Raquel, una extraña y yo cogiendo hasta estallar.
Este relato es la tercera parte de la historia que vengo relatando: "Una noche caliente con Raquel" Espero sus comentarios...
Parte I: http://www.todorelatos.com/relato/83929/
Parte II: http://www.todorelatos.com/relato/83948
Raquel, una extraña y yo cogiendo hasta morir. Parte III
Esperando a que Raquel llegase de sus clases de teatro nocturnas, me sentía demasiado aburrida en casa alternando entre los canales de la tele. Ya está finalizando el semestre y en esa época la tensión aumenta por los exámenes y proyectos finales a entregar en la universidad, aunque yo tenía todo en orden no podía evitar sentirme tensa con deseos de irme a una fiesta y bailar, y por qué no cogerme a un desconocido/a, después de todo habían sido días de mucho estudiar.
La verdad desde que mi relación con Raquel se afianzaba había dejado mis prácticas comunes a un lado, ella es una chica excepcional y a diferencia de otras y otros no es posesiva y me ofrece total libertad sobre todo si de sexo se trata, pero embriagada por su belleza, su morbo constante, su sensualidad, erotismo y el placer que sabia causarme ya hacía más de un mes que no follaba con un hombre u otra chica que no fuese la deliciosa profe de Historia junto a Raquel; ya estaba decidido, me iba a esperar a Raquel a la disco, ese lugar común en que se encuentra siempre una verga erguida esperando por una, o una chica media borracha dispuesta a hacer lo que fuese por olvidar los malos ratos y entregar todo su coño a una extraña como yo que haría maravillas con él.
Me puse ropa ligera a tono con mi objetivo, un vestido negro bien corto que en mi cuerpo delgado de discretas curvas lucía fenomenal, me veía muy sexy, aunque no puedo compararme con Raquel no dejo de ser una chica guapa que le encanta a los hombres y mujeres. Me maquillé realzando mis ojos con color negro y un color labial casi imperceptible que sólo perseguía resaltar la carnosidad de mis labios. Mi pelo rubio en conjunto con el atuendo me hacía lucir bastante apetitosa. Así vestida de negro, sin bragas y montada en unos tacones bien altos entraba esa noche en la disco, y más de una mirada se perdía en mis escotes, se zambullía en la terminación de mi vestido y entraba casi hasta mis entrañas.
Me fui a la barra a por un mojito, y comencé a escanear el lugar en busca de mi presa, sería hombre o mujer? Quizás aquella rubia de la esquina que lleva esa falda diminuta roja y que no deja de mirar el escote de su compañera? Menudas tetas que tienen las dos, ella y su amiga, me gustaría cogerme a ambas. O sería ese chico con estilo de rapero que mostraba un buen bulto en la bragueta? Su polla debe ser enorme me encantaría lamerla.
Esa noche habían más mujeres que hombres en la disco, así que las probabilidades de que me lanzara hacia una de ellas era alta. Mi copa de mojito ya estaba vacía, sin darme cuenta la bebí de un sorbo mirando unas piernas largas que desembocaban en unos muslos perfectos que se movían magistralmente en el centro de la pista de baile. Pedí otro mojito y mi vista seguía subiendo hacia las caderas de la chica que se abrían en 90 centímetros perfectos, la minifalda quedaba suelta y su culo se movía al ritmo de la salsa que bailaba dejando ver entre las vueltas del baile unas braguitas rojas que ya quería atrapar con mis dientes. Imaginando que lamia ese coño ahí en medio de la pista de baile y tocaba ese culo redondo ya sentía todo mojado entre mis piernas. Continué subiendo mi mirada y un abdomen liso y musculoso al total abandono de la tela se movía sensualmente en la pista, la chica llevaba una blusa diminuta que solo tapaba sus tetas, no eran grandes pero apretaditas en el reducido conjunto que llevaba se precipitaban hacia fuera casi totalmente sus pezones, prácticamente toda su carne estaba al descubierto. Una chica puta al seguro, ella venia a lo mismo que yo, a buscar una presa fácil para entregar ese cuerpo de diosa. Terminé un tercer mojito y me dirigí a la pista de baile, había que probar suerte, además a eso había ido a bailar y divertirme hasta q Raquel llegara. Me puse a bailar la música tecno que sonaba, poco a poco me fui acercando a la chica que se dio la vuelta justo en el instante en que nuestras miradas chocaron felinas en el medio de la noche. Definitivamente quería que esa chica fuera mi presa, o serlo yo, daba igual.
