Raúl en la universidad 2: Ayúdame Laura

Pasan los días de septiembre. La convivencia entre Laura y yo no hace más que mejorar: No le importa que me traiga chicas al piso, por lo que no tardo en hacerlo. No obstante, no todo va como pensaba, así que... puede que por esta vez... necesite la ayuda de Laura.

A la mañana siguiente de nuestra primera noche viviendo juntos, y tras encontrarme los charcos en el suelo al salir de mi cuarto, todo se desarrollo de forma tranquila. Claramente, nadie sacó el tema, aunque yo no estaba del todo seguro, de que ella tuviera constancia de que yo sabia que la noche anterior, se había estado masturbando mientras me veía masturbarme.

No obstante, el nivel de confianza entre nosotros aumentó, provocando que fuésemos mas relajados por casa en lo relativo a ropa.

Yo empecé a vestir como solía hacerlo cuando vivía con mis padres. En la parte de abajo, usaba unos shorts deportivos, sin nada de ropa interior debajo. Por otro lado, arriba usaba bien una camiseta ajustada que marcaba mi cuerpo, o directamente sin nada, aprovechando que eran dias de calor.

En cuanto a Laura, en la parte de abajo, bien usaba un culote o unos shorts deportivos, ambos encima de algunos tangas cómodos que tenia para estar por casa. Por otro lado, arriba usaba bien una camiseta cortita que enseñaba todo el vientre, o un top deportivo ajustado, sin usar sujetador en ninguno de los dos casos, provocando, principalmente en el top al ser ajustado, que resaltaba perfectamente sus pechos, e incluso se notaban los pezones en algunas ocasiones.

Los días pasaron con tranquilidad. Todavía no empezaba las clases, asique no tenia mucho que hacer. Las dos noches siguientes fueron iguales a la primera. Cuando ella se acostaba, yo me disponía a masturbarme mientras ella espiaba desde las sombras del salón. Admito, que han sido de las mejores corridas que he conseguido masturbándome desde hace bastante tiempo.

Al cuarto día, empecé a darme cuenta de que todavía quedaba dos semanas para empezar las clases, y que aguantar sin conocer a chicas hasta empezar la uni iba a ser un sufrimiento. Por esa razón, decidí hablar con Laura el tema de traerse ligues a casa, tanto por su parte como por la mía, cosa que aproveché para hacer durante el desayuno.

  • Laura, no quiero que pienses mal, pero debido a que ambos somos universitarios, quería preguntarte una duda sobre el piso.

  • Claro, ¿Que querías preguntarme?

  • ¿Habría algún problema si traigo personas al piso de vez en cuando? Ya sean amigos o… algúna chica también si surge.

  • Jajajaj. Sinceramente, esperaba que me sacaras el tema. Sabía que no íbamos a tardar en hablarlo. La verdad, que por mí no hay ningún problema, siempre y cuando no se haga demasiado ruido por las noches cuando la otra persona esté durmiendo, ya sea por amigos o por una chica. ¿Qué piensas tu?

  • Me parece genial, es más, no tengo problema en que hagas lo mismo.

  • Perfecto. A propósito, quería preguntarte igualmente, aunque al nombrar el ligue, creo que se la respuesta. ¿Tienes novia actualmente?

  • Que va. Tuve alguna durante el instituto, pero actualmente estoy genial quedándome soltero durante un tiempo. ¿Y tú?

  • Yo sí. Llevo poco mas de año y medio con el, se llama Alberto. Es más, iba a comentártelo luego, pero aprovecho. Va a venirse esta noche a cenar y se quedara a pasar la noche, por si no te importaba.

  • ¡Claro! Por mi genial. Es más, ahora que hemos hablado del tema y sabemos las condiciones, menos problema aún. Pero ya sabes, nada de hacer demasiado ruido por la noche jajaja.

  • Jajaja. Vaaale, prometo que nos portaremos bien. Yo creo que el te caerá bien. Si no tienes planes, cena luego con nosotros y así lo conoces.

  • Todavía no conozco gente de Sevilla, asique si me dejáis unirme a la cena, ¡por mi genial!

