Raúl, mi primo el pastor

Un viaje al pueblo de mi infancia, una nevada y una noche de sexo algo guarro con mi primo el pastor.

Hacía tiempo que no visitaba a mi familia del pueblo. Llegué sobre las tres de la tarde, fui directo a casa de mis tíos, allí encontré a mi tía Julia y a su marido.

  • Hijo que alegría pasa, que enseguida te hago algo de comer.
  • Gracias, tía , la verdad es que cualquier cosa me servirá
  • Has elegido mal día, anuncian nieve y ya sabes que cuando nieva aquí nos quedamos incomunicados
  • Tranquila, sólo quería haceros una visita y marcho de nuevo a casa. ¿Por cierto, dónde está Raúl?

Raúl era mi primo, tenía 5 años más que yo y cuando éramos chavales pasamos los veranos juntos. Él fue quien me enseñó a hacerme pajas. Tenía una buena tranca en aquel entonces.

  • Donde va a estar con el ganado en el monte, lleva ya 6 días, hoy creo que dormirá en la cabaña cerca del molino, está preparando quesos. Nos llamó ayer con el móvil.
  • ¿Tiene móvil Raúl?
  • Claro, ¿y tu qué te creías que sólo en la capital tenéis móvil?, dijo mi tío Santiago.
  • Perdona , tío, no lo sabía, me parece muy bien, así siempre puede estar en contacto con vosotros y eso es genial
  • Pues sí, hijo es genial- dijo tía Julia.

Después de comer, pregunté a tía Julia.

  • ¿La cabaña del molino es la que está cerca del río, verdad?
  • Sí, esa es, ¿piensas ir a ver a tu primo?
  • Sí, viene de camino y haré un alto para saludarle
  • Te cuidado hijo, ya te he dicho que va a nevar y cuanto antes salgas del valle mejor
  • Tranquila tía

Pasé un rato más con mis tíos y me dispuse a salir. Recorrí con mi coche el valle que de pequeño había sido mi lugar de vacaciones y llegué al puente del molino y allí me desvié hacia la cabaña que estaba a unos 5 kilómetros. Me apetecía ver a Raúl.

Eran cerca de las 6 de tarde y vi humo que salía de la chimenea de la cabaña, seguro que Raúl estaba preparando todo para hacer esos quesos de oveja tan ricos que él sabía hacer.

Al oír el ruido del motor, Raúl salió pues los perros empezaron a ladrar.

  • Vaya, pero si es mi primo el de la capi, ¿te has perdido?

Baje del coche, nos abrazamos y le dije:

  • No, vine a veros y tus padres me dijeron que estabas aquí, y como ya me iba y me venía de camino quise saludarte
  • Gracias primo, pasa un momento y bebe un poco de leche fresca de oveja
  • Pero poco rato, me han dicho que va a nevar
  • Sí eso parece, pero creo que tardará un poco.

Entre en la cabaña y olía a leche y requesón, el fuego estaba encendido y hacía calor. Había un camastro donde se notaba que había estado Raúl durmiendo un rato. Las sábanas estaban arrugadas y sobre ellas había un trapo húmedo, que indicaba que Raúl se había estado haciendo una paja poco antes de llegar yo. Él lo recogió y se sonrió,

  • Ya sabes, algunas necesidades cuando estás solo, pues
  • No pasa nada primito, ¿dónde está esa leche de oveja tan rica a la que me invitabas?

Raúl me sirvió un vaso, estaba riquísima.

  • ¿No has penado nunca en dejar el valle?
  • Sí, muchas veces, pero mi padre ahora no puede salir con las ovejas, y no puedo dejarlos solos
  • Bueno, pero al menos saldrás de vez en cuando y conocerás alguna chica con la que desahogarte un poco
  • No creas, suelo salir una vez al mes al pueblo de más arriba, aunque chicas no creas que hay muchas, pero bueno algún desahogo que otro tengo. Aunque no muchos, el olor que desprendo al estar con el ganado no me lo quito ni con 6 duchas y eso no las atrae
  • Pues no hueles tan mal, eso seguro que serán imaginaciones tuyas

En eso sonó el teléfono, era mi tía, Raúl estuvo hablando con ella.

