Raquel

El sueño de un pervertido convertido en realidad.

Raquel era la novia de un buen amigo mío, Alberto, no se por qué motivo no la podía soportar pero cada vez que estaba junto a ella me sentía mal, no físicamente, ni tampoco mentalmente, era una extraña sensación que tenía con su proximidad sin que pudiera hacer nada por evitarla. La muchacha la verdad es que no había hecho nada por merecerse mi animadversión, era simpática conmigo, quería a mi amigo o al menos eso nos parecía a los demás, estaba bien buena con su cuerpazo estilizado y ese par de buenas tetas relativamente grandes para la delgadez de su cuerpo, sus piernas estaban bien tersas gracias a las sesiones de gimnasio que a menudo hacía y su culo era para hacer un poema de lo lindo que era. En verano no se la de veces que habré suspirado al verla enfundada en un bikini pensando en cómo quedarían sus preciosas nalgas si tan solo las taparan un minúsculo tanga. Su cara, sin ser especialmente linda, era muy morbosa. Generalmente tenía un gesto serio con la piel pegadita a los huesos lo que resaltaba sus pómulos, la nariz la tenía con una caída casi recta con unos orificios pequeñitos, muy linda, y sus labios eran finos pero con una sonrisa picarona que podía encandilar al mortal que se lo propusiera.

Si hubiera sido una persona normal posiblemente me hubiera llevado mal con ella, a lo sumo nos hubiéramos tratado respetuosamente y poco más. Lo que ocurre es que era y soy un pervertido en toda regla. Esta pequeña cualidad mía hace que mi forma de plantearme las cosas sea diferente a la de la mayoría de las personas. Respecto de Raquel me pasaba que de tanto odiarla lo único que se me pasaba por la cabeza era dominarla, como si fuera un potro salvaje al que hubiera que domar para que hiciera lo que su amo en adelante dictaminara. Realmente aquello era misión casi imposible pero eso no hacía que mi cabeza desechara tal idea. Sabía que intentar cualquier tontería me podía costar no solo la amistad de Alberto, sino la del resto de amigos del grupo. Igualmente, sabía que yo no era santo de la devoción de Raquel, incluso estando casi seguro que ella no tenía ni idea de la mayoría de mis perversiones puesto que de conocerlas entonces sí que le repugnaría. Además, ella era una chica bastante pija no entrando yo dentro del circulo de gente con la que normalmente se había relacionado, esto es, con quienes se había acostado que tuviéramos conocimiento, siempre jóvenes de buena familia y pijos hasta las orejas. Vamos que lo tenía realmente difícil para conseguir lo que buscaba teniendo la posibilidad de salir airoso de la jugada, puesto que jugártela a echarle drogas, hacer de ella lo que quisiera y si te he visto no me acuerdo me lo había planteado pero era la típica situación que daba pie a muchas posibilidades de cometer algún error y que finalmente te pillaran, sin olvidar que eso me podía llevar a la cárcel. No era buena idea.

El caso es que el destino me tenía deparada una grata sorpresa. Entre mis grandes aficiones tenía la de mirar páginas porno en donde salieran fotografías de mujeres amateur, es decir, mujeres de verdad que en algún momento se habían fotografiado a fin de inmortalizar su cuerpo desnudo. Muchas de aquellas fotos eran de chicas que sus novios le habían tomado la foto bajo promesa y juramento de jamás dejárselas ver a nadie, que ingenuas, verdad? Otras tantas eran de fotos que circulaban tomadas por la misma modelo y enviadas por el ciber espacio en busca de un novio, amigo, ciber amigo o vete a saber, con la mala fortuna de caer en manos inapropiadas difundiéndose igualmente por la red. Había un tercer grupo, el mejor sin duda, que era el de aquellas mujeres que solas o acompañadas por sus parejas colgaban sus fotos en la red por propia iniciativa o gusto.

Un día, mirando una de esas páginas me llamo mucho la atención la foto de una mujer de unos cincuenta y pico años aproximadamente. No es que normalmente mire fotos de gente de tanta edad pero esta no era ni la primera vez que lo hacía ni sería la última. Aquella foto me llamó la atención por dos motivos. Por una parte, se trataba de una mujer ciertamente mayor pero que se conservaba de lujo. Su piel demostraba el paso de los años pero tenía todo en su sitio. Un cuerpo delgado, unas tetas hermosas, grandes y no muy caídas, todo el pubis rasurado y bien carnoso y sobre todo una cara de viciosa que difícilmente se podía olvidar. En las fotos se la veía en medio de una orgía con varios hombres más y otras tantas mujeres. La podía ver chupando una verga mientras que sujetaba otra con la mano libre, dejando que una de las mujeres le comiera toda su rajita mientras que uno de los hombres ponía el miembro sobre su cara, siendo penetrada por un hombre desde detrás y mi foto favorita, aquella en la que tumbada boca arriba apenas si le habían introducido el glande de una verga por el ano con una cara de evidente dolor por su parte. Todo un fichaje de mujer para las fiestas.

Aunque lo pudiera parecer no me he olvidado de que había dicho que eran dos los motivos de llamarme la atención la fotografía. El segundo de los motivos era que aquella mujer, por increíble que pudiera parecer, me sonaba. No podía ni tan siquiera imaginarme de que pero me sonaba muchísimo su cara, conocía a esa mujer, pero era incapaz de saber por qué la conocía. Aun sin poder imaginar a donde me conducirían esas fotos decidí guardarlas para que no olvidara la cara de aquella mujer mientras que no averiguara quien era. Fue increíble descubrir meses más tarde de que conocía yo a aquella mujer.

