Raúl y Marc 6: Seducidos por una pareja madura
El veinteañero Raúl y su amante de 35 años Lucía acuden a la casa del jefe de Raúl para una pequeña orgía con la novia de este
Lucía miró nerviosa a Raúl cuando este aparcó el coche. El chalé al que habían llegado era impresionante. Situado en una urbanización de lujo de las afueras de la ciudad pertenecía a Mikel. el jefe de Raúl y de Marc, del que también era tío. Raúl y Marc eran los dos huérfanos y se habían conocido en un gimnasio de crossfit. El tío de Marc era el dueño de una empresa de seguridad y daba trabajo a su amigo y su sobrino como porteros de discoteca. Mikel quería que su sobrino aprendiera el trabajo desde abajo, aunque les daba puestos en locales fáciles y protegidos de los mejores profesionales.
Durante el trayecto Lucía pensó en cómo había cambiado su vida. La ruptura con su novio y el viaje a la ciudad costera para la boda donde conoció a Raúl y Marc. En realidad, hizo más que conocerlos porque la misma noche acabó en la habitación de su hotel follándose a los dos a la vez. Después del trío había empezado una semirelación con Raúl donde primero había empezado por alargar las vacaciones y después dejar su trabajo y quedarse en la ciudad costera. En los primeros días, Lucía había hecho amistad con Laura, una preciosidad bisexeual de 25 años, con la que había tenido sexo sola y en compañía de Raúl.
Con 35 años, Lucía le sacaba 12 a Raúl. Sabía que este tenía aventuras sexuales cada vez que podía, sobre todo con Marc, que era un adicto al sexo. No le importaba. No estaba enamorada y ninguno de los dos era celoso. Pero ella desde la boda de la noche no se había acostado con nadie más que con Raúl y Lucía. Aunque nunca había sido mojigata con sus parejas, sentía que su cambio de vida debía conllevar una ampliación de sus experiencias. Por eso había decidido irse a vivir sola y ya necesitaba un trabajo propio para mantenerse. Sus ahorros no darían para mucho más. Seguiría follando con Raúl cada vez que pudiera pero no quería ser la novia otra vez.
Marc había hablado con su tío Mikel para ver si podía encontrarle un trabajo. Había estudiado administración de empresas y quizás en alguna de sus empresas hubiera algún puesto libre. Mikel había llamado a Raúl y les había invitado a comer en su chalé para conocerla. Lucía no se lo esperaba y aunque parecía un plan distendido no podía dejar de pensar que era una entrevista de trabajo.
Los dos salieron del coche. Lucía miró su reflejo en la ventanilla. Definitivamente aquel no era el atuendo que hubiera escogido para una entrevista pero Raúl había insistido. Iban a comer en la piscina así que no podía ponerse muy formal . Había escogido un short vaquero corto, demasiado corto que dejaba a la vista el principio de su perfecto culo. Su mejor rasgo según Raúl. Sus largas piernas destacaban con unas sandalias con el tacón justo. Una camisa anudada en la cintura dejaba a la vista su ombligo y las parras de olivo que tenía tatuadas justo debajo. Sus pechos que no eran excesivamente grandes pero sí redondos y en su sitio destacaban bajo la tela. Había recogido su pelo castaño en una cola de caballo que acentuaba sus rasgos. Sabía que no era excesivamente guapa pero su cara no desentonaba con el resto de su cuerpo y la hacía muy atractiva.
Raúl había optado por un polo ajustado a su cuerpo de nadador, unos pantalones chinos cortos y unas playeras blancas. Lucía pensó en sus músculos definidos y sobre todo en su impresionante polla de 20 centímetros y pico. Ya se había acostumbrado a estar totalmente húmeda cuando estaba a su lado.
Raúl le sonrió confiadamente. Lo que Lucía no sabía es que el día podía derivar en una debacle sexual. Mikel había hablado con él. Se llevaba bien con el tío de su amigo aunque no había socializado mucho con él. Pero aquella tarde Mikel le dijo que sabía las aventuras sexuales que él y Marc habían protagonizado más de una vez. Por su parte Raúl, por historias de Marc, sabía que su tío había sido una especie de playboy en su juventud. Así que no se asustó demasiado cuando Mikel le preguntó si no le importaba que intentara algo con Lucía. Mikel y su novia de hace unos siete años, que nunca había conocido, tenían una relación abierta. Le aseguró en todo momento que si no estaban cómodos podían marcharse cuando quisieran. Raúl le debía mucho a Mikel, pero también sabía que Lucía estaba abierta a experimentar. Así que valía un intento.