Comencé a mover mis caderas al ritmo de la música y de los mojitos que ya zumbaban en mi cabeza, se me pegó un chico bastante guapo por detrás, y no me molesté en apartarlo. Contoneando nuestras caderas poco a poco fui sintiendo su verga creciendo entre mis nalgas, me volví loca y empecé a moverme más fuerte, de arriba abajo, y mientras tanto le dedicaba unas miradas punzantes a la linda chica que bailaba a un metro frente a mí y que parecía sentir la intensidad de mis deseos hacia ella, serian mutuos? Creo que sí, su boca entreabierta dejando salir la punta de su lengua mientras toca su busto mirándome es una señal bastante clara.
Yo estaba muy caliente, el chico ya estaba manoseando mis muslos y mientras yo bajaba al piso dejando mi culo empinado él lo tocaba haciendo círculos en mis nalgas, notando que no llevaba bragas y explotando así su miembro contra mí. Me volteé hacia el chico y con movimientos muy sensuales fue pasando mis manos sobre su pecho descubierto dibujando el contorno de unos músculos bastante definidos. El ritmo de la música subía y mi excitación también, la chica ahora estaba a medio metro bailando sola tocando todo su cuerpo realzando sus curvas y terminando en sus senos estrechándolos uno contra otro. De espaldas nuevamente al chico, ya sentía como su mano se metía en mis tetas por debajo del vestido, la chica se acercaba y yo la invitaba a unirse lamiendo mis labios. Ella se puso frente a mí y comenzó a moverse dedicándome un baile realmente muy erótico, se sumó a tocar mi cuerpo junto al chico, él ya recorría mi vagina inundada de tanto lubricar por los retozos de mis presas o cazadores(en ese punto quién cazaba a quién no queda claro), ella acariciaba mis pezones erguidos y con su lengua comenzó a lamer mi boca, yo con una mano hacia atrás acariciaba por encima del pantalón la polla inmensa del chico y a ella le metí la mano por debajo de la falda acariciando su culo.
Ante la clara evidencia de excitación y deseo compartido nos fuimos hacia una esquina y encima de un asiento largo el chico se tumbó para que yo sacara su verga y comenzara a lamer sin remilgos. Ya la disco estaba repleta de gente y entre humo, luces y alcohol nadie notaba nada, en verdad todos estaba en posturas similares concentrados en sus propios asuntos. Yo volcada hacia la polla del chico en posición de perrito dejaba mi culito levantado ofreciéndolo a la chica que tomo la invitación encantada y comenzó a lamer mi coño al tiempo en que yo recorría con mi lengua el enorme falo del chico y succionaba su morada e hinchada cabeza. La chica metía sus dedos en mi coño y los movía en círculos manteniendo mi clítoris preso de su lengua que como una fusta lo azotaba haciéndome gemir entre las chupadas que le propinaba a la polla que apretaba con mis manos. Mis nalgas recibieron todo tipo de mordidas y nalgadas, desde las más suaves y tiernas hasta aquellas que dejaban mi piel morada y ardiendo, esa chica era una fiera y me aruñaba la espalda sobando todas mis caderas y culo al ritmo que su boca mamaba mi coño con una fuerza y pasión desenfrenada.
Yo estaba disfrutando de lo lindo, hacía rato que no me metía una polla así de rica en mi boca natural y no de goma, crecía entre mis labios y sus venas parecían explotar cuando mi lengua rozaba sus testículos, dos bolas bien rasuradas que daba gusto saborear… con mi mano derecha sostuve el falo, y con la otra comencé retozar con el ano del chico q primeramente dio un remilgo dijo que nadie había tocado esa zona erógena de su ardiente y masculino cuerpo, pero al instante cayó sumiso cuando mi lengua hacía siluetas en su apretadito agujero. Poco a poco fui metiendo un dedo en su culito varonil que ya iba cediendo y chupaba sus testículos alternando con su verga que goteaba de placer. Cuando el chico apretaba mi cabeza contra su polla y gemía con deseos de llenar mi boca de esperma, mi mano aún en su culo y la otra acariciando sus bolas, la chica por su parte ya me tenia desquiciada con su mano casi entera dentro de mi culo y con su boca comiéndose totalmente mi coño. El chico comenzó a correrse y un chorro de leche espesa lleno mi boca y aunque tragué cuanta pude, algunas gotas se deslizaban por mis labios. La chica que me sometía al ver la evidencia de la corrida del chico en mi labios goteantes, aumento la velocidad de sus movimientos dentro de mí y me arrancó un orgasmo profundo que me dejó sin aliento, corrió entonces presurosa a limpiar con su lengua los restos de semen alrededor de mi boca.