  • Perfecto, aunque me gustaría pedirte algo, espero que no te moleste.

  • Claro, dime Laura.

  • No tengo problema con que vayas cómodo por el piso, y Alberto no es celoso. No obstante, agradecería que llevases ropa interior en los ratos que este el por aquí. Si no te importa.

Mi cara se puso roja al momento. No es que me sorprendiese, estaba claro que élla se había dado cuenta, sobre todo cuando llevo los shorts, pero no me lo esperaba tan directo, y me pilló desprevenido. No obstante, mantuve la compostura y se la devolví, para poder quitarle importancia al asunto.

  • Jajaja. Veo que no se te escapa ni una Laura. Es entendible, antes de que llegue el me pondré presentable, no te preocupes. Aunque es recomendable, que en los ratos que el esté aquí, también lleves puestos el sujetador, para asegurarnos de que no se haga una idea errónea.

Esta vez es Laura a quien se le puso la cara roja como un tomate, quien casi se atraganta con los cereales que estaba comiendo.

  • No se por que dices eso Raul, yo siempre lo llevo puesto.

  • Lo sé! Solo lo decía por si acaso.

Tras esta conversación, terminamos de desayunar y nos pusimos cada uno a hacer nuestras cosas hasta que Alberto llego al piso, a eso de las 8 de la tarde. En ese momento yo estaba terminando de ducharme, por lo que me vestí y salí a saludarle.

Esta vez, como le prometí a Laura, me puse ropa interior debajo del short. Aunque seguía llevando una camiseta ajustada al cuerpo.

Cuando salí, el estaba esperando en el salón. Era un chico bastante atractivo de 19 años. Tenia el pelo corto y rubio. De altura, me sacaría unos centímetros, y se cuidaba como yo.

Tengo que admitir, que, aunque nunca había tenido atraccion por un chico, en este caso, Alberto me parecía bastante atractivo.

No obstante, antes de poder embobarme, decidí acercarme a saludar.

  • Hola! Imagino que tu eres Alberto, yo soy Raul, el nuevo compañero de piso de Laura.

  • Hola Raul! Encantado de conocerte, Laura me ha hablado de ti -Se giró a mirarme y me dio la mano-

  • Espero que no te haya dicho nada malo de mi jajaja.

  • Que va tio! Solo me dice lo afortunada que es de haber encontrado un compañero decente. Por cierto, me ha comentado que luego te quedaras a cenar, ¿no? Así podemos hablar un ratillo y nos conocemos.

  • Claro! Si no os molesta, cenaré con vosotros, ya que no tengo ningún plan más interesante.

Al poco tiempo llegó Laura y nos dijo que nos sentásemos en el sofá, que estaba preparando la cena para los tres. Alberto y yo estuvimos un rato en el sofá tumbados charlando de nuestras cosas hasta que Laura nos avisó de que la cena ya estaba lista. Unos macarrones carbonara que le habían salido de lujo.

Tras la cena, nos quedamos en el sofá viendo alguna película que habían puesto en la tele, hasta que Alberto pregunto que si nos importaba que se fuese a poner algo cómodo.

  • Raul y cari, os importa que vaya a ponerme el pijama y así ya estoy cómodo hasta que nos acostemos?

  • Claro! Siéntete como en casa tranquilo -respondí yo.

Alberto se fue al cuarto de Raúl a cambiarse, y al poco rato salió con un pijama de camiseta y pantalón cortos. Aunque lo mas destacable, a pesar de que no se le notaba tanto como a mí, es que no llevaba ropa interior debajo del pijama.

En ese momento, me entraron unas ganas enormes de ir a hacer lo mismo, ya que llevar ropa interior en casa no era del todo cómodo. Pero recordé lo que le prometí a Laura, asique lo deje pasar.

Al poco rato de terminar la película, me despedí de Laura y Alberto y me dispuse a irme a dormir. Una vez en la cama, me di cuenta de que esta noche no iba a estar Laura viéndome, por lo que no me sentía lo caliente suficiente como para masturbarme. Por esa razón, me dispuse a dormir directamente.