Llamaron a la puerta de la casa. Cuando les abrieron, Lucía se quedó sin palabras. Delante tenían a una belleza madura de unos 45 años. Con un pelo negro, increiblemente guapa de cara con unos labios sensuales. Podía decirse que iba vestida si se contaba como ropa el escaso top de bikini negro que cubría sus pechos. Lucía pensó que eran operados, una talla 95 C si debía apostar. Y podía hacerlo fácilmente porque el bikini tan solo tapaba sus pezones y poco más. Un pareo semi transparente dejaba ver que el tanga a juego tampoco gastaba demasiada tela. Un triángulo justo para no ir desnuda.
- ¿Raúl?. Al fin nos conocemos, soy Patricia.- Se inclinó para darle dos besos y Lucía pensó que se apretaba demasiado.- Y tu debes de ser Lucía.- Le dio también otros dos besos y se demoró un poco en separarse.
Por dentro el chalé era impresionante. Un enorme salón decorado con multitud de trofeos de caza, una cocina enorme con isla en medio y una mesa para seis cubierta de mármol, cuatro dormitorios en la planta superior con sus cuartos de baño, varias habitaciones para distintos usos en ambas plantas, un sótano acondicionado como sala de entretenimiento. Cruzaron el salón hasta el patio donde había una barra de bar, una barbacoa, una gran mesa para doce, tumbonas y camas de playa y dos piscinas. Una era grande y otra pequeña y cuadrada, con bancos en los bordes, casi como un jacuzzi.
Sentado en la barra bebiendo una cerveza estaba Mikel. Lucía sintió un cosquilleo. Raúl le había contado que estaba cerca de los 50 pero un auténtico zorro plateado. Con un pelo corto con más canas que negro tenía unos rasgos marcados y atractivos. Llevaba una camisa lino de blanco abierta que dejaba ver un cuerpo delgado y fibroso. Un vello recortado acentuaba su imagen de macho alfa. Unos pantalones también de lino blancos le llegaban a los tobillos. Lucía no sabía muy bien donde mirar. No llevaba ropa interior y con el sol detrás se transparentaban. Lucía casi se relamió cuando vio una polla de tamaño grande pero muy gruesa.
Mikel les saludó con cortesía exquisita. Los cuatro se acomodaron en la barra con unas cervezas y entablaron una conversación informal. Mikel y Patricia eran grandes conversadores. Se interesaron por su cambio de vida, les contaron cómo se habían conocido ellos unos años antes y habían empezado una relación que todavía duraba y había acabado, al menos en apariencia, con su vidas locas de soltero.
Pronto se sentaron en la mesa del patio para comer. Habían dado permiso al servicio y Patricia con ayuda de Lucía sirvió los distintos platos. Entre camino y camino las dos hablaban como si fueran amigas desde siempre.
Durante la comida, Lucía se sentó al lado de Mikel con Raúl y Patricia enfrente. La comida era deliciosa. El vino debía de ser muy caro porque no había probado nada tan bueno en su vida. La bebida empezaba a subirse a la cabeza así que se pasó al agua. Todo iba bien hasta que distraídamente Mikel puso la mano en el muslo de Lucía. La primera vez fueron unas palmaditas casi inocentes. La segunda la mantuvo unos segundos. Las siguientes la acarició como si nada pero su mano cada vez se acercaba más su entrepierna. Nadie le dio importancia y ella prefirió no decir nada que pudiera malinterpretarse. Todavía no habían hablado del trabajo y tampoco es que pareciera importarle a los otros.
Cuando terminaron de comer, Mikel sirvió unos cócteles y propuso que se dieran un baño en la piscina pequeña. Lucía se puso roja. Se había olvidado traer un bañador, la verdad era que tampoco se esperaba un baño. Puso la excusa con tono titubeante. Raúl le echó una mano y le dijo que tranquila, que él tampoco lo había traído. Mikel y Patricia les dijeron que no se preocuparan que ellos les dejaban lo que necesitaban. Lucía no se le ocurrió más excusas así que siguió a Patricia hasta su cuarto.
En el dormitorio principal Patricia le acercó dos piezas mínimas de ropa. Lucía dudó, aquello e ir desnuda era prácticamente lo mismo. Patricia le miró divertida, la verdad es que ella iba poco más vestida.
- Lo siento cariño, pero son los únicos bikinis que tengo.
- No, está bien supongo. No te preocupes.