Casualidades de la vida coincidimos en un día de primavera en su propia casa. Aquel día habíamos quedado los amigos para echar la tarde de cervezas. Alberto estaba sin coche por aquella época por lo que cuando recibió un mensaje de Raquel pidiéndole que le hiciera un favor para el que tendría que usar un vehículo preguntó quién podía echarle un cable. Como ya llevábamos varias cervezas siendo yo uno de los más inconscientes e irresponsables en cuanto a "si bebes no conduzcas" me ofrecí de voluntario para llevarlo donde hiciera falta. Resulto que se trataba de una casa, más bien chalet a las afueras de la ciudad, donde su novia se había dejado no se qué cosa teniendo el bueno de Alberto que ir a recogerlo. Alberto podía no tener coche por estar en el taller pero Raquel directamente es que no tenía ni coche ni carnet. La casa resultó ser de los padres de Raquel, bueno, más bien de la madre quien al parecer hacía un tiempo que se había separado del marido. Cuando llegamos la puerta estaba abierta puesto que estaban celebrando una barbacoa subiendo Alberto a las habitaciones de arriba para recoger lo que fuera mientras que yo le esperaba en la entrada de la casa. Estando allí esperando apareció ella. Mi pulso se aceleró, mi cabeza me tenía que estar jugando una mala pasada, no podía ser verdad que la madre de Raquel fuera la mujer de las fotos. La reconocí de inmediato como su madre puesto que la había visto antes en un par de ocasiones acompañando a la pareja pero por no haberme fijado demasiado era lo que hacía que no la recordara. Sin embargo, después de haber estado mirando sus fotografías de la orgia durante largo rato tenía su imagen fresca en mi mente a la espera de dar con la persona a quien pertenecían. Creo que ninguna droga que hubiera tomado antes me había dado un subidón tan fuerte como el que experimente en aquel instante.

Al irnos de la casa Alberto me preguntó en varias ocasiones que si me encontraba bien, respondiéndole evidentemente que si, aunque por dentro estaba en estado de shock al no asimilar la dimensión que aquella revelación podía tener. Lo que ocurrió el resto de la tarde realmente no tiene mucha importancia salvo el hecho de que fue a partir del momento en que recupere un poco el control de mi mente cuando me puse a considerar como podía sacarle provecho a aquellas fotografías tan comprometidas. Es importante señalar que la madre de Raquel no era cualquier persona, se trataba de la gerente de una importante empresa muy respetada en los círculos de negocios en los que se movía teniendo cierta relevancia social. Esto hacía aun más valiosas las fotografías puesto que a mayor escándalo mayor tenía que ser el sacrificio a pagar.

Precisamente, poner un precio económico a las fotografías fue una de las primeras posibilidades que me plantee. No obstante, por muy interesante que fuera y por muy considerable que fuera la cantidad que obtuviera, aquella idea la deseche pronto. Aquella bomba de fotografías merecían ser utilizadas en algo mejor que un vil chantaje.

La segunda opción tenía mejor pinta. Cambiar las fotografías por favores sexuales de la madre de Raquel. Es cierto que las prefería un poco más jóvenes, pero no dejaba de tener su encanto poder gozar de aquella mujer tan acostumbrada a mandar a otras personas, con el incentivo de saber que era una viciosa a la que podía pedirle lo que se me pasara por la cabeza sin que fuera algo extraño para ella. Además, para su edad, estaba realmente bien conservada siendo una fruta madura a la que hincarle el diente podría ser realmente una delicia.

Debo de reconocer que esta opción me atraía muchísimo. Sin perder más tiempo comencé a tender mis redes para empezar a conocer más de ella, detalles de su vida y los hábitos que pudiera conocer, muy útiles para saber cuándo sería el mejor momento de actuar. Como es lógico, mi primer paso fue comenzar por mi amigo Alberto. Aprovechando la circunstancia de la visita a la casa comence a hacerle algunas preguntas gracias a las cuales averigüe que ciertamente Mónica, así se llamaba, de vez en cuando organizaba o asistía a fiestas con sus amigos. Al parecer era raro el mes en que no asistía a una de esas fiestas, lo cual, viendo lo bien que lo pasaban, no era de extrañar. También supe que tenía un novio fijo desde hace algún tiempo, alguien de su edad al que conoció en una de esas fiestas, algo que encajaba a la perfección en mi cabeza, el novio sería alguien de las fotos a quien no solo la conoció en una situación así sino que seguía siendo su compañero perfecto para continuar asistiendo a aquellas reuniones. Igualmente pude enterarme de donde trabajaba en la ciudad, aunque muy a menudo debía de viajar por trabajo, lo que me sirvió para seguir adelante con mis planes. De Alberto no era conveniente seguir sacando más información para no levantar muchas sospechas, si lo podía necesitar más adelante era mejor reservarse la baza dejando nuestras conversaciones sobre su suegra como algo anecdótico.

Sabiendo donde vivía y en qué lugar trabajaba, aprovechando todo el tiempo que tenía libre, dedique algún tiempo a espiarla. En esencia controlaba las horas en que entraba y salía de su casa, así como del trabajo, si lo hacía sola o acompañada, si su novio vivía con ella o solo la visitaba de vez en cuando, a qué horas solía estar en casa o paraba en el trabajo para comer. De este "trabajo" descubrí ciertas dotes de detective privado que me hicieron mucha gracia pero, en cuanto a lo importante, lo cierto es que el plan poco a poco iba tomando forma teniendo ya ideadas dos o tres formas de acercarme a esta mujer y obtener aquello que deseaba de ella.

