Realidades y Fantasías
La entrega de una sumisa a su Amo no tiene límite, es lo que su Amo desea que sea, su felicidad es la felicidad de su Amo y dueño.
Sole, era una chica de Sudamérica que había entregado su voluntad y libertad a Carlos, un hombre Español.
Un largo proceso, algo mas de dos años fue necesario para que esta relación se materializase, a través de muchos días de charlas y horas de entrenamiento.
Desde entonces y hasta hoy la entrega de ella era tan profunda que Carlos no tenía la más mínima duda que ella le pertenecía en su totalidad.
Era usual que visiten clubs o salgan a cenar, esa noche fueron a un club BDSM. Carlos se sentía orgulloso de su sumisa, por su entrega absoluta.
Sole era feliz a los pies de su dueño, unas veces vestida totalmente de cuero, otras con ropa sexy muy escotada y algunas, como esta noche, totalmente desnuda por órdenes de su Amo solo llevaba un collar largo de cuero delgado que daba varias vueltas a su cuello cubriendo un poco sus pechos,
La noche había sido muy agradable, estuvieron tomando unas copas y viendo algunas sesiones de Amos y sus sumisas, una en particular les gustó a ambos, en la que un Ama sometía y castigaba severamente a su sumiso.
Sole estaba ya cansada y sentía un leve dolor en las rodillas, pero su dueño aún deseaba permanecer en el club.
De rodillas, al lado de su Amo, con la miraba baja, era casi un adorno. A sus 44 años su cuerpo no era como el de las jóvenes muchachas del club, aunque ella trataba de mantenerse en buenas condiciones. No podía compararse con las jóvenes chicas del club, pero su valor no estaba en la belleza de su cuerpo sino en su entrega, sus ojos eran de un hermoso color miel, tenía una tierna mirada, Su deliciosa boca, que daba a su dueño los placeres más profundos, era carnosa y terriblemente atractiva.
Antes de salir del club, su Amo decidió pasar a saludar a José el dueño del mismo a su despacho, José se encontraba con 4 amigos más que habían estado disfrutando en el club.
Todos se conocían se saludaron dando la bienvenida a Carlos, mientras sole se puso de rodillas en un rincón señalado por su dueño,
Los hombres conversaban como si Sole no existiera y uno de ellos comentó que una chica de Sudamérica no sería leal. Decía además que no suponía mucho valor tenerla de sumisa, pues mantenía que si él mismo le ofrecía lo suficiente a ella, Sole acudiría a él, abandonando a su supuesto Amo, demostrando que en realidad no hay sumisión que valga. Todos rieron a carcajadas al escucharlo. Carlos sonrió, confiado en su sumisa. Respondió a aquel hombre, -hazlo, y si ella acepta, es tuya.
Así empezó un extraño juego. -Acércate Sole, ven al lado de tu Amo, -dijo Carlos, - esta se arrodillo a su lado, obedeciéndole. Uno de los hombres, excitado, le dijo: -Te doy 500 euros ahora mismo, esclava, si me comes la polla. Tu Amo dice que puedes hacerlo. Solo depende de ti.
Sole miró a su Amo y respondió al hombre:
- Se lo agradezco, Señor, pero yo no deseo su dinero. Pertenezco a mi Amo y solo hago lo que él me ordena.
-¡Así no puede ser, Carlos!,- exclamó otro de los hombres, -libérala de tus ordenes, déjanos a solas con ella y seguro que llegaremos a un acuerdo.
Sonriendo y ufano, continuó:
-Verás que se vende, todas tienen un precio no importa si son sumisas o no, esta mujer también se venderá como todas.
Carlos sonrió de una manera particular. Seguro de su sumisa, y ordenó:
-Sole te libero de mis órdenes. En este momento eres libre de hacer con tu cuerpo lo que quieras. Si deseas ganar dinero con él, hazlo. Si lo que deseas es solo jugar, también puedes hacerlo.
