Realice mis sueños en la hermosa Isla de Cuba (2)
Continúan nuestras experiencias en esta hermosa Isla, y pude cumplír 2 de mis grandes sueños y fantasías en la hermosa y mágica isla caribeña. Os voy a contar una historia que nos ha pasado a mi esposo y a mi, y que marcó maravillosamente para siempre nuestra relación de pareja y por tanto nuestras relaciones sexuales.
Cuando Fernando despertó luego de esa noche súper excitante que habíamos vivido, me pidió regresar al hotel, pensé que iba molesto, pero afortunadamente me dio una gran sorpresa, iba feliz y me dijo que la experiencia del día anterior había sido la mejor de su vida Me dio varios besos durante el trayecto y manoseó mis tetas, el taxista miraba por el espejo retrovisor, mientras mi marido iba como nunca de cariñoso y caliente. Llegamos al hotel, él le pago al taxista mientras yo iba por la llave de nuestra habitación en la recepción del hotel. Mientras esperábamos el ascensor me comentó que el taxista le había comentado que tenía una mujer hermosa y muy caliente. En otro momento Fernando hubiese respondido con golpes y ofensas, está vez según me dijo:
-No sabe usted lo caliente y buena hembra que es. Y le sonrió con una cómplice sonrisa.
Esto me lo contó de la manera más natural del mundo, lo que me sorprendió de una manera increíble, todo lo que había cambiado en razón de unas pocas horas.
Subimos hasta nuestra habitación, 325. Nos dimos una ducha y nos acostamos en la que servía de nuestro lecho por aquellos días. Conversamos de cosas triviales, hasta que le pregunté:
-Amor que piensas de nuestra experiencia-
Y me respondió con su más calida sonrisa:
-Tenías razón Eu, esto que hemos vivido nos une más como pareja, y creo que me da una nueva visión de lo que necesitas y deseas como mujer.-
Acto seguido me dio un beso y nos dormimos abrazados.
A la mañana siguiente, nos levantamos, nos duchamos juntos, hicimos el amor, como nunca antes y bajamos a desayunar. El evento continúo durante la semana siguiente, y fue muy agotador. Alternábamos nuestras responsabilidades en el mismo, con salidas por la ciudad, fue así que conocí mucho más la hermosa ciudad de la Habana, sus atardeceres desde el malecón, fuimos a la ceremonia en el fuerte, conocida como el cañonazo, y disfrutamos de los helados más exquisitos en el "Copelia" . También acudimos a los distintos teatros para disfrutar de uno de los Ballet más famosos del mundo.
Ese viernes siguiente, unos amigos cubanos nos invitaron a un restaurant, ubicado en el Vedado, y comimos un exquisito "congrí" con carne de puerco. Nos despedimos de ellos, agradeciendo la atención y quedamos en vernos el domingo para conocer una Provincia cercana a la Habana. Nosotros nos dirigimos hasta el hotel, para cambiarnos de ropa y así regresar al mismo cabaret de la semana anterior.
Está vez decidí ponerme un vestido que llegaba hasta más arriba de mis rodillas de color blanco, mis sandalias de cuero. El vestido dejaba ver muy bien mi hilo dental y mis tetas sin ajustadores, mostrando mis senos grandes y firmes. No quise colocarme nuevamente maquillaje, tan sólo un brillo muy tenue de color rosado. Fernando me comentó, al verme
-Te ves divina, serás la envidia de todas las mujeres que te miren. Y serás la más codiciada por los hombres que asistan el día de hoy-
Su comentario me gustó y tan sólo de imaginármelo ya comenzaba a subir mis deseos sexuales. Le respondí:
-Déjate de zalamerías, no creo que sea para nada una belleza escultural-
- Eres la mujer más caliente que he conocido y eso te hace ser hermosa, además que tienes un aroma natural que incita al sexo salvaje-
Nos reímos de buena gana y salimos de la habitación, rumbo a nuestro lugar de erotismo.
Se me olvidaba decirles que está vez Fernando iba vestido con un pitusa color verde oliva, una camisa verde clara y sus zapatos de cuero. El siempre se ver muy guapo, y no se esmera como yo quisiera en su cuidado, sin embargo todo lo que se ponga le queda muy bien, y levanta miradas y suspiros por parte del género femenino.
Tomamos el taxi, íbamos por 5ta av. Agarrados de las manos, y compartiendo lo que nos gustaba aquella ciudad. El taxista nos preguntó si deseamos seguir paseando antes de ir a nuestro destino y le dijimos que sí. Nos dio un recorrido, por varios municipios, y el taxista nos servía de guía. Quedamos que luego lo haríamos de día. Llegamos al cabaret, sobre las 9.30 de la noche, había varios turistas y nacionales quienes bailaban al ritmo de la agrupación Buenavista Social Club. Nos sentamos en una de las mesas y pedimos un "Mojito" para él y una Cuba Libre para mí. Luego de conversar un buen rato, Fernando me pidió bailar a lo que accedí inmediatamente. Bailamos un buen rato, y cuando la orquesta se disponía a descansar por unos momentos, le dije que iría un momento al baño.