Lucía dudó unos momentos esperando a ver si Patricia salía del cuarto para cambiarse. Pero Patricia seguía mirándola sin dar señales de hacerlo mientras hablaba de lo guapo que era Raúl. Lucía se quitó la camisa y el sujetador rápidamente y luego los shorts y el tanga.
- Joder ¿son naturales?, que envidia.
Lucía asintió con la parte de abajo del bikini en la mano. La verdad es que era mínimo, por detrás solo llevaba un hilo dental que dejaría todo su culo al aire. Patrcia la miraba de arriba abajo.
- ¿Puedo tocarlas?.
Lucía dudó un momento pero asintió. Patricia se acercó y las sospesó. Sus pulgares bordearon la aureola y lanzaron un escalofrío por su cuerpo.
- Que envidia. Las mías son un regalo de Mikel, aunque quizás el regalo se lo hizo él mismo.
- Bueno son preciosas
- Más vale, lo suyo le costaron.
Lucía se separó y se puso el bikini rápidamente. El pequeño triángulo que cubría su coño marcaba sus labios y ya traslucían una mancha reveladora. Patricia le ayudó a unir las tiras que lo sujetaban altas en su cintura y las pequeñas tiras en la espalda y en el cuello. Se sentía totalmente desnuda. Patricia la agarró de la mano y la llevó hasta la piscina.
Mikel y Raúl ya estaban en la piscina pequeña, sentados en los bancos del borde que les permitían tener la parte inferior en el agua. Los dos le lanzaron cumplidos y comentaron lo guapa que estaban. Lucía juró que Mikel la devoraba con la mirada. Lucía se dio prisa y se metió en el agua buscando un mínimo de cobertura. Se colocó al lado de Raúl y Patricia junto de Mikel Habían preparado una jarra de margaritas en un cubo de hielo. Patricia repartió las copas y los cuatro se relajaron dejando que el sol les calentara y siguieron charlando.
Raúl vio una gran sonrisa en la cara de Raúl. No supo si estaba ya borracho. Miró en el agua y lo comprendió. Raúl estaba totalmente desnudo. Él se encogió de hombros.
- Resulta que Mikel no usa bañadores. Así que no podía prestarme ninguno.
Lucía giró la cabeza rápidamente. Mikel estaba también desnudo. A través del efecto distorsionador Lucía comprobó que en efecto aquella era una polla a tener en cuenta. Estaba medio erecto pero ya prometía. La conversación dio un giro hacia el coqueteo y la vida que Patricia y Mikel habían llevado como solteros. Lucía empezó a acariciar la pierna de Raúl y él le devolvió el favor.
- Patricia, cariño, creo que es una pena que tengas esas preciosidades tapadas.
Sin decir nada desanudó la parte de arriba del bikini de su novia y lo arrojó lejos. Raúl miró hipnotizado aquellas dos bellezas. Grandes, redondas, con unos pezones pequeños y sugerentes. Lucía sintió una punzada de celos y deseo momentánea..
- Lucía, cariño, vamos, no puedo ser la única en topless. Estamos entre amigos.
Lucía les miró a los tres. Raúl asintió y sonrió, así que ella deshizo los nudos y le pasó el top. Raúl lo volteó sobre su cabeza y lo lanzó lejos, arrancando carcajadas de la pareja enfrente, y de Lucía. La tarde estaba derivando hacia un escenario excitante. Mikel, sin vergüenza, empezó a hablar de lo atractivas que eran las dos. Alabó la destreza de Patricia en la cama y sus aventuras de soltera. Patricia le riñó y le dijo que Lucía se estaba poniendo roja. Era verdad pero la verdad es que estaba cachonda y agradecía estar en el agua porque su coño ya rezumaba.
Los margaritas se habían acabado. Patricia se levantó para salir de la piscina. Mikel le dio una palmada juguetona en el culo que sonó fuerte al estar mojado. Ella se rió y lo movió arriba o abajo como si perreara. Un poco grande pero muy sexy. Las ondas de carne subieron y bajaron.
- Mikel amor, ayúdame a traer más bebidas.
Mikel se levantó. Lucía vio en primer plano que ya estaba totalmente empalmado. Lucía no podía dejar de mirar. Era algo más pequeña que la de Raúl, pero mucho más gruesa. Juraría que era casi como una lata de coca cola. No podía imaginar lo que eso podía hacer dentro de ella. Patricia y Mikel desaparecieron por la puerta del salón. Lucía miró a Raúl con la ceja levantada. Él sonrió y se encogió de hombros.
- Si quieres. nos vamos.
