Realice mis sueños en la hermosa Isla de Cuba

Cómo cumplí 2 de mis grandes sueños y fantasías en la hermosa y mágica isla caribeña. Os voy a contar una historia que nos ha pasado a mi esposo y a mi, y que marcó maravillosamente para siempre nuestra relación de pareja y por tanto nuestras relaciones sexuales.

Os voy a contar una historia que nos ha pasado a mi esposo y a mi, y que marcó maravillosamente para siempre nuestra relación de pareja y por tanto nuestras relaciones sexuales. Antes debo decirles que mi marido es un hombre joven tiene 40 años, seis más que yo. Llevamos juntos 15 años, y aunque nuestra vida sexual siempre ha sido relativamente buena, siempre pensé que le hacía falta un poco de emoción, hacía falta refrescarla. El es bastante conservador, a pesar de su edad, siempre lo ha sido, todo lo contrario a mi, yo siempre he creído y he querido probar cosas nuevas dentro de nuestra relación. Pero cada vez que hablábamos de algunos temas sexuales el se molestaba muchísimo, ni contarles cuando le dije que una de mis fantasías sexuales era tener relaciones con otra persona y que no me importaba si era hombre o mujer:

-"Válgame Dios!!!" Gritó, has perdido definitivamente la cabeza, Eugenia Victoria.

Pero como les decía mi marido, quién se llama Fernando, es un hombre guapo, muy guapo, quién siempre levanta miradas del sexo femenino, con un excelente cuerpo, muy velludo, con algunas canas prematuras, que lo hacen mucho más interesante. Mide 1.95, de espalda ancha, y un excelente porte… Un hombrazo pues, porque Dios también le dio una pinga riquísima y de buen tamaño, le mide, (porque me dedique siempre a medírsela, y a él le agradaba) 23 cm. de largo, y con un diámetro de 6. Cada vez que se la mamo, me atraganto, porque quiero devorársela, es que me encanta mamarle la verga y verle esa cara de placer.

Por razones de trabajo, fuimos invitados a Cuba, a un evento que tiene que ver con nuestro trabajo, era uno de los pocos países donde siempre hemos querido ir y que por diversas razones no habíamos visitado. Así que sin pensarlo dos veces aceptamos la invitación a está Isla del Caribe. Soñábamos con bailar al ritmo de la Orquesta Aragón, de Benny Moré, escuchar en vivo a Silvio Rodríguez o a Pablo Milanes, (cantautores que fueron nuestros cómplices en nuestra relación, quién no se ha enamorado escuchando una canción de Pablo, de Silvio, de Amaury, y quién no recuerda el sabor y son de la música cubana).

Llegamos a Cuba en el mes de Mayo, época donde ya comienza a sentirse el calor del verano, y donde aumenta mucho la humedad, por lo que deje a un lado la ropa que llevaba y comencé a usar la ropa que a mi marido siempre le ha encantado que yo use, faldas, pantalones cortos, vestidos, etc., y que por la dinámica de nuestro país poco usamos las mujeres, ya que la mayoría del tiempo vamos a todas partes en pantalones.

Sé que no soy una mujer sacada de una revista, el estereotipo de belleza que nos han inculcado, sin embargo, Dios me dio todo lo que necesita una mujer, y siempre he tenido un no se que… que hace que los hombres se sientan muy atraídos por mi, y que pone a Fernando muy celoso. Soy de tez blanca, de ojos claros, mido 1.75, de piernas largas y muy bien formadas, de senos grandes y firmes, y una cabellera de color castaño claro. No soy para nada delgada, pero tampoco soy gorda, aunque se que podría hacerme algún retoque médico para mejorar, pero a Fernando esta idea siempre le ha molestado.

Dicen que tengo cara de niña en un cuerpo de mujer.

Los primeros días en la Isla la pasamos fatal, por el calor excesivo, hasta que decidimos cambiar nuestro ropero por cosas más ligeras. A parte del trabajo que teníamos en el evento, también queríamos conocer al país, su gente, su cultura, su idiosincrasia, su pasado, su presente, sus necesidades, yo necesitaba involucrarme con su gente, y eso hicimos. Alternamos nuestras actividades laborales, con las salidas nocturnas a lugares que son muy famosos, y fue allí donde conocimos a Ariel.

Ariel, es un hombre de la misma edad de mi marido y quién desde un primer momento quería devorarme con los ojos, es un hombre de unos 1.75 cm., de piel morena, nada excepcional, aunque tenía un no sé que, que yo pronto descubriría al igual que mi marido.

