Raúl y Marc 5: Gangbang a una divorciada

Raúl y Marc, junto con otros dos amigos, conceden el deseo de una orgía de una cuarentona divorciada

Quinto relato sobre los amigos Raúl y Marc. Podéis encontrar en mi perfil el resto de relatos. Se agradece cualquier feedback, crítica o sugerencia

Marta salió de la ducha y se miró desnuda en el espejo de cuerpo entero de su dormitorio. Sus manos se acariciaban el estómago aún plano a sus 40 años gracias a las horas de running. Divorciada hace un par de meses, no había tenido niños y sus pechos se habían caído un poco pero aún se mantenían en su sitio, un pelín grandes, en forma de gotas y separados entre sí. Se giró un poco y admiró su culo, sabía que era un poco grande pero ahora parecía estar de moda. Ahora se depilaba entera y aún le llamaba la atención. Se había casado muy joven y solo había tenido sexo con su marido y cada año menos. Pero con los 40 y el divorcio se había dado cuenta que aún tenía deseos sexuales.

Una de sus amigas casadas pero infiel le había recomendado disfrutar todo lo que pudiera. Con jóvenes mejor. Marta dudaba que un veinteañero le apeteciera acostarse con ella pero su amiga, Diana, le había dado el consejo de puta en la cama y señorita en la calle. Aseguraba que era una de las fantasías de los jóvenes hoy en día, hacerlo con una cougar o milf.

Gracias a una aplicación de ligue, Diana tenía sexo regularmente con Marc un veinteañero esculpido en gimnasio. Incluso había tenido tríos con un amigo de él. Marta no le atraían los juegos de rol que Diana practicaba con sus conquistas pero sí el sexo con más de un hombre. La idea de varios cuerpos poseyendola la ponían húmeda al momento. Por mediación de Diana había chateado con Marc un par de veces e incluso una tórrida videollamada. Por fin esta noche habían quedado y Marta le había propuesto traer algún amigo. No sabía si arrepentirse pero había seguido adelante. Siguiendo los consejos de Diana se había practicado un enema y jugueteado con su consolador para preparar su ano, algo que solo hacía en ocasiones especiales.

Miró la cama y empezó a vestirse. Escogió un conjunto de lencería rojo que siempre volvía loco a su exmarido y un vestido ajustado del mismo color. Miró el reloj pero aún quedaba una media hora así que decidió beberse una copa de vino para relajarse.

Marc, Raúl, Javier y David se bajaron del coche y se acercaron a la puerta del chalet donde habían quedado con Marta. Raúl miró a Marc y reconoció que aunque estaba nervioso la idea le ponía y mucho. Había compartido más de una tía con Marc, entre ellas Lucía la treinteañera con la que ahora más o menos compartía su vida. Lucía había venido a la ciudad para una boda donde había conocido a los dos amigos. Tras una noche de sexo intenso , Lucía había alargado las vacaciones y finalmente se había mudado a la ciudad. Esta noche dormía con Laura, una compañera de Marc y Raúl del gimnasio que también había compartido cama con Lucía y Raíl. Pero nunca había participado en un gangbang.

Marc era prácticamente un adicto al sexo y una de sus conquistas por internet, que también había compartido con Raúl, le había puesto en contacto con una madura dispuesta a satisfacer varios hombres. Javier y David eran conocidos de Marc, de la empresa de seguridad donde todos trabajaban aunque Raúl no había coincidido antes con ellos. Los dos eran algo mayores, rozaban la treintena, pero cumplían con las peticiones de la futura protagonista de la fiesta. Atractivos y en forma. Ellos sí habían tenido experiencia.

Marta se dio los últimos retoques antes de abrir la puerta. Quizás se había puesto demasiado maquillaje para ocultar sus arrugas. Su melena negra caía por sus hombros y dudaba si recogerla en un moño pero ya no había tiempo. Abrió la puerta y se humedeció de golpe. Marc y otros tres jóvenes la miraban con cara expectante. Marc pasó el primero. Era más guapo incluso en persona pero nada comparado con Raúl. Javier y David tampoco estaban nada mal. Con más músculos que los otros dos y una apariencia de ser más rudos. Lo que no era malo. Los cinco llegaron hasta el salón y se miraron incómodos un momento.

  • Bueno chicos ¿cómo estáis?.- Marta no sabía si ofrecerles unas copas

  • Mejor ahora que nos conocemos guapa.- Marc tomó la iniciativa.- ¿Verdad que está buena, tíos?

  • Joder, ya te digo.- David la recorría con los ojos de arriba abajo.

  • Unos ojos preciosos.- respondió un tanto cortado Raúl.

  • ¡Y menudo culo!- Javier se acercó por detrás y agarró a dos manos el trasero de Marta.

