezó a acelerar el ritmo de penetración.

De un momento a otro tomó un ritmo muy rápido y parejo, mientras me daba un rico y duro. Lo curioso es que el gemia más que yo, porque el sólo gritaba, algo que me impresionó al principio, pero luego me calento.

Fue delicioso, y de un momento a otro, con sus brazos me levanto y me colocó en cuatro, no me dejó tomar un respiro y de inmediato me penedró. Sus manos volvieron a mis tetas y su ritmo fue el mismo.

A muchos nos encantan la variedad de poses sexuales, pero con Armando eran pocas, pero muy bien hechas. Ustedes me entienden, porque 15 minutos más tarde se estaba derramando entre mis nalgas, que rico.

Se acostó al lado mío y me dediqué a chuparsela un rato, mientras que él se llenaba de saliva un dedo y me lo metía por el culo. Eso me calentó y me dedique a su polla rica hasta que se puso bien dura. Me encantaba su pene, que no era el más grande y grueso que me he comido en la vida, pero estaba totalmente rasurado y así podía pasar mi lengua por todo lados, sus bolas y su verga rica.

El me hizo subirme encima suyo y como era más alto que yo, entonces pudo lamerme el culo de una forma rica. Eso me calentó más y se la chupe de tal forma que se derramara en mi boca. Ustedes saben que me encanta.

Y dicho y hecho ..,.... se semen era espumoso, jamás había probado un tipo de semen así....

De ahí a dormir un ratito desnudos entre sus brazos y su mano en mi culo y yo tomando con mi mano su polla. No me podía demorar mucho porque mi esposo esperaba.

Pronto la segunda parte del relato....

No dejen de escribirme...