Sin embargo, al poco tiempo de intentar dormirme, escuche un ruido en la habitación de al lado. Al principio pensé que seria la cama al tumbarse ellos a dormir, pero poco a poco el ruido se fue escuchando de forma constante. Intente prestar atención, y no tarde en escucharlo, unos leves gemidos, característicos de alguien que estaba reprimiéndolos para no hacer ruido, probablemente mientras le tapaban la boca. No había duda, estaban follando.

La idea de tener a esa chica con ese culazo y pechos, follando y gimiendo en la habitación de al lado, mientras ese chico atractivo se la está follando, me hico calentarme de forma casi instantánea, devolviéndome esas ganas de masturbarme que se me habían ido minutos antes.

Fue algo exprés. Solo tuve que pajearme un par de minutos mientras escuchaba esos gemidos leves e imaginaba como la tendría a lo perrito follandola en la cama, y tuve un orgasmo mayor que el de las tres ultimas noches. Tras tenerlo, caí rendido y me quedé profundamente dormido.

A la mañana siguiente, ninguno dijo nada. Probablemente se pensarían que yo ya estaba dormido y que no había hecho ruido suficiente para despertarme y, claramente, yo no les iba a decir nada.

Tras esto, el día avanzo despacio, sin que ocurriese nada interesante, hasta que una chica con la que estaba hablando en Tinder, me dijo de vernos hoy. Claramente yo sabia que no se refería de vernos para dar una vuelta y tomar algo, no se le veía una chica de esos. Pero la verdad, es exactamente lo que necesitaba, asiqué me dispuse a comentárselo a Laura.

  • Laura, estaba hablando con una amiga, y le he dicho que se venga luego a cenar y a pasar el rato. ¿No te importa no?

  • Claro! Es más, luego iré a cenar con Alberto, y llegare sobre las dos de la mañana, asique así estáis tranquilos y no os molesto.

  • Joe, no hacía falta jajaja, Pero bueno, genial entonces.

El resto del día pasó tranquilo, hasta que a las 7 de la tarde, Laura se fue con Alberto, y yo aproveche para meterme en la ducha antes de que llegase la chica, Sara. A las 8, Sara llamó al timbre y salí a recibirla.

Me había puesto una camisa abierta y un pantalon ajustado.

Sara venia con un vestido de una sola pieza con un escote con forma de “V” que lucia sus pechos libres sin sujetador. El vestido era bastante ajustado, y de largo no tapaba poco mas que el culo, el cual resaltaba muy bien.

No hubo mucha conversación entre nosotros. Después de un par de besos en las mejillas al dejarle pasar, los cuales casi los consideraría un morreo, le dije que se pusiera cómoda en el sofá que yo iría preparando la cena. No obstante, ella tenía otros planes.

Yo estaba esperando a que se hiciera la pizza en el horno mientras abría un paquete de patatas en la encimera de la cocina, cuando note que Laura se había colocado detrás mío. No tardó en poner ambas manos en mi cintura, mientras acercaba la boca a mi oreja. Como pensaba, ella no venia con ganas de un plan tranquilo.

Al poco, Sara empezó a morderme el lóbulo izquierdo de la oreja, uno de mis puntos débiles, el cual, junto al cuello que empiezo a besármelo después, me pusieron a mil en un segundo. No tarde en darme la vuelta, pasarle los brazos por detrás del cuello y comerle la boca. No tarde en dirigir ambas manos a su culo, subiendo el vestido ágilmente para dejar ambos cachetes al descubierto, y así poder agarrarlos bien, uno con cada mano.

No tarde en calentarme, momento en el que le pedi que me la comiese.

  • Sara , me la tienes muy dura. ¿Por qué no bajas y me la chupas un rato?

Sin decir nada, ahí mismo en la cocina se puso de rodillas. Hábilmente me desabrocho los pantalones y me los quito, dándose cuenta que debajo no llevaba boxers, solo una polla empalmada y dura como una piedra.