  • Prefiero sus tetas.- Marc se acercó por delante y empezó a masajear sus pechos

Ahí se quedan las copas, pensó Marta. Antes de darse cuenta siquiera, cuatro pares de manos ansiosas recorrían todo su cuerpo, moviendo su ropa para lograr acceso a la piel. Ella no se quedó corta. Bajó sus propias manos y empezó a frotar los dos primeros bultos que notó por encima de los vaqueros. Todos llevaban los mismos tipos de pantalón así que no podía saber quien disfrutaba de sus atenciones. Marc se acercó a ella y empezó a besarla. Nada de romanticismo. Su lengua invadió su boca y empezó a jugar dentro de ella. David a su derecha la cogió del pelo y le giró la cara para penetrarle también la boca con su lengua. Su vestido ya estaba por su cintura y los dedos de alguno de ellos habían encontrado su camino hasta su coño y su culo.

Marta los apartó con las manos hasta que la rodearon desde un par de pasos. Su vestido estaba arremangado en su cintura con sus pechos encerrados en su sujetador por encima y su tanga de encaje por debajo. Miró las formas que se dibujaban en la tela de los vaqueros. Con dos manos deslizó el vestido por sus piernas y se quedó en ropa interior. Les miró mordiéndose el labio inferior.

  • Quiero veros, desnudaros.

Los cuatro se quitaron rápidamente la ropa. Marta no se lo podía creer. Estaban muy buenos. Raúl y Marc con músculos bien definidos y depilados. Javier y David con mayor masa muscular, especialmente David que parecía a un paso del culturismo. Todos estaban por encima de la media. Marc, David y Javier con unas pollas hermosas, algo más corta la de David pero lo compensaba en grosor. Pero la de Raúl era otra cosa. Más de 20 centímetros seguro, se preguntaba si iba a poder con eso.

De nuevo se quedó en medio sin saber qué hacer. Marc volvió a tomar la iniciativa. Se arrodilló delante suya y mirándola a los ojos le bajó casi con delicadeza el tanga. Le separó la piernas y comenzó a lamerle la humedad que ya rezumaba de su interior. Marta alcanzó el cielo en ese momento. David se arrodilló por detrás y abrió sus nalgas. La punta de su lengua comenzó a rodear la entrada de su ano para luego entrar. Los dos la estaban follando por sus dos agujeros a la vez con la boca. Miró a Raúl y Javier allí quietos. Siempre la había excitado pensar en hombre masturbandose.

  • Menead esas pollas.

Los dos empezaron a bombear esos preciosos rabos mientras la miraban a la cara. Marta notó como el orgasmo la recorría entera y sus manos agarraron el pelo de las cabezas que le estaban dando placer. El placer la invadió mientras apretaba sus cara contra su pelvis. Los dos se separaron y se pusieron en pie. Marta estaba dispuesta a devolverles el favor así que ahora fue ella la que se puso de rodillas. Su boca se acercó al miembro de Marc y la envolvió. Apoyó las manos en su cadera y le acercó. Sus labios empezaron a disfrutar con las sensaciones palpitantes que le transmitían ese pedazo de carne. Javier se acercó y quitó una de las manos de la cadera de Marc. Acercó su miembro a su cara y Marta creyó que quería que se la chupara a él. Pero siguió acercándose sin darle tiempo a soltar a Marc. Este se retiró un poco para hacer espacio. Marta comprendió lo que pretendían. Juntándose lo más posible, Javier metió la punta de su miembro en la boca aún ocupada. La boca de Marta se expandió con las mejillas infladas. Los dos miembros parecía que la iban a reventar. No tenía espacio de maniobra. Entonces Marc la sujetó por la coronilla y empezó a mover las caderas lentamente. Javier cogió el ritmo. Cuando uno casi salía el otro entraba. Con cuidado, atentos a sus dientes. Los dos le estaban follando la cara.

  • Joder que bien. Chupalas, cariño. Como una profesional.

A Javier y Marc les excitaba rozar sus pollas dentro de la boca de Marta pero ella no tenía mucho margen de movimiento. Javier se retiró y ella alargó una mano para pajearle. Extendía su saliva mientras Marc seguía con sus empellones. Llegó hasta su garganta y siguió. Sus huevos rozaron su barbilla mientras hacía sonidos de arcadas. Marc la mantuvo y luego retiró su rabo despacio. Con gruesos goterones de saliva. Marta los extendió con una mano mientras pasaba a darle el mismo tratamiento a Javier.

Unas manos la cogieron de la cintura y la incorporaron. Seguía alternando entre Javier y Marc pero ahora estaba doblada en ele con su culo en pompa. Las mismas manos empezaron a sobar su precioso culo. Las manos regresaron hasta su coño y notó como tres dedos entraban en su interior caliente. Duró poco y notó como la punta de una polla jugaba con sus resbaladizos labios inferiores. Por el rabillo del ojo vio como Raúl seguía pajeándose mirando el espectáculo. Así que debía ser David. La agarró de la cintura y de un golpe se la metió. Su anchura llenaba y daba de sí su interior. Hubiera gritado de placer pero tenía la boca llena.