Dirigiéndose a sus amigos , Carlos les dijo: -Señores, no saldré del despacho, pero estaré al margen de lo que hagan. Mientras ella no exprese su deseo de estar con uno o más de ustedes, no podrán tocarla. Ella ya lo sabe. Es libre de venderse al precio que ella quiera y a quien lo desee. Bien sabe que es una buena puta. De pie, Sole. Obedece y colócate en el centro. Eres libre de recibir lo que ellos te ofrecen. Dos de los hombres, llenos de deseo, se acercaron a ella, casi rozándola. Respiraron sobre su boca, oliendo su cuerpo, sintiéndola sin aun tocarla. Muy excitado, uno de ellos le susurró algo en su oído. Ella lo miró, contestando:
-No gracias señor.
Aquellos hombres, llevados por el deseo más que de su cuerpo de doblegar esa mirada altiva, llegaron a ofrecer hasta dos mil euros a Sole, solo por someterse, arrodillándose y entregando
su boca a las pollas de ambos, como solía hacer con su Amo. Ella contestó simplemente:
-No gracias.
Uno de aquellos hombres, exasperado, preguntó:
-¿Pero qué le pasa a esta puta? ¿Tiene mucho dinero o qué?
El otro hombre gritó también:
-¿Quien te crees que eres? ¡Puta! A mejores mujeres me las he follado por cien euros.
Sole no dijo nada.
Uno de los hombres, que se había mantenido sentado y silencioso hasta entonces le ordenó:
-Acércate Sole.
Ella le obedeció y este acercó tanto el rostro a ella que casi rozaba con la nariz su sexo.
-Si, -le dijo el hombre. -Tú eres una puta, estas mojada y no es dinero lo que te interesa.... Quiero que seas mía. ¿Que exiges para aceptar?
-Nada señor, -contestó Sole. -Yo pertenezco a mi señor.
-¡Puta!, -grito aquel hombre enfadado.
-Tonta, él te ha ofrecido otras veces a varios hombres y has comido más de 5 pollas en una noche. Te lo repito, no seas tonta. Te ofrezco dinero. Sabes de sobra que si te lo ordena Carlos, lo harás gratis. Recuerda lo que eres. ¡Perra!
Rieron todos a carcajadas,
-Pero será una orden de mi Amo, -contestó Sole,- y lo estaré complaciendo a él .. Señor
-Carlos, -dijo aquel hombre, - tu puta no aceptará nada. Teme tu presencia, pero te aseguro que si la encuentro en otro lado, lejos de ti, todo será muy distinto.
Escucha, Carlos, tengo ganas de poseerla, me gusta. Dime: ¿que pides por ella?, ¿cual es su valor? Carlos se acercó al centro del despacho. Hasta ese momento había permanecido en silencio, observando la escena, sin emitir palabra. -De rodillas perra, -ordenó entonces
Mirando a los hombres, le dijo,
-No deseo nada. Úsala, es tuya, puedes utilizarla aquí ahora mismo, si lo deseas. Tienes mi permiso. Haz con ella lo que quieras.
Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro del hombre, al saber podía poseerla.
Este hombre se llamaba Alberto, buen amigo y cliente de la empresa de Carlos.
-Solo exijo que no la lastimes. La quiero en buen estado. Tómala, ahora es tuya. -De pie puta, -dijo Alberto, sin perder un segundo, mientras se quitaba la camisa y cogía una fusta
-Contra la pared, -ordenó de nuevo, -con las palmas tocando la pared y estirando todo el largo de tus brazos.
Ella obedeció, mientras Alberto la tocaba y la acariciaba con la fusta.
Susurró entonces en el oído de la sumisa:
-Si fueses mía, te aseguro que no permitiría que nadie te tocase.
Lamió su oído mientras tocaba sus tetas y después pellizcó con fuerza sus pezones. Tocó su sexo mojado. Metió los dedos en la boca de Sole, los mojó con saliva y después con estos penetró con fuerza el ano de Sole. Ella emitió un gemido. Alberto metía y sacaba los dedos en el coño de la mujer, intercalando con esto penetraciones a su culo.
Después, empezó a azotarla. Con fuerza. Con rabia contenida por sentirse rechazado por la chica.
La sumisa gemía, pero aguantaba el dolor de los azotes. Carlos controlaba la acción de lejos. No pensaba permitir que la dañasen ni que sobrepase lo que ella aguantaba. Sole fue azotada con saña por más de 20 minutos. Su cuerpo ya mostraba los signos de los fustazos recibidos. Por fin, el hombre se detuvo y sacándose la polla, le dijo a Sole:
-De rodillas, perra.
