Realidad o fantasía
Nunca pensé estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Nunca pensé estar en el lugar equivocado en el momento equivocado
Era la situación más vergonzosa de mi vida. No había dónde ocultarme y aunque hubiera existido lugar para hacerlo no habría tenido tiempo. Estaba allí, de pié, a un lado del escritorio. Imaginaba mi semblante: pálido o ruborizado tal vez. El caso es que mi imagen no era propia para el lugar ni el momento en cuestion.
En ese momento pasaba por mi mente el sentirme arrepentida por acceder a la petición de mi colega, pero no había tenido otra opción. El se dedicaba a impartir clases de informática en una escuela preparatoria. Pero en sus ratos libres atendía a un pequeño grupo de jovenes que tomaban asesoria personalizada en casa de él la cual había sido adaptada como una pequeña aula. Ese día me había llamado por la mañana para pedirme que por favor tomara su lugar en dicha asesoria ya que tendría que ausentarse a causa de un compromiso ineludible. Por más objeciones que puse no lo convencí de que buscara a otro de nuestros amigos para que fuera éste quien le hiciera el favor.
Y ahí estaba yo, completamente vestida de mujer, maquillada y perfumada. Había tomado la decisión de hacerlo porque ya casi para salir me llamó para informarme que dicha asesoría no se llevaría a cabo, que había logrado contactar a unos cuantos de estos jovenes para avisarles que él no estaría presente y éstos, a su vez, informarían al resto. Con todo y eso me dijo que para que no me molestara debía continuar con el favor ya que había dejado una pila de examenes para que yo los revisara y calificara.
-La llave la dejo debajo de un tapete a la entrada de la casa. Ahí puedes dejarla nuevamente ya los chicos estan avisados de que no habrá nadie que los atienda-
Pues bien, con este antecedente se me hizo fácil presentarme en su casa llevando mi maleta con ropa y accesorios. Tenía la casa para mí sola y vestirme de mujer en un aula escolar me parecia excitante. La ropa y accesorios escogidos para tal ocasión fue la siguiente: Peluca negra, senos postizos medianos; brassier, liguero, tanga, medias y zapatos altos, todo en color negro y encima una blusa ajustada acompañada por una minifalda ambos de color rojo.
Llegué a la casa y encontré la llave en donde me dijo. Abrí y se me hizo fácil dejar la llave en el mismo lugar. Error grave. Después de entrar a la casa me dirigí al baño. Ya iba bañada y lo único que faltaba era vestirme y maquillarme. Esa tarea la realicé en menos de una hora.
Y ahí estaba yo. Sentada en el escritorio revisando y calificando examenes. Después de un rato escuché que en la casa de junto encendian una bomba para subir agua a los tinacos. Hacia un ruido tremendo por lo que decidí ponerme en pié para estirarme un poco. Eso me permitió contemplar mi imágen en el ventanal de la estancia; me admiré de ella y quitada de la pena me puse a modelar.
Tremendo susto me llevé al escuchar cómo se abria la puerta apareciendo el rostro de un chico que era seguido por tres más. No pude evitarlo y lo único que hice fue acomodar mi ropa y alisar el cabello de mi peluca. El ruido infernal de esa bomba me había impedido escuchar cuando estos chicos se acercaron a la casa y tomaron las llaves para abrir la puerta.
-¡Disculpe Srita.! ¡Ignorábamos que hubiera alguien!-
Ya estaban los cuatro dentro de la casa y me miraban asombrados o tal vez asustados como me encontraba yo.
-No se preocupen-dije tratándo de adelgazar mi voz lo más que pude-Pero, ¿qué hacen aquí?-
-Queríamos utilizar los equipos para accesar a internet. ¡Discúlpenos!-El último de ellos cerró la puerta.
-¿Te asustamos? ¿Quién eres?-Me dijo otro de ellos.
Tenía que hacer uso de todo lo que se me pudiera ocurrir, debía ser cautelosa para salir de la situación. Mi corazón latía fuertemente.