  • Parece que tendrás que pasar aquí la noche, mi madre dice que la carretera está cortada por la nieve 10 km abajo, en el puerto. La tormenta viene hacia aquí.
  • Bueno no pasa nada, si a ti no te importa.
  • ¿Qué dices?. Siempre dormíamos juntos ¿No te acuerdas?
  • Sí aunque ya hace muchos años de eso.
  • Tranquilo primo, cabemos los dos de sobra. Lo único que espero que mi olor no te moleste llevo varios días sin ducharme. Hasta que no llegue a casa, ya sabes.
  • No pasa nada Raúl no soy tan tiquismiquis
  • ¿Me ayudas?, estoy acabando estos quesos
  • Claro ¿que tengo que hacer?
  • Sujeto esto, voy a mezclar el requesón con un poco de leche y enseguida lo colocamos en el molde

Terminamos de hacer los quesos, ya era de noche y la nieve ya había empezado a cuajar. El la cabaña hacía calor. Raúl preparó algo de cenar y después sacó un poco de orujo que sirvió en los vasos. Tras tomar el orujo nos fuimos hacia la cama. Yo me quedé en ropa interior y con la sudadera, mi primo me dijo:

  • Puedes quitarte la sudadera, aquí con esta lumbre y las pieles que tengo ahí vas a pasar calor, yo solo duermo en calzones, y a veces incluso desnudo
  • Te haré caso, .me quité la sudadera y la camiseta y me quede en boxer.

Mi primo empezó a desnudarse y pude ver su cuerpo velludo, se quedó en calzones que en su tiempo fueron blancos pues ahora parecían más amarillos o parduzcos. Al verlo mi polla empezó a reaccionar y se puso morcillota. Él la vio crecer y dijo:

  • Vaya parece que se has despertado tu herramienta
  • Bueno, verás creo que el orujo tiene algo que ver
  • Ja, ja, ja, primo, el orujo y lo que estabas mirando, son mis calzones o lo de dentro.
  • La verdad, Raúl las dos cosas, quieres que te confiese algo. Esos calzones me ponen mucho.
  • Vaya primito te va los calzones sucios
  • Si, en ellos seguro que hay miles de olores tuyos que me gustaría conocer. Seguro que en ellos encuentro restos de sudor, de orina, de lefadas y hasta de cagadas
  • Pues si, llevo varios días fuera y ya sabes. ¿Quieres olerlos?
  • Me muero por olerlos

Raúl se los quitó y me los dio, entonces pude ver su verga casi erecta llena de pelos y esos huevazos enromes que tenía. Tomé los calzones y me los acerqué a la nariz, absorbí aquellos olores que desprendían y mi polla se puso a cien.

  • ¿Puedo oler otra cosa?- dije
  • Soy todo tuyo

Acerqué mi nariz a sus huevos que desprendían un olor fuerte, una mezcla de sudor, orín, lefa, era fuerte y penetrante.

  • ¿Quiero comerte entero Raúl?
  • Soy todo tuyo primo, haz lo que quieras
  • Túmbate

Raúl se tumbo en la cama, yo me quite el boxer, mi polla estaba húmeda y a mil. Empecé por besarle en la boca. Nuestras lenguas empezaron a jugar, quería saborear ese cuerpo entero, su olor me atraía como nadie me había atraído nunca. Mi lenga empezó a lamer los lóbulos de sus orejas, la comisura de sus labios, levanté uno de sus brazos, aspiré el olor de su axila y mi lengua lamió sus pelos, mi primo cerraba los ojos de placer. Lamí su cuello y su barbilla sin afeitar y fui a la otra axila, repetí el ritual.

Mi primo me agarró y me besó de nuevo en la boca mientras me susurraba, - me estás matando primo, sigue por favor.

Baje a sus pezones peludos, los besé., los lamí y los chupé, se pusieron duros como una piedra, seguí lamiendo su tórax y llegué al ombligo los relamí, pues en su pelambrera había retos de lefa de las pajas que él se había hecho y que se había mal limpiado. Mi primo se retorcía, ya casi estaba en su polla pero quise oler antes sus huevazos y lamerlos y entonces mi primo se corrrió desenfrenadamente sobre mi cara.