Y sin más espera, empezo la mamada. Al principio llevaba su ritmo. Mientras me pajeaba me comía los huevos, me lamia el tronco, y jugaba con la punta y el capullo. Pero en cuanto se la metio un poco en la boca, sin avisar ni nada, le agarre la cabeza y empece a follarle la boca.

Le gustaba el sexo duro, pero fue tan repentino que hasta se sorprendio. Ademas, al tenerla demasiado grande, no pudo aguantar el ritmo sin ahogarse y me pidio que parese, por lo que dejo de comermela.

Se levantó y me dijo que fuésemos al cuarto. Por el camino me coloque hábilmente el condón, y en cuanto llegamos al cuarto, sin avisar, me tiro a la cama, se puso encima mio, se sento y se la fue metiendo hasta el fondo del coño.

Tras hacerlo, empezó una cabalgada brutal pero descoordinada. De los botes, le empezaron a fallar las piernas y se dejo caer encima mio. Ella siguió cabalgando de forma descordinada en la misma postura, hasta que no pudo más, y tras 5 minutos cabalgando, empezaron a temblarle las piernas y tuvo un orgasmo.

En el tiempo que tardé en recuperarme, élla ya se había vestido y me estaba diciendo que se tenía que ir y que gracias por el sexo. Y ahí me quede yo, con la polla dura y sin correrme.

Tras la decepción de sexo que había tenido, me fui a la ducha a limpiarme. Cuando me había relajado, me puse mis shorts y mi camiseta ajustada y sin ropa interior, y me dispuse a terminar de prepararme la pizza que se había quedado en el horno apagado.

Mientras estaba comiéndome la pizza llegó Laura. Le saludé y le vi la cara de sorprendida.

  • Hola Laura.

  • Hola Raul. ¿Qué haces cenando solo y a estas horas? ¿No habías quedado con una chica?

  • Si, pero ha resultado ser una cabróna que solo buscaba un polvo rápido.

  • Que dices, ¿tan mal ha ido?

  • Fatal. No solo no se ha dignado a cenar conmigo primero, si no que ni siquiera se ha dignado a hacer que me corra. Se nota que buscaba venir correrse e irse.

  • Joder tío, vaya plan. Anda, deja que me quede contigo mientras cenas y vemos alguna peli basura de la tele.

Así nos quedamos, cenando y luego tumbados en el sofá con Laura haciéndole cosquillas en la cabeza.

  • Oye Laura, yo estoy cansado ya, asique me voy a acostar. Buenas noches,

  • Buenas noches raul.

Así me fui a la cama, embajonado y con un calentón de mil demonios por no tener una corrida antes. Solo pensé en masturbarme para quitarme el calentón y quedarme dormido.

Aunque estaba acostumbrado, cuando ya tenia la mano dentro de los shorts, le vi. Laura volvía a estar en la sombra del salón espiándome. ¿Por qué? ¿No había estado follando con Alberto antes? ¿O tanto le gustaba espiarme por las noches? No me importaba, sinceramente me venia bien la estimulación extra y el morbo, por lo que procedí a quitarme los shorts hasta quedarme de piernas abiertas masturbándome de forma que Laura pudiese verme perfectamente.

Cuanto ya estaba completamente con la polla dura y masajeandome los huevos, vi como Laura ya se había metido la mano en el pantalon y se habia sacado las tetas de la camiseta. En ese momento, se me vino a la cabeza el desastroso polvo de antes, por lo que se me cruzaron los cables y ya no había vuelta a atrás.

Paré de masturbarme y me puse de pie fuera de la cama. Mientras me ponía las zapatillas escuche como Laura se había ido del salón y se había tumbado en su cama. Fui despacio a su cuarto sin hacer ruido, el cual estaba sumido casi en la oscuridad, aunque al abrir la puerta, entró algo de luz del salón.

Laura se estaba haciendo la dormido, pero yo sabia perfectamente que no lo estaba. Avance lentamente hacia su cama y la destapé por completo, comprobando que estaba completamente desnuda.

En ese momento Laura hizo como que se despertó, con una cara de sorprendida totalmente.

  • Raul, ¿qué haces?