El chico no tuvo mucha tregua porque ella me remplazó frenética para mastúrbalo con sus manos y lamer ansiosa su polla, haciendo que su miembro en minutos volviera a despertar. Yo aproveché para saborear el coño de la chica y a mordidas arranqué sus braguitas rojas que estaban empapadas. Toda la situación anterior se repetía con la única diferencia de que ahora quien jugaba con la polla del chico era ella, y yo me sumergía en su vagina con mi lengua atrevida y mis manos ávidas de sentir el calor y humedad que dentro de ella habitaban. Que delicioso coño tenía esa chica, era pequeño pero abultado, rosadito y con labios que parecían de una virgencita, lo que no era ella en lo absoluto ya que mi mano se perdía en sus cavidades sin encontrar paredes que lo impidieran. Al ver su culito parado y haciendo movimientos pidiendo algo más que mi lengua y dedos jugueteando en él, clavé mi mirada en una botella de cerveza que había sobre una mesa cerca de nuestro nido de lujuria, y la tomé enseguida mojándola con mi saliva. La chica notó el instrumental que pensaba penetrar en su ano y coño y pareció encantada porque sus ojos brillaron, al ver aceptada mi propuesta metí la punta de la botella en su vagina lentamente con mucho cuidado de no hacerle daño y de que no se quebrara, mi lengua mantuvo su clítoris en un éxtasis continuo y la mano libre que me quedaba no cesó de manosear las paredes de su ano que ya estaba grande y esperando esa botella.
El chico casi aruñaba las paredes porque ella había tragado toda su verga y con las manos llenas de saliva acariciaba sus testículos y el culito ya desvirgado por mí. Sin darse cuenta ya el chico tenía tres dedos en el culo, me excitaba un montón ver a ese chico tan varonil flagelado por la mano de la extraña que no tenia piedad y embestía su ano con toda fuerza chupando su falo y salivando todo, y él gimiendo trastornado. Ya el pico de la botella estaba metido completo en el coño de la chica oscilando dentro haciéndola gritar: “ métemela en el culo ya ” dios mío que excitación me hizo sentir eso la saqué del coño, abrí su culo con mis manos y le metí la punta, ella empezó a moverse como loca, en círculos, parecía una locomotora, realmente se movía divinamente daban más ganas aun de comérsela entera, mi clítoris quería explotar aun sin ser tocado. Ella temblaba, me pedía más: “ métela más, métela que quiero correrme, quiero que me dejes ese culo sangrando ”. La chica estaba desquiciada y así mismo me tenía a mí, la complací y metí todo lo que cabía de la botella, hasta que se abría demasiado gruesa como para ser introducida sin causar daños, y hasta que ella empezó a gritar y a moverse más locamente aún diciendo que se venía. El chico se corrió también a mares, ella abandono sus labios de la verga sustituyendo la masturbación con la mano para que todo el semen cayera en su rostro, lamia su boca como la más puta de las putas, lo tomaba en sus manos y lo pasaba por su clítoris. Mi lengua se precipitó hacia esa leche caliente que corría ahora por su coño no dejando rastros de la misma en segundos.
Nos tomamos juntos par de tragos más, el chico agradeció nuestras mamadas y se fue con su culito ardiendo por nuestras manos que no perdonaron su virginidad. Mi teléfono suena y era Raquel que ya me esperaba en casa, miré a la chica y como mi coño aun latía de excitación le pedí que me acompañara a casa y así conocía a una diosa que la haría enloquecer: mi Raquel. La extraña no puso peros y se largó conmigo en el taxi, ahí dentro el chofer debe haber tenido una buena erección ya que nuestras lenguas no cesaron de pasar de una boca a otra, y las tetas de la chica nunca estuvieron dentro de su pequeña blusa, mis manos apretaron sus pezones y mi boca los chupó más de una vez. Así llenas de deseo llegamos a casa, Raquel ya nos esperaba deliciosamente mojada, acababa de salir de la ducha y su pelo negro empapado de agua caía sobre sus senos siendo la única vestimenta que cubría su dorso, y una braguita que mostraba más que lo que ocultaba era todo lo que llevaba puesto para recibir a nuestra invitada que palideció y se tocó el coño enseguida que la vió. Qué cuerpazo!