-Soy Valeria, amiga de Jorge. Me pidió que viniera a ayudarle a la revisión y calificación de unos exámenes. Me aseguró que no habría nadie en el lugar-Mi voz temblaba.
-Ah ya. Pues nuevamente le pedimos disculpas. Por favor no le diga a Jorge que estuvimos aquí. En verdad sólo queriamos estar unos minutos en internet. Hicimos mal en no pedirle permiso-
-De acuerdo, no le diré nada-
-Pero...¿podemos quedarnos unos minutos para hacerlo? Ya estamos aquí. No la molestaremos-
-No sé...¿si todos tenemos problemas? Ustedes por venir sin permiso y yo por darles el permiso-
-No, prometemos no ser indiscretos. Además...nos pareces una mujer muy bonita...¿no te da miedo estar aquí sola?-
-No, no me da miedo. Está bien, si prometen no estar más de 30 minutos pueden quedarse-
-De acuerdo-
Me sentí un poco más tranquila. Regresé a mi lugar. Los chicos se acomodaron en un mismo equipo al mismo tiempo. Quedaba exactamente frente a mí lo que me premitió tenerlos siempre a la vista. No dejaba de pensar en las consecuencias que podría tener el que descubrieran que no era mujer.
Volví mi mirada al frente y descubrí que los tres me observaban de una manera especial e interesada, casi con malicia. Torpe de mí. En vez de escapar de sus miradas los observé con igual detenimiento. Les sonreí. Se levantaron al unísono y yo retorné a mi realidad. Se dirigían hacia mí. Luche por conservar la calma.
-En verdad nos gustas...eres muy bonita-Sus miradas ahora sí eran maliciosas.
-Gracias pero deberían apurarse con lo que vinieron a hacer-Mi voz nuevamente temblaba.
-Ahora tú eres lo más importante para nosotros-
Comenzaba a sentir algo de excitación pero la cordura me obligaba a terminar con la situación cuanto antes.
-Agradezco sus cumplidos pero por favor terminen lo que vinieron a hacer y retírense. También yo tengo que irme-
-No te asustes linda...nos gustas y quisiéramos demostrártelo-
Sus palabras parecían sinceras pero no podía permitir lo que se avecinaba así que utilicé mi último recurso: Decirles quién era.
-Por favor muchachos. No sigan con esto. Ni siquiera saben quién soy y menos yo sé de Ustedes-
-Eso no importa. No somos tontos y nos hemos dado cuenta que no eres mujer. Pero eso no quita el deseo que tenemos de cogerte y hacerte sentir como te ves...mujer-Eso contuvo mis negativas.
Me habían rodeado. Uno comenzó a masajear mis hombros, dos de ellos se inclinaron y comenzaron a acariciar mis piernas y el último comenzó a acariciar su entrepierna.
-¡No, no, por favor, no sigan!-Pero internamente deseaba que se atrevieran a más.
Hacían caso omiso a mis súplicas. Incrementaron sus movimientos. Los que estaban inclinados se levantaron y también comenzaron a acariciar su entrepierna. Yo me sentía cada vez más relajada por el masaje que me brindaba el chico. Después de un rato los otros tres sacaron sus penes y empezaron a mansturbarse. La visión era deliciosa, sus miembros completamente erectos acariciados por sus manos; se acercaron y comenzaron a pasear la punta de los mismos sobre mis brazos, sobre mis senos. Uno de ellos, más atrevido, acercó su pene a mi rostro y comenzó a pasearlo encima de él, se detenía por momentos sobre mis labios. Si hacia el intento de meterlo en mi boca lo retiraba y lo paseaba nuevamente por toda mi cara.
Después de un rato con ese cachondeo los cuatro se hicieron a un lado y uno de ellos dándome la mano me invito a levantarme, al hacerlo me atrajo hacia él y abrazándome depositó un beso prolongado. Otro de ellos se acercó por detrás y levantando mi falda se hincó y comenzó a acariciar mis nalgas descubiertas. Los otros se colocaron cada uno a mi lado y tomando mi mano la llevaron hacia sus penes para que los acariciara. Todos recibían mi atención al mismo tiempo.