Al regresar a la mesa, pude ver que Fernando hablaba con dos personas, que no reconocí de inmediato, pero que al acercarme pude ver que eran Ariel y la chica de la semana pasada, por cierto que ella se llama Caridad, pero pidió que le dijéramos, Caruca.
Conversamos de temas triviales, bailamos entre los cuatro, y bebimos suficiente, como para volver a desinhibirnos. Caruca, es una morena, el color de su piel me pareció hermoso, porque era de un color canela muy hermoso y sensual, (yo por ser tan blanca jamás podría tener uno así, porque siempre que llevo sol, terminó con un color rojo camarón,) de cabellos muy negros al igual que sus ojos, sus cabellos los llevaba recogido en un hermoso moño. Es un poco más baja que yo, así que calculé que debía estar alrededor de los 1.60, de excelente cuerpo, de tetas pequeñas pero se notaban bien firmes, de caderas anchas y cintura estrecha, ella estaba vestida con un pantalón estilo pescador de muchas flores y una blusa de color anaranjado, lo que hacía resaltar su color de piel.
Cuando llevábamos un buen rato bebiendo, conversando y bailando, Fernando me dijo que se sentía mal, y que deseaba irse para el hotel, cuando le dije que estaba bien, que nos iríamos me dijo que no, que me quedará con ellos, y que el tomaría un taxi de regreso. (No se aún si el lo planificó así o si de verdad se sentía tan mal como decía). Ariel y yo lo acompañamos a tomar un taxi, le di un beso y quedamos en vernos luego en el hotel.
Mientras regresábamos al cabaret, Ariel pasó su brazo por mi cintura y me comentó:
-No tienes idea de las veces que me he sacado la leche a tu nombre, deseaba mucho volverte a ver, he pasado toda la semana imaginando la forma en que te iba a hacer gritar de puro placer, pensé que tu esposo te llevaría con él, y creí que enloquecería si eso sucedía. Mientras me decía esto ya había colocado su mano en mis nalgas y las apretaba.
Le dije con mi mejor sonrisa, que mi esposo y yo habíamos cogido todos los días de la semana recordando aquella noche, y sobre todo lo que yo más yo recordaba era, cuando me había cogido por mi bollito y metía aquel plátano por mi culo. Antes de entrar nuevamente, me pego de la pared, me dio un beso muy lujurioso, apretó mis tetas, subió mi pierna y rápidamente acarició mi cuquita ya mojada.
-Eres una perra muy caliente, mira cómo estás. Está noche será para ti inolvidable. Pude captar en sus palabras una promesa, que más tarde la cumpliría.
Ahora mismo estamos Fernando y yo en nuestro piso, ya de regreso a nuestro país. Mientras escribo este relato de nuestras vivencias, él está en el sillón leyendo y mi bollito se humedece producto de los recuerdos de aquella espectacular noche de lujuria, a mis pies viene nuestro perro Boca Negra, un hermoso pastor alemán, se acurruca en ellos ya comienza a sentirse el frío del invierno. Fernando distraído en su lectura y yo escribiendo y recordando todo lo que me aconteció esa noche, me acomodo en la silla, enciendo un cigarro, bebo un poco de té y continúo con mis recuerdos.
Cuando entramos nuevamente, Caruca nos dijo:
-Pensé que se habían marchado, ya casi me iba a ir,
Y Ariel le respondió:
-Cómo puedes creer eso?, la noche apenas comienza y prometo que la vamos a disfrutar mucho.
Yo agregué, casi sin pensarlo:
- Cómo pensáis tal cosa mujer, no podía irme y dejarte solita en este lugar, a merced de todos estos hombres que te devoran con la mirada.
Ella sonrió complacida, pedimos más tragos y Ariel la saco a bailar, todos los presentes comenzaron a bailar lo que ellos llaman "casino" y que para mi es muy rápido, sin embargo ese baile producía en mi una gran excitación.
Cuando regresaron de la pista, Caruca se sentó a mi lado, está mujer tenía un olor que me embriago casi instantáneamente, era el sudor característico de una hembra en celo.
Luego de un buen rato, Ariel nos propuso irnos para su casa, convenciendo a Caruca, de irse con nosotros, porque su casa quedaba muy lejos, y aunque la ciudad es segura, (como ninguna otra en el mundo), era mejor venirse con nosotros y seguir la "rumba en su casa". Lo dudo un momento, pero entre los dos la convencimos y ella acepto.