Como último paso decidí que por parte de la hija también podía obtener algún detalle más de la madre que pudiera servir a mi propósito. Así pues, comencé a buscar más situaciones en las que quedar con Alberto y su novia. Esto no fue difícil puesto que era a menudo cuando nos juntábamos la gente del grupo de amigos. Cosa distinta fue acercarme más a Raquel sin levantar sus suspicacias. Sabía que no podía ser tan directo como con Alberto puesto que ella inmediatamente sospecharía de mí. De esta forma lo que empecé haciendo fue ganarme su confianza a través de mostrarte con ella más cercano.

Sin embargo, tal y como me temía, Raquel no iba a ser un hueso fácil de roer para sacarle información. En su cara notaba a veces como me miraba extrañada cuando bromeaba con ella o me mostraba amable, seguramente pensando que era lo que me podía estar pasando con ella para estar así. En ningún momento me dio el más mínimo pie para tomarme confianzas más allá de llevarnos correctamente, incluso un día Alberto me pregunto si me pasaba algo puesto que estaba muy raro, siendo la pregunta, según pude sonsacarle, una consecuencia del malestar de Raquel con mi forma de actuar porque era demasiado cariñoso con ella.

Estaba claro que no hacía ningún progreso por este camino habiendo recopilado ya suficiente información como para poder llevar a cabo mis planes sin necesidad de los cuatro detalles que me pudiera aportar Raquel. Sin embargo, me fastidiaba enormemente no haber conseguido nada de ella. Tenía las fotos de su madre, tenía la posibilidad de chantajearla para obtener a cambio favores sexuales por su parte y la probabilidad de obtenerlos era altísima. Pero no podía quitarme de la cabeza que Raquel me había fastidiado, no por impedirme llevar a cabo lo de su madre, sino por haberme dejado de lado sin poder hacer lo que yo quería con ella. Suena muy infantil y primario, era el llanto de un bebe al que le quitas su chupete pero tiene mil cosas más en su cuna, sin embargo, no podía evitar sentirme así. Después de dos meses de prepararlo todo, teniendo el plan prácticamente listo, me sentía bloqueado por aquel contratiempo sin importancia a efectos de alcanzar mi objetivo.

En aquel momento coincidió que teníamos la boda de un amigo común de Alberto y mío. Debo de reconocer que me encontraba obsesionado con la idea de haber sido dominado por Raquel en mi propio juego. Así pues, dispuesto a tirarlo todo por la borda, el día de la boda cogí un par de fotos de su madre, una en la que salía un primer plano suyo chupando una verga y otra donde estando de pie desnuda la rodeaban 3 hombres también desnudos con sus miembros en la mano y listos para la acción. Realmente no sabía muy bien que iba a hacer con aquellas fotos siendo la opción que más rondaba por mi cabeza la de enseñárselas para amargarle la vida. Lo increíble de aquello era que por mi odio y frustración hacía ella iba a perder una oportunidad única en mi vida para llevar a cabo toda una fantasía. Sabía que no era una buena opción, ni tan siquiera era una opción aceptable, estaba cometiendo un error sin que pudiera evitarlo.

Tras la boda y el sí quiero nos fuimos a la celebración en una finca fuera de la ciudad. El lugar estaba reformada con el fin de dar este tipo de banquetes y reuniones multitudinarias pudiendo, según la ocasión, llevarse a cabo en los jardines exteriores de la caso o bien dentro de la misma, donde además tenían las cocinas y los servicios. Otras estancias simplemente parecían de puro adorno o para llevar a cabo recepciones puesto que eran demasiado ostentosas como para habitarlas y no había ninguna estancia preparada para habitar realmente aquel lugar.

Como es habitual en estas celebraciones, nada más llegar comenzaron con la copa de bienvenida y los canapés. Aunque con la gente y mis amigos me comportaba de una forma bastante normal ingería cervezas a un ritmo algo más alto de lo que acostumbro. Me sentía realmente inquieto, notando como las foto que tenía en el bolsillo interior de mi chaqueta me quemaban acusándome de la equivocación que iba a cometer.

Tras un buen rato de hablar con unos y con otros toco el turno de sentarnos a las mesas. Alberto y Raquel se sentaron en otra mesa distinta a la mía puesto que los novios tuvieron la feliz idea de sentar a los solteros juntos en vez de sentarnos simplemente por afinidad. Quizás en otras circunstancias hubiera agradecido estar en una mesa con mujeres en mi situación para probar suerte a ver si descubría el color de su ropa interior a lo largo de la noche. Lo que ocurre es que aquel día en mi cabeza solo resonaba una idea que me paralizaba para llevar a cabo cualquier otra cosa. Realmente que iba a hacer, abalanzarme hacia ella con las fotos en la mano, enseñárselas sin más, vejarla diciéndole que era como su madre para destrozar su vida, mi amistad con Alberto y el resto de la pandilla y de paso montar un espectáculo en la boda que nos dejara marcados a todos los implicados. Realmente estaba loco si quería llevar a cabo lo que estaba planeando.

