Raúl en la universidad 1: Nueva época

Siempre me dijeron que la universidad no tiene nada que ver con el bachiller. Es mucho mas dura, mas larga, y sobre todo... mas peligrosa. La mayoría de edad, las cervezas y el desfase universitario marcarían una nueva época para mi. Una época, que disfrutaría mas de lo que nunca podría imaginar.

Siempre me dijeron que la universidad no tiene nada que ver con el bachiller. Es mucho más dura, más larga, y sobre todo... más peligrosa. La mayoría de edad, las cervezas y el desfase universitario marcarían una nueva época para mí. Una época, que disfrutaría más de lo que nunca podría imaginar.

-

Todo empezó un 1 de septiembre. No empezaba las clases hasta el 14, pero debido a que el alquiler era el mes completo, decidí irme a principios de mes para organizarme, y ver la ciudad.

Mi nombre es Raul, y soy un chico de 18 años de Cádiz, pero por falta de sitio en la provincia, tuve que desplazarme a la universidad de Sevilla para poder estudiar lo que quería, la carrera de administración de empresas. Mido 1.82 y peso 78kg. Ojos marrones, ccon el pelo corto y negro, y por qué negarlo, un buen cuerpo para mi edad. No estoy petado a musculitos pero tengo un cuerpo definido gracias a mi rutina semanal de gimnasio. Por esa razón, solia llevar ropa medianamente ajustada que resaltaba mi cuerpo.

Tras esta presentación, ahí estaba yo, con unas zapas, unos shorts y una camisa abierta, enseñando un poco de pectoral; justo acababa de llegar a Sevilla, con un par de grandes maletas las cuales apenas podía cargar, y con un largo camino por delante, ya que había desembarcado en Plaza de Armas, y tenía que llegar hasta la Macarena, donde me esperaba mi compañera de piso para enseñarme mi nueva casa durante al menos, 4 años.

Fue un paseo largo, ya que no había ningún autobús, o al menos, eso pensaba yo. Además, no acompañaba la temperatura, ya que, a pesar de estar en septiembre, los 40 grados a las 4 de la tarde no perdonaban. Sin embargo, a eso de las 16:30, llegue al piso.

Poco antes de llegar, mandé un WhatsApp al que iba a ser mi nueva compañera, Laura, por lo que una vez llegué a la puerta del piso, ella ya estaba esperándome para ayudarme a subir las maletas. El piso estaba en la tercera planta, no había ascensor, pero estoy acostumbrado al ejercicio, asique no es un impedimento para mí. No obstante, tras la larga caminata al sol, estaba exhausto y sudando, por lo que se me hicieron tres plantas eternas. Solo pensaba en poder darme una ducha y tumbarme al fresquito.

Al ver a Laura, pude comprobar que era una chica bastante simpática y poco mayor que yo. Solo tenía 19 años, y también estaba en Sevilla solo por estudios. Media 1.67 y peso 57kg. Ojos marrones, con el pelo por los hombros y liso, y por qué negarlo, un cuerpazo. No tenia un culo ni demasiado grande ni demasiado chico, pero muy bien trabajado por lo que parecia. No obstante, lo que más destacaba de ella, era su pecho, lo que parecía una una 95B totalmente natural y bien colocada, la cual, en conjunto con el escote que llevaba, debia de ser la perdicion de muchos chicos.

No pude evitar fijarme, que nada más verme y acercarse a darme dos besos, se le desvió la mirada durante medio segundo a un escaneo rapido de mi cuerpo de arriba a abajo, aunque debo admitir, que disimulaba bastante bien. No obstante, cuando fuimos a subir al piso, se prestó a llevarme las maletas, por lo que me dijo que pasara yo primero por las escaleras al ir mas rápido. Durante el tiempo que tardamos en subir, íbamos hablando, pero no nos mirábamos, por lo que, aunque no pude comprobarlo, supe perfectamente que me estuvo mirando el culo a lo largo de las tres plantas.