La sumisa se arrodilló ante él. Este la tomó de los cabellos, gritando:
-¡Abre tu boca, puta!! Mientras decía eso introdujo con fuerza su polla erecta.
Las lágrimas caían de los ojos de Sole. Ella gemía de dolor, causado por la fuerza de los embates del hombre que continuó usándola con rudeza, lastimandola. El cuerpo de Sole estaba mojado, cubierto de sudor. De repente, él se corrió en su boca, exclamando: -¡Toma, putaaaaaaaaaaaa!,
¡ahhhhhhhhhhhh!
¡Que boca tienes, perraaaaa!
Sacó la polla floja de su boca y le dio varias bofetadas con ambas manos. La cara de Sole estaba ardiendo de dolor, con el sabor del semen de ese hombre en la boca, un sentimiento de rabia y asco hacía que mantenga una mirada desafiante.
Mostrándose orgullosa, mientras él volvía a golpear su rostro con fuerza.
La tomó entonces de los cabellos y la condujo hasta una mesa baja, donde la obligó a recostarse de frente, quedando el culo de la sumisa ofrecido. Entonces le abrió bien las piernas, empujando los pies desnudos de Sole a ambos lados. Le metió cuatro dedos de golpe en el coño y dijo:
-Que mojada estas, como te gusta esto, perra. Luego introdujo un vibrador a su coño y lo dejó allí encendido.
Diciéndole en el oído: -Esto aun no termina, perrita Se dirigió entonces a Carlos, preguntándole:
-¿Aguantará a los demás?
-Puedes hacer con ella lo que quieras, -fue la respuesta de este.
Carlos se acercó a Sole y le preguntó:
-¿Estas bien perra?
-Si Amo, respondió con firmeza Sole . Acarició el culo morado de la sumisa y le dio una palmada de cariño. Se dirijo después a los demás:
-Continúen, por favor. Úsenla si la desean. Uno de los que habían ofrecido dinero a Sole se colocó delante de ella, diciendo:
-Abre tu boca de puta y haz lo que sabes hacer tan bien.
Ella se esforzaba por complacerlo. Trató de tocarlo pero el hombre la tomó por los cabellos, ordenándole de nuevo:
-Sin manos, perra.
Sole continuó con su trabajo de esclava, comerse aquella polla. Esmerándose para dejar orgulloso a su dueño. Lamia con ganas. Chupaba y mordía hasta que logró por fin que el hombre sintiera placer. La polla que se comía estaba bien erecta, el hombre estaba muy excitado y gozoso. Mientras, el otro hombre que le había ofrecido dinero acariciaba su culo, que estaba en una postura que lo ofrecía.
Alberto que era el que la había azotado se adelantó y le dijo:
-Fóllala por el coño si quieres, Juan, pero el culo es mío.
Sole casi no escuchaba, estaba concentrada en comer la polla del hombre que llevado por el placer se mantenía estático. Solo dejaba que ella haga su trabajo. En esa posición tan incómoda, Sole se adelantó un poco más para lograr meter la polla y parte de los huevos del hombre en su boca. Mientras, este daba gemidos de placer.
- ¡Ahhhhhhhh, puta!.... ¡que delicia! El segundo hombre Juan la tomo de las tetas, levantando el cuerpo de Sole un poco de la mesa. Ella se apoyó con ambas manos a los bordes de la mesa, para no caer, mientras seguía chupando la polla que cada vez estaba más erecta .El hombre seguía gimiendo:
-...Siii.... ahhhh....
mientras Juan pellizcaba sus pezones. La levantó un poco de las caderas, retiró el vibrador e introdujo su polla en el coño de la sumisa, sin pena, de un solo golpe. Empezó a cabalgarla. Eso hizo que sole perdiera un poco el ritmo al comer la polla del hombre, que la tomó por los cabellos sujetando fuertemente su cara por los costados, para follar con fuerza su deliciosa boca. La sumisa casi no podía respirar. Sentía los duros embates en su coño al mismo tiempo que follaban con fuerza su boca. Gemía de dolor. Sus lágrimas brotaban en su rostro mojado de sudor. Esas lágrimas eran el fruto de unos ojos suplicantes, que pedían que terminase pronto aquel tormento. Los brazos le dolían ya de tanto apoyarse sobre la mesa. El borde de esta lastimaba también su vientre, pero aguantaba todo ese dolor, porque quería que su Amo se sintiese orgulloso. Alguien sacó la mesa que estaba debajo de ella y tuvo que agarrarse de las caderas del hombre al que le comía la polla. Acaricio su culo, haciéndolo gemir, mientras este terminó por fin eyaculando en su boca.