Tras la cena llegaron el baile y las copas. En ningún momento había parado de tomar cerveza, vino y copas por lo que, sin estar borracho, sí que me notaba afectado por el alcohol. En un momento de lucidez, intentando olvidarme de las fotografías que llevaba en mi chaqueta, me puse a bailar con otros invitados y, sobre todo, invitadas que con mayor o menor suerte se dejaban arrimar más a mí, quizás pudiera encontrar aquella noche un plan alternativo que, a fin de cuentas, me condujera a retomar el buen camino, aunque eso suene bastante irónico teniendo en cuenta el camino que era. En esto que, acabada la copa que tenía en mi mano, me fui hasta la barra. Mientras que esperaba para pedirme la copa la providencia hizo que Raquel coincidiera conmigo allí. Se notaba que estaba alegre con la fiesta, se lo estaba pasando muy bien. Aquella noche iba realmente guapa. Llevaba puesto un vestido largo de color rojo con estampados. El escote era la parte más llamativa del vestido puesto que consistía en dos tiras anudadas detrás de su nuca que cubrían sus senos abriéndose entre ellos hasta una cuarta más abajo del final de los mismos. De esta forma su espalda quedaba completamente al descubierto en tres cuartas partes de su piel mostrando bronceado brillante sin ninguna marca. Después el vestido se ceñía un poco a su cintura ensanchándose a partir de las caderas para tener total libertad de movimiento con sus piernas que quedaban íntegramente cubiertas. Al final tenía unos lindos zapatos de respetable tacón, de color gris con tiras que de un extremo a otro del zapato cubrían todo el empeine de sus pies, los cuales, para mi sorpresa, iban cubiertos por unas medias aun a pesar del calor que ya hacía, aunque me imagine que sería para evitar que los zapatos nuevos le hicieran daño.

Estando los dos juntos fue ella quien rompió el hielo dirigiéndose a mí ajena a todo lo que por mi cabeza estaba pasando.

Vaya fiesta más genial, verdad?

Si, no está nada mal.

Mal? Si ya he visto como no has perdido el tiempo en acercarte a las solteras y las no tan solteras bailando.

Y quieres saber cuáles de las dos se acercaban más?

Eres incorregible.

Lo siento Raquel, no quería molestarte.

No me ha molestado. Realmente esto me suena más a ti que como te has comportado de un tiempo a esta parte conmigo.

De alguna forma que no alcanzo a comprender, Raquel me estaba dando pie a resarcirme. Por primera vez desde que nos conocíamos se estaba mostrando cercana a mí tratándome como lo haría con un verdadero amigo. El corazón me dio un vuelco pensando en cómo podía sacar provecho de aquella situación.

No entiendo porque te ha molestado tanto que me haya comportado así.

Quizás es porque yo tampoco entiendo porque te has comportado así conmigo.

Estaba claro, aquella era mi oportunidad de llevar a cabo mi venganza, pero no podía ser en medio de toda aquella gente, si quería humillarla tendría que ser en un lugar más apartado donde su reacción ante las fotos solo la viviéramos los dos solos.

Con excusa del ruido que había con la música y que quería sincerarme con ella para explicarle mi comportamiento, en un tono muy personal como si realmente me fuera a confesar ante ella de los pecados de mi vida, conseguí que accediera a acompañarme fuera del salón donde nos encontrábamos, haciéndolo lo más rápido posible y sin llamar demasiado la atención de otros invitados por lo que pudiera pasar.

Al llegar a un cuarto en la planta superior en el que había tres sofás dispuestos en forma de "u" y una mesa de estilo barroco con cuatro sillas a su alrededor de misma inspiración. Nos sentamos en el sofá. La red para Raquel ya estaba tendida, no me importaba que fuera a suceder después, ni tan siquiera que mi plan con su madre se desbaratara, ver la cara de Raquel ante lo que estaba a punto de enseñarle sería mi recompensa estando dispuesto a sacrificar todo lo demás por aquella pueril satisfacción.

Al sentarnos le explique que hacía algún tiempo me enteré de algo que me había afectado mucho siendo por ese motivo que había cambiado mi forma de actuar. La cara de receptividad y comprensión de Raquel era absoluta, parecía que esperaba que le confesara que me habían detectado alguna enfermedad incurable habiéndome convertido en mejor persona por eso. Siguiendo con mi parodia le explique que aquello también le afectaba a ella en gran medida pero que no sabía como contárselo. El cambio entre ser comprensiva a ponerse en guardia respecto de mí fue súbito. Sus facciones se endurecieron irguiendo su cuerpo como si esperara tener que saltar de un momento a otro. Continúe explicándole que tras darle muchas vueltas solo había encontrado el valor para mostrarle de lo que se trataba puesto que era incapaz de decírselo personalmente. La incertidumbre cubría su rostro. Se notaba indecisa pensando en sí debería continuar mi juego animándome a exponerle de que se trataba o si era mejor detenerme para no dejar que aquello fuera a más. Para su desgracia, la opción que eligió fue decirme "de que se trata".

Con gran ceremonia me levante del sofá, me dirigí a la mesa depositando sobre ella las dos fotografías que había escogido poniéndolas boca abajo para que fueran sus propias manos las que revelaran el terrible secreto que escondían. Tras hacer esto, rodee la mesa sentándome justo en frente de donde se colocaría ella para ver de qué se trataba con una inmejorable visión de su cara para observar como el sufrimiento se reflejaría en ella. Le dije que si realmente quería saber de qué se trataba estaba en sus manos el saber la verdad.

El anzuelo estaba tirado y la presa no dudo en picar. Levantándose asustada se dirigió hacia la mesa. Al ver las fotos vueltas se quedó por un segundo paralizara seguramente preguntándose de que se podía tratar. Raquel era una joven normal y corriente a quien no le conocía ningún tipo de hábito raro o extraño. De esta forma cuando alguien te dice que tiene algo que te afecta consistiendo ese algo en unas fotografías resultaba estremecer pensar en que podía ser. Tanto era así que Raquel me pregunto, con la mano a medio camino de las fotos, si se trataba de una broma. Con un gesto de la cabeza le indique que no disponiéndose ella a consumar lo que en adelante sería su tragedia personal.