  • Joder, qué coñito más estrecho.

David empezó a coger ritmo y a metersela cada vez más rápido. Raúl se había cansado de esperar y se había colocado al lado de Marc. Marta seguía mamandosela y a la vez alargó los brazos para masturbar a Javier y Raúl. Al menos lo mejor que podía porque su cuerpo era guiado por los empujones que recibía por detrás. Un segundo orgamo la envolvió de nuevo pero David no paró.

Marc se retiró y Raúl ocupó su sitio. Marta miró aquella monstruosidad. No estaba segura de poder comerse todo aquello. Raúl no le dejó pensarlo. Su mano se envolvió en su pelo y la guió hasta la punta, donde ya rezumaba el líquido preseminal. Su lengua recorrió su apertura rápidamente y la recogió. Raúl siguió empujando y la boca de Marta empezó a extenderse tanto como su coño. Estaba totalmente empalada. Sus mejillas notaron cada vena hasta que la sintió en la garganta. Raúl continuó hasta que su nariz llegó hasta su pelvis.

  • GAWK, ARRH, GAAAKKK- Eran los únicos sonidos que salían de Marta.

La polla de David chocaba casi dolorosamente contra su punto g. Raúl y él habían encontrado un ritmo. Uno salía y el otro entraba. Marta dejó de bombear a Javier y Marc y utilizó sus pollas como punto de apoyo mientras un tercer y aún mayor orgasmo la hizo estremecerse. Cuando terminó, dejó que la polla de Raúl, reluciente de saliva saliera mientras David la sacaba empapada de sus flujos.

  • Joder, chicos.- exclamó entre jadeos mientras miraba el circulo de carne que los rodeaba.- No perdéis el tiempo.

  • Vamos tíos.- dijo Marc.- Pongamos a la señora en un lugar más cómodo.

Marc la cogió de la mano y la llevó hasta el sofá. Javier se había adelantado y estaba tumbado en él. Su polla mirando al cielo. Marta se quitó el sujetador, única prenda que le quedaba y se subió al mueble. Poniendo ambas rodillas a los lados de sus piernas, se puso a horcajadas y le agarró por la base. Tras frotar la punta unos momentos se la metió de golpe.

  • Joodderrr.- exclamó y comenzó a subir y bajar en su mastil.

  • Coño, mira que tetas.

Los otros tres miraban extasiados como sus pechos se movían circularmente con cada bote. Marc cogió sus pantalones del suelo y sacó un pequeño bote de lubricante, Empezó a embadurnarse la polla y se acercó al sofá. Marta comprendió cuando Javier la sujetó por el culo y abrió sus nalgas. Marc extendió un generoso chorreón del lubricante en su ano y sus dedos empezaron a jugar con su abertura dilatándola. Se mordió el labio nerviosa. Se había preparado para anal pero una doble penetración quizás fuera demasiado. Al menos era con los dos menos dotados. Cuando Marc estuvo satisfecho se subió también al sofá y la penetró analmente.

  • Joooderrr.- volvió a exclamar Marta cuando el segundo trozo de carne estuvo dentro de ella. Nunca se había sentido tan repleta.

Javier y Marc ajustaron sus empellones para darle mayor placer. Sentían como Marta se hacía más estrecha y solo una fina membrana les separaba. Marta encadenó orgamos sin preocuparse ya de llevar la cuenta. Su maquillaje hacía tiempo que se había echado a perder. Sus ojos derramaban lágrimas negras de placer por el rimel. El sudor hacía brillar su cuerpo y melena se pegaba a su cara. Jaiver y Marc también sudaban entre jadeos y su sudor se mezclaba.

El sofá era muy amplio y Raúl y David se subieron a él con los pies a ambos lados de la cabeza de David. Marta sonrió a los hermosos rabos que le apuntaban a la cara. Engulló la de David y saboreó el sabor dulzón de su propia corrida. Al poco chupó la de Raúl para volver a la de David. No se podía creer que cuatro pollas estuvieran rellenando todos sus agujeros. El olor del sexo, la sensación de pieles resbaladizas y la sensación de plenitud la estaban volviendo loca.