  • Laura por favor, ayúdame, solo esta noche.

  • ¿Que dices? Tengo novio, no podemos estar haciendo esto.

  • No te importaba tanto tu novio cuando me espiabas masturbándome hace un rato.

La cara de Laura se puso roja de la sorpresa y la vergüenza.

  • ¿Sabías que te estaba espiando?

  • Pues claro, por que crees que me quitaba los shorts cuando me masturbaba. Para que pudieses verme bien. Igual que las otras tres noches desde que empecé a vivir aquí.

  • Por favor Raul, no puedes decirle nada a Alberto.

  • No le diré nada, pero a cambio, tienes que ayudarme esta noche.

  • ¿Pero ayudarte a qué?

  • A tener el orgasmo que no me dio antes Sara.

Podía ver una sombra de duda en los ojos de Laura, pero la dureza de sus pezones y la humedad de su entrepierna me demostraban que le estaba excitando la situación.

Sin decir nada, me incorpore quedándome sentado con ella sentada encima mio, muy juntos el uno del otro. Fui a besarle, beso que me devolvío mientras pasaba los brazos por detrás de su cabeza. Su culo no pasó desapercibido, agarrándoselo con ambas manos mientras se lo apretaba para juntarlo mas hacia mi. Se notaba que le gusta que le aprieten hacia el chico cuando le agarran el culo, pero esta vez tenía mi polla frotándose con su coño, asique los calambres de placer eran increíbles.

Después de un largo y apasionado beso, note como su coño no podía aguantar más, asique la baje de encima mio y me puse tumbado para comerle el coño.

Le agarre de la cintura y la tumbe en la cama boca arriba. Le abri las piernas y me tumbe entre ellas para comerle el coño. Le hice la mejor comida que le han hecho nunca. Sabia perfectamente como usar la lengua en el clítoris y, cuando estaba cerca del orgasmo, meti dos dedos dentro del coño, y al mismo tiempo que los movía ágilmente, aumente la intensidad de la lengua en el clítoris, arrancándole uno de los mejores orgasmos de su vida.

Después de descansar unos segundos, pudo observarme de rodillas en la cama sentado sobre mis talones, con la polla durísima y apuntando al techo. No se lo penso. Tenia que agradecerme ese orgasmo. Se puso a lo perrito delante mio y empezo a hacerme una mamada.

Ahora de cerca podía observar la buena polla que tenía. Depilada, de aproximadamente unos 19-20cm, gordita, y encima con un capullo mas ancho que el tronco, el cual salía por completo.

Tras escupirme en la polla, empezo a pajearme con la mano derecha para humedecerla y lubricarla entera. Mientras tanto, se dedicaba a comerme los huevos, haciendo cambios a lamer el tronco cada vez que necesitaba humedecerlo. Cuando ya tenia los huevos bien comidos, empezo a lamerme la punta, y cuando menos me lo espere, la introdujo todo lo que pudo en su boca. Estimo que pude introducirse un 70-80% de la polla en la boca, llegando a asomar a la entrada de la garganta un poco.

Escucho el gemido que solte, y la polla tembló dentro de su boca. Me había encantado que hiciera eso, asique empezo a comérmela de forma apasionada, metiéndola y sacándola de la boca al mismo tiempo que la acompañaba con la mano.

Cuando noto que estaba al limite paro, me puso el condón que tenia en el cuarto, el cual me quedaba justito, y se puso a lo perrito dándome la espalda. No hico falta decir nada. Me puse de rodillas detrás suya y empece a metérsela despacio en el coño, hasta que entró por completo.

Necesito unos segundos para acostumbrarme al tamaño de mi polla que llenaba todo el interior de su coño. Pero una vez se acostumbro, estaba lista.

  • Raúl, follame.

Y sin responderle, lo hice. Le agarré por las cinturas, y empece a follarle fuerte y rápido. Ella no hacia mas que gemir con cada embestida. Al rato, le agarre de la garganta levantando la parte superior de su cuerpo, dejándole de rodillas mientras le seguía follando. En esa postura, pegue su espalda a mi pecho y le agarre ambas tetas, una con cada mano, las cuales casi no abarcaban a agarrarlas enteras. Al rato de follarle mientras le masajeaba las tetas, no pudo evitar llegar al orgasmo, momento que la solte y la dejo caer sobre la cama exhausta.