Una vez llegamos al piso, pude observar que era bastante amplio. Nada más entrar, tenía un salón alargado, con una mesa en el centro, y un par de sofás largos en forma de "L". A la derecha, estaban las dos habitaciones, una puerta al lado de otra, y las habitaciones pared con pared; mientras que, a la izquierda, estaba una larga cocina, y un baño, que, a pesar de no ser muy grande, contaba tanto con ducha como con bañera.

Tras enseñarme el piso y decirme cual era mi habitación, le dije de darme primero una ducha, y ya después nos sentaríamos a hablar de algunas cosas del piso.

  • Raul: Laura, ¿te importa que me dé una ducha rápido antes de hablar de las cosas del piso? Que vengo andando desde Gran plaza, y preferiría refrescarme.

  • Laura: ¡Claro! Puedes usar ya sea la ducha o la bañera, y tu toalla es la de la izquierda. Para la ropa sucia puedes usar bien el bombo común de al lado, o si prefieres no tener la ropa en común, avísame y te traigo otro bombo para ti.

  • Raul: ¡Gracias! No tardo en salir.

Momento en el que fui a mi cuarto y saqué de la maleta ropa cómoda para cambiarme y estar por el piso, y me dispuse a irme al baño. La ducha estaba genial. Es cierto que soy más de bañera, pero ahora mismo solo quería refrescarme, por lo que la ducha hizo más que el apaño.

Tras unos 10 minutos bajo el agua enjabonándome todo el cuerpo sin dejar ninugna esquina, me dispuse a salir de la ducha para secarme. Había pillado un short de estar por casa, una camiseta de ajustada. No obstante, cuál fue mi sorpresa, que debido a las prisas por ducharme y por tenerlo todo en las maletas sin sacar, que no había cogido el boxer.

No es que sea un problema, ya que nunca lo llevo puesto por casa, ni siquiera cuando tengo algun amigo de visita. Pero no sé, era el primer día, y prefería llevarlo hasta que hubiese confianza, pero que se le va a hacer, me vestí entero sin ropa interior, y salí del baño.

Me fijé, como antes de decirme nada, Laura me hizo un escaneo completo de arriba a abajo, algo menos disimulado que la primera vez, pero no le hice caso, y fui a tumbarme en el sofá que estaba libre.

Ella también se había cambiado, con un pantalón corto de chándal y una camiseta de tirantes con escote que dejaba al descubierto unos buenos pechos, los cuales se notaban que no llevaban sujetador.

Estuvimos un largo rato hablando de cosas del piso, de algunas condiciones y de las tareas que teníamos que compartir. yo estaba cómodo en el sofá tumbada de lado, pero hay que admitir, que, con un poco de atención, era fácil saber que no llevaba ropa interior, debido a que incluso estando dormida se notaba una forma grande contra los shorts, cosa que Raúl, no había tardado en notar.

Además, el aire acondicionado que teníamos puesto no ayudaba, ya que soy muy sensible al frio, y en cuando me ponen el aire, se me levanta un poco. No suele suponer un problema, pero con solo el short tapando, se notaba fácilmente.

Tras hablar de todo lo necesario y cenar algo rápido, Laurase quedó en el salón viendo la tele, mientras que yo me fui a mi cuarto, con la excusa de que estaba cansado del viaje.

La verdad es, que, a pesar de estar cansado del viaje, no era esa la razón por la que me fui a mi cuarto. El calor del viaje, el contraste con la ducha, el haberme olvidado la ropa interior, y la situación del salón, me excito bastante. Eso, y el hecho de haber estado tres días agobiado por los preparativos, y el no tener una vida sexual demasiado activa actualmente, me dio la necesidad de tener un rato para mi solo en mi nuevo cuarto.

Esperé un rato mientras sacaba las maletas a que Laura se fuese a acostar, ya que solo hay aire en el salón, por lo que sí quiero que el cuarto este fresco, debo dejar la puerta un poco abierta, al menos lo justo para que entre aire.