Tras un nuevo orgasmo, los chicos se desencajaron de ella. David se sentó en el sofá y la guió para que se colocara de espaldas a ella. Hizo que subiera los pies al sofá y que se sentara en su pelvis. Su miembro se encontró en la punta de su ano. Menos mal que no había sido el primero. Con un poco de dificultad, David estuvo dentro de ella y la espalda de Marta apoyada en el torso de David. Raúl maniobró hasta colocarse delante de ella y abrió y levantó sus piernas. No se anduvo con miramiento y antes de que se diera cuenta le había introducido esa maravilla. Raúl agarró sus tetas y empezó a pellizcar sus pezones. La polla de Raúl se aplastaba contra su punto g y le golpeaba la entrada del útero. Marc y Javier se subieron y se sentaron en el respaldo. Los huevos de ambos quedaban a la altura de su cara. Empezó a lamerlos y meterselos en la boca a la par que bombeaba sus mástiles. Marc se cansó pronto y se la metió en la boca. Marta pensó divertida que el lubricante era sabor a cereza, todo un detalle después de que hubiera estado en su culo.

Tras correrse nuevo, notó que las pollas que estaban destrozándolas no iban a aguantar mucho más. No quería que se corrieran dentro de ella.

  • ¿Queréis correros en mis tetas?

Los cuatro soltaron gruñidos de afirmación. Salieron de ella que se deslizó del sofá para ponerse de rodillas en el suelo. La rodearon mientras sus manos se deslizaban a un ritmo frenético en sus rabos. Primero Javier empezó a descargar gruesos chorreones de semén que aterrizaron en su cara. Le siguió David en sus pechos y luego Marc y Raúl. Durante unos segundos todos estaban duchandola en su leche. Desde la frente a sus pezones, Marta estaba llena de sus fluidos. Cubierta de su lefa les miró sonriendo. Raúl seguía duro y los tres no se habían desinflado del todo. Marta les miró interesada.

  • Creo que no he acabado con vosotros. ¿Alguno quiere otro round?

Marta estaba en el aire encajada entre David y Javier, ambos de pie. Los músculos de ambos se marcaban mientras la sujetaban en el aire por las piernas y la cintura. La levantaban y la dejan caer empalada entre sus dos pollas. Marta rodeaba con los brazos el cuello de David que estaba frente a ella y con su miembro en el coñito. Sentados en el sofá, Raúl y Marc se acariciaban mientras se preparaban para su turno o se recuperaban del anterior. No sabían muy bien cómo. Los cuatro amigos habían vuelto a correrse pero Marta no parecía dispuesta a parar.

Marta estaba dolorida en todos sus agujeros pero las oleadas de placer desterraban cualquier sensación de incomodidad. No sabía cuánto tiempo habían estado reventandola. Al menos una hora, quizás dos,  en una espiral de lujuria pero no estaba dispuesta a parar.  Los chicos se la turnaban en parejas para descansar y poder continuar con la fiesta en todas las posturas imaginables. Su cuerpo brillaba por el sudor y las corridas que habían caido sobre ella. Alguno de los chicos habían grabado con sus móviles pero ella estaba más allá.

Aún temblando por su último orgasmo, los chicos la bajaron. Sabían que era el último polvo y estaban dispuesto a aprovecharlo. Marc se tumbó en el suelo y le hizo gestos. Marta lo cabalgó y dejó que su polla volviera a llenarla. David y Raúl se colocaron delante de ella con sus pelvis a la altura de su boca. Marta se relamió.

  • Uhhhmmm ¿cuál escoger?

  • Por qué no ambas?

Raúl miró con cara de inquietud a David. Más de algún roce normal en la orgía no había frotado su polla con la de otro nunca. Pero Marta ya les había agarrado y les guiaba hacia sus labios. Obligándoles a juntarse se metió las dos pollas en el boca. Sus mejillas estaban a punto de reventar. Solo entraban las puntas. Raúl pensó que si no era como una mamada normal era muy excitante. La cara deformada de Marta y sus ojos llorosos mirándoles por encima de sus pollas  le llevaba al límite.

Javier se había puesto en posición detrás de Marta que se preparaba para una nueva doble penetración. Pero sus ojos se agrandaron en sorpresa cuando notó que esa no era la idea. Javier estaba intentando entrar en su coño ya ocupado por Marc. Este paró y dejó que Javier hiciera más presión. Aunque parecía imposible pronto estaban los dos dentro de su coño húmedo. Marta no  podía moverse, solo podía disfrutar cuando un orgasmo tras otro la recorría. Marc se reía.

  • ¿Te gusta eh guarra?

Cuatro pollas en dos agujeros. Marta no estaba segura de si podría volver andar recto. Menos mal que aquello no podía durar mucho más. David salió de su boca y se corrió en sus tetas. Raúl le sujetó la cabeza y se desparrarmó dentro de su garganta y entre las comisuras de sus labios. Marc y Javier solo tuvieron tiempo de salir antes de manchar su pelvis con su leche. Los cinco se quedaron desnudos y jadeando. Marta les miró derrumbada en el suelo.

  • ¿A la misma hora la próxima semana?