Raquelísima. Moonlight.
No es un relato de erotismo y amor, sino de derrotismo y desamor.
Hola, me llamo Sergio y llevo tiempo entrando en un foro de discusión. Desde hace unos años, periódicamente se organiza un ejercicio literario entre los miembros con diversos temas y características. Para algunos suponía un reto y para otros la experiencia de hacer algo juntos. Para mí ya es un reto ir al gimnasio a bajar la pinflota y ya me era suficiente compartir con ellos un foro.
Sin embargo, esta vez me animé y me convencí para hacerlo. Las normas era escribir un relato de 500 palabras incluyendo: cibernético, destripaterrones, describir, guerra, desguace, botín, dádiva, hacendoso, zanahoria y alcahueta.
Pero no se me ocurría nada. He cumplido y podría mandarlo tal cual, pero es demasiado facilón, por lo que me puse a pensar en mi amiga Raquel, que siempre ha sido una inspiración para mí... y para mis pajas. Es que tiene un polvazo... Me mola desde que la conozco, pero lleva una eternidad con Borja, su perfecto novio de sonrisa perfecta, físico perfecto, trabajo perfecto... Es el típico pijo de polo Lacoste y mocasines que aborrezco describir para no quedar yo mal. Me gustaría ser un robot o un organismo cibernético como Terminator para quitarle su perfección a base de hostias y machacarle. ¡Le odio!
¿Ella no se da cuenta de que siempre que bailamos estoy empalmado? Me arrimo tanto a ella para que lo note que tengo miedo de atravesarla, pero ella impasible, como si nada. Me da mucha guerra porque siempre va haciéndome de alcahueta, buscándome alguna amiga suya para echar un clavo, pero es que su grupo de amigas es como el catálogo de un desguace y follarse a una de ellas es un trabajo muy duro, y os aseguro que un polvo así no es para nada una dádiva, prefiero pagar. Lo digo en serio; a su última amiga no sabía si invitarle a cenar o darle una zanahoria.
Yo soy un poco destripaterrones, muy trabajador y hacendoso, eso sí, pero ligar se me da fatal. La conocí en una discoteca. Estábamos a punto de retirarnos, esperando a un colega que se había ido hacía rato al servicio, cuando apareció con una morsa, una piraña, un caballo sin tetas, por lo que no había paraíso, y Raquel. Cuando la vi, se me incendiaron los gayumbos. Me pasa siempre que la veo. Ojalá algún día se ofrezca a apagarlos con su flujo.
Estuve mas de dos meses currándomelo sin conseguir nada, hasta que conocimos a Borja con su perfecta cara de bobalicón y me arrebató el botín y el corazón. Un día, ya sin poderme aguantar, me abalancé sobre ella y dijo: "Ay, qué cariñoso es mi niño." Yo no quiero ser su niño, quiero ser su violador, porque si fuese su niño, estaría totalmente obsesionado con el incesto. Lo que siento por ella es paranormal.
Y pensando en Raquel, me deprimí y se me quitaron las ganas de escribir, así que tome una decisión. Sí, lo iba a hacer, estaba decidido: fui a