Esa noche, hacía más calor que nunca, por lo que mi esposo me había sugerido una falda estilo "hindú" de color verde que aunque no era clara, permitía ver el hilo dental que estaba usando, una blusa de tela muy ligera también hindú de color blanca, que dejaba ver muy bien mis senos, está blusa me la había regalado en nuestro viaje por la India, con unas sandalias de cuero que permitían ver completamente mis pies, casi sin maquillaje, este desaparecía por el excesivo calor, y el sudor. Fernando, iba con unos pantalones de color azul oscuro, una "guayabera" blanca y unos zapatos de cuero, muy cómodos. Se veía súper atractivo, y las mujeres cubanas parecían querer devorárselo, sin importarles que estuviera acompañado, a mi no me molesta que lo miren, al contrario, me excita ver el deseo que el despierta en el sexo femenino. Y que él ni se entera, o se hace el que no se entera. La idea era ir a comer algo y luego ir a bailar, como era viernes teníamos todo el fin de semana para descansar y disfrutar.

Llegamos al lugar, y como les dije desde un primer momento Ariel poso sus ojos en mi, esto me excitó muchísimo, pero me hice la desentendida, para que Fernando no se sintiera celoso, y no me pidiera irnos. Yo quería disfrutar esa noche. Luego de comer, comenzaron a poner música cubana y mi esposo me invito a bailar, (era a causa del "mojito", que lo hacía sentirse muy relajado), siempre hemos sido buenos bailando. Pero él es un poco tímido. Mientras tanto, seguía sintiendo la mirada de Ariel sobre mí, me desnudaba completita, y yo comencé a excitarme, a tal punto que bailaba moviendo mucho más mis caderas, con el fin de que Fernando también se excitará, y por supuesto mi observador.

Cuando regresamos a la mesa por nuestros respectivos mojitos se acercaron Ariel y una muchacha, se nos presentaron, y pidieron acompañarnos.

-Claro, podéis sentaros con nosotros, será un placer- les dijo mi marido

Nos presentamos y acto seguido Ariel me invito a bailar, yo miré a Fernando para ver que opinaba y me dijo:

-Claro amor, ve disfruta mucho-

Actitud que me extraño, pero que yo sabía que era el efecto de los tragos.

Así que salí a bailar con Ariel, allí conocí su nombre,

  • yo le dije que me llamaba Eugenia Victoria,-

  • y el me respondió, nombre de reina-

La música permitía que nuestros cuerpos, se pegaran y comencé a sentir su pinga responder a mis meneos, esto me hizo sentir muy cachonda, sobre todo, porque todo estaba pasando en las narices de mi marido, quién seguía hablando con la chica y bebiendo mojitos.

-De donde son ustedes, me preguntó?

-Le respondí que de España

-Sabes que eres una mujer muy hermosa?-

  • Le respondí que gracias, y que si podíamos regresar a la mesa con mi marido.

Me sorprendió su respuesta: -Acaso no te excita ver lo caliente que me has puesto-

-Le dije, que era mejor regresar a la mesa, y él acto seguido me sujeto mucho más por mi espalda, bajando su mano casi hasta mi culo.

Por toda respuesta, comenzó a acariciarlo, esto me puso muy cachonda, ver a Fernando, entretenido, hablando con una cubanita y yo siendo manoseada por este morenazo.

Luego de un rato me dijo, ahora si, podemos regresar a la mesa.

La chica se despidió, aduciendo que debía regresar a su casa y no iba a conseguir "guagua" que iba muy lejos y que era difícil conseguir transporte para la Habana del Este, recuerdo que dijo Alamar. Nos despedimos y quedamos que podíamos encontrarnos nuevamente allí mismo, que nosotros seguro regresaríamos. Nos dio su teléfono y acto seguido salió del lugar.

Así que quedamos en la mesa, Ariel, mi marido y yo. Fernando había bebido más de la cuenta y no pensaba dejar de hacerlo, cosa que aprovechaba Ariel para sacarme a bailar y manosearme delante de los pocos asistentes que quedaban ya en el lugar. De verdad que la idea de que este hombre siguiera tocándome allí delante de todos me excitaba al punto de querer que siguiera haciéndolo.

Fernando me pidió que nos retiráramos, que se sentía mal, y Ariel se ofreció a acompañarnos, era tal el consumo de bebida de Fernando que casi cae al piso y Ariel nos dijo que, porque mejor no íbamos a su casa, y nos dijo que no quedaba lejos del lugar. Asombrosamente, mi marido acepto.