La tomó entonces de los cabellos y le dijo:
-Quiero ver tu carita mientras te follan, puta, el rostro mojado de sole los ojos llenos de lágrimas, los labios partidos por los embates de los dos hombres que habían follado su boca, aún así adolorida Sole le sostuvo la mirada.
Juan continuaba fallándola con fuerzas y parecía no terminaría nunca.
Sentía como le pellizcaba los pezones. De pronto sintió que la tomó del pelo, como si fuera una rienda y la galopaba con fuerza. Mientras, golpeaba su culo, con ambas manos, gritando:
-Asiiiiiiiiiiiiiiii asiiiiiiiiiiiiii puta ahhhhhhhhhhhhhhhh. Así me gusta perraaa.
Parecía que Juan se correría y terminaría el suplicio de sole pero, De pronto sacó la polla de su coño y la llevó de los pelos a la mesita baja. La apoyó de espaldas, levantó las piernas de la sumisa y las puso sobre sus hombros. Continuó entonces penetrándola, con fuerza, hasta que por fin se corrió, con un gran gemido de placer. Sole quedó allí se retorciéndose de dolor y cansancio. Agradeció la llegada del momento en que por fin, el hombre, la dejó tirada sobre la mesita. Las lágrimas se apoderaron de ella y trataba de no sollozar para no avergonzar a su Amo, solo deseaba que esta tortura acabe, sentía que su cuerpo no podía más.
-Es una buena puta, -afirmó Alberto -¿Te has corrido puta? le preguntó
Pero antes de que Sole pudiese responder, Carlos, con una sonrisa le dijo:
-Cuando mi puta se corre, suelta unos deliciosos gemidos. No, no se ha corrido. Sole reponiéndose, muy cansada y adolorida respondió:
-No señor.
Alberto El hombre que la había castigado, parecía tener más confianza con Carlos. Miro con malicia a la sumisa y, la puso de rodillas ante él.
Los dos hombres que hasta ahora solo habían mirado, se despidieron, dejando un regalo para Sole sobre la mesa. Uno de estos le dijo a Carlos:
-Cuando te canses de ella, quiero que sea mía - y se fue sin siquiera ver a Sole. Pero el Alberto aún no había terminado y la puso 4 patas en el medio del despacho.
-Hace cuanto la tienes, -pregunto dirigiéndose a Carlos.
-La conocí hace dos años, -respondió este, - y está conmigo hace dos meses.
-La quiero para mí por un fin de semana, -afirmó aquel hombre
Los otros dos que la habían follado también, se despidieron sumando más dinero a lo regalado por los dos primeros. Carlos se sentó al lado de su amigo y le dijo:
-Ya lo conversaremos. Si no la vas a usar más... -Si la voy a usar, -respondió Alberto, -Quiero ver como se corre la muy puta. Se acercó entonces a Sole acariciando su lastimado culo, tomó unos trozos de hielo y los pasó acariciándolo al mismo tiempo que introducía algunos en el coño. La llevó entonces al sofá, se sentó frente a ella y la puso de rodillas ante él, besando y mordiendo sus pechos. Mientras, Sole gemía de placer y dolor. El hombre lamía su cuello, diciéndole:
-Mas perra, grita mas .
Así perra,... te gusta verdad? Le mordía los labios y la lengua con fuerza. Tomó entonces con sus dientes la lengua de Sole estirándola, chupándola hasta lastimarla, las lagrimas salían de los ojos de la mujer pero eso no le importaba a Alberto que le puso un pinza que inmovilizó la lengua dejando afuera la boca de Sole.
Mordía sus pezones y los pinzaba también .Le dio vuelta y de un solo golpe metió la polla hasta el fondo del culo Sole, que dio un grito de dolor.
-Ahhhhhhhhhhh
Ella trato de huir, instintivamente, pero él la cogió por las caderas y la obligó a sentarse sobre su polla. Al ser penetrada tan profundamente, la sumisa grito de nuevo y soltó un nuevo gemido.