Al levantar la primera de las fotografías los ojos se le iban a salir de su cuenca. Perecía como si su corazón y sus pulmones se hubieran detenido de repente. Al fijarme en ella observe como arrugaba su barbilla teniendo un espasmo en su mandíbula que hacía que temblara. Sus manos también estaban temblando lo cual no impidió que levantara la segunda fotografía. Al hacerlo se llevo una de sus manos hasta la boca ahogando un gemido de dolor que no llegaba a salir. Su cuerpo entero temblaba preso del desconcierto que la visión de aquellas fotos le producía.

Que es esto?

Creo que está muy claro, Raquel.

No son verdad. No sé qué has hecho ni cómo has arreglado esto pero eres un hijo de puta. Estas fotos no son de verdad.

Si no lo son al menos lo parece. Si quieres podemos llamar a tu madre y preguntarle por ellas o, mejor aún, mañana se las llevamos a ver qué le parecen.

En un arrebato de furia cogió las fotografías rompiéndolas.

De verdad crees que son la única copia que tengo.- Le pregunté.

Ver su mirada entremezclada de pánico y furia era justo la recompensa que estaba esperando. Por fin me había vengado de ella humillándola, hiriéndola en lo más profundo de su ser.

Tengo más copias. Es más, tengo bastante más fotos en las que se ve como tu madre hace cosas que una estirada como tu seguro que jamás se dignaría a hacer.

Todo lo que le sucedía estaba resultando ser demasiado para Raquel. Apoyando sus manos sobre la mesa rompió a llorar mientras que me decía que estas fotos arruinarían la vida de su madre. Impasible le conteste que eso era posible pero que no era culpa mía que aquellas personas las hubieran tomado siendo tan descuidas como para que llegaran hasta mis manos. El sabor de la victoria estaba resultando ser delicioso, incluso excitante. Sin embargo, Raquel, dando un giro que apenas hubiera imaginado, recomponiéndose intentó retomar el control de la situación.

Que es lo que quieres con estas fotografías maldito cabron.

Era tanta la obsesión que me había consumido con humillar a Raquel por su desplante hacia mí que ni por un instante había pensado en que las fotos no solo valían para chantajear a su madre, sino que también valían para chantajear a la hija.

Que es lo que quieres, dinero, algún tipo de favor?

Tanto tiempo pensando en cómo poder crear una oportunidad para aprovecharme de ella y cuando por fin me llegó no fui capaz de darme cuenta.

Eres un sucio bastardo pero las personas tan rastreras como tú tienen un precio. Cuál es el tuyo?

Dios santo! Raquel, todavía en un evidente estado de shock, estaba intentando negociar conmigo una salida para salvar el honor de su madre, el de su familia y el suyo propio. Su coraje era de admiración pero su inocencia la hacía vulnerable. Si tan solo me hubiera dicho que ya sabía qué tipo de fiestas organizaba su madre, si se hubiera montado un farol sobre que no tenía nada que hacer con aquellas fotografías, si tan siquiera hubiera probado a amenazarme con arruinarme la vida si se me ocurría hacer algo con aquellas fotos, quizás hubiera tenido una posibilidad de escapar airosa, pero siendo ella quien me pidió negociar me mostro que no había negociación posible. La había derrotado sin siquiera pretenderlo, ella era ahora mi botín y como tal podía hacer el uso que me propusiera del mismo.

Comprendiendo esta realidad me levante de la silla volviendo a rodear la mesa. Sin darle tiempo a que se diera la vuelta pegue mi cuerpo al suyo moviendo una de mis manos desde su estomago hasta uno de sus pechos el cual comencé a acariciar por encima de la ropa.

Raquel, creo que no entiendes cual es la situación. – Sabía que ella era mía y se lo iba a demostrar.- Creo que a partir de ahora tu y yo nos vamos a hacer amigos muy íntimos.

Sin que se resistiera al ir y venir de mi mano de un pecho a otro acariciándolos Raquel seguía impasible escuchando mis palabras mientras que de nuevo unas lágrimas se derramaron por sus mejillas.

A partir de ahora vas a hacer lo que yo te diga. Más te vale no resistirte, puesto que si lo haces, si me desobedeces respecto de cualquier cosa que te pida o no haces bien lo que te mande, haré que esas fotos lleguen a los amigos de tu familia, a la gente del trabajo y a los círculos en los que se relaciona tu madre. Me estas entendiendo?

Raquel permanecía en silencio superada por la situación que estaba sufriendo. Entendí que si no decía nada ni impedía que estuviera magreando sus pechos era porque la tenía a mi completa merced. No comprendía cómo era posible que nos encontráramos así pero no sería yo el que desaprovechara esta oportunidad de someterla, era como un sueño hecho realidad que iba a disfrutar y alargar tanto como pudiera.