Buscamos un taxi, "las máquinas no aparecían a esas horas" dijo Ariel, y él le pidió que nos llevara hasta la calzada de Infanta, y pasamos por varios lugares que me parecieron bastante deteriorados, pero entendía la situación económica que viven los cubanos y no pude dejar de comparar a las luces que siempre abundan en las grandes metrópolis con aquello que estaban observando mis ojos. Sin embargo, me gustaba aquella ciudad que da la impresión de haberse detenido en el tiempo.

Llegamos hasta un edificio, o lo que en algún tiempo lo fue, de escaleras de mármol, mal conservadas, eran estrechas las escaleras, así que tuvo que ayudarme con Fernando quién no atinaba a dar un paso por todo el alcohol que había consumido y que no era frecuente en el hacer.

Por fin, llegamos hasta el apartamento de Ariel, un apartamento bastante normal, de una habitación, sala-cocina, un baño y un balcón. Nos ofreció otro trago, está de vez de ron y ambos dijimos que estaba bien, no tenía hielo, así que sería seco.

-Le preguntó a Fernando si se sentía bien, y este le respondió que si-

Puso música y le dijo a Fernando que bailará conmigo, la música era una balada de algún cantante desconocido por nosotros, pero que permitía que bailáramos bien pegaditos, mi marido comenzó a acariciar mi espalda, producto de los efectos de los tragos.

Ariel le comentó: -Sabes que tienes una rica hembra entre tus brazos-

Pensé que Fernando explotaría por los celos, (en otros momentos habría pasado), pero para mi sorpresa mi marido le respondió:

-Vaya si lo se, es toda una hembra y en la cama me lo demuestra siempre.

-Ariel le dijo, ahora me toca a mí, comprobarlo

Yo no podía creer la reacción de mi marido, este le dijo:

ven te toca a ti, gozarla

Ariel, me tomo entre sus brazos, mientras mi marido se sentaba en una butaca.

Comenzó a acariciar mis nalgas, a subir mi falda, mostrándole a mi marido mi culito que el tan bien conocía,

A estas alturas la escena producía en mí una excitación increíble, estaba viviendo una de mis mejores fantasías sexuales, y a mi marido no parecía molestarle, en lo absoluto.

Ariel, me quito la blusa, y mi sujetador, dejando salir mis tetas al aire, exclamando en su tono bien cubano:

-"Caballero, pero que tetas más deliciosas tienes Eugenia"

Las cojió entre sus manos y comenzó a acariciarlas de tal forma que comenzaba un ritual divino, recorrió las aureolas rosaditas de mis tetas, y al contacto con su lengua comenzaron a ponerse duros mis pezones,

Ariel le decía a mi marido, "Caballero, pero si saben a gloria, estas tetas de tu mujer", jugó un rato más con ella, hasta que me quito por completo la saya, quedando con mi hilo dental solamente.

-Ariel le dijo a mi marido:

  • Hombre, ven a disfrutar conmigo de esta hembra deseosa de macho-

Cada vez más mi excitación subía. Me recostó en un mueble, estilo sofá, y abrió mis piernas, separando mi hilo para acto seguido comenzar a darme una gran mamada, Fernando como pudo se paro y fue hasta donde estaba yo, y comenzó a besar mis labios, mientras Ariel jugaba con mi clítoris y me hacía gemir de pasión. Fernando agarró mis tetas, las lamió, mordió… como nunca antes lo había hecho, y allí estaba yo, con dos hombres que me empezaban a dar un placer infinito y haciendo que me corriera.

Ariel se quito la ropa, y pude ver su enorme pinga, que nada tenía que envidiarle a la de mi marido, yo ayude a mi marido a desvestirse, y le di a ambos una gran mamada, me sacaba una y me metía la otra, agarraba sus huevos y se los lamía, ambos estaban disfrutando de las caricias que estaba dándoles por igual.

-Ariel me dijo: quiero que pongas tu caliente bollito sobre la boca de tu marido, y le derrames toda esa leche rica de puta que tienes dentro.

Así lo hice, Fernando, ahora recostado del mueble y yo sobre él, bajaba y subía para que me lamiera todo mi coñito… Ariel, se deleitaba y se tocaba mientras nos veía.

Luego me dijo: Mamale a tu marido esa verga, que quiero verte hacerlo, como toda una perra maluca.

Estas palabras me excitaron de tal modo, que comencé nuevamente a mamarle a mi marido su pinga, que estaba roja y en su tamaño normal.