Lucía pensó unos momentos. No era una puritana. Había decidido tachar cosas de su lista sexual. Y la verdad es que no estaba incómoda, todo lo contrario. Por respuesta acercó su boca a la cara de Raúl y empezó a besarle con ganas. La mano de Raúl viajó hasta su entrepierna y ella se abrió de piernas para facilitarle el acceso. Sus dedos se metieron en su tanga y comenzaron a penetrarla. Sin soltarse las bocas, Lucía se reclinó hacia atrás y Raúl aceleró el ritmo. La llevaba hasta el borde para parar y volver a empezar. Se estaba volviendo loca. Su mano agarró el miembro de Raúl duro como una piedra, y lo meneó.
Desde la puerta del salón, Patricia les observaba con Mikel detrás. La parte de abajo de Patricia había desaparecido. Mikel masajeaba sus tetas y ella le pajeaba frenéticamente con una mano y con la otra sujetaba la jarra de margaritas. Después de unos momentos salieron al patio. El sonido de la puerta alertó a Lucía y esta empujó a Raúl y se recompuso como pudo. Un mínimo pudor la avergonzó que la encontraran así. Respiraba profundamente y su coño lanzaba oleadas de placer. Patricia se inclinó para coger las copas de cada uno y rellenarlas. Raúl se rió cuando ella se inclinó de espaldas a ellos para darle la copa a Mikel que ya estaba dentro del agua. Un coño hermoso y depilado con los labios engrosados les saludó.
- Veo que has perdido la parte de abajo.
- Muy observador Raúl.- Bromeó y luego miró a Lucía.- Creo que eres la única con algo de ropa.
Lucía aceptó el reto. Se levantó dejando a Raúl con un primer plano de su hermoso culo que él adoraba. Deshizo los nudos de las finas tiras que mantenían su única prenda y la arrojó lejos también. Mikel miró su cuerpo desnudo con ojos hambrientos. Lucía pasó sus dedos rápidamente por su coñito depilado y le soltó una sonrisa traviesa, antes de sentarse al lado de Raúl.
Lucía dio unos sorbos a su margarita. Estaba a un punto de estar completamente borracha. Raúl volvió a acariciarle el coño despacio, jugando con ella. Por el rabillo del ojo notó movimiento en el agua al otro lado. Patricia estaba jugando con la polla de Mikel mientras se besaban apasionadamente. Lucía se dio cuenta que no había marcha atrás. Raúl guió su mano a su regazo y sus dedos rodearon su miembro. Definitivamente estaba enamorada pero de aquel trozo de carne. Se besaron como en las pelis porno, lamiéndose las lenguas por fuera de la boca.
Rompió su abrazo con Raúl para ver como Mikel salía del agua, su erección apuntando al aire, y se sentó en el borde de la piscina. Patricia se colocó entre sus piernas abiertas. Lucía y Raúl vieron como Patricia ponía la polla de Mikel entre sus tetas, frotandola entre esas maravillosas montañas de carne y a la vez lamía la punta cuando asomaba. Después paró para darle un lenta y sensual mamada. Su cabeza subía y bajaba con facilidad en ese trozo de carne.
Raúl sonrió, mirando directamente a Lucía y se levantó. La mirada de Lucía estaba fija viendo como Patricia chupaba la polla de Mikel. Había algo de voyeur que siempre la excitaba. Estaba hipnotizada en como los labios de Patricia rodeaban esa polla tan gruesa. Su trance se rompió cuando notó como el agua se movía a su alrededor. Raúl se había posicionado en el borde de la piscina, imitando a Mikel, sus piernas extendidas, su erección subiendo y bajando sola, brillando por el agua en las luces del atardecer que enmarcaba el patio. Mantenía una amplia sonrisa y una cara de expectación.
Cualquier prudencia que hubiera podido tener se fue por el desagüe. Se colocó entre las piernas de su amante. Aquella polla veinteañera era maravillosa. Quería chupársela tanto como él quería que se la chupara. Empezó lamiendo suavemente las gotas de agua que caían de su mástil y sus huevos. Usando la punta de su lengua, reunió las gotas una a una, recordando todas las veces que había limpiando el semén de ese mismo rabo. Escuchó como Raúl gemía de placer. Salpicó con más agua y repitió la operación, incluso lamiendo entre sus huevos y su culo. Lamió hacia arriba, recorriendo el tronco, mirándole a los ojos. Tomó aliento, abrió la boca y bajó su cabeza en la enorme polla de Raúl.