Tras descansar unos segundos, hizo que me sentase sobre la cama y se sento encima, como estábamos sentados al principio. Esta vez, en vez de liarnos, empece a comerle las tetas, centrándome en chupar y morder los pezones hasta que se los deje duros como una piedra. Cuando ella había descansado lo suficiente, empujo mi pecho para recostarme sobre la cama.

Levanto su culo, puse mi polla apuntando hacia la entrada de su coño, y empecé a bajar despacio hasta que la introdujo entera. En ese momento, empezo a mover el culo para adelante y para detrás, hasta que fue cogiendo ritmo y acabo cabalgándome la polla por unos 30 segundos lo más rápido que pudo.

Cuando aflojo el ritmo, se puso en cuclillas de espaldas a mi, y empezo a botarme en la polla, dejándome unas vistas espectaculares de su trasero, cosa que yo no tarde en acompañar con una mano en cada cachete del culo para seguir el ritmo. Conforme subía el ritmo, empece a azotarle el culo con las manos. Cuanto más rápido botaba, más le azotaba, lo cual le excitaba y le hacia botar mas rápido, lo cual origino una cadena de desenfreno que llego al clímax cuando tuvo un orgasmo encima de mi polla que le hizo temblar todo el cuerpo.

Ella ya estaba completamente satisfecha por toda una semana, y un vistazo a mi le sirvió para saber que estaba al limite de mi resistencia física, asique decidío terminarlo. Se levanté de mi polla y se puse de rodillas en el suelo. No necesite que me dijese nada para ponerme de pie delante suya con la polla apuntando hacia su boca.

Sin retrasarse, la agarro con la mano derecha y empezo a mamarla mientras se juntaba las tetas con la mano izquierda, dejando a la vista un fantástico canalillo. Cada vez que sacaba la polla de la boca y se la metía de nuevo, engullía mas de la mitad de su largura, acompañándola en todo momento de la mano que pajeaba al mismo ritmo.

Cuando veía que estaba llegando al límite, empezo a masajearme los huevos con la mano izquierda, notando lo cargados que estaban, y lo cerca que estaba de correrme, hasta que ya no pude más.

  • Laura, me corro! ¡Me corro! ¡Junta las tetas!

Pero ella no iba a dejar que me corriese en las tetas. No, queria agradecerme la buena noche que le había ofrecido, después de la mamada que me hizo al principio, y mi reacción, sabía perfectamente donde quería correrme.

  • No puedo más! ¡¡¡Me corro!!!

En ese momento se la metío en la boca lo mas profundamente que pudo hasta que entro por completa, la polla, entera, sin dejar un solo centímetro del tronco fuera de su boca, hasta el punto en que el capullo y una parte del tronco entraron por completo en su garganta, y entonces sucedió.

Entre mis gemidos mientras me corría, pudo sentir una gran cantidad de semen brotando directamente dentro de su garganta. No pude verlo, pero por como lo sentí, estimo que me corrió entre 5 y 6 chorros de semen, caliente y muy espeso, en lo mas profundo de su garganta, que sin tragar ni nada, empezó a caer hacia su estómago.

Cuando deje de correrme, la saco entera de su boca, y dejo que cayese sentado en el borde de la cama exhausto. Ella, con cara de felicidad y satisfacción, se acerco a darme un largo beso apasionado haciéndome probar todos los sabores que había en su lengua, y entonces se retiro.

  • Gracias por esta ayuda Laura. No lo olvidaré.

Se dirigío a la salida de la habitación, no sin darme un espectáculo de su culo en todo el camino, para acabar en la ducha quitándose el sudor del buen sexo.

En mi caso, no tarde en caer rendido en la cama con un sueño casi instantáneo.

Parece que al final, ha acabado la noche mejor de lo que empezó.


Gracias por leer este relato, y espero que os haya gustado.

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