De repente, sentí como estaban introduciendo en mi culito y en mi bollito unos dedos, que entraban y salían de manera frenética y que estaban logrando mi segundo orgasmo… Ariel, le dijo a mi marido que le diera un permiso, que me haría gozar como nunca, y este me puso en cuatro patas, mientras Fernando, me metía sus dedos por mi cuquita mojada y excitada, Ariel hacía lo mismo por mi culito.

-Quieres cojerte a mi mujer por el culo, le pregunto mi marido

-Ariel le respondió, me la voy a singar por todos lados

Fernando le respondió:

-Hostias cojetela como quieras, dale placer, hasta que no pueda más-

-Ariel, me puso de espaldas al mueble, arranco de un tirón mi hilo, y comenzó a meter su pinga por mi agujero… A todas estas Fernando, estaba embobado, viendo la escena de placer y como yo la disfrutaba al máximo

Ariel comenzó a darme durísimo por mi culito, quien recibía su gran pinga con algo de dolor acompañado de un placer enorme, bombeaba a un ritmo divino y a la vez frenético, presentí que se iba a derramar en mi culo, pero se contuvo y me dijo que aún no era tiempo.

Le dijo a mi marido, que viniera a cogerme él, también por detrás y mi marido, tomándome por las caderas comenzó su rico mete y saca, que sacaba de mi boca las palabrotas más soeces que yo hubiese pronunciado jamás en su presencia, a estos dos machos le resultaba excitante cada una de mis palabras.

Luego, Ariel quién llevaba la voz de mando en este trío frenético y lujurioso, me dijo que me sentará en sus piernas, que metiera su verga por mi culo, y que mi marido me cogería por delante.

-Coño, denme duró…, cojánme…, así…, que rico cojen cabrones…, denme duro…, más…, más…, eran las palabras que salían de mi boca.

-Y ambos estaban metiéndome sus vergas y yo cual puta barata estaba disfrutando a plenitud.

Cuando ambos se iban a derramar, sacaron sus vergas y me las pusieron en la cara y en la boca, para que me tragará sus leches respectivas, hice un milagro, pero casi no desperdicie una gota de esa leche que salían de sus grandes vergas.

-Ariel, me dijo que se las limpiará a ambos por igual,

Y yo me dediqué a hacerlo, como una puta sumisa

De repente Fernando, se quedo dormido,

-y Ariel me dijo,:

  • que cabrón es tu marido quedarse dormido, mientras yo disfruto de ti

Me puso nuevamente a mamarle su pinga, hasta que despertó, y estuvo nuevamente lista para la pelea.

Me dijo que me pusiera de espaldas, que me iba a coger nuevamente por detrás, metió su verga en mi cuca, y colocó dos de sus dedos en mi culo, me decía palabrotas que subían mi excitación y volví nuevamente a correrme, me dijo que era una española muy caliente, que en vez de española parecía cubana, y que hasta que no estuviese seco, no dejaría de cogerme.

Le supliqué que no dejará de hacerlo, que me cogiera hasta que no tuviésemos fuerzas, que me sacará toda la leche que tenía adentro… Este cubano, me estaba dando en la madre, del placer que me estaba dando

Esa noche, no hubo nada que no hiciéramos, hasta llegar a meterme un plátano, mientras se reponía esa gran pinga que estaba ya agotada, mientras mi marido dormía cual bebe.

Ya cuando no nos quedaban fuerzas, nos tendimos en el piso, y nos fumamos un cigarro, yo mis acostumbrados Malboros, y él; unos cigarros que olían a puro tabaco… Me preguntó que hacíamos en la Isla, me contó a que se dedicaba, y me preguntó si sería capaz de estar con otra mujer. Le respondí sus preguntas y le dije que sí, que deseaba probar tener sexo con otra mujer, pero que no sabía como reaccionaría Fernando al día siguiente cuando se diera cuenta de lo que habíamos hecho.

-Ariel me dijo que no me preocupará que de ahora en adelante entre nosotros todo iba a mejorar, y que cuando estuviésemos con otra mujer, entraríamos al punto de no retorno, y nuestra vida sexual mejoraría muchísimo.

Así fue nuestra primera experiencia en tríos, en el país que ambos admiramos y que desde siempre quisimos conocer. Seguimos pensando que son un pueblo digno, solidario, respetuoso, amable, cordial y que gracias a ellos, hemos vivido experiencias sexuales que le han dado a nuestra relación un giro divino… En nuestras experiencias de tríos e intercambios.

Pero esa es otra historia