Una vez Laura se fue a acostar, había llegado el momento de tener un rato para mi solo. Es cierto que Laura también dejaba la puerta abierta, la cual estaba al lado de la mía, pero mientras no hiciera ningún ruido, no debería de haber ningún problema. Una vez tumbado en la cama, abrí las piernas, y sin bajarme los shorts, introduje la mano derecha por dentro hasta llegar a mi polla depilada, la cual ya estaba un poco dura debido a la excitación de antes. He de decir, que puedo presumir de tener una buena polla, la cual en su maximo esplendor alcanza los 19cm de largo y 5.5 cm de diametro.

Al mismo tiempo, empecé a masajearme los huevos con la otra mano, hasta que no tarde en bajarme el short dejando la polla y los huevos al descubierto, para seguir masturbandome, al mismo tiempo que alternaba a jugar con los huevos. Cuál fue mi sorpresa, cuando noté una presencia en la puerta. mi cuarto estaba brevemente iluminado, y el salón estaba en completa oscuridad, por lo que esa presencia que noté, no era más que una silueta apenas visible en la oscuridad.

Al principio me sorprendí un poco, pero supe mantener la calma, hasta que, sin darme cuenta, la situación solo me estaba excitando más. Élla no sabía que yo podía verla levemente, pero notaba como se masajeaba la entrepierna por encima del pantalón mientras miraba por la parte abierta de la puerta.

En ese momento, pude observar como élla también se había calentado, pasando de masajear por fuera del pantalón, a meterse la mano derecha por dentro del pantalon en la entrepierna, mientras con la mano izquierda se masajeaba los pechos por debajo de la camiseta.

Eso ya fue demasiado excitante, por lo que me dispuse a quitarme el resto de la ropa, y aprovechando que la puerta estaba casi al pie de la cama, me puse de rodillas en la cama con la polla apuntando hacia la puerta mientras me masturbaba, para que se pudiese ver con todo su esplendor, lo cual ella respondió subiendose la camiseta y dejando al descubierto tetas con los pezones duros como piedras de pellizcarselos.

La situación fue escalando, hasta que yo me masturbaba a un gran ritmo, echando saliva en la polla para que resbalase mas, al mismo tiempo que podía observar a Laura, masturbandose muy rápido y metiendose los dedos. Por esta razón, no fue sorpresa que no tardase en correrme, una enorme corrida que no solo me arqueó la espalda provocando que me cayese de espaldas en la cama de nuevo, sino provocó la salida de chico chorros espesos y con fuerza, directos contra mi vientre y mis pectorales. Al mismo tiempo, pude observar como Laura llego también al clímax, debido que vi como sus piernas empezaron a temblar justo cuando ella paró de mover los dedos.

Tras esto, no llegue ni a vestirme, solo pude limpiarme un poco, quedando exhausto hasta que no pude más y me quede dormido.

A la mañana siguiente, me despertaron ruidos en el salón de Laura desayunando, hasta que me di cuenta, que estaba con la puerta medio abierta como la dejé, y yo completamente desnudo en la cama y sin taparme con la sabana.

No tarde en vestirme como ayer, esta vez sin usar ropa interior por elección propia, y me dispuse a salir a desayunar. Cuál fue mi sorpresa, cuando me encontré a Laura con una fregona, no muy lejos de la puerta de mi cuarto, limpiando un liquido que quedaba en el suelo.

Cuando me vio, se sorprendió, y me dijo que se le había caído un poco de agua del vaso, y que no tardaba nada en limpiarlo. No obstante, al pasar por al lado suya de camino a la cocina, pude fijarme, que las dos o tres charcos que quedaban por limpiar en el suelo parecía otro tipo de fluido con un color algo diferente al del agua.

En ese momento, confirme que lo de anoche había sido real, y que mi vida universitaria, no había hecho más que empezar.


Gracias por leer este relato, y espero que os haya gustado.

¡Si te ha gustado, no olvides valorarlo para que pueda llegar a mas personas!

¡Y no tengáis miedo en comentar, ya sea para opinar o para aconsejar formas de mejorar o nuevas ideas para proximos relatos!

Si quereis enviarme opiniones, sugerencias, o simplemente participar en relatos personales conmigo, añadidme a Skype en raul.relatos25@hotmail.com y probad!

¡Gracias!