Se la había comido multitud de veces y se había convertido en una experta chupapollas. Acarició su clítoris mientras sonidos de disfrute salían de su boca repleta. Raúl tomó el control y sujetando su cabeza quieta, movió sus caderas, sacando sonidos de arcadas de Lucía. Siempre le había gustado esa posición sumisa cuando Raúl forzaba su gran polla en su garganta. Babeó ruidosamente cuando Raúl la llevó hasta casi la base. Debería haber sentido vergüenza de los sonidos con una pareja extraña al lado pero cada vez estaba más excitada.
Los hombres gemían casi al unísono cuando Mikel sugirió. - Vamos a cambiar. Patricia cariño, ¿por qué no se la chupas a Raúl así Lucía puede chuparmela a mí?
Lucía se quedó cortada. Hasta ahora todo había quedado en sexo con su amante habitual. Esperó a que Patricia hiciera el primer movimiento. Cuando se deslizó enfrente de Raúl, Lucía se movió para encarar a Mikel. Desde luego era inmensa por su grosor. La rodeó con una mano y se sorprendió que casi no podía abarcarla. Echó un poco de agua y lamió algunas gotas mientras le pajeaba. Entonces se inclinó y empezó a chupar. Lucía disfrutó con la sensación de un nuevo rabo en su boca. Era más gruesa que cualquiera que hubiera probado y tuvo que hacer un esfuerzo para ajustarla en su boca. Incluso rozó con los dientes un par de veces. Pero en cuanto se acostumbró cogió ritmo. Su lengua tenía poca libertad de movimiento y solo pudo subir y bajar la cabeza mientras salivaba lo que podía para facilitar la entrada y salida. Miró fugazmente a su derecha para ver que Patricia estaba dedicando también una impresionante mamada a Raúl. Como había hecho con ella, Raúl la agarró del pelo y se folló su boca.
Lucía se perdió en la lujuria de comerse ese rabo cuando de repente él le apartó la cabeza. Se sintió frustrada, quería seguir con ella en su boca e incluso hizo un intento con su boca de saborearla de nuevo. No obstante Mikel la dirigió hasta que Lucía estaba inclinada sobre el borde con él detrás. Lucía debería haberlo visto venir pensó cuando Mikel jugó con su punta en la entrada de su coño. Con un rápido empujón, la penetró y las paredes vaginales de Lucía se expandieron al límite. Ni siquiera había preguntado si quería que se la follara, simplemente se esperaba tras haber intercambiado las parejas. Le excitó aún más.
Mikel se la folló duro y rápido. Lucía se sostuvo con las manos en el suelo mojado al lado de la piscina tratando que los fuertes empellones no tiraran de cara al suelo. Miró hacia la otra pareja y una vez los habían imitado. Patricia estaba a cuatro patas con las piernas en la piscina y apoyada en el borde mientras Raúl le daba por detrás. El agua hacía ondas que salpicaban todo. Gruñidos y gemidos llenaron el aire de la noche, el sol se había puesto en algún momento. Las tetas de Patricia casi no se movían a pesar de la intensa follada de Raúl, prueba de que eran falsas. Mikel agarró la coleta de Lucía, arqueando su espalda, mientras se la follaba aún más fuerte. Cuando sintió que el orgasmo la alcanzaba, Mikel se rió.
- Mira Raúl. A tu golfa le gusta una nueva polla dentro de ella. ¿Te gusta mi polla en tu coño guarra?
A Lucía no le importaron las palabras sucias o humillantes. Un segundo orgamo había seguido inmediatamente al segundo.
- Joder sí, adoro tu enorme polla destrozando mi coñito. Es tan buenooooo, jooodderrrr. ¡Fóllame más fuerte cabrón, fóllame más fuertteeee! Joder, Raúl es increíble.
Su segundo orgasmo llevó al límite a Mikel que soltó una enorme cantidad de semén dentro de ellas. Mikel pensó que había algo especial en joder una tía delante de la pareja de ella, o lo que podía ser su pareja. Le hacía sentirse importante hacer que una mujer comprometida ansiara su polla. Siguió metiéndola hasta notar que sus huevos estaban vacíos.
Oyendo como se corrían, Patricia y Raúl tuvieron la misma reacción y consiguieron correrse casi a la vez. Patricia que había disfrutado de la polla joven, exclamó extasiada cuando el semental se corrió como un caballo dentro de ella. Después de recuperar el aliento, los cuatro se derrumbaron en la piscina. Patricia fue a la cocina y regresó con un porro. Tras meterse otra vez en las piscina, lo encendió y comenzó a pasarlo.