Ansioso como un crio por abrir sus regalos el día de su cumpleaños, por la espalda empuje a Raquel hasta que quedó echada sobre la mesa con los pies apoyados en el suelo. Como había visto en tantos reportajes de policías americanos en las detenciones, usando mis propias piernas separe las suyas hasta que formaron un triangulo lo suficientemente amplio como para que yo me pudiera meter debajo alcanzando su vértice. Poniéndome de cuclillas agarre cada uno de sus tobillos con una de mis manos comenzando la ascensión por sus piernas acariciándolas al tiempo que iba subiéndole la falda. La sensación era electrizante. Anteriormente había visto sus preciosas piernas desnudas, en parte por algunas de las minifaldas que usaba Raquel pero sobre todo de verla en bikini en la playa, pero esto resultaba especial. Estaba descubriendo intimidades que solo estaban reservadas para ella misma y para mi amigo Alberto. Qué tipo de medias utilizaba? Tanga o braguita? De qué color era la ropa interior? Pensar todo eso, sumado al tacto de sus medias y al contorno de sus piernas una vez alcanzada la rodilla me tenía a mil. Notaba como mi verga, ya en buen estado desde que había sobado sus pechos, estaba deseando unirse al juego, aunque todavía no había llegado su turno.

Superadas las rodillas me entro un escalofrío al pensar en lo poco que faltaba para alcanzar la cima. Mis manos temblaban de la excitación. A media pierna note los encajes de la media, eran de esas medias con silicona que hacía innecesario el ligero, lo cual me encantaba al pensar en cómo podría acceder a su entrepierna sin dificultad alguna.

Continuando con la ascensión finalmente alcance sus glúteos, momento que aproveche para tirarle sobre la espalda su falda de forma en que no me molestara para observar tan increíble espectáculo. Me aleje de ella un par de pasos observando desde sus pies hasta su culo lo deliciosa que Raquel estaba. Al llevar un tanga de color rojo estaba viendo por primera vez más de ella de lo que nunca había visto, confirmándose que su culo perfectamente era de los que se podía presentar a un concurso para ganarlo. Era firme, sin estrías y aun no se había caído ni lo más mínimo. Daba gusto ver lo bien que se cuidaba. No pude evitar que mi primera reacción al volver a acercarme a ella fuera darle una buena palmada en una de sus nalgas.

Raquel se llevo un buen sobresalto pero no dijo absolutamente nada. Desde su nalga traslade la mano hasta su entrepierna acariciando su sexo por encima del tanga. Estaba seguro de que Raquel me estaba odiando con todas sus fuerzas no gustándole en nada verse sometida y ultrajada por mí, pero su cuerpo no podía evitar comenzar a excitarse con mis caricias, tal y como empezaba a comprobar por las manchas húmedas que aparecieron en el tanga. Rápidamente eche a un lado la tira del tanga dejando al descubierto sus labios y su ano. Tenía los pelos recortados pero se podían ver a lo largo de toda su superficie. Los labios estaban perfectamente formados de tal manera en que había que separar los labios mayores con las manos para poder ver los menores. Por su parte, el ano lo tenía muy oscurecido con respecto del resto de su piel. Por Alberto sabía que ella tenía virgen aquella parte de su cuerpo por cuanto le parecía una asquerosidad dejarse penetrar por ahí al tiempo que le daba mucho reparo sufrir el menor dolor por hacerlo.

Con un dedo continúe recorriendo la superficie de sus labios vaginales, estirándolos para ver el color rosado que tenía su vagina. Excitado completamente utilice también mi otra mano para terminar de abrir sus labios hasta que finalmente en un movimiento pausado recorrí de abajo a arriba toda su concha con mi lengua. Que sabor más delicioso y que textura tan suave. Apenas a unos centímetros de volver a alcanzar con mi lengua aquel manjar estaba saboreando todo el sabor que el cuerpo de Raquel me ofrecía. Aun a pesar del sobresalto inevitable que le causó el sentir mi lengua sobre su cuerpo y de la enorme frustración que podía sentir en ella, su cuerpo delataba la excitación que experimentaba aun a pesar de todo lo que sufría. Sus fluidos vaginales, que ya antes de la pasada de mi lengua habían hecho acto de presencia, ahora se hacían más evidentes a mi vista al poder contemplar el cómo iban saliendo del interior de su cuerpo.

Rompiendo por un momento con la magia de aquel instante, dándole la vuelta, le hice tumbarse boca arriba sobre la mesa de tal forma que sus caderas quedaran al filo de la mesa, justo donde me situé al sentarme en una silla. En esta postura de nuevo eche el vestido por encima suyo dejándola otra vez al descubierto de cintura para abajo. Al separar sus piernas tenía una inmejorable visión del precioso tanga rojo que llevaba Raquel, siendo transparente con encajes que dejaba entrever los pelos del pubis que aun permanecían en su cuerpo sin depilar.

Al apartar el tanga para dejar su concha al descubierto comprobé como seguía bien mojada. Con un par de dedos acaricie sus labios mayores trazando pequeños círculos que poco a poco iban separando sus labios. Tanto cuando trazaba los círculos sobre su clítoris como sobre la entrada a su vagina notaba como su cuerpo se tensaba y destensaba según la cercanía de las caricias a sus centros erógenos. Finalmente, ambos dedos comenzaron a profundizar en su interior lentamente. Notaba la calidez de su cuerpo y la humedad de sus paredes vaginales al separar y juntar los dedos dentro de su vagina mientras que se introducen tanto como podían en Raquel.

Debía de ser horrible disfrutar en parte mientras que otra persona te humillaba de esta forma pero era evidente que su cuerpo estaba entregado a mis haceres como su mente lo estaba a odiarme infinitamente. Las manos de Raquel se agarraban a la mesa fuertemente mezcla del placer y frustración que chocaban en su interior. Sus lágrimas se confundían con ahogados gemidos que se escapaban con la fricción de mis dedos entrando y saliendo de su vagina.