No había marcha atrás, me dejé llevar por el deseo y la emoción de estar rodeada de cuatro chicos hambrientos de sexo, lo dificil había pasado, me habían aceptado tal cual era. Estaba en esos pensamientos cuando el que me besaba me separó y tomándome de los hombros me fue invitando a hincarme delante de él. Lleno de agitación extrajo su pene y sin darme oportunidad de nada lo metió en mi boca de manera brusca, tomo mi cabeza y comenzó a bombearme precipitadamente. Lo único que pude hacer fue amoldar mis labios y abrir mi boca lo suficiente para no lastimarlo con mis dientes. Los otros chicos pelearon su turno y uno a uno fueron metiendo también su pene en mi boca. Yo trataba de satisfacerlos de la mejor manera y me daba por bien servida cuando escuchaba los gemidos que emitían y que para mí eran seña de que lo estaba haciendo bien.
El chico que estaba en turno avisó que estaba por venirse así que me preparé para recibir su semén.
-¡Sí que sabes mamar vergas! ¡Sigue, sigue, voy a terminar en tu boca mamadora!-Y terminando de decir esto sacó su pene de mi boca y comenzó a disparar chorros de semén en mi rostro, yo acomodaba mi boca para tomar lo que se pudiera tragándolo al momento. Lo ayudé volviendo a tomar su pene con mis labios y masajeándolo con una mano. Apenas terminado esto, otro de los chicos, sin darme tregua alguna metió su pene nuevamente en mi boca. Deje que lo hiciera, yo estaba disfrutando el momento. Sin avisarme terminó viniéndose también, esta vez tragué todo el semén. Faltaban los otros dos chicos. Deseaba que terminara de otra manera esta deliciosa aventura. Y así fue.
Se apresuraron a dejar libre el escritorio quitando la pila de examenes que había estado calificando. Al terminar me ayudaron a subir en él. Era pequeño de tamanño por lo que mi cabeza alcanzaba a irse hacia atrás y parte de mis nalgas quedaba sin apoyo. Mi falda fue levantada hasta la cintura. Uno de ellos colocándose frente a mí paso mis piernas al frente acomodándolas sobre sus hombros, acto seguido metió dos dedos de su mano y saco la tanga de entre mis nalgas dejándola sobre una de ellas. Y llegó lo mejor: acomodo su pene a la entrada de mi ano y comenzó a empujar suavemente, su pene fue desapareciendo. Mientras tanto el otro chico metió su pene en mi boca y comenzó a moverse lentamente, de repénte lo sacaba y lo paseaba sobre mis labios. Alcancé a ver cómo los otros chicos, excitados nuevamente, comenzaban a mansturbarse muy cerca también de mi rostro.
Yo disfrutaba la manera de penetrarme de este chico, lo hacia con mucho cuidado, de repente sacaba todo su pene y enseguida lo metía de un solo golpe, mientras tanto los otros tres se turnaban para meter su pene en mi boca.
El que me penetraba liberó mi pene de la tanga y tomando mi mano me invitó a mansturbarme. Lo hice sin reparos. La respiración de todos se tornó agitada. El final estaba cerca. Deseaba que todos terminaramos al mismo tiempo. Y nuevamente mi deseo se cumplió.
Comencé a sentir chorros de semén resbalando por mis nalgas, semén dentro de mi boca, semén sobre mi rostro y para culminar mi propio semén resbalando por mis dedos. Todo un baño delicioso.
Así nos estuvimos un rato, descansando, relajándonos, retornando a la realidad.
Finalmente, cada uno de ellos se fue retirando hacia el baño para limpiarse. Yo por mi parte me quedé sentada sobre el escritorio observándolos. Nadie decia nada pero todos nos encontrábamos satisfechos, plenos. Me sentía agradecida con Jorge. Gracias a su invitación a relevarlo me había sucedido esto.
Y llegó el final. Cada uno de ellos se acercó a despedirse de mí. En sus miradas se reflejaba el agradecimiento y la promesa de que habría más situaciones como ésta.