-Ahhhhhhhhhhhh..... Eso lo excitó más y se puso de pie empujándola y follándola con fuerza. Sole seguía gimiendo a la vez que lloraba. Por fin, él terminó con una fuerte embestida. Sacó las pinzas del cuerpo castigándola con una fusta, la pinza de la lengua la sacó con las manos, le dio un beso, en sus mojados labios, seguido de dos sonoras bofetadas. -Ahora si estoy satisfecho amigo, -dijo este, -y tu puta se ha corrido
. -No lo hizo,-respondió Carlos.- Pero lo hará, se lo merece se lo ha ganado.
Carlos se sentó en un sillón y llamó a Sole ante él, poniéndola de rodillas. Acarició el rostro de su sumisa, limpió sus lágrimas y le pasó la polla por los labios, ella trató de meterla a boca, pero su Amo la cogió de los cabellos y volvió a acariciar el rostro con su polla, pasándola por la nariz ella la olía con avidez, con deseos desesperados. La atrajo con fuerza, de tal forma que Sole gemía. Mientras, acariciaba sus lastimados pechos pellizcando su pezones, diciéndole:
-Disfruta mi perra, disfruta..... Sole gemía como una perra en celo.
-Ahhhh .. Amo... aaaaaaahhhhhhhhhh ..... Mientras ella olía a su dueño,
Carlos se limitada a acariciar su rostro con la polla. Ella se corría al solo oler y sentir a su Amo, gritando gimiendo de placer, sentía que una corriente recorría todo su cuerpo convulsionándolo de placer su vagina se contraía su culo se cerraba con fuerza mientras gritaba.... y se corría para su Amo, quedó allí tendida a los pies de su Ama, respirando agitadamente, sintiéndose plena totalmente entregada a su señor.
Pasaron varios minutos, Cuando se tranquilizó, Carlos le dijo:
-Alístate, que nos vamos. Sole se calzó unos zapatos negros de tacón alto, y un abrigo largo que cubría todo su cuerpo. Todos salieron del despacho y se despidieron del dueño del club que se había limitado a mirar todo el juego, Alberto ese momento recordó a Carlos que deseaba a sole, un fin de semana y se despidió de ambos.
Carlos conducía rumbo a casa no habían intercambiado muchas palabras de pronto se detuvo en un parque, solitario a esa hora.
Baja y desnúdate Le ordenó, La puso delante de un árbol y la alumbró con el vehículo, te ha gustado esta noche mi perrita?
Si Amo
La has disfrutado?
Si Amo,
sacó su fusta y empezó a azotarla, mientras le decía sonriendo, no pensarías irte a dormir sin recibir las caricias de mi fusta, el pecho y vientre de sole se ponían cada vez mas rojos al contacto de la fusta, ella estaba adolorida y muy cansada, pero disfrutaba del castigo que le estaba dando su Amo, gemía de dolor y placer se acercó a ella y le dijo de rodillas, mientras le ofrecía su polla para que la comiera, sole metió la polla de su Amo a la boca, su delicioso sabor llenaba su garganta, chupó, lamió y succionó como mejor sabía, dándole placer a su dueño, la devoraba con desesperación, acariciando con la lengua todo el largo de la polla, mordiendo la punta lubricando y metiendo el pene hasta el fondo de su garganta. Carlos le dio vuelta y la folló por el culo, con calma suavemente metiendo y sacando la polla casi hasta tenerla fuera, no tenía prisa, sole disfrutaba mucho de estar llena de su Amo, gemía y pedía más... Carlos acariciaba sus tetas pellizcaba sus pezones y ambos se corrieron en un solo gemido. La puso de rodillas entonces frente a él y Sole limpió la polla de su Amo, con mucho cuidado jalando la piel para cubrir la punta del pene. Se abrazó a su Amo y le dijo, te adoro mi señor, gracias por dejarme ser tuya. Carlos se limitó a acariciarla diciéndole vamos, Ambos subieron a la movilidad, llegaron a la casa de Sole, cuando estaba por bajar, su Amo le dijo:
-Hoy te has portado muy bien, Ve por tus cosas, hoy dormirás conmigo.
Esto era un gran premio para Sole, dormir con su Amo, más que cualquier montón de dinero...