Hacía mucho que Lucía no fumaba y se le subió enseguida . Una sensación de placidez y euforia a la vez la invadió y se hundió un poco más en el agua. Mientras se relajaban Mikel contó una historia de dos de sus novias a las que les gustaba compartir la marihuana. Una daba una profunda calada y luego expulsaba el humo en la boca de la otra.
- ¿Quieres decir así?
Patrica aspiró profundamente y se inclinó sobre Lucía para cubrir su boca con sus labios. Lucía se dejó llevar y sacó su lengua entre el humo. Se entrelazó con la de Patricia y fue in crescendo hasta un beso cada vez más largo. Mikel y Raúl siguieron pasándose el porro y las mujeres morreándose, sabiendo que estaban poniéndoles cachondos. El beso pasó a chuparse los pezones y a meter los dedos en el coño de la otra. Lucía no tenía pensamientos muy coherentes pero no le importaba. Sus sesiones lésbicas con Laura la habían hecho desear a otras mujeres. Los dos hombres simplemente miraban en silencio, disfrutando del show.
Lucía tenía un subidón por el alcohol y la marihuana y eso la ponía aún más cachonda y llena de pura lujuria sexual. Cuando Patricia le pidió que se sentara en el borde de la piscina obedeció sin pensarlo. Patricia se puso de rodilla en el banco enfrente de ella e hizo que Lucía se inclinara hacia delante para besarla a la par que acariciaba sus tetas. Después recorrió con su lengua el cuerpo de Lucía para lamer brevemente sus pezones y seguir su camino hasta sus piernas. Lucía se echó hacia atrás para darle mejor acceso a su coño. Enseguida la lamió y se la folló con los dedos bajo la mirada atenta de Mikel y Raúl. Estaban callados por miedo a interrumpir el espectáculo y se acariciaban lentamente.
Lucía se retorcía de placer. Los dedos de Patricia habían encontrado su punto G en el interior de su vágina y era toda una experta en estimular su clítoris con la punta de lengua. Lucía enredó sus dedos en el pelo de Patricia y mantuvo su cabeza contra su pelvis mientras se corría por tercera vez esa noche. Cuando Patricia levantó la cabeza, su cara brillaba por los fluidos de su corrida. La miró y sonrió sabiendo lo que había disfrutado. Patricia se levantó y se sentó a su lado. Cuando se abrió de piernas, Lucía sabía que esperaba que le devolviera el favor. Se había olvidado de Raúl y Mikel. Ocupó el lugar entre los muslos de Patricia. Agarró las tetas de Patricia y la besó, saboreando el sabor de su propio coño en sus labios. Después se deslizó hacia abajo.
Miró ese coño jugoso y brillante de grandes labios y se lanzó a por él para penetrarlo con su lengua y la giró furiosamente. Sabía diferente a su amiga Laura y ella misma, los dos únicos coños que podía decir haber probado. Sustituyó su lengua con tres dedos y le dedicó la atención de su lengua a su botón del placer que estaba inflamado por la excitación. Patricia movía sensualmente las caderas acompañando la boca de Lucía. Esta pensó de nuevo en sus sesiones con Laura que la habían preparado para esto. Patricia encadenó dos orgasmos antes de que Lucía levantase la cara. Se encontró con las caras sonrientes de Raúl y Mikel que sostenían dos erecciones impresionantes en sus manos. Se había olvidado completamente de ellos.
- Quizás deberíamos seguir la fiesta dentro.- sugirió Mikel.
Se secaron rápidamente con unas toallas y siguieron, todos completamente desnudos, a Mikel hasta el sótano. La zona de entretenimiento era exactamente eso. Mikel la había acondicionado con una barra de bar con varios taburetes, una enorme pantalla plana, una mesa de billar, un gran sofá de secciones y más trofeos de caza. Nada más bajar Mikel se acercó por detrás a Lucía y empezó a acariciarle todo el cuerpo desde detrás. Lucía sentía su enorme miembro aplastado entre sus cuerpos. Ella alargó una mano y empezó a bombearlo. Raúl y Patricia estaban cara a cara y enzarzados en un duelo de saliva. Él tenía tres dedos dentro de ella y ella también le masturbaba. Siguieron tocándose y cambiaron de pareja un par de veces. El ambiente estaba a punto de explotar. Mikel tiró de los respaldos del sofá y lo convirtió en una cama. Hizo que las dos mujeres se pusieran a cuatro patas sobre ella con las manos en el borde, una junto a la otra. y las caras apuntando hacia el exterior. Paul y Mikel se pusieron a su altura y dejaron que se las chuparan. Ellas mantenían las manos en el mueble y movían todo el cuerpo alante y atrás para la mamada. Ellos les sostenían la coronilla y movían sus caderas al mismo ritmo. Paul y Mikel cambiaban según les apetecía.