Al salir, sentí la humedad y el calor de aquella ciudad, que aún cuando ya era de madrugada, no refrescaba para nada. Tomamos un taxi, y nos dirigimos hasta la casa de Ariel muy bien conocida por mí. Nuevamente, él dio la dirección y tomamos la Calzada, al llegar pagué el taxi, y comenzamos a subir las escaleras que me llevarían nuevamente al lugar donde mi sexualidad sería desbordada de una manera lujuriosa como nunca antes.
-Tengo para ofrecerles Ron, dijo Ariel
-Tienes hielo: -pregunté
-Creo que si, me respondió
Caruca lo quiso puro
Brindamos por este nuevo encuentro y se dispuso a colocar una música, muy sugestiva. Me pareció algo "burda", pero al verlos bailar, y ver como se pegaban sus cuerpos, comencé a excitarme. Ariel, inmediatamente me dijo:
-Ven con nosotros Eugenia, para que aprendas a bailarla-
Quedé en el medio de ellos dos, mientras sus caderas se movían en torno a mi cuerpo. Se reían, y comentaban que debíamos tener varias sesiones de baile, para tener el "quiebre de las caderas" como lo hacen las cubanas.
Ariel, cambió la música y Caruca y yo seguimos bailando, siempre he sido muy perceptiva con los olores, y el de aquella mujer comenzaba a agradarme, embriagarme y sugerirme que la besará. Mis fantasías, me estaban llevando por caminos peligrosos, pensé. Pero no me resistí a mis instintos y le estampé un beso. Al principio este beso, fue suave, delicado, pero poco a poco se convirtió en un beso lujurioso, atrevido, y nuestras lenguas se enlazaban de una divina manera. Cuando Caruca, reaccionó me pregunto:
-Qué significa esto, Eugenia?
Y le respondí con un a desfachatez increíble:
-Me provocó hacerlo y no pude contenerme, te molestó?
-No, al contrario, me ha gustado mucho
Ariel, nos observaba parado en la puerta de la cocina, y comentó:
-No se detengan continúen, que el espectáculo es maravilloso y apenas estamos comenzando.
Se acercó a nosotras y comenzó a desvestir a Caruca, mientras yo seguía besándola a medida que el le iba quitando su ropa. Cuando ella, estaba ya completamente desnuda, la recostó de la butaca, abrió sus piernas y me dijo:
-Ven, cómete este coño saborea sus jugos. Me quitaron el vestido blanco que llevaba, y me quede tan sólo con mi hilo delantal, nuevamente, me agaché y comencé a olfatear aquel bollo, lleno de jugos y aromas, era la primera vez que olía otro que no fuera el mío. Comencé a jugar con mi lengua, primero por sus labios, luego por su clítoris, y cuando estaba yo tan excitada quise meter mi lengua y tragarme completamente sus jugos.
Ariel me dijo, -Hazlo con calma, disfruten de ésta experiencia. No tenemos ninguna prisa.-
Yo seguía lamiendo, chupando aquella cuca deliciosa que tenía aquella mujer cubana, su leche estaba completamente en mi cara, y fui subiendo poco a poco hasta darle un nuevo beso. Jugué un buen rato con sus pezones, sus aureolas eran grandes, y sus pezones estaban bien duros, se los mordí suavemente y ella gimió de placer como una gata en celo. Baje poco a poco nuevamente hasta su ombligo, se lo lamí dulcemente, y seguí bajando por todo su vientre, hasta llegar nuevamente a su cuquita, sus jugos eran adictivos, me los tragué todos, y lamí, relamí su muy hinchado clítoris, todo esto ocurría mientras Ariel estaba sentado en otra de las butacas, acariciando su enorme verga. Caruca, decía palabras que aumentaban mi excitación, me obligaba a meter más adentro mi cara y mi lengua, y casi por un segundo pensé que moriría asfixiada por aquel olor maravilloso. Ariel, se arrodillo a mi lado, y juntos seguimos dándole lengüetazos a aquella cuca que ardía. Fue así como el, comenzó a meterle sus dedos en su muy lubricado coño, mientras yo besaba y chupaba sus tetas, las amasaba, las apretaba Ariel me pidió que me ocupará de su culito respingón, mientras el la masturbaba con sus dedos.
Comencé a recorrer todo su culito con mi lengua, mientras él seguía masturbándola, y ella gemía y su cuerpo se contorsionaba del placer, ese fue su segundo orgasmo.
-Ahora le toca a Eugenia, dijo Ariel.