El placer que Raquel sentía estaba ganando terreno al sufrimiento toda vez que no oía más el llanto ahogado que acompañaba a mis primeras caricias, mientras que los gemidos de placer cada vez se volvían más notorios ante las fricciones que mis dedos causaban en su clítoris o a lo largo de toda la superficie de su vagina. De la misma forma, al introducirle un dedo por completo dentro de su cuerpo veía como sus nalgas se tensaban y destensaban al tiempo que un rumor se escapaba de su boca. Ese mismo dedo repitió la misma operación pero penetrándola en el orificio posterior. Sin embargo, nada más sentir la punta del dedo apoyándose en la entrada del ano, Raquel inmediatamente tenso los músculos de aquella zona dificultando así la entrada del dedo. Estaba claro que la rendición de aquella parte de su anatomía debería tomarla en otra ocasión con más calma. Sin embargo, para que no malinterpretara una pronta retirada como una posibilidad de evitar mis caprichos no solo no retire el dedo sino que aun a pesar de la resistencia que encontraba introduje por completo el dedo dentro de su culo. Su dolor se hizo evidente debiendo de darle un par de palmadas en su trasero para que dejare de moverse tanto ante la incomodidad que le producía el tener un intruso en sus entrañas. Finalmente, cuando por una parte Raquel dejó de moverse aceptando que no iba a sacer el dedo hasta que me placiera y por otra note como su esfinter se relajaba buscando adaptarse a su nueva situación, decidí que era el momento de abandonar aquella zona que tantos placeres me depararía para otra ocasión en que las circunstancias fueran más favorables para tomar el tiempo debido.

Levantándome de la silla le pedí que hiciera lo propio acompañándome a uno de los sofás que había en la estancia. Una vez que nos pusimos junto al sofá mire su preciosa cara en la que veía lo que interpretaba como un gesto de resignación ante su situación, aunque tras todo lo que nos ha pasado que pobre iluso me doy cuenta que fui entonces ahora mientras que escribo estas líneas. Sujetando con una mano su barbilla me permití el lujo de darle un beso en los labios. Como era de esperar, ella no me respondía a mi beso pero con mi lengua en su boca no le daba lugar a que permaneciera impasible sometiéndola una vez más a hacer que me respondiera con sus labios a los míos.

Al separar nuestras bocas le dije que ya no la iba a molestar mucho más aquella noche pero que después de haberla visto y haber hecho que su cuerpo gozara yo también quería lo mismo. Con el ceño fruncido Raquel me miraba pensando a que se vería sometida en esta ocasión. No obstante, el tomar completamente su cuerpo requería de más tiempo para que pudiera disfrutar el momento, así que simplemente le dije que debía de sentarle en el sofá y mamarme la verga hasta que me corriera. Su cara de asco no me dejo lugar a la duda de la total repulsión que le causaba la sola idea de lo que le había ordenado que hiciera. Sin embargo, para animarla y dejarle aun más clara cuál era su situación cogiéndola por la nuca con una mano le susurre al oído:

-Recuerda que no tienes opción. No acepto un no por respuesta, ni tan siquiera quiero que me repliques cuando te quiero hacer algo o te pido que lo hagas, entiendes?

  • Si claro que lo entiendo. – Me replico Raquel.

  • Entonces no se puede repetir lo de tu culo.

  • A que te refieres?

  • Cuando he metido un dedo por tu culo lo has apretado muy fuerte para no dejarme entrar.

  • Eres imbécil o qué? No lo he hecho a posta. Nunca antes me habían tocado como tú lo has hecho y mucho menos ahí. Me has hecho polvo y todavía me duele.

  • No es excusa, si te duele o te molesta te aguantas y me dejas hacer, que meterte un dedo no era para tanto, sobre todo si te hubieras relajado.

  • Por favor, no tienes por qué hacerme esto, te puedo dar mucho dinero y no se lo diré nunca a nadie, te lo juro.

  • Ya te he dicho que eso no me interesa. Vamos a terminar esto por hoy. – Al tiempo de decir esto me bajaba la cremallera del pantalón sacando mi verga dura y ansiosa de acción desde el inicio. – Pero para que me demuestres que has entendido bien lo que te he dicho no solo me la vas a chupar sino que además me voy a correr en tu boca y te vas a tragar toda la leche que salga.

  • Yo no voy a hacer eso, seguro que vomito.

  • No voy a perder el tiempo con esto. Ya te he dicho que no quiero tonterías.- Este era el momento de la verdad, a partir de aquí sabría si cedería en todo o no.- O haces lo que te digo o me voy ahora mismo de aquí y ya mañana veras las consecuencias de tus decisiones.

  • No es justo.

  • Que más da que no lo sea, ahora se trata de si haces lo que te digo o no. Si lo haces hare contigo lo que quiera cuando quiera pero para ti y tu madre todo seguirá igual con el resto del mundo. Si no lo haces o me dices lo más mínimo o me vuelves a contradecir la gente sabrá como es realmente tu madre porque me encargare de que vean todas su fotos.

  • No por favor, eso no.

  • Entonces?

Ya no hizo falta que dijéramos nada más. Raquel había tomado su decisión y sin más dilaciones me demostró cual había sido cogiendo con su mano mi verga mientras que tomaba asiento en el sofá. Con firme determinación dirigió mi falo hacia su boca introduciendo el glande dentro de ella. Sin mover ni hacia delante ni hacia detrás su cabeza Raquel comenzó a succionar la verga pasando su lengua una y otra vez por toda la superficie que había introducido en su boca.