Raquel no preguntó quién era ni que quería, las miradas lascivas de la chica y su mano dando giros desenfrenados en su propio coño dejaban todo claro. Yo la saludé con un beso exquisito mezclando el alcohol que había ingerido, el semen del chico y los ricos jugos vaginales de la extraña con el afrodisiaco aliento de Raquel. Mis pezones se pararon al segundo, me despojé de mi vestido negro y junte mis tetas a las de Raquel rozando nuestros pezones, nuestro pubis y besando su cuello, boca, pecho, toda ella.
La chica se acercó por la espalda a Raquel y sin pedir permiso se unió a nuestros movimientos, yo delante de Raquel, ella detrás, ambas manoseando todo el cuerpo de la esfinge que gemía al sentir nuestras lenguas besar sus tetas, culo, coño, espalda, brazos, piernas. La chica alucinaba con el enorme culo de Raquel, y así mismo de pie ya intentaba meter sus dedos en él. “déjame chuparle el coño y disfrutar de este culo” me dijo, yo le pedí a Raquel que se tumbara y se dejara hacer que no se arrepentiría ya que la chica era explosivamente ardiente. Me fui al cuarto a por mis juguetes para sobreexcitar a la chica mientras lamia lentamente el coño de Raquel que yacía en la alfombra boca arriba con las piernas desparramadas hacia el lado. La extraña abría los labios de la vagina de mi chica, buscando su clítoris para pasar la lengua despacio, metía un dedo en su vagina y mordía cálidamente el clítoris erecto. Raquel se retorcía porque a pesar de la suavidad con que la extraña jugaba con su coño la estaba volviendo loca.
Yo metí una polla en la vagina de la extraña que palpitaba de excitación y babeaba lubricada como un río. Los movimientos de la verga falsa hicieron a la chica aumentar la velocidad de los movimientos en el coño de Raquel a lo que ella respondió con un orgasmo, la chica no se detuvo y haciendo casi salir del pecho el corazón de Raquel que latía despetroncado, siguió succionando su clítoris y metió tres dedos en su vagina moviéndolos como un tiovivo dentro de ella, y con la otra mano se fue abriendo paso en su culo. La chica empinaba sus nalgas casi partiéndose por la cintura, arqueada totalmente, y aunque yo estaba en el sofá masturbándome al disfrutar de todo el espectáculo que ante mí se desarrollaba no pude aguantar y baje a meterle otra polla por ese culo dilatado y paradito. Así acribillada por par de vergas la chica daba chillidos, las pollas se movían rápidamente en su culo y vagina, y así mismo sus dedos arremetían contra Raquel que me haló hacia sus tetas para que las lamiera. Mi lengua se dio gusto con sus redondas tetas y las besé y apreté hasta que mis ganas de sentir la lengua de Raquel en mi coño me hicieron sentarme en su cara, ahí en esa posición ella lamió mi culito y vagina, metiendo dedos por doquier.
La temperatura en la habitación había aumentado exponencialmente, nuestros cuerpos desnudos emanaban un sudor lujurioso y brillaban bajo las tímidas luces. Las tres nos movíamos buscando ese orgasmo que ya se asomaba dentro de cada uno de nosotras haciéndonos tensar y temblar unas sobre otras, de pronto no se sabía que pierna era mía y cuál de Raquel, ni qué brazo de la extraña. Caímos como un nudo sobre el piso y nuestras lenguas lamian cualquier cosa que quedara cerca, las manos apretaban las tetas más cercanas y algún que otro dedo encontraba un orificio disponible para introducirse y provocar descomunales gritos de placer.
Exhaustas nos corrimos varias veces así una encima de otra, sin saber quién era quien, una botella de vino había sido vertida sobre nuestros cuerpos y lamiendo y lamiendo se había agotado sin caer una gota al piso. Qué decir de esa noche, mi coño estaba entumecido de tantos orgasmos, mis manos ya no podían moverse y mi lengua reposaba en la boca de Raquel también exhausta.
La extraña se fue en la mañana, nunca supe su nombre, pero la invitación quedo abierta, podía volver cuando quisiera, habíamos quedado agradecidas y satisfechas con esa sexy chica con manos y lengua de diosa. Raquel despertó caliente y quiso comerse mi coño, nos fuimos a la ducha a despojarnos de los restos de la noche anterior para caer en la cama y hacer el amor sólo nosotras, amándonos como ya es inevitable. Que linda Raquel, la amo.