Cuando se cansaron las hicieron girarse pero todavía a cuatro patas. Lucía giró la cabeza y vio que era Mikel el que estaba a punto de penetrarla de nuevo mientras que Raúl hacía lo mismo con Patrica. Se las metieron casi a la vez y sujetándolas por la cintura aceleraron el ritmo. Lucía estaba en el séptimo cielo. Raúl y Mikel iban cambiando y ya no estaba segura de quien era el responsable de su última corrida. Su coño ya casi no les distinguía por los tamaños porque su interior era un cúmulo de dolor y placer. Estaba casi segura que era Mikel el que la azotaba en el culo, Raúl nunca lo había hecho, pero no sabía si él se había dejado llevar por la euforia. A su lado Patricia gemía y gritaba obscenidades. A Lucía le ponía aún más tener a otra mujer siendo follada a su lado a la vez que la follaban a ella. En los tríos con Laura solo una era penetrada.
Mikel volvió a agarrarla del pelo y hacerla arquear la espalda para darle más duro. A la vez sus dedos jugaron con la entrada de su culo. Lucía sabía lo que se le venía encima. Mikel salió de ella y fue hasta la barra del bar de donde sacó una botella de alguna loción. A su lado Patricia sudaba y gritaba como una loca y Raúl se la metía sin misericordia. Volvió a la realidad cuando Mikel usó la loción para lubricarle el ano y apretó la punta contra su agujero rosado.
Lucía apretó los labios. Era demasiado ancha, no había forma de que entrara. Mikel no era paciente. La agarró por la cintura y no la dejó tiempo para ir aclimatándose. Una vez que la punta estaba dentro la clavó de un solo golpe. Lucía gritó ‘joder’ pero de puro dolor. Patricia y Raúl pararon un momento para ver como Mikel poseía ese culo con un ritmo cada vez má rápido. Patricia le susurró algo al oído y este sonrió. Raúl se tumbó en la cama y entonces ellos maniobraron para colocarla encima de él sin que Mikel saliera.
La bajaron hasta que también Raúl estaba dentro de ella en su coño. Mikel continuó entrando y saliendo de su culo. Era la segunda doble penetración que experimentaba en su vida.Se corrió enseguida y se dio cuenta de que iba a tener otro. Sus ojos se volvieron hacia arriba cuando varios orgasmos múltiples la recorrieron. Después de un rato que se le hizo eterno le dieron un descanso para follarse a Patricia de la misma forma. Solo que esta vez Raúl estaba en su culo con ella cabalgando en la postura de la vaquera inversa y Mikel dentro de su coño. Lucía estaba apenas consciente mientras registraba los tres cuerpos encadenados y brillantes de sudor. Sin embargo los dos hombres parecían no cansarse y pasaron un par de horas en varias posturas y siempre parecía haber una polla dentro de alguno de los agujeros de Patricia o Lucía.
Lucía estaba segura de que Mikel había tomado alguna pastilla para ayudarse y casi convencida de que Raúl también porque nunca había alcanzado un récord de duración igual. En un momento, ella y Patricia acabaron en un 69 cada una lamiendo semén del interior de la otra y Raúl y Mikel aún duros mientras las miraban. Además cuanto más follaban y se corrían, más aguantaban ellos y tenían que esforzarse aún más. Lucía había perdido la cuenta de las veces que se había corrido pero podía asegurar que era la mejor experiencia sexual de su vida.
Cuando finalmente dieron la noche por terminada, era bien entrada la madrugada. Patricia y Lucía estaban totalmente cubiertas de semén,en sus cara y sus pechos cuando ellos se habían pajeado sobre ellas. Sus culos y sus coños rezumaban con el líquido blanco disparado en su interior. Decidieron quedarse a dormir. Mikel les enseñó su cuarto y tras ducharse se quedó dormida mientras Raúl se daba una ducha él solo.