Asiéndome de mis nalgas con ambas manos comenzó a meter y sacar en su boca tanto como podía de mi verga haciéndome gozar de una forma increíble. En un momento que paro para coger aire levante mi verga hacia el techo invitándola a que lamiera todo el cuerpo del miembro, invitación que Raquel acepto resignada a hacer todo lo que le "sugiriera". Pero como no quería que nos demorásemos más de la cuenta no fuera a ser que nos echaran en falta y nos buscaran nuevamente enfile el miembro dentro de su boca cogiendo una de sus manos para que ayudara a su boca a terminar el trabajo. La combinación fue perfecta, evidentemente toda la excitación que había tenido desde que le enseñe las fotografías había ayudado y mucho pero no voy a quitarle ningún merito a Raquel quien me demostraba sus muchas habilidades en el sexo oral.

Tal y como le ordene no se apartó cuando era evidente que mi orgasmo era inminente. Una copiosa corrida pronto inundo su cavidad bucal retirando de ella mi verga únicamente cuando note que todos los restos de mi corrida ya habían sido expulsados. Al desconectar mi cuerpo del de Raquel me senté a su lado recordándole que no debía de echar fuera nada para no disgustarme puesto que en las lágrimas que se le derramaban desde sus preciosos ojos se evidenciaba el sufrimiento y repugnancia que mis actos le causaban. Finalmente, terminó tragándose todo el regalo que le había hecho señalándome lo cerdo que era por obligarla a hacer cosas como aquella.

Raquel, esto solo va a ser el principio.

Que quieres decir con eso.

De ahora en adelante seguirás haciendo tu vida con normalidad pero te voy a pedir una serie de pequeños cambios.

A que te refieres con pequeños cambios?

De ahora en adelante quiero que no seas tan suspicaz conmigo, quiero que nuestra relación sea más cercana pero sin dejar de lado tu relación con Alberto. Solo debes de ser mejor amiga mía.

Solo eso.

Claro, eso solo de cara a la gente.

Solo de cara a la gente? Que quieres decir con eso?

Bueno, cuando estemos con otras personas cerca seremos simplemente buenos amigos, pero

Pero, qué?

Cuando estemos solos tú seguirás dejándome usarte a mi gusto, con discreción pero de forma incondicional.

Y ya está? Pretendes usarme como tu prostituta para cuando quieras sin que yo pueda hacer nada.

Tienes que entender la situación, yo no tengo la culpa de que esas fotos llegaran a mis manos ni de que tanto daño os puedan hacer.

No puedes hacerme esto. No puedes tenerme para siempre haciéndome lo que quieras.

Querida Raquel, no pretendo tenerte el resto de tu vida en esta situación, solo va a ser durante algún tiempo. Será más fácil si te dejas llevar y haces lo que te pida.

Eres un cerdo asqueroso.

Bueno, como no dices nada aparte de insultarme creo que ya sabes cuál es tu situación a partir de ahora, harás lo que te pida cuando te lo pida. Estamos de acuerdo? – Por un momento Raquel estaba completamente callada.

Estamos de acuerdo o no? Recuerda que no consentiré más tonterías por tu parte.

Estamos de acuerdo.- Por fin Raquel se rindió a mi asumiendo cual sería su situación en adelante.

Entonces antes de bajar con el resto de invitados quiero que me des un beso.

Raquel se acerco a mí juntando su boca con la mía con toda la pasión que la vez anterior había faltado. Fueron solo unos segundos pero los suficientes para colmar todos mis deseos y llenar mis fantasías solo con el nombre de Raquel. Al separarnos le dije que era mejor que fuera directamente al baño por si tenía que acicalarse mientras que yo fui directo a la barra a por una copa.

Al bajar Raquel se fue directamente junto con Alberto sin que pareciera que hubiera nada anormal entre ambos, la primera prueba de fuego la habíamos pasado correctamente. El resto de la noche no tuvo nada más de especial. Mucho alcohol, muchas fotos y risas, algún baile y todos los presente muy contentos, claro está, todos menos una persona que aunque trataba de comportarse normal cualquiera que se fijara en Raquel podía ver como de tanto en tanto sus pensamientos la llevaban muy lejos de donde su cuerpo estaba, aunque realmente no era tan lejos, era tan solo a una habitación que había en la planta superior de aquella casa o quizás si estaba realmente lejos, lejos en el tiempo pensando en que tipo de nuevas vejaciones pudiera obligarla a hacer. No obstante, lejos de mi imaginación estaba el pensar que ya en esos instantes estaba fraguándose en su mente un camino que cambiaría radicalmente la vida de todos los que nos veíamos ahora involucrados en esta historia.

Al despedirnos Alberto me dijo que tenía mala suerte puesto que era la primera vez que me veía fallar en una boda al volverme solo a casa, pobre ingenuo que no podía ni imaginarse cuan equivocado estaba y cuan de cerca le afectaba tal equivocación.

La despedida de Raquel fue seca, nos dimos dos besos y le dije que ya tendría noticias mías dándole un pellizco en el culo justo antes de que se separara de mi teniendo cuidado de no haber miradas indiscretas que lo vieran.

Tal y como le había dicho a Raquel esto solo era el comienzo puesto que tenía en mente usar el cuerpo de la novia de mi amigo de mil formas distintas. Sin embargo, mucho habría que contar sobre lo que nos sucedió después y de cómo terminó la historia para mí y para ella puesto que aun me cuesta comprender como he acabado donde estoy y por que ha pasado lo que nos ha pasado.