Acto seguido estaba yo con mis piernas abiertas y Caruca se comía mi cuca de una manera enloquecedora, lamió mis labios, los mordió y logró que de mi boca salieran gritos de placer al sentir esa caricia, jugó con mi hinchado clítoris, lo mordió suavemente, y se tragó toda la leche que salía de mi ranura, todo esto mientras Ariel chupaba y apretaba mis tetas, y yo agarraba su verga y le hacía una paja. Le dije que la metiera en mi boca, y comencé a lamérsela al mismo ritmo con que Caruca lamía mi cuca. Caruca, separó mi hilo dental, y bajo hasta mi culo, lo lamió, lo chupó y comenzó a meterme dos de sus dedos. Esto producía que mi cuerpo se convulsionará de placer. Recorría desde mi culo, hasta mi cuca, mordía ligeramente mi clítoris, metía sus dedos indiferentemente entre mi cuca y mi culo, y yo pedía que no parara, que continuara con el inmenso placer que me daba.
Ariel tenía aún su verga en mi boca y le pidió a Caruca que lo dejará un rato a él, ella se colocó encima de mi, mientras yo le mamaba su bollito, y le clavaba mis dedos, en un entre y saca que la hizo correrse nuevamente. Ariel, colocó su verga en mi cuca, y comenzó a metérmela poco a poco, yo estaba tan caliente que le gritaba que terminará por metérmela completa, que así sólo me estaba volviendo loca.
-Así que quieres verga, pues verga te voy a dar. Y comenzó con su bamboleo divino, me la clavaba justo hasta sus huevos, mientras yo lamía y me tragaba los jugos de Caruca. Ariel, me dijo: Voltéate que te voy a partir ese hermoso culo, me volteé y el de un solo tirón me la clavo, mi grito quedó ahogado entre las piernas de Caruca Y fue así como Ariel, comenzó a darme de una manera riquísima por detrás. Se corrió en mi espalda, y Caruca me la limpió pasando su lengua y recorriendo toda mi espalda.
Encendimos unos cigarrillos, tomamos unos tragos, y Ariel fue a la cocina por dos plátanos, y nos dijo quiero ver como se cogen con esto. Ambas nos reímos de su ingenio, y nos dispusimos a clavarnos ambos plátanos. Ella, se volteó y con voz suplicante me pidió que la cogiera por detrás La complací de tal manera que no pasó mucho tiempo hasta tener otro gran orgasmo, le dije que se quedará en esa posición que le metería ambos plátanos, uno por su cuca morena y otro por su agujero posterior. Gemía, gritaba, se contorneaba de tal forma, que Ariel ya tenía nuevamente su verga bien empalmada, y vino en mi ayuda y a tratar de calmar el calor de esta morena. Se la clavó nuevamente sin contemplaciones, por su culo dilatado, y yo seguía con el plátano por su bollo caliente, luego cambiamos y el se la metió por su cuca mientras yo se la clavaba por el ano La pobre Caruca, quedo adolorida, pero complacida y decidió sentarse un rato a ver como ahora me tocaba a mi.
Ariel, comenzó lamiendo mis tetas, mordiéndolas, chupándolas, mientras me metía el plátano en la boca y me hacía lamerlo como si fuese su gran verga. Bajo hasta mi cuca, la mordió de manera deliciosa y comenzó a clavarme el plátano por mi culo, lo dejo un rato allí, (había metido más de la mitad del plátano), sus dedos entraban y salían de mi cuca, frenéticamente, mi cuerpo experimentó un delicioso orgasmo, y él continúo, levantando mis piernas y colocándolas en su pecho, las abrió de tal forma que quedaba expuesta mi cuca y culo completamente, Caruca se levanto de la butaca, y comenzó a darle vueltas al plátano dentro de mi culo, mientras Ariel me clavaba su verga. Cuando se iba a correr, nos dijo que nos arrodilláramos frente a él, que nos daría toda su leche. La vertió sobre nuestras caras y acto seguido, Caruca y yo nos limpiamos nuestros rostros a lengüetazos. Nos besamos largamente, y caímos sobre el piso de aquella casa que sirvió para nuestra primera experiencia en tríos, mujer-hombre-mujer, según ambas nos confesamos, posteriormente.
Descansé un rato, me vestí y me despedí de mis amigos, me fui al hotel en busca de mi marido, quién estaba profundamente dormido cuando llegué. Me preguntó, como lo había pasado, le conté con lujos de detalles, de tal forma que se excito tanto que terminamos haciendo el amor nuevamente, y yo sin bañarme, esto le excitó mucho, saber que me estaba cogiendo con resto de leche de otro hombre. Me pidió que invitará a Caruca a un trío, pero esta vez con él
Ya les contaré esta nueva experiencia