Lucía se despertó a la mañana siguiente con el olor de café, bacón y huevos a través de la puerta abierta. Raúl no estaba en la cama. Miró su móvil y vio que eran pasadas las doce. No tenía la resaca que se esperaba pero sí estaba aún un poco groggy. Se levantó y tras ir al baño recordó que sus ropas estaban en la habitación principal donde se había cambiado el día anterior. Su culo y su coño emitían un dolor sordo pero también un recuerdo del placer de la noche anterior. No se decidía a bajar desnuda. Supuso que no importaba pero si todos estaban vestidos le daba vergüenza. Optó por envolverse en una toalla de baño y bajó las escaleras.
Patricia y Raúl estaban sentados en la mesa de la cocina. Mikel hacía el desayuno. Todos estaban desnudos menos Mikel que tenía un delantal de cocina. A Lucía le hizo gracia. Ninguno parecía incómodo. Lucía dio los buenos días y se sentó a la mesa para tomarse una muy necesaria taza de café. La conversación fue casual mientras Mikel servía huevos y bacon para todos y se sentaba para desayunar. Patricia sonrió.
- Sois una pareja encantadora. Espero que os lo pasarais bien ayer. Mikel y yo os puedo asegurar que lo hicimos.
- Seguro que lo hicimos.- Sonrió Raúl.
Lucía asintió, casi avergonzada. Ni siquiera habían hablado del trabajo y ahora se arrepentía un poco de la noche anterior. No sabía si tendría que verle todos los días y recordar aquella noche. Se levantó para coger más café y jugando, Patricia tiró de una esquina de su toalla para dejarla desnuda. Lucía trató de cubrirse con los brazos y Raúl se rió.
- Vamos Lucía creo que es un poco tarde para ser pudorosa.
Lucía estaba un poco incómoda pero Raúl tenía razón. Después de todo, había practicado todo tipo de sexo con los tres integrantes de la habitación. Cuando terminaron de desayunar y apuraban sus cafés, Lucía comentó que quizás era hora de irse a casa. Notó entonces como Mikel acariciaba su muslo y vio que Patricia acercaba su mano a la polla flácida de Raúl para meneársela. Pronto Raúl estaba empalmado en toda su gloria. La mano de Mikel se había deslizado hasta su entrepierna y ahora frotaba su coño.
- ¿Qué prisa hay?. Hay tiempo para un poco más de diversión. ¿No crees Raúl?
Por toda respuesta Raúl gruñó y echó la cabeza hacia atrás disfrutando de la mano de Patricia. Está paró para dejar caer desde su boca un abundante goterón de saliva sobre la punta y utilizarlo como lubricante. Mikel cogió la mano de Lucía y la llevó hacia su miembro. Con un suspiro Lucía se retorció un poco. Mikel ya tenía cuatro dedos dentro de ella y estaba mojada y cachonda otra vez. Mirando fijamente a Mikel separó la mano de su miembro y se lamió la palma para humedecerla. Después volvió a masturbarle. Cuando le tuvo totalmente duro se levantó e hizo que Lucía lo hiciera y se inclinara en la mesa, dándole la espalda, con el culo en pompa. Patrica la imitó y se quedaron cara a cara. Tanto Rául como Mikel se pusieron detrás de ellas y se las follaron de un golpe. Con ellas apoyadas en la mesa, los dos hombres volvieron a turnarse para disfrutar de cada uno de esos coños. Patricia y Lucía se miraban excitadas entre gemidos e identificaron cuando la otra se corría. Mikel empujaba la cabeza que tuviera delante para obligarlas a besarse mientras que Raúl había decidido inclinarse para pellizcar sus pezones y jugar con los pechos de su pareja del momento. Mikel empezó a jadear más fuerte. Salió de ella y cogiéndola del pelo la giró e hizo ponerse de rodillas. Acercó su miembro a su cara y se la ofreció sujetándola por la base.
- Quiero correrme en esa carita. Lameme.
Lucía sacó la lengua y le dio unas rápidas lamidas en la zona sensible justo debajo de la zona del pene. Mikel gruñó y gruesos goterones de semén le cubrieron la cara. Al otro lado de la mesa, Patricia estaba también de rodillas y chupaba a Raúl. Este cuando sintió que iba a correrse la sujetó por la cabeza y empujó para que su miembro llegara a su garganta donde empezó a descargar. Se retiró un poco y mantuvo la punta dentro de la boca de Patricia que succionó con fuerza para exprimir hasta la última gota.
Las fuerzas no daban para más después de la noche anterior. Los cuatro se miraron y se echaron a reír. Lucía fue al baño para ducharse y recoger su ropa. Después de un poco más de charla Raúl y Lucía se despidieron asegurando que volverían en cuanto volvieran a invitarles. Mikel dijo a Lucía que en un par de día la llamarían de su oficina.