  • Lo siento- me dijo- no pude controlarlo me has puesto a mil
  • Tranquilo, Raúl todavía no hemos acabado, seguro que tienes más
  • Sí, mucha más, está no se bajará en mucho rato, la conozco bien
  • Pues sigamos, hoya vas a disfrutar de lo lindo
  • Eso creo

Me dispones a limpiar su capullo cuando baje su pellejo y descubrí un rico requesón que cubría su glande, lo mezcle con su lefa y lo me ti en mi boca. Me acerqué a él lo besé y le pasé con mi lengua la mezcla, él la saboreó y sonrió.

  • Este queso tiene un sabor genial
  • Sí es queso de macho, ya sabes la mezcla, leche y requesón de una semana, sin aditivos

Entonces, Raúl se fijó en mi polla y me dijo

  • Joder, primito está no es la que yo conocía
  • Ni la tuya Raúl, ni la tuya
  • Quiero probarla ¿me dejas?
  • Te advierto que está a punto de caramelo
  • No me importa

Mi primo agarró mi polla y empezó a lamer los huevos, luego subía hacia arriba, mi capullo estaba superhúmedo de precum, se lo metió en la boca y succionó y entonces me corrí como nunca, él la tragó entera y me besó. Mi leche fue compartida por los dos.

  • Rica leche, primo
  • Gracias aunque tu queso para mi gusto estaba mejor, ese sabor a rancio me encantó.
  • Fumemos un cigarro y luego continuamos, todavía tengo ganas de más

Y así hicimos, nos fumamos un cigarro mientras nuestras pollas volvían a estar preparadas para más, yo quería lamer su cueva y que él me la metiera, su polla tenía que entrar en mi culo como fuera.

  • ¿Raúl, tú me follarías?

  • ¿Estás seguro?

  • Sí pero antes quiero probar yo algo más tuyo.

  • ¿El qué?

  • Quiero lamer tu culo.

  • Primo, está sucio

  • Por eso, Raúl, por eso.

  • Bueno pues vamos a ello.

Mi primo se arrodillo sobre la cama y abrió su culo, era peludo, y se notaban algunos pequeños restos, mi lengua empezó a actuar. Fui haciendo círculos lamiendo todos sus pelos hasta llegar al agujero donde metí mi lengua, tenia un sabor fuerte que me excitaba. Raúl por su parte gemía de placer.

  • Primo, quiero primero lamer tu culo, y darte el placer que me acabas de dar.
  • Es todo tuyo.

Pe puse como él y empezó a lamer, metió su lengua y lo lleno de saliva.

  • Mete un dedo con saliva
  • Si ahora, primo tranquilo

Metió un dedo y luego dos. Mi culo se abrió y me dijo

  • Date la vuelta, pon tus piernas sobre mis hombres

Hice lo que me dijo y el empezó a meter la punta de su capullo un gesto de dolor se asomó a mi cara

  • ¿Quieres que pare?
  • Para nada, métela toda

Mi primo dio una embestida, y entro su polla toda entera. Yo estaba entre el dolor y el placer y le dije:

  • Bombea, Raúl, bombea

Empezó un bombeo suave que poco a poco se fue haciendo mas rápido, yo estaba en un éxtasis de placer, de pronto note como crecía su capullo y un líquido caliente llenaba mi culo y a la vez mi polla explotaba como un surtidor saliendo cuatro o cinco trallazos que llegaron hasta mi cara. Raúl la sacó poco a poco y los dos hicimos un 69 limpiando nuestras pollas. Después, nos tumbamos, nos abrazamos y dormimos desnudos tapados con las pieles.

A la mañana siguiente vimos que quedaba nieve pero el sol estaba saliendo y el teléfono sonó, mi tía Julia nos comunicaba que ya podía marchar que el puerto estaba limpio pues las máquinas quitanieves habían pasado ya.

Me vestí desayuné un poco de queso y le dije a mi primo

  • Este queso está bueno pero el de anoche estaba mejor.
  • Pues ya sabes primo cuando quieras vuelves que de ese siempre se puede hacer, pero hay que tomarlo enseguida.

Nos reímos, nos abrazamos y nos despedimos.